domingo, 31 de octubre de 2010

MINERÍA PREHISTORICA EN ASTURIAS


Esta noticia data del 2.006.

La campaña arqueológica del pasado otoño en las minas de cobre del Aramo ha propiciado el hallazgo de un yacimiento hasta ahora desconocido. Se trata de un sector minero intacto desde hace unos 4.000 años y en el que aún se pueden observar las bóvedas y pilares de sujeción construidos por mineros prehistóricos para extraer el mineral de cobre.
La campaña fue realizada bajo el auspicio de la Consejería de Cultura por un equipo dirigido por el profesor de la Universidad de Oviedo Miguel Angel de Blas y el ingeniero de Minas Manuel Suárez Fernández con la colaboración de la empresa Sadim, especializada en topografía minera.
Es la primera vez que se realiza un análisis, paso a paso, de todo el complejo minero prehistórico del Aramo y ello ha dado como resultado el reconocimiento de espacios mineros nuevos para la investigación y pequeñas minas prehistóricas que permanecen intactas. Todo ello, según De Blas "es una gran novedad" y convierte a la zona en "un ejemplo de lo que es la minería prehistórica a escala continental".
Lo más llamativo, según estos expertos, es que hay áreas en las que se pueden contemplar las bóvedas abiertas por los mineros para buscar los filones de cobre hechos entre 4.500 y 3.500 años antes de ahora. Además, se han encontrado vestigios instrumentales, "una colección excepcional" , dice De Blas, constituida por útiles de asta de ciervo, corzo y cabra, así como mazos de piedra, todo ello usado por los mineros prehistóricos y ya trasladados a la Universidad.

UN MODELO EN EUROPA
A esto hay que unir el hallazgo de todo el escenario, tal y como lo dejaron estos trabajadores. Un espacio subterráneo con todas las huellas de distintas labores y el movimiento de tierras realizado: peldaños, anclajes de seguridad en la roca para pasar cuerdas; sistemas de ingeniería para facilitar el transporte de material... Todo esto, y el análisis de los filones les dirá a los investigadores cómo funcionaba una mina de hace 4.000 años.
"Podremos reconstruir hasta las posturas de los trabajadores al extraer el mineral", dice De Blas, que añade que son muy pocas las minas prehistóricas subterráneas de cobre que hay en Europa: la de Herrault (Francia) y casos aislados en Irlanda, norte de Italia y Austria, pero en muchos casos son simples pozos "y no una mina de la complejidad de ésta", añade el profesor, que apunta que este descubrimiento tiene, por tanto, "una enorme importancia científica" y convierte esta zona de Riosa en "uno de los lugares más interesantes de la minería prehistórica de Europa, y el más notable de la Península Ibérica".
Además, en el Aramo se encontraron hace tiempo esqueletos de algunos de estos mineros, algo que no ocurre en el resto de los yacimientos conocidos, por lo que De Blas opina que el Aramo "puede ser un modelo, a escala continental, de la minería prehistórica del cobre".

archivo.lavozdeasturias.es

sábado, 30 de octubre de 2010

LA MINA DE ARANCÉS


El hallazgo de una prueba documental que certifica una antigüedad de la mina de Arnao superior en 300 años a la que se le estimaba hasta ahora (siglo XIX) es, en palabras de quienes luchan por preservar la memoria industrial de la comarca, «una magnífica noticia». Así lo creen porque, como dice el historiador Juan Carlos de la Madrid, «aumentará el interés por la mina, lo que unido a los planes en marcha para su aprovechamiento turístico y cultural viene a dar mayor seguridad de conservación para el conjunto industrial de Arnao».

Una simple carta escrita en 1591 por el fraile natural de Naveces Agustín Montero al entonces rey de España Felipe II es la causante de las buenas nuevas. El documento, durante años olvidado en un archivo del Ministerio de Cultura, certifica que los orígenes de la explotación carbonífera de Arnao datan del siglo XVI, dos décadas antes de que el monarca autorizase las explotaciones hulleras de Arenas y Hornaguera, en el actual concejo de Siero. Eso convierte la mina de Arnao en la más vieja de Asturias, pero el arqueólogo Iván Muñiz, descubridor de la carta de marras junto a su socio de investigaciones Alejandro García Álvarez, amplía el radio y afirma que, salvo prueba en contra, el yacimiento puede ser considerado el más antiguo de la Península.

El concejal de Hacienda y Patrimonio de Castrillón, Ramón Campo, no duda en asegurar que la datación de la mina en el siglo XVI es «la guinda del pastel» que el Ayuntamiento castrillonense tiene desde hace meses en el horno: un plan para rehabilitar la bocamina, parte de la caña del pozo y algunos metros de galería (los que están por encima del nivel del mar) de modo que los futuros visitantes del complejo puedan revivir en sus carnes lo que sentían los mineros cuando bajaban al tajo. «La extrema antigüedad de la mina es un plus que convierte a Arnao en el santuario de la minería hullera española», afirmó el concejal.

Las novedades en relación a la edad de la mina también han suscitado cierta controversia sobre si fue antes Arnao o Arancés, lugares que apenas distan tres kilómetros, y que tienen como denominador común su pasado minero. El párroco de Miranda, otro aficionado a bucear en la historia de la comarca, ya publicó en estas mismas páginas un revelador artículo donde se daba cuenta de que la actividad minera en Arancés, impulsada por fray Agustín Montero, tuvo su origen en 1569 (de modo que habría sido anterior a la de Arnao). Y es cierto que la mina de Arancés es anterior a la de Arnao, admite Iván Muñiz, pero el investigador apunta un nuevo dato que pone en duda el carácter hullero del yacimiento de Arancés.

«En la carta que encontramos en Madrid, fray Agustín Montero explica al rey Felipe II que está explotando minas con su licencia en Arancés y añade que ha encontrado en Arnao una veta de piedra negra de la que, tras practicarle varias pruebas, no obtiene metal alguno de los conocidos por las ordenanzas mineras de la época. Es decir, fuese lo que fuese lo que se extraía en Arancés en el siglo XVI -pudiese ser cobre, hierro u otro mineral- no podía haber sido carbón, pues no constaba en las ordenanzas reales. El carbón era lo que contenía la veta de Arnao», razona el arqueólogo.

Feito no polemiza al respecto, entre otras cosas porque aún no ha tenido acceso a la nueva documentación que ahora ve la luz, pero sugiere que no se desdeñe la posibilidad de ampliar el «eje de interés minero» de Castrillón a la localidad de Arancés, «indudablemente interesante» a su juicio por el hecho de haber sido el primer lugar de Castrillón (que se pueda probar al menos) donde se explotó una mina con visión comercial.

La ampliación del radio de influencia del proyecto turístico-minero de Arnao es la ambición de historiadores como Juan Carlos de la Madrid, quien ve la mina como la primera parada de un recorrido que podría llevar al visitante al Puerto que un día fue centro neurálgico del comercio de la sal (Avilés) o a los terrenos donde a mediados del siglo pasado se levantó la mayor industria siderúrgica española (Ensidesa). «Y todo ello puede hacerse siguiendo el trazado del viejo ferrocarril de la Real Compañía y disfrutando de paisajes únicos al lado del Cantábrico», enfatiza De la Madrid.

Asimismo, cabría resaltar en el futuro la figura del fray carmelita castrillonense Agustín Montero, un religioso de talante inquieto que además de los descubrimientos mineros en su propio concejo fue el artífice en 1587 del descubrimiento de una mina de cobre en Cabrales. El fraile, además, actuó como un empresario visionario que supo poner al servicio de la corona las explotaciones mineras. En el caso de la de Arnao, las primeras toneladas que salieron de las entrañas de la tierra acabaron en Lisboa, a donde se enviaron a bordo de barcos que eran cargados en el entonces pujante puerto de Avilés.

«La utilidad del carbón mineral en Asturias era nula en el siglo XVI, de hecho hasta fray Agustín Montero le deja caer al rey en la carta que ahora hemos hallado que le deje explotar la mina no ya tanto por el carbón sino porque en el curso de la explotación pudiera hallarse algún otro mineral más valioso. Y no era de utilidad porque en la época el carbón por antonomasia era el vegetal, obtenido como derivado de una madera que se obtenía con facilidad en los frondosos bosques que abundaban en Asturias», explica Muñiz.

Es decir, el fraile era consciente de la novedad del mineral que había descubierto y de las limitaciones de su uso en Asturias (ya fuera porque los herreros de la época carecían de conocimientos para sacarle rendimiento o porque era más barato conseguir carbón vegetal). Por eso propuso exportarlo por mar a Lisboa, una ciudad que importaba ese producto de Flandes e Inglaterra. No hay constancia de que la ruta carbonífera a tierras portuguesas fuese una actividad próspera, pero sí de la continuidad de la mina de Arnao, citada por Jovellanos como «explotación a cielo abierto». Y así fue hasta que en 1833 inversores belgas le dieron un vuelco a la historia al decidir abrir en Arnao el primer pozo vertical de la minería asturiana. Pero esa parte de la historia ya es sobradamente conocida.

www.lne.es

jueves, 28 de octubre de 2010

EL MAÍZ EN LA ALIMENTACIÓN CAMPESINA


A finales del siglo XVI llegó al puerto de Tapia de Casariego el primer cargamento de maíz procedente de América; la primera cosecha de este grano, que tanta importancia tendría para la mesa y la economía de muchas partes de España, se logró en Asturias en 1605. Desde esta fecha los campesinos asturianos no han parado de cultivarlo y poco a poco la alimentación se fue modificando y los platos típicos se completaron con los que tenían a la harina de maíz como principal ingrediente.

El pan de maíz era el alimento base de todas las comidas ya sea intriyado con leche o caldo. El campesino consumía harina de maíz de todas las formas: pan, farrapas, boroña, torta...
Se conoce un dicho que habla de la monotonía de la dieta:


Por las mañanas fariñas
Al mediodía rapón,
A la noche mangarao
Estas tres comidas son.

FARRAPAS

También fariñas, fariñes, farrapes y papas, según las zonas. Son las pulientas, polendas, jarrapas o gachas de otras regiones. Es harina de maíz cocida con agua y mojada con leche.
Ingredientes: 4 personas
400 gr de harina de maíz, tostada ligeramente para darle un gusto más agradable, muy fina y recién molida (así evitamos su rápida oxidación).
Agua fría

2 litros de agua hirviendo.
Un poco de leche caliente.
1 cucharada de mantequilla.
Sal
Preparación:

En un pote amplio (lebrillo) se pone la harina y se deshace con el agua fría, operación que se efectuará con el auxilio de una espátula de madera o batidor, hasta conseguir un puré de espesa consistencia.
Dispóngase encima de la lumbre una cacerola con el agua hirviendo y se le va echando la harina de maíz que previamente hemos desleído, sin cesar de remover insistentemente con objeto de que las fariñas resulten finas. Déjese cocer muy suavemente por espacio de una hora y media, pero sin olvidarse de removerlas frecuentemente. Un cuarto de hora antes de darse por terminada su cocción, y teniendo en cuenta que habrán espesado en demasía, se echa la leche caliente; la sal y la mantequilla se incorporan, también, a la composición.
Otra forma: Se pone litro y medio de agua en un pote, cuando esté templada se añade la harina, 10-12 cucharadas y cucharada pequeña de sal o algo menos. Al principio se debe trabajar muy bien para que no salgan grumos y después lentamente para ir cociéndolas despacio y durante mucho tiempo, casi una hora. Las fariñas tienen que cocerse bien para que logren su punto.
Ya cocidas se pasan para platos, se dejan reposar unos momentos y se toman templadas o frías acompañadas de leche. Tradicionalmente se comen las fariñas o farrapas, tomándose cucharadas de ellas y remojándolas a continuación en el tazón de la leche, donde se empapan. Otro sistema consiste en poner las fariñas en platos soperos, sin llegar al borde para poder echar leche al plato y aclarar dichas fariñas al gusto de cada uno. También se pueden tomar con azúcar y mantequilla todo mezclado. O se hacía un agujero en el medio donde se ponía manteca.
Para darles un punto más delicado, al final de la cocción, se les puede añadir una buena cucharada de manteca de vaca. En algunos lugares las preparan con agua y leche, incluso con yemas de huevo; también con harinas mezcladas de maíz, trigo, escanda o centeno; pero las auténticas son de maíz, aunque es de suponer que en el pasado se preparaban con escanda o centén.
Una cena del pasado, en Asturias, consistía en un plato de caldo de pote del mediodía y detrás fariñas con leche. Todo ello de muy buena calidad.
Si quedan de un día para otro se suelen tomar pasadas por la sartén, fritas con un poco de grasa.
En algunos lugares se preparaban farrapas con patata y verdura (gurupo). Se calienta el calado y se va añadiendo la harina de maíz

BOROÑA

Al pan de maíz se le llama boroña en el norte de España. Plato popularísimo en Asturias que poco a poco fue desapareciendo por la entrada del trigo. Es necesario rescatarla del olvido y celebrar jornadas gastronómicas en torno a ella.
Su calidad depende de la de la harina. El moler bien el maíz es un arte que tienen algunos molinos y molineros que no se debe olvidar.
La masa y la cocción se hace de la misma forma que el boronchu. La cantidad de harina depende del tamaño que se desee par la boroña.
Se amasa la harina de maíz con un poco de sal y agua y se deja reposar, tapada con un paño húmedo, durante unas 8 horas hasta que fermente.
Se ponen hojas de col abiertas en un molde y se vierte la masa dentro, se cubre con hojas y se cuece al horno durante 1 ½ horas aproximadamente. Aunque no tiene la misma consistencia que el pan de trigo, en algunos lugares es muy apreciado para acompañar determinados platos
El pan de boroña dura perfectamente unos cuantos días.

molinosarbon.galeon.com

miércoles, 27 de octubre de 2010

APAREJOS DE LAS CABALLERÍAS - ARREOS -

Cabezada:
Correaje que ceñía la cabeza de una caballería. Consta de frontalera, anteojeras (en este caso se denomina bridón, para que no pudieran mirar los animales ni para atrás ni para los lados), muserola, bocada o freno (rastrillo o brida de la cabezada que se colocaba por debajo de la boca de la caballería. En algunos casos llevaba una serreta de hierro, con dientes, que hacía obedecer al animal con más prontitud), ahogadero o picadura.

Cabresto, riendas:
Ramal que se ataba a la cabeza de la caballería para dirigirla o conducirla.

Bozo, cesto:
Especie de semiesfera de alambre entretejida que se colocaba en el morro de los animales para impedir que comieran a destiempo.

Comedero, morral, bozal:
Especie de talega corta, de lona, en la que se llevaba el pienso de los animales y que, a la hora de comer, se les colgaba al cuello haciendo la función de pesebre. También se les ponían alas vacas.

Barriguera:
Correa que pasaba por debajo de la barriga de la caballería y llegaba hasta las varas del carro.

Cincha:
Arreo de lona que pasaba por debajo de la barriga del animal y sujetaba la manta y la silla.

Collera:
Especie de collar de cuero o lona relleno de paja que se colocaba en el cuello de las caballerías. Por los lados tiene unas sujeciones para enganchar los tirantes del tiro.

Retranca, grupera:
Correa ancha, a modo de ataharre, que llevaban las bestias de tiro enganchada a la silla. Cubría la parte trasera del animal, de donde salían dos cadenas (una por cada lado) que se enganchaban a las varas del carro.

Cubierta, sudadera:
Manta de lana de oveja, a cuadros y tejida en un batán, que se colocaba sobre el lomo de las caballerías para evitar el roce de los arreos, el frío, o para recoger el sudor.

Albarda o albardón:
Parte principal del aparejo de la caballería. Sobre el lomo y así la carga se apoya sobre ella y no le moleste. De sujeta con la cincha al cuerpo del animal. Consta de dos arzones almohadillados. Por la parte trasera va unida a la retranca para que no se deslice hacia delante. Adelante

Parihuelas:
Apero de madera con forma para que se adapte a la albarda, se abre con unas bisagras en la parte inferior y si poder cargar el segao, después se sujeta por su parte superior con unas cuerdas.

Tirantes. Balancín.
El balancín es trozo de madera con enganches de hierro en los extremos para unirlos a los tirantes del tiro; y en su parte central, por el lado contrario, se une al apero que se arrastra.
Los tirantes son dos cuerdas que unen la collera del animal con el balancín.
Serón, Banastra, cesta, cesto de baniellas para burrro
Cesta de diferentes formas para cargar diversos materiales, Se coloca sobre la
albarda

Sillín, silletín :
Arreo que se colocaba sobre el lomo de la caballería donde se acoplaban otros atalajes.

asturias.grao.net

martes, 26 de octubre de 2010

EL COMER EN ASTURIAS


Si bien es cierto que la cocina asturiana ha sabido transmitirse generación tras generación, también lo es el que la gastronomía asturiana carezca de tradición hasta época muy reciente, ya que no existen apenas escritos que nos muestren que comían los asturianos, y los pocos relatos que se conservan se encuentran en textos de naturaleza muy distinta a la gastronómica. Hay que tener presente que el Principado de Asturias tiene dos características que quedan reflejadas en las costumbres culinarias, por un lado posee costas en el Mar Cantábrico lo que le proporciona abundantes elementos marinos (pescados, mariscos) y por otro lado posee una Cordillera Cantábrica con profundos valles en los que crece en semi-libertad la ganadería, dando lugar a carne y a leche de características autóctonas (como la vaca casina).

Pan-
Entre las especialidades relaccionadas con la harina de maíz encontramos la boroña (hogaza redonda de pan duro hecho a base de harina de maíz), las fariñes, farrapes o papas (gachas), el rapa (especie de boroña en cuya masa se meten trozos de tocino), el neno, la pegarata (especie de empanada rellena de chorizo, jamón y huevo cocido), los tortos que son pequeñas tortas de maíz doradas en sartén, los formigos, es muy tradicional el pan de escanda (la escanda es un cereal endémico de Asturias de grano duro y prieto), los famosos bollos preñaos (bollos de pan con un chorizo en su interior) y otros muchos. Otros preparados de harina que se emplean en los postres asturianos son los frisuelos (una especie de crêpe). También es tradicional la llamada boroña, un pan hecho con harina de maíz.

Frutas y Hortalizas-
De ellas la más conocida y la que participa en diferentes platos tradicionales es la faba (haba, de la familia Fabaceae) que se puede preparar como fabada asturiana, fabes con amasueles, etc. Además están el pote asturiano (especie de cocido con fabes y diversos embutidos en un pote), los nabos que conforman el pote nabos típico plato invernal de las aldeas asturianas, más humilde es el pote de castañas, las vainas (judías verdes) y los arbeyos (guisantes), las patatas, pimiento, coliflor, las castañas, etc. De los abundantes bosques cabe destacar como elemento culinario las setas silvestres: senderuelas, seta de cardo, lepiotas, etc.
En el terreno de las frutas la más importante es la manzana (elemento imprescindible para la elaboración de la sidra) y que se hace con manzanas autóctonas, las cerezas, existen las fresas, los figos miguelinos (higo) y en la categoría de frutos secos se tienen las castañas, las nueces, las ablanes (avellanas).


Pescados y mariscos-
La posesión de la costa en el Mar Cantábrico y la tradición marinera de muchos pueblos asturianos provee a la región de una buena materia prima y de variados platos, como son: las sopas de pescado y de marisco, el besugo a la espalda, besugo a la chopa (xarágu), el pixín (rape), la merluza o la chopa a la sidra, la ventresca de bonito asada, el rollo de bonito y, por encima de todo, la caldereta, guiso hecho con diversos pescados y mariscos. También se elaboran platos con la lubina, el tiñosu (cabracho), el salmonete, las angula, etc. Algunos pescados tienen preparaciones muy populares como la sardina (típica es la de Santurce) y la parrocha. Algunos de los ríos asturianos (entre los que se encuentra el río Sella) proporcionan pescados como: la trucha, el salmón atlántico, etc. Es famoso el "pulpu con patatines" pequeño pulpo que cuece con patata, es muy conocido el pastel de cabracho las verduras con el pescado.
Entre los mariscos se encuentran diferentes variedades ñocles (buey de mar), langostas, bugres (bogavante), centollo, los oricios (erizo de mar), las andariques (nécoras), etc. no hay una producción muy grande comparada con la gallega debido a que la mayoría de la pesca de marisco se hace de forma artesanal.

Carnes-
La importancia que tuvo desde siempre la ganadería en Asturias del ganado bovino y ovino proveen a la gastronomía astur de platos como: los callos a la asturiana, carne gobernada y el cachopo, que aunque no son netamente autóctonos si están muy arraigados en las tierras asturianas; el churrasco o cordero a la estaca y de la caldereta de cordero, el lechazo al horno. Se está intentando hacer de la carne de la región una denominación de origen: carne roxa. En el terreno de las aves se tienen los pollos de aldea o (pitos de caleya) que se crían al aire libre.
A su vez, el cerdo (denominado en Asturias como gochu) provee de embutidos y salazones procedentes de la matanza, como el chorizo asturiano (de aroma característico, ahumado, fuerte, con sabor a pimentón), la morcilla asturiana y la moscancia, el lacón, el butiello (similar al botillo), la fariñona, y otros que acompañan como compango a muchos otros platos tradicionales, en particular a la fabada y diversos guisos de legumbre. Muchos de ellos se emplean en las boroñas y en los bollos preñaos como relleno,otros forman parte de platos como los emberzaos (grasa de cerdo con berzas, morcilla y diversos embutidos todos ellos cocinados en potes, denominados también emberzaos probes).
Algunos embutidos son característicos de Asturias como es el pantruque (denominado también Pantruque blanco) que es un embutido que lleva como ingredientes en su interior: tocino, cebolla, harina de maíz, huevo batido, sal, pimentón, ajo y perejil, es similar a la morcilla de aspecto. La moscancia que es una especie de morcilla fresca elaborada con poca sangre y que se diferencia de la típica morcilla asturiana en que entre sus ingredientes se añade sebo de ganado vacuno (preferiblemente ternera) o bien de cordero, lo que le da da un aroma inconfundible. El sabadiego que es una especie de longaniza elaborada con carnes de cerdo y otros ingredientes. El xuan (a veces se denomina en diminutivo como xuanicu) es una morcilla que se mezcla con trozos de calabaza.

Postres-
El nombre dado en Asturiano es Llambiá, a lo dulce. Existen diferentes posibilidades dentro de los postres, tales como: el arroz con leche, los frisuelos (también llamados fayuelos o fayueles, son crêpes de leche, huevo, harina y azúcar) los borrachinos (miga de pan con huevo, leche frita con azúcar y embebida en vino blanco), las casadiellas (empanadillas dulces rellenas de nuez, azúcar y anís), o los carbayones (pasteles de hojaldre rellenos de crema de almendra y cubiertos de glaseado) que tienen un origen comercial de la pastelería Camilo de Blas y que es muy popular, el panchón (meollo de pan de escanda amasado con manteca y azúcar que se fríe y desmigaja antes de servirlo) típico del concejo de Aller.
Es muy popular el arroz con leche (que se toma en gran parte de España pero en Asturias es más cremosa debido a la prologada cocción del arroz), es conocida la Charlota de Gijón que es una tarta preparada con base y fondo de bizcochos cubiertos con chocolate y cerezas confitadas, las marañuelas que son galletas dulces de forma característica típicas de Candás y Luanco, los consejos paserinos típicos de Mieres, la tarta de almendra (similar a la tarta de Santiago) elaborada con hojaldre o masa quebrada dulce y rellena de una mezcla de huevo almendra y almíbar.

Bebidas-
Una de las bebidas más características de Asturias es la sidra muy presente en la vida (en las tabernas -chigres-) y celebraciones de los asturianos, por regla general esta bebida es escanciada sobre vasos de gran tamaño (las medidas suelen ser de 12 centímetros de alto, 9 de boca y 7 de parte trasera), desde el día 12 de noviembre de 2002 la “Sidra de Asturias” es una Denominación de Origen Protegida.

Wikipedia.

lunes, 25 de octubre de 2010

PALACIO DEL CARDENAL CIENFUEGOS (AGÜERINA)

El Palacio del Cardenal Cienfuegos, sito en Agüerina, concejo de Belmonte de Miranda (Asturias), es una típica construcción nobiliaria de mediados de siglo XVII, que dispone que reúne todas las características constructivas propias de las casas nobles de la época.

Descripción:
Se trata de un palacio que dispone de torre, capilla, terrenos y habitaciones destinados al uso agrícola, de donde le venía el poder económico, patio interior y piso noble en la casa.
Son curiosidades la estancia de relleno situada en el piso inferior, debajo de la cocina, la estancia superior por encima de la misma cocina, sin puerta de acceso y la disposición en el extremo sur occidental de la casa de habitaciones con paramento de 90 cm posiblemente destinado a soportar una segunda torre que no se construyó.
Ofrece el mismo aspecto desde su construcción como puede verse en grabados como el de Townsen, incluso con la capilla que no es posterior como puede demostrar D. Juan Uría actual propietario de la casa. El único añadido es el piso sobre elevado de la fachada sur, de alrededor de 1880, proyectado por D. Salvador Pujó como dejó constancia por escrito.
Las galerías son de comienzos del siglo XX y se disponen a naciente y poniente respectivamente. Desde entonces las sucesivas reformas y rehabilitaciones se encaminaron para mantener el aspecto de la casa, tratando de no alterarlo para concebir como fue en su origen la visión de la misma.
Al interior las distintas dependencias conservan los nombres de sus primeras funciones como el granero, la bodega, las caballerizas. Existe una hermosa escalera que comunica ambos pisos desde el zaguán hasta el corredor superior y desde allí se pueden pasa a las habitaciones privadas, despacho y salón.
El mobiliario que conserva la casa mezcla el gusto clásico rural asturiano con grandes arcones, bancos de nogal y cerezo, piso de castaño... con el gusto importado por D. Salvador Pujó con mueble de maderas nobles como la caoba de un gusto francés. También se adorna el salón con dos retratos de la época del Cardenal y de un familiar suyo abad de Teverga.
En las chimeneas también se diferencian aquellas que son de forma más grande con una función mucho más práctica y aquellas más adornadas con una estilización notable que a la vez adornan con una mayor sentido de la verticalidad.
El tejado destaca por las diferentes alturas y vertientes que alcanza, llegándose a contar hasta 19 caídas distintas. El tejado está abierto a dos aguas, con distintas inclinaciones, excepto en la torre que se dispone a cuatro aguas. También hay alguna intrusión del casetón del desván en la fachada oriental.

DEFENSA DE LOS PUERTOS ASTURIANOS S.XVIII


INFORME DEL INGENIERO MILITAR THOMAS PASQUAL DE MAUPOEY

Algunos de los puertos pertenecientes a la descripción de la costa de Asturias en 1.806los puertos, ensenadas, baterías, ciudades, villas, caminos, ríos, etc... de la costa del Principado de Asturias, y un estado de la fuerza que se contempla necesaria para la debida custodia de los fuertes y puntos donde puede verificarse invasión, como así mismo el de las vigías, y demás investigaciones conducentes para la debida seguridad de este Principado. Todo ejecutado por el capitán 2º del Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército Don Thomas Pasqual de Maupoey, en el reconocimiento que por superior orden ejecutó, de la enunciada costa en el año de 1805.

Ribadesella.- Villa situada entre unos montes que la resguardan de los temporales como asimismo a su hermosa ría, que corre por su pie. Su caserío es bastante regular, su población asciende a 150 vecinos, y su tráfico es de los más frecuentes de la costa. La entrada de la sobredicha ría es muy peligrosa, pero una vez verificada, están los buques tranquilos, y quedan en flote continuo, hasta las fragatas mercantiles. La defensa de este puerto consiste en una batería, situada en la elevada cumbre del monte de la Guía, que defiende su entrada con 3 cañones de a 16, pero con fuego fijamente, y tal que pueden con alguna precaución, pasar las lanchas por su pie sin recibir daño de la artillería; pero como con la fusilería puede descubrirse, y flanquearse a satisfacción el defecto de aquella arma, contemplo ineficaz cualquiera otra advertencia, ni aumento que se pretenda para este punto.

Lastres.- Villa situada en una rápida ladera, en medio de barrancos penosamente transitables, contiene 200 vecinos, y entre ellos algunos bien acomodados. La concha de este puerto ( la cual no tiene barra) se forma por los montes de Penote y San Roque hallándose en lo elevado de éste una batería de figura parabólica (pero abierta por la gola, y sirve de paso a las gentes y caballerías etc. ...) con dos cañones de a 16, y tiene por objeto la defensa del puerto, y el proteger los mercantes, que tengan que montar el cabo de Lastres, distantes de ella media legua.

Puntal y ría de Villaviciosa.- La barra de esta ría es sumamente difícil, pues en la confluencia de ella con el mar, hay una grande losa, que queda descubierta como cosa de un pie en la bajamar de aguas vivas, y sirve como de barrera a los buques, que forzosamente la han de salvar, para verificar su entrada en el puerto. A pesar de este impedimento entran bergantines, urcas de bastante porte. La batería de Tazones flanquea la barra de esta ría, y a más tiene en lo interior de ella una casa llamada del Puntal, en donde se pone un corto destacamento para su custodia.

Cabo de San Lorenzo.- A la parte del Este del cabo de San Lorenzo y a la distancia de una legua de Gijón, se halla en la caída de una montaña, la batería llamada de San Lorenzo, con dos cañones del calibre de a 16 con el objeto de evitar las continuas piraterías, que cometían los enemigos, con cuantos buques salían del enunciado puerto de Gijón, y los que navegaban de Oeste a Este pues al tiempo de montar dicho cabo se veían diariamente acometidos por los corsarios que se apostaban en este punto. Este destacamento debe vigilar de algunos atracaderos que hay hacia la parte del Este, los cuales son accesibles en tiempos serenos. Esta batería se halla en el debido estado de servicio que conviene, y se han hecho últimamente en ella lo que está mandado por Real Orden de 22 de octubre de 1805.

Gijón.- Entre las poblaciones del Principado tiene la primacía, después de la capital, la villa de Gijón; la cual se halla situada en una hermosa, y despejada llanura; su caserío por lo general es de solo un piso pero bueno, y sus calles anchas, y rectas, sus comestibles abundantes, su campiña, a excepción de los dos grandes arenales que tiene a su inmediación, es pingüe y deliciosa, y contiene 1200 vecinos. Este puerto es el único de las Asturias, habilitado para América, para cuyo destino salen anualmente de 12 a 14 embarcaciones. La dársena de Gijón está contigua a él, y entran por su boquete hasta fragatas mercantiles, en donde gozan un seguro refugio contra los temporales; pero tiene la contra de que en bajamar queda enteramente en seco, y de consiguiente los buques padecen notablemente; a más tiene este puerto, la notable falta, que lo común de los de la costa de Asturias, y es la barra que impide la entrada, y salida de las embarcaciones, pues se necesita viento y marea para salvarla, cuya detención origina muchas averías en tiempos borrascosos, a pesar del buen fondeadero de Musel que hay delante de la batería de Arnás. Hay también ocasiones en las sicigias, en que se puede entrar sin necesidad de marea, pero siempre se hace precisa la detención para lograr la dársena.
Las aguas de esta concha quedan bien defendidas, con las tres baterías que las flanquean, esto es, la de Santa Catalina con 5 cañones de a 24, la del muelle con tres cañones de bronce del calibre de a 8, y la de Arnás con 4 de a 24, y lo propio sucede con la ensenada del Oeste llamada de San Pedro en donde hay igualmente una batería de este nombre con 4 cañones del calibre de 24 que defiende esta entrada.

La guarnición actual, es insuficiente para sostener un regular desembarco, pues contempla necesariamente de 1200 a 1500 hombres. Si el enemigo intentase alguna invasión en esta costa por parte alguna, debiera temerse que por esta villa, pues su comercio, su inmediación a la capital, cuya distancia es de 4 leguas, y camino real y las fábricas de armas y municiones de Oviedo y Trubia son otros tantos alicientes que obligan a persuadirnos de esta verdad, aunque no obstante no contemplo un caso igual, si no bien distante de que llegue a debido efecto.

Batería de San Pedro.- Esta batería se halla al Este de Gijón, y con 4 cañones de a 24 defiende la entrada, y arenal de este nombre, hasta el río Piles, y evita con la de Santa Catalina, el abrigo de todo buque enemigo, que quisiera aproximarse a la inmediación de la montaña, sobre que existen ambas. Esta batería hubiese sido conveniente el avanzarla hacia la parte del norte a fin de que descubriese y defendiese mejor el pie de la sobredicha montaña de Santa Catalina, y las aguas que median hasta el cabo de San Lorenzo, pero tal vez el aparente riesgo que manifiesta el arenal de San Pedro, obligaría a construirla en un puesto tan retirado. Conviene el hacer esta advertencia porque siempre se ha creído accesible, y aun el punto más conveniente para verificar cualquier desembarco, pero si se ha de dar crédito a los inteligentes, debe tenerse por cuasi impracticable, y de consiguiente libre de cualquier tentativa del enemigo. En efecto jamás fondea buque alguno en dicha ensenada, ni aun las pequeñas lanchas del puerto frecuentan sus inmediaciones.

Batería de Santa Catalina.- La batería de más consideración de la costa, es la de Santa Catalina, y se halla al Norte de Gijón con 5 cañones de 24 que cruzando su fuego, con la de San Pedro, la del muelle y de Arnás, impide la aproximación de los enemigos a cualquier punto de las aguas que bañan a este puerto. Está enteramente en buen estado de servicio, tanto su explanada, y barbeta, como su repuesto, tinglado y cuerpo de guardia.
Batería del muelle.- Sobre el murallón que cubre la dársena del puerto de Gijón, se halla situada una batería con tres cañones de bronce del calibre de 8 cuyos rasantes fuegos defienden la entrada de la barra, y la del estrecho boquete de la dársena; en donde hay situada una guardia, para la tranquilidad de la gente de mar, y para evitar que entren, y salgan las embarcaciones del puerto, sin los precisos requisitos. Esta batería se halla en buen estado, a excepción de los tiempos lluviosos que por tener horizontal el techo superior del revestimiento del talud de la muralla, se reembalsan las aguas, y filtran necesariamente la bóveda del cuerpo de guardia; cuyo reparo sería sumamente dispendioso.

Candás.- Villa de poca consideración, situada en la falda de una grande colina, y tiene un pequeño muelle en su concha que sirve para abrigo de pinazas, y pequeños pataches, los cuales necesitan precisamente marea para su entrada y salida. Tiene para su defensa una batería con tres cañones de 24, de donde entendida su poca utilidad, y el ningún auxilio que puede prestar a los mercantes, convendrá el que extraiga uno de sus cañones, y se traslade a la nueva batería de Llumeres.
Esta obra se halla en buen estado. El destacamento de Candás deberá vigilar desde el río Aboño, de donde dista solo una legua, y en cuyo espacio hay tres atracaderos, para lanchas de remo.

Luanco.- Villa de 400 vecinos, pero los más son gentes de mar, y poco acaudalados, se halla situada, en la concurrencia de dos suaves caídas, y contigua a una ensenada en donde existe un murallón para resguardo de los buques, suficiente hasta las 150 toneladas. A un cuarto de hora de este puerto se halla, sobre la punta de la Baca, situada una batería con tres cañones de 24, que defiende un surgidero, que está a un frente, en el cual, aseguran los naturales, que puedan fondear fragatas de guerra, pero está sumamente desabrigado, flanquea así mismo, la entrada del puerto, y su barra, sobre la que hay en bajamar de aguas vivas de 20 a 21 pies de agua. Este destacamento debe vigilar de 3 atracaderos, que hay desde el puerto de Candás, hasta esta villa distante media legua larga, y sería muy conveniente, respecto a los pocos oficiales, y tropa que se hallan destinados para la guarnición de esta costa, que el oficial destinado en Luanco fuese también jefe principal de los destacamentos de Candás, y Llumeres, en atención a la corta distancia de uno y otro punto.

San Juan de Nieva.- En la embocadura de la ría de Avilés, y distante a una legua larga por mar, y legua y media por tierra de esta villa, se halla colocada una batería con 4 cañones de a 24, la cual defiende la entrada y concha inmediata que es el fondeadero. Tiene esta batería la contra de que los enemigos pueden arrimarse y navegar desde Peñas hasta un tiro largo de fusil de ella, sin que su artillería, pueda causarles el menor obstáculo, pues lo imposibilita la punta misma, sobre que está formada la batería, y de consiguiente, su utilidad se reduce a la sola entrada de la ría, pero de modo alguno, a la característica de las pequeñas baterías de la costa que es la de proteger los mercantes.
En esta inteligencia nunca estaría de más el que se sacase provisionalmente un cañón, y se pusiese sobre la parte más avanzada.
La ría de Avilés es de muy poca profundidad, lo que precisa a los mercantes a dejar sus buques en la concha, y transportar sus efectos a la villa por medio de lanchas. Y aun éstas forzosamente tienen que esperar la marea.



sábado, 23 de octubre de 2010

NOCHE DE DIFUNTOS


La noche del 31 de octubre, muchos autores consideran que era la festividad principal, de los celtas. Era el momento en que los druidas recogían las bayas del muérdago depositado en los troncos y en las ramas de las encinas y robles.
Esta noche era conocida como Nos Galan-gaeaf, noche de las calendas de invierno, ya que el año celta se dividía en dos estaciones, la de invierno y la de verano.
En la víspera del primero de noviembre se encendían hogueras y a esta fiesta acudían todos los miembros del poblado y se celebraba una asamblea en la que intervenían tanto los hombres como las mujeres .Se sacrificaban animales con el fin de aprovisionarse para el invierno y era una de las pocas ocasiones en que los druidas tenían autorización para comer carne de cerdo y beber vino en abundancia. Todos encendían velas y el sentimiento de proximidad con los difuntos era tal que cualquier ser vivo -se decía- podía descender con ellos al mundo inferior.
La creencia generalizada era que en la noche del 31 de octubre los muertos entraban en comunicación con los vivos en una especie de confusión cósmica, lo que ha generado multitud de leyendas al respecto.

La Nueche de Tolos Santos es la víspera al 1 de Noviembre: tras la puesta de sol, las fronteras que separan el mundo de los vivos del de los muertos se difuminan, y nos vemos invadidos por las almas de los antepasados y por los espíritus infernales de la noche.
En la vigilia de Tolos Santos se celebra el Magüestu de Difuntos, que es la recogida y asado de las castañas en el campo, junto a una hoguera. Todos los miembros de la familia se sientan alrededor de la lumbre y tras acabar, las castañas que sobran se tiran al suelo diciendo ¡Esto ye pa que coman los difuntos!.
Tras la cena, llega la llamada ronda de las ánimas benditas, que consiste en dedicarles a éstas un padrenuestro. En este sentido, los asturianos del ámbito rural son muy respetuosos con las almas de los antepasados, y así, en el aniversario de la muerte de una persona, se celebra un banquete en su honor, en el cual se deja un sitio vacío, reservado para el difunto. En la noche de Difuntos se piensa que las almas salen del Más Allá y vuelven por un momento al mundo de los vivos, a remembrar tiempos pasados: Así, se sientan junto al llar (hoguera) y comienzan a conversar entre ellos. Hay que procurar que la llama del llar no sea muy fuerte, pues de lo contrario les podría alcanzar, y no se deben dejar puestas las trébedes, pues los difuntos podrían sentarse en ellas y quemarse. Por la noche tampoco se ha de barrer, pues con ello se les expulsa de la casa, ni tampoco cerrar las puertas bruscamente, no vaya a ser que lastimemos a algún ánima que pasase por allí. Además, los campesinos dejan a sus difuntos su cama para que éstos se acuesten en ella, y llenan todos los calderos y herrerías de agua, para que los muertos puedan beber cuando pasen junto a ellas.
Esta misma noche se encienden pequeñas lamparillas, sobre cazuelas de aceite; y cada una de ellas se enciende por el ánima de un difunto. La primera lamparilla que se apaga indica que el alma por la cual se ha encendido acaba de salir del Purgatorio. Si este muerto no necesitaba esta luz por estar ya en el cielo o en el infierno, la lamparilla arde por la alma más necesitada de las demás.
Por los caleyos también deambulan los difuntos y mucha gente coloca en los cruces de caminos calabazas huecas con una cara recortada, que representan el alma de un muerto.
En la mañana siguiente, las familias van al cementerio a visitar a sus parientes difuntos, a los cuales ofrecen una rama de texu, que les servirá para regresar al Más Allá. Además, en muchas partes de Asturias los campesinos no trabajarán la tierra este día, por respeto y reverencia a los difuntos.

Fuente www.telecable.es

viernes, 22 de octubre de 2010

GIJÓN- LA PLAZA DEL MARQUÉS

Este espacio abierto al puerto local ha ido cobrando un progresivo protagonismo urbano desde el siglo III hasta la actualidad. Fue extramuros en la etapa romana de Gijón, pero la ciudad ha ido rodeándola dotando de importancia a la antiguamente llamada plaza de la Barquera al configurarla como nexo entre el escarpado núcleo medieval de Cimadevilla y la ciudad moderna que desde el siglo XVIII iba dibujando el actual núcleo histórico. Es a principios de este siglo cuando se construyó el palacio Revillagigedo, que actualmente preside la plaza y que sella parcialmente una construcción típica de la Hispania meridional: la fábrica de salazones.

LA FÁBRICA DE SALAZONES-

Entre los siglos III y V d.de C., coincidiendo con el momento de máximo esplendor de Gigia, se eligió la plaza del Marqués para ubicar una “cetaria” dedicada a la fabricación de salazones. Actualmente ninguna estructura se encuentra visible de una instalación que fue descubierta, excavada de urgencia y sellada de nuevo entre febrero y marzo de 1.991, coincidiendo con las obras de remodelación de la plaza.
Esta típica industria romana fue ubicada allí por varios motivos: el estar al pie del mar del que obtenían la materia prima y posiblemente la sal parece obvio, no tan evidente pero sí esencial para la ciudadanía lo era el hecho de emplazarse extramuros del recinto urbano pues el olor que desprendían los pescados en maceración era poco recomendable para un tipo de vida tan urbano como el romano. La obtención de agua dulce para el lavado de la pesca estaba resuelto al recoger agua de cualquiera de los manantiales de la península en un gran aljibe situado al pie y bajo la actual plazuela de Jovellanos y unido por un canal o “specus” con la fábrica.
De las pocas estructuras estudiadas, puesto que la instalación se continuaba bajo el actual palacio, destacan por su inequívoca dedicación a la salazón cuatro cubetas construidas con hormigón hidráulico en las que durante unos 20 días se maceraba el pescado. Se han localizado restos de brótola de roca, abadejo, sama de pluma, breca, maragota y caballa que se aprovechaban en su integridad salando la carne para elaborar “salsamenta”, moliendo sus esqueletos de los que se obtenían harinas y mezclando la sangre y las vísceras con una salmuera consiguiendo apreciadas salsas entre las que la más común en todo el imperio era el “garun”.
No obstante la fábrica de Gijón, como otras del Cantábrico, era una pequeña industria en comparación con los grandes centros exportadores ubicados en la Bética, y la producción probablemente tendría como destinatario a la romanizada élite local y regional.

EL PALACIO DE REVILLAGIGEDO-

Abierto a la ciudad que se perfilaba de nuevo como lugar de poder y prestigio se construye a comienzos del siglo XVIII el palacio Revillagigedo. Así, Carlos Miguel Ramírez de Jove, busca un nuevo edificio que embellezca su nombre y el de su linaje. Buscando este efecto el palacio se edificó mirando a las nuevas grandes vías de la ciudad, la calle San Bernardo y la calle Corrida, por entonces calle Ancha de la Cruz.
El edificio se configuró a partir de la primitiva torre de la familia, datada en el siglo XV y situada en la actual parte derecha del edificio, erigiendo una réplica en el lado opuesto unidas por un cuerpo central dominado por la horizontalidad frente a la verticalidad de las torres. Las torres al seguir un modelo bajomedieval conservan una estética derivada de su antigua funcionalidad defensiva.
La vida pública más oficial del siglo XVIII se desarrolló, por tanto, en esta plaza de la Barquera, que tenía en el palacio su fondo preferido, completada con la capilla de la Barquera construida en la parte opuesta de la plaza, una fuente ornamentada también apellidada de la Barquera, substituida en 1.981 por la estatua de Pelayo, y la puerta de la ciudad, hasta que fue trasladada a la plaza del Seis de Agosto, pues no olvidemos que este espacio era unión de villa y mar.
En el siglo XIX y principios del XX el palacio fue la residencia preferida de los sucesivos monarcas y sus familias en sus visitas a Gijón a tomar baños en el cercano arenal de Pando.
Durante el último siglo el edificio fue degradándose progresivamente incluida la destrucción parcial de la torre de la izquierda en los bombardeos de la Guerra Civil.

(Guía Histórica y Natural de la Costa de Gijón – Borja Álvarez – Ignacio Biaín)

jueves, 21 de octubre de 2010

LAS VELADAS MUSICALES EN EL S. XVIII


Una variedad o extensión de la tertulia la constituía "la velada musical"en ella se tocaba algún instrumento - clavicordios o espinetas, principalmente - y se degustaba el chocolate con bizcochos junto con otras bebidas de refresco. Durante el primer tercio del siglo el salón de más alcurnia parece haber sido el del duque del Parque, donde aún se conservan-en 1.733- "dos clavicordios mal tratados", de los que uno, según parece, no es más que una gran espineta. Este instrumento, tocado por damas, sirve para acompañar el canto, tal y como observa Jovellanos en la velada musical que ofrece la marquesa de Santa Cruz en Oviedo:

" A beber en casa de los de Santa Cruz...todo es confianza; tocan las damas la Espineta de la marquesa, que es bellísima; la Pachina, la Marica Ponte, la marquesita; Doña Manuela Ponte, canta y toca con gracia, pero estilo antiguo; cantó la marquesita con el doctor Vigo, y ambos mal".

Ni son muchos los instrumentos musicales ni se destaca especial atención por la música; la orquesta de la catedral suministra músicos para jornadas festivas y solemnidades y por un módico precio. La guitarra, instrumento ligero y con una gran tradición y popularidad desplaza con facilidad a los clavicordios y a los pianofortes, cuya llegada a Asturias no se adivina hasta bien entrado el romanticismo.

"Canta Colasina muy bien-escribe Jovellanos sobre la velada que ofrece en su casa de Cimadevilla-la acompaña a la guitarra D. Juanito. Se van a las nueve y media; los señores a las diez".
Los bailes ponían la nota singular de la jornada y llamaban la atención de los escasos extranjeros que se aventuraban por la región. Se bailaba y se permitía, sin excesivo aparato, la contemplación del baile cortesano, como afirma Townsend tras su visita al palacio de Camposagrado, en Avilés, durante las fiestas patronales:

"en esta alejada provincia reina tal sencillez que se permite a los criados y a los aldeanos aglomerarse a la entrada de la sala para ver bailar. los bailes que están más de moda son el inglés, el minué y la contradanza, algunas veces la contradanza francesa, y al acabar la velada, el fandango".

Jovellanos muestra buen cuidado cuando toma las riendas de la organización de un baile, como sucede el viernes 13 de noviembre de 1.795, en Gijón.

"convite para el baile a todos los hombres útiles, corriendo la voz por Joaquín Velarde, Tineo, etc. A señoras, también útiles, por recados; ninguna exceptuada sino las inútiles para baile...

Se empieza a concurrir a las siete; hay mil contestaciones sobre excluir a los no convidados, fuéronlo algunos clérigos y abiertamente el cura de San Lázaro, que, sin embargo,entró".

La descripción que se ofrece en éste caso posee un alto interés dada la escasez de noticias-salvo las notas de Townsend-sobre el orden y disposición de los bailes de "clase".

"Grande y lucida concurrencia; mucha gente útil; arrimados los bancos en derredor de la sala, se formó un cuadrilongo que tendría treinta y ocho pies sobre diez y seis para baile; bancos al fondo, asientos en el teatro; allí el Regente, su tertulia y algunas damas; una sola partida de juego. La música en la tribuna. Se rompió por una contradanza de catorce a quince parejas; bastoneros, Valdés Llanos, Tineo; todas las damas vestidas de muselina, menos dos de luto, dos de encarnado y las viudas; mucha alegría y orden; ningún disgusto; se sirvió en el vestuario café, leche, bizcochos, rosquillas, vino generoso, licores y vino común para mozos; todo abundante; duró hasta la una y media".

Alfonso Menéndez González-(La aristocracia en Asturias en el siglo XVIII)

miércoles, 20 de octubre de 2010

SIDRA - TONEL - ESCANCIADO

Este líquido se va sacando y echándose en la pipa o el tonel, a través de un agujero llamado zapa que tienen aquellos en su parte superior. El tonel es, simplemente, un recipente de madera cilíndrico -generalmente de castaño- bastante grande, con una capacidad de miles de litros, pero que puede tener tamaños diferentes. Sin embargo, la pipa es una medida de capacidad que se corresponde con 450 litros o, lo que es lo mismo, cincuenta cajas de botellas de sidra. De hecho, los toneles suelen medirse en pipes: un tonel de seis pípes, un tonel de ocho pipes, etcétera. No obstante, también recibe el nombre de pipa el propio cascu, es decir, el recipiente de castaño.
Los cascos tradicionales para la crianza de la sidra son, generalmente, de madera de castaño, pero también se utiliza el roble en algunas ocasiones. Además, una cosa curiosa sobre este asunto es que, en el Conceyu de Carreño, se tenía la costumbre de utilizar madera de cerezo para los toneles, con lo que la sidra tenía un color rojizo y no el más habitual verdeambarino. Esta sidra roja difícilmente se puede beber en un establecimiento público, puesto que, en el proceso de expansión del sector, se fueron normalizando y homogeneizando los métodos y los recipientes, por lo que ningún llagar grande vende ya este tipo de sidra. No obstante, aún se puede encontrar esa sidra rojiza en las aldeas del conceyu.
Es tradicional poner nombre a los toneles, que suelen ser de mujer, generalmente los de las hijas o nietas de la casa, aunque también es muy corriente ponerles nombres mitológicos o de topónimos menores del entorno de la casería.
Ya a mediados del siglo XIX, Francisco de Paula Caveda, buen conocedor del ciclo bianual de la sidra, aconsejaba los grandes toneles frente a la discreta pipa:
Estos cascos mayores son los más a propósito para la mejor conservación de la sidra, pues en pipas no se puede conservar de un año a otro.

Toda la sidra -en Asturies no existe el mosto, sino que se habla de sidra desde un primer momento- que se mayó fue depositándose en la pipa y en el tonel para que comience la fermentación con la zapa abierta. Casi desde el principio comienza a salir por ese agujero una gran cantidad de gas y de espuma sucia. Este es el efecto de ferver -literalmente, hervir-, siendo esa espuma negruzca la maldá y el montón que forma el sombreru. Este proceso dura de cinco a siete meses, aunque eso depende mucho del tipo de manzana usado y de la distancia con la mar,
A medida que la sidra se va haciendo hay que ir reponiendo la cantidad que el tonel pierde por la zapa, lo que se llama recebar. Si no se hace así, si el tonel no está siempre completamente lleno, la sidra detiene su proceso y afuégase, es decir, que se ahoga. De igual modo otro proceso muy habitual, sobre todo en los grandes llagares industriales, es el trasiegu, esto es, mezclar sidra de distintos toneles con el fin de retrasar la crianza y homogeneizar la marcha de la fermentación, cosa que debe hacerse, según ancestrales creencias, en luna menguante.
Sobre esto último, me llama poderosamente la atención un poema de Marcos del Torniello acerca de la calidad de la sidra. Ya hemos visto cómo casi todos los documentos que hacen referencia a un conceyu determinado para exaltar la bondad de su sidra, se refieren al de Villaviciosa, e incluso Teodoro Cuesta llevaria a un amigo moribundo a un llagar de su capital. Pues bien, Torniello, gran bebedor y ligeramente posterior a Cuesta, escribe allá por la segunda década del siglo XX, que la mejor sidra es la de Carreño.

La sidra, la que me gusta
como quiciavis a naide
i guste más que a estí cura,
si ye una sidra qu'espalmíe,
que de la cara y que tenga
la fuerza considerable
que debe tener la sidra
que cuerre nes llagarades,
de Guimarán y de Güerno,
de Llogrozana y del Valle,
lo que se diz de Carreño
que ye la que meyor sabe.

Pues bien, en el Conceyu de Carreño nunca se trasegó la sidra, mientras que en el resto de los conceyos y, desde luego en los principales, como Villaviciosa, Xixón, Colunga, Sieru o Nava, siempre se realizaron trasiegos. ¿Estará ahí la clave para nuestro poeta?. La otra diferencia que presenta la sidra de este conceyu podría ser, en la época del poeta avilesino, aquel color rojizo, es decir, el sabor particular que -si es que puede apreciarse- le da a la sidra la madera de cerezo. Por eso creo que Torniello valora el trasiegu porque, de ser lo de la madera, es seguro que hubiera hecho alguna referencia al color de la sidra.
Todas las operaciones realizadas con la sidra se hacen con utensilios de madera, nunca metálicos. Se utilizan, por ejemplo la zapica, especie de jarra de un asa que, a veces está decorada con grabados solares -símbolos celtas se suele decir comercialmente, y la ferrada recipiente de forma de cono truncado hecho como los toneles, es decir, con duelas de madera que se aprietan con aros metálicos por el exterior. También los embudos son de madera, razón por la que suelen ser cuadrados., ya que es más fácil su factura, lo mismo que peyos, xarres y peñelles, que son otros tipos de recipientes pequeños.
Una vez que la sidra ha fermentado, se cierra el tonel o la pipa con un buen corcho. Se puede saber cuando ha dejado de fermentar si, al aplicar a la zapa una cerilla encendida, ésta mantiene la llama.

Cuando ha finalizado la mayaura y la sidra está ya convenientemente depositada en los toneles, se celebra una de las fiestas más entrañables del ciclo natural asturiano: el magüestu. Para llevar a cabo este rito familiar y vecinal, que nos señala la proximidad del frío y largo invierno atlántico, se ha reservado una cantidad de sidra dulce que no se utilizó para llenar los toneles. Estamos ya en noviembre, a partir dé la noche de difuntos -una de las fechas más importantes en la tradición asturiana-, y se comienzan a recoger las castañas.
Entonces, el propietario del llagar invita a castañas asadas (magostaes, de ahí el nombre de la fiesta) a quienes ayudaron a pañar la pumarada y a mayar la manzana. Como curiosidad celtista, es interesante observar cómo este evento del magüestu también lo celebran los bretones, sin grandes diferencias con respecto a lo que se estila en Asturies. Castañas y sidra dulce son los ingredientes principales, y con frecuencia únicos, del magüestu. Como nota médico-erudita, digamos que, al ser la castaña fuertemente astringente y la sidra dulce tremendamente laxante, ambos manjares se complementan de un modo extraordinario. ¡Pobre de quién sólo se dedique a comer o sólo se de a la bebida!.

El escanciado, el hecho de escanciar sidra , osea el algo que se hace justo antes de beberla, y uno de los secretos mejor guardados, el de la buena sidra . nada mas facil de distingir la buena sidra de la mala , la buena sidra es aquella que una vez bebida ,automaticamente ,nos apetece que nos escancien otro culin.
La peculiaridad más característica de la Sidra Asturiana es sin duda el escanciado o la figura del escanciador. El significado más amplio y sencillo de escanciar sidra es el de "servir la sidra". El escanciado de sidra nace probablemente , en el momento en el que se impone el embotellado, una forma de reproducir la presión con la que la sidra sale de la espicha del tonel, para lograr una óptima aireación.
El asturiano sabía, y sabe, que la sidra necesita oreo, aireación, antes de ser consumida y que el vertido desde lo alto era y es una necesidad imperiosa. Por esta razón, la figura del escanciador es la más vista en los diferentes chigres, llagares y 'merenderos' de toda la geografía asturiana.
Puesto que ,sólo así , se despierta el carbónico englógeno de la sidra natural y el consumidor aprecia en su esplendor todas las características organolépticas del producto.

Decálogo del escanciador.

La postura será recta, sin ser rígida.
El brazo que sostenga la botella, estirado por encima de la cabeza.
El brazo que sostenga el vaso, estirado hacia abajo y al centro del cuerpo.
La botella, una vez inclinada para echar el "culete", se sujeta con los dedos índice, corazón y anular, por la parte de arriba, y con el meñique por el culo de la botella.
Los dedos que sujetan la botella no deben de rebasar la mitad de ésta en dirección al bocal.
El vaso se sujeta con los dedos pulgar e índice, con el corazón en el culo del vaso y el anular y el meñique recogidos sobre la palma de la mano.
El vaso no se debe mover del centro del cuerpo, lo que quiere decir que la sidra es la que debe buscar el vaso.
El corcho puede sujetarse con los dedos anular y meñique de la mano encargada de sujetar el vaso.
Al servir el vaso de sidra escanciada, si se retira el dedo pulgar del vaso, se facilita su recogida.
El escanciador siempre debe procurar que la sidra "espalme".

Alteraciones de la Sidra.

La sidra , se estropea ¿porque? generalmente la culpa la tienen los dioses, y no gusta , excepto a quien la hizo, que jurara, por todos sus descendientes que es la mejor sidra del mundo.
La sidra es quizás la bebida alcohólica que más expuesta está a alteraciones en su elaboración y ello es debido a que es una bebida baja en contenido alcohólico y también es baja su acidez. Las alteraciones más destacadas son:
EL "AHILADO, FILADO O GRASA". La sidra se enturbia y al cabo del tiempo adquiere una consistencia viscosa. Ocurre con sidras pobres en taninos (manzanas muy maduras) o temperaturas muy bajas. Hay que trasegar para separar la liga, que es la que alberga la bacteria.
EL AVINAGRADO, PICADO O ACESCENCIA. Bacteria que vive en contacto con el aire, se apodera del oxígeno, oxida el alcohol y lo transforma en ácido acético o vinagre. No se rellenan los toneles ( cámara de aire). Sidra pobre en alcohol. Temperatura elevada (15-25 º)
EL ENTURBIADO. Es un problema derivado de una mala fermentación tumultuosa, con un exceso de manzana dulce, y demasiadas corrientes de aire que mueven el mosto dentro del tonel fomentando la turbidez.
EL ENNEGRECIMIENTO. La sidra se torna oscura en contacto con el aire. Se observa sobre todo cuando se abren las botellas que al poco tiempo se pone de ésta manera. Se debe al exceso de sustancias básicas en el mosto (cal, magnesia etc.) procedentes de las impurezas que arrastra la manzana . Lavar bien las manzanas cuando así se aconseje y cuidarse de respetar los porcentajes.
EL COLOR VERDOSO. Aparece por llevar el mosto materias minerales y exceso de cal. Limpiar la manzana de tierra, hojas, hierba y no ponerlo en contacto con nada metálico
EL SABOR A "TASTU". Se da en sidras que fermentan en toneles viejos, mal conservados, sucios y con "les dueles" en malas condiciones, incluso con moho y olor a humedad. En el mercado existen diversos productos químicos para remediar éstos y otros problemas. La sidra elaborada con métodos y procedimientos tradicionales, no puede admitir bajo ningún concepto "ésta química".

http://asturias.grao.net/costumbres/sidra/sidra.html

LOS ORÍGENES DE - ALSA -

Los orígenes de Automóviles Luarca S.A.(Alsa) se remontan a Puerto de Leitaregos, un pequeño pueblo asturiano ubicado a 1.525 metros de altura en la divisoria de la cordillera que separa Asturias de León. De allí procede la familia Cosmen, sin la que Alsa no se entendería.
El propio fundador ha comentado que, ya en el siglo XVIII, el escritor Melchor Gaspar de Jovellanos cita a uno de sus antepasados, Juan Cosmen, que ya entonces regentaba un pequeño negocio de hospedería y caballos. Exactamente, José Cosmen pertenece a la octava generación de empresarios del transporte de la familia. Tomó el relevo del negocio de su padre y ya se lo ha transmitido a sus hijos. De todo ello da fiel cuenta el Libro de las Tablas, un cuaderno de bitácora de la familia, donde lo mismo figura un bautizo que un balance de cuentas, llamado así sencillamente porque está fabricado con dos tablas atadas con una cuerda.

Para poder entender la evolución y proyección de Automóviles de Luarca, s.a. o Alsa «transportede viajeros en autocar», hay que remontarse a la Asturias del siglo XVIII, y más concretamenteen Leitariegos (pueblo pegado a Cangas del Narcea), del que son naturales la familiaCosmen y localizado en la línea divisoria entre Asturias y León. El nombre de Automóviles Luarca viene motivado porque fue en la Villa de Luarca donde, en 1923, se constituyó la empresa con dicha razón social, bajo la forma jurídica de Sociedad Anónima.

Dice la tradición que los asturianos llevan el «gene del movimiento». Ya los tatarabuelos de los Cosmen transportaban en diligencia a personas de los pueblos cercanos a Leitariegos a otras partes de la provincia, a otras ciudades y, sobre todo, a Madrid. Hay libros datados en 1728 y escritos en dicho pueblo que comentan como los antepasados de los Cosmen actuales se iniciaron en el servicio de carruajes y postas en Cangas del Narcea a Madrid, en viajes que se prolongaban algo más de seis días.
Su respeto a sus antepasados y su visión de futuro se materializan en una anécdota. Él recuerda que ya su padre ofrecía a sus clientes la ‘tarifa de media burra´ que consistía en pagar menos si en las cuestas arriba, se bajaban.

También en los libros familiares consta un viaje del «tío Vicente» a principios del siglo XIX a Buenos Aires para implantar allí un servicio arriero. Al padre de José Cosmen Adelaida, le tocó ir a Madrid, donde ya empezaba a hacerse notar la migración de Asturias. Esta región española siempre ha sido cuna de trotamundos y de emigrantes. Ortega y Gasset escribió del asturiano que «es individualmente transitivo. Es un formidable trotamundos… En cualquier lugar del planeta, por extraño y perdido que sea el paraje, hay un asturiano que ha echado sus raíces en la gleba forastera, que ha dominado el contorno y le ha impuesto su sello de vida».

lunes, 18 de octubre de 2010

PUERTOS BALLENEROS ASTURIANOS


El mes de marzo del año 1232 se constata la primera cita documental a la caza de ballenas en Asturias en el puerto de “Entrelusa”, (pequeña cala situada en la costa de Carreño, al abrigo del islote de Entrellusa, en el término actual de la Ciudad Residencial de Perlora). En la Carta Puebla otorgada en 1270 a los hombre de la Tierra de Valdés se menciona expresamente el “Puerto de Vallenación”, término que parece tener una clara referencia con la práctica ballenera en las cercanías de la villa y el puerto de Luarca. De finales del siglo XIII, año de 1291, es un documento que confirma la existencia de dicha actividad en el litoral oriental asturiano, en el que figura la renta anual que se satisfacía a los monarcas castellanos sobre la “ballenación de Turnada” topónimo que se identifica con la actual playa de Toranda, situada entre el cabu Prietu y la embocadura de la pequeña ría de Niembro (Barro, Llanes).

Otros dos testimonios documentales pertenecientes a la colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo reseñan los repartimientos de los beneficios obtenidos con la actividad ballenera en dos pequeños enclaves costeros de la zona central asturiana que estaban bajo el dominio de ese importante centro monástico. Se trata del pequeño puerto d´Estazones (Villaviciosa), año 1294, y del lugar de Antromero (Bocines,Gozón), fechado en 1331. A partir de las primeras décadas del siglo XVI las fuentes documentales aportan abundantes referencias sobre las actividades balleneras en nuestras costas, y durante la centuria siguiente comienzan a escasear sus capturas, lo que determinaría su abandono definitivo en los primeros años del siglo XVIII. En estos documentos aparecen mencionados la mayoría de los actuales puertos pesqueros asturianos en donde se practicó esta actividad. Así, de oriente a occidente figuran los de Llanes, Ribadesella, Lastres, Gijón, Candás, Luanco, Cudillero, San Pedro (Bocamar), Luarca, Puerto de Vega, Viavélez, y Tapia de Casariego, aunque es bastante probable que también se realizase en otros puntos del litoral, algunos ya conocidos anteriormente como Tazones y otros que aún conservan vestigios y recuerdos de su pasado ballenero: Cadavedo, Ortiguera... Durante el mismo periodo adquieren un destacado protagonismo los pescadores y balleneros vascos, principalmente guipuzcoanos, que al tenor de la documentación conocida monopolizarían casi en exclusiva la caza y comercialización de las ballenas a lo largo de toda la costa cantábrica.

Esta actividad estaba totalmente organizada y ocupaba a un buen número de personas altamente especializadas, por lo que existía un tipo determinado de asociación o concierto denominado compañía, de características muy similares en todo el Cantábrico. En un principio tan sólo participaban en ella empresarios, armadores y los propios pescadores, pero con el paso del tiempo las compañías pasaron a ser controladas por las poderosas cofradías y gremios del mar establecidos en cada puerto. En ellas quedaba fijada la contratación para realizar la caza de ballenas por temporadas o costeras concretas, la organización de dicha pesca y la regulación de las condiciones económicas de todos los que participaban en ella. La compañía también cubría el servicio de vigilancia y localización de las ballenas, que se realizaba desde pequeñas torres ubicadas en lugares y promontorios estratégicos con amplia visión de la costa, denominadas genéricamente atalayas. Esta misión estaba encomendada a los talayeros, que se encargaban de otear el horizonte marino y avisar de la presencia de ballenas mediante humaredas y otras señales.

La costera de ballenas en Asturias se desarrollaba durante la época invernal,fundamentalmente entre los meses de noviembre y febrero. Avistada la ballena, y tras la señal convenida, salían del puerto en varias embarcaciones provistas de los instrumentos y útiles necesarios para proceder a su captura y muerte, tales como arpones, estachas, lanzas y sangraderas, que en el argot ballenero formaban la parte del “armazón”. Estas lanchas, denominadas según las épocas pinazas, chalupas, esquifes... estaban tripuladas por entre seis y ocho hombres que manejaban los remos e intentaban aproximarse lo más posible al cetáceo. Entonces entraba en escena la figura del arponero, sin duda el más importante de todos los que participaban en el lance, pues de su destreza dependía en gran medida el éxito de la empresa. Éste, desde la proa de la embarcación, lanzaba su largo arpón de hierro con el que hería al animal. Tras este primer arponazo, la ballena quedaba unida a la lancha por medio de una larga estacha o cuerda de cáñamo ensartada al arpón, entonces muy enfurecida, intentaba escapar sumergiéndose bajo el agua, pero cuando volvía salir a la superficie desde el resto de las embarcaciones le clavaban más arpones para debilitarla, sobre todo las denominadas sangraderas, produciéndose grandes heridas hasta lograr desangrarla y matarla.

El final de la captura-

Muerta la ballena, era remolcada hasta el puerto de origen, en donde se remataba en pública subasta ante la presencia del escribano y de los representantes de las instituciones que participaban en el reparto, que estaba convenido de antemano según las costumbres de cada puerto. Así en la mayoría de los puertos asturianos una parte era para el arrendador del puerto y de la actividad, generalmente el Ayuntamiento respectivo, aunque en otras ocasiones eran las jurisdicciones señoriales quienes ejercían estos privilegios. Otra parte sustancial solía ser para la Iglesia, bien para la fábrica parroquial, el cabildo catedralicio o para el sostenimiento de algunas cofradías religiosas vinculadas a la marinería local. Para la parte más importante la llevaban los arrendatarios o empresarios que explotaban su captura y posterior comercialización (en la mayoría de los contratos conocidos se trataba de comerciantes y armadores de procedencia guipuzcoana). Éstos eran los que repartían, mediante quiñones con los miembros de las compañías participantes en el lance, las cantidades asignadas con anterioridad. Entre estos últimos gozaban de privilegios los tripulantes de la primera chalupa que había logrado herir al cetáceo y en especial el primer freidor o arponero, que recibía además de su sueldo una aleta de la ballena capturada y tenía la potestad de designar las lanchas que ayudarían en las posteriores tareas, con lo cual también participaban en el reparto de beneficios, al igual que los pescadores ancianos y enfermos y las viudas de los que con anterioridad habían tomado parte en las capturas.

(www.buscolu.com)

domingo, 17 de octubre de 2010

HAMBRUNA EN ASTURIAS

El periodo más crítico del siglo se concentró en las postrimerías de la centuria. Una crisis interna y generalizada tuvo lugar en 1693-1694, donde la mortandad más, importante del siglo se localizó en el concejo de Gijón. Las inclemencias climatológicas malograron las cosechas. Efectivamente, en mayo de 1693 el licenciado don Gabriel de Noreña Hevia, Juez Ordinario de Oviedo, se hizo eco de las catástrofes climáticas cuando expuso («que a causa de los malos temporales no se pudian senbrar los frutos de maiz y el pan. Con la abundangia de las aguas y malos temporales se atravesaba »).

Para remedio de los males solicitó se pidiera al cabildo catedralicio sacase en procesión a la patrona de la ciudad, Santa Eulalia. Una semana después el gobernador propuso sacar en procesión a la Virgen del Rosario con la finalidad de hacer nuevas rogativas, pues la climatología no mejoraba y era desfavorable en toda la región. Éstas se continuaron. En junio una comisión de la cofradía de la Valesquida pidió al ayuntamiento una limosna que sufragara parte de los gastos que realizaron al sacar a su patrona en procesión.

Así el año 1693 parece ser resultó demasiado lluvioso, hasta el extremo de («que con la abundancia de las aguas se abian ronpido los conductos [de las fuentes] pordiferentes partes»). Este clima contrasta con el del año siguiente, en el que el problema fue la sequía. En abril de 1694 se solicitaron rogativas a Santa Eulalia («por falta de agua para la conserbazion de los frutos»), meses más tarde, en la Diputación de 1 de agosto, se dio cuenta de («la mortandad y calamidades que se estaban padeciendo en el Principado con el motibo de la estirilidad).
Ante tal situación el ayuntamiento se vio obligado a actuar, por lo que resolvió realizar una compra de cereal en Castilla para la provisión de la ciudad. En 15 de abril de 1693 se dio cuenta en el ayuntamiento de la llegada de un cargamento de trigo procedente de Astorga, para el abasto de Oviedo. La ciudad había nombrado comisionados para la adquisición del cereal al marqués de Camposagrado y a don Francisco Antonio de Estrada, que fue el encargado de realizar las transacciones en Astorga donde adquirió 250 cargas de trigo (1.000 fanegas por la medida de San Salvador) a don Juan Moreno, canónigo de la catedral astorgana por el precio de 19.500 reales; así como 100 cargas de centeno a don José de Salas, regidor de la ciudad leonesa, por la cuantía de 4.000 reales.

sábado, 16 de octubre de 2010

EL MUSEO DE LA ESCUELA RURAL DE ASTURIAS

En este artículo se describen los orígenes y características del Museo de la Escuela
Rural de Asturias, instalado en el antiguo edificio escuela del pueblo de Viñón, en el
concejo de Cabranes.

El Museo está instalado en el edificio escuela más emblemático del concejo, el de la escuela de Viñón, ubicado a sólo cincuenta metros de distancia de la iglesia parroquial de San Julián, catalogada como Monumento Histórico Artístico desde1985 y erigida con pautas constructivas del prerrománico asturiano, aunque fue construida en época románica. Documentos conservados de los siglos XVIII y XIX localizan la primitiva escuela del pueblo en el atrio de esta iglesia, espacio muy común en las primitivas Escuelas de Primeras Letras necesitadas de una cubierta para resguardarse de la incesante lluvia invernal. A escasos metros de la misma, a principios del siglo XX, se construyó el actual edificio escolar en un solar cedido por el marqués del Real Transporte, con el apoyo económico de los vecinos emigrantes, el trabajo gratuito de los vecinos presentes y ayudas de la Sociedad Minas de Viñón.
El inmueble es un edificio austero con líneas de imposta entre las dos plantas que disponía dos aulas en la planta baja, con cabida para 120 niños y niñas, y dos viviendas para maestro y maestra en la superior, siguiendo los planos del arquitecto provincial Javier Aguirre Iturralde.

La inauguración del mismo se realizó el 13 de noviembre de 1908 con una procesión cívica simbólica que partió del atrio de la iglesia, lugar donde se impartía la enseñanza hasta entonces, hasta el nuevo edificio escuela, donde intervinieron, ante un numeroso grupo de vecinos, el párroco Lázaro San Martín, en nombre de los miembros de la Junta de Construcción, el Inspector de Primera Enseñanza, Francisco Carrillo Sagredo, y el Alcalde de Cabranes, Joaquín Álvarez de la Villa.
Tras setenta años cumpliendo su función educativa, el inmueble escolar de Viñón quedó vacío en la década de 1970 debido al fuerte descenso del número de niños en los pueblos de la parroquia y a la puesta en marcha del transporte y de las concentraciones escolares, ante lo que se promovió la iniciativa de utilizarlo para conservar y exhibir todo el material y mobiliario pedagógico existente en el concejo.

En la planta baja se presentan los instrumentos y los protagonistas de la escuela primaria en el medio rural asturiano desde el siglo XVIII hasta la actualidad, con especial atención al fenómeno migratorio ultramarino como artífice de las nuevas infraestructuras educativas.
La Escuela de Primeras Letras, gestada en el siglo XVIII y difundida a lo largo del siglo XIX, caracterizada por la provisionalidad y autonomía de funcionamiento ya que dependía de las Juntas Vecinales, cuyos ingresos eran muy limitados (venta de maderas o pastos) y de la aportación económica de cada niño o niña. Resultado de tales carencias es que dichas escuelas carecieran de edificio propio por lo que, con frecuencia, estaban instaladas debajo de un hórreo o en el atrio del templo parroquial, en el pórtico, tal como sucedía en el pueblo de Viñón. Tras recibir esta información, el visitante accede a la reconstrucción de un aula del siglo XIX, con sus mesas y bancos corridos y la rudimentaria mesa del maestro, caracterizada por la austeridad del mobiliario y por la pobreza de los materiales escolares. Los niños se apretujaban en bancos y mesas alargadas, donde manejaban su pizarra para escribir letras y hacer cuentas con el pizarrín. En el primer banco se sentaban los más pequeños y todo el colectivo era controlado por el maestro desde su mesa, al pie del encerado. Sobre las mesas aparecen los primeros libros escolares, que eran pequeñas Cartillas, Cuadernos, Silabarios, Catones o Catecismos dedicados a las materias básicas de lectura, escritura, religión, gramática o historia, además de las fábulas de Samaniego y de Iriarte. El resto de los útiles eran la mesa para el maestro, un silabario de pared o un mapa, el armario donde seguardaban unos pocos libros de uso colectivo y la percha para colgar los capirotes, sacos que protegían de la lluvia, al lado de las alpargatas y .“les madreñes.”

www.educacion.es


viernes, 15 de octubre de 2010

POLA DE LAVIANA -DESARROLLO URBANO-


A lo largo de los siglos XIII y comienzos del XIV se desarrollan en Asturias 27 pueblas, entre ellas, ocupando el lugar vigésimo tercero, Laviana. Todas ellas gozaban de un privilegiado ordenamiento jurídico y autonomía concejil; eran, a su vez,aglutinadoras de la vida económica y administrativa de las áreas rurales de su alfoz.

a mediados del siglo XV la superficie del alfoz de Laviana era de 100kilómetros cuadrados aproximadamente, siendo el número de habitantes entre 500 y 700. Se denomina alfoz a las tierras circundantes, es decir, equivalente al término actual de concejo o término municipal.
La puebla era el lugar poblado o central en este caso Pola - puebla - de Laviana.
Quizá los primeros vestigios históricos sobre Laviana correspondan a la cultura de los castros ya que hay dos yacimientos "El Cerco",próximo a la Pumarada, en la parroquia de Villoria, y "el Castrillón" en la parroquia de Pola, que testimonian su existencia.

En el reinado de Juan II, año 1.400, según consta en varias escrituras, era ya villa. Cien años después, 1.504, aparece como cabeza de municipio del mismo nombre, teniendo potestad para elegir representantes en la Junta General del Principado.

En el primer plano histótico de la villa de Pola, es de mediados del siglo XIX, insertado en el Atlas de F. Coello (1.870). En él se puede comprobar la inexistencia de carretera de acceso, que se realiza en ese momento, el poblamiento concentrado en torno a dos plazas - antigua y nueva- y la existencia citada en la cartela del plano, de servicios administrativos, judiciales y policiales.
La parroquia, referida al edificio de la iglesia, bajo la advocación de la Vírgen del Otero, ocupa una posición marginal, al igual que la casa del presbítero, respecto al resto de la villa Polesa.
Además de los edificios públicos reseñados, comprobamos la presencia de una fonda en las inmediaciones del camino hacia el Condado y numerosas fuentes de agua para abastecer al vecindario.

En esta época Pola de Laviana es ya una villa en la que se esboza el carácter administrativo, cobrando importancia la función comercial, como testimonia Madoz.
La función administrativa de Pola, desde 1.835 era cabeza de partido judicial, conserva el poder de atracción que ejercía sobre los municipios vecinos, esta funcionalidad queda reflejada en el plano levantado a finales de 1.900 en que los principales edificios públicos, administrativos y religiosos, destacan sobre el conjunto del caserío y marcarán puntos de referencia.

A finales de la primera década del siglo actual, Pola de Laviana contaba con un caserío reducido, unos doscientos solares edificados, construído en torno a la calle de Abajo (carretera de Oviedo a Campo de Caso) y la calle de Arriba (E. Martínez, P. Valdés).

El poblamiento permanece alejado del cauce fluvial y en las cotas más altas del fondo del valle. El río Nalón no estaba canalizado entonces y las crecidas anegaban las tierras más próximas al curso fluvial, hecho que disuadía del uso de la ribera como lugar de residencia permanente, ya que las inundaciones llegaban hasta la iglesia de Pola.

Las plazas constituyen la característica más común . Su ubicación y denominación están vinculadas a la función. Así la plaza del ganado, hoy de La Pontona, lugar de realización , hasta fechas recientes, del mercado de animales los jueves de cada semana. Aún quedan como testimonio de este hecho algunas argollas empotradas en el muro donde se ataban las reses. La del mercado - hoy Fray Ceferino González - abastecía a la población de los productos hortofrúticolas, principalmente, comercializados directamente por los campesinos productores y exentos de pagar impuestos municipales por tal actividad.

El desarrollo de las infraestructuras es rudimentario y va mejorando lentamente. La evolución de las comunicaciones se manifiesta por la presencia de la estación del ferrocarril de Langreo, que augura el abandono progresivo de la tracción animal, emplazada en la salida hacia Oviedo por el barrio de la Tejera. Cobra progresiva importancia la carretera a Campo de Caso, que será la gran avenida de la villa, por la que circula el trenecillo hasta Rioseco.

(Retrato de un paisaje: EL ALTO NALÓN)

jueves, 14 de octubre de 2010

LAS CUEVAS ASTURIANAS

Si se anima a venir a Asturias experimentará la sensación de montarse en una auténtica máquina del tiempo. Y es que referirse a la Prehistoria en esta zona del norte de España significa conocer pinturas y grabados de cuevas espectaculares. La visita que le recomendamos engloba 13 localidades del oriente asturiano donde los rastros del "hombre antiguo" son abundantes. No se lo pierda. Puede comenzar su viaje en Ribadesella, donde encontrará la Cueva de Tisto Bustillo, con un interior que le encantará: representaciones rupestres de los habitantes de la cueva entre el 25.000 y el 10.000 a. C. Cuando llegue, abra bien los ojos, porque estará ante uno de los santuarios del Paleolítico más importantes y bellos del occidente europeo. A través de un túnel diseñado para los visitantes.
observará pinturas y grabados de ciervos, caballos o figuras femeninas. ¿Se imagina tener ante sí las huellas de grupos de cazadores y recolectores del Paleolítico Superior?

Dentro de la misma red de cavernas puede visitar la Cuevona de Ardines, que alcanza 40 metros de altura. Vaya preparado, porque para acceder deberá subir 300 escalones. Y para los más curiosos, en un edificio situado junto a Tito Bustillo encontrará el Aula Didáctica de Prehistoria, donde le ofrecerán una visión de la Prehistoria asturiana con la ayuda de paneles gráficos y piezas arqueológicas.
A 2 kilómetros de Cangas de Onís hallará la Cueva del Buxu ¿Quiere conocer un asentamiento prehistórico para la caza de ciervos y rebecos? No se pierda esta cueva con su rara escultura de un ave tallada sobre el colmillo de un oso de las cavernas. En Cangas de Onís también encontrará el dolmen de Santa Cruz, un valioso monumento funerario.

Siga su viaje por Llanes, que también le depara una agradable sorpresa. Tras una marcha de 25 minutos, tendrá ante sí el Ídolo de Peña Tú, una representación pictórica de la Edad de Bronce. Se sorprenderá ante una figura de más de un metro que podría ser la idealización de un guerrero. Además, en su Aula Didáctica le explicarán cómo eran las sociedades prehistóricas.

¿Le apasiona la naturaleza? Entonces le encantará la Cueva del Pindal de Ribadedeva, situada en un espectacular entorno de acantilados sobre el mar Cantábrico y que cuenta con el Centro de Interpretación de San Emeterio. Un paisaje de ensueño para visitar esta cavidad con representaciones como un pez, algo extraño en el paleolítico.
¿Otra cuevas recomendable? La de La Loja, en Peñamellera Baja, donde realizará un viaje por las profundidades de la tierra para visitar luego en el exterior su Centro de Interpretación; y la de Llonín, en Peñamellera Alta y con más de 100 grabados.

Una vez haya conocido la riqueza rupestre del oeste asturiano, le recomendamos una visita ineludible: las cuevas de La Lluera en San Juan de Priorio (Oviedo) que se abren por primera vez al público para su disfrute. Cuando llegue a ellas podrá admirar el más completo santuario exterior de arte paleolítico de Europa. No pierda detalle de las representaciones de uros, ciervas y caballos. Merece la pena.

Asturias sigue ampliando, dentro de su programa "Paraíso Rupestre", otros sitios sobre la riqueza prehistórica. Entre ellos estarán los Centros de Interpretación de la Cultura Castreña de Asturias, del Neanderthal, de los Bosques Antiguos, del Hábitat Rupestre, de la Fauna Glaciar, la Casa de los Pintores de las Cuevas o el campamento de los pescadores de la Prehistoria.

vm.spain.info/

miércoles, 13 de octubre de 2010

NUESTROS ANTEPASADOS

Ocupada por grupos humanos desde el Paleolítico Inferior, durante el superior Asturias se caracterizó por las pinturas rupestres del oriente de la Comunidad. En el Mesolítico se desarrolló una cultura original, el asturiense; a continuación se introdujo la Edad de Bronce, caracterizada por los megalitos y túmulos.
Durante la Edad de Hierro, con raíces en la tradición local del Bronce Final Atlántico, se desarrollaron un conjunto de comunidades que construirían y habitarían en castros. Estas poblaciones evolucionarían localmente durante todo el primer milenio antes de nuestra era, hasta la llegada de los romanos al Noroeste peninsular, que percibirían a dichas poblaciones como parte de una realidad étnica (los astures) que no correspondería con la realidad, ya que difícilmente esas comunidades mantendrían una conciencia clara de pertenencia a una estructura socio-política más allá de unidades locales, comarcales, estructuradas en unidades territoriales como valles o cuencas fluviales.

La conquista romana entre 29 y 19 a. C. hizo entrar a Asturias en la Historia. Durante este período romano destacan las labores mineras realizadas por el Estado Romano, con el oro del Occidente asturiano como centro del esquema territorial en época alto-imperial. La explotación minera de las riquezas auríferas decaería entre los siglos II-III d. C., en favor de las minas romanas de la región de la Dacia, conquistada para el Imperio entonces.
El otro esquema complementario de estos momentos serían las explotaciones agropecuarias de multitud de villas romanas como las de Veranes (Gijón) o Memorana (Lena), además del surgimiento de núcleos urbanos fortificados como Gijón.

Tras varios siglos sin presencia extranjera, los suevos y visigodos ocuparon el territorio durante el siglo VI, que terminaría a principios del siglo VIII con la invasión musulmana. El territorio, como había sucedido con Roma y Toledo, no fue fácil de someter, estableciéndose en 722 una independencia de facto como Reino de Asturias tras la victoria de Pelayo en la batalla de Covadonga a partir de entonces el pequeño reducto de nobles godos comienza a recuperar el territorio perdido ante la invasión musulmana del año 711, incorporando bajo su órbita el territorio que había pasado a ser tierra de nadie desde el río Eo hasta el Duero, creando durante este período un arte propio, el arte prerrománico asturiano que se extendió por sus dominios, hasta el sur de la actual Galicia.
En el siglo X el centro de poder se trasladó desde Oviedo a León, dando lugar al Reino de León. A partir de entonces el aislamiento propiciado por la Cordillera Cantábrica, el traslado de los centros de decisión del Reino y el movimiento de la frontera con los reinos de taifas de al-Ándalus hace que las referencias históricas sean escasas. Tras la rebelión del hijo de Enrique II de Trastámara, se establece el Principado de Asturias. Si hubo varios intentos de independencia, los más conocidos fueron el conde Gonzalo Peláez o la reina Urraca, que aún consiguiendo importantes victorias al final fueron derrotados por las tropas de Castilla.

En el siglo XVI el territorio alcanzó por primera vez los 100.000 habitantes, número que se duplicó con la llegada del maíz americano en el siglo siguiente.
El 8 de mayo de 1808, la Junta General del Principado de Asturias declara la guerra a Francia y se proclama soberana, creando ejército propio y enviando embajadores al extranjero, siendo el primer organismo oficial de España en dar ese paso. En ese momento se forman cuerpos militares propios como el Regimiento de Candás y Luanco. El 1 de enero de 1820, el oficial Rafael de Riego, oriundo de Tuña (Tineo), se subleva en Cádiz proclamando la Constitución de 1812.
A partir de 1830 comienza la explotación del carbón, iniciando la revolución industrial en la comunidad. Más tarde se establecería la industria siderúrgica y naval.
El 6 de octubre de 1934 comenzó un alzamiento revolucionario en la cuenca minera provocada porque los revolucionarios no admitieron la entrada de la CEDA en el gobierno, algo que entendían como un avance del fascismo en España. La Revolución de 1934 tuvo a Asturias por escenario principal.
Durante la revolución de 1934, protagonizada por los mineros de las Cuencas, Oviedo queda asolada en buena parte: resultan incendiados, entre otros edificios, el de la Universidad, cuya biblioteca guardaba fondos bibliográficos de extraordinario valor que no se pudieron recuperar, o el teatro Campoamor. La Cámara Santa en la Catedral, por su parte, fue dinamitada.

(Wikipedia)

martes, 12 de octubre de 2010

LA UNIVERSIDAD LABORAL - GIJÓN -


La Universidad Laboral de Gijón se encuentra situada en Gijón (Asturias, España), concretamente en la parroquia de Cabueñes, a poco más de tres kilómetros del centro urbano. Construida entre 1946 y 1956, es la obra arquitectónica más importante realizada en el siglo XX en Asturias y es considerada, con sus 270 000 m², el edificio más grande de España.
A mediados de los años cuarenta del siglo XX, como consecuencia de un grave accidente laboral en una mina de la cuenca del Caudal, el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, que acudía al funeral de las víctimas, se reunió en Gijón con un grupo de personalidades locales para impulsar la creación de un Orfanato Minero. Este pasó en efecto a ser constituido en escritura pública otorgada ante notario el día 6 de octubre de 1945 con el nombre de Fundación José Antonio Girón, en homenaje al entonces ministro de Trabajo.

El objetivo fundacional concreto fue el de formar a niños huérfanos de padres víctimas de accidentes laborales en la minería, para lo que se proyectó un edificio que pudiera atender a mil alumnos y que contara con las distintas dependencias requeridas para el desarrollo de la vida estudiantil, como residencia, escuela, talleres industriales, granja, instalaciones deportivas o campos de cultivo. El Ministerio de Trabajo encomendó a la Junta del Patronato de la Fundación la responsabilidad de llevar adelante la obra por Orden de 14 de junio de 1946. Para ello se adquirieron en la carretera de Gijón a Villaviciosa unos terrenos con una superficie de 1 544 572 m², de los que 381 551 m² lo fueron mediante el trámite de expropiación forzosa. Otra superficie complementaria, de 1 464 300 m², se adquirió para la Granja Lloreda, en El Infanzón.
Se encargó la construcción del complejo a un equipo de arquitectos dirigido por el madrileño Luis Moya Blanco y formado por él mismo, su hermano Ramiro Moya Blanco, el gijonés José Marcelino Díez Canteli y Pedro Rodríguez A. de la Puente. Los mejores técnicos de la época se ocuparon de las diferentes especialidades que la obra demandó. Así, los jardines fueron diseñados por Javier de Winthuyssen, Inspector Nacional de Parques y Jardines Artísticos; el proyecto de granja agronómica se encargó al ingeniero agrónomo Gabino Figar; las esculturas fueron realizadas por Manuel Álvarez Laviada y Florentino Trapero; y los mosaicos por Santiago Padrós, sobre trabajos del pintor sevillano Joaquín Valverde.
Durante el transcurso de las obras, el Ministerio de Trabajo decidió la creación de las Universidades Laborales, destinadas a la formación profesional de los jóvenes, por lo que el Orfelinato Minero acabó transformándose en la Universidad Laboral de Gijón. La enseñanza y dirección del centro se encomendó a la Compañía de Jesús, mientras que de la intendencia se encargó la Congregación Monjil de las Clarisas. En 1978 se entregó la dirección a personal docente de las Universidades Laborales, que sustituye a los jesuitas y, pocos años después, se rescindió también el convenio con las monjas.
En su momento fue el Instituto de educación secundaria más grande de España, con cabida para más de tres mil alumnos.
El edificio está construido de espaldas a la ciudad de Gijón. Luis Moya lo diseñó de este modo a imagen y semejanza del Partenón de Atenas y con la misma intención, que para acceder a su interior hubiera que rodearlo para apreciarlo en toda su magnificencia.

Iglesia

La Iglesia es sin duda el edificio más espectacular del conjunto arquitectónico de la Universidad Laboral. Con una superficie de 807 m², es la Iglesia de planta elíptica más grande del mundo. En el exterior, sobre el dintel de la puerta, está colocada una imagen de la Virgen de Covadonga en una hornacina central y, flanqueándola, cuatro columnas corintias sostienen las imágenes de San José, San Ignacio, San Pedro y San Pablo. Por encima, el Apostol Santiago a caballo y dos ángeles adorando una reproducción de la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias, obra del escultor Espinos realizada en bronce con incrustaciones de cristales, mármoles y piedras de color. También a ambos lados de la hornacina central, otras dieciséis estatuas representan a San Juan de la Cruz, San Juan Bosco, San Vicente Ferrer, San Melchor de Quirós, Santa Clara, San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcántara, San Lorenzo, San Isidoro, Santa Teresa de Jesús,
, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco, San José de Calasanz, Santa Eulalia, Fernando III el Santo, San Isidro y Santo Toribio de Liébana.
El interior se halla cubierto por una cúpula con un peso estimado de dos mil trescientas toneladas y montada sobre veinte pares de nervaduras de ladrillos cruzadas entre sí que sostienen la estructura sin necesidad de columnas. La altura desde el suelo hasta el arranque de los arcos de la cúpula es de veinticinco metros y de treinta y tres hasta el centro del óculo. Por éste debería entrar la luz del Sol e iluminar el centro de la Iglesia, aunque en la actualidad no es así debido a que la cúpula cedió ligeramente. En su construcción se utilizaron unos 450.000 ladrillos recocidos en León.
El suelo del templo es de mármol en su totalidad y los bancos, pensados para dar cabida al millar de alumnos de la institución y a sus profesores, son de embero, un tipo de madera de Guinea Ecuatorial. Fueron tallados expresamente para el edificio y cada uno de ellos, diferente de los demás, fue realizado en una sola pieza y destinado a ocupar una posición determinada. Las columnas del baldaquino, de granito rosa de Porriño, también son de una sola pieza, con una altura cada una de 7,75 m.

Teatro

El Teatro presenta una fachada de estilo helenístico y de dimensiones similares a las del Partenón. Coronando el frontón central se eleva un gran escudo de España, según el modelo de 1945. Su aforo es de unas mil quinientas localidades, repartidas entre las 950 butacas del patio, forradas con piel de cabra (no de camello como se creía hasta hace poco), los palcos y el anfiteatro. Fue el primer teatro totalmente climatizado de Europa, para lo cual contó con un revolucionario sistema subterráneo de distribución del aire. El frontis del escenario está decorado con un fresco de ciento veinte metros cuadrados realizado por el pintor andaluz Enrique Segura. La sala está dotada de una acústica extraordinaria gracias al estudio de las formas y materiales empleados para lograr la óptima propagación del sonido, de tal modo que un actor en el centro del escenario es escuchado claramente en cualquier punto del recinto.

Torre

Con una altura de 130,00 m1 , responde al modelo de la Giralda de Sevilla. Un ascensor interno permite acceder al mirador, sin duda la mejor atalaya de Gijón. Actualmente es el edificio más alto del Principado de Asturias.