miércoles, 29 de mayo de 2013

LA JABLA DE LLANES



Transcripción de la conferencia que el investigador local Ramón Sordo Sotres pronunció el miércoles, 24 de Abril, en la Casa de Cultura de Llanes, dentro de las actividades previstas en el programa municipal “Llanes y las Letras 2013″.


La jabla de Llanes o modu parllar, que también es término para definirla, es la modalidad lingüística -incluida dentro del asturianoleonés oriental- propia del concejo en e que nos encontramos; su principal característica es el empleo del rasgo cultural más interesante de Asturias, Cantabria y León: la consonante aspirada fricativa sorda, llamada je por algunos hablantes y empleada en palabras como jabas, jacer, jalar, jelechu, La Jermosa, jerrar, jigos, jilar, jirvir, jondu, jormigas, jornu, juercia, jusos…


En esa jabla escribimos muchos autores nacidos o no en el municipio; casi todo ellos lo hacemos también en castellano, que es la lengua oficial. Se pueden clasificar en su uso tres generaciones y diversos géneros literarios (aunque predomina lo costumbrista) .


El empleo por escrito de la jabla abarca los siglos XIX, XX y XXI. Antes de la Guerra los autores que escribieron en la jabla (y que hoy son conocidos) nacieron entre 1850 y 1864:
• Benigno Fernández Varela (Benigno Pola y, cuando escribía en llanisco, Nelino). El Cuetu (Llanes) 1850-1920
• Baltasar Cue Fernández. L’Arquera, (La Portiella, Llanes) 1856/Llanes 1917
• Ángel García Peláez (Ángel de la Moría). Llanes 1858-1895
• Baltasar del Cueto Cabrales. Villanueva de Pría 1858/Nueva 1940
• José Fernández Sobrino (Pepín el Sardineru). Pancar 1859/Tabasco (México) 1889
• Antonio Fernández Martínez. Reinosa 1860/Porrúa 1912
• Amable González Abín. Nueva 1862/Piñeres de Pría 1911
• José García Peláez (pero solo en los poemas Tocha y Lista, Mal d’Amores y, una parte de él, L’últimu Besu). La Pesa de Pría 1864/Nueva 1928.


Baltasar Cue Fernández (L’Arquera 1856-Llanes 1917, no 1912 como a veces leemos equivocadamente), fotógrafo y maestro entre otras muchas actividades, uso el llanisco en una carta que envió a Méjico el 17 d’eneru de 1916; escrita en la jabla y en castellano, aquí va un cachín de lo primero:

“Recibí tu cariñosa carta del 23 del pasado y no se per onde empecipiar á contestate, pues tantu entarrajilasti en tan pocos ringlones, que jueron para mi como si me hubieran metiu un jormigu(e)ru en la cabeza, después de habelu cortau con la guadaña y después espardelu co la pradera en el mes de Agostu, cuando la cuesta del cristo está estorruxada y la xente jecha un torruyu camín de la Guadalupe. Esto uniu á que estoy más pelaticu qu’el tiu Tolón, jará que mi carta sea lacónica e insusa, así es que tienes que dispensala y no la enseñar á nadie, pues se reirían que siendo profesor de lluengas halla el oficiu y por jacer un obreru de guiyada jizola reya de un llabiegu, más sin embargu creo que el jormigueru tremendu no mejará olvidar del todo lo que adeprendí en Colladín de la Arquera, puesto que la borona pel cortezu y no quemau la(s) pulientas, las corbatas, el sueru con zamurias y los jochigos con borona canu hacen prodijios; no hay que olvidar la llechi pel condenau, el mazau y la mallada”.


Voy a leer un poema redactado hace años por María Asunción Gutiérrez Carriles y que está escrito en la jabla llanisca de los pueblos del oeste del concejo:

SI APAGAS LA VELA NON PODRÉ LLEGAR
Dimi, rapacín, onde vas, morenu,
si apagas la vela ¿cómo vas a ver esa claridad?
Si subes, si subes tendrás que baxar
Baxa ya del árbol
que llega to madre
ahí llega to pá
dexa. dexa el ñeru,
déxalu onde tá,
paxarnos tuyos déxalos volar.
Si subes, si subes
tendrás que baxar
Dexa, dexa el ñeru,
mira que to padre sabe castigar.
Vétemi por lleñe
vétemi por agua
traimi acá la pipa que quiero jumar.
¡Esti rapacín nun quier trabayar!
esti mentecatu solu quier jolgar,
nun quier
nun quier trabayar…
solu quier subir y nun quier baxar.
Báxate del árbol
que llega to madre
con esi remangu,
que te va matar.



Fuente visitada: cronicasdeloriente.com

jueves, 23 de mayo de 2013

LA CUEVA DEL SIDRÓN - PILOÑA -


 La importancia de la Cueva del Sidrón radica en ser uno de los yacimientos más importantes de fósiles de Homo Neanderthalensis cuya existencia no se había constatado hasta el momento en Asturias. Este yacimiento es un referente del estudio de esta especie tanto por el número de restos recuperados en dicha cueva como por los individuos identificados: nueve, incluidos cinco adultos, dos adolescentes, un juvenil y un infantil. Gracias al trabajo científico desarrollado, el yacimiento se ha sumado al proyecto internacional “Genoma Neandertal”, el primer estudio genómico realizado en una especie humana extinta. Asimismo, esta cavidad posee un yacimiento prehistórico con algunas pinturas rupestres.

Estos acontecimientos han hecho que el Principado de Asturias haya impulsado una Zona de Protección Arqueológica, que incluye la Sala de las Pinturas y el yacimiento del Hombre del Sidrón, y todas las galerías que van desde estos enclaves hasta el acceso al yacimiento por la denominada Cueva de La Tumba. 

No obstante, la Cueva del Sidrón también se caracteriza por ser la mayor cavidad asturiana de calizas no carboníferas y con un alto valor biológico, pues sirve de refugio a cinco especies de quirópteros y cuenta con dos nuevas especies de coleópteros. Tiene su entrada principal a 1 km al Oeste de la localidad de Vallobal. A dicha localidad se accede desde Oviedo por la N-634, pasado Villamayor, tomando un cruce a la izquierda por la carretera AS-259 dirección Colunga.

NO HABILITADA PARA SU VISITA. **************************************************

 Está ubicada en el concejo de Piloña, en Vallobal, cerca del pueblo llamado Borines. En 1994, Carlos Armando, Juan José y Francisco Javier del Río, espeleólogos gijoneses que exploraban una de las galerías de la cueva encontraron los primeros restos humanos, que resultaron ser de neandertales de unos cuarenta mil años de antigüedad, y recibieron el nombre popular de hombre de Sidrón. Se ha encontrado gran cantidad de material lítico y óseo.

Los primeros restos encontrados fueron una mandíbula completa, una hemimandíbula, y una serie de restos que son fragmentos de distintas partes del cuerpo de distintos individuos. Datados entre 70 y 30 mil años. También se encontraron abundantes piezas dentales. Gracias al método de datación carbono-14, que mide la antigüedad del carbono presenten en un objeto, y a la utilización de dos diferentes laboratorios, el Laboratorio de Ciencias del Clima y del Medioambiente francés (LSCE, por sus siglas originales) y la Unidad de Acelerador de Radiocarbono de Oxford (ORAU) los investigadores situaron a los neandertales de El Sidrón hace 49.000 años. La nueva datación de carbono- fue precedida por un tratamiento muy sofisticado de ultrafiltración para reducir al máximo la contaminación.

El resultado reveló que los restos tenían entre 45.200 y 51.600 años de antigüedad. Se realizó una media ponderada de ese dato y los obtenidos en el laboratorio francés y se estimó que los restos tenían alrededor de 49.000 años.

Del análisis de los restos de huesos, los científicos sostienen que esos restos representaban a nueve individuos: a un bebé de unos dos años, a un niño, dos adolescentes y a cinco adultos. Hasta la fecha, la cueva de El Sidrón, ha aportado unos 1400 fragmentos óseos, entre huesos y dientes, además de industria lítica y restos de animales.

 Fuente visitada. comarcadelsueve.com
 WIKIPEDIA.

sábado, 18 de mayo de 2013

EL ENCANTO DE LOS OSCOS


En el interior de la comarca, tres concejos llevan el apellido Oscos, lo cual los aúna en un territorio separado del resto por la Sierra de la Bobia, que salva la carretera AS-11. Villanueva de Oscos, Santa Eulalia de Oscos y San Martín de Oscos conviven en un espacio más agreste, en cuyos valles discurren ramificados caudales de agua. En sus orillas se levantan diversos pueblos que viven en consonancia con la naturaleza que los envuelve con su abrazo.


Tras pasar el Alto de la Garganta, el viajero se prepara para ver inundados sus sentidos. El verde le rodea, y el silencio sólo es roto por el fluir del agua en dirección al cercano mar. La piedra se eleva y toma forma de casonas, palomares, hórreos, molinos y otras construcciones que se mimetizan con el entorno. En Santa Eulalia de Oscos o Santalla, capital del concejo del mismo nombre, la vida crece alrededor de su plaza principal, a la que asoma el Ayuntamiento. Cerca están la iglesia parroquial, el lavadero público y la Casona de La Pruida, que se levantó entre los siglos XVII y XVIII.


Los pueblos circundantes merecen ser visitados porque permiten admirar cómo se combinan con sencillez piedra, pizarra y madera en busca de funcionalidad. Villamartín, Ventoso, Ferreira, Talladas, Teijeira, Lineras, Murias, A Valía, As Barreiras, Pumares con sus casonas o Barcia, donde se ubica la Casona de Aquel Cabo, pueden ser un buen comienzo. El camino es también importante porque ofrece la posibilidad de detenerse en las fuentes, cabazos o pajares. En Pumares o Peizáis quedan todavía mazos, aunque el mejor conservado es el que se encuentra en el Conjunto Etnográfico de Mazonovo. Ferreirela es otro pueblo emblemático, patria del relojero Joannes Antonious Fernández Lombardero, y también del emprendedor Marqués de Sargadelos, cuya casa natal es un museo que recuerda su legado.


En busca de naturaleza, es imposible olvidar la Cascada La Seimeira a la que se llega por una ruta que parte desde el área recreativa de Pumares, o el bosque de robles A Carballeira A Salgueira, en la nueva Ruta Os Cortios. Villanueva de Oscos podría ser el siguiente destino. En nombre está asociado al Monasterio de Santa María de Villanueva; construido en 1137, funcionó como tal hasta 1835. Desde el siglo XVII tuvo en marcha una famosa herrería que enriqueció la comarca, de la cual quedan restos que pretenden ponerse en valor próximamente. La mayor parte de lo que queda en pie del monasterio es de la época barroca, con restos románicos en la nave de la iglesia y el sepulcro que se encuentra en su ábside central. Desde ahí próximamente partirá un paseo a la orilla del río Vilanova, al que se pone punto final en Santa Eufemia. En este pueblo el interés por fomentar y hacer que perduren las formas de vida tradicionales se refleja en su Ecomuseo del Pan, donde cada sábado se elabora pan artesano, con la colaboración de los niños asistentes.


También aquí aporta su propia personalidad cada pueblo del concejo. La recomendación es visitar Pacios, Vilarello y sus grandes casas de piedra; Martul, su iglesia parroquial y la Casa de los Guzmán; Morlongo y sus hórreos con cubierta de paja, típicos de Oscos-Eo, Bustapena, San Cristóbal, Salgueiras... Algunos de ellos se aparecen al caminante que decide elegir las rutas de senderismo señalizadas, a otros hay que ir específicamente, entre un paisaje alimentado por multitud de cauces fluviales.


Fuente visitada. fusionasturias.com

jueves, 16 de mayo de 2013

GIJÓN - CAPILLA DE LA PROVIDENCIA


Levantada tras la Guerra Civil, esta capilla, tiene una historia muy curiosa, ya que es la tercera generación. La primera capilla, tiene un origen que se pierde en la memoria de los tiempos, ya que no era más que un hueco en el acantilado del cabo San Lorenzo, habitado por un ermitaño que no sabía rezar, según cuenta la leyenda. los mismos marineros le construyeron una rústica ermita en la isla llamada La Tortuga, que desaparecerá tras la muerte del ermitaño.

En la segunda mitad del XIX se construye otra ermita, la segunda capilla, denominada: San Lorenzo de Mar. Un romero regaló la imagen de la Virgen de la Providencia un buen día, tomando desde ese momento el sobrenombre de la misma, que ha llegado hasta nuestros días. Esta se incendió a fines del siglo XIX, reinaugurándose el 10 de agosto de 1898.


La imagen de esta capilla, aparece en las paredes de Gobierno del Principado, gracias a los pinceles de Ventura Álvarez Sala, que la representa en la obra "La Promesa".
Es la ermita que desapareció en 1936, y que dio paso a la tercera, inaugurada el 26 de mayo de 1946. En noviembre de 1986 y ante el peligro que entrañaba el edificio, se resolvió cerrarlo y restaurarlo en su totalidad, siendo la inauguración en agosto del año siguiente.


La actual ermita, tiene unos 100 metros cuadrados útiles. El patronato de la ermita, formado en 1931, se ocupa de su mantenimiento gracias a las limosnas de los romeros y a rentas diversas. Colgados de las paredes se mantienen ofrecimientos y exvotos en forma de figuras de cera, de los fieles a la Virgen de la Providencia, que realizan variopintas peticiones, desde recuperar el amor perdido, a superar problemas de salud. Su fiesta se celebra el último domingo de mayo.


Fuente visitada.
La Ciudad Verde.
Historia y Guía de las Parroquias Rurales.
Francisco Javier Chao Arana.

martes, 14 de mayo de 2013

MASCARADAS DE INVIERNO - LOS GIRRIOS O SIDROS


Los “Guirrios”o “sidros”, según J. Menéndez Pidal, cubrían su cuerpo con pieles y llevaban sobre sus cabezas cornamentas de carnero y de vaca, mientras que hacían pender de su cuerpo toda suerte de cencerros. Algunos etnógrafos que observaron las mascaradas con posterioridad – en los años veinte – describen a los Guirrios vestidos de manera diferente, aunque dejan entrever, aunque dejen entrever sus viejos rasgos. Según A. de llano y D. González-Nuevo Zarracina, visten de blanco, con polainas negras, una faja de color cruzando diagonalmente su pecho y sujeta con ancho cinturón de cuero del que penden campanillas, un pañuelo al cuello y una toca puntiaguda sobre la cabeza, ornada con cintas y rematada por un rabo de raposa.



Parece ser que, a veces, dejaban caer sobre la toca dos largas pieles de oveja que descendían hasta la altura de la cintura, dejando tan sólo una pequeña abertura al nivel de los ojos. Llevaban, además, en todos los casos, un largo palo de avellano, generalmente, y próximo a los tres metros de longitud, que utilizándolo a modo de pértiga les permitía realizar espaciados saltos. El ruido de los cencerros provocado por el más simple movimiento, se convertía en estruendo al compás de saltos.


En su cordial relación con los vecinos de su parroquia se sabe que los sidros ceremonialmente hacían algunas inclinaciones, y cuando la receptora del saludo era alguna joven, graciosamente se rendían ante la misma acariciándola con el suave rabo de reposa que culminaba su toca, y también le daban a oler el oloroso pomo que, conteniendo hierbas aromáticas, colgaba de su cintura y que recibía el nombre de “Garapiña”. Sin embargo, en estas mascaradas navideñas se producían también conatos de luchas de resultas del encuentro de bandos o “moxigangas” pertenecientes a parroquias diferentes, en medio del ronco y estrepitoso ruido de los cencerros.


Fuente.
Las Mascaradas de Invierno en Asturias. 
Eloy Gomez Pellon

lunes, 6 de mayo de 2013

HISTORIA DE LA SIDRA


A pesar de que existen numerosas opiniones y teorías al respecto, la mayoría de los historiadores coinciden en que la sidra se originó en los años anteriores a Cristo. Parece ser que a las civilizaciones de Egipto y Bizancio y más tarde a las griegas, les gustaba beber algo similar a la sidra.

Los romanos preferían el vino, pero en las tierras que conquistaron se percataron de la tradición que en ellas había de elaborar sidra.

Como quiera que en la cuenca mediterránea, que es donde se escribió la historia de las culturas occidentales, la fruta que producía el mejor de los caldos era la uva, pronto se diferenció esta sidra del resto y se dio en llamar vino, por lo que cuando alguien habla de vino de frambuesas, en realidad debería llamarse sidra de frambuesas, ya que el término vino debe reservarse solo a la uva.


Aclarado este malentendido daremos por bueno el concepto de que la sidra es un vino de manzanas, aunque también era muy frecuente hacerla de peras. Entre los pueblos atlánticos era venerada por proceder de la manzana, como lo prueba el hecho de que en la mítica isla de Avalon (que en celta significa manzanal) eralabebida de los héroes, es decir de los semidioses.


Manzana en latín es mala (la palabra manzana viene de mala mattiana, una variedad de manzana que se hizo famosa por ser la fruta preferida del tratadista agrícola romano, Gaius Matius, en el siglo Iº a de J.C.), y de ahí viene el nombre de ácido málico, ya que esta fruta es la que contiene mayor cantidad de esta sustancia. Esta bebida ha sido desde siempre un producto de gran tradición en los países de la costa atlántica, sobre todo en España, Francia, Inglaterra, Bélgica, Irlanda y Alemania. Los expertos señalan que la primera referencia que tenemos sobre la sidra se remonta a la época de Carlomagno (principios del siglo IX) en el Capitulare de Villis, acta legislativa que organizaba el comercio, normas y sanciones en el imperio carolingio.


La producción de sidra natural históricamente se extendía por toda la Cordillera Cantábrica. En el s. VIII ya aparecen los primeros documentos en el antiguo reino de Asturias relativos al cultivo de los manzanos al hablar de las pomares (huertos de manzanos) en testamentos y documentos oficiales. Casualmente en estos documentos la palabra pomares siempre va ligada a "vineas" o viñedos, dando por tanto a entender su uso para la elaboración de bebida y no como alimento. El testamento de Fakilo del año 793, donde se dejan en herencia pomaradas, es el documento más antiguo conservado en la catedral de Oviedo y es de los más antiguos relativos a la sidra o la manzana de toda Europa. En el antiguo Reino de Navarra, en el siglo XI, concretamente en el año 1014 aparece el primer documento que mencione los manzanos. No es descabellado pensar en la influencia asturiana en el País Vasco al estar durante casi dos siglos y medio Álava y Vizcaya bajo el dominio del Reino de Asturias. Tampoco lo es en la trasmisión de técnicas y culturas entre el principal reino cristiano peninsular de la época y el imperio de Carlomagno (742-814), época de la cual procede el más antiguo documento que menciona propiamente la sidra "siceratores, id est qui cerevisam vel pomatium sive piratium vel aliud quodcunque liquamen" en el "Capitulare de Villis" escrito a comienzos del S.IX que regulaba muchos aspectos legales del Imperio.


La relación entre ambos reinos es palpable en la historia relativa al Beato de Liebana, que tuvo una gran repercusión en la Cristiandad, desde Alcuino de York y Carlomagno en Aquisgrán hasta el Papa que se ponen del lado del Beato en el famoso conflicto del adopcionismo.

La sidra ha quedado desde el siglo XIX centrada principalmente en el Principado de Asturias y en Guipúzcoa. La antigua cultura de la sidra de regiones como Vizcaya, Alava o Navarra quedó reducida a lo testimonial una vez fueron copadas por el vino tanto el "Txakoli" como el de la rioja alavesa. La sidra ha sido siempre la bebida de las regiones menos favorables para bebidas consideradas más nobles. Solamente en las décadas recientes, gracias a asociaciones gastronómicas vascas y subvenciones, se ha comenzado nuevamente a producir sidra en estos territorios.


Fuente visitada. Wikipedia

sábado, 4 de mayo de 2013

OCHO PUENTES ROMANOS CERCA DE COVADONGA


Aunque la vía histórica principal al Real Sitio de Covadonga (y a sus famosos lagos) siempre fue por el “Camín de La Reina”, que venía desde el centro de Asturias, pasando al final por Següencu y Peñalba; ahora vamos a describir esta interesante ruta de los puentes romanos de Covadonga y su entorno, ignorada por los asturianos en general (y lo que es peor, por las autoridades).

Saliendo junto a la capilla de San Andrés de Soto de Cangas, en las cercanías de la famosa venta caminera (La Venta) y del Campu La Jura (donde se dice fue coronado Don Pelayo), se toma la afamada “Ruta del Garrapiellu” que llega hasta estos lugares desde Gijón. Entre Soto de Cangas y Covadonga hay media docena de kilómetros, que se acortan algo por la nueva pasarela y senda verde de Muñigo al Real Sitio… Al poco tiempo de tomar el camino citado y antes de llegar a la acera que bordea la carretera AS-262, se cruza el río Covadonga o Reinazo (también Diva) por el primero de los citados puentes romanos o medievales (el de Sotu). Tras caminar unos tres kilómetros por la AS-262 se llega a La Riera (que se puede atravesar).

En esta localidad estaba en tiempos de Jovellanos la Casa del Abad; y se puede ver (y cruzar), sobre el citado río, un soberbio puente romano, a la izquierda de la carretera. A la derecha hay otros dos más pequeños, uno entre la iglesia de San Justo y Pastor de La Riera y el cementerio (cerca hay un maravilloso tejo milenario) y otro unos metros más arriba, al lado de un centenario molino de agua. Ambos están en la antigua calzada (o “Calzadina”) que sube a Pozobal y Següencu, desde La Riera; y que, aunque cuenta aún con su empedrado original, está abandonada y en desuso. Estos dos pequeños puentes están sobre el río, o arroyo, de La Fuente Mojosa.



Desde La Riera se sigue por la carretera que traíamos, un kilómetro más, hasta Muñigo; para cruzar, a la izquierda, por otro puente romano y dirigirnos al nuevo aparcamiento de la zona. Un poco antes de atravesar ese puente (el quinto de la ruta), a la derecha de la carretera queda otro pequeño puente muy antiguo (también posiblemente romano) que está totalmente olvidado y descuidado… En Muñigo se puede tomar la nueva senda verde (con gran pasarela de madera incluida) que en algo más de un kilómetro y medio nos sitúa ante la Basílica de Covadonga. Pero, si seguimos otro kilómetro, desde Muñigo, por la carretera AS-262, llegaremos al Repelao (“Rey Pelayo”, dice la leyenda que significa el nombre). Allí, cerca de la antigua estación ferroviaria y oficina de turismo, hay otro pequeño puente sobre el río Reinazo. Y finalmente, medio kilómetro más arriba, ya en Covadonga, en el “Parque del Príncipe”, está el octavo puente romano de la ruta, casi a los pies de La Santina… La caminata se hará bien en una hora y media a paso suave.


En tiempos de Jovellanos la ruta mejor era esta, por Soto de Cangas y La Riera. Y él comentó en 1790, en una de sus visitas a Covadonga:”…Cangas de Onís. A las siete a caballo. Excelente camino; mucho arbolado, como en todo el país; el río a la izquierda; lugar de Soto; después La Riera, donde la casa del abad. Gran Montaña de Covadonga; lo mismo en la cima; lo demás escarpado y derrumbado. Al río llamado Reinazo, por el nombre de las praderas que están en la cima donde nace y se sume, se le une por su derecha, el de la Gusana…”. Asimismo decía: “… A Covadonga… En lo alto de la peña (Auseva) corre el río, que se sume en la cima (Orandi); y cae por el centro para brotar al píe en la antigua Cueva…”. Curiosamente pocas personas saben que en la ruta que hacía Jovellanos, entre Soto y Covadonga, hay nada menos que ocho puentes romanos, además de tejos milenarios y centenarios molinos. Y este patrimonio cultural creemos que es preciso divulgarlo, ponerlo en valor; y, si se puede, cuidarlo, o por lo menos inventariarlo oficialmente.


 Fuente visitada. www.descubreasturias.com

viernes, 3 de mayo de 2013

EL I I DE NOVIEMBRE - SAN MARTÍN.


NOREÑA

La matanza del cerdo o gochu por estos lares, es la ceremonia gastronómica por excelencia del otoño e invierno asturiano. “Del cerdo se aprovecha todo, hasta los andares” y de esta manera ha sido popularmente alimento en la dieta diaria de los asturianos y referente en la cultura tradicional de Asturias.


El 11 de noviembre, San Martin, marca el inicio de una de las tradiciones más arraigadas en la cultura rural asturiana y que se extiende hasta finales de febrero. Concebida como forma de supervivencia para las familias que vivían todo el año de los productos derivados de la matanza, en la actualidad se ha convertido en una fiesta popular y motivo de reunión de familias y vecinos.

La matanza del cerdo en Asturias se guía por un estricto protocolo en el que, unas semanas antes, comienza a cebarse al gochu con castañas hasta el día anterior del sacrificio, en el que se le deja en ayunas para que sus tripas estén lo más limpias posible; el día de la matanza es un día de fiesta y celebración. Esta artesanal costumbre popular nos proporciona no solo su carne, si no tesoros de la gastronomía española como el jamón y los ibéricos, la morcilla, el tocino, el chorizo o el lomo… De hecho, como bien dice el refrán:


“del cerdo hasta el rabo es bueno” 

Entre los embutidos típicos del Principado encontramos las negras morcillas, de aspecto seco y arrugado, los chorizos, ingrediente indispensable en platos de cuchara como el pote y la fabada o en los típicos bollos preñaos y boroñas.

Si recorremos Asturias encontramos algunas variantes de la morcilla como en el concejo de Noreña, donde ocupa un merecido lugar la chacina ahumada; en las cuencas mineras la moscanina fresca; en el entorno de Candás y Luanco la tradicional fariñona, morcilla un poco más ancha a la que se le añade huevo crudo, harina de maíz y orégano; en la zona de Llanes las bollas, cocidas dentro del potaje o fritas y, en los concejos de Ribadesella y Cangas de Onís, el emberzau, envueltas en hojas de berza y hervidas después.


En el municipio de Siero es típica la lengua embuchá y en el Oriente, el pantruque en Llanes o pantrucu en Cangas de Onís y Arriondas, más conocido como picadillo, cuya masa esta compuesta por tocino y cebolla picados, huevo batido, harina de maíz, pimentón, ajo y perejil.

En las comarcas del interior del occidente asturiano, se elabora el chosco, el embutido más típico de estas zonas que en 2006 pasó a ser el primer embutido de Asturias que obtuvo una Indicación Geográfica Protegida (IGP) reconocida por la Unión Europea. Para su degustación, es cita ineludible el “Festival del Chosco” en el campo de San Roque, en Tineo.


A lo largo del principado podemos encontrar en estas fechas, diferentes festivales y jornadas gastronómicas en los que rendir un sincero homenaje a este espléndido animal, muchas veces olvidado, y degustar tan tradicionales y exquisitos embutidos.


Fuente visitada. www.lallosina.com