La Ría de Villaviciosa se encuentra íntegramente en el concejo del mismo nombre, situado en la franja costera central de Asturias. Es uno de los estuarios (valles fluviales inundados por aguas marinas) mejor conservados de la costa asturiana, pues a diferencia de otros, apenas ha sido degradado por el desarrollo urbano o industrial.
Esta ría se caracteriza por el pequeño aporte de aguas fluviales frente al de las marinas. Su cuenca está compuesta por pequeños ríos costeros, entre los que cabe destacar el Llinares, que la nutre por el sur, y los ríos Sebrayu y Fompalaín, que lo hacen por el este.
Las condiciones ambientales del estuario derivan de esta gran influencia marina: elevada salinidad del agua, inundaciones periódicas debidas a la marea e intensa sedimentación. Todo ello condiciona su particular flora y fauna, que convierten a este espacio en una importante reserva de biodiversidad.
El origen de la ría se remonta al último periodo glacial, en el que la congelación de las aguas hizo que el mar se retirase. En aquella época las temperaturas eran menos extremas y las abundantes lluvias nutrían un caudaloso río que excavó el valle profundamente. Una vez pasadas las glaciaciones el deshielo trasladó la línea de costa varios kilómetros tierra adentro para retirarse después, poco a poco, hasta su nivel actual.
La variedad de ambientes en la Ría, unido a la amplia disponibilidad de alimento, permite una abundante y diversa vida animal. La gran cantidad de partículas orgánicas que el agua va depositando en la ría mantiene una gran población de invertebrados. Entre los más comunes se encuentran especies como el berberecho, la xorra y la almeja fina. Se trata de especies marinas que al bajar la marea se entierran en el fondo para evitar la desecación. Esta abundancia de invertebrados constituye el alimento de una gran variedad de peces y aves. Se encuentran en la ría una treintena de especies de peces, en su mayoría de hábitos costeros que, por lo general, no alcanzan zonas muy alejadas de la desembocadura. La lubina y el sargo son dos de las especies más apreciadas por los pescadores.
Por su estratégica situación, la Ría es un lugar de vital importancia para el descanso de miles de aves acuáticas durante la migración e invernada. Aquí encuentran el alimento que necesitan para continuar con su agotadora travesía, así como refugio para afrontar los rigores invernales. Pero las llanuras fangosas son, sobre todo, el territorio de las aves limícolas. Estas aves recorren los suelos poco compactos de la marisma, rebuscando invertebrados de los que alimentarse durante la bajamar. Zarapitos, archibebes, chorlitos, correlimos y ostreros son algunos de los limícolas más abundantes en la ría.
También acuden aves pescadoras, tanto continentales, como el zampullín chico, el somormujo lavanco o el cormorán grande, como marinas, entre las que destacan varias especies de gaviotas, el negrón o el charrán patinegro. En las zonas más alejadas de la desembocadura, charcas poco profundas dan cobijo a garzas, patos y otros animales acuáticos. En primavera los cantos nupciales delatan durante la noche a las ranas y al amanecer a pequeños pájaros de colores pardos, que de otro modo pasarían desapercibidos.
Fuente visitada. sigma-sl.com/riadevillaviciosa
Un lugar maravilloso y que muchos asturianos no visitan por su cercanía.
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