miércoles, 25 de mayo de 2011

OSO PARDO



Dentro de la categoría de especies en peligro de extinción se encuentra una única especie: el oso pardo ibérico (Ursus arctos),
Los osos de la Península Ibérica son los únicos representantes puros de una de las tres líneas evolutivas del oso pardo en Europa. La población española de oso pardo se centra en la Cordillera Cantábrica. La reducida población pirenaica se sitúa en su mayor parte en la vertiente francesa.

Los osos pardos se distribuyen en la Cordillera Cantábrica en dos poblaciones que, aunque intercambian esporádicamente ejemplares, se consideran genéticamente incomunicadas. Las dos poblaciones están separadas por 30-50 km. de distancia, donde se acumulan importantes infraestructuras y actividades humanas. El área de distribución de la especie se reparte en cuatro Comunidades Autónomas: Principado de Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia.

BIOLOGÍA DEL OSO PARDO

El oso pardo es la especie más emblemática de la fauna asturiana, y una de las más amenazadas.
Se trata de un mamífero de gran tamaño, corpulento y musculoso. Los osos cantábricos suelen medir alrededor de190 cm. y pesar en torno a los 120 kg. aunque este valor varía en función de la época del año, dependiendo de la cosecha de frutos y abundancia de comida. El oso tiene muy buen olfato y oído, pero su vista es bastante mala, especialmente en distancias largas.

Una característica singular es que el oso pardo es un animal plantígrado, al igual que los humanos, es decir, que apoya, para andar, todo su peso en las plantas de los pies; por ello sus huellas son grandes y fácilmente reconocibles. Por otro lado, es uno de los pocos animales capaces de erguirse sobre las patas traseras, si bien solo lo hacen en determinadas ocasiones, para alcanzar ramas altas, cuando se sienten amenazados, en peleas por las hembras… y mantienen esta postura solo durante breves instantes.
La coloración del pelaje de los osos es variable, va desde el pardo oscuro, casi negro, al amarillento claro. Los de la Cordillera Cantábrica presentan una coloración más oscura en las patas, cara amarillenta y cuartos traseros muy oscuros.

Los osos cantábricos utilizan preferentemente bosques de haya, roble o abedul y áreas de matorral, brezales o piornales, con masas forestales cercanas. Generalmente aparecen en el rango de altitud comprendido entre los mil y los mil cuatrocientos metros, donde son más frecuentes los bosques y la influencia de la actividad humana es menor.
Su hábitat está condicionado por su alimentación. El oso es un animal omnívoro, aunque su dieta es preferentemente vegetal. Su dieta sufre una estacionalidad muy marcada y se adapta a los recursos disponibles en cada época del año. En primavera se alimenta principalmente de brotes tiernos de gramíneas y plantas herbáceas. Finalizando la primavera consume umbelíferas de grandes hojas que debe buscar en zonas umbrías, como bordes de arroyos. A partir de agosto, a medida que maduran, consume frutos carnosos como arándanos, madroños, moras, etc. Durante el otoño e invierno, frutos secos como bellotas, hayucos, castañas y avellanas. Esta dieta vegetariana se complementa con proteínas procedentes de hormigas, abejas, larvas y carroñas de ungulados despeñados o muertos durante el invierno. Puede llegar incluso a acercarse a colmenares próximos a los pueblos para abastecerse de miel.

La ingestión de alimento es elevada especialmente en otoño, cuando el animal debe acumular la grasa necesaria para poder sobrevivir al periodo invernal, que pasan recluidos en la guarida de hibernación.
Para la hibernación suelen elegir cuevas que cubren con una capa de helechos, brezo y hierbas; suelen estar en áreas muy agrestes de difícil acceso

El celo en los osos tiene lugar en la primavera o principios de verano, entre los meses de mayo a julio o agosto. Generalmente un macho cubre a varias hembras. El mecanismo de la reproducción en los osos es de gran complejidad, las hembras tienen la ovulación inducida por la cópula, lo que hace aumentar la probabilidad de fecundación. Además, el óvulo fecundado no se implanta en el útero de la hembra hasta principios del invierno, es lo que se llama implantación diferida.

La gestación suele durar unos dos meses, por lo que el parto tiene lugar en plena hibernación y dentro de las oseras. Generalmente nacen dos esbardos, desnudos y ciegos. Al salir de la osera, al final del invierno, ya tienen todo el cuerpo cubierto de pelo y muchos presentan un collar blanco que va desapareciendo poco a poco. La madre les acompaña durante su primer año de vida, no obstante, los hermanos suelen continuar unidos un año más e incluso hibernan juntos. A partir de los tres años de edad alcanzan la madurez sexual y se convierten en animales solitarios.

ENTRE CORAO Y COVADONGA


Entre el típico pueblo de Corao y el Priena, están, además del singular Cuetu Abamia, bellas majadas de pastores, en pleno camino a Covadonga. Esta ruta es la que siguen muchos peregrinos al Real Sitio cuando vienen desde la costa llanisca. Ahora también lo hacen los gijoneses. Cuando se camina en peregrinación hasta Covadonga, para visitar y rezar a La Santina, tres rutas son las que principalmente se siguen.

La que viene de Oviedo (o Mieres y Langreo) por el antiguo "Camín de La Reina", atravesando fundamentalmente los concejos de Siero, Nava, Piloña, Parres y Cangas de Onís (aparte de los citados como base de partida).

•La que sale de Gijón (o Avilés y Candás) por la actual "Senda Garrapiella", que atraviesa, además del municipio de partida, los concejos de Villaviciosa, Piloña, Parres y Cangas de Onís (con la variante del Club de Aire Libre de la Universidad Laboral, CALUL, por la sierra del Sueve).

•Y la que parte de la costa de Llanes y va por la antigua calzada romana de Ardisana, entre los concejos de Onís y Cangas de Onís, además de tierras llaniscas. De Onís prácticamente solo por el límite.

De la última ruta, de Llanes a Covadonga, en su tramo final, vamos ahora a ocuparnos. El que va de Corao al Real Sitio, pasando por Abamia (con famosa iglesia y caserio), las majadas de Rales y Cuadras de Canal y el Picu Prieta, (mal llamado en algunas publicaciones "Cruz de Priena").
El lugar de partida de la caminata, Corao, es un pueblo del concejo de Cangas de Onís, famoso por sus ferias y mercados ganaderos, de antaño y de ahora, como por sus artesanos (incluso relojeros). Así como por haber vivido y muerto allí Roberto Frassinelli, el que dió fama internacional también a la población al ser conocido como el "Alemán de Corao". Ahora sus restos reposan en la iglesia de Abamia. Otrora estaban en el cementerio de esa misteriosa localidad, hasta que un grupo de veteranos de la montaña de Asturias los trasladaron a su actual destino.
En la iglesia de Abamia estuvieron enterrados Don Pelayo y su esposa Gaudiosa... Esa iglesia está rodeada de tejos (los texos milenarios) y cerca había un dolmen.

El paseo de Corao hasta Abamia se puede hacer por carretera, pero es mejor seguir la pista que cruza el río Güeña, junto al famoso "castañeu" de las ferias. Ese camino en un cuarto de hora de tranquila marcha a pie nos sitúa junto a la iglesia de Abamia. De allí, en otro tanto, se sube al Cuetu Abamia, donde hay un típico caserío, habitado por unas nobles gentes, que aún pastorean en la Montaña de Covadonga. La caleya sigue en dirección sureña hasta la majada de Rales, en similar tiempo. En Rales hay un cruce de caminos que bajan al pueblo de Teleña o suben a las majadas de Cantu Pandal y Cuadras de Canal.
Desde Rales se continua hasta el mayau de Canal, en otra media hora y salimos allí de la pista, acometiendo la ascensión al Priena en una hora (no es necesario coronar su cumbre). En lo alto del pico, o de su collada norteña, se puede ver una magnífica panorámica de Covadonga y montañas circundantes. La bajada al Real Sitio, por senda pastoril, se hace en una hora aproximadamente, llegando cerca del Repelao y Parque del Príncipe.


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lunes, 23 de mayo de 2011

EL AIRÍN DE LES CASTAÑES


El aire de las castañas (airín de les castañes en asturiano) es como se conoce en el Principado de Asturias y en Cantabria a los vientos de componente Suroeste. Son unos vientos muy típicos del otoño en el Principado, de ahí la procedencia de su nombre, ya que se dan cuando "cae" la castaña, aunque pueden darse en cualquier época del año.
El aire de las castañas es un viento del Suroeste asociado a las borrascas atlánticas, suele soplar con una intensidad moderada. Los vientos del Sur - Suroeste al superar la Cordillera Cantábrica y bajar las laderas de sotavento se recalientan y se vuelven secos, dejando un ambiente bastante cálido y con una baja humedad ambiental.
en el Principado de Asturias no se suelen producir precipitaciones y predomina un tiempo seco y generalmente con cielos enmarañados de nubosidad de tipo medio y alto. En estas zonas no se producirán precipitaciones hasta que el viento role a componente Norte ó Noroeste.
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ESENCIA DE POTE

Las castañas, junto con los nabos, sustanciaron el pote lariego hasta que las indianas fabas y patatas les arrebataron los favores aldeanos

En el principio fue el pote. Y del pote aposentado en el trébede o sujeto por pregancies y calamilleres surgieron todas las líneas evolutivas de la cocina asturiana.

Al calor de la lumbre de troncos y de carbón vegetal o, si la zona lo facilitaba, mineral, y desde el llar de la cabaña castreña, la gran olla oscura y panzuda de hierro con asa y patas recibía, según marcara la estación y las posibilidades, unto de gochu, manteca de vaca, hortalizas, carnes frescas y secas, embutidos... Y castañas, que huérfanos hasta el XVIII de judías y patatas, aportaban con los nabos la ración de energéticos carbohidratos. Asada, cocida, sola, con leche, endulzada o engordando el pote, la castaña, alimento básico del asturiano pobre, circunstancia compartida por la mayoría de nuestros antepasados, ritualiza una pura gastronomía recolectora desde finales de octubre, y alcanza su punto álgido en el veranillo de San Martín, breve tregua de sol y viento sur que prologa los primeros fríos invernales y las matanzas.

Este año madrugó el tiempu les castañes y estos majestuosos árboles, generalmente acompañados por robles y abedules en valles y laderas hasta los setecientos metros, dejan caer los ‘oricios’ con un sonido seco que puede provocar algún inesperado ‘castañazu’. Mejor que ‘apañales’, las dimimos a ‘civiellazos’ con varas de ‘ablanu’, o las alcanzamos con gabitos ganchudos y tiñaces. Ya en el suelo, unos atinados taconazos de madreña pueden partir el espinoso envoltorio para dejarnos comprobar aleatoriamente, a ‘güeyu y navaya’, estados y calidades. Una vez consideremos colmada la gueta y tengamos las goxas llenas gracias al uso de pañaeres o ganchos curvos de madera, apilaremos el montón en circulares depósitos de piedra o cuerries, y las taparemos con vares, fueyes y felechos protectoramente para que, amugadas de calor y humedad, puedan salvarse de la rápida ‘podre’.

De acuerdo con los demás vecinos, señalaremos un día próximo para ‘magostar’ las que vayamos a consumir frescas, que un ‘magüestu’ o asado festivo y comunitario, acompañado de la sincrónica sidra del ‘duernu’, y de canciones y cortejos axuntaores de mozos y mozas resulta ceremonial alegre: nutritivas pero indigestas, algo en lo que Discórides y Galeno coinciden e inciden, las castañas sirven, unidas a la sidra dulce, de terapéutico y eficaz depurativo antes de los fríos y lentitudes invernales.

El 4 de diciembre, Santa Bárbara, marca el descuerrie de las amugadas que con un rastrillo especial o engazu salen fácilmente del ‘oriciu’. Las menos lucidas van para el ‘gochu’, y las mejores se cuecen en agua bullente y sal con la cáscara, que se retira fácilmente junto a la piel interior, o se pelan a cuchillo, cuecen y reciben un golpe de horno que saca el pulguín (telilla) y así cubrirlas de leche y cenarlas; las preparadas de la primera forma reciben el nombre de ‘corbates’ y las segundas, el de ‘pulguines’.

Pero la mayor parte quedan depositadas sobre el hogar en un ‘sardu’ o repisa de ramas entrelazadas para que sequen o mayuquen, asegurando provisiones anuales; llegado el momento las pelamos o vanamos metiéndolas en un saco y golpeándolas. Y después de una noche en remojo... ¡Al pote con ellas!

La gueta abre un tiempo de misterios y sombras, de cuentos a la vera de la lumbre y de noches largas pobladas de aullidos, de bruxes y guestia. También de bromas, cortexos y magüestos. Recorrer las umbrías procuraba furtivos y amorosos encuentros que, de tener consecuencias, arreglaba el consiguiente casoriu.
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EL POTE Y LOS COMPANGOS.

«Primero ponemos en agua fría 4 morcillas, 4 chorizos, mejor de tipo sabadiego y 1 trozo de tocino entrevenado. Llevado el agua a ebullición y con fuego mínimo, dejamos se hagan durante media hora, y cuando ya casi estén añadimos un kilo de castañas mayucas o pilongas remojadas desde la noche anterior, y las patatatas peladas y troceadas. Debe cocer todo junto tres cuartos de hora. Así las preparaba mi güela María y mi madre Pacita», nos explica Nando Fernández Noval, del restaurante Casa Nando en Urbiés.
Y así vuelven a sustanciar los potes, tarea fielmente desempeñada hasta el siglo XIX. Entonces, la patata, considerada desabrida y rastrera, ganó popularidad y con las asimismo americanas fabes se deshicieron de castañas y nabos seduciendo a las asturianísimas berzas. Pero cofradías entusiastas y demandas acertadas nos las retornan valiosas y tentadoras.

El compangu de gochu no es el único posible. Basta un respingu, respiñu o sofrito que respinga (salta) al juntar en la sartén unto de cerdo, ajos y pimentón que podemos enriquecer con avellanas y nueces machacadas. Y el pote de castañas pobre o de vigilia, que sólo lleva un kilo de mayucas remojadas y cocidas a fuego muy lento con agua y mantequilla, ya satisface. Ojo, ximielguemos siempre por las asas sin revolver, igual que con les fabes, y procuremos que el caldo espese cuidando que las castañas, muy frágiles, no se deshagan.

Los vegetarianos, o quienes gusten del salutífero estofado, cuézanlas tras el remojo de las mayucas o el pelado de las frescas sobre un sofrito de ajo, y agreguen cebolla, zanahoria, puerro y tomate engordando el caldo final con un pequeño triturado. Entre las especias, el hinojo resulta particularmente aconsejable: evita las molestas flatulencias posteriores.

«¡Bienvenido el nordeste que nos trajo la gueta! /Mañana el pote ya hervirá en la casa», poetizó Alfonso Camín llamando pan de los pobres a la castaña. Toca repetir la bienvenida de la que ahora merece rebautizarse pan del gourmet.
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ARTES MODOS Y VARIEDADES.

Cuando íbamos a la aldea, la guela nos las asaba directamente en la chapa de la cocina de carbón, en la bandeja del horno, en la sartén o en el específico y agujereado tambor de rabil que giraba sobre el fuego: siempre ocurría algún crujido, salto y explosión. Para evitarlos hacíamos previamente un corte en cruz, o extraíamos una viruta lateral –mozquetu– que desalojaba la presión. Pero resulta más práctico realizar con un cuchillo o cúter una incisión a modo de cinturón alrededor del fruto y, una vez asada, el comensal separará la pulpa sin esfuerzo del acuerado exterior y de la fina tela interior.
Las castañas asadas y regadas con sidra significan fiesta, regadas con leche y en tazón grande o plato, hondo reposo. El asado puede completarse con un cocido o guisado que las ponga a punto de almíbar, de compota, de escarchado, de trufado para aves, de puré cinegético, de relleno pastelero, de glacé...

Nando Fernández Noval nos cuenta que en Urbiés, igual que en otras parroquias mierenses y asturianas, hay castañas montesas de poca duración y apropiadas para chapa o en tambor de rabil; forniegues que valen para todo; boroñones que sólo sirven mayucadas en el xardu y con las que luego elaboraban harinas pasteleras usando el mismo molinillo de les nueces y ablanes; de maría garcía buenas para todo y que esmondadas y saborizadas por un respiñu o respingu constituyen un nutritivo y energético desayuno de mineros y labradores; asturianes grandes y sabrosas de brillante pellejo; sidres que acompañaban culinos durante les esfoyaces y los filandones –si la moza que las ponía en el regazo de la falda mientras trabajaba dejaba a un mozo cogerlas el cortejo quedaba aprobado–; les sanmartiniegues de las matanzas y los picadillos comunales, y las riquísimas valdunas que aceptan cualquier reto culinario.

LUIS ANTONIO ALÍAS -
elcomercio.es

domingo, 22 de mayo de 2011

EL PICAYU, CIMA MÁS ALTA DE OVIEDO


En el concejo de Oviedo hay aún restos de vías históricas. Por El Padrún iban dos, una cerca de su cumbre más alta, El Picayu.
Entre las numerosas vías históricas, caminos reales o calzadas romanas, que atravesaban Asturias y la comunicaban con tierras leonesas, destacan por su importancia las de La Mesa y La Carisa o de Pajares, esta última tiene unos tramos empedrados, aún bien conservado, cerca de Olloniego y la Venta del Aire, en tierras del municipio de Oviedo... Cerca de esta última, como un ramal "secundario" de ella, hay otra vía, que se bifurcaba de la anterior cerca del alto del Padrún (en Biforcos). Conocida desde la Edad Media como el "Camín de La Reina", iba desde Mieres a Covadonga. En su primer tramo, entre La Rebollada (en Mieres) y Tudela Veguín (en Oviedo) se pasa bordeando varios picos, como el Boa (o Box), Gua y Mosquitu, limites de tierras ovetenses y mierenses; y Peña Saloe y el Picu Escobín o Picayu ("Picajo") que son divisoria de Oviedo y Langreo. Este último con sus 709 metros de cota es la cumbre más elevada de tierras ovetenses.
El camino, antigua calzada romana, va bien marcado y al ir delimitando municipios denota que fue una importante vía histórica, pues cuando se trazaron las actuales demarcaciones de concejos se tomó como referencia los accidentes geográficos destacados (sierras, ríos, gargantas,...) así como viejas calzadas o caminos reales.

Esta calzada histórica a Covadonga, en su tramo de Mieres, o El Padrún, a Tudela Veguín, se puede recorrer bien en unas tres horas, aunque los nuevos caminos o pistas forestales, hacen que algunas veces se pierda el mismo. En especial cerca de los citados picos (ahora cubiertos de numerosas antenas y torres de alta tensión) y de los montes de Olloniego y Payuste... Otro ramal de esta antigua vía, además de las citadas, se puede tomar, por tierras langreanas, en San Tirso, en las proximidades de la famosa Venta del Carmen.
Otrora, con motivo de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, la entrada en Asturias, para visitar la catedral ovetense del Salvador, y traspasar por la colegiata de Arbás, se efectuaba por el puerto de Pajares siguiendo una vieja calzada romana que cruzaba por Valgrande (y anteriormente iba por el alto de La Carisa). Y luego seguía por Campomanes y Pola de Lena. De allí continuaba para tierras de Mieres del Camino, El Padrún, Olloniego, La Manzaneda, Venta del Aire (una afamada venta de esa calzada), La Manjoya, Oviedo, Lugo de Llanera y Gijón (Noega o Gigia). Pero, cerca del alto del Padrún (vigilado por el castillo de Tudela) se bifurcaba el viejo camino (en la zona llamada Biforcos) en varios ramales, uno a la izquierda, al Oeste, iba para Ribera de Arriba, Riosa y Morcín; y otro, a la derecha, al Este, era el que comentamos por tierras ovetenses, mierenses y langreanas..., a Covadonga, cruzando el centro de Asturias, tras pasar por Tudela Veguín... Las altitudes de esa zona están entre los 600 y 700 metros sobre el nivel del mar.

Ese camino de La Carisa en realidad era un ramal de la famosa Ruta de La Plata, el que llegaba hasta el Mar Cantábrico viniendo de León. Al igual que otra vía romana, que partía de Astorga, entraba en Asturias por el Puerto de La Mesa y finalizaba también en Gijón (Noega o Gigia), pasando asimismo por Lucus Asturum (Lugo de Llanera). Esa calzada es conocida como el Camín Real de La Mesa. Estas dos vías, con sus múltiples ramales secundarios, sirvieron de importante nexo de unión entre la costa Cantábrica y tierras leonesas.
La caminata para visitar los montes de Olloniego, Fayedu y Payuste, con la cima más alta de Oviedo: El Picayu, se puede iniciar igual cerca de Mieres y El Padrún (por La Rebollá) que en San Tirso y Venta de Carmen, o en Tudela Veguín. Por cualquiera de esos lugares se toma el camino real, al principio es subiendo un buen trecho y luego llaneando, con excelentes vistas panorámicas de los valles de esos tres concejos. Al final es bajando, generalmente entre arbolado.
La senda está señalizada como,"Ruta de las Peregrinaciones".Hay un ramal que va por La Mortera y San Felechosu a Olloniego.

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sábado, 21 de mayo de 2011

EL BRON Y LOS SÍMBOLOS DE AVILÉS


los símbolosde Avilés remiten a gestas de un tiempo en el que la ciudad comenzaba a ser foco de verdadera importancia. Hay que referirse en este caso a un episodio muy enraizado en la historia de españa y con algunas repercusiones en diversas zonas de la costa norte: la toma de Sevilla por Fernando III, El Santo el 20 de mayo de 1.248.

en semejante empresa participaron destacados marinos norteños que pusieron su experiencia y sus recursos al lado de la causa regia. Al parecer un personaje avilesino, Rui Pérez, capitán de la Armada de Castilla, se destacó por un hecho singular que hasta nosotros ha llegado mezclado desde la distancia con la épica legendaria de aquellos tiempos.
El capitán avilesino colocó en la proa de sus naves, construidas, según dicen los cronistas, en los astilleros de Sabugo con la madera del bosque del Carbayedo, un artilugio en forma de sierra que rompió la cadena que cegaba el paso a la ciudad por el Guadalquivir, franqueando de esta forma el paso a los navíos castellanos.

Así, tras la rendición de la ciudad, la villa, como otros puertos del Cantábrico, ganó para sí el escudo cuyas armas son "Escudo en campo de gules, y una nave armada, puesta a la vela, con una cruz en el palo mayor y una sierra en la proa, rompiendo una gruesa cadena prendida en sus extremos a dos castillos".
Semejante escudo ocupa la parte central de la bandera de Avilés, colocándose sobre banda de color blanco, flanqueado, arriba y abajo, por dos bandas del mismo ancho en color azul celeste.

Estos son los colores actuales de la ciudad, sobre cuya procedencia existe cierta controversia, sin embargo son relativamente recientes, ya que la antigua bandera de Avilés tendría un solo color: el pendón carmesí, todavía conservado en el ayuntamiento.

******EL BRON DE MIRANDA. VARIEDAD DIALECTAL DE AVILÉS******

Se trata de una especie de argot, dialecto y - para otros - jerga del gremio de caldereros que tenían sus talleres en este peculiar barrio avilesino. En todo caso es un lenguaje especial que ellos utilizaban para comunicarse entre sí utilizando una terminología de origen francés, inglés, griego, italiano, vasco, portugués y bable. Es muy posible que fuese utilizado como lenguaje familiar, que la vez que los singularizaba tenía una misión de autodefensa en las transacciones comerciales.

Desde el siglo XVIII hasta mediados del XX, los caldereros de Miranda (en sus buenos tiempos llegaron a trabajar hasta setenta simultáneamente)no solamente fabricaban sino que viajaban, para vender sus productos, por Asturias y luego iban hacia León para continuar - cruzando El Bierzo - hacia Santiago de Compostela y La Coruña. De ahí que, por ejemplo, en el valle de Fornela (León) hablen un argot parecido: el burón. Aurelio de Llano publicó, en 1.921, un breve "Diccionario del bron".

Alberto del Río y Juan Carlos de la Madrid.
-AVILÉS-

viernes, 20 de mayo de 2011

LOS GAMOS DEL SUEVE


La sierra del Sueve es el reino de los caballos asturcones por excelencia, pero, para los gamos asturianos, no cabe duda que es un verdadero paraíso, dado que es el único monte donde se encuentran de toda la región. Por allí corretean desde hace 40 años, en tierras de Piloña, Parres, Colunga y Caravia.

Tratamos aquí, una vez más, de la sierra del Sueve, pero no para hablar de sus picos si no para ocuparnos de los gamos. Que se pueden ir a visitar, tanto por tierras de Piloña, como de Colunga, Caravia o Parres. Por este último concejo es más fácil, a través del Fito, Cofiño o Fios... Aunque el gamo es un cérvido foráneo, o sea que no es autóctono de las montañas asturianas, vamos a ocuparnos de él pues desde hace cuatro décadas vive en nuestra región, en el Sueve, que es su paraíso natural.
Las primeras repoblaciones de gamos se realizaron en Asturias en el año 1.955 fundamentalmente en la sierra del Sueve, con fines cinegéticos.
Primero se soltaron una docena de ejemplares adultos, machos y hembras, por tierras de Piloña, Caravia, Parres, Colunga y Ribadesella. Posteriormente, en 1960 se liberaron medio centenar de gamos más en estos mismos montes, así como otro medio centenar en los cotos de caza de Nava, Amieva y Sobrescobio.

En años posteriores se efectuaron más repoblaciones de gamos, así como de venados, en los montes de Peloño (Ponga), Llaímo (Sobrescobio), La Marea (Piloña), Peña Mayor (Nava), Sierra de Covadonga (Amieva y Cangas de Onís) e incluso en montañas costeras de Valdés y Navia... De todas formas estas repoblaciones sólo registraron un verdadero éxito en la sierra del Sueve, donde se aclimató y reprodujo este cérvido de una forma notable, llegando a alcanzar la cifra de varios centenares de gamos.
Claro que ello trajo, por parte de los lugareños de los pueblos que rodean al Sueve, grandes conflictos con la Administración. La proliferación de gamos provocó, por ejemplo, problemas agrícolas (al destrozar estos cérvidos algunas cosechas) y ganaderos (al entrar en competencia por el pasto con los muchos herbívoros domésticos que allí hay) y trajo como consecuencia el furtivismo, mermando algo su número en la década de los años setenta.
Ahora otra vez aumentó la población de estos cérvidos, aunque hay mucha caza furtiva (y autorizada)... Puede que sobrepasen con creces el millar. Pudiendo vérseles con facilidad tanto en la zona norteña, como en la Sur de la sierra, en especial cerca de las majadas de Espineres, Requexu y El Potril o en las laderas de los picos Pienzu, Mirueñu, La Múa, Palomeru, Les Duernes, Babú y Vegallories. El acceso puede ser bueno por los altos de la Cruz de Llames o de La Llama y por los pueblos que rodean a esta sierra, en unas dos o tres horas de tranquila caminata ascendente. La caminata merece la pena.

Lo que le diferencia sustancialmente a los gamos de otros cérvidos españoles es su pelaje salpicado de manchas blancas (en especial a las crías) y en los machos su cornamenta ancha y aplanada... Curiosamente la montaña no es su hábitat natural, pero en el Sueve viven igual en altos picos, por encima de los mil metros de cota, que en los pequeños bosques, o "Viescas", de acebo, hayas y espineras. En buena armonía con los caballos asturcones y otras especies. Y suelen hacerlo en grandes manadas, por un lado de machos y por el otro de hembras y crías: salvo en otoño, que es la época de celo. Aparte del ser humano, los mayores peligros para los gamos del Sueve, son los zorros (los "raposos"). Especialmente para las crías recién nacidas.
Ir al Sueve para ver los gamos y fotografiarlos (sin molestarles) es una actividad muy saludable, que se hace bien en un día de campo, sin prisas.




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jueves, 19 de mayo de 2011

SAN JUAN DE LA ARENA "LA ANGULA"


Antiguamente San Juan del Puerto de la Arena, fue construido por los romanos, siendo destruido en la Edad Media. Finalmente el Abad de Cornellana firma un contrato con Alfonso Pérez del Busto por el que se vuelve a reconstruir el pueblo.
Está formado por una franja de terreno al lado del mar y de la ría del Nalón, justo enfrente del puerto de San Esteban de Pravia. En épocas antiguas, existió una laguna, entre la salida de la ría y la falda del monte, de forma que en la zona conocida por La Calea, atracaban las embarcaciones de pesca hasta principios del siglo XX.

Es en 1630 cuando el Rey D.Pedro confirma en Cornellana, en su Monasterio, a los vasallos y lugares del coto de Ranón, pueblo que preside San Juan de la Arena desde lo alto del monte. En 1.643 el Monasterio vende los terrenos a Gutiérrez González de Miranda Cienfuegos y en el siglo XVII aparecen ya la titulación a favor del Marqués de Valdecárzana.
Ambos pueblos fueron azotados por la peste en 1720. Ya a finales del siglo XIX y principios del XX se instalan en el San Juan de la Arena diversas fábricas de conservas de pescado. Hasta más de 10 se edificaron allí, quedando en la actualidad algunos restos y palacetes de ésas épocas.

La pesca también contribuyó a la economía de la zona y también el ferrocarril Oviedo-San Esteban de Pravia, construido sobre la idea de sacar el carbón por la ría de Nalón (el lecho de la ría es oscuro, como la playa de San Juan de la Arena-Los Quebrantos, de arena fina pero más bien negra). Tanto el salmón como sobre todo las angulas son los pescados típicos de la zona.
Cuentan que cuando se estaba construyendo el ferrocarril, la empresa que lo realizaba, tenía prohibido dar de comer a sus trabajadores más de dos días a la semana salmón y angulas.

Hasta los años 1950, existía una barcaza que permitía el paso de una orilla a otra, esto es desde San Juan de la Arena hasta San Esteban de Pravia y viceversa. Hoy en día Ya no existe, lo cual es una pena, porque de existir daría mucha más vida a la zona.
En la actualidad tanto San Juan de la Arena, como San Esteban de Pravia, viven (cada vez menos) de la pesca sufrida y poco rentable de la angula. Día a día se va convirtiendo más en una zona de descanso, un lugar de vacaciones fundamentalmente para la gente de Oviedo o de la meseta (León e incluso Madrid), donde puede llegarse a ver el mismo día y en el mismo tiempo, pasar el tren, entrar un barco de pesca y la salida o llegada de un avión comercial.

Se captura la angula con cedazos especiales y diversos, dependiendo de la zona de pesca (orilla, desde lancha, en rompiente etc.). De día la angula avanza hacia la boca del río y de noche descansa; por eso se captura con luz durante la noche, para engañarla y hacerla salir de su escondrijo. Se pesca desde lanchas dejándolas derivar hacia el mar y con los cedazos o tarrafas en dirección a la corriente. En Asturias se captura en Soto del barco, Villaviciosa, Navia, Ribadesella, y en Galicia en Ribadeo y sobre todo en el Miño. También en el delta del río Ebro hay angulas, etc.
Las adultas se capturan por medio de butrones o nasas especiales, o por medio de encañizadas o redes puestas transversales al río para retenerlas en su viaje de descensos; también en Asturias se captura con el llamado rosario o barbadera que consta de un aro formado por lombrices terrestres ensartadas en un hilo sin anzuelo; las anguilas muerden el cebo agarrándolo con los dientes y sin soltarlo, y así se extraen.

Cuando se pueden pescar?-
Por un lado existe hoy en día una normativa seria por la que se permite la pesca entre unas ciertas horas y unos ciertos días. Indudablemente son las mareas las que verdaderamente informan de cuando es el mejor momento y eso lo saben bien los pescadores.
Se puede efectuar durante las seis horas de subida de la marea nocturna, desde el quinto día anterior a la luna nueva hasta el quinto día posterior, esto es, 11 noches consecutivas. Y también en algunos sitios (delta del Ebro) sólo se permite desde la orilla con truel o cribo, con un diámetro máximo en la boca de 70 cm. No con embarcaciones a motor.
Vemos un extracto de una Orden de la Consejería de Pesca del Principado de Asturias que dice:
"Tercera.-La actividad no podrá realizarse desde las 14 horas del sábado hasta el ocaso del sol del domingo.
Cuarta.-El arte de pesca autorizado para esta actividad es el denominado "cedazo", que para embarcaciones no podrá tener dimensiones superiores a 200 por 60 cm.
Quinta.-La pesca desde embarcación que se practica en la desembocadura del río Nalón queda limitada a un máximo de 80 embarcaciones, que, necesariamente, deberán estar inscritas en la lista 3.ª del Registro Oficial de Buques y cuyas características no deben superar los 9 metros de eslora y 75 CV de potencia.
Sexta.-El sorteo de puestos en tierra para pescadores profesionales se realizará en los locales de las Cofradías de Pescadores que lo soliciten y se celebrará tres días después de haber sido convocado por medio de anuncio publicado en el tablón de anuncios de la Cofradía y en un medio de información regional".
Las angulas escasean, porque son difíciles de pescar y por ello son caras.
Existen "criaderos de anguilas", lugares donde se recrea el ambiente de la ría y donde la angula sobrevive un escaso tiempo. Es aquí donde fundamentalmente se cuecen y luego se envían a los restaurantes. Por tanto, en estas piscifactorías de engorde, mantienen en cautividad angulas para que se transformen en anguilitas, que resultan igualmente satisfactorias. Incluso mejores, si tenemos en cuenta su mayor resistencia o si pretendemos atrapar lubinas de cierta envergadura.

Salir a la pesca de la angula, en San Juan de la Arena, San Esteban o Cudillero hoy en día, es saber que se puede volver completamente frustrado. Lejos están aquellos tiempos en que la mujer decía: "Manuel vete a la angula, que se venden bien a 40 mil el kilo y así hacemos el mes" ¿Y entonces, por qué no está todo el mundo pescando angulas todo el día y por qué cuestan tan caras? Muy sencillo: porque hay pocas, poquísimas, cada vez menos; y, además, sólo se pueden pescar de noche, cuando la marea está subiendo; y no en todos los ríos ni en todos sus tramos, y ha de ser durante el invierno; y sobre todo, porque pescar angulas es muy cansado y muy aburrido. Esa imagen del pescador por la noche con su cedazo, su farol y un recipiente ..."por si caen", está desapareciendo.

cofradiadelaangula.com

miércoles, 18 de mayo de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE DINOSAURIOS



Entre el afamado Tazones y la sin par Ribadesella se encuentra el Jurasico de la costa asturiana, por lo menos lo descubierto hasta la fecha. En particular en la playa de La Griega (Colunga) está la huella más grande de un dinosaurio de toda España.

Los rastros de dinosaurios se pueden apreciar en la costa asturiana, por ahora, en contados lugares, como Tazones, Lastres, la playa de La Griega, Tereñes y la playa de Ribadesella (casi bajo el Faro)... Siempre recordamos, jocosamente, que un viejo y alocado amigo, hace unos años nos hablaba de esas huellas de dinosaurios en la costa asturiana y todos los que le escuchábamos, acostumbrados a sus "aventuras", lo tomábamos a risa. Pero, con el tiempo, al parecer, pasó a tener razón. No ocurrió igual con otras de sus "locuras".

Hoy pasearemos por la zona occidental del Jurasico asturiano, entre Tazones y Colunga, dejando para otra ocasión la zona oriental, que se corresponde a Tereñes y Ribadesella.
Junto al afamado puerto de Tazones, en marea baja, podemos hacer dos pequeños recorridos para ver huellas de dinosaurios: Uno al Oeste, bajo el faro; allí un panel explicativo nos sitúa en el comienzo de un camino que parte del lado izquierdo de la carretera que conduce al faro y siguiendo la señalización se accede al acantilado tras un recorrido de un kilómetro. Allí mismo, en una laja de roca ligeramente inclinada hacia el mar, se encuentra la primera huella tridáctila de dinosaurio. A partir de ella, hacia el Este, por la base del acantilado se llega a un estrato de arenisca que muestra multitud de icnitas tridáctilas cruzándose en varias direcciones, constituyendo rastros diversos, así como una huella de arrastre de la cola; y de manos y pies, en una zona cercana y en la pared vertical... Al otro lado del puerto, al Este, en la playa, hay otro itinerario que sale del panel explicativo y sigue bajo el acantilado unos cien metros, allí sobre la superficie de un estrato gris inclinado se observan varias icnitas tridáctilas pertenecientes a dinosaurios bípedos. Si se sigue medio kilómetro más, y dentro ya de la Formación Vega de origen fluvial, se ve otra huella tridáctila de dinosaurio formando un contramolde en la base de un saliente, a modo de alero situado a varios metros.

En el puerto de Lastres, en el acantilado, al Oeste, después de pasar el espigón, se encuentran varias huellas de dinosaurios cuadrúpedos dentro de la Formación Lastres. Están en el techo de una oquedad, con grandes abultamientos de arenisca (contramoldes). Así como en el cauce seco de un río.
Finalmente en la playa de La Griega, cercana a Colunga, se puede verla mayor huella de dinosaurio de España. A nosotros nos la mostraron por vez primera dos expertos agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (SEPRONA) de la Guardia Civil del puesto de Colunga-Lastres. Para llegar allí se parte del panel explicativo situado en la margen derecha de la ría, inmediatamente después de rebasar el puente que la cruza. A partir de aquí se continúa por la playa en dirección al acantilado (al Este) y a medio kilómetro aparecen en la superficie de un bloque suelto de arenisca rojiza dos grandes huellas, que corresponde a replicas o contramoldes de mano y pie de dinosaurio cuadrúpedo. Siguiendo por el mismo borde del acantilado unos metros se llega a una laja arenisca inclinada hacia el mar cuya superficie está atravesada por grietas de origen tectónico. Un metro por encima aparece una caliza gris que contiene diminutos fósiles de gasterópodos y diversas depresiones grandes, más o menos redondeadas, de casi metro y medio de diámetro, que muestran un reborde periférico abultado.
Son huellas de enormes dinosaurios cuadrúpedos que se desplazan sobre una laguna costera. Por sus dimensiones se las puede considerar entre las más grandes de España y de todo el Planeta.


descubreasturias.com

martes, 17 de mayo de 2011

QUINTA CLARÍN


Situada en el BºLa Rebollada nº54, de Guimarán. Se accede a la misma desde la AS-19, Gijón-Avilés, P.K. 11,300, se toma a la derecha camino particular asfaltado y tras circular por él unos 300 m. se llega de manera directa a la Quinta Clarín.

Leopoldo Alas "Clarín" pasó largas temporadas en Carreño. Fruto de esas estancias veraniegas en Guimarán, se convirtió en perspicaz observador de la vida y el paisaje de este concejo campesino y marinero, marcado también por la servidumbre y la emigración a América. Los prados, los campesinos, los clérigos, las familias infanzonas y las aldeas carreñenses pasaron con sus mismos nombres o con otros supuestos a las páginas inmortales de la narrativa clariniana. El espíritu de Leopoldo Alas y la sombra de Doña Berta de Rendaliego habitan todavía en los valles de Carreño "sordos de los rumores del mundo".
Solar de la familia García-Alas, la Quinta fue reedificada por su hijo Adolfo en 1911 sobre los cimientos de la vieja casona o Palacio de los Señores de Alas.
Tiene tres pisos y una superficie aproximada de 173 m2. Está orientada al mediodía, al Sur, con una amplia visión del Valle delimitado por el histórico Monte Areo, (Monte de las Aras), a lo largo del cual discurría una pequeña calzada romana que unía “Lucus Asturum” (Lugo de Lanera), con las famosas “Aras Sextianas” de la Campa Torres, levantadas en honor del emperador César Augusto.
Pese a los cambios sufridos, aún conserva la casa central de dos plantas, con su viejo corredor, capilla de piedra con altar modernizado y la caseta sobre el mirador. Antiguamente existió una panera pero al derrumbarse ésta fue reconstruida como hórreo, por sus actuales propietarios.

Desde mediados del siglo XX, esta casa ya no pertenece a la familia Alas. Muerto el escritor, pasó a manos de su hijo y a la muerte de éste a manos de la nuera de Clarín y esta última por razones económicas, tuvo que desprenderse de la propiedad, pasando a ser adquirida por José Sánchez Cima, fallecido éste la actual propietaria es su viuda.
Frente a la Casa, hay una pequeña capilla con el exterior cuidadosamente cuidado desde los tiempos del escritor. Esta capilla data de 1871 y está dedicada a la Purísima Concepción, conservada como en la época de Clarín.
El hórreo fue reconstruido en 1975 a partir de una panera de 6 pegollos. Es un hórreo centenario de puerta tallada y en cuyo frente se recuerda que fue renovado en 1868, cuando Alas tenía 16 años.
También se conserva “el cenador”, mirador con escaleras y barandillas de piedra, construido sobre la loma, justo encima de la barandilla se alza la caseta o belvedere, que es de planta cuadrada haciendo una especie de invernadero en miniatura de ladrillo con ventanas y puerta.
Fue utilizada por Clarín, como refugio donde reflexionaba, leía y escribía. Debajo del mirador una mesa de mármol, que no conoció Alas, la mesa fue traída de Almería por su hijo Adolfo en 1920, cuando estuvo en dicha provincia de director de la empresa “Mármoles Chercos”. Con el paso del tiempo la pieza superior se ha deteriorado, y sus actuales propietarios la han cambiado por otra.

ayto-carreno.es

lunes, 16 de mayo de 2011

EFEMÉRIDES DE ASTURIAS



EFEMÉRIDES AÑOS 1.600 Al 1.699-

1601. Es recibido por corregidor del Principado Pedro de Miranda Salou.
1603. Felipe III confina al concejo de Colunga su derecho a elegir los oficios de justicia.
1604. Felipe III confirma la Bula pontifica de creación de la Universidad de Oviedo.
1605. Toma posesión del corregimiento del Principado Diego de Bazán. Probable 1ª cosecha de maíz en Asturias, traído de la Florida por Gonzalo Menéndez de Cancio.
1608. El infante, hijo de Felipe III, es proclamado Príncipe de Asturias. Comienzan los cursos en la Universidad de Oviedo.
1609. Se redactan los llamados Estatutos Viejos de la Universidad de Oviedo.
1611. Se trata en la junta General del Principado de la construcción del puente de Cornellana, sobre el río Narcéa.
1612. Es nombrado corregidor de Asturias Juan de Rueda y Herrera.
1614. Se trata de la reconstrucción del convento de San Francisco de Oviedo.
1615. Sancho de Tovar y Sandóval es nombrado corregidor del Principado.
1619. El 1º nombramiento de corregidor "togado" de Asturias recae en Antonio Chumacero de Sotomayor.
1622. Construcción del edificio del ayuntamiento de Oviedo.
1623. Gobernador del Principado. Pedro de Herrera.
1626. Abundancia de trigo que se exporta por el puerto de Gijón.
1627. Gobernador, Diego González del Castillo.
1628. Es nombrado gobernador Rodrigo Jerónimo Pacheco. Floreciente industria de calzado en Noreña.
1631. Se funda en Oviedo la Maletería u Hospital de Leprosos.
1632. El infante Baltasar Carlos es jurado Príncipe de Asturias. Unificación de las medidas de pan, vino y aceite.
1633. Fue nombrado gobernador Jerónimo Gómez de Sanabria. Año de escasez de cosechas en el Principado. En la junta General del Principado se trata de la reparación de los caminos que conducen a Castilla. Orden de efectuar el padrón de vecinos.
1634. Felipe IV crea el cargo de alcalde de la cárcel-fortaleza de Oviedo designado a Pedro de Heredia.
1635. El sargento mayor del Principado proyecta fortificar el puerto de Gijón.
1636. Felipe IV crea el cargo de alférez mayor del Principado que recae en Álvaro Queipo de Llano, Conde de Toreno.
1640. El gobernador Juan Blanco de Orozco prohíbe a los gitanos el uso de armas de fuego.
1645. El conde de Linares, portugués, pretende el condado de Gijón.
1649. Ante el temor de que entrase en Asturias la epidemia que asolaba Sevilla, se suprime el tráfico marítimo con Andalucía. Proclamación de Santa Eulalia como patrona del Principado.
1650. Se construye la ermita de Santa María de Begoña en lo que hoy es el paseo de Begoña de Gijón.
1652. En violenta sesión de la junta General del Principado, varios procuradores se oponen a la compra del derecho a voto en las Cortes.
1655. Se construye el palacio de Valdés en Gijón.
1658. Domingo Mier Trespalacios funda en Oviedo una escuela de primeras letras.
1659. Felipe IV designa al avilesino Juan Carreño Miranda pintor de cámara.
1660. Gregorio Valdés cede a la villa de Gijón la finca de su propiedad en la que está enclavada la ermita de Begoña.
1665. Es jurada princesa de Asturias la infanta María Teresa de Austria.
1666. Por acuerdo del concejo de Oviedo se construye en el Fontán la Casa de Comedias.
1668. La Diputación de Asturias trae de Madrid una compañía de comedias. Se establece en Gijón el convento de las agustinas recoletas.
1670. Se construye en Avilés el edificio para el ayuntamiento.
1673. El conde de Toreno construye en Oviedo su palacio.
1676. Se publican las Constituciones del Colegio de Huérfanas Recoletas de Santa Catalina, de Oviedo, que había sido fundado por el arzobispo Valdés.
1680. Instala imprenta en Oviedo Francisco Plaza.
1684. Es inaugurada la iglesia de Santa Catalina de Gijón.
1690. El licenciado Ramírez Jove, luego marqués de San Esteban, construye su palacio en Gijón.
1696. El marqués de la Paranza es designado presidente del Consejo de Castilla. Se deniega el concejo de Pravia el derecho de veda e incremento de salmones en los ríos Nalón y Narcéa.

EFEMÉRIDES AÑOS 1.700 AL 1.799-

1702. La junta General del Principado contribuye con 2.000 doblones en la guerra de Sucesión. Se construye la colegiata de San Juan Bautista de Gijón. Se repara el palacio del marqués de San Esteban de Oviedo, erigido en el siglo XV (hoy de Revillagigedo).
1707. El infante Luis Fernando es jurado Príncipe de Asturias.
1708. Felipe V confirma privilegios y exenciones al monasterio de Cornellana.
1709. El claustro de la Universidad de Oviedo otorga al P. Feijoo el grado de doctor en Teología.
1715. Se abre el culto la iglesia de Trescares (Peñamellera), mandada edificar por el inquisidor de Cartagena de Indias Juan Gómez de Mier.
1717. Por Real Cédula de 30 de julio se crea la Audiencia Territorial de Asturias.
1718. Toma posesión de su cargo con toda solemnidad el primer regente de Audiencia de Oviedo Antonio Fanjul de Cepeda.
1719. Una escuadra inglesa ataca la costa asturiana por Castropol siendo rechazada por tropas a las órdenes de Antonio Álvarez de Laviana.
1723. Una tormenta de granizo destruye la torre de la Catedral de Oviedo. Una violenta marejada arrasa el muelle antiguo de Gijón.
1724. Domingo Uriarte Argüelles publica un curioso alegato contra la instalación de la Audiencia de Oviedo.
1727. Felipe V ordena a la Audiencia de Oviedo que deje en libertad de administrar sus bienes y rentas a la ciudad.
1737. La ciudad de Oviedo sustituye los médicos por cirujanos.
1738. En la sala capitular de la Catedral ovetense se reúne una comisión para revisar los documentos y privilegios que le habían sido concedidos.
1739. Una escuadra inglesa mandada por Jennings se presenta ante las costas asturianas.
1741. Gran escasez de víveres y hambre en todo el Principado.
1744. Felipe V prohíbe a las iglesias y monasterios el aforamiento a perpetuidad de sus fincas y propiedades. Felipe V aprueba las Constituciones de la Real Congregación de Nuestra Señora de Covadonga, integrada por naturales del Principado, Residentes en Madrid. Nace Jovellanos.
1748. Es jurado Príncipe de Asturias el infante Carlos Antonio de Borbón y Sajonia, hijo de Felipe V.
1752. El Consejo de Estado autoriza al Principado a crear un árbitro para crianza de niños expósitos y aprueba las Ordenanzas del Hospital General y del Hospicio Provincial, edificados en Oviedo por Isidoro Gil de Jaz.
1753. Se establece en Avilés una fábrica de artículos de cobre.
1760. Los aldeanos de Asturias comienzan la extracción rudimentaria del carbón que tanto abunda en su tierra.
1761. A imitación de las de la Balesquida, se forman unas Constituciones para la cofradía de la Magdalena de Oviedo. El brigadier Lorenzo Solís otorga en Veracruz (México) una manda de su testamento legando a la biblioteca de los jesuitas de Oviedo una cuantiosa cantidad de libros que luego pasarían a la Universidad.
1763. Un voraz incendio destruye el monasterio de Corias.
1765. En la Real Orden que establecía la libertad de comercio entre los puertos españoles y América queda incluido el de Gijón.
1766. Expulsión de los jesuitas. El regente de la Audiencia de Oviedo arresta a los jesuitas del colegio de San Matías y les comunica la Orden Real de exilio. Nace Flórez Estrada.
1769. El rey concede una renta anual de 2.000 doblones para construcción de carretera Gijón-Oviedo-León. Se publican las Constituciones Sinodales del Obispado de Oviedo, redactadas bajo la dirección del obispo Pisador.
1771. Desaparece la malatería de San Lázaro de Villafría en Oviedo. Comienzan las obras de la carretera Gijón-Oviedo-León.
1772. Campomanes da a conocer un plan de reforma de las enseñanzas en la Universidad de Oviedo. Se levanta en Oviedo el palacio de los Velarde.
1773. Comienza en Infiesto el mercado de ganado de los lunes. Se inicia la reconstrucción del monasterio de Corias.
1775. Se funda en Oviedo el Colegio de Abogados.
1776. El Consejo de Castilla aprueba la fundación en Oviedo de la Real Sociedad Económica de Amigos del país de Asturias. La junta General del Principado pone en servicio el balneario de Caldas de Priorio. Nace Agustín Argüelles.
1777. Arde el templete de madera de Covadonga. Se inaugura el Hospicio de Oviedo.
1778. El Colegio de Abogados de Oviedo se constituye en filial del de Madrid. Anselmo Martínez Carrera, asturiano residente en Puebla (México), hace un donativo de 6.000 duros para la construcción de una iglesia en Miembro (Llanes).
1780. El arquitecto Ventura Rodríguez publica los planos de las obras que Carlos III proyecta realizar en Covadonga. Restauración del palacio municipal de Oviedo.
1781. La Diputación Permanente del Principado elabora un proyecto de Código Administrativo Provincial. Adquiere carácter oficial Real Sociedad Económica de Amigos del País de Asturias.
1782. Jovellanos impulsa la construcción de la carretera Oviedo-Gijón, cuyas obras él mismo dirige.
1783. Se publican las Ordenanzas de la villa de Navia.
1784. Con objeto de comprobar la calidad de los mármoles asturianos llega a la provincia el comisionado real, Juan Vega Leoti.
1785. Costeada por el obispo Pisador, se establece en Oviedo una Facultad de Medicina.
1788. El concejo de Candamo se separa del de Grado.
1789. La junta General del Principado comisiona a Jovellanos para que le represente en la constitución del Banco Nacional. Jovellanos informa al gobierno acerca de la riqueza carbonífera asturiana.
1790. Carlos IV confirma la jurisdicción de Carrandi a Antonio Vicente Bernaldo de Quirós.
1791. Antonio Ibáñez de Ibero funda la fábrica de cerámica de Sargadelos.
1792. Se levanta en Sama de Langreo el primer horno para obtención de carbón de cok. Ventura Rodríguez termina el proyecto de las obras de Covadonga. Se construye la Plaza de Fontán de Oviedo.
1794. Se inaugura el Real instituto asturiano, creado por Jovellanos en Gijón. Se edifica la fábrica de cañones de Trubia.
1795. Comienza el transporte de carbón en chalanas por el río Nalón.
1796. Es creado el Colegio y Montepío de Escribanos de Oviedo.
1798. Se erige en Oviedo un monumento a Jovellanos.
1799. Se instala una fábrica de armas en el Fontán de Oviedo.



domingo, 15 de mayo de 2011

PARROQUIA DE LOGREZANA. (CARREÑO)















Santa María la Real de Logrezana, la iglesia parroquial, conserva una portada románica al oeste. Se encuentra en el lugar de Posada, donde se halla la Casa de los Pola o de los Solís Carreño. Construida en el S. XVIII. Se la conoce como «Casa Muñiz de Pola». Casi en ruinas, situada en el término de Posada, al lado de la Iglesia. En el dintel de la puerta principal, está grabada la siguiente inscripción:
CASA SOLIS DE CARREÑO, AÑO DE 1765
ESCUDO: Arrimado a la pared del E. sobre el suelo. Simple. Ha sido parcialmente destruido, faltándole la parte central que pudiera ser un ´guila o un león, que tenían acolado un ángel, cuya cara y alas se conservan perfectamente. Distribuidos, por toda la piedra se hallan banderas, pendones, estandartes, espadas, lanzas, cañones de barcos, remos, hachas, un barril y un ancla. En esta localidad se conservan además algunas paneras con decoración estilo Carreño.
Destaca en La Arena el Palacio de Espriella o de Rojo. Construido en el S. XIX en el lugar de la Arena. No tiene emblema Heráldico. Además de una excepcional panera de estilo Carreño.

En el lugar de La Barrera podemos mencionar la presencia de un castro en el que fue hallada un hacha de talón y anillas, desaparecida en la actualidad.
Encontramos también un castro en Cardoso, sobre un promontorio que limita con el concejo de Gozón.

En Castiello se conservan varias casas de estilo tradicional, con casas de corredor y magníficas paneras de estilo Carreño. En este lugar se halla la Casa del Busto, de finales del siglo XVIII.

Se encuentra ubicada en el Caleyo, barrio Castiello, Logrezana. Se accede al lugar desde la AS-110, Candás-Tabaza, en el P.K. 8,900 se coge la CE-2, La Barrera-Perán y a unos 1500 m. de ese cruce existe un camino de tierra que conduce al lugar, situado a la izquierda y de unos 350 metros de longitud.
Es del siglo XVIII. Es una casa rural blasonada. Tiene un escudo cuartelado, y en la bordura se puede leer el siguiente lema: “aunque non sooi toda de oro, en lo alto está el tesoro”. La propiedad está compuesta por una panera y casa o palacio rodeado por un muro de piedra. Su estado es de abandono, rozando la ruina.

La Casa Llantero, de estilo ecléctico y construida a finales del siglo XIX. En el fondo del valle se localizan los restos de la capilla del Espíritu Santo. Fundada en 1737 por D. Juan Rodríguez Matiella, cura párroco de Santa María de Logrezana. Se encuentra ubicada en el barrio de Castiello. Pronto cesaron en ella toda clase de cultos por lo que se arruinó, posteriormente fue arreglada y acondicionada para escuela de niñas en el año 1912, misión esta que desempeñó durante unos años. Se ha vuelto a inutilizar completamente. Su estado actual es ruinoso.

Fundial conserva entre su caserío una casa solariega del siglo XVIII, de estilo tradicional, perteneciente a la familia Fernández Porley. Construida en el S. XVIII no tiene escudo.
El lugar de Sebades conserva viviendas con paneras y hórreos, destacando la casa solar de una rama familiar de los Carreño.


sábado, 14 de mayo de 2011

DOCE MAGNÍFICOS


Enero. Nabo-
El ‘gochu’ gobierna los arranques del año hecho adobo, picadillo, mano, lacón , tocino, chorizo y compango de pote, que las berzas en el centro y el oriente, y los grelos en occidente, proporcionan sus mejores verdores flotantes al calorífico y sabroso bullir.
¡Pote, patriarca de la cocina asturiana, líbranos de las crudezas invernales!
Por cierto, también debemos restituir la presencia potajera de los dulces, blanquiamarillentos, y hasta el triunfo de la patata, omnipresentes nabos. Su textura y gusto gana adeptos.

Febrero. Oricio-
Pasaron de las paladas en el Campo Valdés ‘playu’, a los patés, caviares, salsas, espumas y delicadezas varias de los altos salones de la cocina regional.
Personalmente no cambio ninguna construcción, deconstrucción, formulación, reformulación, y demás alquimias cocineras, por el gozo de varias docenas crudos, punzantes, tornasolados, cubiertos de algas.
Aunque los primeros anuncien el invierno, y los últimos resistan hasta la primavera, encuentro especialmente sustanciosos los recogidos en febrero, mes particularmente frío, loco, borrascoso y arbolado.

Marzo. Angula-
Mi madre las preparaba en tortilla. Yo protestaba porque quedaba apelmazada: demasiada angula y poco huevo. Claro que entonces retoñaban hasta en la desembocadura del río Piles. Siempre nos quedará la gula, invento vascojaponés construido con alquimias alimentarias para consolarnos de que casi toda la producción de San Juan de la Arena termine adulta en los restaurantes de Fukushima o Yokojama.

Abril. Lamprea-
Pez antediluviano de aspecto extraterrestre: viscoso cuerpo serpentiforme, hondos ‘furacos’ gaiteros abriendo branquias, boca redonda de concéntricas y agudas filas dentarias que, implacable ventosa, vacía por absorción la sangre, carne y vísceras de cualquier pez...
Su sabor graso y fuerte entusiasma o repele.
Y pues a un servidor entusiasma y en Asturias es especie celosamente protegida, suelo visitar la vecina Galicia para, entre el Ulla y el Miño, a la gallega o a la bordelesa, emplatada o empanada, rendirle tributo y creer cierta la aseveración popular de que «poco alimento procura /pero todo mal cura».

Mayo. Fresa-
El mes florido y hermoso llena los estantes de las fruterías con cajas de madera iluminadas por estas bayas de formas apasionadas e intensos dulzores ácidos cuyas excelencias suelen seguir direcciones inversas al tamaño.
«Campos de fresas para siempre», pedían los Beatles; «campos de fresas de Candamo para siempre», pedimos quienes conocemos la extraordinaria calidad –y preocupante escasez– de las nacidas, crecidas y cosechadas en las fértiles ondulaciones del concejo con nombre de dios celta que parte, encajonado de sauces, el Nalón.

Junio. Cereza-
Fruta del olvido, como los nisos (ciruelas) o los piescos (melocotones pequeños) conocedora, al igual que todo el extenso catálogo frutal asturiano, de perdidos consumos generalizados y lejanas exportaciones productivas.
Dulces y traidoras, la rojas mollares y las oscuras picotas esperan flotando en un cuenco de agua a que el comensal las agarre ‘pol rabín’. Luego la indigestión castigará todo exceso... «¡Ye que taben tan riques!».
Y con la guinda o cereza agria, el anís de las digestiones, los catarros, y los males más dispares, asegura morir de viejo.

Julio. Sardina-
Cautivadores aromas de sardinas a la plancha impregnaban los veraniegos aires de las villas costeras, y cada domingo, las tascas de los muelles pesqueros convocaban ruidosas y desenfadadas fiestas familiares.
«Anda, hom, la última docena, que tovía entren bien» repetía sucesivamente el padre a los pequeños de dedos terroríficamente pringosos.
«¡Qué riques les sardinines! ¡Meyor que furagañes y bugres! ¡Pero a comeles aquí, que en casa queda to perdío y fiede una semana!» –apostrofaba la madre.
Menos abundantes, y menos solicitadas, siguen encerrando todas las glorias del Cantábrico.

Agosto. Bonito-
En plenitud, en mesas compartidas de amistad, en rodajas a la plancha, en ventrisca espetada, en marmita, guisado con tomate, en rollo, en empanada, en...
Decía Juan Santana: «la sardina, inigualable bocado, sólo tiene un serio competidor, el bonito».
Aceptamos la monarquía doble: «El bonito y la sardina/ tanto monta, monta tanto /exaltando la cocina».

Setiembre. Manzana-
No sólo sidrera. De mesa. «Cenar una limpia manzana con monda asegura sueños agradables y cura el histerismo», decía en 1921 ‘El médico del hogar’.
¡Que vuelvan las mingán, las florina, las chata encarnada, las pumarón, las esperiega, las rosalisa, las infiestón, las tartilla –y el resto que pudo provocar la pérdida del Paraíso– a presidir fruteros, perfumar comedores, endulzar bocas, vitaminar organismos, y curarnos histerias!

Octubre. Castaña-
Aquella castañera de los cuentos infantiles, hermosísima niña vestida de harapos y maltratada por una cruel madrastra, vendía castañas pobres.
Nuestros antepasados recogían, asaban, secaban, molían, castañas pobres que mitigaban su propia pobreza.
Hoy las castañas, desde el clásico ‘marron glacé’, presumen con razón y mérito de ricas.
De muy ricas: confituras, pasteles, galletas, purés, licores, helados...
¿Las reintegraremos en los hábitos normales y lógicos de la agricultura, o las seguiremos entregando a los dolosos de la incultura?

Noviembre. Setas-
La Asturias que hoy importa admiradores de su realidad culinaria, y exporta solicitados cocineros, tiene un felizmente superado capítulo negro en su tradicional micofobia.
¡Neñu, non toques eso que ta envenenao pol diañu!
Y el níscalo, el rebozuelo, la trompeta de los muertos, la senderuela, el pleuroto ostriforme, y las otras muchas suculentas nominadas por sus latinajos científicos, iban a la ‘sebe’. Y de la ‘sebe’ al fuego.
Ahora van a la plancha, a la sartén, a la cazuela, a sí mismas, a la guarnición.

Diciembre. Besugo-
Muchos lo consideran el pescado ‘pijo’ por excelencia. Y dado su precio, su suavidad, su besuguera (dispone de fuente propia), sus polisones en el servicio, y la tendencia hace años a publicar vecinalmente «para cenar besugo», merece el dicterio. No obstante, algunas familias como la mía ahorraban, y por Nochevieja salía del horno, sobre un lecho de cebolla y un entorno de patatas panadera, el hermoso ‘Pagellus cantabricus’ con tres rodajas de limón incrustadas a modo de ‘piercing’.
Un día, ya algo conocedor, vi que se trataba de un hermoso chicharro.
No descubrí el engaño: sabía a gloria.

LUIS ANTONIO ALIAS
elcomercio.es

viernes, 13 de mayo de 2011

PESCADO Y MARISCO ASTURIANO


Asturias ha sabido siempre preservar lo mejor de su cocina trasmitiendo sus secretos, como si de un legado se tratara, de generación en generación. Pero, sin lugar a dudas, la riqueza de la cocina asturiana se basa en la calidad de sus materias primas. El mar Cantábrico, rico en fitoplancton, proporciona pescados y mariscos de la mejor calidad que sirven de base a platos de merecida fama como son: las sopas de pescado y mariscos, el besugo a la espalda, la merluza o la chopa a la sidra, la ventrisca de bonito asada, el rollo de bonito o la suntuosa caldereta, guiso elaborado con los mejores pescados de roca.
Pero… Asturias es tierra de valles, pero de valles tan abruptos y cerrados, que cada uno supuso una región propia hasta que las nuevas carreteras abrieron las comunicaciones entre sí. No en vano, a principios del siglo XX era más cómodo y rentable ir en barco desde Llanes a Luarca, que hacerlo por tierra, de modo que las costumbres de cada valle se veían en el otro, más como extranjeras que como de la misma región.
Esto se traduce, como podrán observar por Vds. mismos, en dos zonas bien diferenciadas: la oriental, del Cabo Peñas a la ría de Tina, y la occidental, hasta la ría del Eo. Dos zonas en las que encontrará grandes diferencias no sólo geológicas sino también arquitectónicas y lingüisticas.
Nosotros, aprovecharemos nuestro recorrido costero para profundizar en sus villas marineras, en sus puertos, en sus playas y, por supuesto, en su gastronomía.
Un buen punto de partida para iniciar este recorrido podría ser la visita al Archivo de Indianos de Colombres y la Cueva del Pindal en Pimiango, porque como ya hemos dicho en Asturias la gastronomía forma parte de nuestra tierra y, está muy influencia por el devenir de sus habitantes. Por ello, no es raro encontrar en sus fogones platos a base de harina de maíz, y más específicamente “tortos” de maíz, un plato que, como bien todos sabemos, se introduce en Asturias como consecuencia de los flujos migratorios de la población llanisca de principios del s. XIX. Pero hablamos de pescados y mariscos, con lo que no podemos olvidarnos de las características verdinas -una alubia pequeña y de color verde – de ahí su nombre-, que sólo se cultiva en el valle de Ardisana y que acompañada de almejas, o de marisco, está para morirse.
Seguimos rumbo a la desembocadura del sella atravesando playas y acantilados – si el tiempo y las fuerzas nos lo permiten existe una senda costera que discurre paralela a la costa que merece ser visitada -, monumentos naturales como la playa de Torimbia o Gulpiyuri nos ofrecen, a nuestro paso, un gran espectáculo natural. En Ribadesella, no sólo encontraremos unas de las muestras de arte rupestre más importantes de la Península Ibérica sino que nos ofrece en bandeja al rey del río que le da nombre, el salmón. Piraguas, ribereños y pescadores conviven en armonía y disfrutan de una fauna y flora difícil de encontrar en otros lares.
Mal que nos pese debemos de continuar nuestro recorrido costero hasta la próximo parada, la Comarca de la Sidra. Como no podía ser de otro modo, Lastres, Tazones, Colunga o Villaviciosa no sólo nos deleitan el “güeyo” y el “gutiellu” como comarca de gran tradición sidrera que son, sino que no podemos irnos sin probar los pescados frescos de los que se abastecen los restauradores en la lonja. Pescados característicos del cantábrico que como la “chopa”, sargo en castellano, un pescado de roca que a la sidra se convierte en uno de los platos más emblemáticos de la cocina asturiana.
Sigo, o seguimos, rumbo al oeste para alcanzar la punta más septentrional de España, el Cabo Peñas. Por el camino no puedo dejar de parar en Candás para comerme unas sardinas, a la plancha sin más condimentos, y en Luanco, bonito a la plancha, guisado, en rollo … no se por qué decidirme. Probaré uno y tendré que volver.
Próxima parada, Cudillero, su típica estampa de pueblo marinero abalconado, con sus calles abiertas al mar y sus coloristas casas de pescadores, es difícil de olvidar. Entre el cabo Vidio y el Busto, con sus panorámicos faros, el siguiente alto hay que hacerlo en la playa del Silencio. Un apartado rincón en la que el silencio no sólo forma parte del topónimo sino también del paisaje. Una concha abrigada ante la que se descubren pequeños islotes frecuentados por submarinistas y pescadores ávidos de llevar a su mesa alguno de los ejemplares que surcan la costa.
Tras el Cabo Busto, Luarca se nos muestra como la villa blanca de la Costa Verde. Una hermosa villa marinera que desde antaño ha estado muy vinculada a la actividad pesquera. Barrios de pescadores como La Pescadería o el Cambaral dan fe de esta vinculación de de la villa con la pesca. Como especialidad, la caldereta, un guiso a base de pescados de roca, al que también se le puede añadir algo de marisco, que le hará perseverar en su idea de repetir viaje.
Finalizamos nuestro periplo por la costa asturiana en otra desembocadura, la del Eo, uno de los estuarios mejor conservados de Asturias, que sirve de frontera con la vecina Galicia. En la orilla asturiana Vegadeo, Figueras y Castropol nutren sus mesas de ostras, navajas, mejillones y almejas que se cultivan en esta ensenada. Mi sugerencia: almejas a la marinera aunque unas “fabes” con almejas como muestra de asturianía no estaría de más.
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CENTOLLO ASTURIANO-
Además de algas, los centollos se nutren de peces, estrellas de mar, moluscos, erizos y otros vecinos del fondo marino, que tritura con sus pinzas. Su caparazón o carro, de entre 10 y 20 centímetros de largo, es rígido, rugoso, puntiagudo en la zona interior, con pequeñas protuberancias y vellosidades en la parte superior, a las que se fijan algas y esponjas que permiten al centollo camuflarse de posibles depredadores.

Color, calidad y precio
El mar en el que viven es determinante para su aspecto y calidad. Los del Cantábrico son de color rojo, con tonalidades oscuras, mientras los del norte de Europa son más claros porque viven a más profundidad y no están tan expuestos a la luz solar.
HÁBITAT
De costumbres bentónicas, le gusta vivir en fondos hasta unos 100 m de profundidad, entre rocas y arena, cubiertos de algas que le permitan camuflarse y protegerse de sus depredadores. Más cercano a la costa en primavera. No nada, camina por el fondo. Cuando son adultos tienen una fase migratoria en la que pueden llegar a recorrer grandes distancias, hasta 100 km, si bien lo normal es que sean migraciones cortas.

Sí hay diferencias de calidad, apariencia y precio entre los cantábricos y los procedentes de Reino Unido y Francia, aunque en algunas zonas de sus costas, como Cornualles o Saint Malo, a finales de año los centollos que rondan el kilo de peso tienen el caparazón rojo oscuro y se parecen a los asturianos. «Hay personas que presumen de distinguir, sin equivocarse, entre uno de nuestras costas y otro del norte de Europa, y no siempre es fácil».

Tampoco lo es deducir por el aspecto externo si una pieza va a resultar magnífica o no, si su carro estará repleto de carne o si resultará aguarón. «Pones dos centollos en las manos para ver lo que pesan, eliges el de mayor peso y puedes equivocarte, hasta el más experto falla uno de cinco», que un centollo tenga más o menos carne depende de la temporada y del hábitat en el que viva. En Asturias, los mejores meses son de enero a marzo. Mejor la centolla que el centollo. Se distinguen por su mayor tamaño y tienen el final de su cuerpo de forma redonda, los machos la tienen en punta o sea casi triangular, además las hembras en primavera suelen ir cargadas de huevas, también llamado coral, que nos servirán para dar color y sabor a nuestra salsa, aunque las centollas cuyas huevas ya están en el exterior, no son las mejores, pues han endurecido su cascarón. Si debemos elegir aquellas cuyas huevas son internas y aún no están maduras.

A la hora de elegir un centollo, hay que fijarse en las puntas de las uñas; si tienen pelo son de arena; si no lo tienen son de roca. Estos son más sabrosos. El tamaño ideal va de 1 a 1,2 kg.son buenos hasta mayo, mientras las épocas de mayor consumo son la navidad y la primavera.



rutasdelparaiso.com

martes, 10 de mayo de 2011

GUIMARÁN Y SU HISTORIADOR



Marino Busto García fue un escritor y político asturiano. Nació en Guimarán (Carreño) el 13 de abril de 1916 y falleció en la misma parroquia el 2 de enero de 2005 a los 88 años de edad.
Fue cronista oficial de Carreño (1983 - 2005), miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos y miembro de honor del Club de Carreño en La Habana.
Entre sus principales obras destacan "Noticias históricas del concejo de Carreño" (1948), "Historia del concejo de Carreño en la general de Asturias" (1984), "El príncipe de los poetas asturianos: Antón de Marirreguera" (1985), "Diccionario bable de González Posada" y "Academia de las Buenas Letras" (1986), "Noticias históricas del concejo de Carreño" (1989) e "Historia heroica de Carreño en la Guerra de la Independencia Española" (1990). Escribió un volumen de cuentos: "Alma de la tierrina" (1950), y las novelas "Josefín el emigrante" (1950) y "El beso de la catedral de Erfurt" (1953).
Desempeño una amplia labor como conferenciante en España y en el extranjero, versando sus exposiciones sobre cultura tradicional asturiana y leyendas populares. Participó en múltiples programas radiofónicos y fue columnista de los periódicos El Comercio, de Gijón, y La Nueva España, de Oviedo, así como de otras revistas y publicaciones nacionales y del extranjero (Argentina, Cuba y Suiza). Sus amplias inquietudes y el amor a su tierra se vieron reflejadas en la promoción de representaciones teatrales en la iglesia de San Esteban de Guimarán, y en la participación activa en la coronación canónica de la Virgen de los Remedios de Carreño (1959). Su estudio de la obra de González Posada y su conocimiento del Monte Areo en el municipio de Carreño facilitó el descubrimiento de una necrópolis tumular, cuyos trabajos arqueológicos fueron realizados por Miguel Angel de Blas, profesor de la Universidad de Oviedo.


Situada en el Bº. El Fondo-Guimarán. Para llegar se recomienda, desde la AS-19, Gijón-Avilés, P.K. 6,300, se toma a izquierda carretera CE-6 dirección Serín, y a 4 km. a la izquierda se encuentra dicha Capilla.
La parte cuadrada de la edificación, donde tiene el Altar Mayor, se cree que procede de la Capilla de San Pablo que estuvo ubicada en el barrio del mismo nombre, en el Monte Areo y que fue destruida. Esta parte de la edificación, según se pudo saber, fue construida en 1620 por el cura nacido en Guimarán Juan González León.
En el siglo XIX, la Capilla de Ntra. Sra. de los Remedios, fue ampliada hacia su lado Norte y reconstruida por última vez en el año 1999.
En su interior alberga la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, patrona de Carreño, así como de los campesinos y los marineros, que fue canonizada por el Papa Juan XXIII el 24 de septiembre de 1959, en representación del cual acudió el Cardenal Tardini, teniendo la misma categoría que Nuestra Señora de Covadonga. Su festividad se celebraba el día 16 de septiembre, pero dado que coincidía algunas veces con la festividad del Santísimo Cristo de Candás, sobre el año 1950 aproximadamente, se cambió el día de celebración que pasó a ser el primer domingo después de la festividad del Stmo. Cristo de Candás, en el mes de septiembre.




Los Remedios de Guimarán, Patrona del concejo. Se celebra siempre el domingo siguiente al Cristo. El Santuario de los Remedios está ubicado en la falda del Monte Areo. Alberga la imagen de la virgen de los Remedios, canonizada junto con la Santina de Covadonga por el Papa Juan XXIII en 1959, en este emblemático lugar paraban las mujeres de Candás, "les sardineres candasines" cuando iban hacia Oviedo para vender el pescado en el Fontán.

En el marco de dicha festividad se hace la emblemática ofrenda del ramu a la patrona a cargo del grupo La Folixa, una misa en el exterior de la capilla y la tradicional procesión.
Una romería, llena de tipismo pondrá fin a las actividades estivales del concejo.
El dato curioso de estas dos fiestas es que en la primera, la del Cristo, los Vecinos y las vecinas del medio rural, del interior del concejo, parten de la capilla de los Remedios y avanzan hacia Candás, mientras que en la segunda, el proceso se invierte y son las gentes de Candas las que acuden a la capilla de los Remedios caminando.

Wikipedia

lunes, 9 de mayo de 2011

DEPORTES ASTURIANOS


Breve reseña histórica de los Deportes Tradicionales Asturianos:

Partiendo de la base de que lanzar, tirar, arrojar, disparar o derribar distintos objetos forma parte de la Historia de la Humanidad desde su comienzo, ya sea como diversión, preparación para la guerra o venidos de los diferentes oficios, los comienzos de los distintos deportes asturianos de lanzamiento son variopintos, un breve resumen de estos comienzos nos ayudará a tratar de encuadrarlos en nuestra época.

Origen de los Bolos:
Otorgar un origen preciso al juego de los bolos es muy difícil, ya que su procedencia puede ser celta, romana o germana según los distintos estudios realizados sobre estos juegos.
Se habla de los bolos como preparación para la guerra, para adiestrar los músculos, el pulso y la puntería, como ejercicios de lanzamiento o también puede ser el entretenimiento y la diversión que obtiene el ser humano por lanzar y derribar
objetos una de las finalidades del inicio de los bolos.

Origen de la Llave:
Según José Gerardo Ruiz Alonso, el origen de la llave se sitúa en Gijón, y proviene de la evolución y mezcla de distintos juegos más simples como el tejuelo, hito, tejo, calva...
Durante la construcción del ferrocarril de Gijón a Langreo, en plena revolución industrial del Siglo XIX, los trabajadores utilizaban una llave de vías en forma de "T" para jugar en los descansos lanzándole piedras u otros objetos. Posteriormente se elaboró una reglamentación de los materiales y de los elementos del juego, y también se mejoró la técnica de lanzamiento convirtiéndose en un deporte muy popular en Asturias.

Origen del Lanzamiento de Barra:
El lanzamiento de la barra consiste en lanzar una barra lo más lejos posible, siendo por tanto un deporte de fuerza y no de precisión como son los otros dos deportes anteriores.
La historia de este juego o deporte nos remonta a los trabajos realizados en las canteras, como divertimento entre sus trabajadores, encontrándose incluso escritos explicando que durante la construcción de "El Escorial", lo practicaban los canteros de las distintas provincias españolas que colaboraron en su construcción.

Modalidades y características de los Bolos Asturianos:
Detallaré a continuación las modalidades más practicadas en Asturias y, aunque reconozca su importancia y existencia, no explicaré las variedades de Bolos siguientes: Os Birlos, Bolos Rodaos, Bolos de Luarca, la Cuarta de Degaña, Cuatrín de Agones, Cuatrín de Cudillero, Bolinos de Cudillero y el Dexabolu.

Las tres primeras modalidades enumeradas corresponden a los Bolos de Palma y las siguientes a los Pasabolos:

Cuatreada:
Es sin duda la más conocida, ya que la zona de práctica es la zona centro y parte de oriental de Asturias, ocupando los concejos de Oviedo, Gijón, Villaviciosa, Ribadesella, Cabrales, y las Cuencas del Nalón y del Caudal.
Consiste en lanzar una bola por el aire hasta la zona de bolos o castro, intentando parar la bola, cuatrearla y derribar los bolos.
Son 9 bolos grandes y uno más pequeño llamado "Biche", colocados formando un cuadrado en 3 filas de 3 y el "Biche" bien a la izquierda o bien a la derecha del resto.
La complejidad de este deporte, que es mucha, la determina la situación del "Biche". En el momento del lanzamiento se deberá dar un efecto a la bola, hacia la izquierda o derecha, o como se denomina en la Cuatreada, "a la mano" o "al pulgar" respectivamente, dependiendo de la colocación de este bolo.
El derribo del primer bolo del lado del "Biche", llamado "Cinca", anula la tirada siempre que sea el primero en ser derribado, de ahí lanzar a la mano o al pulgar para evitar este derribo.

El Birle:
Se practica en los concejos asturianos de Llanes, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva y en la parte occidental de Cantabria.
Es muy similar a la Cuatreada, ya que son igual número de bolos y se colocan de la misma manera, pero una de las diferencias es que la tirada consta de dos fases.
La primera fase o "Tirar" consiste en lanzar la bola desde la zona de tiro a la caja con el objeto de hacer bolos y un "Emboque" (conseguir después de tirar el bolo del medio de la primera fila que la bola se acerque al "Emboque" o bolo más pequeño). La segunda fase o "Birlar" se efectúa desde donde haya quedado la bola en la primera fase.
La dificultad del lanzamiento también está determinada por la posición del "Emboque" debiendo realizar un efecto en el tiro llamado "trabajar la bola" a la mano o al pulgar, es decir a la izquierda o derecha respectivamente.
Bolos de Saliencia: Comparte aspectos con la Cuatreada, Birle y el Bolo Leonés, sólo se juega en pueblos del concejo de Somiedo.
También tiene dos fases de lanzamiento, primero el "Tiro" y después "Birlar", si la bola queda lejos del castro y "Tresbolar", si la bola queda cerca y el jugador puede alcanzar con la mano los bolos, aunque se impone la condición que para realizar la segunda fase, se debe de derribar algún bolo en el primer lanzamiento.

Batiente Rodao:
Se juega en los concejos de Carreño, Gozón, Avilés, Castrillón, Soto del Barco, Candamo, Pravia, Salas, Grado, Cudillero y Luarca, y se supone que es la modalidad más antigua de las practicadas en esta Comunidad Autónoma.
El tiro en lugar de ser estático como en el resto de disciplinas, es dinámico, y se trata de tomar carrera (máximo 15 metros) con la bola sujeta entre la palma de la mano, la muñeca y el antebrazo y lanzar la bola rodando por el "Rodáo" (pasillo de superficie lisa de 13 a 32 metros dependiendo el concejo). Una vez acabado el "Rodáo" la bola llegará con mucha fuerza a la "Losera" o zona de bolos, que tiene una leve inclinación favorable a la bola hacia arriba.
El objetivo de este lanzamiento es intentar derribar el mayor número de bolos y, además, hacer que del golpe dado a los bolos estos vuelen por encima del "Ciebo" (valla de 2 metros de altura separada 4 metros de la "Losera".

Los Bolos de Tineo o Bolo Celta:
Se juega en Tineo y en los concejos de Allande y Cangas del Narcea, ocupando por tanto una gran extensión geográfica de zona de juego.
En esta modalidad la tirada también consta de dos fases. La primera llamada "Tirada", "Bajar" o "Bajando", se hace desde una parte más alta que el terreno de juego (entre 40 y 50 centímetros) lanzando, a la vez se que baja, a 20 bolos situados en hilera de frente al jugador, intentando trasladar del golpe y por el aire el mayor número posible de bolos hasta distintos límites.

Bolo Vaqueiro o Pasabolos de Cangas del Narcea:
Se juega en diferentes localidades o pueblos del extenso concejo de Cangas del Narcea, siendo muy parecidos a los de Tineo, concejo vecino.
La tirada es igual a la de Tineo, partiendo de una altura, pero en estos Bolos Vaqueiros hay 16 bolos, en lugar de 20, en la "Llábana"
Hay también dos límites, la "Raya del 10" y la "Raya del 20" a 15 y 25 metros respectivamente de la "Llábana".

Bolos de la Cuenca del Navia:
Los concejos de Navia, Villayón, Boal e Illano, son en los que practica este deporte. La tirada se hace desde una base alta "el Tiru" intentando desplazar o despedir la mayor cantidad de bolos lo más lejos posible para superar ciertos límites.
Estos límites son 8 "Rayas" llamadas del 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, separadas entre sí 3metros y la primera de la "Llastra" o zona de bolos, de 9 a 10 metros. El número de bolos depende del tamaño de la "Llastra" que es una piedra lisa de gran tamaño.
El modo de puntuar es el siguiente: cada bolo que supere una "Raya" valdrá tantos puntos como el número de esta, sumándose el resultado de todos los bolos. El requisito o condición para la validez de la tirada es que la bola debe pasar la "Raya del 1".

Pasadiez:
Se juega en los Concejos de Somiedo y Belmonte de Miranda, y llega hasta las zonas de la zona leonesa de Babia, Laciana o Alto Sil.
La situación inicial es similar a los anteriores pasabolos, desde una altura se intenta derribar los bolos de la "Llábana" tratando de que alguno pase la "Raya del 10" (a unos 12 metros), pero además se pretende que la bola derribe otro bolo llamado "Bicho", "Forcau" o "Bolo cuatro" (dependiendo de la localidad de juego).

efdeportes.com

domingo, 8 de mayo de 2011

LOS BALLENEROS DE LLASTRES


A la tripulación (compaña) de estas lanchas balleneras se la denominaría con el tiempo esquifazón, (de esquife).Estos barcos eran llargos, bajos y abiertos de cubierta, con el arponeru a proa y el patrón o maestre de lancha en la popa gobernando a la caña” con un gran remo. El arponeru, el más fuerte y experimentado, era el responsable y el más cotizado de toda la compaña pues de su fuerza y habilidad dependía el éxito de la captura.
Estos arponeros llastrinos, durante los meses previos a la costera de la ballena, preparaban sus arpones de hierro de poco más de una braza de llargu” rematado en punta de flecha en las bodegas de Llastres y en las ferrerías de la Riera (Colunga). La punta de flecha tenía una bisagra que al clavarse en el llombu (costado) de la ballena pudiera doblarse y no pudiese salir de su cuerpo ante las tensiones del propio cetáceo remolcando la trainera en su huida.
Si el impulso del arponeru lograba incrustar profundamente el arpón entonces quedaba así anclado fuertemente en el cuerpo del cetáceo. Este arpón ballenero solía tener unos seis kilos de peso e iba incrustado en la terminal de un sólido palo de dos brazas de llargu al que estaba amarrado con un nudo marinero a un largo chicote (cuerda marinera) que asegurase la captura. Esti cau o chicote estaba enrollado a un carretel bien trincado en la base de proa de la trainera deslizándose por una roldana (rolin de madera que iba fijada sobre la proa, por encima del branque.

El momento más peligroso de la pesca de la ballena.

La maniobra de lanzar el arpón era el instante más excitante y de mayor riesgo para los pescadores pues existía el peligro mortal de hundimiento de la pequeña chalupa o de la trainera por un coletazo del gran cetáceo. Las ballenas al surdir a respirar y con sus fuertes charpazos formaban olas que solían poner en peligro de zozobra a los pequeños botes y débiles esquifes. En ese azaroso momento toda la compaña de remeros ponía en máxima tensión los músculos de sus brazos y piernas para fijarse sobre el panel y disponerse a remar o ciar según fuese el desarrollo de la lucha contra la ballena. Sus corazones palpitaban a la máxima velocidad por el esfuerzo fisico y la percepción psicológica del peligro preparados a bogar y maniobrar para no ser arrastrados por el empuje de huida y la subsiguiente inmersión del cetáceo herido.
Frecuentemente las ballenas y las traineras llegaban a aproximarse mutuamente a uno y dos metros.Era el instante preciso en que el arponeru, el mejor, el más fuerte y más sereno, de pie sobre la proa, esperaba el momento más oportuno para que la ballena ofreciese el llombu(costado) por la parte próxima de la cabeza.Entonces lanzaba el arpón con un fuerte impulso de su brazo pasando rapidísimamente el chicote por la roldana y fijándolo al primer banco de proa o al fondo superior de la quilla, en la parte de proa.

Por unos instantes la chalupa se estremecía y vanvoleaba por las fuertes sacudidas acompañadas de coletazos que anunciaban la inmersión desesperada de la ballena herida y del resto de la manada.Con la respiración contenida, los balleneros llastrinos esperaban ansiosos la imprevisible lucha a muerte que se iba a iniciar contra aquellas enormes ballenas de cerca de doce y quince metros de longitud.
Si el arpón había dado eficazmente en el blanco, la ballena iniciaba la huida con una fuerte sacudida sumergiéndose hacia el fondo de la mar. Este brusco tirón desequilibraba frecuentemente a los pescadores produciendo a veces la caída a la mar de más de un arponero o remero o el vuelco de sus débiles esquifes.

Era frecuente que la ballena, al sentirse herida de muerte, arremetiese contra los balleneros soltando alguno de sus temibles coletazos sobre el agua y a veces sobre el casco de las pequeñas chalupas. Más de una vez debieron zozobrar las pequeñas embarcaciones llastrinas con sus hombres frustrándose la pesca y con las correspondientes tragedias. Pero lo más habitual era que la ballena iniciase un descenso vertiginoso hacia las profundidades contrarrestado por la resistencia del batel y el bogar de los remeros.
Durante largos minutos los pescadores remaban en sentido contrario para cansar más a la ballena herida, dejándose arrastrar bogando o ciando para oponer más resistencia y fatigar progresivamente al cetáceo.En aquellos momentos el casco de los pequeños botes se hundía incrustándose entre las olas forzado por el empuje de la presión y el peso de la ballena.

Antiguo muelle llastrín-
Mientras, la cuerda del arpón se desenrollaba en el carretel deslizándose sobre la roldana a toda velocidad haciendo crujir por la tensión las maderas del carel y de los banzos. Siempre existía la probabilidad de que afaltase (rompiese) el chicote. En aquellos siglos de escasez de materiales adecuados para hacer fuertes cuerdas hacía que esta eventualidad fuese frecuente al ser los chicotes de mala calidad y estar semi podridos por la salmoria. Estas circunstancias debieron frustrar muchas capturas en los siglos pasados ante la penuria de buenos cabos (cuerdas) para la pesca de la ballena.En todo caso, el propio arponero u otro pescador tenía que echar constantemente baldes de agua(pequeño cubo,tangarte de madera con agarradera usado en el achique del agua) para que el carretel y la cuerda no se quemasen por el roce.

La maniobra continuaba durante minutos obligando a los balleneros a seguir el rastro y la dirección del chicote sumergido.El suspense del desenlace crecía entre los pescadores pues nunca se podía saber el final de aquella lucha a muerte.El cetáceo herido permanecía sumergido durante un tiempo, que dependía de la capacidad pulmonar de inmersión, de la longitud del chicote y de la resistencia de los remeros de la trainera.Esta duración de inmersión de la ballena era otro de los trances más inquietantes para la tripulación, pues durante esta sumersión corrían el peligro de hundirse con el tirón de la ballena, o de quedarse sin arpón y sin chicote al tener que cortarlo con un hacha y perder aquel valioso instrumento de pesca y la correspondiente captura. Para esta posible delicada y desesperada maniobra de cortar con un hacha el cau (cuerda) siempre tenía que estar preparado un pescador.El patrón era quien tenía que tomar esta dolorosa decisión de cortar el chicote y perderlo todo antes que naufragar.
Pasado un tiempo de espera y lucha angustiosa, la ballena, herida de muerte, se veía obligada a tener que surdir para respirar. Era entonces cuando los arponeros de otros botes y traineras volvían a lanzarle arponazos secundarios para así rematarla y asegurarla bien, hasta que la ballena moribunda flotaba al costado del esquife. En esos momentos los pescadores, para culminar su muerte utilizaban fisgas, lanzas, pinchos,bicheros.fleches. etc.

A las ballenas heridas, desangradas o muertas no les podían insuflar aire como se haría en los siguientes siglos con las técnicas posteriores para facilitar su remolque, sino que les pasaban varios chicotes hasta la cola para amarrarlas y poder ser remolcadas por las pequeñas embarcaciones a fuerza de remeros hasta la playa del Escanu de Llastres en marea alta. Allí las avaraban lo más próximas al acantilado donde quedaban varadas para su total despiece.

Con el fin de que los cuerpos de las ballenas no fuesen arrastrados o zarandeados fácilmente por las olas que rompen en la playa del Escanu y en el escanón” de la Punta Misiera (Punta Miciera) era fijadas y ancladas con risones clavados en los llombos (costados) y atadas a tierra. Por la urgencia de evitar los contratiempos e incomodidades de las subida y bajada de la marea y del molesto oleaje, pero sobre todo para evitar una incipiente putrefacción, todo un tropel de hombres, mujeres y rapacinos del pueblo de Llastres se movilizaban para colaborar en el despiece y acarreamiento de los restos del cetáceo hasta la Casa de les Ballenes.

Allí, en la pequeña playa del Escanu, desde el primer momento eran troceadas y desguazadas en largas tiras como si fuesen enormes piezas de tocin, con machetes y grandes cuchillos, por los pescadores y mujeres contratados y pagados por el arrendatario de la Casa de les Ballenes a quien el Gremio de los Mareantes le había adjudicado su explotación.
En paxos y sobre las espaldas de hombres y rapacinos iba n subiendo entre las piedras del Escanu los despojos de la ballena siendo introducidos en la caldera de la Casa de les Ballenes para ser fundidos en el fornu y obtener la grasa. Esta grasa y aceite lo guardaban en barriles que se construían en el propio Llastres.

El Puerto primitivo de los balleneros.
Por aquel entonces el puerto primitivo de Llastres estaba formado por un muro almenado que arrancaba hacia el sur debajo de la Peña, desde donde estuvo durante mucho tiempo la Rambla de la Peña, hoy destruida. Durante los días de vagamar con marea baja y fuerte rendoriu se han podido ver en el pequeño muelle actual los restos de este primer antiguo puerto de Llastres del siglo XV.
Todo el fondo del muelle era una playa, sin muro de tierra como posteriormente se construiría para facilitar el acceso al muro de fuera. Toda la base de la Peña era un pedreu que continuaba hasta el que está visible en el actual Escanu. Tampoco existía el malacó(malecón), construido a principios del siglo XX ni el muro sobre el que estuvo el primitivo tinglau sobre el que se construirían a comienzos del siglo XX la pequeña rula y la farola del muelle, demolidos lamentablemente en el año 1996. El acceso a aquel primitivo puerto ballenero y comercial era por el sendero sobre el acantilado que hoy ocupan las escaleras que descienden desde La Fragua. No existía la empinada carretera que asciende desde el muelle, construida sobre el pedregal del Escanu, comiendo terreno al acantilado y sobre el Riu Carballu. .Sería a finales del siglo XIX cuando se construiría la moderna carretera de adoquines que asciende del puerto hasta la calle de San Antonio sobre el pedregal del Escanu y comiendo terreno al acantilado.
El aprovechamiento y beneficios de las ballenas.
Los pescadores de Llastres y el Gremio de los Mareantes obtenían buenos beneficios por el negocio de la grasa de las ballenas. Cada uno de estos cetáceos solía dar por término medio unas cien pipas de grasa que equivaldría hoy a unos seis mil kilos. Según cálculos del Doctor Don Evaristo Casariego el valor total de cada ejemplar, en el siglo XVI era de más de mil ducados. El arrendatario tenía que pagar un fondo a la Cofradía de los Mareantes y los correspondientes quiñones y cuartones a los pescadores que intervenían en la captura de las ballenas así como a los que intervenían en el despiece, acarreo y fundición de la grasa.

Ballena en la Rula de LLastres:
Con la grasa y aceite de las ballenas pescadas por los llastrinos se abastecían otras pequeñas industrias familiares del pueblo y de la zona.La grasa y el aceite eran aprovechados, previa mezcla con resinas y otros elementos, con el fin de obtener rudimentarias pinturas mezcladas con aceites de linaza, breas y colorantes. Lo usaban para embadurnar y calafatear las maderas de las embarcaciones a modo de barniz. También se utilizaría este aceite mezclado con linaza en la protección de las humildes ropadagües de los propios pescadores.

Aunque los productos de la ballena no eran utilizados para el consumo humano, sin embargo hasta mediados del siglo XX se mantuvo una tradición dentro de la cultura popular llastrina de la cual las mujeres eran las principales conocedoras y transmisoras. Esta tradición consistía en la utilización de jugos de vísceras de ballenas y de otros peces con el fin de extraer aceites especiales para purgas y con fines curativos. Estos extractos de vísceras de cetáceos los prensaban, filtraban y guardaban en recipientes especiales de donde posteriormente eran abastecidos quienes creyesen en sus virtudes terapéuticas. Desconocedores en aquellos siglos de la existencia y necesidad de las vitaminas, los pescadores de Llastres intuyeron que en la comida de derivados de las vísceras de ballenas,tollnes,marraxos(pequeños tiburones),caeyes, rayes y boticos etc., se ocultaba la presencia de elementos medicinales de cuyas propiedades y consumo observaron que aliviaban enfermedades de los niños, jóvenes y mayores.

En aquellos tiempos el escorbuto, la avitaminosis eran muy frecuentes en las gentes de la mar, entre las que el consumo de frutas, legumbres y otros productos hortícolas estaba casi ausente en su dieta alimenticia dada su cultura culinaria y la inexistencia de huertos en el pueblo de Llastres.Su alimentación estaba formada especialmente por productos provenientes de la mar. Tan solo la permuta en el mercado de cada domingo delante de la pequeña explanada de la Iglesiona Vieya” de Llastres, a donde acudían gentes de todo el concejo y de más allá, hacía posible el intercambio de sus pescas y salazones por productos de huerta.

A lo largo del tiempo los chiquillos del pueblo tomaron cucharadas de aquellos brebajes de sabor espantoso durante temporadas, como si fuese el peor de los suplicios, pero que les mejoraba y fortalecía.
El aceite de las ballenas también se utilizaba para los guisos y frituras de pescados en unos tiempos en que el aceite de oliva no llegaba fácilmente a la comisa cantábrica. También tenemos testimonios del uso de este aceite de ballena para freír nabos, comida habitual entre las gentes de la zona, cuando el consumo de la patata y el maíz traídos de América comenzaba a difundirse lentamente por Europa.
Nos consta que los pescadores de Llastres fueron de los primeros que supieron, gracias a la información de sus navieros, que lo que se debería de comer de aquellos tubérculos de las patatas traídas de América, no eran sus hojas, que resultaban tóxicas, sino el tubérculo oculto bajo la tierra.

De las ballenas también se aprovechaban sus barbas, que eran utilizadas para variados usos, especialmente para la corsetería íntima de las mujeres, rudimentarios sostenes, corsés, etc.Con las costillas, huesos y vértebras de las ballenas los artesanos llastrinos hacían sillas y otros adornos caseros. Algunos de sus huesos, especialmente las costillas, eran utilizados en la construcción de las casas. Según testimonio transmitido por el mejor cronista llastrin del siglo XIX, D. Juan Antonio Vitorero, muchos chiquillos y adolescentes de Llastres utilizaban aquelles espines especiales de ballena para hacer juguetes más consistentes que tenían que ver con el mar y recreaban el mundo de sus padres. Así hacían pequeñas naos o barquinos con los que jugaban a simular combates navales, maniobras de atraque, de pesca, etc. para xugar a les lanchines como siempre se hizo entre los hijos de los pescadores.

El aceite de ballena y su uso para el alumbrado.
Entre otros usos, la grasa (el saín) era muy cotizada para servir de fuente de energía para la iluminación en los edificios públicos y casas privadas del pueblo y de la zona. La luz eléctrica y su uso para la iluminación no había sido descubierta todavía. En la época de la pesca de la ballena, siglos XVI y XVII, en Llastres solamente alumbraban pequeños faroles caseros, y recipientes sencillos llenos de grasa de ballena sobre los que flotaba una mecha impregnada de grasa dando luz a las humildes casas de los pescadores.

Los pequeños faroles alimentados con aceite de ballena no sólo eran usados para iluminar las largas noches invernales sino también para alumbrarse en las bajadas y subidas por las tortuosas y empinadas calles, llenas de escalinatas, pozos y regatos, al tener que bajar al muelle en las tempranas madrugadas. Las propias embarcaciones llevaban estos faroles con el fin de ser vistas y para alumbrar sus faenas en la oscuridad de la noche y en las faenas marineras en el alba, antes de amanecer. Hasta casi mediados del siglo XX se seguirían utilizando estos faroles pero sustituyendo el aceite de las ballenas por el carburo. Al pueblo de Llastres, llegaría la luz eléctrica en los años veinte del siglo veinte.

Se conservan documentos en los que. se hace referencia del uso de la grasa de las ballenas capturadas por los llastrinos para servir de alimentación de las lámparas de la Catedral de Oviedo, del Convento de Valdediós y de la propia iluminación peremne del Santísimo Sacramento en la Iglesia de San Blas y en las demás ermitas del pueblo.
Otro subproducto extraído de las cabezas de las ballenas era la espelma , una sustancia grasa, dura y blanca con la que preparaban los llastrinos sencillas velas para iluminarse en las casas y en la iglesia.

La tentación de entrar en la explotación de la pesca de la ballena por personas ajenas al pueblo fue motivo de repetidos conflictos.La Cofradía de los Mareantes que representaba los intereses de los vecinos del pueblo tuvo que ir resolviendo y armonizando la aportación de la iniciativa y capitales privados y foráneos con los beneficios que aportaba dicha pesca.
Estas costumbres tendieron a convertirse en normas y en leyes así como en supuestos derechos a intervenir en las capturas y en todo el proceso y ganancia de la costera de las ballenas. Estos hechos fueron objeto de acaloradas discusiones dentro del Gremio de los Mareantes (Cofradía de Pescadores) durante aquellos siglos. Entraban en conflicto los derechos particulares con los comunales.

Los atisbadores de las ballenas designados por la Cofradía de los Mareantes avisaban para todos, y el trabajo de la pesca, lo más duro y arriesgado, no se percibía correspondido en justicia con lo que luego se pagaba en tierra. Ya en aquel entonces no era fácilmente asumible que se beneficiasen del esfuerzo de muchos tan sólo unos pocos.Por eso, a veces, la pesca de la ballena, al igual que la costera del mansíu y otras costeras tuvieron que ser reglamentadas por acuerdos que armonizasen estos derechos con los beneficios comunes. El pescador siempre percibió esta injusticia de llevar la peor parte del esfuerzo de su difícil e ingrata profesión.

Los Hevia, los Balbín de Villaviciosa y la Casa de les Ballenes.

Es evidente, por lo que venimos exponiendo, que en el puerto de Llastres existió una Casa Ballenera. que no llegó a tener la importancia que alcanzaron estas entidades en otros puertos del Principado, como la de Gijón, Llanes, Candás y Luarca. Esta Casa de les Ballenes corría a cargo de una persona acaudalada que arrendaba la Casa Fábrica y todos los utensilios y demás medios para la obtención del saín. Sabemos el nombre del señor, de su familia y descendientes que consiguieron la contrata pública de esta casa durante muchos años. Fueron un tal Don Gutierre de Hevia y Pedro Balbín, naturales de Villaviciosa. Durante todo el siglo XVI y el XVII él, sus hijos y descendientes continuaron obteniendo la contrata de la Casa de les Ballenes de Llastres. Él, como adjudicatario, se tenía que encargar de todos los gastos que llevaba consigo este negocio, pagando el quiñón y los cuartones correspondientes a los pescadores y rapacinos que se empleaban en esta casa, aportando también un quiñón especial como renta al fondo común de la Cofradía de los Mareantes tal como estaba estipulado por la propia Cofradía en la contrata pública.
Sobra decir que la pesca de las ballenas proporcionó a los pescadores de¡ pueblo de Llastres una fuente muy importante de ingresos hasta comienzos del siglo XVIII en que dejó de practicarse esta pesca. Estos beneficios de la pesca de las ballenas fue muy considerable para los pescadores calculándose un promedio de ganancia anual de unos cien mil reales de la época.

Esta Casa de les Ballenes y su negocio se mantuvo pujante hasta comienzos del siglo XVIII. El mejor cronista antiguo del pueblo, Don Juan Antonio Victorero, nos transmite la noticia de haber conocido escrituras de arrendamiento (hoy perdidas) otorgadas por los vecinos de Llastres en el año 1637 a favor de Pedro Balbín, vecino de Villaviciosa a quien cedían esta pesca por el espacio de doce años y le entregaban la casa y los utensilios para el beneficio de la grasa con cargo de redimir varios censos tomados para el proseguimiento de los pleitos (...) y satisfacer los réditos que se fueren devengando hasta la total estación de los capitales .
A partir del siglo XVIII la pesca de la ballena no se volvió a practicar en el puerto de Llastres. La destrucción del muelle por los temporales a finales del siglo XVII que llevó consigo la casi desaparición de su flota sin tener donde guarecerse.

Por Faustino Martínez García.