miércoles, 17 de junio de 2015

HISTORIA DE LA VÍA VERDE DE LA SENDA DEL OSO


El abrupto paisaje de Asturias dibuja un paraje natural exuberante como se puede comprobar en la Vía Verde de la Senda del Oso. Los 42 kilómetros marcados por la minería cruzan valles de montañas como el mítico Desfiladero de Las Xanas o la Sierra de la Predisca.


 Esta senda discurre sobre el trazado de dos ferrocarriles mineros. El primero, que data de 1874, enlazaba las minas de hierro y carbón del Valle de Quirós con la estación de Trubia, sumando 30 km de vías. A este trazado se incorporó un ramal que, desde Caranga de Abajo, enlazaba con las minas de Teverga, 10 km adicionales que conformaban un trazado en forma de Y. La producción minera trazó unos caminos escarpados que atraviesan el embalse de Valdemurio y las localidades de Proaza y Trubia.


El antiguo tren minero arrancaba desde este último sitio serpenteado por el Valle de Teverga para llegar hasta la población de Entrago. Por la línea circularon pequeñas locomotoras y vagonetas repletas de mineral que afrontaban a duras penas las fuertes rampas, sobre todo apurando frenos para bajar. Antaño, los ferrocarriles debían disponer de guardafrenos a bordo de los vagones, obedeciendo estos empleados las órdenes de aflojar o apretar frenos que, con un código de silbidos, daba el maquinista. En este ferrocarril minero, cada guardafrenos se encargaba de dos vagones, pasando de uno a otro según hiciera falta. Dado que era un ferrocarril industrial, construido con premisas de máximo ahorro, los túneles eran especialmente angostos y eran frecuentes los voladizos de roca sobre la vía en tramo colgados de barrancos. Y precisamente estas angosturas fueron las culpables de la muerte de varios guardafrenos que, pasando de un vagón a otro, se dejaron la cabeza en alguna de estas rocas. La crisis minera arrastró a estos ferrocarriles en su caída, siendo cerrados en 1964.

 Fuente visitada www.mundo-geo.es