martes, 30 de agosto de 2011

LOS MOLINOS DE ASTURIAS


Los molinos que hoy en día se conservan en Asturias tienen un origen difícil de precisar, pues de muy pocos se conoce su fecha de construcción. Es de suponer que una buena parte de ellos hayan sido construidos en el siglo XVII debido a la aparición en Asturias del cultivo del maíz, que rápidamente se generaliza y ocupa un lugar importante dentro del sistema productivo del campo asturiano.

En todo caso cuando a los pocos molineros que quedan se les pregunta por la antigüedad de su molino la respuesta es bastante común: "ye mui vieyu... equí ya molió mio güelu y paezmi que tamién so padre... tien munchísimos años". Sólo los que se construyen a finales del siglo XIX y principios del XX
aportan datos precisos sobre la fecha.
Podemos afirmar que hasta bien entrado el presente siglo eran miles los molinos que funcionaban en Asturias. La casi totalidad empleaban el sistema de rodezno y podían tener entre uno y seis molares.

Hasta la llegada del maíz de América, y su implantación casi generalizada en Asturias en el siglo XVII, una parte importante de la tierra cultivable se dedicaba a la producción cerealista, siendo el trigo, el mijo, la escanda y el panizo los cultivos de este tipo mas usuales. Los molinos se dedicaban a moler estos cereales, utilizándose la harina, en mayor medida, para consumo humano. A partir del siglo XVII el maíz es el cereal más común, mientras queda muy reducida la producción de trigo y escanda, por su inferior rendimiento, y desaparece en la práctica la de mijo y panizo.

Algunos molinos eran de propiedad privada, en cuyo caso el propietario se quedaba con una cantidad de grano por el trabajo realizado; esta era una cantidad mas o menos fija aplicada mediante una medida por saco de grano que se llevaba a moler y se denominaba maquila. Otros molinos eran de varios propietarios que se turnaban a la hora de moler, estableciendo un turno de uso, por lo que fueron denominados molinos de vecera. Los grandes molinos eran frecuentemente propiedad de monasterios y
mayorazgos, y además de moler su propio grano sacaban un buenrendimiento
"maquilando" a los pequeños agricultores, que entre rentas - eran pocos los agricultores que tenían en propiedad las tierras explotadas - y "maquilas" veían reducidas de forma importante sus pequeñas cosechas.

Encuentro con el molín-
Siguiendo el cauce de cualquiera de nuestros ríos o riegas, allí donde encontramos el agua remansada por una presa y siguiendo la estrecha canal que se deriva, en parajes frondosos, poblados de manzanos, alisos, fresnos, cerezos y avellanos, allí donde el rumor del agua invita a ayalgas, xanas y espumeros, se encuentran los molinos. Son espacios un poco míticos, de los que surge su estructura pétrea y
centenaria entre una naturaleza rebosante de agua y vegetación.

El molino tiene un encanto especial para los que, cuando llevábamos la saca con el maíz a moler, recordamos el rumor del agua al acercarnos, el ruido sordo y monótono de las muelas al girar triturando el grano entre ellas, el agradable calor que hacía en la sala del molino propiciado por el rozamiento de las muelas, la atmósfera densa del polvillo de harina en suspensión que se anclaba en las telas de araña - siempre
beneficiosas ya que las arañas se comen las mariposas de la polilla que ataca al grano - y siempre una sensación de tranquilidad que da un lugar por el que han pasado muchos años y donde unas ruedas giran incansablemente día tras día.

El "molín" nos ofrece siempre una estampa de gran belleza no sólo por su entorno sino también por su forma. Una pequeña construcción aprovechando un desnivel del terreno, por lo general de una planta, en la que entra el agua por la parte alta -el cubo- y sale por la parte inferior, abierta muchas veces en forma de arco de piedra -el infierno-.

Es frecuente que utilizando un mismo cauce de río o regato se hallen varios molinos, en ocasiones muy cerca unos de otros. En algunos casos el mismo estanco recoge el agua del cauce del río para derivarlo hacia un molino, y el agua que sale de este se canaliza hacia un segundo molino, dándole dos usos a un mismo caudal antes de revertirlo al río.

La actualidad y el futuro-
De los miles de molinos que funcionaron en Asturias hace algunos años, sólo unos cientos son los que hoy se encuentran en uso.
Muchos de los molinos, al dejar de ser rentables por la falta de trabajo, han sido abandonados a su suerte, y se han convertido poco a poco en ruinas invadidas por la maleza, fundiéndose con la naturaleza que les rodea hasta su total desaparición. Algunos otros han sido reconvertidos, dedicándolos a funciones diversas: pajares o almacenes, y cuando se encuentran integrados dentro de la propia vivienda pasan a
constituir una pieza mas de la casa.
Ha habido algunos de gran envergadura, que por su capacidad de estanco y presa, han sido adquiridos por empresas eléctricas o particulares para transformarlos en pequeñas centrales eléctricas.
La especial ubicación que tienen muchos de los molinos ha dado lugar en los últimos años, a que sean muy demandados para su rehabilitación y reconversión en viviendas para los periodos de vacaciones y fines de semana.

Pero con los viejos molineros desaparecerán sin duda los pocos que se mantienen hoy en funcionamiento. Los actuales son los últimos molineros, pues será difícil que las generaciones futuras, sin la motivación que da la añoranza, mantengan una actividad escasamente rentable en un mundo en el que el económico es un aspecto primordial.
Asturias es, a pesar de todo, uno de los reductos en donde se mantienen, en muy buen estado de conservación y uso, un número nada despreciable de molinos de agua, siendo este un capital que deberíamos saber mantener.

Los molinos de agua necesitan ayuda y protección, y en ello deberían implicarse la Administración regional, las entidades locales y todo tipo de asociaciones y personas que sientan el molino como algo entrañable, mítico y que de algún modo nos acerca a nuestras raíces.

Fuente visitada.
abamia.net

lunes, 29 de agosto de 2011

LA SIERRA DE CUERA


La Sierra de Cuera es un escenario de primera para planificar rutas y excursiones en cualquier época del año y para todo tipo de públicos. Sus desniveles son llevaderos en casi toda su orografía. Desde numerosos puntos alcanzamos panorámicas excelentes del mar Cantábrico y de los Picos de Europa. De hecho El Cuera es una pequeña cordillera, un cordal de roca caliza que ha tenido el privilegio de ubicarse a medio camino del océano y las montañas más altas. Discurre en paralelo a ambos paisajes y se ha contagiado por igual de ambos.

Al hablar de la Sierra de Cuera hablamos de una meseta elevada, tapizada de prados y coronada por picos de fácil ascenso. Abundan las brañas, algunas habitadas. Las majadas o vegas presiden los puertos de Cuera, desde siempre destinadas al pasto del ganado. También son visibles las huellas de las explotaciones mineras que funcionaron hasta los años 70 del siglo pasado. Además contiene en sus límites una gran riqueza prehistórica, datada en numerosas cuevas y simas. Sobresalía la actividad metalúrgica en torno al 2000 a.C. Se han localizado restos de diversas fases del proceso de transformación del cobre. El Cuera sirvió a la economía y la sociedad de la Edad de Bronce. Hoy en día muchas de sus oquedades de su vertiente meridional sirven para la curación del popular queso de Cabrales.

Su paisaje se integra en la red de espacios protegidos del Principado de Asturias y abarca un extenso territorio del Oriente de Asturias. Laderas, bosques, valles y cimas se despliegan a lo largo de cinco municipios de esta comarca: Cabrales, Llanes, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva. Un total de 40 kilómetros de longitud que se inician en las inmediaciones del río Sella por el Oeste y prosiguen a escasa distancia del mar, finalizando en el extremo oriental del Principado, junto al río Deva.

El Cuera es también un ecosistema bien nutrido. De su fauna destaca la presencia del zorro, la marta o el gato montés, así como la abundancia de corzos y jabalíes. Con suerte podremos atisbar el vuelo del águila real, buitres, alimoches y otras grandes rapaces. La foresta está constituida básicamente por hayedos, robledales y encinares. Si contemplamos la sierra desde la costa vemos que no hay apenas vegetación apreciable, sin embargo, rebasada la primera línea de cumbres, el Cuera se abre a estrechos valles, ciegos en muchas ocasiones, que albergan un sinfín de praderas y brañas orladas de fresnos, arces y espineras. El valle más ancho y productivo desde el punto de vista ganadero es sin duda la Llosa de Viango. En las laderas que circundan esta planicie y casi hasta la cumbre más alta de la Sierra, el Pico Turbina, se sitúa la masa boscosa más extensa de la sierra: un hayedo eútrofo orientado al norte, que recoge las frecuentes nieblas que vienen desde el mar y que en este punto no logran rebasar el cordal.

Para el ser humano, la sierra se levanta en apariencia infranqueable y delimita dos espacios geográficos que han tenido diferente evolución histórica y social: “la marina llanisca” y lo que se ha denominado el “trascuera”. La relación entre ambos territorios ha venido marcada por las actividades ganaderas y los pastos comunes. Del lado litoral, en torno a Llanes, existen diversas sierras planas que son antesala del Cuera, como las de Cué y Pimiango, otras más al interior, como las de Purón, La Borbolla o Los Carriles. En todas estas sierras menores encontramos coquetas aldeas y alojamientos rurales de calidad desde los que iniciar una infinidad de rutas.

Al norte, la pendiente de la sierra no permite localizar caserío alguno, sólo la aldea de El Mazucu se atreve a asomarse a las primeras estribaciones siguiendo la hendidura de La Tornería. En su vertiente sur, cerca ya de los Picos de Europa, encontramos numerosas aldeas cabraliegas como Ortigueru, Pandiello, Puertas, Asiegu, Arangas… en todas ellas encontraremos reconfortantes casas rurales y buen alimento para realizar excursiones camino de las cumbres asequibles del Cuera.
El Pico Turbina, con 1.315 metros de altitud es la cota más alta de esta pequeña cordillera y quizás la ruta a pie más apetecible. A continuación os proponemos unas cuantas excursiones por el Cuera incluyendo la ascensión al Turbina.

(Información de interés)
Todo el perímetro de la Sierra es recorrido por carreteras de cierta importancia: al Norte la N-634, que recorre la rasa llanisca, y al Sur la Regional AS-114, que recorre el valle del Cares. Las comunicaciones transversales se limitan a la N-621 que une por el Este los concejos de Ribadedeva y Peñamellera Baja, y la Regional AS-115 que por el Oeste comunica Llanes con Cabrales a través del Altu de Ortigueru.

Arangas - Turbina – Arengas

Duración aproximada: 6 horas.
Desnivel:950 metros.
Dificultad: media. Se puede realizar en cualquier época del año aunque es preferible evitar la niebla y los días de lluvia.
La subida más corta a Turbina, que no la más sencilla, comienza en el collado Cruz o De la Mina del Oso (400 m.), en la carretera que enlaza Arangas y Peñamellera Alta. Desde este punto asciende una pista minera ancha y de pendiente considerable que nos lleva hasta la cabaña, prado y fuente de Trebes (45’). La pista termina frente a la boca de la mina del Oso o del Francés. Era subterránea y producía hierro y manganeso.

Dejamos Trebes y seguimos la antigua calzada que llega al collado Sellón (1h.10’). Allí se une con la pista que sube de Arangas para internarse en la canal de Gobiu. La ascensión finaliza en el collado de Concha Gobiu (2h.20’), a los pies de Peña Llacia (1.228 m.). Éste es un excelente mirador del Macizo Central de Picos, entre cuyas cimas destaca claramente la silueta del Naranjo de Bulnes.
Continuamos por una senda (derecha) que nos conduce a la braña Piedra del Oso(2h.35). Es una zona de prados salpicada de hayas y con vistas al valle del Cares. Encontramos numerosas cabañas, algunas habitadas durante la mayor parte del año, y una fuente.

La mejor manera de afrontar desde aquí el Pico Turbina y su gemelo Terenosu es un sendero bien marcado que nos permite superar un collado y entrar en una zona desarbolada. La subida final es cómoda y se realiza por sendero hasta la doble cima
(3h.20’). En el alto encontramos una cruz, un vértice IGN, una caseta, una antena alimentada con paneles solares y un mojón de piedras que hace las veces de buzón. Las vistas vuelven a ser excelentes, especialmente de la costa de Llanes, que está a nuestros pies. El retorno se hace por el mismo camino utilizado en la subida (6h.20).

Fuente visitada.
desdeasturias.com

GASTRONOMÍA MARINERA


Pescados como el pixín (rape), la merluza del pinchu (de anzuelo), la lubina (faragaña, si pequeña, robayiza,, si más grande), el sargo (xargu en la costa oriental y chopa en la restante), el salmonete, el tiñosu (cabracho) o el golondru (bejel o rubio), el bonito veraniego, la sardina (parrocha, si pequeña; parrochina, sí de cría), el bocarte u hombrín, (anchoa o boquerón), el besugo (panchín cuando más joven) o el congrio, entre otros varios, tienen garantía de sabor en nuestra costa. Sin olvidar la angula invernal o el calamar y chipirones veraniegos, amén del pulpo de pedréu (roquedo).

De entre los mariscos pruebe el viajero el centollu llamado "del Cantábrico" para diferenciarlo del más extendido "francés" y comprobará no sólo lo que vale un peine, sino las razones, además, del sensible salto de precio entre ambas especies. No le van a la zaga nuestras andaricas (nécoras), quisquillas, percebes, santiaguinos (cigarras de mar, "torpedos" en otras regiones), cigalas, ñocla o boroñón (buey de mar), bugre, yocántaru, o lubricante (bogavante) y langosta, con mención especial para los oricios (erizos de mar, ese marisco que subestiman la mayor parte de los pueblos de España absurdamente, ya que, como decía Don Julio Camba "el erizo es un extracto de mar, un hálito de borrasca, una esencia de tempestades". Gijón y sus alrededores, son los más fieles del oriciu.

Con pescados y mariscos se elabora en casi toda la costa el plato más suculento y lujoso de la cocina marinera de Asturias : la caldereta, guiso licoroso compuesto de pescados de roca -y en ocasiones no de roca- y mariscos al gusto. No tiene una fórmula fija, por cuanto que cada cual incluye las especies que tiene más a mano según la pesca del día. Más modestos, pero no menos exquisitos, son los potes marineros, de la familia de calderadas y marmitakos, elaborados en Asturias con patatas y pescados de roca como el tiñosu o el golondru, aunque también con merluza o congrio.

Otra creación asturiana de mucha alcurnia es la langosta con verdura, plato nacido en las inmediaciones del sorprendente Cabo Peñas, la tierra más septentrional de Asturias, desde donde se extendió a algunos otros puntos, aún escasos por ahora. Las sopas de pescado y/o marisco, así como la crema de andariques, frecuentes en muchos lugares del Principado, lo son especialmente en las mesas costeras, donde ofrecen las mayores garantías. Lo mismo que las llamadas paellas de marisco, a las que podemos tener por plato autóctono, por cuanto que aquí incluyen con generosidad ciertas especies marinas infrecuentes junto al arroz por otras regiones.
Qué duda ha de caber de que las fabes con almejes son una creación asturiana. No está tan claro su punto de origen, pero todo hace suponer que éste sea costero (y Lastres por más señas). No obstante hoy día se ha extendido por toda nuestra geografía y ya le empieza a hacer muy seria competencia a la fabada
Otras sugerencias costeras bien pudieran ser el besugo a la espalda, asado abierto con ajo y vinagre, el besugo con fideos (En Gijón, con un poco de suerte), la chopa a la sidra, la ventrisca (ijadas con la carne grasa del vientre) de bonito asada (ventresca o ventrecha en otras zonas) en su momento veraniego, los chipirones rellenos en su tinta o bien fritos (por supuesto, de preferencia frescos y de los meses estivales), las sardinas asadas a la plancha, así como la parrocha o parrochina (más pequeña) frita, lo mismo que el bocarte; el bonito a la plancha o guisado con tomate, aunque la manera más tradicional y típica de la costa astur sea en rollo o rulada, menos frecuente en bares y restaurantes de lo que se merece.
Todo ello entre otros muchos platos que el viajero puede descubrir no sin sorpresa, como es el caso de las parrilladas de pescados finos y de las parrilladas mixtas (de pescados y mariscos), del cachopo de merluza, de la merluza rellena, las almejas a la marinera, el pixín en fritos (tacos rebozados), la merluza a la sidra de la que hablaremos en la zona central), las angulas a la cazuela (que no cabe duda de que debemos a los vascos, aunque aquí se pesquen con mayor abundancia que en Euzkadi), etc.

En la Costa Verde central figuran los puertos pesqueros más activos del Principado : Cudillero, Avilés -el de mayor volumen-, Gijón y Lastres, lo que supone casi con seguridad una garantía de buen pescado en sus inmediaciones. Cudillero, Candás, Gijón y Tazones (junto a Villaviciosa) son los puntos de esta parte de la costa más frecuentados por los degustadores veraniegos de pescados y mariscos, en especial besugos, calamares, chipirones, sardinas, bocartes, centollos, percebes, andariques y algunos otros frutos de mar de rápida preparación.
El embutido más típico de esta zona es la fariñona, si bien su radio de alcance rebasa difícilmente la zona de Candás-Luanco. La marañuela, es dulcería cuya paternidad se disputan asimismo las dos anteriores localidades. Es el epicentro de nuestro arroz con leche, extendido empero por todo el Principado.
Por otro lado, si algo caracteriza de manera especial a Gijón, verdadera capital de esta Costa Verde, sería la pasión que sienten sus naturales por los ya citados oricios, cuya temporada suele ir de desde fines de noviembre hasta mediados de la primavera. Otra peculiaridad, en este caso dulce, de la ciudad de Jovellanos es la charlota, una tarta fría de nata, chocolate y bizcocho, creada en los años cuarenta por un fino repostero vienés instalado en el lugar.

Por las tierras del oriente costero no deja de imperar, claro está, la cocina marinera, con mariscos y pescados; marmitas, pixín (rape), sargos, bonito en rollo ... pueden ser algunos platos fáciles de encontrar. Como curiosidad más bien llanisca, el pantruque, con el que se preparan las alubias a la llanisca, la fabada del concejo. Otros picadillos de la zona son la bolla y los emberzaos o muñacos. Un postre creado en la villa de Llanes es el helado Peñasanta, frío y a la vez caliente.

Fuente visitada.
el-caminoreal.com

sábado, 27 de agosto de 2011

EL CASTAÑO


En Asturias es un árbol bastante abundante, constituye junto con el roble la esencia del bosque mixto asturiano, aparece frecuentemente como único ejemplar debido a la tala de las otras especies a través de los siglos, el castaño era muy apreciado por su fruto y a la hora de cortar árboles para combustible u otros usos se elegían robles, abedules o fresnos dejando el árbol de mayor aprovechamiento. La altitud en que se encuentra es muy variada ya que lo encontramos a nivel del mar y está presente hasta los puertos de montaña donde deja paso al bosque de hayas.

El árbol es de gran porte, hasta 35 metros de altura, la copa es esférica si se encuentra solo y alargada en busca de la luz si se halla en bosques. El tronco es grueso y recto, en el caso de los castaños cultivados e injertados, ramificando desde bastante abajo; en los silvestres apenas tienen ramas de gran porte siendo el tronco más delgado, por lo dicho su crecimiento es vertical. Su crecimiento es relativamente rápido, dependiendo de el uso que se dé su tala se realiza entre los 20 y los 40 años, los ejemplares viejos aparecen con el tronco totalmente hueco, la madera en descomposición que aparece el centro del árbol se utiliza en jardinería al ser un sustrato muy nutritivo. La corteza es pardo-rojiza y lisa en los ejemplares jóvenes, el los castaños viejos presenta grietas longitudinales a lo largo del tronco volviéndose grisácea, fue utilizada en el curtido de pieles.
Después de talado el castaño comienza a rebrotar.

Hoy se enfrenta a una enfermedad que en muchos casos provoca su muerte, la "tinta del castaño", es causada por el hongo phytophthora cambivora.
Las hojas son caducas, grandes, entre 15 y 20 centímetros de largo y 6 a 9 de ancho, son alternas, con un pecíolo corto, lustrosas, aserradas a lo largo de toda la hoja y de forma elíptico-lanceolada. Los nervios se marcan por el envés. Las yemas son ovoides, pardo-rojizas y con pocas escamas.
La floración acontece entre Junio y Julio, aparecen unos largos amentos en las axilas de las hojas que en Asturias se denominan panochu o riestru, a lo largo de ellos se disponen las flores masculinas que poseen largos estambres de color amarillo, en el extremo se sitúan las flores femeninas en pequeño número, entre una y tres.

El fruto es la muy conocida castaña, están recubiertas de una envoltura pardo-rojiza lustrosa, que antes de madurar es de color blanco. Entre los meses de Octubre y Diciembre el suelo del bosque aparece repleto de los erizos, que son la envoltura de las castañas, rodeados de espinas punzantes que alojan en su interior entre uno y tres de estos frutos. Cuando el erizo contiene una castaña, esta es de caras convexas y de un tamaño grande, en caso de contener tres son más pequeñas teniendo la central las dos caras planas y las otras dos planoconvexas. Para recoger los erizos se utilizaba la morgaza que era un utensilio realizado en madera de raíz de castaño con forma de u alargada, al modo de unas pinzas, con él se recogían y se amontonaban en las corras, pequeños cercados hechos de piedra de una altura aproximada de un metro y donde iban secando muy despacio pues se tapaba con helechos, luego de unas semanas el erizo abre por dehiscencia en 2 o 4 valvas dejando acceder a el fruto con facilidad.

Las principales variedades de castañas que hay en Asturias son: baldunas o chanvergas, fornieges, palacianes, ordaliegas, pelonas, carandonas, verdeñas,... Se comen asadas (son junto a la sidra dulce, que coincide en la misma época del año, el ingrediente de los magüestos o amagostos asturianos), secas mayucas o pilongas, cocidas, o formando parte de numerosos platos y postres. Poseen un alto valor alimenticio, en fresco tienen un 40% de glúcidos, un 20% de grasas y una pequeña proporción de proteínas además de agua.

La madera.
El color de su madera es marrón pálido con anillos de crecimiento muy marcados que dan el aspecto característico de esta madera en el corte longitudinal, posee una albura o sagamo escaso, de color blanquecino que contrasta con el color del duramen.

Tiene una densidad media, en torno a 600 Kg./m3. Considerada blanda, la velocidad en el secado es lenta dando lugar a hendiduras. Salvo la albura es resistente a hongos y a insectos, la mayoría de las casas tradicionales asturianas siguen mantenidas por sus vigas y tijeras de castaño, igualmente las colondras de hórreos y paneras, que están hechas con esta madera, resisten el paso de los siglos. También es resistente a la humedad y la intemperie, por lo que se emplea para el cierre de los prados.
En Asturias se utilizo de siempre en la fabricación de muebles, si bien no tiene el acabado fino de otro tipo de maderas; por su resistencia a la intemperie, además de para cierres, se emplea para confección de puertas y ventanas, para realizar corredores (en buena parte torneados) y galerías, en construcción tradicional para vigas, pilares y suelos de tablas machihembradas o tablillas, para la confección de barricas y toneles que parafinados se usan el la elaboración de la sidra y otros muchos usos. En resumen para los asturianos fue tradicionalmente una madera esencial.
En nuestra opinión el castaño, al ser una madera blanda, es buena para la talla sobre todo si va a estar a la intemperie, a veces se "deja" tallar mal debido a lo irregular del grano y a tener minúsculos huecos que dejan el corte irregular, no toda la madera de castaño es igual. Al torno se comporta bien pero requiere mucha lija en el acabado al ser una madera fibrosa.

Fuente visitada.
usuarios.multimania.es

jueves, 25 de agosto de 2011

EL CONCEJO DE CABRALES Y SU QUESO


Cabrales es un concejo de la Comunidad Autónoma del Principado de Asturias, España. Limita al norte con Llanes, al sur con las provincias de Cantabria y León, al este con Peñamellera Alta y al oeste con Onís.
La capital municipal es Carreña, y el concejo alberga una población de 2.253 habitantes (INE, 2010), con una extensión de 238,29 kilómetros cuadrados. Es cruzado por diferentes carreteras, la AS-114, cruza su municipio, la AS-345 va hacia Peñamellera Alta, y la AS-264 que va hacia Puente Poncebos.
Es un concejo eminentemente ganadero, por la orografía y sus pastizales, teniendo merecida fama su leche, con la que se elabora el queso de Cabrales, de fama internacional.

Prehistoria y época romana-
Su prehistoria cuenta con cuantiosos restos del paleolítico superior que han proporcionado abundantes muestras de instrumentos líticos y óseos. Así en la cueva de Las Canes, hay grabados realizados en las paredes y el techo. Destacaremos también diferentes cuevas con muestras de pinturas como son: la Covaciella, y El Bosque, todas ellas con dibujos de animales. En la cueva de los Canes aparte de sus pinturas, hay un recinto funerario con tres sepulturas.
De la edad de bronce aparecen dos hachas que le darán nombre a este tipo y que pasarán a denominarse como hacha Cabrales.
Edad media y moderna

Empezamos a encontrar más datos a partir de la Edad Media, como una donación que se hace a la iglesia de San Pedro en Camarmeña. Donde encontramos una gran documentación, y se describe a Cabrales como entidad territorial, es en el siglo XII. Pero en esta época este concejo se encuentra fuera de la política real, que va creando pueblos y villas por diferentes concejos de Asturias. Cabrales nunca se caracterizó por tener grandes señoríos laicos, ni eclesiásticos.
Es en el siglo XIV cuando ya aparece Cabrales como concejo, acudiendo sus representantes a la asamblea convocada en el monasterio ovetense de Santa María de Vega, para apoyar al rey don Pedro. También participó en la Junta General que se celebró en el convento de San Francisco en 1444. En esta época la administración concejil está dominada por las poderosas familias locales, como son los Bárcena y los González de Buerdo, durante el siglo XVI. Ya en el siglo XVII, los cargos concejiles eran nombrados cada año por cada uno de los cuatro distritos en los que estaba dividido el territorio.
Con la invasión francesa hubo diferentes actos que se mezclan entre la historia y tradición, como que los restos de los franceses vencidos reposan en la Cueva de los Huesos de la Loma del Toro, o como el rechazo de las tropas francesas al serles arrojadas piedras desde la Peña la Cantina. Pero sí pertenece a la realidad histórica el gran valor de los numerosos soldados cabraliegos que murieron en la guerra.

Durante el siglo XIX, este concejo permaneció al margen de las transformaciones que se dieron en otros concejos asturianos. Hasta pasada la segunda mitad del siglo, su agricultura seguiría siendo deficitaria; la principal riqueza sería la ganadería y su industria más importante sería la del queso, que se vendía en el resto de los concejos y provincias, exportándose ya a América. Su apertura al exterior llega en el siglo XIX, con la construcción de la carretera Cangas de Onís-Panes.
El siglo XX está marcado por una mayor evolución, con nuevos adelantos. Así destacaremos, el Canal del Cares, la central de las Arenas, el embalse de Poncebos, etc. La Guerra Civil Española tuvo escasa importancia en este concejo, ya que estaba alejado de los focos industriales y obreros, pero sí tuvo importancia con la caída del frente oriental, ya que muchas personas huidas se escondieron en los Picos de Europa.
EL QUESO DE CABRALES-

El queso de Cabrales es un queso de tipo azul que se elabora en el Principado de Asturias (España) a partir de leche de vaca, cabra y oveja. Su zona de producción se limita al concejo de Cabrales y algunas localidades de Peñamellera Alta, si bien, no es el único queso azul producido en los Picos de Europa, puesto que también se encuentra en dicha zona el Queso de Valdeón.

Se usa la leche de dos ordeños, el de por la mañana y el de la noche. Cuando la leche adquiere la temperatura adecuada se le añade el cuajo, que puede ser obtenido tanto de una forma artesanal como a partir de preparados industriales. No se usa una gran cantidad de cuajo a fin de que el proceso tenga lugar lentamente y la leche es mantenida en la cocina para que se conserve a una temperatura templada. A la mañana siguiente, cuando la cuajada se ha formado, se rompe con un cucharón y se deja reposar durante unas horas, para quitarle el suero más tarde. La pasta resultante se pasa a unos moldes cilíndricos sin prensar. Estos moldes se llenan por encima de su cabida, coronándolos con un cono de cuajada. Los moldes se mantienen sobre tablas de madera en la cocina para que el calor ayude a secar la cuajada durante varios días. Una vez sacados del molde, se sala el queso por una cara y pasados unos días por la contraria.
El proceso de maduración se lleva a cabo en las cuevas naturales que hay en los Picos de Europa. En estas cuevas, la humedad relativa es del 90% y la temperatura oscila entre 8 y 12 ºC. En estas condiciones se desarrollan en el queso mohos del tipo penicillium, lo que le aporta las zonas y vetas de color azul-verdoso. Este proceso suele durar entre dos y cuatro meses, durante los cuales el artesano cambia la posición de las piezas con objeto de que sazone cada una de las caras. Durante este tiempo los quesos se cubren con hojas de arce humedecidas (por razones de higiene ya no sucede). El producto final alcanza un peso que va desde los dos a los cinco kilos.

Cuando el queso está listo para su consumo, se envuelve en papel de aluminio de color verde. El embalaje se completa con la etiqueta del fabricante y la contra etiqueta del Consejo Regulador, compuesta por una banda roja flanqueada por dos bandas verdes y el logotipo del Consejo Regulador con la numeración correspondiente. Deseche los quesos que no estén envasados y etiquetados de la forma indicada: son fraudulentos y carecen de garantías. Antiguamente se envolvía el queso en hojas de plágano, era una forma económica de envasarlo, pero no reunía condiciones sanitarias aceptables y favorecía el fraude de envolver cualquier queso azul en hojas y aprovecharse del prestigio del Queso Cabrales.

El queso apenas presenta corteza, ya que tiene una superficie de forma untuosa y blanda similar a la del interior. Cuando está maduro tiene un color verde-azulado y la masa es cremosa, con un fortísimo olor. El queso será más o menos amarillo cuanta mayor sea la cantidad de leche de vaca que se ha utilizado, aunque por lo general presenta un tono más bien blanco.
Es una leyenda urbana muy extendida el que los quesos que presenten gusanos o larvas en su interior son los de mejor sabor. También es falso que este queso se cura cubriéndolo con estiércol. El mito del queso cabrales y los gusanos se debe con seguridad a la aparición de larvas de la mosca Pyophila Casei en productos durante cuya elaboración, almacenaje o transporte no se han observado las garantías higiénicas oportunas.
Desde 1981 los elaboradores del queso están sometidos al Reglamento de la Denominación de Origen del Queso Cabrales, teniendo que ajustarse a unos procedimientos como usar sólo leche autóctona o seguir técnicas artesanales en la elaboración.
El último domingo de agosto se celebra en Arenas de Cabrales el Certamen del queso Cabrales.
Wikipedia.



HISTORIAS Y LEYENDAS EN LOS HÓRREOS


El «estilo Quirós»: mitos y leyendas en los hórreos del concejo (27 de abril 2.010).

El recorrido comienza, de Norte a Sur, en el pueblo de Aciera, pasando luego a Bermiego, que con 32 hórreos y dos paneras, presenta uno de los grupos más numerosos de hórreos del concejo. Sigue en Casares, Villar de Salcedo, Cuañana, Cinfuegos y Rodiles.
Historias, leyendas y tradiciones aparecen representadas en las maderas de los hórreos quirosanos desde hace varios siglos. Un cuélebre y un cuervo, ambos animales sagrados y protectores en la cultura popular asturiana, aparecen decorando los hórreos quirosanos junto con símbolos solares, lunares, flores y todo un universo de figuras geométricas con distinta simbología. Aunque comparten abundantes elementos comunes y múltiples influencias, los hórreos quirosanos presentan suficientes rasgos específicos en las decoraciones de la zona como para hablar de un estilo propio, «estilo Quirós» o al menos como para subdividir el estilo villaviciosa en dos subestilos, según la investigadora, Amparo García. Un folleto editado por el Museo Etnográfico de Quirós selecciona los diez hórreos más significativos para un recorrido cultural. Historia y arte. La riqueza pictórica de los hórreos ha pasado inadvertida en la mayor parte de los casos. Con esta publicación, Quirós quiere resaltar y poner en valor las históricas pinturas. Todo comenzó en el año 2005, cuando el centro museístico realizó un estudio de investigación sobre el estado y valor de los hórreos y paneras del concejo. La conclusión más destacada fue la gran riqueza decorativa de dichas construcciones agrícolas. El historiador quirosano Fidel A. García realizó un trabajo durante varios meses recorrió todos los pueblos del municipio para censar y catalogar los hórreos. Deja constancia de la existencia de 326 hórreos y 37 paneras en once parroquias, todos del estilo Villaviciosa, que se desarrolló desde finales del siglo XV y a lo largo de todo el siglo XVI. Se caracteriza por su decoración pintada, mostrándose motivos geométricos y figuras humanas, en menor medida, animales. Se llevó a cabo un catálogo fotográfico de los hórreos más interesantes. Y también un estudio y reproducción a escala real de algunos de los dibujos y pinturas con mayor valor. Todo ello complementado con un análisis de las pinturas realizado por Amparo García. Con todo ello se busca la exactitud y conservación de ese patrimonio para una futura restauración.

En el concejo quirosano predomina más la decoración pictórica que las tallas en las paredes del hórreo. La mayoría de las pinturas pueden datarse en los siglos XVI y XVII. Símbolos mágicos y protectores y escaso reflejo religioso. Artistas anónimos que plasmaron las supersticiones y temores de una sociedad agrícola y ganadera muy cerrada en sí misma. La decoración es armoniosa, estilizada y elegante, según A. García. «Existe una gran precisión en el trazo por el uso de plantillas». Destaca también la uniformidad decorativa, el predominio del color blanco como tono base aportando ligereza a la composición. El acabado mediante una trama negra, rebordes y otros detalles aportan elegancia a todo el dibujo. El método usado era aplicar una pintura blanca de base sobre la madera. Los colores más usados eran básicos como el rojo y el negro. Las pinturas se fabricaban con los materiales más cercanos como el hierro que daba el aspecto rojizo o el negro que era una mezcla de hollín y grasa animal para darle consistencia frente a los elementos climatológicos. Se hicieron distintos tipos de análisis (organoléptico, con microscopio electrónico, un análisis espectrométrico y cromatográfico). Estas pruebas revelaron la presencia de plomo en el pigmento blanco llamado «blanco de plomo o albayalde». El calcio y el azufre aparecen mezclados en el «yeso mate» con cola animal. En el color negro aparece el silicio. Este tono se lograba con la combustión de aceites, maderas, carbón o huesos. Luego el maestro pintor aplicaba unas plantillas para las figuras geométricas mientras que las de carácter animal o humano dejaban más libertad en la creación, obra probablemente de un solo artesano o un taller. La totalidad de figuras y símbolos tenían una relación con influencias mágicas, protectoras o buscaban contar una historia, asuntos muy relacionados con la decoración de los templos románicos como el de San Pedro de Arrojo. Muchas de las decoraciones de esta iglesia fueron trasladadas a las pinturas de los hórreos. Aparecen animales protectores de la construcción y lo que en ella se guarda como los cuélebres y los cuervos. Las grandes serpientes aladas y los córvidos tenían mejor fama en la época en que fueron pintados que siglos más tarde. También se pueden contemplar felinos, lobos y caballos. Estos últimos entroncan con la devoción de raíz céltica hacia los equinos o según otras interpretaciones de la muerte cuando el animal aparece sin jinete.
Figuras antropomórficas también están representadas en las maderas de castaño y roble. En Aciera aparecieron en un hórreo personajes armados de picas y escudos medievales y vestidos con calzas negras y tocados con casquetes semiesféricos.

En Cuañana, en tres de las caras de otro, se relata una historia de hombres a caballo luchando. Boca abierta y ojos expresivos reflejan la dureza de la lucha. Los animales engalanados con corazas medievales. En otra escena parece insinuar una emboscada con el reflejo de la sorpresa en el rostro de una figura y una tercera figura escondida. Ésta podría interpretarse que es el ordenante del asesinato o un testigo. La siguiente es una cara satisfecha con una lanza o un mosquetón. Otra figura refleja una cara ancha y redonda que se supone que es una imagen de la clase alta, más lozana y bien alimentada, tocada con una corona. También podía representar el año lunar.

El carácter protector y mágico viene dado también en las flores hexapétalas también llamadas «tornavaqueros» que florecían en época de otoño y son un símbolo solar. Los trisqueles y radiales son también imágenes solares y astrales muy repetidas en toda la cultura del área céltica atlántica. La roseta o «flor galana» es un motivo funerario como solarización del difunto.

Es destacable un hórreo en Cinfuegos que es uno de los más importantes de Asturias en cuanto a decoración. Presenta hasta ocho decoraciones diferentes, dos por cada cara. La cabeza de un liño en Rodiles es el único caso de tallas antropomorfas en la zona. Una puerta tallada en Cuañana también es muy relevante.
Según Amparo García, «estos hórreos y paneras estudiados son poseedores de un magnífico muestrario decorativo que nos acerca a un Quirós del Medioevo, sus costumbres, sus miedos, sus influencias e historias, reflejadas mediante trazos en los liños y colondras de estos vestigios aun vivos de nuestra historia».

La conclusión incide en la ignorancia e insensibilidad actual hacia este tipo de arte popular. El envejecimiento y la escasez de la población rural provocan el abandono y deterioro de este legado artístico que se perderá con el paso de las próximas décadas.

El hórreo, como uno de los símbolos de Asturias, necesita una mayor protección, ayuda y conocimiento como legado para generaciones futuras.

Fuente visitada.
telefonica.net

miércoles, 24 de agosto de 2011

MUROS DE NALÓN


Hay que acercarse hasta la localidad de San Esteban de Pravia para entender la historia que ha marcado al concejo murense, que vivió años de riqueza como puerto carbonero. Ahora, sus playas, su gastronomía y la recuperación del patrimonio industrial la han convertido en un importante destino turístico.

El concejo de Muros de Nalón es conocido, dentro y fuera de Asturias, por la espectacularidad de las vistas que ofrecen sus miradores y que han atraído hacia este territorio a muchos pintores y poetas, atrapados por la belleza de su costa. Hoy día el concejo ofrece al caminante la Ruta de los Miradores, una senda costera peatonal, de aproximadamente cinco kilómetros, que une San Esteban de Pravia con la playa de Aguilar. En su recorrido, la senda permite asomarse al mar gracias a los numerosos miradores que en ella se encuentran: el Espíritu Santo, La Atalaya, Los Glayos, el alto de Las Llanas, el Miradoiro... y descubrir playas agrestes y cómodos arenales como el de Aguilar, uno de los más frecuentados del Principado de Asturias.
En una visita a este concejo es imprescindible la parada en San Esteban de Pravia. Aquí, si las condiciones meteorológicas lo permiten, es posible darse un chapuzón en las únicas piscinas de agua salada natural que hay en Asturias.

Conocida antiguamente como San Esteban de Bocamar, esta localidad mantuvo una gran actividad carbonera, de la que son testigos las grúas y cargaderos de carbón aún presentes en el puerto. En su época más gloriosa, a principios del siglo XX, una línea de ferrocarril de vía estrecha traía el carbón de Turón, Aller y el Caudal. Después de embarcar en San Esteban, el mineral viajaba hasta la siderurgia bilbaína. Tras el declive del tráfico carbonero y de otras actividades portuarias la localidad de San Esteban vio decrecer su población y languidecer su patrimonio histórico-industrial durante muchos años. Sin embargo, el atractivo de su historia y de su patrimonio han hecho revivir este núcleo murense, que ha empezado a honrar sus antiguos vestigios industriales rehabilitándolos y preparándolos para el turismo. Precisamente con la intención de dar a conocer la trayectoria y el patrimonio de este lugar se ha creado el nuevo Centro de Interpretación de la Historia de San Esteban.

En la capital del concejo, destaca la plaza del Marqués de Muros, declarada de Interés Artístico por las edificaciones que la rodean: el Ayuntamiento y la iglesia construida gracias a la aportación indiana. Pero tal vez sea el cercano Palacio de Valdecarzana el que más impresione al visitante, con su torre del siglo XV y una hermosa portada plateresca del siglo XVI. También hay que visitar los bellos panteones modernistas del cementerio de la localidad, o el popular barrio de La Pumariega, donde se ubica la casa del pintor Tomás García Sampedro, miembro de la colonia de artistas que dio a conocer la belleza de Muros por toda España.
Por si no fuera suficiente el atractivo natural e industrial de este territorio del Bajo Nalón para convertirlo en un destino turístico, los hosteleros locales ponen su grano de arena con una gastronomía sustentada en productos del Cantábrico: mariscos y pescados. De entre todos ellos, hay que destacar el pixín o rape, que en fechas de Semana Santa se convierte en el protagonista de unas jornadas gastronómicas con una altísima participación.

Fuente visitada.
fusionasturias.com

lunes, 22 de agosto de 2011

LA MITOLOGÍA ASTURIANA



La mitología asturiana incluye leyendas, mitos y todo un espectro de personajes que resultan de lo más variopinto. La mayor parte de ellos se remontan a los tiempos de la invasión celta, visigoda o romana. La xana, el cuélebre, el trasgo y Nuberu son algunos de los personajes más destacados de la mitología.

La mitología asturiana es una de las mayores señas de la tradición del Principado. El pasado astur está repleto de leyendas, mitos y pasajes fantasiosos que durante siglos y siglos han pasado de padres a hijos conformando una historia paralela a la oficial. La mitología nació, en un principio, de las religiones de los primeros pueblos que habitaron en Asturias, que adoraban al sol y a la naturaleza. Con la llegada de los celtas los mitos existentes se transformaron para amoldarlos a la forma de entender la vida de los nuevos invasores. Lo mismo ocurriría posteriormente con los romanos, los visigodos e, incluso, la iglesia católica.

Fruto de toda esta mezcolanza han resultado los actuales mitos asturianos. Al margen de las numerosas leyendas que se han mantenido vivas gracias a la tradición oral, y ya en el último siglo a la escrita también, lo más destacado son las figuras que lo constituyen. A continuación repasaremos algunos de los más importantes.

























asturi.as/noticias

domingo, 21 de agosto de 2011

LA COMARCA DE BABIA


Babia es una Comarca del noroeste de León, lindando con Asturias abarca los dos valles de cabecera del río Luna y está compuesta por 2 municipios, Babia de Abajo o Babia de Yuso, ahora Ayuntamiento de San Emiliano y Babia de Arriba o Babia de Suso, ahora Ayuntamiento de Cabrillanes.

Linda al Norte y al Este con los Concejos Asturianos de Teverga, Quirós, Somiedo y Lena y esta comunicada con ellos mediante los puertos de Ventena 1587m, Somiedo1412 m y la Cubilla 1683 m. Al Oeste con la Comarca de Laciana y al Sur con las Comarcas de Omaña y Luna.
Está rodeada de cumbres de más de 2000 metros de altitud, destacando el macizo de Peña Ubiña 2417m, Paña Orniz 2194 m, Torre Orniz 2190m, Morro Negro 2151 m, Montihuero 2187 m, Picos Albos 2188 m.

Los inicios de la presencia humana son castreños, localizados en Otero de la Fontanilla de Riólago, en la Peña Sulcastro de Cospedal , el Castro Lutarieto de Torrebarrio y el Castro de La Majua del cual proceden los brazaletes ovales depositados en el Museo de León. En cuanto a la Edad Media, Babia fue hasta el siglo XII del Monasterio de las Huelgas Reales de Avilés (antes de Santa María La Real de Gua, en Somiedo), más tarde señorío del Conde Suero Vermúdez y a partir de mediados del siglo XV, pasa a pertenecer a la casa de los Quiñones. Así, cuando Diego Fernández de Quiñones, conquista la ciudad de Oviedo en 1466, de parte del Infante Don Alfonso, éste hace” merced e donación plena e non revocable en la mejor forma e manera que valer pueda de los vasallos de BABIA DE SUSSO e BABIA DE YUSO” con todos los vasallos que viven e moran e viviesen e morasen e todas las villas e lugares de ellas e en sus términos e con todos los ríos tierras, fuentes, prados, montes e pastos…”

Hasta el siglo XVIII son numerosas las disputas de los Quiñones con varias familias, sobre todo por el control de los pastos, base económica de la zona
Fue tierra de tradición pastoril destacando sus puertos que ocupaban los rebaños procedentes de los monasterios del Paular, El Escorial y Guadalupe, mas tarde pasaron a ser arrendados por ganaderos trashumantes y podemos recordar en el Ayuntamiento de Cabrillanes los puertos de Cebollero, Abesedo, Vega Luenga, El Pando, Calderones, Cueto Albo , Cuevalancho, Las Verdes, y en el Ayuntamiento de San Emiliano los puertos de Amarillos, Arrajados, Congosto, La Solana , El Chao, El Arca, Morronegro, Solarco, Sousas, Traspando , los pueblos a los que petenecen los mejores puertos son La Cueta ,La Majua ,Torre de Babia .Los rebaños de ovejas del Conde de la Oliva, aun siguen realizando la trashumancia a los puertos de Babia.

La cubierta natural autóctona está formada por monte bajo de escoba, brezo, fresno, chopo, abedul y numerosas plantas medicinales, como agenciana, árnica, té, manzanilla además en el macizo de Peña Ubiña y en Peña Orñiz, nace una variedad de flor única en la zona, el Renunculus de Seguieri, que hasta hace poco se pensaba que era propia de los Alpes
También son famosas sus yeguadas, destacando la raza hispano-bretón.
Siempre fue una excelente zona de caza y pesca, son famosas sus zonas de caza mayor, y la abundancia de truchas en sus numerosos ríos, destacando el coto de pesca de Villafeliz como uno de los mejores de León.

Hoy Babia es Reserva de la Biosfera y tiene como Patrimonio Histórico Artístico, El palacio y plaza de Riolago de Babia, casona de los Lorenzana de Villasecino, casa de los Quirós de La Majua, casa del capitán García Álvarez en Candeluela y son destacables la iglesia de Candeluela y su retablo del siglo XVII y la imagen de traza románica de Nuestra Sr. Del Otero de La Majua.
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LOS MAESTROS BABIANOS
Los maestros babianos eran unos personajes que, además de trabajar en el campo, habían adquirido una cierta cultura general en Aritmética, Lectura y Geografía e Historia.
En los concejos de Cangas de Narcea y Tineo, costaba acceder a muchas escuelas, por lo que los aldeanos contrataban a maestros babianos. Para realizar el contrato comisiones de tres o cuatro vecinos, entablan conversación con cada uno de los maestro.

Este ritual se solía realizar a principio de Noviembre en la feria de “Los Santos” en Gera Tineo y a ella solían acudir unos 50 o 60 maestros babianos, vestidos con traje de pana, boina y una maleta en la que portaban unos pocos libros de escuela y un cuaderno con varios problemas resueltos.

El contrato consistía en una cantidad de dinero, que en el año 1920 solía ser de unas 50 Pts. y en el año 1930 sobre 125 o 150 Pts., por el periodo de Noviembre a Mayo más el alojamiento y la manutención. Esto último se hacía de manera que el maestro rotaba por las casas de la aldea parece ser que por este motivo a los maestros babianos en algunos sitios se les conocía como “lazariegos” y en otros tenían el apodo de “catapotes”.
Un mérito especial era saber tocar el acordeón, que aumentaba el ajuste, pues la música iba a hacer más alegres las noches de invierno.

Fuente visitada:
infobabia.com

EL RÍO CARES


La Garganta del río Cares (según la llamó el Marqués de Santa María del Villar: "La Garganta Divina") es sin duda alguna el desfiladero de más belleza y envergadura de toda España. Asimismo es la excursión montañera y el lugar natural más visitado de toda Asturias y de todos los Picos de Europa.

El río Cares nace en las Fuentes de Frañana, entre los puertos de Pandetrave y de Panderrueda, siendo en Posada de Valdeón donde toma su nombre, pues hasta entonces son varios arroyos los que van aportándole agua de las montañas circundantes. Aunque, son sus afluentes a lo largo del valle de Valdeón, los que le conforman verdaderamente como el gran río que es.

El Cares desde que nace en los altos de Valdeón y hasta que se une al río Deva, recorre algo más de medio centenar de kilómetros, por lo general en medio de grandes foces (Foz de Caín, Garganta del Cares, Foz de la Rumiada o Rumiá , Canal Negra, el denominado Desfiladero del Cares y la Foz de Trescares) Son unos 17 kilómetros desde su nacimiento hasta Caín, atravesando el valle de Valdeón; otros 10 son por la Garganta del Cares; unos 5 por la Canal Negra (entre Poncebos y Arenas de Cabrales) y unos 20 kilómetros por el Desfiladero del Cares (entre Las Arenas y Abándames).

Lógicamente la travesía del gran cañón natural, conocido como la Garganta del Cares, se puede hacer por cualquiera de sus extremos, aunque el más usuales desde la zona Sur. Si partimos de Caín (después de haber dejado a tras Posada de Valdeón, Cordiñaes y Corona), por la senda trazada en plena roca viva, nos adentraremos en este bellísimo desfiladero, tras cruzar por dos curiosos puentes, uno de ellos sobre una presa preparada para que puedan remontar los salmones el río. Después se camina por túneles excavados en la roca, en una zona de gran hermosura.

Esta senda fue construida a principios de los años cuarenta, sirviendo de comunicación entre tierras asturianas de Cabrales y leonesas de Valdeón. Siendo una ingente obra de ingeniería. La senda es de unos dos metros de ancho. Los precipicios pueden ser de unos 800 metros.
Después de pasar los citados túneles llegaremos al poco tiempo al puente de Los Rebecos. Para seguidamente encontrarnos en otro recodo del camino con el puente Bolín, de estructura también metálica (y que antes fue de madera y otrora de hormigón y se le conocía por el de Trea, pues allí desciende la canal de ese nombre). Desde allí se llega en corto espacio de tiempo a Culiembro, donde se puede considerar que estamos a mitad de la travesía.

Después se continua entre tierras asturianas y leonesas, con el límite administrativo en un túnel. El panorama es maravilloso. Con altas cumbres, el profundo desfiladero, el color esmeralda del río al fondo y aire purísimo. En el cielo se pueden ver buitres o águilas y en las rocas las cabras o rebecos.
Un poco antes de llegar al final, cerca de una antigua casería, en el lugar de La Viña, se ve que tenemos que empezar una subida, que nos puede desmoralizar algo, dado que hasta aquí, las dos horas largas desde Caín fueron por terreno llano. La subida tenemos que afrontarla con mucho ánimo y sin prisa, contemplando el paisaje (y sin tomar atajos). Enseguida estaremos en el alto de Los Collados y desde allí descenderemos suavemente a Poncebos en una media hora, como final de ruta (aunque el comienzo podría haber sido allí).

Fuente visitada-
descubreasturias.com

jueves, 18 de agosto de 2011

EL VINO DE CANGAS


Pocos son fuera de Asturias los que saben que en nuestra región no sólo hay vino, sino que nunca dejó de haberlo, al menos desde tiempos medievales, cuando las distintas órdenes religiosas repartidas por la región introdujeron las vides. Estos viñedos se concentran en el suroccidente de Asturias (esta zona cuenta con un microclima especial), con el concejo de Cangas del Narcea a la cabeza, donde se elabora el conocido “Vino de Cangas“, aunque otros concejos como Allande, Grandas de Salime, Illano, Pesoz, Tineo, Degaña e Ibias, también producen vino.

Desde el siglo IX existe documentación sobre el cultivo de la vid en la zona. Sin embargo, su expansión se produce con la fundación del Monasterio de San Juan Bautista de Corias por los monjes benedictinos, a comienzos del siglo XI. En la actualidad, está limitado a unas 100 Hectáreas, aunque se está haciendo un importante esfuerzo por recuperarlo. El resurgimiento de las bodegas en la zona ha hecho que estos caldos, en sus variedades de tinto y blanco, sean reconocidos con la IGP (Indicación Geográfica Protegida) “Vino de la Tierra de Cangas”.

Para conocer más sobre este delicioso caldo asturiano, puedes visitar el Museo del Vino de Cangas de Narcea. El museo se encuentra ubicado en el barrio de Santiso, un referente de la arquitectura tradicional, que lo es también de la cultura vitivinícola del concejo cangués, con el conjunto formado por el antiguo lagar, las nueve bodegas y el Museo del Vino de Cangas del Narcea, el cual es una iniciativa de la Asociación Cultural Santiso y Llamás.
La visita es un recorrido por los trabajos de la viña, su milenaria historia, y las singulares características naturales que hacen de este vino un producto único. Además, también se puede contemplar una exposición de grandes piezas, únicas por ser concebidas para dar solución a las necesidades específicas. Se puede observar también una plantación y unos emparrados tradicionales con las variedades de vid autóctonas.

Por último, descubriremos en una tercera edificación contigua al museo, una bodega tradicional asturiana con un viejo lagar de viga, cuya edad se aproxima a los quinientos años de antigüedad. La pieza central es la prensa destinada a hacer la pisada de la uva, y que ocupa gran parte del espacio expositivo; éste se ve complementado con una serie de paneles que acogen las explicaciones sobre la historia del viñedo en la comarca, variedades, edificaciones vinculadas al proceso productivo, y los aspectos festivos y sociales que a ello se relaciona.
Además desde abril, el Museo del Vino de Cangas del Narcea cuenta con nuevos equipamientos y ofertas para los visitantes. Se trata de la plantación de las 14 variedades de vides que conforman el vino de la comarca, y de la apertura del viejo lagar de Santiso, que simula ser una vieja bodega tradicional de la zona.

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La vendimia realizada manualmente y el transporte de la uva se realiza con el mayor esmero, procesándola en el menor tiempo posible, con el fin de obtener mostos y vinos de máxima calidad.
En la elaboración se mantienen las prácticas tradicionales, aplicando procesos tecnológicos y enológicos modernos, orientados a la mejora del producto final. Para ello las bodegas acogidas a la Indicación Geográfica han realizado un importante proceso de modernización de sus instalaciones.
Los caldos, calificados como Vino de la Tierra de Cangas, presentan las cualidades organolépticas propias de los vinos tradicionales de la zona, en cuanto a color, aroma y sabor, con aspecto limpio, brillante y adecuado equilibrio alcohol/acidez.
El grado alcohólico mínimo será de 10 % volumen en los tintos y de 9,5 % en los blancos, mientras que la acidez, expresada en gramos/litro de ácido tartárico, estará comprendida entre 5 y 8, 5 en los tintos y 5 y 10 en los blancos.

FUENTES VISITADAS:
saboresmitologicos.es
turismoculturalasturias.com

martes, 16 de agosto de 2011

GASTRONOMÍA ASTURIANA POR CONCEJOS


TAPIA DE CASARIEGO:
La gastronomía del concejo de Tapia de Casariego se caracteriza por sus excelentes pescados y mariscos, que pueden presentarse en multitud de platos, entre los que destacan las especialidades como la empanada de congrio, la merluza a la sidra, fabas con almejas y pixín o con marisco, bonito en rollo o a la plancha, calamares en su tinta… El pote y los embutidos, en especial los de elaboración casera como los de La Roda , tampoco faltan entre la gastronomía del concejo, y entre los postres destacan las tartas de manzana, las empanadas, el arroz con leche los fereixolos (frixuelos) y el requesón .

TARAMUNDI:
Uno de los platos típicos del concejo es el caldo que lleva compango, «fabes», patatas, grelos y berzas. También hay que destacar la carne de cerdo y la de ternera, el pan, la miel, los quesos (elaborados artesanalmente con leche de vaca y cabra) y su postre clásico: las «filloas» o frisuelos.

NAVA:
Además de los platos típicamente conocidos como son la fabada, el queso o la sidra, la cocina de Nava se caracteriza por los embutidos caseros, los pescados y carnes a la sidra o el filete al queso. La sidra es de gran calidad y la bebida más importante en este concejo.

COLUNGA:
En el concejo de Colunga pueden degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, destacando les fabes. Éstas se preparan con pescados y mariscos, con jabalí, etc… Los platos de pescado son de gran calidad, destacando el rape “pixín”, la merluza, el besugo, la lubina, los mariscos del Cantábrico y las anchoas que se preparan artesanalmente. También destaca la manzana de Colunga, con la que se elaboran postres como la compota, la tarta de manzana o la mermelada.

CASTROPOL:
La gastronomía del concejo de Castropol está basada en los embutidos, carnes, y los productos de la huerta y la ría del Eo, como ostras, almejas, navajas… Destacan así platos como las fabas con almejas, paellas de marisco, la merluza en cazuela o con patatas… y las empanadas de almejas, de rapela o de aguillolos.

LLANES:
En el concejo de Llanes puede disfrutarse de una rica y variada gastronomía, entre la que destacan los mariscos y los pescados a la plancha o al horno, como son el xáragu, besugo y lubina de las costas del Cantábrico. Destaca también la tradicional fabada, les fabes con almejes y las verdinas (una variedad de faba). Y los tortos y el pantruque. Entre las carnes el cabrito y el lechazo al horno. En el apartado de los postres pueden degustarse los típicos de la región, como son los frixuelos, casadielles y el arroz con leche, y los quesos artesanos elaborados en el concejo, entre los que destacan: Porrúa, Vidiago, Carriles y ahumado de Pría.

MORCÍN:
En el concejo de Morcín, además de poder degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, como la fabada y el pote de berzas, destaca el pote de nabos. También es de gran importancia en el concejo el queso de afuega´l pitu, en sus variedades roja y blanca, de elaboración artesanal.
En el apartado de los postres, gozan de gran fama las casadiellas.

SAN MARTÍN DE OSCOS:
La gastronomía de San Martín de Oscos es fuerte, recia y sabrosa. Destaca el caldo (compuesto de verduras, fabes y compango), el lacón con cachelos (patatas cocidas), la carne roxa y los roxoes (grasa de cerdo cocinada durante largo tiempo). En el capítulo de postres es tradicional el arroz con leche así como los freíoslos en carnaval y la miel.

CANGAS DE ONÍS:
La cocina canguesa está influenciada desde siempre por los productos tradicionales que se obtienen del núcleo productivo por excelencia: “la casería”, de aquí salen los productos naturales que son la base de los platos típicos de la región: les fabes, el maíz, patatas, las carnes de la cabaña ganadera (vacas, corderos, cerdos). Y de los ríos truchas, salmones o anguilas.
Encontramos en Cangas de Onís platos típicos como la fabada, el pote asturiano, arbeyos con jamón, los probes:relleno de morcilla sin embutir, amasado con harina de maíz y envuelto con hoja de berza y cocido, y el boronchu preñau.
Destaca también el Queso Gamonedo, de elaboración artesanal compartida con el concejo vecino de Onís a base de leche de vaca, oveja y cabra cuyo proceso de maduración tiene lugar, en parte, en cuevas naturales.
Entre los postres encontramos el arroz con leche, el helado Peña Santa y los excelentes pasteles y empanadas.

RIBADESELLA:
En el concejo de Ribadesella pueden degustarse multitud de platos basados en los productos de la huerta, mariscos y pescados como el pixín, la merluza, lubina, bonito, pulpo de pedreru y salmón del Sella. Una especialidad gastronómica de la zona es el pantrucu, embutido a base de sangre, cebolla y harina de maíz envuelto en una hoja de berza. No falta en el concejo la sidra ni los quesos de la zona.

ALLER:
El entrante más antiguo es el pote de berzas y son famosos los embutidos, picadillos y otros derivados de la carne de cerdo. Las roxas de vacuno son excelentes y el ovino y caprino proporcionan ricos guisos de cordero a la estaca, lechazo al horno y cabrito con patatas. Son destacables también las carnes de caza.
En la repostería destacan les casadielles, frixuelos, borrachinos, la cuayá, el quesu podre y sobre todo el panchón que se hace con harina de escanda.

CASO:
Destaca en el concejo de Caso el Queso Casín, la miel y los “Suspiros del Nalón”, y los almendrados, botones, polvorones y casadiellas.

IBIAS:
La gastronomía del concejo de Ibias está basada fundamentalmente en los productos de la matanza del cerdo o Sanmartín. Destacan así los chorizos, jamones, lacones, lomos de Ibias, el botelo y la cachola (cabeza de cerdo). De gran importancia también las carnes de vacuno, el cordero, cabrito, las carnes de caza y las truchas del río Ibias. En la zona se elabora también un vino de fino sabor afrutado.
Entre los postres cabe mencionar los freixolos con miel, el arroz con leche y la rosca de Ibias.

MIERES:
En el concejo de Mieres, además de poder degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, como la fabada y el pote asturiano entre otros, podemos encontrar también otros platos típicos del concejo, como son el pote mierense con rabadal, los arbeyos con jamón, las fabas con manos de cerdo o el entrecot al queso de Urbiés.
Entre los postres destacan los conceyos paserinos, la tarta dalia, los frixuelos, les casadielles de Cuna, el arroz con leche y el queso de Urbiés que se elabora con leche de vaca.
En Mieres hay tradición en la fabricación de licores, como los de manzana, de avellana…

CUDILLERO:
La cocina de Cudillero se caracteriza por ser eminentemente marinera. Destacan, además de los platos de la cocina tradicional asturiana, platos preparados con todo tipo de productos del mar: besugos, calamares, centollos, oficios, pixín, percebes, merluza del pincho… Pero sobre todo destaca el curadillo, un pez de la familia de los escualos que tradicionalmente se cuelga en los balcones y las ventanas de las casas para que cure. Se comía habitualmente en períodos de mal tiempo o invernadas. De sus hígados se obtenía un aceite con propiedades medicinales que se utilizaba para encender candiles. En Cudillero se celebra la Fiesta del Curadillo en el mes de julio o agosto.

Entre los postres cabe mencionar el arroz con leche, los frixuelos, el requesón y las bollinas, empanadillas dulces con un relleno especial.
La gastronomía de Tineo está marcada por el excelente aprovechamiento del cerdo. Destaca así el jamón de Tineo, y los embutidos: chorizos, longaniza (tsinguaniza), andotas, buietso (huesos de carne embutidos en tripa), y el producto estrella del concejo: el chosco (lengua de cerdo y lomo). En Carnaval es típica la caramietsa (cabeza de cerdo).
Otros platos muy frecuentes en el concejo son el pote, de patatas y fabas, de berzas o de arbeyos, la boroña y las papas de maíz con leche recién ordeñada.
Entre los postres destacan las natas vaqueiras por una excelente calidad de la leche, el bizcocho borracho de avellana, los frixuelos y las fiyuelas, el arroz con leche y la tseite tiesta o cuajada natural.

PROAZA:
El plato más famoso es el pote de nabos, que se encuentran acompañados de carne de cerdo (chorizo, lacón, morcilla y calamona –cabeza de cerdo-). Se ha recuperado además el tradicional queso de fuente, de textura cremosa y sabor picante y fuerte. De su repostería son conocidos los bollos de Pascua y el arroz con leche, además merecen mención especial los “manolitos”.

VEGADEO:
En Vegadeo pueden degustarse los platos típicos de la cocina tradicional asturiana, marcados por una excelente calidad de sus productos: los pescados y mariscos, como truchas, salmones, angulas, lampreas, reos, ostras, almejas, etc.., las carnes de ternera, cordero y buey y la caza. Son platos típicos del concejo la cachola con cachelos (cabeza de cerdo), los callos con garbanzos, el pulpo "a feira" y el lacón con grelos.
En cuan1o a los postres, además de los típicos de la región, destacan el requesón con miel, los seixolos (frisuelos) y las filloas.

PONGA:
En el concejo se puede degustar el tradicional pote asturiano, productos de matanza y los platos de caza de temporada, como son la sopa de hígado, el estofado de jabalí o venado, fabes con jabalí y distintas variedades de carne roxa y carne al queso.
También destacar el queso de los Beyos, elaborado a partir de leche de vaca o de oveja, sal y cuajo. Una vez elaborados los quesos, se almacenan en estantes en una habitación con fuego, para que se ahúmen ligeramente. Posteriormente, se continúa la maduración en un lugar seco y bien ventilado durante un periodo de tres semanas a tres meses.

FUENTE VISITADA:
descubreasturias.com

sábado, 13 de agosto de 2011

"A BUENAS HORAS MANGAS VERDES" (PERLORA)


13/08/2011 00:00 / Sheyla González Carreño.

La ciudad de vacaciones de Perlora sigue vacía. Desde que en el año 2005 fuera derribado el hotel no se ha vuelto a poner en funcionamiento esta área residencial.
El complejo se creó en el año 1954 y supuso un “revulsivo para la ciudad”, comenta Ángel Riego, alcalde de Carreño. Ahora, cinco años después el consistorio “urge que se tomen medidas sobre Perlora”, explica Riego. Cientos de chalets se encuentran ahora abandonados y descuidados a la espera de que se tomen las decisiones necesarias para su revitalización.

“Le he mandado una carta al nuevo presidente del Principado de Asturias para pedirle que se tenga en cuenta este problema”, afirma el edil de Carreño. El complejo vacacional atraía cada verano a miles de turistas, lo que supone “una inversión para el concejo, porque esa gente también gastaba en los comercios y locales, no sólo estaban en el concejo”, afirma Riego.
El espacio en el que se ubica la ciudad de vacaciones es propiedad del Principado y por eso “tiene que ser el Gobierno regional el que se encargue del tema”, explica el alcalde de Carreño. Durante estos años se han propuesto diferentes soluciones. Ángel Riego explica que los grupos municipales del ayuntamiento tienen ideas dispares. “Unos proponen que tanto el suelo como la gestión sean públicos, pero yo creo que no tiene por qué ser así, perfectamente podría ser el suelo público pero la gestión llevarla una empresa privada”.

Riego propone que se saque a concurso la gestión del área para que así se tenga una idea de “si hay empresarios que quieran ponerse al mando de la ciudad de Perlora”.
“Sé que este proyecto llevará un tiempo volver a ponerlo en marcha porque es un proceso largo pero podría comenzarse por cosas más pequeñas”, explica Ángel Riego. Para poner en marcha de nuevo este complejo tendría que “ponerse en marcha un nuevo hotel, ya que el nuevo fue derribado y adecentar los chalets que ahora no se encuentran en buenas condiciones”, comenta el alcalde.

Actualmente, la ciudad de vacaciones sirve de aparcamiento para las playas de Perlora o como lugar de descanso de los visitantes que se acercan al lugar. “Se podría empezar montando un bar, que movería a la gente y eso sería bueno para el municipio, no hace falta empezar por el hotel”, afirma.
“Nosotros ponemos al servicio del gobierno las normas urbanísticas que fuesen necesarias para poder empezar a revitalizar la zona”, explica Riego. “Nunca nadie se ha parado a estudiar las pérdidas económicas que pudiera suponer el cierre de Perlora, pero cualquiera sabe que perder el municipio perdió”, comenta Riego.
Las pasadas elecciones llevaron a ocho grupos municipales diferentes al consistorio de Carreño, pero esto no ha hecho que se paralice el proyecto, “lo más importante es que hay una voluntad política de que esto se saque adelante, seamos del partido que seamos”, afirma Ángel Riego.

Desde el 2005, Perlora sigue esperando que su ciudad de vacaciones vuelva a la vida para atraer a miles de turistas cada verano como lo hacía antaño cuando fue creada por el sindicato vertical. “Contar con una ciudad de vacaciones de este tipo es muy bueno para el concejo que la alberga por eso tenemos que cuidarla y mantenerla en buenas condiciones”, explica Riego.

FUENTE VISITADA:
LA VOZ DE ASTURIAS

EL PERDIDO VALLE LLANISCO DE MESTAS


Si las autoridades no se toman en serio la potenciación del campo y a la vez el turismo de montaña (o rural), conjuntamente con la defensa de la Naturaleza o educación medioambiental, nuestros hermosos valles y las cumbres que los rodean pueden ir poco a poco perdiéndose en el olvido y el abandono. Un ejemplo puede ser el actual paraíso natural del valle llanisco de Mestas. Por los montes asturianos quedan caseríos, vegas y majadas, que son remansos de paz perdidos en el tiempo (y en el olvido oficial) que pueden desaparecer si no se cuidan. Asimismo las ancestrales brañas y sus corros, cuerries y cortines se caen o los cubre la maleza.

Lo mismo pasa con antiguas calzadas romanas, que al no estar catalogadas, en la mayoría de los casos suelen destruirse al trazar sobre ellas pistas o carreteras. Y lo que duró en la Naturaleza siglos, por desidia o ignorancia, puede borrarse de la faz de la tierra en unos días al pasar por allí la pesada maquinaria de obras publicas. Dicen algunos responsables culturales de Asturias que ellos están preocupados por el tema y lo están estudiando (?). Mientras tanto cada día que pasa se destroza algún resto del pasado, pues ni tan siquiera son conocidos. No se comprende como si se quiere potenciar en Asturias el turismo rural, cultural y medioambiental, nuestros responsables y sus asesores no ponen remedio y organización en estos temas, tanto señalizando bien (con seriedad), como planificando, educando y formando, igual a guías, hosteleros y excursionistas, que a profesores y funcionarios responsables. Pero retomando el tema de las vías romanas, aún se pueden ver restos de estas, en varias zonas de la montaña asturiana. Por ejemplo están:

•Calzada de Caoro: En Portudera, entre Sotres-Tielve y Arenas de Cabrales. Venía de La Liebana y seguía para Cangas de Onís y Llanes. Conserva mucho empedrado.

•Calzada de Ardisana o de Mestas: Que pasa por el río y puerto de Piedrahita. Hay restos de puentes cerca de Riocaliente y Mestas y algo del empedrado. Unía Llanes y Cangas de Onís (así como Covadonga).

•Camín de Ventaniella o de Ponga: Entre tierras leonesas de La Uña y asturianas de Ponga, Amieva y Cangas de Onís. Pasa por Ventaniella y majada del Xierru. En ese último lugar hay armaduras marcadas.

•Senda del Arcediano: Entre tierras leonesas del Pontón y asturianas de Amiela y Cangas de Onís. Se acondicionó por el Arcediano de Villaviciosa sobre la base de la vía romana y conserva parte de empedrado en varias zonas y puentes.

•Camín Real del Faceu o de Caso: De tierras casinas a piloñesas, pasa por la collada de Arnicio y falda del Faceu, del que toma el nombre. Venía de Tarna.

•Calzada de Vegarada: Entre tierras leonesas de Redipuertas (donde quedan restos de puentes y armaduras) y asturianas de Aller. Sigue por Caniella a Pino.

•Camino del Puerto de Piedrafita: Une tierras leonesas de Cármenes y asturianas de Aller, por Llananzanes y Casomera. Tiene tramos empedrados en Campanal.

•Calzada de La Carisa: Iba paralela al Puerto Pajares, por los montes de igual nombre, entre Pola Gordón y Mieres (seguía por Olloniego). Tuvo varios ramales.

•Camino del Puerto de La Cubilla y Alto del Palo: Unía el Camín de La Mesa y la Calzada de La Carisa, por el Valle del Huerna.

•Calzada de Trobaniellu: Entre Puerto Ventana y el pueblo quirosano de Ricabo. Seguía al valle del Trubia.

•Camín Real de La Mesa: Tramo final de la "Ruta de La Plata". Unía Astorga y Gijón, por los montes de La Mesa, Cueiro, Marabio y Tameza. Hay quien dice que con Grado (aunque no existiese entonces)... Un ramal va de Porcabezas a Dolia.

•Otros caminos romanos son los que iban por los Picos de Europa, Sierra de Cuera y puertos de Leitariegos, Somiedo y Trayecto. Así como los interiores.

VISITAS DE INTERES-

•Antiguo Monasterio de San Antolín de Bedón (siglo XIII)
•Torruxón de Los Posada, en Posada de Llanes (siglo XV)
•Monumento Nacional Prehistórico de Peña Tú (del periodo neolítico)
•Puentes romanos del valle de Ardisana (Riucaliente, Puente Cima,...)

FUENTE VISITADA:
descubreasturias.com

domingo, 7 de agosto de 2011

EL CAMIN ENCANTAU


El Camín Encantau, que discurre por hermoso parajes del Valle de Ardisana, en LLanes, es una ruta mágica, donde tallas de madera con los personajes de la mitología asturiana se confunden en la espesura de los bosques, jugando al escondite, y nos sorprenden en el camino con un porte único.

Con la disculpa de descubrir una a una las esculturas, nos adentramos en una senda flanqueada por castaños, avellanos, fresnos, abedules, tejos… algunos de gran tamaño y antigüedad, como el milenario texu de la Malatería. Existen tramos en los que podemos disfrutar de unas panorámicas impresionantes del valle de Ardisana y de la sierra del Cuera. Otros puntos de interés son los hórreos de Riucaliente, y, en la misma Ardisana, la lglesia de Santa Eulalia (s. XIII-XVIII), la casa de los Posada, la casona del Corajarrieru (s.XVII) y la casona de los Arnero (s. XVI).

Se trata de una ruta idónea para toda la familia, donde los niños disfrutan doblemente, y que no conlleva grandes desniveles ni riesgos de ningún tipo; una magnífica oportunidad para adentrarse en la naturaleza más autóctona y sentir su verdadero encantamiento con las explicaciones adicionales de la mitología, que en último término describen a la perfección el sentido ancestral del paisaje del Principado.
“Soy el Nuberu. Yo mando sobre la lluvia y los vientos. El relámpago es mi látigo y el trueno mi voz. ¿Quieres llegar seco al final de tu camino? Pues respeta la naturaleza o tendré que enfadarme”. Eso es lo que nos dice el Nuberu, rey de las lluvias y las tormentas, cuando nos sale al paso altivo y quizás malhumorado.
Pero hay mucho más: una reunión de traviesos trasgos; el Sumiciu que nos aconseja que revisemos los bolsillos por si nos falta algo; el hombre del sacu, mítico personaje que atemoriza a los infantes; El Pataricu, gigante mitológico marino, “comeniños” dotado de un solo ojo y pariente de Polifemo; el Diañu Burlón, que puede cambiar de forma a su antojo; el Cuélebre, dragón custodio de tesoros y princesas; el Busgosu, guardián de los bosques; la lavandera, la castañera, etcétera.
El encantamiento se acerca al fantástico mundo del bosque animado y de la Santa Compaña, esa procesión de figuras con sudario, pues a medio camino nos tropezamos con la Cruz de los Garabiales, de 1761, donde se detenían los cortejos fúnebres que subían desde el valle hasta el cementerio de Villanueva.
FUENTE VISITADA-
desdeasturias.com

viernes, 5 de agosto de 2011

HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD LABORAL-GIJÓN


A mediados de los años cuarenta del siglo XX, como consecuencia de un grave accidente laboral en una mina de la cuenca del Caudal, el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, que acudía al funeral de las víctimas, se reunió en Gijón con un grupo de personalidades locales para impulsar la creación de un Orfanato Minero. Este pasó en efecto a ser constituido en escritura pública otorgada ante notario el día 6 de octubre de 1945 con el nombre de Fundación José Antonio Girón, en homenaje al entonces ministro de Trabajo.

El objetivo fundacional concreto fue el de formar a niños huérfanos de padres víctimas de accidentes laborales en la minería, para lo que se proyectó un edificio que pudiera atender a mil alumnos y que contara con las distintas dependencias requeridas para el desarrollo de la vida estudiantil, como residencia, escuela, talleres industriales, granja, instalaciones deportivas o campos de cultivo. El Ministerio de Trabajo encomendó a la Junta del Patronato de la Fundación la responsabilidad de llevar adelante la obra por Orden de 14 de junio de 1946. Para ello se adquirieron en la carretera de Gijón a Villaviciosa unos terrenos con una superficie de 1 544 572 m², de los que 381 551 m² lo fueron mediante el trámite de expropiación forzosa. Otra superficie complementaria, de 1 464 300 m², se adquirió para la Granja Lloreda, en El Infanzón.

Se encargó la construcción del complejo a un equipo de arquitectos dirigido por el madrileño Luis Moya Blanco y formado por él mismo, su hermano Ramiro Moya Blanco, el gijonés José Marcelino Díez Canteli y Pedro Rodríguez A. de la Puente. Los mejores técnicos de la época se ocuparon de las diferentes especialidades que la obra demandó. Así, los jardines fueron diseñados por Javier Winthuysen Losada, Inspector Nacional de Parques y Jardines Artísticos; el proyecto de granja agronómica se encargó al ingeniero agrónomo Gabino Figar; las esculturas fueron realizadas por Manuel Álvarez Laviada y Florentino Trapero; y los mosaicos por Santiago Padrós, sobre trabajos del pintor sevillano Joaquín Valverde.

Durante el transcurso de las obras, el Ministerio de Trabajo decidió la creación de las Universidades Laborales, destinadas a la formación profesional de los jóvenes, por lo que el Orfelinato Minero acabó transformándose en la Universidad Laboral de Gijón. La enseñanza y dirección del centro se encomendó a la Compañía de Jesús, mientras que de la intendencia se encargó la Orden de las hermanas pobres de Santa Clara (Clarisas). En 1978 se entregó la dirección a personal docente de las Universidades Laborales, que sustituye a los jesuitas y, pocos años después, se rescindió también el convenio con las monjas.

En su momento fue el Instituto de educación secundaria más grande de España, con cabida para más de tres mil alumnos.

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El edificio-

El edificio está construido de espaldas a la ciudad de Gijón. Luis Moya lo diseñó de este modo a imagen y semejanza del Partenón de Atenas y con la misma intención, que para acceder a su interior hubiera que rodearlo para apreciarlo en toda su magnificencia.

Puerta-

Está situada en la fachada principal, con un arco de entrada rematado en forma de torre. Sobre este arco, de medio punto, se sitúa un escudo con el Águila de San Juan y el yugo y las flechas de los Reyes Católicos, simbología adoptada por el franquismo, adornado con dos ángeles de tenantes.

Atrio Corintio-

Situado tras la torre-puerta, es un patio rectangular a la manera de atrium corintio, con diez columnas de granito de diez metros y medio de altura cada una.

Patio central-

Es un patio descubierto de ciento cincuenta metros de largo por cincuenta de ancho que hace la función de plaza mayor del recinto, estructurándose todo el complejo en torno a él. Tiene unas dimensiones similares a las de la Plaza de San Marcos en Venecia.

Iglesia-

La Iglesia es sin duda el edificio más espectacular del conjunto arquitectónico de la Universidad Laboral. Con una superficie de 807 m², es la Iglesia de planta elíptica más grande del mundo. En el exterior, sobre el dintel de la puerta, está colocada una imagen de la Virgen de Covadonga en una hornacina central y, flanqueándola, cuatro columnas corintias sostienen las imágenes de San José, San Ignacio, San Pedro y San Pablo. Por encima, el Apostol Santiago a caballo y dos ángeles adorando una reproducción de la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias, obra del escultor Espinos realizada en bronce con incrustaciones de cristales, mármoles y piedras de color. También a ambos lados de la hornacina central, otras dieciséis estatuas representan a San Juan de la Cruz, San Juan Bosco, San Vicente Ferrer, San Melchor de Quirós, Santa Clara, San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcántara, San Lorenzo, San Isidoro, Santa Teresa de Jesús, Santo Domingo de Guzmán, San Francisco, San José de Calasanz, Santa Eulalia, Fernando III el Santo, San Isidro y Santo Toribio de Liébana.

El interior se halla cubierto por una cúpula con un peso estimado de dos mil trescientas toneladas y montada sobre veinte pares de nervaduras de ladrillos cruzadas entre sí que sostienen la estructura sin necesidad de columnas. La altura desde el suelo hasta el arranque de los arcos de la cúpula es de veinticinco metros y de treinta y tres hasta el centro del óculo. Por éste debería entrar la luz del Sol e iluminar el centro de la Iglesia, aunque en la actualidad no es así debido a que la cúpula cedió ligeramente. En su construccion se utilizaron unos 450.000 ladrillos recocidos en León.

El suelo del templo es de mármol en su totalidad y los bancos, pensados para dar cabida al millar de alumnos de la institución y a sus profesores, son de embero, un tipo de madera de Guinea Ecuatorial. Fueron tallados expresamente para el edificio y cada uno de ellos, diferente de los demás, fue realizado en una sola pieza y destinado a ocupar una posición determinada. Las columnas del baldaquino, de granito rosa de Porriño, también son de una sola pieza, con una altura cada una de 7,75 m.

Teatro-

El Teatro presenta una fachada de estilo helenístico y de dimensiones similares a las del Partenón. Coronando el frontón central se eleva un gran escudo de España, según el modelo de 1945. Su aforo es de unas mil quinientas localidades, repartidas entre las 950 butacas del patio, forradas con piel de cabra (no de camello como se creía hasta hace poco), los palcos y el anfiteatro. Fue el primer teatro totalmente climatizado de Europa, para lo cual contó con un revolucionario sistema subterráneo de distribución del aire. El frontis del escenario está decorado con un fresco de ciento veinte metros cuadrados realizado por el pintor andaluz Enrique Segura. La sala está dotada de una acústica extraordinaria gracias al estudio de las formas y materiales empleados para lograr la óptima propagación del sonido, de tal modo que un actor en el centro del escenario es escuchado claramente en cualquier punto del recinto.

Torre-

Con una altura de 130,00 m, responde al modelo de la Giralda de Sevilla. Un ascensor interno permite acceder al mirador, sin duda la mejor atalaya de Gijón. Actualmente es el edificio más alto del Principado de Asturias y el edificio en piedra más alto de España.

WIKIPEDIA.

EL FRANCO


Púrpuras, blancos y malvas en las hortensias que jalonan las entradas de las fincas. Turquesas y zafiros serenos que se tornan bravos grises en el mar. Verdes, rojos y naranjas en las productivas huertas. Dorados en la arena de la playa y el cielo que atardece. El Franco nos anima con su particular color terapia.

Los habitantes del concejo saben dónde las características del entorno se conjugan para formar un lugar mágico, ése en el que no cuesta esfuerzo sentirse fuera del tiempo. Allí, las luces y las sombras dan lugar a diversas tonalidades de color, combinadas con una belleza única del paisaje. Eso sucede por ejemplo en el Valle Feliz, ubicado en las Cuevas de la Andina. El visitante que conoce el camino encuentra en este lugar cuevas horadadas por los romanos en busca de oro y ruinas de una antigua fortificación. Entre las maravillas del concejo, otra de las zonas preferidas es Porcía. También aquí es tenue el velo entre la realidad y el paraíso. Lo más emblemático es su playa con forma de concha: brillantes azules, verdes y grises de diversos tonos nos invitan a bañarnos en las tranquilas aguas que descansan sobre la arena blanquecina. Este parque-playa cuenta con nuevos servicios, como 190 aparcamientos, sendas peatonales y un área recreativa. Pero el entorno de Porcía se completa con una alameda y un río sobre el que los árboles de la ribera descuelgan sus ramas, permitiendo que sus hojas acaricien la superficie del agua. Pesca, natación, playa, música y romerías se suceden aquí a lo largo del verano.

Hacia el interior, los grises y ocres de los molinos, cabazos y casas típicas de piedra, se pierden entre los intensos verdes del prado, salpicados por flores multicolores y sobre todo productivas huertas.
Cansados de fijar la vista en lo concreto, quien desea relajarla en el horizonte dispone de los acantilados de Cabo Blanco y el Mirador de la Atalaya, para sentirse en otro lugar fuera de esta tierra.

Los colores que dibujan los contornos del concejo de El Franco son toda la gama de los verdes y los azules, que definen sus bosques y sus playas. Aquí la naturaleza no es un escenario sino la protagonista de los paseos.

A los ojos de quien lo ve por vez primera, El Franco sorprende por su belleza natural. Incluso las construcciones se integran en el paisaje, como sucede con los molinos, calieiros, fuentes, pozos, cabazos y casas tradicionales. Entre los pueblos típicos cabe señalar Viavélez, cuyas casitas marineras colgadas de las paredes se despliegan suavemente hasta llegar a las orillas del puerto. También atractivos son San Juan de Prendonés y La Braña.
Los bosques y la costa de El Franco son en sí mismos monumentos naturales que requieren una mención aparte. Un paseo único puede ser recorrer el curso del río Porcía, que está protegido a nivel europeo y considerado Lugar de Interés Comunitario. Sus aguas cristalinas son el hogar de nutrias y salmones, y a sus orillas se asoman fresnos, alisos, laureles, avellanos, sauces y helechos. La tranquilidad de este lugar sólo es comparable a la que se siente en Boimouro, un paraje a orillas del río Mazo que hace años fue una herrería. Otros monumentos naturales son las Cascadas de Penadecabras, o las Cuevas de la Andina.
Si hablamos de costa, El Franco tiene mucho que decir. Posee playas recogidas como la de Pormenande, playas paradisíacas de fina arena y aguas turquesa como la de Porcía, y acantilados escarpados como los que conforman Cabo Blanco. En este lugar se encuentran restos de un asentamiento castreño, y una vista espectacular de la costa.
Muy cerca de aquí, el Mirador de la Atalaya era el lugar desde donde los antiguos franquinos avistaban tanto a enemigos como a las ballenas. Si deseamos conocer todos los secretos de la costa, lo mejor es seguir el rastro de la Senda Costera, que nos lleva por toda la orilla.
Descubrimos varios de los tesoros de El Franco, que esconden historia en cada una de sus piedras. La mayoría son una combinación de naturaleza y la mano del hombre, que dan lugar a espacios sorprendentes.

Cabo Blanco-
Podemos llegar partiendo de Valdepares por un camino, o a través de la Senda Costera. Sin duda es fundamental elegir un día soleado para acercarse, puesto que la visión que ofrece Cabo Blanco de la costa cantábrica es de quitar la respiración. Los acantilados son abruptos, coronados por una alfombra de verde hierba en la que sentarse a contemplar las vistas. Este fue el lugar elegido por antiguos pobladores para instalarse, como dejan patente los cuatro recintos castreños que se conservan, cada uno de ellos defendido por un gran foso excavado en la roca que se aprecia a simple vista.

Monumento Natural de As Covas da Andía-
Este monumento natural procede de la acción conjunta de la naturaleza y las labores mineras sobre roca caliza que los romanos efectuaron en los siglos I y II d.C. en busca de oro. Actualmente los socavones han sido invadidos por una exuberante flora, y al lugar sólo se puede acceder mediante visita guiada. Hasta el 30 de septiembre hay rutas organizadas de martes a domingo en los siguientes horarios: 11 h., 12.30 h., 16 h. y 17.30 h. Para información y reservas hay que llamar al 985 478 601 ó 619 368 169.

Iglesia de Miudes-
La sobriedad de este edificio coronado con una bella espadaña, esconde una gran historia. Es parte de una iglesia románica tardía (s. XIII) de la que sólo se conserva el ábside semicircular cubierto con bóveda de horno. El cuerpo de la iglesia se reedificó en 1707, dando lugar a una planta basilical de tres naves, la central más ancha y culminada por un arco de triunfo de medio punto y el altar mayor. Destaca la talla en madera policromada de origen gótico e influencias nórdicas, en la que la Virgen María enseña a leer al Niño.

Fuente de La Braña-
El núcleo rural de La Braña cobija la iglesia del siglo XVIII dedicada a Nuestra Señora de La Braña, que atrae a muchos fieles en toda la comarca debido a la fama de sus milagros. La romería tiene lugar el 15 de agosto y es costumbre que los romeros vayan caminando y pasen por el manto de la Virgen un ramo de tejo adornado con rosquillas y caramelos. Pero lo que más destaca es la Fuente de La Braña, un manantial con propiedades curativas situado a 200 metros del santuario en cuyo entorno se celebran comidas y meriendas familiares.

FUENTE VISITADA:
fusionasturias.com