jueves, 25 de febrero de 2016

SANTA MARÍA DEL NARANCO - OVIEDO

Historia.
El edificio fue mandado construir por Ramiro I como palacio, formando parte de un complejo arquitectónico que también comprendía la cercana San Miguel de Lillo, erigida a tan solo cien metros de distancia. Sin embargo, Ramiro y su mujer, Paterna, conscientes del valor arquitectónico del edificio y del paraje, ofrecen su obra a la Virgen María, según consta en inscripción del altar.


Así, el anterior palacio fue transformado en iglesia posiblemente antes de fines del siglo IX. Se ubica en la ladera meriodional del monte Naranco donde existía un bosque en el que abundaba la caza, por lo que hubo de tener carácter de palacio de campo o residencia real dedicada al ocio.


Además del sogueado en fustes y capiteles, éstos se encuentran decorados con animales, tema que se repite en los treinta y dos medallones ubicados en las enjutas de sus arcos, junto con aves, cuadrúpedos, caballos y caballeros en actitud de combate.



Los medallones los podemos encontrar tanto en el interior como el exterior de edificio, como remate inferior de pilastras o cintas, largas y estriadas en el exterior y cortas bajo las ménsulas en las que se apoyan los arcos fajones interiores.


 Es una decoración algo tosca, que denota influencia oriental tardorromana y que se encuentra supeditada a la arquitectura, pero que contribuye a crear un edificio austero a la par que de gran armonía y belleza.

 .Fuente visitada.
enciclopedia.us.es

martes, 9 de febrero de 2016

EL ÚLTIMO TRANVÍA (Gijón)


A última hora de la noche del domingo 10 de mayo de 1964, el conductor Severino Friera y el cobrador Manuel Bermúdez llevaron a las cocheras de El Bibio el último tranvía que circuló por Gijón. La unidad, de la línea de El Llano, salió a las 23.15 horas desde las inmediaciones de la antigua fábrica de Orueta, en El Llano de Arriba.


 El «viejo amarillo armatoste desvencijado» finalizó su servicio en El Humedal. Luego, Severino Friera enfiló la calle de Pedro Duro. Tras realizar el cambio de agujas, el último tranvía prosiguió su recorrido por la calle del Marqués de San Esteban hasta los jardines de la Reina antes de entrar en la calle Corrida, donde Severino Friera y Manuel Bermúdez, como el segundo contó años después, escucharon los silbidos de los detractores de los tranvías y los aplausos de sus defensores.


 Así acabaron 74 años de relación de los gijoneses con los tranvías; pero uno de ellos, el antiguo coche-motor número 3, pudo salvarse, aunque en precario estado de conservación. Hace unos veinte años fue restaurado en las instalaciones del Museo del Pueblo de Asturias por alumnos de las escuelas-taller municipales. Es el tranvía que se puede ver en el Museo del Ferrocarril de Asturias, en la vieja estación del Norte.


 Fuente visitada. www.lne.es/gijon/