viernes, 27 de septiembre de 2013

HISTORIA DEL PUERTO DEL MUSEL (GIJÓN)


El primer uso de la ensenada donde hoy se localiza el puerto de El Musel como puerto, la debieron hacer los astures del castro de Noega, ya que el lugar reúne unas afortunadas condiciones naturales: lugar abrigado de los vientos más peligrosos por el cabo de Torres, fondo limpio, calado suficiente, carencia de corrientes, fuentes para hacer aguada, perfil característico y fácilmente identificable, lo cual lo convierte en uno de los mejores puertos naturales del Cantábrico.

Se le ha definido como puerto minero e industrial desde que, hacia finales del Siglo XIX, el antiguo Puerto Local de Gijón emplazado a los pies del cerro de Santa Catalina mostró sus limitaciones ante el desarrollo industrial que estaba viviendo la ciudad y el entorno más próximo. En sus muelles convivían productos como vidrios, derivados del petróleo e hilaturas, junto con las hullas de las cuencas mineras asturianas, exportadas por vía marítima ante la complejidad de la orografía del Principado. De poco sirvió que la línea férrea de Langreo llegara desde las minas hasta los mismos muelles y que se montaran los drops británicos para agilizar la carga de hulla en las bodegas de los vapores.


El puerto local era pequeño y necesitaba alternativas. La alternativa estaba en el proyectado puerto refugio de El Musel, situado a sotavento del cabo de Torres. Sin embargo, esta opción tuvo que batallar en dos frentes: por un lado, convencer a los partidarios de ampliar las antiguas instalaciones adosadas a la ciudad y, por otra lado, competir frente a las legítimas aspiraciones de otros puertos y localidades vecinas que contaban con resguardadas rías, como eran San Esteban de Pravia y Avilés, interesados en acoger los tráficos de Gijón.

 El Musel salió adelante y, mediado el siglo XX, era un gran puerto exportador de hulla que alcanzaba, en el año1956, la cifra de 2,8 millones de toneladas de combustible fósil embarcado. Por esos años empezaban a tomar forma los gigantes de la siderurgia. En la década de 1950 nacería la Empresa Nacional Siderúrgica (ENSIDESA) a orillas de la ría de Avilés. En los sesenta se construirían los diques de Levante y del Oeste en el puerto de El Musel y se crearía Hunosa.


A finales del siglo XX, la carencia de espacio en el puerto de El Musel era manifiesta y suponía una barrera para el crecimiento de toda una comarca. Las superficies ocupadas por el terminal de minerales de la empresa EBHISA (European Bulk Handling Installation) se encontraban al límite de su capacidad, a pesar del alivio aportado por las instalaciones de Aboño, conectadas con los muelles de El Musel mediante túneles y cintas transportadoras. A finales de los años noventa, el tráfico de mercancías en el puerto alcanzaba y mantenía los 20 millones de toneladas anuales, de los cuales 16 eran de graneles sólidos. En consecuencia, Gijón se convertía en el mayor puerto granelero de España. Pero se estaba a punto de alcanzar la capacidad máxima anual de movimiento en la terminal operada por EHIBSA, cifrada en 17 millones de toneladas de mineral.
 

Proceso de ampliación-
La ampliación llegaba a tiempo, porque 2005 fue un año récord en el tráfico portuario de El Musel, al registrar el movimiento de 21,81 millones de toneladas de mercancías. En febrero de ese año se iniciaba el acopio de materiales para dar comienzo a las obras de la ampliación, cuyo elemento vertebrador era el dique de Abrigo, y en mayo daban comienzo los primeros vertidos de materiales al mar para empezar a ganar terreno. En la construcción de los 3.834 metros del dique de abrigo se emplearon diferentes técnicas: los 1.488 metros del primer tramo (dique de Torres) se conformaron con mantos de “todo uno” y bloques cuyo peso oscilaba entre las cinco toneladas, para las zonas más abrigadas y próximas al cabo, hasta las 145 toneladas en las zonas más expuestas al oleaje.


 Prolongando el dique de Torres, los 1.530 metros de longitud del dique Norte se construyeron utilizando cajones prefabricados y asentados sobre un lecho de grava enrasada. Un buque especializado depositó con precisión (mediante GPS) cada uno de los cajones en su lugar y sus celdas fueron rellenadas con el apoyo de dragas. La profundidad del mar en este tramo del dique variaba entre los 25 y los 30 metros. El tercer tramo, denominado Contradique y con 816 metros de longitud, consiste en un talud conformado por bloques de 90 toneladas sobre profundidades de entre los 26 y los 28 metros, siguiendo un proceso constructivo similar al del dique Norte.

Fuente visitada. Wikipedia

jueves, 19 de septiembre de 2013

LA VILLA DE LLANES


La villa de Llanes, capital del concejo que lleva su nombre, es el referente urbano de un territorio extenso y rural que crece de forma alargada en paralelo al mar cantábrico. Un mar que se mete por todos los rincones en esta villa y que nos regala su sabor en medio de edificaciones antiguas y modernas, plazas, plazoletas.


Nos adentramos en el casco urbano, perdemos la perspectiva de conjunto pero la ganamos en detalles. Las callejuelas del casco antiguo, en las que prolifera la actividad comercial de la villa, dan lugar a un circuito caprichoso cargado de motivos y empedrados en los que se inscriben una arquitectura a medida, de proporciones justas y respetuosas con un urbanismo mimado.


Llegamos a la ría, mínima y singular, adentrándose con sus lanchas y sus redes en el centro neurálgico de la sociedad llanisca. Desde aquí hasta el mar abierto nos espera un paseo de solera marinera y trajín acuático.


En el tramo incial esperan los botes y las gaviotas, los reflejos de la villa que abraza su ría con fuerza en un calado menor. El agua y la tierra buscan más profundidad un poco más al norte, camino de un puerto moderno, restaurado y protegido por una férrea escollera reciente.


Desde estos muros últimos de la villa marinera, vuelve a resurgir esa estupenda estampa de una costa infinitamente verde y azul que ya habíamos descubierto en nuestra primera ruta por el paseo de San Pedro.

Y justo en este sitio vemos ya de cerca aquellos colores que adivinábamos desde más alto. Son los colores atrevidos de los Cubos de la Memoria, que el pintor vasco Ibarrola empleó para rescatar la escollera de su existencia gris y convertirlos en lienzo inmenso de tres dimensiones.


Las huellas del medievo proliferan en el casco antiguo. De ello deja constancia el recinto amurallado, un cercado defensivo que comenzó a construirse como consecuencia de la Carta Puebla otorgada por Alfonso XII a la villa en el primer tercio del siglo XIII. Se conservan en buen estado el paño norte y otros restos dispersos en distintas periferias del casco histórico. En algún caso, la muralla se ha fundido con construcciones más recientes, edificios bajos pero altaneros, de galerías curtidas por el salitre y alma de pesca.


En el núcleo de la historia también encontramos el Torreón, sólido y esquemático símbolo del pasado que hoy acoge la Oficina de Turismo. El resto de Llanes muestra muestras excelentes del paso de los siglos hasta la actualidad. Existen prácticamente detalles de todas las épocas.


Apenas hay década en falso. Edificios renacentistas, inmuebles marineros como la Casa de la Ballena, lugar este último donde se reunía el gremio de mareantes y que hoy se ha rehabilitado para dar paso a una sugerente “Aula del Mar”; palacios y palacetes barrocos, una basílica gótica, un puñado de capillas, un casino modernista, y un goteo incesante de la denominada arquitectura de Indianos que encuentra en Llanes su verdadero sentido y las muestras más sorprendentes y numerosas, con jardines de ensueño y galerías acristaladas. 

Fuente visitada. e-llanes.com

martes, 17 de septiembre de 2013

LA ACTIVIDAD PESQUERA DE CANDÁS A FINALES DEL SIGLO XVIII


Interesante información sobre la descripción de las costas de Carreño, la situación de los muelles locales y su industria pesquera en los años finales del siglo XVIII nos la aporta la documentación manuscrita referente al proyectado Diccionario Geográfico de Thomás López. La descripción y posiblemente también las respuestas al Interrogatorio solicitado fueron realizadas por el sacerdote candasín Benito Antonio de la Auja Manuel, cura por entonces de la parroquia gozoniega de San Pedro Navarro, que enviaría dichas cedulas desde Candás el 23 de mayo de 1792. De ellas transcribimos una parte de la introducción y la respuesta a la pregunta 9ª, la referente a la actividades manufactureras y fabriles existentes en el municipio:


“Candás es Puerto de mar, que aunque por la ruina de sus muelles (no está) en uso para muy grandes navíos (aunque si para los de poco porte y lanchas de Pesca que hace con mucha abundancia de Besugo y sardina en sus respectivos tiempos) si se limpian, y reparan los muelles, como su majestad al presente tiene mandado, sería muy cómodo para navíos de grande porte; y su surgidero es el mejor de toda la costa, desde el Ferrol, a Vizcaya.


Mira la situación de Candás a el Oriente y mediodía, y por la parte de oriente en su entrada por la mar tiene a la ribera, que sirven de defensa de los aires rigurosos de Norte, y calientes del mediodía, dos pedazos de monte, el uno a el lado de el norte, que llaman la Atalaya de San Antonio, y el otro a el mediodía que llaman el monte de San Sebastián, uno y otro tiene en la cima su ermita de el santo de sus respectivos nombres.


Contigua a la Atalaya de San Antonio, y entrando por la mar hacia el Noroeste está la punta o Cabo de el Cuerno, y siguiendo la marina por esta parte hasta el lugar de Luanco, y Cabo de la Vaca, está a un cuarto de legua de Candás el cabo que llaman Isla de Antromero que entra por la mar hacia el Nordeste.


A el otro lado de Candás, que es el Mediodía, siguiendo por la marina hasta la Villa de Gijón esta la boca o puerto de Perán, y siguiendo a el sudeste, a un tiro de fusil de Perán y cuarto de legua de Candás está la punta, o Cabo de Socampos, y continuo a él el puerto de Antrellusa, luego, a una legua de Candás está la boca de el Río Aboño; y a dos tiros de fusil el Cabo de Torres que entra por la mar hacia el Leste.


En la Atalaya de San Antonio está mirando al Oriente un fortín de tres piezas de cañón de calibre mayor.” En cuanto a la pregunta novena del Interrogatorio se respondía lo siguiente: “Cesó ya muchísimos años hace la pesca de la ballena de que nos quedan memorias en solo los huesos que se descubren y algunos muros de edificios arruinados que la tradición advierte fueron bodegas para fabricar el aceite de ella.


En el día se fabrican y manufacturan excelentes escabeches de bonito, besugo y sardina en sus respectivas estaciones, y estos, y lo que se salazona en fresco es conducido a las Castillas por diferentes arrieros que bajan diariamente a este fin para surtir los mercados de tales provincias, aunque algunos otros pueblos de la costa también (...), ninguno puede disputar la preferencia a Candás en el modo de beneficiarlas, y por esta cualidad que tanto contribuye a la conservación y buen gusto, no dudan los exportadores pagarlo a los fabricantes a precio más ventajoso; estos últimos son varios particulares del pueblo que arman las lanchas de él, sin asociación alguna entre sí, sino cada uno con el patrón y marineros que ajusta en cada un año para la pesca durante el mismo. No se encuentra en toda la jurisdicción otro ramo de industria más de lo dicho y algunos telares de lienzos en el pueblo.”


 Fuente visitada. www.saber.es

jueves, 5 de septiembre de 2013

EL TORREÓN DEL CONDADO


El Condado (El Condao) es un lugar y una parroquia perteneciente al concejo asturiano de Laviana. De esta parroquia cabe destacar el denominado Torreón, bajomedieval, si bien ha tenido varias reconstrucciones.


La torre denominada El Torreón constituye uno de los pocos ejemplos de arquitectura militar que se conservan en Asturias. Está levantada sobre un espolón calizo, que le imprime carácter de edificación aislada y bien defendida por barreras naturales, que hacen innecesaria la construcción de fosos y bastiones.

Algunas referencias documentales atribuyen a la torre un origen altomedieval, quizá del reinado de Ordoilo I, pero no se conservan restos arquitectónicos anteriores al siglo XIV. Si bien la torre, al igual que otras construcciones similares, tuvo una finalidad defensiva, pronto conjugó esa función con el control de la actividad económica del valle del Nalón y la vigilancia de una de las más importantes vías de comunicación medievales, el paso a la meseta a través del puerto de Tarna. Ello tuvo como consecuencia la continua habitabilidad de la torre y por ello diversas alteraciones.
Es una construcción de planta rectangular dividida originariamente en tres plantas, rematada probablemente con almenas. La fábrica es a base de mampostería y sillería arenisca para enmarque de vanos y cadenas esquineras. El acceso a la torre se realiza por una escalera a la altura de la primera planta y conserva la puerta primitiva de acceso de arco de medio punto.


Durante el siglo XIX, El Torreón sufrió el derrumbe de sus lienzos Norte y Oeste y fue ocupado por tropas militares durante la última guerra civil. En los años 1950-60, los propietarios llevaron a cabo una desafortunada restauración a base de cemento y hormigón armado, alterando la disposición interior y abriendo nuevos vanos. En ese momento se colocó en uno de sus lados el escudo de la propiedad.

Fuente visitada. Wikipedia