domingo, 28 de abril de 2013

LA VILLA DE SALAS Y SU HISTORIA


El Palacio de Valdés Salas es un edificio del siglo XVI, de carácter sobrio, que está unido a la Torre de los Valdés o Torre de la Villa de Salas, del siglo XV y con la que forma conjunto, mediante un puente de arco de medio punto rebajado donde se exhiben los escudos de la familia Valdés-Salas. La construcción es de mampostería y cantería, una muestra de la arquitectura civil de su época. Fue la casa de la noble familia de los Valdés Salas, cuyo miembro más conocido es Fernando Valdés Salas, religioso, inquisidor, político y fundador de la Universidad de Oviedo, enterrado en la colegiata de Santa María La Mayor y que nació en este palacio.


La disposición es de una casa de dos plantas que gira alrededor de un patio interior con forma de trapecio rectángulo. El patio es porticado, y está recorrido por un corredor con barandilla de balaustres torneados, apoyados en columnas de madera. El cuerpo central del palacio aloja un zaguán que sirve como distribuidor. La crujía norte está dispuesta en diagonal, y en ella se sitúa la fachada principal, flanqueada por dos torres que sobresalen y la capilla anexa. La puerta principal tiene un arco de medio punto y ventanas pequeñas.


La Torre de la Villa de Salas o Torre de los Valdés es una torre medieval española del siglo XIV. La Torre forma conjunto con el vecino Palacio de Valdés Salas al cual está unido por un puente con arcada en los que están situados los escudos de la familia Valdés Salas. La torre es de cantería labrada, con planta cuadrada, con sótano (usado en su día como mazmorra), y tres plantas con bóveda de cañón unídas por una escalera de caracol.


La azotea está almenada y en sus esquinas hay cuatro cubos. Tan sólo tres ventanas se abren en la Torre de los Valdés, siendo el resto de vanos saeteras abocinadas, de misión defensiva, al igual que el matacán de la segunda planta que al estar sobre la puerta de entrada protege el acceso a la torre, que se realizaba por un puente levadizo sobre un antiguo foso.


Dentro de la Torre se encuentra el Museo Prerrománico San Martín, que conserva el valioso conjunto de piezas y lápidas epigráficas procedentes de la Iglesia de San Martín de Salas, las cuales son una excelente muestra de la riqueza decorativa del prerrománico del siglo X.


La primitiva iglesia fue construida entre los siglos VIII y IX, reconstruida en el S. X por Alfonsus Confessus. Fue rehecha en su totalidad en el S. XV y reformada en los siglos XVII y XVIII. Consta de nave única, cubierta de madera a dos aguas. Acceso por puerta gótica de arco ojival con tres arquivoltas molduradas sin decoración. Presbiterio de planta cuadrada y bóveda de crucería, con retablo mayor dedicado a San Martín de estilo rococó. Paramentos exteriores de mampostería en los que se han colocado espléndidas réplicas de las piezas prerrománicas del s. X en el lugar en que se hallaban las originales expuestas en el Museo Museo.


El museo prerrománico de la Iglesia de San Martín de Salas, instalado en la histórica Torre de los Valdés Salas o Torre de la Villa de Salas, conserva el valioso conjunto de piezas y lápidas epigráficas procedentes de la Iglesia de San Martín, ubicada a un kilómetro de la villa de Salas. La iglesia sería rehecha en su totalidad hacia finales del siglo XV. El 3 de Junio del año 1931 es declarada Monumento Nacional de interés Histórico Artístico. En sucesivos procesos reconstructivos se ha aprovechado varios fragmentos decorativos epigráficos con una cronología fechable en el siglo X, pertenecientes a la iglesia prerrománica que existía en el mismo lugar en que ahora se levanta la actual iglesia reconstruida en el siglo XV; estas piezas dispersas fueron empotradas en los apartamentos de la iglesia. En el año 1980 las piezas son arrancadas sin conocimiento de la Comisión Provincial del Patrimonio Histórico Artístico, lo que produjo una fuerte conmoción popular; se optó a que se procediera a proteger las piezas depositándolas en la Torre de la Villa de Salas.


Estas piezas engastadas en los muros de la iglesia de San Martín, constituyen en su conjunto una excelente muestra representativa de la perfección y riqueza decorativa de los talleres asturianos del siglo X.

El tejo de Salas es un árbol de tejo milenario que se encuentra en el cementerio de la localidad. Se ubica al lado de la iglesia parroquial de San Martín Sus dimensiones son de 15,5 metros de altura, 13 de envergadura de copa y algo más de 6 de perímetro. Este tejo milenario está declarado monumento natural el 27 de abril de 1995 por lo que está protegido e incluido en el plan de recursos naturales de Asturias


 Fuente visitada. asturnatura.com/

viernes, 26 de abril de 2013

LA NUTRIA EN ASTURIAS


La nutria (Lutra lutra), conocida en Asturias como “llondra”, es un mamífero de la familia Mustelidae del orden Carnívora. Está incluida en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias dentro de la categoría de Especies de Interés Especial; su Plan de Manejo fue aprobado mediante Decreto 73/1993. Está incluida además dentro de la categoría de especie de interés especial del Catalogo Nacional de Especies Amenazadas.


 CARACTERÍSTICAS- La nutria pertenece a la misma familia que las comadrejas, martas, garduñas, tejones… es decir, los mustélidos. Sin embargo, a diferencia de éstos, la nutria presenta hábitos acuáticos, es un gran nadador y buceador, por lo que sus características morfológicas están adaptadas a este tipo de vida.
Su tamaño es grande y su cuerpo esbelto y alargado. Puede llegar a medir un metro y alcanzar un peso en torno a los 10 kg. La cola es larga y ancha en la base, reduciéndose gradualmente hacia el extremo. Las extremidades son cortas y robustas, y terminan en cinco dedos unidos por una membrana interdigital. Tiene el hocico ancho. Las orejas son pequeñas y se cierran cuando el animal se sumerge para impedir la entrada de agua en el conducto auditivo. Los orificios nasales y los ojos están situados en la parte superior de la cabeza. El pelo de la nutria es lustroso, espeso e impermeable, de color pardo oscuro, con matices blanquecinos en el cuello y en el vientre.


 BIOLOGÍA Su hábitat óptimo se encuentra en los tramos bajos y medios de los ríos, más ricos en fauna piscícola, pero normalmente están contaminados o muy degradados, lo que le obliga a utilizar los tramos más altos. En general, utiliza cauces con riberas bien conservadas y abundante vegetación, donde se localizan sus refugios.
En Asturias, como se recoge en el Plan de Manejo de la Nutria, está presente en los concejos costeros de occidente, cuenca alta del Narcea (a excepción de los tramos afectados por explotaciones mineras) y en la cuenca alta del Nalón; relativamente abundante en la cuenca alta del Navia y Caudal, la baja del Narcea y las dos de los ríos orientales y muy escasa en los cursos costeros entre Gijón y Ribadesella, así como en los terrenos con altitudes elevadas o muy karstificados, en que los cursos de agua presentan poco caudal y escaso alimento para la especie.


La presencia de nutria en un río es un buen indicio sobre el buen estado de un cauce fluvial. Se alimenta fundamentalmente de peces. En Asturias la mayor parte de su dieta está formada por truchas, pero también come anguilas, anfibios… La reproducción en la nutria puede producirse en cualquier época del año, aunque la mayor parte de los partos tiene lugar entre los meses de mayo a septiembre. La gestación dura alrededor de nueve semanas y generalmente nacen dos crías, que permanecen en la madriguera hasta su quinta semana de vida y no se independizan de la madre hasta después de un año. Alcanzan la madurez sexual a los dos años.


Las principales amenazas de la conservación de la nutria, son aquellas que afectan de forma directa o indirecta a la calidad del medio fluvial. El Plan de Manejo de la Nutria en Asturias, tiene como finalidad establecer las medidas necesarias para preservar la especie y su hábitat en todo el Principado de Asturias, centrándose principalmente en aquellas actuaciones negativas que afectan a su hábitat.

 Fuente visitada. descubreasturias.com

sábado, 20 de abril de 2013

CANDAS Y SU CONCEJO


 Sólo hace falta echar la vista atrás para comprender la estrecha relación de la gente de Candás con la mar, que viene desde tiempos antiguos. Tal vez ahora no sea tan determinante y la actividad pesquera y marinera ya no es la de antaño, pero su presencia en el litoral asturiano sigue siendo uno de los mayores atractivos de un concejo que siempre ha crecido mirando a la costa.


Al oeste del cabo Torres se encuentra el concejo de Carreño, un territorio de suaves lomas que asoman hacia el Cantábrico creando abruptos acantilados y preciosas playas y ensenadas. 67 kilómetros cuadrados que, junto con el vecino municipio de Gozón, forman la Mancomunidad de Cabo Peñas, uno de los destinos turísticos más importantes de la región. Para conocer la historia del concejo y la villa candasina nada mejor que recorrer los espacios que la desgranan mediante imágenes, palabras e incluso melodías.


Obligado es por tanto acercarse al puerto de Candás, lugar de referencia y epicentro histórico de la villa. La importancia marinera de este puerto era tanta, que en épocas anteriores los precios en esta rula eran la referencia para otros puertos españoles. Se pescaba bien y mucho. Aunque tal vez la captura de ballenas entre los siglos XIV y XVI fue la que ya situó el nombre del concejo entre las pesquerías más emblemáticas. La grasa obtenida de los cetáceos era tenida en alta estima, pues de ella se obtenía el aceite o saín para el alumbrado. Con los beneficios obtenidos de su venta se pagaron las obras del puerto. Ahora, aunque la actividad pesquera ha descendido enormemente, el puerto y su entorno siguen albergando mucha actividad. Y no sólo cuenta con la presencia de los marineros atareados con sus nasas y redes, también llegan los turistas que tras pasear por la zona disfrutan de la buena gastronomía del concejo en los restaurantes de los alrededores. Los atrayentes aromas recuerdan a cada paso que ésta es tierra de buenos pescados y mejores mariscos. Aquí productos como la sardina o el bonito son objeto de culto.


En la villa de Candás, todo habla de la mar. El Parque de Les Conserveres sitúa a quien lo visita en escena. Allí se encuentra el antiguo Aljibe de Bernardo Alfageme, donde antaño se elaboraba una famosa sidra champagne. Hoy alberga una Exposición permanente de la conserva, y entre redes, aparejos de pesca, maquetas y otros enseres es posible vislumbrar la importancia que la industria del enlatado de pescado -principalmente de sardina, bocarte y bonito- llegó a tener en el concejo. La primera factoría de Candás fue fundada por Mateo Alvargonzález y Zarracina en el año 1830. La presencia de bodegas de salazones y escabeches propició el desarrollo contemporáneo de las siete grandes empresas conserveras, con nombres tan destacados como Remo, Albo, Alfageme... La apertura de Ensidesa en el año 1956 fue el principio del fin para el sector conservero en la villa. Muchos vecinos dejaron las redes para empezar a trabajar en la siderurgia, disminuyendo la relevancia del puerto de Candás, que dejó de ser competitivo. Las fábricas empezaron a trasladar su producción a otros puertos más rentables, hasta el punto, de que en la actualidad ya no queda ninguna conservera asentada en la villa de Candás. Pese a este descenso de la actividad industrial y pesquera, el mar mantiene su importancia e incluso ha ganado peso en forma de atractivo turístico, generando paisaje, cultura y gastronomía. Es lo que vienen buscando cientos de visitantes cada año, que encuentran un concejo que no ha perdido su encanto marinero, sino que ha sabido transformarlo acorde a los tiempos.


Sin salir del puerto, mirando hacia el pantalán se encuentra la escultura a "la marinera", la imagen de una mujer y su hijo, que esperan el regreso del padre marinero. "La marinera" sirve de homenaje a muchas de las historias vividas en la zona, que luego se han contado de generación en generación: grandes naufragios y grandes hazañas, enormes gestos de solidaridad en la comunidad marinera. La obra forma parte de la conocida colección de Antón, Antonio Rodríguez García, artista fallecido con tan sólo 26 años, que dejó un importante legado en el museo que lleva su nombre: el Centro de escultura Museo Antón ocupa un edificio de finales del siglo XVIII, la casona de los Estrada Nora. En sus inmediaciones se encuentra otra joya, el Parque Escultórico, fruto de la colaboración entre el Ayuntamiento de Carreño y la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. En ese entorno se puede ver una importante colección de esculturas de autores como Joaquín Rubio Camín, Amador Rodríguez, César Ripoll, Alejandro Corominas, Antón, Bodo Rau, o Javier del Río, entre muchos otros.

 
Tal vez por el espíritu propio de las localidades marineras, siempre abierto a otras influencias y compañías, o tal vez porque los amaneceres y atardeceres en esta tierra de agua y sal han sido inspiración para los artistas, lo cierto es que Carreño ha sabido apreciar la belleza y reflejarla en sus creaciones. Prueba de ello es el Museo de Pintura al Aire Libre, un proyecto que nace en 1979 por iniciativa de la Cofradía del Alba. Cada año, un artista diferente era invitado a disfrutar de la fiesta de La Alborada en la capital del concejo. Venían de distintos países, y correspondían realizando de forma gratuita un mural en alguno de los muros de la villa. Algunos aprovechaban para encontrar la inspiración, como el mejicano Claudio Favier Orendain, que reconoció haberse inspirado en las coplas que le cantaron las mujeres candasinas en su visita en el año 1980; de ahí nació la obra "Conjuro a la mar". Tras cesar la actividad de la Cofradía del Alba es el Ayuntamiento el que recoge el testigo de este museo al aire libre, que sigue creciendo cada año.

 Fuente visitada. Revista Fusión Asturias

lunes, 15 de abril de 2013

LA SIDRA Y LAS ESPICHAS


la sidra natural suele servirse de la botella, haciendo caer el chorro de la botella contra el lateral del vaso de manera que al impactar con el mismo se oxigene (a esta acción se la denomina tradicionalmente "escanciar" aunque también es referida como "echar" o "tirar" un culín de sidra). Además no se bebe todo el contenido del vaso ("culín") sino que se deja un poco, para limpiar al finalizar de beber la parte del vaso que han tocado los labios. Esto se debe a que típicamente, en una sidrería asturiana cada grupo de amigos usa un único vaso que comparte. Además, la mitología asturiana dice que que se tira el poso del culín, para devolver a la tierra lo que ella nos da. Cabe destacar que de la botella de sidra (la cual debería dar para de cuatro a seis culinos) no se bebe todo su contenido, si no que se deja el fondo de la misma, ya que a la sidra natural no se la filtra ni clarifica ni se le quitan los posos como al resto de las bebidas alcohólicas.



Es por ello que antes de descorchar la botella, se suele agitar breve mente la misma, a fin de dispersar los posibles posos. En Asturias la sidra se consume por botellas en las sidrerías, mientras que en las celebraciones que tienen lugar en el llagar o "espichas" la sidra es consumida escanciando directamente de la "pipa". Exite una celebración en Asturias llamada El Xiringüelu, es una romería en la que todo gira en torno a la sidra y que se celebra, el primer o segundo domingo del mes de agosto, en el llamado Prado Salceo situado en la ribera del Río Nalón que salpica la aldea de Peñaullán y otras del Concejo de Pravia. El último fin de semana de agosto tiene lugar en Gijón la Fiesta de la Sidra Natural en el que todos los años se bate el récord mundial de escanciado simultáneo. Está declarada fiesta de interés turístico regional. Una de las fiestas más importante dedicada a esta bebida es el Festival de la Sidra de Nava, localidad a la cual se la denomina villa de la sidra por su gran número de lagares, así como las Jornadas de la Sidra de La Felguera, cuando tiene lugar el concurso de escanciadores más antiguo de España, en abril. La Fiesta de Nava se celebra el segundo fin de semana de Julio y está declarada fiesta de interés turístico nacional, además Nava también cuenta con el Museo de la Sidra en el que se puede ver todo el proceso de elaboración de esta bebida.


 Una espicha es una reunión festiva en la que se bebe sidra. Consiste, o consistía más bien, en juntarse varias personas en un llagar para abrir o "espichar" un tonel de sidra, una pipa, como se suele llamar a esos grandes toneles de unos quinientos litros, donde el zumo de manzana evoluciona durante dos o tres meses. El momento propio de las espichas es enero o a la más comienzos de febrero, para los que no trasiegan la sidra y sólo la tienen tres meses en barrica. Para los que la trasiegan y dejan en barrica hasta cinco meses, una buena ocasión es la fiesta de San José, el 19 de marzo. Es el momento de catar la nueva sidra antes de embotellarla. Es también el momento de corregir algún defecto que pueda subsanarse antes del embotellado.

En la actualidad ya no se suelen usar toneles de roble o castaño, sino grandes envases de acero inoxidable de hasta mil litros, que tienen la ventaja de no comunican sabor. En las antiguas pipas, hoy en trance de desaparición, había tres orificios: el “esquive” de unos cuatro o cinco centímetros, situado en medio de la panza de la duela maestra, para el llenado y vaciado; un grifo de madera y un agujero de tamaño de un lápiz taponado con una espicha, una estaquilla de madera de forma cónica. La pipa queda recostada sobre las duelas con el esquive mirando al techo. El grifo se aplicaba a una de los dos fondos circulares de la pipa y bastante encima del grifo estaba la espicha. Los actuales envases de acero carecen de espicha.

El grifo ya no es de madera. Y la reunión gastronómica en la que la espicha consiste, no se celebra en enero o en primavera, sino a lo largo de todo el año. La sidra que se escancia no proviene de una pipa, sino de botellas. Pero se continúan celebrando en un lagar. Como las espichas se celebran en lagares, tienen lugar en las afueras de las poblaciones. Los lagares —llagares en asturiano— tienen grandes espacios tanto para el aparcamiento como para una reunión que puede ser muy numerosa. Se trata de un encuentro durante el cual se come y se bebe sidra. No hay primer plato, ni segundo plato, sino que la comida se dispone directamente en las en mesas; pero no en forma de buffet.

Se acostumbra a ofrecer alimentos diversos como chorizos a la sidra, jamón, lacón, quesos, huevos cocidos con sal y pimentón, tortilla de patata, empanada o concejales de bacalao, etcétera. Casi todo está dispuesto de tal manera que puede llevarse directamente a la boca, sin necesidad de platos ni cubiertos, ni hacer colas para ir llenado la propia bandeja o plato ante un mostrador en el que se ha depositado la comida. Cuando excepcionalmente los platos o los cubiertos son necesarios, suelen estar ya distribuidos por las propias mesas. Las sillas no están situadas al lado de las mesas, sino al fondo contra las paredes. Este modo y manera disponer la comida y bebida da a la espicha un carácter muy evolutivo. Se forman corrillos y se cambia de un corrillo a otro y de mesa en mesa con toda facilidad. Al cabo de una hora o poco más ya se ha podido conversar con todos los asistentes. La forma de vestir, tanto para hombres, como para mujeres, es muy informal.

Los hombres no deben usar corbata y el calzado deportivo y los vaqueros son muy bienvenidos. Las reglas no son nada estrictas tampoco en cuanto a la hora en que los asistentes deben llegar o marcharse. Se puede llegar tarde sin que esto entorpezca la marcha de la reunión. La espicha cumple la función de merienda-cena, tanto por la hora de celebración como por el menú servido. Las espichas pueden estar intercaladas o culminar con baile, con una actuación folclórica, con un juego de salón o con cualquier otro entretenimiento en los que los participantes lucen sus habilidades.

Fuente visitada.
Wikipedia.

jueves, 11 de abril de 2013

LA COSTA ASTURIANA


En el límite con Santander, donde los mapas sitúan el comienzo de la costa asturiana por el este, se encuentra la ría de Tina Mayor. Sus aguas son compartidas por la comunidad cántabra y a su vez dan entrada al paraíso asturiano.
Comienza el recorrido por una costa que no deja de sorprender y que finaliza al llegar a tierras de Castropol y a las aguas del río Eo. La presencia del Cabo Peñas, el punto más septentrional de Asturias, en el término medio del territorio costero contribuye a que se delimite el litoral en términos de costa de Occidente, Centro y Oriente. En todas ellas el mar exhibe una gran variedad de formas y paisajes y por lo tanto toda una suerte de contrastes. Tal vez el mayor de todos ellos se debe a la proximidad de la montaña a la costa asturiana.



Esto ocurre en ambas alas del litoral, aunque de forma más pronunciada en el Oriente. No es fácil encontrar alturas de más de mil metros a tan sólo cuatro kilómetros de la costa y eso ocurre en la Sierra del Sueve. Y no es el único caso, la Sierra del Cuera tiene alturas como el Turbina, de 1.315 m. y se halla también muy cercana a la costa. Desde lo alto de su cima se pueden observar, a un lado, como a tiro de piedra, los majestuosos Picos de Europa y a otro, a escasa distancia, toda la rasa costera.


El contraste también se hace notorio en las playas. La variedad es enorme. Las hay pedregosas de cantos rodados, con cierto aire salvaje y poco frecuentadas, mientras que otras, de arena fina, son objeto de peregrinación turística. Es el caso de muchas playas del Oriente como La Franca en Ribadedeva, Niembro, y Buelna en Llanes, la Griega en Colunga, o Rodiles en Villaviciosa. El Occidente asturiano tiene también arenales muy destacados como la playa de Aguilar en Muros de Nalón, la del Silencio en Cudillero, Frexulfe en Navia o Porcía en Tapia de Casariego.


Algunas calas muestran un relieve recogido, ideal para disfrutar de un baño tranquilo, como la de Monellos, en Coaña. Otras, por el contrario, extensas y abiertas, son codiciadas por los surfistas que aprecian el oleaje. Sin duda el mar Cantábrico ha cincelado caprichosas formas en la costa asturiana, por eso es posible encontrar cuevas y arcos horadados por la fuerza del mar en La Nueva, en Llanes, o los conocidos bufones de Buelna, o Arenillas en Llanes que impresionan al visitante cuando el mar se halla bravío.


También impresionan los altivos acantilados que combinan a la perfección la verticalidad con la altura. El cabo de Busto en Valdés es buena muestra de ello, y en Vidió, donde se halla uno de los cabos más agrestes con un faro del mismo nombre, los acantilados tienen alrededor de 80 metros de altitud. El occidente asturiano presenta las playas y calas más agrestes, y salvajes. Algunas con accesos tan inhóspitos que aseguran al visitante una tranquilidad absoluta. La riqueza del litoral asturiano también se deja ver en sus fondos marinos que atraen a los amantes de la pesca submarina y a los pescadores de caña.


En la línea costera, se encuentran también importantes villas como Llanes, Ribadesella, Candás, Luarca, Navia, o Tapia, entre otras, que no han olvidado sus raíces marineras aunque sus flotas pesqueras estén en franco retroceso. Y próximas a las villas se hallan pequeños pueblos marineros rebosantes de tipismo. Sus casas encaladas, forman calles estrechas, y muchas de ellas se descuelgan hacia el mar,como ocurre en Viavélez, Ortiguera o Lastres.

  
 La costa asturiana presenta también enclaves de gran interés turístico: como las Cuevas de Tito Bustillo, en Ribadesella. En esta parte de la costa entra en escena uno de esos ingredientes que aumentan el interés. El hallazgo de importantes huellas de reptiles del Jurásico le ha dado a esta zona el sobrenombre de 'la costa de los dinosaurios'. El Muja, Museo del Jurásico, en Colunga, explica detalladamente la presencia de estos animales en tiempos pasados.


Otros moradores del litoral, esta vez en tiempo presente, son las aves, incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas, como el cormorán moñudo y el paíno, entre otras. Algunas especies como los treparriscos, prefieren los acantilados. Ellos, como los humanos, han aprendido a adaptarse a una costa variada, rica en paisajes y accidentes geográficos.


 Fuente visitada. revistafusion.com/asturias

viernes, 5 de abril de 2013

LOS HUEVOS PINTOS DE POLA DE SIERO


 COMO PINTAR GÜEVOS-
 La técnica en la pintura ejecutada sobre los huevos de “aves de corral”, consiste en resumidas y sencillas fases de trabajo. Entre el huevo de gallina y “coria” (oca), es preferible este último por su finura marmórea y su blancura un tanto azulada, y desprovisto por completo de la granulación del que esta cubierto el de gallina.


La primera condición indispensable para dicho fin, es que el huevo a pintar, esté bien cocido y caliente, ya que merced al calor absorbe con rapidez las tintas, dando brevedad a la ejecución (aparte de la habilidad del dibujante. Se comienza a dibujar el motivo decorativo con lápiz corriente semi-duro (no sin antes quitarle la pequeña capa grasienta con un trapito empapado en lejía), condición precisa para la buena adherencia de la tinta china y el color, bien anilinas o acuarelas. Si no ha de colorarse, basta solo pasar el dibujo con una buena tinta china, haciendo con esta los contrastes de luz y sombra mediante una plumilla especial para el dibujo (muy fina). Acto seguido se le inscribe la dedicatoria y la fecha, pasando por último, una capa de buen “barniz cristal” por toda la figura, ya que a la vez que la protege, le da brillo y mayor realce.


Cuando se empleen anilinas corrientes o lápices de colores, es conveniente aplicar estos antes y luego contornear el motivo decorativo con la tinta china. Una modalidad artística de estas es la cisografia, pero resulta muy difícil su ejecución sobre la superficie ovoide, ya que corrientemente, hay que adoptar una postura incómoda para concentrar la vista y el pulso sobre tan pequeña superficie. El procedimiento ideal y de más fina estética, es empleando la pintura de acuarela, ejecutada con finos pinceles (de pelo de marta o tejón). Las anilinas son empleadas con simples palillos muy finos.


Una vez dibujada sobre el huevo la figura o el paisaje, con el lápiz, se comienza por colorear estas, con los tonos más claros. Seguidamente se aplican las tintas más intensas al tiempo que se retocan sombreando y moldeando el motivo, haciendo las mezclas con suma rapidez sobre la caliente superficie ovoide, ya que se cortan las pinceladas por la pronta absorción del calor. Una vez ultimado el colorido, se aplica sobre el mismo una delgada capa de barniz cristal, con otro pincel fino y corriente.


Si no se les barniza, es indudable que tienen un aspecto mate, más bello, por la naturalidad que así presenta el trabajo, pero se deterioran pronto con la humedad y el movimiento. Cuando se emplee óleo, se procede igualmente que con la acuarela, pero debe estar el huevo completamente frío, pues por el contrario, se escurrirá el aceite, siendo materialmente imposible dominar el color y conseguir un trabajo satisfactorio.


 Fuente visitada. festejospolasiero.es

miércoles, 3 de abril de 2013

HISTORIA DE LOS GUIRRIOS O SIDROS


Textos fragmentados de La Enciclopedia Temática de Asturias de Silverio Cañada, donde aparece un trabajo realizado por Vicente Rodríguez Hevia y Luis Manuel Iglesias Cueva, sobre estos personajes tan arraigados a nuestra cultura popular, que tuvieron en Siero y concretamente en Carbayin y pueblos de los alrededores su principal escenario.

SALTO CON PERTIGA-
En las fechas que rodean la Navidad o cambio de año, era costumbre, tiempo atrás, que los jóvenes organizasen unas comparsas de mascaras que recorrían los pueblos de su entorno. Por la zona de Siero y en otros concejos del centro, como Bimenes, Langreo, San Martin del Rey Aurelio y Laviana, tales comparsas representaban, además, unas sencillas comedias y recibían el nombre de Sidros o Guirrios. A los de la zona de Siero dedico un artículo Fausto Vigíl en 1924, del que tomamos los datos que siguen. No vamos a detenernos en describir la comedia y sus personajes, solo los Sidros, que en realidad eran unos acompañantes de la Comedia, tan llamativos que dieron nombre al conjunto y cuya funcion era llamar la atención y reunir el corro de espectadores. Su oficio era saltar y mejor Sidro era el que mejor saltara. Para ello, llevaban un largo palo de avellano que hacía las veces de la pértiga de los atletas olímpicos. "El salto - cuenta Vigil - lo verifican tomando vuelo mediante una carrera, después de la cual apoyan el extremo de la pértiga en el suelo, al tiempo que se lanzan al espacio para dejarse caer a distancias que a veces, sorprenden por lo grandes. Y no solo verifican el salto en esta forma corriente, sino que en muchas ocasiones, sobre todo si entre ellos existen celosas piquillas, cuando están en lo más alto de su trayectoria hacen girar la pértiga y con ella su cuerpo, describiendo uno y hasta dos círculos completos antes de precipitarse al suelo". No había obstáculo que se interpusiera en su camino y hasta las altas portillas que cerraban las fincas eran rebasadas con facilidad por estos precoces atletas. Entre ellos se suscitaban rivalidades a ver quien saltaba más alto. El día de Reyes acudían a Valdesoto todas las comparsas de Siero y allí representaban sus comedias. Al finalizar estas, "comenzaba entre los Sidros un verdadero pugilato sobre cual alcanzaba mayor altura en sus saltos y quien alargaba mas estos. Sobre todo se reñía en lo referente a la altura". Los records claro está, nunca fueron homologados.

LOS GUIRRIOS O SIDROS-
Basta hablarles de los Guirrios a las gentes del valle del Nalón o de Siero, para que la emoción y la nostalgia del pasado afloren de inmediato: muy viva conservan aun la vieja imagen, mezcla de altos mozarrones y repicar de cencerros. En Siero y Bimenes se les da el nombre de Sidros, mientras que Guirrios es la denominación que tienen en Llangreu y Samartin del Rey Aurelio. C. Cabal y F. Vigil los extienden hasta el concejo de Llaviana. A partir de ahora los denominaremos indistintamente Sidros o Guirrios.

En cuanto a la etimología de la voz Guirriu, C. Cabal piensa en el bajo latin guerrire, " saltar de gozo, retozar ", mientras que F. Vigil la relaciona con el eusquera oguerria, " Navidad ".

Los Guirrios acompañan siempre a la Comedia, aunque ellos en realidad no son comediantes, le dan el nombre a la misma. Tal es la fuerza de su imagen qué , cuando las gentes hablan de los Sidros, se refieren al conjunto de Comedia y Guirrios. Pero Guirrios y Comedia aunque salen juntos, son dos elementos distintos, no siempre bien diferenciados por algunos autores.

Los Sidros van delante de la Comedia, a bastante distancia y su misión es anunciar la proximidad de esta con el poderoso son de sus cencerros. Entran en los chigres y preguntan al chigrero si les paga la Comedia. Si la respuesta es afirmativa (en caso contrario se exponían a un boicoteo ), contorneándose con brío, hacen sonar sus esquilones, a un tiempo reclamo para las gentes y aviso a los comediantes de que aviven el paso, pues ya hay un lugar apropiado para la representación.

Por el camino, los Sidros piden dinero a las gentes que encuentran. Una vez iniciada la Comedia, su misión es guardar el orden y mantener el corro de espectadores lo suficientemente abierto que permita la representación.

Los Guirrios eran escogidos entre los mozos más altos y que mejor saltaran. Vestían pantalón blanco y camisa del mismo color. En los costados exteriores del pantalón llevaban, cosidas en cordoncillo rojo, dos franjas de arriba abajo, con una separación entre ellas de unos tres o cuatro centímetros, entre las que un cordoncillo azul va formando zigzag. Este mismo adorno rojo y azul lo llevan en la bragueta.

Calzan zapato negro con alta polaina. En la cintura llevan faja roja, y sobre ella cinturón ancho con cuatro cencerros. Aunque en les Comedies se habla siempre de cencerros, en los últimos tiempos los Sidros llevaban esquilones.

En la cabeza sostienen les melenes, un alto cucurucho de unos sesenta centímetros, recubierto con una piel de oveya cosida en forma de embudo que tapando la cara, desciende por pecho y espalda hasta la cintura. En dicha piel se recorta la forma de la cara y el hueco se cubre con un paño rojo, con orificios ribeteados en azul para los ojos, nariz y boca. Un rabo enhiesto de raposu remata el cucurucho y del vértice de este cuelgan varias cintas multicolores. Cuando en el camino se encontraban con alguna moza, agachando la cabeza, tocaban su cara con el rabo de raposu, a modo de saludo.

El Guirriu lleva en la mano una pértiga de ablanu, larga de unos tres metros que, en su extremo inferior, acaba en un refuerzo metálico terminado en punta que al clavarse, facilita el salto. Esta indumentaria de los Sidros les da una caracterización propia que los diferencia de otros que, con el mismo o parecido nombre ( Guirriu, Guirria ), aparecen en otros lugares: Lena, Ponga.

Misión del Sidru es saltar y hacer sonar los cencerros. Para ello avanza con un pequeño trote, logrando, al mismo tiempo, que se mueva con gracioso vaivén el pelo largo y suelto de les melenes.

Sirviéndose de la pértiga da grandes saltos: cuentan que alcanzaban los tres metros de altura, y el buen Guirriu, cuando está en lo más alto, sabe contornearse para hacer sonar los cencerros. Estos saltos le permitían también superar los obstáculos del camino: sebes, barganales y portielles.

 Fuente visitada. pacocanto.tripod.com