miércoles, 30 de junio de 2010
SIDRA A LA ANTIGUA USANZA
martes, 29 de junio de 2010
EL "SAMARTÍN"
lunes, 28 de junio de 2010
PLAZA DEL PARCHÍS-GIJÓN-
domingo, 27 de junio de 2010
LOS OSOS EN ASTURIAS
El oso pardo.
Morfológicamente son parecidos a los pirenaicos pero más pequeños. La población cantábrica quedó fragmentada, desde la primera mitad del siglo XX, en dos poblaciones genéticamente incomunicadas por falta de intercambio de individuos, denominadas oriental y occidental. La primera ocupa una superficie de aproximadamente unos 2.500 km²;, que se extienden por los montes del nordeste leonés, norte de Palencia y las montañas cántabras cercanas, así como por un pequeño sector asturiano en los concejos de Caso y Ponga. Se calcula que en este núcleo sobreviven actualmente entre 25 - 30 ejemplares.
En León, los osos se localizan principalmente en los municipios de Llaciana, Palacios y Páramos del Sil, mientras que en Lugo suelen ser vistos en los municipios de Cervantes y Navia de Suarna. Los concejos asturianos donde habitan preferentemente son Cangas del Narcea, Degaña, Somiedo y Belmonte de Miranda, que es donde se contabiliza el mayor número de reproducciones cada año, aunque también se localizan ejemplares en los concejos de Proaza, Allande, Ibias, Tineo, Salas, Yernes y Tameza, Quirós, Teverga, Lena, Grado y Santo Adriano.
Su longevidad es de 25 - 30 años. Los máximos conocido son de 34 años en estado silvestre y de 47 en cautividad. En los Pirineos se constató que un oso al que se le denominaba Papillon contaba con 29 años cuando murió. Aunque se ha constatado que algún ejemplar ha alcanzado los 34 años de edad lo normal es que vivan entre 20 y 25 años.
Existen puntos críticos que interesa conservar como corredores ecológicos para evitar los problemas asociados a los procesos de aislamiento. En torno al puerto de Leitariegos se produce un estrechamiento de tan sólo 10 km de ancho, causado por actividades mineras y turísticas. Otras zonas importantes para el futuro de esta población son los montes próximos al puerto de Cienfuegos que permiten el paso de Degaña (Asturias) hasta la Sierra de los Ancares (Lugo-León), la Sierra de Begega, comunicación entre Somiedo y la Sierra del Courio, en los Concejos de Salas y Belmonte de Miranda (Asturias), el estrecho corredor boscoso entre el macizo de las Ubiñas y la Sierra de Sobia, en los concejos asturianos de Teverga y Quirós.
(NUESTROS OSOS MERECEN TODO NUESTRO RESPETO Y CARIÑO PARA INTENTAR SALVARLOS.)
sábado, 26 de junio de 2010
EMIGRACIÓN - 1.886 - FERMÍN CANELLA
(...)por lo que toca a la pedida clasificación de sexos y edades puede, sí, afirmarse, que todos o casi todos los emigrantes son varones, generalmente jóvenes, antes de cumplir los veinte años de edad; hijos en su mayor parte de labradores, siendo excepciones muy contadas los asturianos que allí van a ejercer profesiones liberales. Unos y otros se dirigen a Méjico, Puebla de los Angeles, Buenos Aires, Montevideo, y algunos al Callao, Lima y Valparaiso, todas ciudades importantes en donde los contados emigrantes se destinan generalmente al comercio y son menos los que en el interior se dedican a la agricultura.
(...)La llamada emigración asturiana, siempre temporal, que, como queda dicho en el número primero, no se dirige en gran escala a países extraños, camina preferentemente a las provincias de la Isla de Cuba y no llama la atención el número de los que se ausentan para Puerto Rico e Islas Filipinas, si bien para este archipiélago facilita algunas ausencias, aunque en corta escala, las Ordenes religiosas de Santo Domingo y San Agustín. La emigración a Cuba es periódica y era antes más numerosas que lo es en la actualidad después de la última insurrección cuya larga duración perturbó el desarrollo de aquella rica Antilla. Con el aliciente de buscar rápida riqueza, con el ejemplo de algunos afortunados que retornaron en buena posición a su patria, muchos y muchos asturianos, principalmente de la costa, aunque no faltan del interior, se han ausentado para aquella isla; los emigrantes pertenecían y pertenecen, como es lógico, a las clases humildes que, haciendo los mayores sacrificios para equipo y pasaje, mandaban allí a los jóvenes; y sería verdaderamente aterradora la estadística de los que en aquellas remotas playas han perecido por causas de todos conocidas, comparando su número con el de los que viven y particularmente con los que han logrado hacer una fortuna verdadera, consumiendo allí los mejores años de su vida.
Por lo que toca a la época de la emigración diremos: que generalmente, desde los puertos de Gijón y Avilés se ausentaban y ausentan en los meses de otoño y primeros de invierno, residiendo con preferencia en las capitales aunque no pocos en poblados, ingenios y potreros;
retornan periódicamente a Asturias , remiten en todos los correos cantidades y pequeños giros;
a la postre en ella se establecen los ricos, convirtiéndose con afán en propietarios de tierras, y siendo exagerados fisiócratas, contribuyen al alto precio de la propiedad territorial y elevan como resultado de ello la renta del colono para que el capital empleado en la tierra dé un interés, que no es muy proporcionado frecuentemente por el atraso del cultivo.
(...)La justa aspiración que sienten todos los hombres a mejorar su estado y a proporcionarse medios de subsistencias, es la que naturalmente mueve a los asturianos para abandonar su querida provincia, ante la estrechez y penuria anejas al estado actual de la propiedad, sin olvidar la general aversión, al servicio de las armas.
Se dice también que el exceso de población, en relación con la producción, motiva la ausencia de los asturianos, pero si esto es exacto, no es aquí tan irremediable este hecho económico. Lo que sucede en Asturias como en otras comarcas de España, es que sus habitantes no hallan medios fáciles y prontos de aumentar la producción ni de sacar utilidad natural de su agricultura e industria que, en general, permanecen tristemente atrasadas en la mayoría de los concejos, por falta de instrucción y vías de comunicación y como consecuencia lógica, por rutinas y preocupaciones que dominan a casi todos en todo.
( Fermín Canella Secades, Estudios Asturianos - Oviedo, 1.886.)
viernes, 25 de junio de 2010
AYALGUEIROS-LOS BUSCADORES DE TESOROS
La leyenda de un buscador de tesoros
Emilio Fernández Cuervo rememora sus tiempos de ayalgueiro, de los que conserva una pipa que encontró en La Mina, hoy yacimiento medieval
Guiado por su intuición y por los versos de «La Iliada», el alemán Heinrich Schilemann descubrió en el siglo XIX la ciudad de Troya, ante la incredulidad de sus detractores. Eran los años de la arqueología a pico y pala, de los buscadores de tesoros, de los aventureros de la historia. Y Asturias no estuvo al margen de esta fiebre del oro, que la sabiduría popular vinculó siempre a los tesoros escondidos por romanos y por moros. En pleno siglo XX varios buscadores de tesoros, como el recientemente fallecido José Manuel Rodríguez de Velasco (Illas), continuaron hurgando la tierra en busca del preciado metal, memorizando leyendas y gacetas del tesoro, arañando del olvido objetos herrumbrosos por el paso de los años. Emilio Fernández Cuervo, «Milio'l Castro», fue uno de esos ayalgueiros o chalgueiros y ahora, ya cumplidos los 87 años, sigue insistiendo: «Los tesoros existen. Muchos aparecieron, otros todavía no».
Para él ya se acabaron las búsquedas, pero guarda intacta la memoria de sus empeños por encontrar oro, frustrados en su mayoría, pero no del todo infructuosos. Como un auténtico tesoro guarda parte de una pipa, que tiene las formas de una proa de barco, lo único que conserva de las muchas piezas que encontró, y que un buen día su abuelo vendió a un chatarrero para sacar unos cuartos. «Hoy no lo hubiera vendido. Pero quién sabía entonces», reflexiona.
La pipa, y el resto de los objetos, entre los que había una punta de lanza «nuevecita», platos, hierros, huesos, dentaduras y collares, todo ello envuelto en ceniza, los encontró en La Mina, entre los concejos de Soto del Barco y Pravia, que fue donde empezó su periplo de ayalgueiro. «Yo nací en El Castro, un pueblo que tiene cierta historia de antigüedad. Y hay un monte ahí, que mis güelos llamábanlo La Mina», cuenta. Un buen día, de caza, resbaló a una hondonada, y vio que había cal. Con la mosca tras la oreja, pidió permiso para excavar y junto a Arturo González, vecino también de la zona, descubrió un muro de tres metros y medio de ancho, de unos 50 metros de diámetro, en cuyo interior había restos de otra construcción de planta cuadrada. Y todo ello, subraya el de El Castro, sin puertas. El ayalgueiro sigue dándole vueltas al asunto, y sostiene: «Yo sé que algún secreto tiene, aunque no lo encontré». Tal vez las excavaciones que comenzaron en La Mina, hoy yacimiento medieval, acaben dando la solución al enigma. Él apuesta por algún tipo de entrada subterránea, avalada por la historia de un nadador que se metió en el Nalón y quedó atrapado en una cueva debajo del monte en cuestión, y también por la gruta que encontraron los barreneros que abrieron paso al tren.
El pragmatismo de Emilio Fernández Cuervo, buscador de oro sin más remilgos, no está exento de un componente inexplicable, en forma de paloma blanca que le acompañó todos y cada uno de los días que fue a cavar a La Mina. Lo dice con recelo, igual que su mujer, Maruja Vega, porque temen las mofas, pero ellos saben lo que vieron. Cuenta una leyenda praviana que doña Urraca, cegada de envidia, clavó un alfiler en la frente de su rival doña Paya, y la convirtió en paloma blanca. Quién sabe si no sigue vigilando los dominios que un día le pertenecieron.
La búsqueda no se quedó aquí. Guiado por el libro de los tesoros que tenían dos hermanos de La Matiella, y del que Maruja Vega copió con primor varios epígrafes «de noche y a la luz del candil», el ayalgueiro llegó incluso a sumergirse en el agua helada de la «Cueva'l Soldáu», una hazaña para la que «hay que tener timbales». Pero no encontró la olla de oro que describían las gacetas. Pero los tesoros existen, insiste, y para demostrarlo cuenta que en La Consolación (Nubledo), en una cantera que explotaron cuando abrieron Ensidesa, se encontraron recipientes llenos de monedas. Y si ese testimonio es poco, él tiene presente el de su propio abuelo, que encontró una duerna de piedra llena de polvo de oro, pero como no sabía lo que era dejó que se lo llevara el viento.
( LA NUEVA ESPAÑA)
jueves, 24 de junio de 2010
DESCRIPCIÓN DE LA DANZA DEL PERICOTE
"Las dos filas de bailarines se han puesto ya en movimiento y manteniéndose siempre a respetuosa distancia, limítanse ellas y ellos a deslizarse lateralmente y en inverso sentido, derivando los últimos hacia la derecha cuando las primeras lo hacen hacia la izquierda."
"A un seco golpe de tambor, cambia el ritmo y la danza se anima. Los mozos aceleran su zarandeo y saltan y rebotan sobre el duro suelo como pelotas de viento; a intervalos se acercan rápidos a sus compañeras, retroceden enseguida, y avanzan de nuevo, hasta que por fin ocupan por asalto el sitio de aquéllas, las cuales se refugian, a su vez, en el que el galán mantenía antes, pero sin perder jamás el paso en estas precipitadas fugas, girando eternamente en aquel par de círculos..."
"Nuevo golpe de tamboril y de nuevo cambio de figuras. Ahora son damas y galanes quienes emprenden una serie de cadenas, tejidos y trenzados, capaces de infundir vértigo en la cabeza más firme y mejor sentada. Y a medida que este caprichosísimo juego se prolonga, crece el entusiasmo de los bailarines; su rostro se colorea, brillan los ojos..."
"Pero nos aproximamos al fin y es preciso echar el resto. La postrera variante de este originalísimo baile parece arrebatar y enloquecer a sus incansables protagonistas. Cada dos mujeres que forman "vis-a-vis"con un mismo galán, comienzan a dar vueltas la una entorno a la otra, describiendo idéntica figura a la del guarismo ocho, y aquél a atravesar como una flecha la cifra en el sentido de su mayor longitud, girando velocísimamente sobre sus talones, a manera de peonza, en cada uno de los extremos del camino en este continuo ir y venir recorrido, mas con habilidad y limpieza tales, que ni hembras ni varones se tropiezan jamás ni se embargan en lo más mínimo en sus distintos y contrarios movimientos... Y el compás se acelera por instantes, en progresión siempre creciente; y el vértigo se agiganta; y apenas se distinguen ya las vagas siluetas de los danzantes hasta que los brazos se doblan cayendo desmayados a lo largo del tronco; las piernas se resisten a secundar los esfuerzos de una voluntad nunca rendida, y una loca pirueta pone término a aquel acrobático frenesí."
miércoles, 23 de junio de 2010
NOCHE MÁGICA DE SAN JUAN
En la Riera (Somiedo) tienden las ropas al rocío porque esto libra de las enfermedades a quienes luego las usan.
Los vecinos de Perlunes y Valle del Lago, en el concejo de Somiedo, sometían a las ovejas a aspersiones de agua y después las llevaban a pacer a la rosada (rocío) antes de que saliera el sol, porque los rayos del astro le quitan la virtud. También era corriente poner, en la víspera de S. Juan, sal al sereno y dársela al amanecer al ganado; este rito de “salar las vacas con sal bendita” servía para preservarlas de las enfermedades.
Otra importantísima costumbre era la de coger la flor del agua que brota en el cristal de las fuentes en el instante de romper el alba de la mañana de S. Juan, y que no dura más que un instante y que haría feliz en sus amores al que lograra cogerla en ese momento.
En varios concejos asturianos era costumbre que fueran las mozas de un pueblo a quitar la “flor del agua” a las de otro cercano, lo que ocasionaba grandes riñas y peleas. En otros lugares, la moza que llegaba primero a un manantial o a una fuente colocaba una rama como señal de que había logrado coger la flor del agua; cuando llegaba otra, hacía lo mismo, porque comunmente se creía que la moza que hubiera logrado coger la flor del agua se casaría ese mismo año.
Por último, el culto al árbol y a los vegetales se halla también representado en los ritos de S. Juan. Los mozos asturianos colocan ante las casas de sus novias un árbol (roble o fresno) denominado ramu, con el objeto de que el santo los bendiga. Tras ello, recorren el pueblo cantando:
Mañanita de S. Juan, madruga, niña, temprano a entregar el corazón al galán que puso el ramo.
Las mozas, por su parte, enraman las fuentes y los manantiales, es decir, los adornan con ramas y flores.
En algunas parroquias, como en la de Jarceley (Cangas del Narcea) colocan sobre el tejado un ramo mojado en la fuente esa mágica noche con el objeto de que no puedan caer rayos sobre la casa. También es tradicional coger el trébol de cuatro hojas (de ahí viene la canción de “a coger el trébole…”) Las hierbas medicinales no se recogen antes de medianoche, luego se cuelgan en las ventanas de las casas para que reciban la bendición de S. Juan. La más famosa es la flor de saúco:
La flor de sabuco madre, yo la tengo recogida del sereno de S. Juan que sirve de medicina.
Es importante destacar que los cuélebres pierden su poder mágico. Las damas encantadas salen de sus cuevas y de las fuentes a peinar sus cabellos con peines de oro y a ofrecer sus riquezas al que sepa y tenga valor para desencantarlas. De las peñas y de los manantiales brotan piedras preciosas. Y aparecen gallinas con pollos de oro picoteando las flores silvestres. Unos encantos regalan vacas a los pastores. Y otros, juegan un partido de bolos con boleras de oro…
En el monte de Caravia está la fuente del Alisu, en la cual hay princesa encantadas por un Cuélebre. Este, la mañana de S. Juan, enróscase y duerme; entonces, las encantadas salen y suben al pico del Castro a limpiar la cadena de oro que le rodea. Y al bajar, cogen flores de cotolla y danzan en el campo de la Llana.
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una persona, las princesa se acercan a ella y le dicen:
- Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza.
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o les entrega a ellas un objeto bendito, quedan desencantadas. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el Cuélebre y las princesa vuelven a su encantamiento.
El agua de Fuenteblanca de Sopereda, concejo de Parres, sale de una peña que tiene la figura de una albarda.
Un día de S. Juan fue allá una mujer por agua y vio que la peña estaba cubierta de oro y joyas; volvió corriendo a su casa a avisar a su marido, y cuando llegó a la fuente, habían desaparecido el oro y las joyas. Si la mujer hubiera tirado encima de aquellas riquezas un objeto bendito, no se hubiera escondido la mina. Ésta brota cada siete años.
Una vez estaba un pastorín sentado al pie de la fuente de las Traviesas, allá en la Collada de Taranes, concejo de Ponga, y vió salir por el ojo de la fuente un encanto con muchas vacas. Y el pastor las miraba “estelau” (embelesado)
• ¿Qué miras pastor?- Dijo el encanto.
• Miro esas vacas tan guapas.
• ¿Tú no tienes vacas?
• No, señor.
• Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras tus calzones sobre la que más te guste y quedará para ti. Ella te hará rico, porque parirá jatas. Pero no la dejes nunca entrar en el río Caldar.
El pastor se puso al pie de la fuente. Comienzan a entrar las vacas y dice:
• Esta sí que es guapa, allá van mis calzones. Pero no; es más guapa ésta, o sino, esta otra que es pinta, o la otra que es negra…
Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las vacas y se quedó sin ninguna.
Al siguiente año, el día de S. Juan, el pastor se puso de pie ante la fuente, y no se detuvo a escoger; en cuanto apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y se la llevó consigo.
La vaca le dio muchas jatas, y éstas le dieron otras, y fueron tantas que se hizo rico.
Y un día se le ocurrió decir:
• ¿Por qué no he de permitir que entre la vaca en el río Caldar?
La dejó entrar. Y la vaca no volvió a la cabaña.
En la parroquia de Santiago de Aguino, concejo de Somiedo, el día de San Juan estaba una Xana muy guapa limpiando sus alhajas al pie de una fuente.
Pasó por allí una niña, se acercó a la Xana, le cogió el cáliz y marchó con él.
La Xana corrió tras ella, y ésta cuando iba llegando a la iglesia, dijo:
• ¡Santiago de Aguino, sálvame que lo quiero para ti!
Y dicen que el cáliz que hoy existe en aquella parroquia es el que la niña le quitó a la Xana.
En Cobiella, concejo de Cangas de Onís, está la cueva de la Huelga. Y una mañana de S. Juan pasó por allí un mozo de oficio esquilador y a la puerta de la cueva vio a una joven sentada detrás de una mesa de quincalla y se paró delante de ella.
• De lo que ves, ¿Cualo te gusta más? - preguntó la encantada.
• Unas tijeras de oro.
• Tómalas, puerco esquilador; que nunca te falten.
Ovejas que trasquilar
Ni sarna que rascar.
La explicación de esta leyenda es que si el esquilador hubiera dicho que lo que más le gustaba era la joven, o sus cabellos, se hubiera roto el encantamiento; pero al prevalecer el interés sobre el amor, la encantada no puede ser liberada y castiga al mozo.
EL PRINCIPIO DE LOS PARQUES Y PASEOS
en los planos de las ciudades asturianas de Francisco Coello, publicados en 1.870, ya se podían apreciar las variaciones de morfología en las ciudades. el parque y el paseo empezaron, en los principales núcleos de población, a oponer una ventajosa competencia a las antiguas calzadas arboladas que servían de acceso a las ciudades, y que se habían empezado a abrir como paseos en el siglo XVIII. En ocasiones aquellas nuevas obras suponían la ejecución de costosos y complejos trabajos, como en el caso de la construcción del Parque del Muelle o el del Retiro en Avilés. En otros casos , de todos modos, las obras eran menos aparatosas, y en Gijón el paseo solía celebrarse durante la mayor parte del año en la calle Corrida, un tradicional eje viario cuyo carácter céntrico había favorecido la acumulación de servicios como el alumbrado o una correcta pavimentación; el paseo de Begoña , donde se ubicaba el Teatro Dindurra y el teatro- circo de los Campos Elíseos, se convertía entre tanto en escenario de los paseos del verano gijonés. En Oviedo, por otra parte, el antiguo Campo de San Francisco-antes de la desamortización propiedad del convento del mismo nombre- había ido dotándose de una serie de ejes arbolados idóneos para paseos; la apertura de escalinatas con balaustradas, jardines y construciones de variada índole, entre las que figuraban pabellones, lagos, quiosco para la banda de música, etc., facilitaron el uso de estos espacios en aquel sentido; de modo que a principios de siglo el paseo de los Alamos-en su extremo inferior y lamiendo el eje de ensanche de las calles de Fruela y Uría- o el Salón del Bombé- de gran amplitud, y en cuyos extremos afloraban dos fuentes con surtidores- constituían zonas especialmente preparadas y amenas para los ocios de la burguesía.
La precisa localización de los paseos en lugares muy concretos del entramado urbano tenía una explicación evidente contando con lo penoso del estado de las calles, cuyo tránsito podía convertirse en una verdadera aventura. Aunque existían aceras, el tiempo, a poco que lloviese, las calles se convertían en verdaderos lodazales. El sistema avilitado consistía en unos pasos de adoquines para peatones, cuyo rápido deterioro e inevitable inundación por los barros acarreados por los carruajes que atravesaban la calle, daba lugar a nuevos problemas. Todavía en 1.907 un editorial de "El Carbayón" denunciaba que en lugares tan céntricos como a la salida del Teatro Campoamor "las gentes tienen que esperar turno para cruzar pisando sobre la línea
de adoquines que atraviesa la calle como prolongación de la acera, para no meterse en los barrancos donde las ruedas de carros y carruajes se introducen hasta los ejes". La prensa local de Oviedo, por lo demás, no tenía inconveniente en recomendar el uso de las madreñas para una más fluida circulación por las calles de la ciudad; ofreciendo al propio tiempo la posibilidad de adquirir por poco precio un invento profusamente anunciado en la publicidad de los diarios de la época y en concreto, los chanclos, de goma, que al igual que las madreñas, permitían su uso con el pie calzado en otro zapato.
en definitiva, allí donde pudiese circularse por un firme aceptable, donde el arbolado, la luz, las plantas y las flores, o la música difundida desde un quiosco fuese posible, podía convertirse en el lugar más a propósito para relacionarse y practicar una sociabilidad que suponía, sin ningún asomo de duda, lo primordial de las funciones del paseo.
Buena prueba de ello, lo constituía la forma en que se disponían los asientos en los paseos. tanto en Gijón como en Oviedo, a ambos lados de la avenida principal por donde discurrían los paseantes, se situaban largas hileras de sillas de hierro, de modo que los sentados en ellas pudiesen observar a sus anchas a los viandantes. En las horas de moda, sin embargo, nadie de los elegantes paseaba, sino que se sentaban unos frente a otros estáticamente mientras al fondo podía sonar la música de una banda que nadie veía. El genial pincel de Evaristo Valle supo captar con toda su ironía este momento.
-(Historia social del ocio)- Jorge Uría.
martes, 22 de junio de 2010
HISTORIA DE RIBADESELLA
Durante la Edad Media la villa vivía un momento de esplendor gracias a los astilleros que se nutrían de la madera que se hacía bajar por el Sella, y al comercio marítimo, especialmente de la sal (indispensable para la salazón de los pescados). Sin embargo, la actividad más rentable era la captura de los salmones en el Sella, controlada por los “Mareantes”, y las cazas de las ballenas que invernaban en esas aguas. A consecuencia de esto se deriva la Casa de las ballenas que perdura en la villa hasta el siglo XIX.
En el plano político, Ribadesella pasó a ser una plaza muy disputada gracias a sus innumerables fuentes de riqueza y por su estratégica situación geográfica. Es aquí cuando la casa Quiñones se adueña de la villa en tiempos de Juan II, volviéndose a incorporar a la corona en tiempos de los Reyes Católicos que desalojan a la familia Quiñones de sus posesiones.
En el siglo XVI tiene lugar un acontecimiento histórico para la villa como es la llegada del emperador Carlos I de España, a raíz de la cual se festeja el acontecimiento durante dos días seguidos. Es en esta etapa cuando se fortifica el recinto de la ermita de la Guía para defender el puerto de pueblos enemigos. Es una época de relativa tranquilidad en lo referente a la seguridad.
Durante el siglo XVII se intentó crear en Ribadesella el puerto principal de Asturias, además de enlace con la meseta, presentando un proyecto de carretera por Ponga, pero por influencias de Jovellanos, finalmente recayó en el puerto de Gijón que proyectaba la carretera de Pajares para el acceso a la meseta por León. No por esto se estancó la villa, pues Carlos III donó 100.000 reales para las obras de ensanche y mejora del puerto que serían finalizadas un siglo después.
domingo, 20 de junio de 2010
GIJÓN
Hay una época muy oscura que va desde la caída del Imperio Romano hasta la Edad Media. Las siguientes noticias fueron en 1270 con Alfonso X, que le concede la categoría de puebla, apareciendo dicha documentación en la iglesia de San Vicente de Oviedo.
El siglo XIV estará marcado por una lucha dinástica con la muerte de Alfonso XI, alcanzando en esta época la cúspide del poder de la nobleza. Es la guerra entre Pedro I El Cruel descendiente legitimo y el bastardo Enrique de Trastámara. En los años siguientes serán otra vez centro de luchas entre el conde Alfonso Enríquez y Enrique III, siendo la villa de Gijón cercada, incendiada y arrasada, desapareciendo como centro urbano.
Autorizados los naturales por el rey, dieron comienzo a la reedificación, levantando primero algunas casas provisionales, aprovechándose de los materiales de los edificios derribados, y como en la ruina de esta ciudad hubieran desaparecido todos los templos, a excepción de la iglesia de Santa Catalina de cortas proporciones y en mal estado; se dispuso levantar una nueva bajo la advocación de San Pedro, como así se hizo en el año de 1.410. Y en el año de 1.560 según consta del libro de acuerdos del Ayuntamiento de Gijón, se construyeron las dos naves colaterales
"Durante los siglos XV y XVI, continuo la villa su obra de reedificación, construyéndose el barrio que hoy se llama de Cimadevilla, dentro de los vestigios de la antigua muralla, y fuera de ella algunas casas en el terraplenado foso: su puerto comercial, que había sido mandado construir por los reyes D. Fernando y D. Isabel, en virtud de real cédula librada en Valladolid en el año de 1.480 por la que se concedían los fondos suficientes para llevar á cabo la obra, declarándose exiguamente terminado en el año de 1.582.
En el año de 1.572 y sobre los cimientos de la Torre Augusta, monumento erigido por los romanos, según la tradición; se levantó por acuerdo de la Justicia y Regimiento, la conocida con el nombre de el Reloj: cuya máquina, según obra escrita en el siglo pasado, aún se encontraba en buen estado en el año de 1.784.
En el año de 1.588 una furiosa tempestad arrojó un rayo , que derribó el segundo cuerpo de la torre: en el de 1.590 el ayuntamiento y vecinos, comisionaron al regidor Toribio Menendez Valdés, para que la reparación se llevase a efecto con la mayor solidez y economía.
En cuanto a su población era en el año de 1.594 de 400 vecinos, 180 de ellos pecheros; según se evidencia del censo mandado formar por el rey Felipe II, el concejo contaba de 1.045 a la misma fecha.
sábado, 19 de junio de 2010
LA PANERA VACIA
miércoles, 9 de junio de 2010
LA CASA CAMPESINA POR DENTRO
La austeridad más absoluta,y casi siempre la pobreza, son los signos externos visibles en la estructura y el ordenamiento de la casa campesina, donde la utilización tradicional de los enseres, las características de éstos y el espíritu casi ritual con que se allegan y se conservan, se acomodan a las costumbres de los antepasados, incluso anteponiendo en muchos casos a este sustentamiento el carácter incómodo o escasamente provechoso de algunos de ellos.
En la zona central o de montañas y valles altos, la puerta de la casa está hecha de madera de haya o de castaño, de una sola hoja dividida en dos: la parte superior es de cuarterón, y la inferior, la puerta propiamente dicha. Se cierra con una "tarabica", zoquetillo de madera giratorio.
Pasado el umbral, aparece el "estragal" o zaguán, espacio de piso terreno del que arranca la compartimentación de la planta baja, que suele estar dividida en tres dependencias, particularmente en la zona oriental de Asturias; a la izquierda, un espacio abierto como vestíbulo; al fondo, el "cuartixu", donde se guarda la "duerna" de salar la carne del cerdo y algunos aperos de labranza propios del interior y no del tendejón o de la parte baja del hórreo. En algunas partes del Principado, como en aldeas del occidente próximas a Galicia, la planta baja de la casa está ocupada por la cuadra o "corte" y en la planta alta, accesible regularmente por una escalera de piedra, se hallan la cocina y el dormitorio colectivo o -escasas veces- los dormitorios independientes.
martes, 8 de junio de 2010
LOS TESOROS ESCONDIDOS
lunes, 7 de junio de 2010
LA GAITA
La gaita asturiana consta de cuatro partes principales cuyo número y disposición pueden variar:
•El soplete, que es un tubo por que el cual el intérprete introduce el aire y que posee una válvula unidireccional para evitar el retorno del mismo al hacer presión sobre el fuelle.
•El punteru, es un tubo melódico aproximadamente cónico que funciona con una lengüeta doble llamada payuela.
•El roncón, que es un tubo bordón afinado dos octavas por debajo de la tónica del punteru. Está formado a su vez por tres partes, que se ensamblan: la prima, la tercia y la copa.
•El fuelle, que es una bolsa encargada de guardar el aire. Originalmente se fabricaban con la piel de un cabrito pero en la actualidad se tiende a la utilización de materiales sintéticos.
Este instrumento se difundió en Asturias durante la Edad Media, aunque para muchos su origen es anterior.
nuestra gaita se compone de "punteru", pajuela,fuelle,soplete, roncón, asientos y vestido. El punteru tiene ocho agujeros, uno en la parte posterior y siete en la anterior,y es con el que se consiguen las melodias. En su extremo superior va la pajuela que al vibrar con el aire del fuelle, produce un sonido que es amplificado y modulado por el punteru. El soplete es la pieza por la que sopla el gaitero para insuflar el aire dentro del fuelle,posee una lengüeta de cuero que permite meter el aire pero impide que salga por allí. El fuelle se fabrica con una piel de cabrito y funciona como un pulmón auxiliar, que el gaitero llena de aire y oprime con un brazo para conseguir el sonido continuo.
Ya pelos aires los cuetes
restallen, y de la gaita
s´escucha alegre´l toquíu
y el redoblar de la caxa.
La xente sal de la iglesia
formando corros na campa,
y al son d´una zanfonía
lixeru baile s´entama.
(T.C.)
domingo, 6 de junio de 2010
PICU URRIELLU
El Naranjo de Bulnes (en asturiano Picu Urriellu) es un pico calcáreo de origen paleozoico situado en el Macizo Central de los Picos de Europa, en Asturias (España). Entre los habitantes de la zona es conocido como “Picu Urriellu”, nombre este último derivado de la denominación del Macizo Central como “Los Urrieles”. Administrativamente, el Naranjo de Bulnes se encuentra situado en el concejo asturiano de Cabrales y dentro del Parque nacional de los Picos de Europa.
La primera referencia escrita al “Picu Urriellu” como “Naranjo de Bulnes” se debe al ingeniero y geólogo alemán Guillermo Schulz, que en 1855 editó el primer mapa topográfico y geológico de Asturias. En todo caso, el origen de esta denominación no está claro, dado que los habitantes de la zona históricamente siempre se refirieron al Naranjo como “Picu Urriellu”, no siendo la denominación ni popular ni la tradicional. Tal vez sea debido al color anaranjado de la piedra caliza de la que está formado. Los vecinos de Bulnes lo expresan con el siguiente verso: "No me llaméis Naranjo, pues fruto no puedo dar; llamadme Picu Urriellu, que es mi nombre natural".
Tiene una altitud de 2.519 metros y, aunque no se trata del pico más alto de la Cordillera Cantábrica, puede ser considerado como uno de sus picos más conocidos, así como una de las cumbres emblemáticas del alpinismo español. Especialmente por los 550 metros de pared vertical de su cara oeste. En su base se encuentra la Vega Urriellu, un valle de origen glaciar cuaternario.
CONCEJO DE MORCÍN---EL MONSACRO---
La orografía de Morcín se muestra decisiva en las primeras etapas de poblamiento. Por ello, en fases prehistóricas, se confirman asentamientos humanos en lugares idóneos para la caza: desfiladeros y proximidad al río. Esta presencia se remontan al Paleolítico inferior, si bien corresponde al Paleolítico medio o Musteriense(100000 al 35000 a.C.) la Cueva de Entrefoces. Aquí se identificaron varios niveles del Magdaleniense(15000 al 9000 a.C.) con hallazgos como: asta de ciervo decorado, cabeza humana tallada en cuarcita, pintura rupestre de un caballo y tres ciervas. También en la Cueva del Sidrán, situada a orillas del río Caudal, se recogieron útiles y huesos. En la cumbre del Monsacro y sus alrededores se localizaron varios túmulos y un hacha pulimentada, obra de pastores neolíticos. De época posterior, es el castro del Pico Llera, en la parroquia de San Esteban.
En el Monte Monsacro, la historia se entrelaza con la leyenda, debido al traslado desde Toledo (siglo VIII), de las santas reliquias de una cristiandad amenazada, que hoy se custodian en la Catedral de Oviedo por orden del rey Alfonso II el Casto, en su voluntad de reforzar la capitalidad del reino y que es coetánea al descubrimiento del Camino de Santiago. A partir del siglo X se encuentran documentadas inscripciones, como la lápida de consagración de la iglesia de Santa Eulalia. En el siglo XI es donada la villa de Argame a la Iglesia de Oviedo por Mumma Donna, viuda del conde de Gundemaro Pinioliz. Hasta mediados del siglo XII aparece el topónimo "Morzín" que corresponde a la delimitación del arcedianato de Oviedo. Morcín fue durante la Edad Media un señorío eclesiástico perteneciente al episcopado de Oviedo, bajo el nombre de "Coto de Morcín". El concejo fue codiciado por señoríos y la ciudad de Oviedo, sufriendo por ello ataques violentos, de los que el estratégico Torreón de Peñerudes fue testigo.
Durante la desamortización eclesiástica del Rey Felipe II, cuando se pone en venta el "Coto de Morcín". La ciudad de Oviedo intentaría su compra pero fueron los propios vecinos los que se hacen con el terreno -12 de diciembre de 1579-, y constituyen un concejo independiente con capital en Pola de Castandiello, en el que aún no se incluía el coto laico de Peñerudes, incorporándose definitivamente al concejo de Morcín con la disolución del régimen señorial en 1827, dándole así lugar al actual concejo de Morcín.
En la cima del Monsacro, encontramos dos capillas de origen medieval: La Capilla de Santiago o la de arriba; y la Capilla de La Magdalena o la de abajo.Ambas capillas han sido declaradas Monumento Histórico Artístico en 1992.
La Capilla de abajo presenta una nave rectangular con cubierta de bóveda algo apuntada y ábside semicircular prolongado. Se accede a su interior por una puerta de arco de medio punto situada en la cara sur de la capilla. La capilla es de piedra y en su interior se cree que estaba pintada, ya que aún quedan restos en su interior. La capilla está dedicada a Santa María de La Madalena.
La Capilla de arriba tiene una mayor relevancia y peculiaridad. Existe un debate sobre si la capilla estuvo dedicada a Santa Catalina o a Santiago el Mayor, pero actualmente se atribuye al segundo. La nave de esta capilla es octogonal, abovedada y de ábside semicircular. La fachada está resaltada y es de arco de medio punto. También se cree que estuvo pintada. Cuando se restauró se aprovechó para realizar una serie de excavaciones. En el interior de la capilla encontramos el pozo de Santo Toribio, la cueva del Ermitaño y un altar primitivo románico. La capilla es de piedra, y el suelo interior de roca de la capilla se cree que es de la propia montaña.
La invasión musulmana de la península ibérica propició el traslado del Arca Santa y otras reliquias venidas de Jerusalén, desde Toledo al Monsacro, para su salvaguarda. La inquietante situación de la antigua corte visigoda hizo que estas reliquias atravesaran la Cordillera Cantábrica en busca de protección. Finalmente el Arca Santa encontró cobijo en las capillas medievales del Monsacro. Años más tarde, los contenidos del arca fueron trasladados a la Catedral de Oviedo.
Wikipedia.
sábado, 5 de junio de 2010
viernes, 4 de junio de 2010
EL AZABACHE ASTURIANO
Hasta hace poco tiempo se creía que el azabache provenía exclusivamente de una especie de Araucaria, pero recientes estudios paleobotánicos realizados por la Universidad de Oviedo han concretado que realmente procede de varias especies, no solamente de las Araucaráceas sino también de las Protopináceas. De tener que compararla con un árbol de nuestros días su equivalente sería parecido a un Ciprés.
Es un material muy frágil, por lo que su extracción siempre ha sido artesanal, siendo de talla difícil cuando se intenta esculpir figuras con abundantes detalles y calados. Esta circunstancia ha dotado al arte de la azabachería de escasos márgenes expresivos. Se trabaja con lima y torno, adquiriendo mediante una pulimentación adecuada un brillo intenso que no decrece con el paso del tiempo.
El mejor azabache del mundo, junto con el de Whitby, es el de Asturias, España. Con un color negro intenso, textura y dureza incomparable, es extraído en la zona denominada la Marina, en la Costa Jurásica Asturiana, entre Gijón y Ribadesella, en la zona de Oles, Villaviciosa, desde donde hace más de cien años se exporta a Inglaterra. Ha sido el Principado el mayor suministrador de la península de material en bruto a lo largo de los siglos. Recientes estudios llevados a cabo por un equipo de investigación de la Universidad de Oviedo demuestran que el azabache español procede de una familia de árboles jurásicos, extinguida hace 65 millones de años, las protopináceas, además de las araucarias.
. Se localiza fundamentalmente en la zona costera de Villaviciosa, donde a lo largo de los siglos se han extraído ingentes cantidades de material de excelente calidad.
En las parroquias de Quintes, Quintueles, Argüero, Villaverde, Oles y otras, la minería del azabache fue una actividad cuyo origen se pierde en el tiempo.
Los métodos de extracción de esta gema se mantuvieron invariables a lo largo de los siglos. Las galerías, excavadas en vaguadas y laderas en las proximidades de la costa, generalmente de espaldas al mar y en sentido ascendente para facilitar la evacuación de las aguas, son sumamente estrechas. Los mineros debían arrastrarse penosamente por ellas y, provistos de un candil, una piqueta y un saco, iban extrayendo las finas capas del azabache incrustadas entre la piedra de arenisca.
Hubo centenares de explotaciones, conformando un entramado laberíntico en el subsuelo de la comarca de La Marina.
La extracción minera se dio por extinguida hace unos años, cuando se jubiló Tomás Noval, el minero que surtió durante los últimos sesenta años a los azabacheros asturianos y gallegos.
El azabache siempre ha tenido consideración de material mágico y protector. Su escasez y su hermoso color negro, acentuado con una adecuada pulimentación, hicieron de él algo sumamente apreciado.
jueves, 3 de junio de 2010
LEYENDAS "LOS MALOS AUGURIOS"
La iglesia católica obtuvo pingües beneficios promoviendo falsas procesiones y comitivas de difuntos para obtener después las consabidas donaciones para misas de difuntos. No hay pueblo o concejo asturiano donde no se cuente cómo el cura o el sacristán envueltos en blancos sudarios atemorizaban a los vecinos hasta que topan con algún valentón que les propina una soberana paliza, no faltan paisanos que al hablar de sus apariciones apostillan un "yera cosa de los curas".
Pero al llegar de cerque, respigose;
miércoles, 2 de junio de 2010
HISTORIA DE ASTURIAS
En cuanto a la etimología del término Asturias, algunos autores creen que su origen se haya en el nombre del río Astura (hoy río Esla), cuyos ribereños fueron llamados astures por los autores romanos
Asturias fue ocupada por grupos humanos desde el Paleolítico Inferior (hace 100.000 años) en un periodo comprendido entre el Achelense y el Musteriense. Existen pinturas rupestres que datan de hace 30.000 años y corresponden a las culturas Solutrense, Magdaleniense y Auriñaciense pertenecientes al Paleolítico Superior y propias tanto de los pueblos de la Cordillera Cantábrica como del sur de Francia.
Por medio de los yacimientos conocidos hasta el momento, se cree que primeros pobladores de Asturias se instalaron en el litoral cantábrico y en los valles ribereños: cuevas del Pindal (Ribadedeva), de Posada, de Tito Bustillo (Ribadesella), del Buxu (Cangas de Onís), de San Román de Candamo (Candamo) y la de la Covaciella (Cabrales).
En el Mesolítico se desarrolló una cultural original, el Asturiense, propia del oriente de Asturias y el occidente de Cantabria. Estos asentamientos se encuentran en bocas de cuevas próximas al mar o bajo abrigos, generalmente próximos a la costa, aunque también en montañas cantábricas del interior.
Del Neolítico asturiano quedan pruebas como los treinta dólmenes de la necrópolis prehistórica del Monte Areo, entre Carreño y Gijón de 5.000 años de antigüedad, así como túmulos o el Ídolo de Peña Tú (Llanes). En algún momento las anteriores culturas abandonaron las cuevas y dominaron la agricultura y la ganadería.
El periodo entre el abandono de las cuevas hasta casi la romanización es bastante desconocido. Existe también constancia escrita de las duras luchas mantenidas entre astures y cántabros a lo largo del cauce del Sella. Así como de la rudeza y bravura de ambos pueblos y su resistencia a ser dominados por los romanos.
A este periodo pertenecen muestras de la presencia humana en Asturias como son los castros. Entre ellos, el castro de Coaña es un poblado astur construido a comienzos de nuestra era cerca de la capital del concejo de Coaña. Perdió importancia a partir del siglo III y se le ha relacionado con las explotaciones auríferas en el Navia. Otros castros destacados son el de Pendía (Boal), el Chao Samartín (Grandas de Salime), San Chuis (Allande), Os Castros (Taramundi); Cabo Blanco (El Franco), La Sobia y La Cogollina (Teverga), la Campa Torres (Gijón), Caravia.. y así hasta una cifra en torno a los 300.
A finales del siglo I a. C. los romanos tenían la necesidad de terminar la conquista de toda la Península Ibérica. En ese momento sólo los pueblos del norte: Astures y Cántabros no estaban bajo el yugo romano. La motivación principal del interés imperial por esta región era el oro del subsuelo del área noroccidental peninsular, conocido para los romanos por la expedición contra Gallaecia de Bruto; también el joven emperador Augusto necesitaba de alguna victoria que glorificase su posición. En el año 29 a. C. se unen los vacceos, astures y cántabros en su lucha contra los romanos, y estos concentraron todo su poder militar en el norte peninsular. César Augusto tuvo que ponerse personalmente al frente de sus tropas.
La caída y desmembración del Imperio romano se produce en el siglo V. En el siglo VI, se produce la llegada de los visigodos que son rechazados, en principio, por los astures romanizados.
Entre el siglo V y el VIII se instaló en Asturias el cristianismo primitivo y se produjo otro periodo sin fuentes directas de información histórica hasta la invasión árabe, que terminó con este periodo oscuro y con la dominación visigoda
. En el momento en que los musulmanes ganaron, en la batalla de Guadalete, al reino visigodo de Toledo, los cristianos de Toledo huyen para buscar refugio en Asturias. Es en este momento cuando las reliquias que hoy se guardan en la Cámara Santa de la Catedral llegan a Asturias. Primero se guardaron en el Monsacro, (Montes de Morcín) y luego en Oviedo. Esta región nunca sufrió una intensa arabización ya que las ocupaciones por parte de los musulmanes eran eventuales y tenían más un carácter de razzias.
En el año 718 en Asturias se produce una primera revuelta contra el poder musulmán, al mando de un caudillo, (probablemente noble) llamado Don Pelayo. Esta revuelta fue controlada y Pelayo detenido y encarcelado.
Don Pelayo consigue huir, y en 722, tiene lugar un segundo enfrentamiento en la Batalla de Covadonga contra el general árabe Munuza. Ésta fue más una victoria guerrillera que militar. Don Pelayo con intención de consolidar su triunfo se proclama rey en Cangas de Onís fundando el Reino de Asturias.