lunes, 28 de febrero de 2011

LOS ORICIOS


RAMÓN AVELLO:
SE dice del amarillo que es el color que impregna el paso del tiempo, por eso las cosas no se borran o se difuminan con los años, sino que se amarillean. Probablemente, una de las causas por las que a un color se le atribuye esta cualidad de temporalidad es que el primer síntoma de vejez de una fotografía o de un recorte de papel es la tendencia al blanco amarillento.

Hace unos días, un conocido me enseñó un recorte de periódico -sin duda el papel que primero amarillea- de hace unos dieciséis años. Era un artículo publicado en EL COMERCIO sobre los oricios. El autor del escrito, además de hacer un canto a los oricios del concejo de Valdés, sin duda los mejores del mundo, protestaba contra la reciente prohibición de la venta a paladas que entonces se hacía en frente de la antigua pescadería, en los alrededores del Campo Valdés. Cuando se habla de conservar las peculiaridades de los pueblos, la venta a paladas desde los camiones que venían los meses de febrero y marzo desde el Occidente de Asturias o desde Galicia era una de esas señales diferenciales e «identitarias» de Gijón, que no hacían mal a nadie y bien a muchos.

La prohibición de la venta a paladas, exigida en su momento en nombre del control sanitario, fue nefasta para los aficionados a los oricios por, al menos, cuatro razones. La primera, porque supuso el inicio de una escalada de precios sin precedentes y que ya es imposible de contener. ¿Cuánto subió en veinte años una docena de oricios? Por supuesto que mucho más que los artículos no sólo de primera necesidad, sino también de lujo, y proporcionalmente, incluso más que la vivienda. La segunda, radica en la frescura del producto. Sin necesidad de control, sólo con el olfato y el sentido común, el oricio fresco, normalmente recogido en las bajamares del día anterior, a la venta, estaba garantizado. En otras palabras, el oricio en el camión, por necesidad, estaba siempre fresco.

La tercera razón de lo perjudicial de la prohibición de la venta a paladas fue que se adelantó, de una manera forzada, el comienzo de la temporada de oricios. Antes, la temporada se iniciaba, sin forzar a la naturaleza y de una manera natural cuando los camiones aparcaban en el extremo de la playa de san Lorenzo. Al anuncio de «Ya han llegado los sabrosos equinodermos», se abría la temporada, nunca antes de enero, para durar en su apogeo hasta pasada la Semana Santa. Adelantar la temporada a octubre o noviembre, como está pasando ahora en Gijón, es algo insólito, antinatural, y que acabará pasando factura a la conservación y disfrute del preciado marisco. En Cádiz, otra zona oriciera de España, los oricios, «los erizos caleteros», les llaman, se consumen solamente en el tiempo del Carnaval. Allí se toman siempre crudos y los abren a golpe de machete.

Finalmente, con la venta a paladas de oricios, procedentes de diversos camiones, se ofrecía al consumidor algo tan importante como la capacidad de comparar, elegir, diferenciar y, en el fondo, educar el paladar. No saben igual, por ejemplo, los oricios de Valdés, algo más pequeños y de color anaranjado que los oricios de la zona de Peñas o de Galicia. El sabor del oricio es algo muy individual, que hace que ni siquiera en los moluscos procedentes de la misma zona, no hay dos oricios que sepan exactamente igual. Un sabor que, frente a la lírica opinión de Julio Camba -«es un extracto de mar, un halito de borrasca, una esencia de tempestades, el tomar este marisco no es comer ni beber, sino respirar en pleno océano»- a mí me sabe a una quintaesencia de roca marina, yodo y mar. Por eso desconfío de las latas de oricios, porque todas saben, más o menos igual.

Entre las latas, los congelados, la utilización de los oricios como base para determinadas salsas, el adelanto de la temporada y, en definitiva, la explotación exhaustiva, o nos quedamos sin oricios o acabarán siendo inaccesibles. Y lo curioso es que el proceso empezó cuando se prohibió la venta directa a paladas.

No hace muchos años, la temporada de los oricios empezaba a finales de enero, tenía su apogeo durante el tiempo de cuaresma, desde el miércoles de ceniza a la Semana Santa, y, lentamente, declinaba a finales de abril. «Han llegado los deliciosos equinodermos», decía desde Radio Gijón Arturo Arias (padre), y ya todos sabían que los deliciosos equinodermos no llegaban por su pie, sino que los traían en camionetas procedentes, generalmente, del Occidente de Asturias, excepcionalmente de Galicia. Los camiones aparcaban frente al edificio de la Pescadería Municipal, y desde el propio vehículo se vendían 'a palaes', lo que constituía una de las señas de identidad más curiosas de Gijón. La venta de oricios en la calle desapareció, por una cuestionada prescripción municipal explicada absurdamente con argumentos sanitarios a finales de los años 80. Desde entonces empezó la escalada de los precios del oricio, que este año se anuncia estratosférica.

Un cuadro de Evaristo Valle que se expone en el Museo de Bellas Artes de Asturias, 'Demetrio en la taberna', nos recuerda esa especial predilección gijonesa por los oricios. Sobre la mesa en la que se sienta Demetrio se ven varias botellas de sidra junto a oricios apiñados en un montón -sidra y oricios, lo sabía bien Demetrio, son el mejor prozac para aliviar la melancolía-, y un utensilio que desapareció totalmente de los chigres: el mazo de madera con el que antes se abrían o se machacaban, de forma rudimentaria y bestial, los caparazones.

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Cambra en su libro de cocina “La casa de Lúculo o el arte de comer” decía: “No hay marisco que sintetice el mar de un modo tan perfecto como el erizo: al primero que uno se toma, la boca no se le hace simplemente agua: se le hace agua de mar, con todos los olores y los sabores marinos. Y después de tomarse quince o veinte docenas -porque el tomar este marisco no es comer ni beber, sino respirar en pleno océano-, la más fina langosta le sabrá a uno a galápago y las mejores almejas a neumáticos de automóvil”.… Porque el oricio es puro mar.
Es ahora, en los fríos días de Enero y Febrero cuando las mayores mareas del año nos dejan en la bajamar este exquisito manjar al descubierto, escondidos en las grietas rocosas. Ya se sabe, “sin frío no hay oricios”.

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domingo, 27 de febrero de 2011

POZO TRES AMIGOS UN EJEMPLO A SEGUIR


La historia de la mina de Tres Amigos se remonta al final de la Guerra Civil, su propietario de entonces, José Sela y Sela era arrendatario de las minas de la Sociedad Minera del Caudal y del Aller, pero ante el agotamiento de las capas del pozo Peñón, y para acceder a nuevos campos de explotación en la zona de Vegadotos, se constituye la sociedad anónima Minas Tres Amigas iniciándose en 1939 las primeras obras de profundización del pozo. No sería hasta 1962 cuando el propietario decide modernizar la explotación y sustituir la primitiva máquina de extracción y el viejo castillete por los actuales.

Su integración en Hunosa no fue una realidad hasta el año 1969. La plantilla del pozo siempre fue casi familiar, en sus orígenes trabajaban unos 1.500 mineros, reduciéndose a aproximadamente 450 cuando fue adquirido por Hunosa. Antes de cerrar sus puertas, la explotación contaba con 200 trabajadores.

En la escena más emotiva de la película Pídele cuentas al Rey. Los enfrentamientos entre la policía y los mineros se recrudecen y sólo el sonido seco de la jaula del pozo cayendo al vacío consigue frenar la lucha. De entre el humo aparece, como un trabajador más, el desaparecido José Ramón Ordóñez, cantante de los Stukas, que se quita el pasamontañas y entona, a modo de réquiem, el Santa Bárbara Bendita.
Pronto se le suman otras voces y la cámara se aleja para ampliar la perspectiva. El patio del Pozo Tres Amigos, en la Güeria de San Juan, se convirtió así, en escenario de los primeros minutos de la película del director morciniego José Antonio Quirós, en uno de los protagonistas de esta historia obrera que dio la vuelta al mundo.
El séptimo arte vino a refrendar, en los albores del siglo XXI, lo que la historia de la minería, del sindicalismo y de la sociedad de las propias cuencas mineras ya conocía desde hace tiempo, que el Pozo Tres Amigos, como tantos otros de los valles del Nalón y el Caudal, son más que explotaciones mineras, son el símbolo de un pasado que parece condenado a la extinción pero no al olvido.

El ejemplo perfecto de que este pozo fue y es modelo de lo que puede conseguir la lucha minera tuvo lugar en 1975. En noviembre de ese año, con un Franco agonizante, se inició en el Pozo Tres Amigos una de las últimas huelgas mineras contra el régimen dictatorial. La protesta estuvo liderada por los vagoneros de la mina de La Güeria que reclamaban un aumento salarial. La reivindicación se extendió al resto de minas de Hunosa. La empresa trató de aplacar la protesta y para ello castigó a 4.500 trabajadores. No sirvió de nada.

A finales de 1975 se encerraron en Tres Amigos 32 ayudantes mineros, a los que se les suspendió un mes de empleo y sueldo. En solidaridad con ellos todos los mineros del pozo pararon la actividad, la plantilla fue sancionada al completo. El 10 de enero se generalizó la huelga en el Caudal y días más tarde en el Nalón. De mano, la empresa negó todos los derechos, aunque estos se reconocerían más tarde, con la llegada de la democracia. La supervivencia de los edificios y emplazamientos de lo que fue el pozo también trajo consigo protestas. Los vecinos de la Güeria de San Juan defendieron durante varios meses la conservación y restauración del castillete del pozo Tres Amigos, y la creación en las instalaciones de la antigua explotación minera de un aula de la historia de la minería.

El hecho de que frente al pozo se encuentra el edificio donde se fundó el sindicato minero del SOMA, venía a apoyar la iniciativa vecinal que, sin embargo, no fue a más. La propuesta fue desestimada por el Principado, ya que los vecinos querían ocupar unos terrenos pertenecientes a una entidad privada. Además, a esto había que unir que la rehabilitación de las instalaciones supondría el desembolso de varios millones. Desde entonces, las intenciones de Hunosa apuntan a ubicar en la zona un polígono industrial. Un proyecto del que, por el momento, nada se sabe.
En diciembre de 2000 se colocó la chapa con la que se cubrió la caña del Pozo Tres Amigos y, hasta el momento, el silencio minero ha sido la respuesta .
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El Principado ya ha iniciado los trámites para proteger los castilletes y varios inmuebles de los pozos mineros de Tres Amigos, San José y San Nicolás, ubicados en el concejo de Mieres. En concreto, la Consejería de Cultura y Turismo ha incoado el expediente administrativo para la inclusión de esos elementos en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias.
En el caso del pozo Tres Amigos, ubicado en Vegadotos y cerrado hace diez años, el departamento que dirige Mercedes Álvarez propone incluir en el registro el castillete y polvorín.

El castillete data de 1964, «es metálico de soldadura, con estructura de acero laminado, de aproximadamente 15 metros de altura», según explica la consejería. Por su parte, el polvorín, de 1954, es un edificio de una sola planta construido con ladrillo y cubierto con forjado de ladrillo, galerías excavadas en la ladera y revestidas con hormigón.

elperiodicodeasturias.com

CANTÁBRICO


sábado, 26 de febrero de 2011

PUERTOS BALLENEROS ASTURIANOS


Las noticias históricas más antiguas que acreditan las actividades balleneras en las costas cantábricas se remontan a los primeros años del Siglo XI, mientras que en el litoral asturiano están plenamente documentadas desde el primer tercio del Siglo XIII.

El mes de marzo del año 1232 se constata la primera cita documental a la caza de ballenas en Asturias en el puerto de “Entrelusa”, (pequeña cala situada en la costa de Carreño, al abrigo del islote de Entrellusa, en el término actual de la Ciudad Residencial de Perlora). En la Carta Puebla otorgada en 1270 a los hombre de la Tierra de Valdés se menciona expresamente el “Puerto de Vallenación”, término que parece tener una clara referencia con la práctica ballenera en las cercanías de la villa y el puerto de Luarca. De finales del siglo XIII, año de 1291, es un documento que confirma la existencia de dicha actividad en el litoral oriental asturiano, en el que figura la renta anual que se satisfacía a los monarcas castellanos sobre la “ballenación de Turnada” topónimo que se identifica con la actual playa de Toranda, situada entre el cabu Prietu y la embocadura de la pequeña ría de Niembro (Barro, Llanes). Otros dos testimonios documentales pertenecientes a la colección diplomática del monasterio de San Vicente de Oviedo reseñan los repartimientos de los beneficios obtenidos con la actividad ballenera en dos pequeños enclaves costeros de la zona central asturiana que estaban bajo el dominio de ese importante centro monástico. Se trata del pequeño puerto d´Estazones (Villaviciosa), año 1294, y del lugar de Antromero (Bocines,Gozón), fechado en 1331. A partir de las primeras décadas del siglo XVI las fuentes documentales aportan abundantes referencias sobre las actividades balleneras en nuestras costas, y durante la centuria siguiente comienzan a escasear sus capturas, lo que determinaría su abandono definitivo en los primeros años del siglo XVIII.
En estos documentos aparecen mencionados la mayoría de los actuales puertos pesqueros asturianos en donde se practicó esta actividad. Así, de oriente a occidente figuran los de Llanes, Ribadesella, Lastres, Gijón, Candás, Luanco, Cudillero, San Pedro (Bocamar), Luarca, Puerto de Vega, Viavélez, y Tapia de Casariego, aunque es bastante probable que también se realizase en otros puntos del litoral, algunos ya conocidos anteriormente como Tazones y otros que aún conservan vestigios y recuerdos de su pasado ballenero: Cadavedo, Ortiguera... Durante el mismo periodo adquieren un destacado protagonismo los pescadores y balleneros vascos, principalmente guipuzcoanos, que al tenor de la documentación conocida monopolizarían casi en exclusiva la caza y comercialización de las ballenas a lo largo de toda la costa cantábrica.

La practicaban por medio de varias lanchas bien prevenidas de arpones, fisgas y otros instrumentos y aparejos necesarios al efecto: establecían vigías a lo largo de la costa como en el circuito de dos leguas que, acechando la llegada de estos cetáceos la indicaban con humaredas haciéndose a la mar en busca de la presa, la cual herida, desangrada y muerta era remolcada a la playa a donde estaba la casa destinada para el beneficio de la grasa.
El producto de esta pesca, era sin duda alguna de mucha consideración y quizá su vencimiento anual no bajaba de los cien mil reales. Se conservan pocas noticias de este establecimiento, sin embargo de haberse extinguido totalmente como a principios del siglo último. Tenemos no obstante a la vista una escritura de arrendamiento otorgada por los vecinos de Lastres en el año de 637 a favor de Pedro Balbín vecino de Villaviciosa a quien ceden esta pesca por el espacio de doce años y le entregan la casa y los utensilios para el beneficio de la grasa con el cargo de redimir varios censos tomados por el proseguimiento de los pleitos de que hemos dados ya como noticia, y la satisfacción de los réditos que se fueren devengando hasta la total extinción de los capitales. Por este tiempo, ya se había escaseado notablemente esta pesca, la cual cesó enteramente poco después conservándose solo hasta nuestros días los muros de la fábrica, los instrumentos de que se valían para herir a estos enormes peces y mucha osamenta de estos...”
Esta actividad estaba totalmente organizada y ocupaba a un buen número de personas altamente especializadas, por lo que existía un tipo determinado de asociación o concierto denominado compañía, de características muy similares en todo el Cantábrico. En un principio tan sólo participaban en ella empresarios, armadores y los propios pescadores, pero con el paso del tiempo las compañías pasaron a ser controladas por las poderosas cofradías y gremios del mar establecidos en cada puerto. En ellas quedaba fijada la contratación para realizar la caza de ballenas por temporadas o costeras concretas, la organización de dicha pesca y la regulación de las condiciones económicas de todos los que participaban en ella. La compañía también cubría el servicio de vigilancia y localización de las ballenas, que se realizaba desde pequeñas torres ubicadas en lugares y promontorios estratégicos con amplia visión de la costa, denominadas genéricamente atalayas. Esta misión estaba encomendada a los talayeros, que se encargaban de otear el horizonte marino y avisar de la presencia de ballenas mediante humaredas y otras señales.

La costera de ballenas en Asturias se desarrollaba durante la época invernal, fundamentalmente entre los meses de noviembre y febrero. Avistada la ballena, y tras la señal convenida, salían del puerto en varias embarcaciones provistas de los instrumentos y útiles necesarios para proceder a su captura y muerte, tales como arpones, estachas, lanzas y sangraderas, que en el argot ballenero formaban la parte del “armazón”. Estas lanchas, denominadas según las épocas pinazas, chalupas, esquifes... estaban tripuladas por entre seis y ocho hombres que manejaban los remos e intentaban aproximarse lo más posible al cetáceo. Entonces entraba en escena la figura del arponero, sin duda el más importante de todos los que participaban en el lance, pues de su destreza dependía en gran medida el éxito de la empresa. Éste, desde la proa de la embarcación, lanzaba su largo arpón de hierro con el que hería al animal. Tras este primer arponazo, la ballena quedaba unida a la lancha por medio de una larga estacha o cuerda de cáñamo ensartada al arpón, entonces muy enfurecida, intentaba escapar sumergiéndose bajo el agua, pero cuando volvía salir a la superficie desde el resto de las embarcaciones le clavaban más arpones para debilitarla, sobre todo las denominadas sangraderas, produciéndose grandes heridas hasta lograr desangrarla y matarla.

El final de la captura:
Muerta la ballena, era remolcada hasta el puerto de origen, en donde se remataba en pública subasta ante la presencia del escribano y de los representantes de las instituciones que participaban en el reparto, que estaba convenido de antemano según las costumbres de cada puerto. Así en la mayoría de los puertos asturianos una parte era para el arrendador del puerto y de la actividad, generalmente el Ayuntamiento respectivo, aunque en otras ocasiones eran las jurisdicciones señoriales quienes ejercían estos privilegios. Otra parte sustancial solía ser para la Iglesia, bien para la fábrica parroquial, el cabildo catedralicio o para el sostenimiento de algunas cofradías religiosas vinculadas a la marinería local. Para la parte más importante la llevaban los arrendatarios o empresarios que explotaban su captura y posterior comercialización (en la mayoría de los contratos conocidos se trataba de comerciantes y armadores de procedencia guipuzcoana). Éstos eran los que repartían, mediante quiñones con los miembros de las compañías participantes en el lance, las cantidades asignadas con anterioridad. Entre estos últimos gozaban de privilegios los tripulantes de la primera chalupa que había logrado herir al cetáceo y en especial el primer freidor o arponero, que recibía además de su sueldo una aleta de la ballena capturada y tenía la potestad de designar las lanchas que ayudarían en las posteriores tareas, con lo cual también participaban en el reparto de beneficios, al igual que los pescadores ancianos y enfermos y las viudas de los que con anterioridad habían tomado parte en las capturas.

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RECUPERACIÓN RAZAS AUTÓCTONAS



















Las razas autóctonas asturianas constituyen un patrimonio de una riqueza incalculable tanto desde el punto de vista económico, como del social, el medioambiental o de los recursos genéticos. Estas razas son: las bovinas Asturiana de los Valles y Asturiana de la Montaña, el Poni Asturcón, la Cabra Bermeya, la Oveya Xalda, la Pita Pinta y el Gochu Asturcelta o “Gochu’l País”.

La raza Asturiana de la Montaña, también denominada Casina, tuvo su momento crítico a finales de los 80, pero gracias al plan de conservación puesto en marcha en 1992 por la Asociación de Criadores (ASEAMO), con el apoyo del Principado, ha visto doblarse sus Efectivos en los últimos 10 años, manteniéndose actualmente en torno a las 7.000 reproductoras. Su hábitat principal es la montaña oriental de Asturias y sus perspectivas de futuro son favorables, basadas en su reconocida rusticidad y adaptación a medios difíciles, junto a sus excelentes aptitudes maternales y al gran valor comercial de sus cruces, en especial con su pariente la Asturiana de los Valles, ambas amparadas por la IGP Ternera de Asturias, y con las cuales colabora el SERIDA mediante varios proyectos de investigación y desarrollo.

La Cabra Bermeya: cuenta con 1.850 ejemplares inscritos en el Libro Genealógico,
pertenecientes a 43 ganaderos, amparados por una asociación de criadores (ACRIBER) que funciona desde 1.998. Su pervivencia se explica por su rusticidad y adaptación al terreno abrupto, siendo el oriente de Asturias su área geográfica por excelencia.os que se enfrenta la Asociación.

La Pita Pinta tuvo recientemente su reconocimiento como raza y ya tiene un censo de 2.800 ejemplares, pertenecientes a 60 explotaciones. Como en los demás casos, la recuperación fue posible, sobre todo, por la iniciativa y trabajo de la correspondiente asociación (Asociación de Criadores de la Pita Pinta Asturiana, ACPPA).

El Poni Asturcón: tiene inscritos en el Libro Genealógico que gestiona la Asociación de Criadores (ACPRA) un total de 1.113 animales de capa negra, correspondientes a 85 ganaderías. Además, están censados 110 animales de capa castaña, pertenecientes a 10 ganaderías, todas ellas del occidente asturiano.

La Oveya Xalda: por su parte, no alcanza el millar de efectivos, concretamente, tiene censados 897 hembras de las que 225 son hembras reproductoras y 76 carneros, en 104 ganaderías. Existe una asociación de criadores (ACOXA), que funciona desde 1992, que es la principal
artífice de la conservación de la raza, en sus dos variantes de capa negra o de capa blanca.
La Xalda se incluye en el tronco celta de ovejas al que pertenecen también otras razas del Arco Atlántico de características similares (hocico, cornamenta de los machos, color negro). En la Península Ibérica, pertenece a este mismo tronco racial la oveja de la montaña oriental de Galicia (Lugo y Orense), la Berciana y la Mirandesa, en el norte de Portugal.
Las referencias a esta raza comienzan hace siglos, pues se sabe que ya era usada desde la antigüedad por los astures, que vestían un sagus o túnica de lana negra, color característico de estas ovejas (libro III de la Geographika de Estrabón). También Jovellanos las menciona en 1782 cuando describe la ganadería de los vaqueiros: «Es verdad que sus ganados son pequeños; sus ovejas me parecieron un medio entre las merinas y las churras comunes, acaso porque la corta emigración que hacen anualmente, o bien la sola excelencia de las hierbas que pastan, puso la finura de sus lanas.

El Gochu Asturcelta: 0 “Gochu’l País” está aún en la fase previa al reconocimiento oficial, aunque en 2005 se ha iniciado oficialmente el camino para su recuperación como raza. La iniciativa, como en los demás casos, correspondió a la Asociación de Criadores del Gochu Asturcelta y vino motivada por la alarma ante el exiguo número de ejemplares existentes (unos 20), ante lo cual la Consejería de Medio Rural y Pesca encargó al SERIDA un estudio de identificación racial que sirvió de base tanto para iniciar el proceso de reconocimiento oficial, como para tomar la decisión de crear el núcleo de multiplicación de la raza.

Boletín informativo del SERIDA - n.º 2

viernes, 25 de febrero de 2011

LLEGADA DEL MAÍZ A ASTURIAS


Dos actas notariales de finales del siglo XVI, aportadas por Marino Busto, documentan que en 1598 ya se conocía el cultivo del maíz en el concejo de Carreño. Hasta el momento, se suponía que el primer maíz había sido traído a Asturias, en tres cofres de cedro negro, por Gonzalo Méndez de Cancio, gobernador y capitán general de La Florida entre 1597 y 1603; y que se aclimató por vez primera en las Vegas de Bría, hacia el año 1605.

El descubrimiento, hecho en el Archivo Histórico de Asturias, es importante. No demuestra que hayan sido Tamón y Perlora los primeros lugares de Asturias donde se cultivó maíz, pero sí que el maíz se conocía por lo menos un lustro antes de la fecha que habitualmente se daba para su llegada (1603) y que se cultivó en Carreño antes que en Tapia de Casariego. Ahora bien, aunque en 1598 Juan Alonso de la Vallina y su esposa, vecinos de Tamón, legan a sus herederos «una anega de maizo y otra de panizo», y unos meses más tarde, el 16 de diciembre del mismo año, Juan Cuervo, de Perlora, señala «que quedaron sin coxer honze fanegas de maíz y panizo por mediado, digo seis de maíz que cogí en la liosa de la fragua», nada impide suponer que hubiera habido cultivos anteriores y en otros concejos. A fin de cuentas, el maíz ya había sido descrito por Gonzalo Fernández de Oviedo medio siglo antes y en tal descripción se indica que «cogido este pan y puesto en casa, se come de esta manera: en las islas comíanlo en grano tostado, o estando tierno casi en leche; y después que los cristianos allí poblaron, dase a los caballos y bestias de que se sirven, y esles muy grande mantenimiento, pero en tierra firme tienen otro uso de este pan los indios, y es de esta manera: las indias especialmente lo muelen con una piedra algo concavada, con otra redonda que en las manos traen, a fuerza de brazos, como suelen los pintores moler los colores, y echado de poco en poco agua, la cual así moliendo se mezcla con el maíz y sale de allí una manera de pasta como masa y toman un poco de aquello y envuélvenlo en una hoja de yerba, y ásase, y endurécese, y tórnase corno pan blanco, y hace su corteza por desuso, y de dentro de este bollo está la miga, algo más tierna que la corteza...».

También Francisco López de Gomara se refiere al maíz en su «Historia general de las Indias» y el padre José de Acosta, que publicó sus observaciones sobre México y Perú en 1590.
El maíz no era en modo alguno un desconocido en la España del siglo XVI. En Asturias fue sobre manera bienvenido pues sustituía al trigo, que aquí no se daba. La penuria alimentaria de los asturianos de aquella época era grande, a pesar de la hiperbólica exaltación de su abundancia hecha por el padre Carvallo, el cual escribe, en la enumeración de los cultivos de Asturias, que «en nuestros tiempos se ha comenzado la agricultura del maíz, que es el pan ordinario y común de las Indias, y lo produce esta tierra con grandísima pujanza». Habida cuenta que las «Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias» se escribe hacia 1613 (aunque no se publica hasta finales del siglo por problemas jesuíticos internos), debe reconocerse que la difusión del maíz fue muy rápida. Gracias al maíz se combate de forma satisfactoria al fantasma del hambre a finales del siglo XVI o comienzos del XVII, del mismo modo que con la invención del pote, en el siglo XVIII, se asegura una alimentación suficiente, sobre todo en zonas rurales. Año arriba o año abajo, el maíz entró con buen pie en Asturias para cubrir necesidades apremiantes. Como afirma, con toda razón, Marino Busto: «La llegada del maíz a Asturias significó una auténtica revolución alimentaria, social y económica». Se cumplen, pues, los cuatrocientos años de algo que también llegó de afuera y que, en tanto no se demuestre lo contrario, fue más trascendental.

José Ignacio Gracia Noriega
La Nueva España • 29 de diciembre de 1998

miércoles, 23 de febrero de 2011

ASÍ ES NUESTRA TIERRA


De la unión del mar y los montes, que apresan las nubes y revuelven los vientos, resulta el clima asturiano: 163 días de cielo cubierto de promedio al año y abundantes lluvias.
La lluvia en el Principado perfuma los bosques, da brillo de esmeralda a los prados y pone ritmo al cantar de los arroyos. Casi nunca diluvia; las más de las veces el agua cae mansamente, con parsimonia. En ocasiones ni siquiera cae; unas gotas finísimas como las de un espray llegan de todas las direcciones y se posan tenues sobre uno; casi se puede asegurar que llueve hacia arriba: es el "orbayu", apenas una ligera niebla, meteoro que cala muy hondo, además de en la tierra, en el alma de los asturianos.

Los habitantes del Principado no sólo no temen al agua sino que, a lo largo del tiempo, han ido poblando las brumas, las nieblas, los ríos y los manantiales del país de seres fabulosos: el "Nuberu", las "Xanas", el "Cuélebre" o los "Trasgos".
En Asturias el agua que viene del cielo no paraliza el trabajo ni suspende la fiesta, porque los asturianos han aprendido a defender sus cosechas de la humedad levantando hórreos y a tener siempre los pies secos y calientes dentro de las madreñas.
Quienes ligan la lluvia al frío deben corregir tal asociación en Asturias. El Principado es ciertamente una tierra húmeda, más no fría. Se registran 13,9º de temperatura media anual en la costa, y en los meses de diciembre y enero las temperaturas medias de Gijón son como las de Barcelona, en el Mediterráneo. no hay en los inviernos más de cuatro días en que el termómetro baje de cero y en los veranos no se rebasan los 34º: es lo que se llama un clima templado. Mucha gente ignora que Asturias fue la mayor productora de naranjas de España.

La mejor época para recorrer Asturias es el verano, de días más largos y temperaturas más altas. Pero los penúltimos meses del año, cuando los bosques amarillean y los helechos secos alfombran de rojo las laderas, es un buen momento para recorrer el Principado con sosiego.

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Las lluvias y las nevadas, al deslizarse desde la cordillera hacia el mar, esculpen desde millones de años el relieve asturiano.Según Ortega y Gasset.
("¡Oh admirable unidad del valle - razona poéticamente el filósofo -, pequeño mundo completo y unánime, que se reconcentra para escuchar una carreta lejana, los ejes de cuyas ruedas cantan por los caminos!... Ese angosto recinto unánime es Asturias. Si salimos de él habremos de entrar en otro parejo. Cada uno de estos valles es toda Asturias y Asturias es la suma de todos estos valles.")
Ciertamente, cada cuenca, cada valle asturiano tiene su personalidad, sus tradiciones, sus costumbres, su cultura. Al recorrer el Principado de este a oeste, o de poniente a levante, un viajero atento advertirá enseguida las diferencias entre uno y otro. En este valle, por ejemplo, a las hojas les dicen "jueyas", y en el vecino, "fueyes". Los tejados de las casas son de cerámica en esta cuenca; en la de más allá, de pizarra. Aquí se juega a los bolos de una manera; tres kilómetros más adelante, en el pueblo siguiente, de otra. La Asturias verde, pequeña y plural, resulta así sorprendente, rica, variada y amena como si de cien regiones se tratara.
Es muy posible que, tras una visita a Asturias, usted llegue a comprender por qué a un recio asturiano se le llenan los ojos de lágrimas con sólo oír una gaita. Si llega el caso, no intente consolarle. no trate de mitigar su añoranza recordándole lo que usted vio y sintió ante las montañas bravías, al cruzar los puertos luminosos, al pasear bajo las hayas umbrías o los castaños en flor. no le hable de los valles, embueltos en mágicas brumas, ni de las canciones que brotan de los prados. No le traiga al recuerdo el fresco murmullo de los manantiales, ni el fragor del mar salobre golpeando en los acantilados. Aleje de él el recuerdo del perfume de la hierba recién segada, el humo de los fogones en la aldea. Resístase a todo lo que le sugieran los sentidos al pensar en Asturias porque, si sigue por ese camino, lejos de mitigar la pena de su compañero, usted también necesitará consuelo.

(Descubra España Paso a Paso.)
Asturias- Pedro Páramo.

martes, 22 de febrero de 2011

La sociedad Astur


Pocas noticias tenemos que nos permitan diferenciar a los Astures de otros pueblos limítrofes como Galaicos o Cántabros, por lo menos hasta el momento en que se produce su dominación por Roma. Podemos por tanto decir que su cultura sería similar a la de aquellos y que quedaría englobada dentro de la Castreña del noroeste peninsular.

La más interesante descripción que tenemos de ellos, engloba a todos los pueblos montañeses del noroeste y se la debemos a Estrabón, que nos dice: "Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen en el suelo y dejan que el cabello les llegue muy abajo, como mujeres, pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente chivos y sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos. Hacen también hecatombes de cada especie al modo griego.. Realizan también competiciones gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación. Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que conservan un tiempo. Beben zythos y el vino, escaso, lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan manteca en vez de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo y a la hora de la bebida danzan en corro al son de flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose... Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría con los que se acuestan también sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados... A los condenados a muerte los despeñan y a los parricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos... A los enfermos, como antiguamente los egipcios, los exponen en los caminos para que los que han pasado la misma enfermedad los aconsejen."

Esta descripción no debemos tomarla demasiado al pie de la letra, pues Estrabón, en su afán de demostrar la falta de humanistas de estas gentes, probablemente exagera. Por ejemplo: los expertos, tras el análisis de los restos encontrados, han demostrado que su alimentación era bastante más rica de lo que se puede entender en el texto. Además del pan de bellota, consumían pan de trigo. Los cultivos más habituales eran las habas, los guisantes y el lino, de cuya semilla obtenían aceite, además de cebada, de cuya fermentación obtenían el zythos (especie de cerveza). No se sabe qué tipo de propiedad se ejercía sobre la tierra, aunque se supone que era colectivista. Las técnicas de cultivo y el utillaje eran muy rudimentarios y los campos, de pequeña extensión, eran trabajados por las mujeres.

Sobre las creencias religiosas de los Astures es más bien poco lo que se sabe. Se conocen nombres de dioses, pero se ignoran sus advocaciones en la mayoría de los casos, así como la estructura de su panteón, si es que la tenía. Sólo dos aspectos podemos señalar. Uno es que no hacían representaciones antropomorfas de sus dioses. El otro es que parece indudable la existencia de cultos astrales, sobre todo a la luna, entre estos pueblos.

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LA ASTURIAS RECÓNDITA



Si alguien se deja seducir por la bella aldea llanisca de Buelna y toma uno de los caminos que conducen a la cercana costa, descubre como por encantamiento la playa de Cobijeru que aparece mágica en medio de un prado, por obra y gracia de la naturaleza kárstica de la costa asturiana… y cerca, muy cerca, pueden contemplarse las ruinas de un antiguo molino de mareas, ubicado en un paraje de gran belleza.

Continuando por los senderos de la magia, llegamos al más legendario, a la Ruta Jacobea del Norte, la que va asomada a la costa cantábrica, y muy cerca de este camino, en el extremo más oriental de Asturias, en el concejo de Ribadedeva, descubrimos las ruinas del Monasterio de Tina, la ermita de San Emeterio y la impresionante Cueva del Pindal, en un entorno de espectaculares vistas y acantilados.

En la más conocida y emblemática de nuestras Reservas de la Biosfera, el Parque Nacional de los Picos de Europa, encontramos paisajes de ensueño, algunos lunares, otros atlánticos, pero siempre marcados por la fuerza telúrica de un espacio lleno de misterios para el ser humano. Proponemos dos lugares totémicos: la Majada de Belbín, muy cerca del lago Ercina y uno de los templos de elaboración del queso Gamonéu, y la Vega de Comeya, próxima al Mirador de la Reina, donde aún se atisban los vestigios de una antigua explotación minera de hierro.

La oferta de visitas al pasado astur es muy amplia y variada, y tenemos otro ejemplo magnífico en la muestra Valdesoto D’antañu, en Siero, que tiene lugar en los inicios del verano en el pueblo de Valdesoto, que goza de un entorno natural de gran belleza, y donde varias asociaciones vecinales deciden revivir durante un fin de semana lo que fue la vida rural en Asturias en los siglos precedentes.

Ahondando en lo primigenio, mención especial requieren las tradiciones de máscaras diseminadas por diferentes lugares de Asturias y que constituyen un patrimonio cultural cuyo origen se remonta a tiempos inmemoriales, vestigios de un pasado a veces lejano, a veces próximo, a veces lleno de misterio, a veces rebosante de luz. De las muchas que debieron existir en Asturias, sólo algunas han llegado a nuestros días: los Sidros y Les Comedies de Valdesoto (Siero); Os reixes, en Tormaleo (Ibias); Os reixes, en San Martín del Valledor (Allande); Os Aguinaldeiros (Allande); Os Aguinaldeiros, en Xedrez (Cangas del Narcea), y el Guirria (Ponga).
Salta a la vista y al resto de los sentidos que Asturias es un verdadero destino plagado de sorpresas, que son incontables las tradiciones, las costumbres y los hallazgos… ¡Es un verdadero paraíso de los descubrimientos!

Asturias es una tierra explosiva en todos los sentidos. Por su propia historia y las actividades productivas que han sido eje y protagonistas de su economía y de su forma de vida, los habitantes de esta tierra verde conocen y aman los explosivos. Pero la forma más estética, armónica y lúdica de lanzarlos a la atmósfera y convertirlos en verdadero espectáculo es sin duda la Descarga, en Cangas del Narcea, que se celebra cada año la víspera de la festividad del Carmen. En un anochecer de verano, con cielo nuboso o despejado, y tras una minuciosa preparación, las distintas peñas de la Sociedad de Artesanos de la villa canguesa lanzan miles de voladores al cielo, que se convierte en pura pólvora, luz y sonido que hace retumbar las entrañas del pueblo y de cuantos se congregan para participar en un acontecimiento único.

Allá por tierras del occidente asturiano y desde tiempos también inmemoriales, tuvo gran protagonismo un pueblo ganadero trashumante: los vaqueiros de alzada, que mantuvieron su estilo de vida, usos y costumbres durante largo tiempo. En honor a la memoria de este pueblo, se celebra en pleno estío asturiano la Fiesta Vaqueira, en la braña de Aristébano (en el límite entre Tineo y Valdés), y donde se celebra una boda a la usanza vaqueira, y lo más curioso es que la boda es de verdad, no se trata de una teatralización. Es una fiesta también estéticamente muy agradecida y sobre todo muy animada.

El Dorado asturiano está en Navelgas (Tineo) y no sólo porque este pueblo tenga una interesante y bien señalizada Ruta del Oro, donde puede observarse cómo los romanos extrajeron este preciado metal de las entrañas de la tierra astur, sino porque tiene un Museo del Oro, didáctico e interactivo, y sobre todo porque en las frescas y cristalinas aguas del río Navelgas es posible encontrar pepitas de oro, que se pueden extraer directamente bateando oro, una aventura apta para todas las edades.

Y del dorado al negro, pasando por el verde, en las tierras frondosas de Cangas del Narcea, en un pueblo llamado Llamas del Mouro, podemos admirar e incluso adquirir piezas de cerámica negra, una artesanía muy apreciada y típica de esa zona.

Muchos colores, olores, sensaciones, impresiones, experiencias todas que impregnan lo más recóndito de nuestra memoria… y nos transportan de tanto en tanto a un destino todavía recóndito.

infoasturias.com

domingo, 20 de febrero de 2011

LOS ZAPATEROS DE PIMIANGO


Es bien sabido que antiguamente el poblado de Pimiango estaba asentado en Las Bajuras del medio día, por Haedín, dedicándose principalmente sus vecinos a la pesca en simples lanchas por el río y mar las cuales recogían en el lugar denominado La Varuca (varadero) y donde a principios de este siglo aún tenía dos molinos para maíz, aprovechando las mareas. La construcción del ferrocarril dio al traste con tal dedicación. También sabemos que una repentina galerna cogió desprevenidos pescando en el mar a la mayor parte de sus vecinos que no pudieron atravesar la barra, pereciendo la totalidad. Entonces, los supervivientes, casi todo mujeres, hicieron la promesa de no volver jamás a pescar en el mar. Promesa que cumplieron fielmente. Y de ahí salió el dedicarse a otra actividad.

Resolvió el problema la gran familia Gutiérrez de Colombres, que, procedente de Noreña, compró a otra familia, Mogrovejo, en Pimiango toda su hacienda instalándose principalmente en la Casa de El Palacio, situada en la entrada al pueblo, llamada por algunas Casa Matriz de los Colombres y por otros Casa Fuerte de los Colombres. Y lo mismo en La Higar , La Cueva , Las Viñas, Los Molledales, etc.
La influencia de esta familia fue enorme, tanto en este pueblo como en otros del Concejo, pues así el académico José F. Menéndez dice que “fundaron el pueblo y la Parroquia que lleva su nombre” y el periodista y escritor F. Valle Poo afirma que “invitaron, pernoctando en dicho Palacio, al Rey Carlos V con su hermana doña Leonor y el numeroso séquito que los acompañaba” el día 28 de septiembre de 1517.
Los Colombres conocedores, como es natural, de la dedicación de los noreñeses a la fabricación y reparación de calzado, quienes salían también ambulantes para “sacar para la capa”, recomendaron y fueron enseñando, con su equipo de artesanos de El Palacio, a los vecinos más hábiles el manejo de la lezna y hasta les iniciaron en la jerga MAN (amo, señor) y SOLEA (suela). El mansolea es una jerga que como tal se crea sobre un corpus de palabras creado con un fin (entenderse sólo entre sus hablantes) y esas palabras se construyen sobre un idioma, el castellano o el asturiano u otro cualquiera que sea el natural de los hablantes.

Decíamos que en las cuencas mineras asturianas la afluencia de zapateros era enorme y la concentración de una gran parte se realizaba los lunes, mercado en Sama de Langreo, donde en la Plaza de la Salve se instalaban desde altas horas de la madrugada los de Pimiango, hablando su jerga mansolea y procurando evitar que los zapateros de Noreña, que llegaban más tarde, pudieran acomodarse debidamente, evitando la competencia lo más posible.

Vamos a reseñar algunos mansoleas que recordamos desde finales del siglo pasado y que trabajaron en la cuenca del Nalón. Empezaremos por tíu Facio Madrid (Bonifacio Madrid Laso) de El Portalón, persona muy seria y competente que tenía su taller en Campo de Caso, donde pasaba su costera y donde llegó a tener tanta clientela que para cumplir sus numerosos encargos se vio obligado a levantar un edificio en Pimiango, cerca de su casa, e instalar un taller con varios oficiales del pueblo para atender la gran demanda que tenía (generalmente borceguíes) que transportaba hasta Campo de Caso con aquellos escasos medios de que disponía entonces. Es de señalar que su numerosa descendencia sólo eran hembras (nueve), por lo que tenía que pagar siempre sus ayudantes.

En tiempos pasados (siglos XVII al XX) hubo en este pueblo de PIMIANGO muchos zapateros, particularmente ambulantes, que se distribuyeron por varias provincias, o comunidades que se dice hoy. Ejercían el oficio de reparación de calzados simplemente, o la confección nueva los más expertos; así como labores de guarnicionería con el macutu al hombro y pregonando el oficio, por lo que siempre se exageraba tildándonos a casi todos de zapateros. Había, sí, como un cuarenta por ciento de la población que salían todos los años a la costera, principalmente por las zonas asturianas, vascas, leonesas y cántabras, pateando durante gran parte del año. Los más expertos en el oficio, trabajadores y honrados, se asentaban en lugares donde reunían gran clientela llegando a casarse y fijar totalmente su residencia. Es de anotar que Pimiango, su extensión territorial, era grande y variada. Aquí había terrenos llanos con orientación a todos los vientos, erías, caseríos tanto al medio día como en el norte, ricos y variados. Hoy las cosas han cambiado completamente, abundando las plantaciones de eucaliptos y praderías si bien llanas y productivas, apenas cultivadas de maíz, alubias, patatas, etcétera, como antiguamente.

fuente: pimiango.es

sábado, 19 de febrero de 2011

EL CHOSCO


El chosco es un producto cárnico elaborado con cortes selectos de carne de porcino, de las cabeceras de lomo (80% y lengua (15%), adobadas con sal, pimentón y ajo, embutido en el ciego de cerdo, ahumado y crudo-curado.
El aspecto exterior está definido por la forma de la tripa (ciego), redondeada e irregular de color rojizo con un peso entre 500 grs. y 2.000 grs.
De consistencia firme tiene un característico color rojizo más o menos intenso, dependiendo de la carne utilizada y la concentración del pimentón. Al corte se visualizan con nitidez las distintas piezas de carne utilizadas.
Presenta un aroma y sabor característicos a embutido adobado y ahumado, pudiendo ser más o menos intenso- en función de los días de ahumado y el tipo de maderas utilizadas- y textura jugosa.

El «Chosco de Tineo» recibe su nombre de la zona donde se obtiene.Ya en la Edad Media, el nombre de Tineo abarcaba la comarca desde la Cabruñana en Salas, hasta Leitariegos en la cordillera, conociéndose incluso el actual Cangas del Narcea como Cangas de Tineo, hasta el siglo XIX. La zona delimitada por la I.G.P. Chosco de Tineo es la situada en la zona occidental del territorio asturiano y comprende además del municipio o concejo de Tineo, los limítrofes: Allande, Belmonte de Miranda, Cangas del Narcea, Salas, Somiedo, Valdés y Villayón.

El origen de la palabra «chosco» es incierto, José Antonio Fidalgo, propone la palabra latina «luscus» que significa tuerto, casi ciego. Es una palabra propia (bable o asturiano occidental) del área suroccidental de Asturias (Tineo, Allande, Cangas del Narcea...). Los diccionarios bables (Novo Mier, Sánchez Vicente) lo definen como embutido de tripa relleno de carne de cerdo adobada. Se conoce como chosco, choscu, lloscu, a un embutido característico, pero también la tripa del cerdo, el ciego, se llama así por lo que es indudable que el embutido en el ciego denomina también el producto resultante.

La relación de la zona de Tineo con el chosco se justifica en base a su uso, siendo éste uno de los topónimos más conocidos, de ascendencia «vaqueira» y a las características específicas de este peculiar producto, elaborado exclusivamente con carne de cabeceras de lomo y lengua de ganado porcino, que lo distingue de distintos embutidos de otras zonas.
El «Chosco de Tineo», debe sus características a la tradicional forma de elaboración, condicionada por las peculiaridades naturales de esta zona, en la que la producción porcina gozó desde siempre de un puesto privilegiado.

La presencia de esta especie era habitual en todas las caserías, ya que en una unidad de producción tendente a la autosuficiencia, consumía los restos orgánicos, subproductos agrícolas (tucos de berza, nabos, remolacha, manzanas desechadas), y los recursos silvestres (castañas, bellotas, vegetación espontánea), todo ello muy abundante en la zona.
Eran cerdos del tronco céltico caracterizados por ser poco precoces, rústicos y pastoreadores, condiciones que permitían el mejor aprovechamiento de los recursos del campo, y que repercutía en la obtención de carnes poco grasas y un embutido con mayor contenido proteico.
Los sustitutos actuales, son indudablemente más productivos, y aunque no pueden reemplazarlos en su calidad de reciclaje ecológico, los sistemas de cría se van acomodando y hoy su carne es la empleada en el «Chosco de Tineo». De todas formas, los animales cebados en la zona siguen siendo los más apreciados en la elaboración de este producto.
La cría, engorde, matanza, preparación y consumo de la carne del cerdo es un rito de paso (antropología cultural) con contenidos económicos, sociales y rituales, muy arraigado en la zona. La mayor parte de la carne, se destina a salar y a embutir para dar lugar a diferentes variedades, siendo una de ellas el «Chosco de Tineo», de las más apreciadas en este territorio, convirtiéndose ya en un producto exportable con reconocido prestigio.

Su importancia radica en la utilización, en todo momento, de las partes nobles de la canal, piezas de alta calidad, que hacen del producto un embutido especial, que por ello era reservado en gran parte para los regalos especiales, fiestas tradicionales y eventos importantes.
Estas peculiaridades en su utilización, unido al aislamiento de los vecinos en la época invernal, requieren una especial forma de conservación que en un ambiente con un alto contenido en humedad han hecho que se desarrollen sistemas como el ahumado para el que se utilizaba la leña de tojo, arbusto muy abundante y que permitía el ahorro de otras maderas también autóctonas (roble, abedul, haya, castaño), que se fueron utilizando progresivamente a medida que su importancia para otros fines se iba relegando, y que se siguen utilizando en la actualidad.

Era un ahumado ligero, que se completaba con el secado en el hórreo al final del invierno. En este proceso del secado, es de mencionar la relevancia de la actitud de los vaqueiros de alzada «moradores de ciertos pueblos de la zona, que viven comúnmente de la cría de ganado vacuno y se desplazan con sus familias y ganados (incluyendo los cerdos) a la alta montaña, de abril a octubre». En estos viajes, entre sus enseres se llevaban el chosco que ellos utilizaban como vianda típica de las brañas, donde se le confería un acabado especial por el secado a una altitud superior.

Entre las actividades de los vaqueiros, los arrieros de Asturias, estaba también la producción de pimentón, que introdujeron en la elaboración del chosco.
Actualmente, entre los productos obtenidos en las matanzas de cerdo, la elaboración del chosco está entre las costumbres más arraigadas en la zona de Tineo, que ha pasado de generación en generación, conservando sus procedimientos artesanos tradicionales; goza de una gran reputación, y está recogido en distintos documentos escritos.

El chosco se consume cocido, tradicionalmente acompañado de patatas cocidas y/o verdura o enriqueciendo un potaje. Una vez cocido se puede consumir en caliente o en frio como fiambre. Actualmente algunos elaboradores lo comercializan ya cocido envasado al vacío.

gastroastur.net

viernes, 18 de febrero de 2011

PRIMERAS FABRICAS CONSERVERAS


Asturias desarrolló un pujante sector conservero en los siglos XIX y XX tras abrir la familia Alvargonzález en Gijón la primera fábrica del país.

Francisco Antonio Alvargonzález y Zarracina (1754-1835) y su hijo Mateo (1781-1847) abrieron en Gijón, en 1828, la primera fábrica de conservas que hubo en España, siendo Mateo el primero en utilizar los envases de hojalata y el fundador en Candás de otra fábrica y un almacén para salazón de pescado. Una labor que más tarde continuaron sus hijos Juan, Romualdo y Anacleto.

Así se inició la historia de una industria conservera regional que tuvo su momento de esplendor entre los años 1945 y 1960, pero que en 1885 contaba ya con cuarenta empresas dedicadas a la conserva, el escabeche y la salazón. Toda la costa asturiana conserva aún restos de aquellos imponentes edificios en donde se inició una industria transformadora que surge como consecuencia del intercambio comercial con los pueblos del interior y que llegó a tener tanta importancia que la flota pesquera salía a faenar en función de lo que demandaban los centros de elaboración.

Candás como ejemplo

Una elaboración que en el caso de Asturias se inició con la sardina principalmente, aunque también con el congrio, el abadejo y el pulpo. Localidades como Candás no podrían explicar hoy su historia sin dedicar la mayor parte de sus capítulos a la industria conservera. La Invencible, Alfageme, Ojeda, La Flor, Mardomingo, Portanet, El Arca de Noé, La Estrella, Ortiz, Conservas Perán, Albo y Remo son nombres de marcas y empresas que permanecen en el imaginario popular al mismo nivel que la típica estampa de aquellas mujeres que, con el perenne cigarrillo en la boca, cosían en el muelle las redes de los barcos amarrados a puerto.

Imagen repetida en Lastres, en Cudillero, en Avilés o Gijón, en donde esta actividad se convirtió en uno de los ejes del empleo femenino al final del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX.
En la 'Historia general de Candás y su concejo', su autor, David Pérez Sierra, señala que la actividad principal de Candás siempre fue la pesquera, «cuyo valor anual se calculaba en el siglo XIX en bastante más de un millón de pesetas, y la salazonera, que era su complemento con escabeches y otras preparaciones de pescado, la de conservas alimenticias, jabón, anzuelos, etcétera».

La industria candasina absorbió ingentes cantidades de pesca subastada en su puerto y en los de su alrededor, sobre todo de Gijón. Pérez Sierra llega a señalar que la cantidad adquirida en la villa de Carreño podría rondar los seis millones de kilos de pesca anuales.

Otro capítulo importante es el del empleo. En 1935 las plantillas de empresas como Albo, Herrero o Mardomingo, por seguir en Candás, superaban los 125 trabajadores. Alfageme, por ejemplo, contaba con 126 mujeres y 12 hombres para elaborar ese año 752.400 kilos, preparados casi en su totalidad en latería pequeña, hasta contabilizar 15.502 cajas. Los entresijos del mercado laboral en la industria conservera española han merecido numerosos estudios, siendo uno de los más importantes el de Luisa Muñoz Abeledo, de la Universidad de Santiago, que profundiza en las características del empleo en las fábricas. La segmentación por sexo del mercado de trabajo se plasmó en los contratos -fijos, por campaña y eventuales-, que desde el primer momento y casi hasta nuestros días, primaron el trabajo de los hombres -encargados, capataces, maestros de sección, soldadores- sobre el de las mujeres, dedicadas a la elaboración del pescado, donde imperó por un lado la eventualidad y, cosa curiosa, una contratación ligada a los vínculos familiares.

Auge y declive:

Los primeros veinte años del pasado siglo fueron de un crecimiento sostenido, hasta llegar a 1936, en donde se abre el paréntesis bélico y se inicia un proceso de readaptación a la nueva situación, marcada por la escasez, la penuria y la miseria. Tras la Segunda Guerra mundial se asiste a una reactivación del sector, que hasta entonces exportaba a Alemania e Italia, mientras Galicia lo hacía a Hispanoamérica.

De 1945 a 1960 se asiste al periodo de mayor auge y poco después se inicia el declive al no poder competir con los países europeos, que ya habían recobrado sus industrias, con flotas de pesca totalmente renovadas, algo que no sucedió en España.


elcomerciodigital.com

jueves, 17 de febrero de 2011

LA CUBIERTA DE LA VIVIENDA ASTURIANA


"...Y, así, unos construyeron techumbres con follaje, en aquellas primitivas agrupaciones humanas; otros excavaron cuevas al pie de la montaña, e incluso otros, fijándose en los nidos construidos por las golondrinas, imitándolos, prepararon habitáculos donde guarecerse, con barro y con ramitas. Al observar unos las chozas de los otros y al ir aportando diversas novedades, fruto de las reflexiones, cada vez iban construyendo mejor sus chozas y cabañas".

MARCO VITRUVIO POLION
Los diez libros de Arquitectura, L. II, 1
LA CUBIERTA-
La cubierta tiene como misión proporcionar a una construcción el aislamiento necesario de los agentes exteriores y consta de una estructura de apoyo y un material de cobertura. los distintos tipos de cubierta: en falsa bóveda, a la molinera, a dos o tres aguas, de faldones, etc.

LAS CUBIERTAS VEGETALES-
Mayoritarias en tiempos pasados, inmejorables por sus cualidades térmicas, las cubiertas vegetales subsisten en la actualidad en áreas muy reducidas de montaña. Varios son los sistemas que tienen como denominador común el empleo de materia vegetal (paja de centeno, trigo o escanda, escobas y piordos, tabla de roble o de haya, "tapinos"...)
Una vez segado el centeno, en el mes de julio, se "machaba" con los menales para separar el grano de la paja. Posteriormente, se "ispachaba o escolmaba", escogiendo la paja más larga y más dura para hacer los "cuelmos"o haces, que iban a ser usados para "teitar"(techar). La paja más preciada era la de las "cavadas,barganadas, borronadas o searas", terrenos de monte que se abrían por primera vez o se dejaban largo tiempo en barbecho, y dentro de esta la del segundo año que era de mayor dureza. Había que retirar la paja anterior de la parte de la cubierta que se iba a retechar ( era raro que la cubierta se renovara por entero de una sola vez, excepto en los hórreos), y dejar las armaduras al aire donde se aterían, superpuestos a partir del alero, los "manoyos o manochos" de paja. Estos con la espiga vuelta hacia arriba, ofreciendo el tayo más duro al exterior, van atándose por medio de los "binciellos o bincayos (cuerdas trenzadas de la misma paja) en capas sucesivas, a los "cangos y riostras" o ripia de la armadura de la cubierta.

CUBIERTAS DE ESCOBA-
Las "escobas,piornos o xiniestas", especies de leguminosas arbustivas, cubren gran número de cabañas y también algunas viviendas del concejo de Somiedo. Están presentes en varias brañas de Teberga y hasta hace pocos años podían verse también en Proaza y en Miranda. En este último concejo, en el lugar de L´Abedul, se mantuvo hasta los años setenta del siglo XX la última vivienda de "teitu d´escoba" del concejo de Miranda.

LAS CUBIERTAS DE MADERA-
En la documentación medieval asturiana aparecen bastantes referencias a cubiertas de madera, más o menos explícitas, que en muchos casos se vinculan a hórreos; valga como ejemplo esta de Barros (Llangréu) de 1.280: " Un palacio tellado con so lagar e otras duas casas bonas e un orrio tavlizo e tres pallizos".
A finales del siglo XVIII Jovellanos, cruzando la cordillera por el Camín Real de la Mesa anota en sus diarios: "Venta de la Mesa, perteneciente al lugar de Saliencia...son edificios nuevos y están cubiertos de tablas de roble bien clavadas, no permitiendo los vientos otra techumbre".
Las pervivencias actuales de cubiertas de madera-muy relictivas y en deficiente estado de conservación-radican en dos zonas bien diferenciadas: los concejos de Caso, Amieva y Ponga, en el oriente de Asturias; y Cangas del Narcea, en el occidente. Fuera de estás áreas contamos además con referencias o restos puntuales en los concejos de Tineo, Allande y Teberga.

CUBIERTAS DE TAPÍN-
Los "tapinos" (retazos de césped cortados con sus raíces y tierra vegetal)eran arrancados en verde con ayuda de una "fesoria" (azada) en amplias planchas, más o menos regularizadas, de 50 por 50 cm, 60 por 40 cm. La colocación no puede ser más sencilla: eventualmente se ponía debajo una capa de escobas o helechos y después se colocaban los "tapinos" o tepes partiendo del extremo exterior del alero hasta llegar a la cumbre. Siempre con el césped en la cara inferior, para que no cayera tierra en el interior de la cabaña, iban imbricados ascendiendo en escama de pez hasta el "cumal" que se remataba con el mismo material e inmobilizada ponderadamente con piedras.

CUBIERTAS DE LLÁBANA-
Con el nombre de llábanes se designan en lengua asturiana las lajas de piedra, por lo general
de considerable tamaño, sirven para solado de portales y cocinas y en algunas áreas, también como material de cobertura.

CUBIERTAS DE PIZARRA-
La pizarra, fácilmente exfoliable en láminas ligeras e impermeables, ofrece óptimas cualidades como material de cobertura que ya serían aprovechadas a comienzos de la Era en los castros del occidente de Asturias, como muestran las las losas recuperadas en algunos yacimientos.

CUBIERTAS DE TEJA-
Las cubiertas de teja son actualmente las más comunes, abarcando casi las tres cuartas partes del territorio asturiano.
La introducción de las cubiertas cerámicas en Asturias se deben a los romanos, ya están presentes en el siglo I en una vivienda de La Campa Torres (Gijón).
Arquitectura de la casa tradicional asturiana-
Ástur Paredes/ Adolfo García Martínez.

miércoles, 16 de febrero de 2011

LA LENGUA ASTURIANA


Si bien el castellano es la única lengua oficial del Principado, el asturiano es sin embargo una lengua vernácula del Principado de Asturias que, aunque no goza de estatus oficial, sí está reconocida y protegida como tal por el Principado de Asturias de acuerdo a su Estatuto de Autonomía y la legislación desarrollada.

El asturiano tiene su origen en la lengua romance derivada del latín hablada en los reinos medievales de Asturias y de León. El texto más antiguo que se conoce en esta lengua es la Nodicia de Kesos que data del año 959[cita requerida], mientras que el documento normativo escrito en asturiano más antiguo que se conserva es el Fuero de Avilés de 1085. Tiene algunas variantes locales. A partir de la Transición Española, la oficialidad del asturiano es una de las reivindicaciones de diversos movimientos sociales. En 1981 se creó la Academia de la Llingua Asturiana, institución del Principado de Asturias cuyo fin es el estudio, la promoción y la defensa del asturiano. Desde 2005 se han oficializado algunos topónimos de localidades en asturiano.

El asturiano es la lengua materna de un 17,7% de los asturianos, en tanto que para un 20,1% lo es también junto con el castellano. Además, es materia de estudio voluntaria para los alumnos de primaria y optativa para los de secundaria en todo el Principado de Asturias. También tiene cierta presencia mediática a través de semanarios y que usan esta lengua como vehicular. En los últimos años, la literatura asturiana ha gozado de gran desarrollo desde lo que se ha venido en llamar el Surdimientu.

Además del asturiano, entre los ríos Eo y Navia se habla gallego-asturiano o eonaviego. Filológicamente, el gallego-asturiano es definido como un conjunto dialectal de transición entre el gallego oriental y el asturiano occidental, siendo difícil asignar este conjunto dialectal a cualquiera de sus dos lenguas vecinas. Como en el caso del asturiano el gallego-asturiano no goza del estatus jurídico de lengua oficial.

Es en la Edad media donde podemos establecer el nacimiento del asturiano como lengua, pese a que su evolución desde entonces haga que las estructuras gramaticales, la fonética y la ortografía hayan cambiado mucho. La transformación de latín a asturiano se produce de manera progresiva e imperceptible. Es imposible dar una fecha exacta en la que el latín pase a ser asturiano. Sin embargo, pese a que el empleo del asturiano oral estuviese difundido en la alta Edad media y sea casi unánime, el latín seguirá como lengua de cultura, de los documentos legales por mucho tiempo. Uno de los documentos que mejor reflejan la evolución del latín es la llamada Cayuela de Carrio, del siglo VIII, encontrada en Villayón y que recoge un conjuro contra los nuberos en un tipo de lengua popular ya bien diferenciada del latín clásico.

Es el nacimiento del Reino de Asturias que después sería Reino de León una de las principales causas que explican que en este territorio se llegase a formar una lengua diferenciada a partir del latín del antiguo Conventum Asturum. Este Reino no ocupaba únicamente las tierras asturianas, sino también las de León (de ahí que fuese llamado también desde el siglo X leonés a la lengua propia), Galicia y parte de Portugal y Castilla. Además de esto, conquistó tierras al sur del río Duero, hasta Extremadura y Andalucía occidental. Por ello aún se mantienen en el habla de estos lugares algunos rasgos característicos del asturiano.

Asentado el Reino de Asturias, el latín de uso legal, empujado por una sociedad exclusivamente asturianoparlante en lo oral, va retrocediendo y dejando paso al asturiano, que deviene en lengua legal del reino y se emplea en multitud de documentos notariales, de pleitos y de varias cosas. No es, consecuentemente, casualidad que el primer documento escrito en asturiano sea uno de estas características: El Fueru d'Avilés, del siglo XII, una especie de constitución de este municipio asturiano. Hay que esperar a la segunda mitad del siglo XIII para que la escritura en asturiano se haga normal y funcione como la auténtica lengua oficial del país. De esta época se conservan muchos textos, pero el más importante es el libro llamado Fueru Xulgu (Fuero Juzgo en castellano), traducción al asturiano del antiguo código legal del Reino visigodo.

Desgraciadamente, no se conocen textos literarios en asturiano medieval, pero eso no quiere decir que no los hubiese. Una prueba, entre otras podrían darla los muchos asturianismos en un manuscrito leonés del conocido Libro de Alexandre, aunque mezclados con el castellano. Por otra parte, se conocen los nombres de muchos juglares asturianos y leoneses que seguramente cantasen en la lengua del Reino, aunque ahora no conozcamos sus obras.

La lengua asturiana, durante tres siglos -XIV, XV y XVI y XVII denominados Siglos oscuros (sieglos escuros) - estuvo ausente del empleo escrito, frente al castellano y al portugués que van a entrar en un proceso de fijación y codificación, lo que les va a conferir la categoría de lenguas de cultura. De este modo, surge así una situación conocida en la sociolingüística como diglosia donde al tiempo que se mantiene el uso oral del asturiano en la práctica totalidad de la población, las clases dominantes, la aristocracia, el alto clero y el funcionariado pasan a emplear el castellano como signo de distinción social. Esta situación va a ser característica del asturiano hasta hoy.
Aunque desde finales de la Edad Media el asturiano empieza a sufrir un importante retroceso, ello no supuso, su fin. Por ejemplo, en la llamada Edad Moderna va a volver a haber textos en asturiano y ahora, esta vez sí, literarios.

Antón de Marirreguera (1600-1662) se convierte así en el primer escritor conocido en asturiano y lleva la literatura en esta lengua al Barroco. Comienza el cultivo de varios temas cultos: Las obras poéticas son de carácter religioso (Pleitu ente Uviéu y Mérida) o retoman la tradición grecolatina Dido y Eneas o Píramo y Tisbe. Además de esto, surge el teatro en el que no sólo hay denuncia sino que además una toma de conciencia con la situación de la lengua. Por ejemplo, en la obra teatral L'Alcalde, del citado Marirreguera, se ridiculiza a un personaje que habla en castellano para presumir de una buena posición social.

El asturiano, se valora así en esta época como lengua propia del pueblo por muchos intelectuales de la aristocracia y el alto clero y, además, como una seña de identidad histórica de los asturianos como hace el historiador de Cangas del Narcea Luis Alfonso de Carvallo.

En el siglo XVIII la illustración da con fuerza en la Asturias de la época y un grupo de intelectuales encabezados por el filósofo y escritor Gaspar Melchor de Jovellanos van a comenzar la defensa de la lengua y a darle el valor necesario. Surge entonces una preocupación por la situación del idioma y una necesidad de dotarlo de instrumentos que posibiliten conseguir un futuro y que valgan para normalizarlo socialmente. Es por eso que el mismo Jovellanos propone la creación de una Academia con el objetivo de normativizar y recoger la riqueza de la lengua.
Nace así en 1788 un diccionario etimológico del que actualmente no se sabe nada, y es el siglo, el XVIII en el que las letras asturianas ven a su primer mujer escritora, Xosefa Xovellanos, hermana del pensador. El asturianu, así, va cogiendo fuerza entre las capas sociales dominantes y en la intelectualidad, además de asentarse las bases de un conocimiento de la situación de la lengua y de los objetivos a conseguir para su plena normalización.

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martes, 15 de febrero de 2011

LOS FAROS ASTURIANOS


El Faro de Cabo San Agustín:
Está situado en la localidad de Ortiguera, concejo de Coaña, Principado de Asturias, (España), en el Cabo de San Agustín, en la margen occidental de la entrada a la ría de Navia.
Fue construido en 1973, en sustitución de una antigua baliza.
Se encuentra en un entorno ajardinado al lado de la Ermita de San Agustín.
La torre es cilíndrica, con rayas horizontales blancas y negras.
La altura sobre el nivel del mar es de 82 metros y de 20 metros sobre el terreno. Su alcance es de 20 millas marinas y sus coordenadas son:43º33,8 N y 06º44,1 W.

El Faro de Avilés:
También llamado Faro de San Juan, está situado en la margen oriental de la entrada de la ría de Avilés, concretamente en la parroquia de Laviana , perteneciente al concejo asturiano de Gozón, en la llamada Punta del Castillo.
Su construcción comenzó en 1861. En un principio, se había proyectado su emplazamiento en la Punta de la Horcada, de forma que los barcos pudiesen utilizarlo como luz de costa enlazando con el de Peñas y tuviesen tiempo suficiente para preparar su entrada a puerto. Sin embargo, este lugar se consideró excesivamente expuesto a los temporales, y se prefirió la Punta del Castillo para su ubicación definitiva
Los amplios jardines que le rodean están cercados por un muro de mampostería. Forma un espléndido mirador sobre la ría en una zona que queda relativamente resguardada de la contaminación industrial por la influencia de los vientos dominantes del NO y NE.
En sus proximidades se encontraba una batería de artillería para defensa de la ría de los ataques de corsarios ingleses. En una incursión de éstos, los cañones fueron arrojados al agua. Parte del material de la batería se utilizó en la construcción del faro.

El Faro de Cabo Busto:
Se encuentra en el cabo del mismo nombre, en la localidad de Busto, concejo de Valdés, Principado de Asturias.
Tiene un alcance de 21 millas marinas y su plano focal alcanza 75 metros sobre el nivel del mar. El aparato óptico es aereomarítimo.
La torre se encuentra adosada a la cara norte del edificio y lleva rotulada la palabra Busto.

El Faro de Candás:
Está situado en Candás, concejo de Carreño, Principado de Asturias, (España), en el Cabo de San Antonio, en la margen occidental del puerto de Candás, al cual sirve de abrigo de los vientos del oeste.
En funcionamiento desde 1917 en su ubicación actual, ya que en la anterior de 1904 en la Peña de los Angeles, no existía posibilidad de construir una casa para el farero. En 1955 empezó a funcionar la sirena.
El edificio es rectangular de dos alturas con torre troncopiramidal adosada a la cara norte del edificio.
La altura sobre el nivel del mar es de 40 metros y de 12 metros sobre el terreno.
Está construido casi al borde del acantilado.

El Faro de Cudillero:
Se encuentra situado en la localidad de Cudillero,Principado de Asturias,en la Punta Roballera,en la margen oriental de la entrada del puerto.
Inaugurado en 1858, sustituyó al antiguo sistema de señalización,que consistía en la utilización de hogueras encendidas por las mujeres de los pescadores.
Fue electrificado en 1930.

El Faro de San Emeterio:
Está situado en la Punta de San Emeterio (ría de Tina Mayor), parroquia de Pimiango, concejo de Ribadedeva, Principado de Asturias, (España). En funcionamiento desde 1852 y electrificado en 1951. El Faro se encuentra en un terreno de 21000 metros cuadrados de monte bajo, encinas y madroños.El edificio, de planta cuadrada de 17 metros de lado, es de mampostería, con sillería en aristas, jambas, dinteles y cornisas. La torre es de sillería, cilíndrica, de color blanco azulado y se levanta parcialmente empotrada en la cara norte del edificio. La altura sobre el nivel del mar es de 68 metros y de 9 metros sobre el terreno. Está construido casi al borde del acantilado.

El Faro de San Esteban de Pravia:
Es un pequeño faro, situado en el extremo del dique del oeste en la entrada del puerto de San Esteban de Pravia, concejo de Muros de Nalón, Principado de Asturias, (España), en la desembocadura del río Nalón en el Mar Cantábrico.
El edificio es una torre cilíndrica blanca sobre caseta blanca. Su alcance es de 14 millas marinas.
El Faro de Lastres:
Está situado en la aldea de Luces, parroquia de Lastres, concejo de Colunga, Principado de Asturias, (España), en la meseta del Cabo de Lastres. En funcionamiento desde 1994, es el último faro construido en Asturias. En septiembre de 2001 se instaló una nueva óptica, para conseguir la característica actual de 5 destellos blancos cada 25 segundos. El faro se encuentra en un terreno de 1200 metros cuadrados, cerrado con muro de piedra y alambrada metálica. Se trata de un edificio de mampostería de planta cuadrada, en el centro del cual nace una torre cilíndrica blanca. La altura sobre el nivel del mar es de 117 metros y de 15 metros sobre el terreno.

El Faro de Llanes:
Está situado en la Punta de San Antón,sobre el acantilado en la margen de babor de la entrada al puerto de Llanes, Principado de Asturias, (España). En funcionamiento desde 1860 y electrificado en 1920. En 1946 se produjo un incendio y en 1950 se reconstruyó el faro. En 1959 entró en servicio un radiofaro. El Faro se encuentra en un terreno de 400 metros cuadrados. La torre es octogonal, blanca, con casa.

El faro de Luarca:
Se encuentra en la localidad de Luarca, en el concejo asturiano de Valdés (España).
Construido en el año 1862 en una atalaya en la punta denominada Focicón. Se trata de una construcción formada por la casa del farero y la torre del faro anexa. La torre es cuadrada.

El Faro de Cabo Peñas:
Está situado en la meseta más saliente del Cabo de Peñas, en el concejo de Gozón, Principado de Asturias, (España), a 100 metros del nivel del mar y a unos 60 metros del acantilado.
En funcionamiento desde 1852, se electrificó en 1946. En 1951 se instaló una sirena, sustituida en 1977. En 1956 se instaló un radiofaro y en 2003 una estación Dgps.
El edificio es de planta cuadrada con tres alturas. La torre troncopiramidal adosada a la cornisa norte del edificio. La altura sobre el nivel del mar es de 117 metros y de 21 metros sobre el terreno. Actualmente alberga un museo de temas marinos en la planta baja del edificio.

El Faro de Ribadesella:
Está situado en la aldea de Tereñes, concejo de Ribadesella, Principado de Asturias, (España), en la llamada Punta de Somos, en la margen occidental de la entrada a la ría de Ribadesella. En funcionamiento desde 1861 y electrificado en 1926, el faro se encuentra en un terreno de 4.730 metros cuadrados, cercados por un muro de mampostería. Se trata de un edificio de planta cuadrada. La torre es decagonal y se encuentra parcialmente empotrada en la fachada norte. La altura sobre el nivel del mar es de 107 metros y de 8 metros sobre el terreno.

El Faro de Tapia o Faro Isla de Tapia:
Está situado en la localidad de Tapia de Casariego, Principado de Asturias, España, sobre una isla, llamada Isla de Tapia, unida a tierra por un espigón de 100 metros de longitud como parte del puerto de la citada localidad. Es el faro más occidental del Principado de Asturias distante 6 Km de la Ría del Eo, límite entre Asturias y Galicia.

El Faro de Tazones:
Está situado en la aldea de Villar, parroquia de Tazones, concejo de Villaviciosa, Principado de Asturias, (España). En funcionamiento desde 1864 y electrificado en 1928, es uno de los mejor conservados y cuidados del litoral asturiano. En 1953 se instaló una sirena. Se sitúa en la Punta del Olivo o de las Ariceras, a una altura de 127 metros sobre el nivel del mar y 11 sobre el terreno, en un recinto ajardinado de 2.000 metros cuadrados, cerrado con muro de piedra con lajas de pizarra en la parte superior. El edificio es de piedra arenisca, de dos plantas, una inferior de 150 metros cuadrados y una superior de 50 metros cuadrados.

El Faro de Torres:
Está situado en la Campa del Cabo de Torres, concejo de Gijón, Principado de Asturias, (España), en una zona de gran riqueza arqueológica,donde se han encontrado restos de un importante asentamiento romano.
En funcionamiento desde 1924 y electrificado en 1936, sucedió al antiguo faro de Gijón, que se suprimió en el año 1912. El edificio es de planta rectangular con dos alturas y una amplia terraza en la parte superior.
La torre es octogonal y se encuentra empotrada en la cara norte del edificio.
La altura sobre el nivel del mar es de 82 metros y de 12 metros sobre el terreno.
Está construido casi al borde del acantilado.

El Faro de Cabo Vidio:
Se encuentra en el cabo del mismo nombre, en la localidad de Oviñana, concejo de Cudillero, Principado de Asturias.
Inaugurado en 1950, se ubica en un recinto amurallado, con dos construcciones independientes, al borde de unos impresionantes acantilados de casi 100 metros de altura.

Wikipedia-

lunes, 14 de febrero de 2011

RIQUEZA ASTURIANA


(recopilación de Xosé Caveda reeditada y aumentada por Fermín Canella en 1887)

ALDEANA. -¿ Ello qué ye esto, Señor?
Según veo va la danza ,
Que quien más chirla , más chirla ,
Y quien más fala , más fala .
Pues suelto la tarabica
Y allá vá mió cuyarada ,
Q'he bono de cuando en cuando
Meter la pala cristiana .
Pos crea, señor , q' aun
Ñon i dixo la mió ama
Nin de la misa la media.
Nin del creu la metada .
¿ Acasu ye xigomencia
Tararira ó moxiganga
De los granos la cosecha ,
La fruta la piesca y caza ,
Les fuentes flores y yerbes
Q' hay pe la nuestra montaña .
Todo ello de bona triva
Y todo con abundancia ?

CORTESANO. -Ciertamente, aquesas cosas
No deben ser olvidadas .
Vamos , chica nada temas ;
Dí cuanto te diese gana .

ALDEANA. -Vusté ansí lo quier ? pues vaya .
Si he de cebera, tenemos
Con abundancia no escasa
Escanda , trigu y centunu ,
Maíz , panizo y cebada .
Sobre todo , de maíz
Lo más d'Asturies abasta .
Con él se facen boroñes
Que crien xente tan guapa ,
Como denyure se topa
Per esa tierra á la llarga :
Cuando falta la boroña
Una rosquia s' amasa ,
Y con el rescaldu en llar
Se cuez de pronto y se pasa .
Del maíz salen también
Les farrapes , cosa guapa ;
No hay comida más sabrosa
Una mañana xelada ,
Si con lleche s' acompanguen
Y están blandies como ñata .
¿ Y con qué se cría el gochu
Que tien aquesto d' untaza
Y á los probes aldeanos
Ye lo que yos fay la barba ,
Si non ye con el maíz
Del que hay tanta abundancia ?
Agora l' otra simiente ,
Que acá llamamos escanda ,
Fai un pan como una flor
Q' está bailando na palma .
Garbanzos acá ñon pinten ;
Quédense como arbeyaca .
Pero tenemos arbeyos
Y chichos en cualquier faza :
Hay fréxoles , arxelines ,
Ñavos , castañes de Francia ,
Berces , coliflor , repollos ,
Cenahories , bona-dama ,
Alcachofes , cherivíes ,
Verenxenes , verdoliaga ,
Perexil , ayos , cebolles , (1)
Fabes de Mayo , patata ,
Calabazones y fabes ,
Panizu , miyu , centenu ,
En fin , de toda metralla .
Nin falta el melón tampocu ,
El pepín , la calabaza ,
Y el pimientu cebollón ,
Y el que como fuebu abrasa .
Pa la mesa de señores
Y para fer ensalada ,
Hay espárragos , llechugues ,
Escaroles , bona-dama ,
Perexil del mar , tomates ,
Espinaques y mostaza .
Diga agora so mercé
Si aquesto he cosa de gaita
Para que aquesti país
Por afamiadu se hábia .
¿ Pos de carnes : ¡ Xesucristo !
Ñunca mal sobre min caiga ,
Si non ye la que abastez
Ñuestra tierra media España .
Por q ' hai carne de carneru ,
De güe , tenrera y de vaca ,
De cabra , castrón , cabritu ,
De gochín , gochu y marrana ;
Y todu con tantu excesu
Que Castía aqui lo carga ,
En cecina y en tocín
Y pardieces , ñon mui cara .
Tamién tenemos gallines ,
Pavos , palombos a manta ,
Capones , gansos , coríos
Y d' animales de caza,
Hay la lliebre en cualquier matu ,
La perdiz en cualquier bárdia ,
La arcea en cualquier regón ,
El tordu en cualquier rimada ,
La corníz en cualquier sucu ,
El torcaz en cualquier rama ,
El glayu en cualquier camín ,
Y el picu en cualquier furaca .
Y de les aves del mar
Tópense en cualquier regata
El carabán , el coríu ,
El cuervu marín , la garza ,
El gansu , la gallineta ,
El mazaricu , la gacha ,
El oliancu , el estornín ,
El coriín de l' Irlanda .
De mar y tierra tamién
Hay páxaros para xaula :
El silgueru , el ruiseñor ,
El malvís y la calandria ,
Q' he gusto é nes carabayeres
Oílos pe la mañana .
Cuando por el Mayu canten
Al bon día l' alborada .
Si ye de caza mayor
En cualquier fondigonada
Hay xabalinos tan grandes
Que puestos é na palanca ,
Apuxen per sostenelos
Homes de bona puxanza .
Hay osos , y angunu entr' ellos
Que los caxellos abrasa .
Les aveyes bien tu piquen ,
Pero con todu no escarma .
¿ Y quier ver que entamu tien
El malditu de la trampa
Para comeyos la miel ?
Con el caxellu s' abraza ,
Y sufriendo los guixones ,
Ya d' esta que lu taraza
En focicu , ya de l' otra
Que lu pica na garganta ,
Aquella otra nun corbión .
Aquest ' otra nuna yarga ,
Vase gufando hacia el riu,
Y allí el caxellu se zampa ,
Y afogades les aveyes ,
La miel ( ¡ mal bregón)! se papa ,
D' estos hay muchos , Señor ,
Y unes besties son tan bravas ,
Que si s' agarren d' un árbol
Danguna vez y se enfadan ,
Co les uñes nun instante
Como un paliquín lu esgañan .
Y anque i tiren con dos bales
¿ Piensa que marcha ? non marcha ,
Que bien á buscar el tiru
Del fogón pe la llapada .
Del robezu , más gustosa
Y segura ye la caza :
Pe los cerros y les sierres
E nes pigurutes anda ,
Y lixeru com' el vientu
Sin tocar el suelu , salta ,
Salvando los percipicios
y sorviendo las distancias .
Esguilando pe les peñes
Tien q' andar el que los caza ,
Más en el aire que en tierra .
Y cuendo con elli enllana ,
Amechai un par de bales .
Y taramingai la llana ,
Y el animal arrollando
Per una cuesta emprunada
A picos picaños vien
Fasta dar ena llanada .
Non falten llobos y corcios ,
Y otra muncha cafarnaya
De venados y llebratos ,
Que los eros mos abrasan .
Y el pescadu ? Coomo estamos
Aqui á la llengua del agua .
Lu tenemos á porrillu ,
Fresco como el sol del alba ,
Q'esto ye comer pescadu ,
Lo demás ye patarata .
¡ Oh como en Madril lu vieren !
Voto y ño á tal que plásmaran .
Aca hai salmón hai salmon como cuchu
En Ribadesella y Pravia ,
Que sangra de puru frescu
Pe la boca y pela galla .
Hay pescades como borra ,
Xardón á taca reteca ,
Congrios á trompa talega ,
Besugos á farta farta ,
Meros á tente bonete ,
Aguyes á vati barra ,
Morenes á zurriburri ,
Sardina á vela y dexala
Les mielgues á balagares ,
Cazón y xardes sin tasa ,
Les rayes á goxa llena ,
Barbos á pala cargada
Y otru sin fin de pescadu ,
Que non sé ccomo se llama ,
Que á non ser que los arrieros ,
( esos de braga atacada )
Acuden acá por ello
Com' utres á la carnada ,
Para llevalo á Castía ,
A Riosecu y Villada ,
Bien pudiéramos estrar
Con pescadu la corrada .
Les llangostes y llocantos ,
Centolos y ñocles , fasta
Empapizamos con elles .
Ora tres de cualquier llastra
Berverichos y percebes ;
En cualquier pedreru ó playa ,
Morciones y alcarcinos ,
De vígaros muncha castra ,
Llámpares , ostres y almexes :
Y para pescar con caña
Con ñasa , refuelle ó rede ,
Con traina ó con tarrafa ,
Hay llovina de á dos tercies ,
Anguila de más de á vara ,
Como bárganos llamprees ,
Y truches como una estaca ;
Soyes como la solera
De una panera mediana ;
Munchos más pescados hai ,
Cuntálos ye cuenta llarga .
¿ Y de frutes ? ¡ Dios m' asista !
Yo non puedo numeralas ;
Porque pais por pais
Naide al Principadu iguala ;
Pos hai ñisos , cerigüeles ,
Y prunos , q' en una plaza ,
Dan por un ochavu á un ñeñu
Una montera apiñada :
Hay figos de San Miguel ,
De San Xuan exhorbitancia ,
Albaricoques , marmiellos ,
Peruyes , pera , manzana ,
El cadápanu , el albornin ,
El llimón y la naranxa ;
La castaña , la cereza ,
La guinda , la ñuez , la ablana ,
El arándanu , el brusel ,
El mirándanu y granada ,
El melcotón , el duraznu ,
El piescu en grandura tanta ,
Que son como la cabeza
D' una ñeñina tamaña ;
Damascu como dos puños ,
Pavía com' una garra ,
El cidron y la grosella ,
La llima dulce y la amarga ,
Piñones y figos chumbos ,
Como los de l' otra banda .
Recimos blancos y ñegros ,
Y la mora colorada .
Vamos, dígame en concencia;
¿ Tanta fruta non lu plasma ?
Pos ñon ye lo más aquesto ;
Lo que más asombru causa
E que cada triba d' estes ,
Otres munches so si abraza .
Porque á parte cerigüeles ,
Pera , cereza y castaña ,
Que d' elles hay munches castes ,
Tenemos de la manzana ,
Ranetes blanques y pardes ,
La tardía y la temprana .
Camoeses, de rabu llongu ,
Les de San Pedru y de bara ;
De balsaín , vizcaines ;
Peros d'inviernu y de alba ,
De ñuera , panera Infiestu ,
Balvonis , prieta , mesada ,
De coloradina , d' osu
Carabiones , de caleyu ,
Repinaldes y d' escanda ,
Picones y castellanes ,
Ramones y ñuera blanca ,
De pardona , de Bilbao ,
De San Xuan y de monsaca ,
De Ana Menendi , de Aldonza ,
Y otres de triba tan basta ,
Que por ser inomerables ,
Ye imposible ñumeralas .
Y , crea , que no hay denyure
Manzana más sazonada .
¡ Oh , si vusté per el otoñu
Hácia acá se empobinára ,
Cuando cuerre el maravayu
De la cosecha , ablucára !
Pos viera montones tales
D' elles po las pumaradas ,
Que pensára en so concencia
Que d' oro yeren y grana ,
Salpicadines de pelres ,
Como gotes de orbeyada :
Y mire , i habín saber
Como agaire y miel rosada ,
Si dempués de sazonades
Quiciaves les aprobára .
¡ Qué sidre d' elles se fai !
¡ Qué sabrosa , qué dorada !
¡ Y como el cuerpu callenta !
¡ Cómo refocila l' alma !
El que emburrió dos pucheres ,
Quedóse com' una pascua ,
Falatible y gayasperu ,
Sin sede n' una semana .
Y non piense : que ella sola ,
Enriquez al que la faga ,
Da don al que no lu tien
Y horros y cases llevanta .
Y si tantu la empondero ,
Non ye por que á min me cuaca ,
Que non fora cosa bona
Dase á ella una rapaza ,
Nin conveniencia ternía
Si á bebela s' avezara .
Para min munchu meyor
Cincuenta veces ye el agua :
En todes partes s' atopa
Tan fresca , clara y delgada ,
Tan gastiza de comida
Que naide d' ella se farta .
Non hay monte que non lleve
Un regatu á la llanada ;
Nin peña que non dé un chorru ,
Ni sin fontica la llastra .
Atopa vusté les fuentes
Que parecen pura plata ,
Allá en el más altu picu ,
Como na fondrigonada .
Nos en pocu les tenemos
A causa de so abundancia ,
Que solu puede apreciales
El que conoza so falta .
Pero si en Madril y en Caid
Ansí manaren , ( ¡caramba! )
Naide al serviciu de Dios
Deseara otra ganancia .
Tamién tenemos acá ,
Fuentes de ñatura tala
Que gorgoliten salmoria ,
La que munchu meyor sala
Una fornada de pan
Que la que del mar se saca .
¿ Y qué diré de les Caldes ?
¿ Y qué de la Fuente Santa ?
Borboten agua caliente
Que ansina el pelleyu escalda ,
Como la que sal del fuegu ,
Si en ella angunu se baña
Y para el que tien gorguyos
Pal romatismu y la sarna ,
Pal estómagu toidu ,
Ye melecina probada .
Flora de mines y piedres
Y otres coses d'importancia
El ama bastante i dixo
Cuando haí relacionaba,
El puxu q' acá traín
La ñación Gorxa y Milana,
Romana , Cartaxinesa
Xándala , Suela y Balana .

CORTESANO. -Vaya. chica, te has portado .
ALDEANA. -Pos que lo sepia me cuaca ,
Pa que non ande en patagüeyos
Si Asturies é bona ó mala .