Donde resuena el aullido del lobo y late el corazón del bosque. Allí donde se escucha la respiración del mar y el murmullo del río. En ese lugar se encuentra la comarca Oscos-Eo, un caleidoscopio de colores, texturas y sabores que ha sido nombrado recientemente Reserva de la Biosfera.
Déjate llevar por ese sexto sentido que sabe reconocer dónde permanece lo auténtico, porque siguiéndolo seguro que tus pies te llevarán hasta Oscos-Eo. Entre mar, ríos y montañas se esconde de las miradas este espacio de transición entre Asturias y Galicia, ubicado en el Occidente del Principado. Para comenzar el viaje, déjate seducir por una naturaleza que no ha sido mancillada por la mano del hombre, y que permanece virgen en playas de arena blanca, bosques autóctonos de los que se extraen maderas nobles, o ríos donde se capturan los salmones más grandes de la región. Seguirás la estela de los siete concejos que forman la comarca: Castropol, San Martín de Oscos, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, Taramundi, Vegadeo y Villanueva de Oscos. A través de ellos se llega a pueblos y aldeas donde se conservan tradiciones y etnografía: casas, pajares, hórreos, cabazos, molinos o cabanones levantados con materia prima de la zona, como piedra, cuelmo o irregulares lascas de pizarra tratadas con esmero. Bellísimas y resistentes construcciones que se funden en el paisaje, y que han llegado hasta hoy no sólo por motivos estéticos sino por la utilidad que prestan. Son sus habitantes parte indisoluble de esta comarca, que viven en simbiosis perfecta con la naturaleza. Ellos son los verdaderos artífices de que hoy conozcamos Oscos-Eo sin adulteraciones, porque llevan siglos guardando este templo natural y convirtiéndolo en su modo de vida. Suyo es también el éxito de acercar la artesanía, la gastronomía y el paisaje a los visitantes sin comprometer su propia identidad en ello. Así pues, existen variados restaurantes y alojamientos que tienen en común la hospitalidad de sus gentes.
El paraíso del pescador
El río Eo recorre parte del concejo como una cinta de plata, dejando en su camino destellos saltarines de salmones y truchas. Ellos son el indicador de la limpieza de estas aguas.
El Eo es en San Tirso de Abres modo de vida y fuente de recursos, pero también el punto unificador en el cual los habitantes se reconocen. En torno al río se desarrolla todo. La agricultura y ganadería perviven gracias a la fertilidad de la tierra y a los verdes pastos regados por sus aguas.
Pero hoy el ocio y el turismo ganan terreno y en ello también tiene mucho que decir el Eo, porque gran parte de los que llegan lo hacen siguiendo la llamada de sus corrientes cristalinas que hablan de buenas capturas. Por ello la pesca deportiva de salmón y trucha adquiere aquí una relevancia de primer orden, lo cual genera turismo más allá de la temporada estival. Rodeados de espesa vegetación puede verse al pescador camuflado entre las ramas de los árboles que inclinan sus ramas para que sus hojas sean acariciadas por el río. Una posta discreta, conocimiento del pez y maestría con la caña son las tres condiciones imprescindibles para convertir el lance en un éxito, y lograr engañar al salmón o la trucha.
Fuente visitada.
fusionasturias.com
Te olvidas de oir el cuquiello cuando la primavera asoma, que nunca te tiene que capar (cuando lo oigas tienes que estar ya desayunado y con dinero en bolso, entonces año perfecto)
ResponderEliminarLo que más conozco de la zona es Taramundi (me encanta); el resto lo recorrí mucho menos, pero lo que vi me dejó con ganas de conocerlo mejor.
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