lunes, 29 de agosto de 2011
LA SIERRA DE CUERA
La Sierra de Cuera es un escenario de primera para planificar rutas y excursiones en cualquier época del año y para todo tipo de públicos. Sus desniveles son llevaderos en casi toda su orografía. Desde numerosos puntos alcanzamos panorámicas excelentes del mar Cantábrico y de los Picos de Europa. De hecho El Cuera es una pequeña cordillera, un cordal de roca caliza que ha tenido el privilegio de ubicarse a medio camino del océano y las montañas más altas. Discurre en paralelo a ambos paisajes y se ha contagiado por igual de ambos.
Al hablar de la Sierra de Cuera hablamos de una meseta elevada, tapizada de prados y coronada por picos de fácil ascenso. Abundan las brañas, algunas habitadas. Las majadas o vegas presiden los puertos de Cuera, desde siempre destinadas al pasto del ganado. También son visibles las huellas de las explotaciones mineras que funcionaron hasta los años 70 del siglo pasado. Además contiene en sus límites una gran riqueza prehistórica, datada en numerosas cuevas y simas. Sobresalía la actividad metalúrgica en torno al 2000 a.C. Se han localizado restos de diversas fases del proceso de transformación del cobre. El Cuera sirvió a la economía y la sociedad de la Edad de Bronce. Hoy en día muchas de sus oquedades de su vertiente meridional sirven para la curación del popular queso de Cabrales.
Su paisaje se integra en la red de espacios protegidos del Principado de Asturias y abarca un extenso territorio del Oriente de Asturias. Laderas, bosques, valles y cimas se despliegan a lo largo de cinco municipios de esta comarca: Cabrales, Llanes, Peñamellera Alta, Peñamellera Baja y Ribadedeva. Un total de 40 kilómetros de longitud que se inician en las inmediaciones del río Sella por el Oeste y prosiguen a escasa distancia del mar, finalizando en el extremo oriental del Principado, junto al río Deva.
El Cuera es también un ecosistema bien nutrido. De su fauna destaca la presencia del zorro, la marta o el gato montés, así como la abundancia de corzos y jabalíes. Con suerte podremos atisbar el vuelo del águila real, buitres, alimoches y otras grandes rapaces. La foresta está constituida básicamente por hayedos, robledales y encinares. Si contemplamos la sierra desde la costa vemos que no hay apenas vegetación apreciable, sin embargo, rebasada la primera línea de cumbres, el Cuera se abre a estrechos valles, ciegos en muchas ocasiones, que albergan un sinfín de praderas y brañas orladas de fresnos, arces y espineras. El valle más ancho y productivo desde el punto de vista ganadero es sin duda la Llosa de Viango. En las laderas que circundan esta planicie y casi hasta la cumbre más alta de la Sierra, el Pico Turbina, se sitúa la masa boscosa más extensa de la sierra: un hayedo eútrofo orientado al norte, que recoge las frecuentes nieblas que vienen desde el mar y que en este punto no logran rebasar el cordal.
Para el ser humano, la sierra se levanta en apariencia infranqueable y delimita dos espacios geográficos que han tenido diferente evolución histórica y social: “la marina llanisca” y lo que se ha denominado el “trascuera”. La relación entre ambos territorios ha venido marcada por las actividades ganaderas y los pastos comunes. Del lado litoral, en torno a Llanes, existen diversas sierras planas que son antesala del Cuera, como las de Cué y Pimiango, otras más al interior, como las de Purón, La Borbolla o Los Carriles. En todas estas sierras menores encontramos coquetas aldeas y alojamientos rurales de calidad desde los que iniciar una infinidad de rutas.
Al norte, la pendiente de la sierra no permite localizar caserío alguno, sólo la aldea de El Mazucu se atreve a asomarse a las primeras estribaciones siguiendo la hendidura de La Tornería. En su vertiente sur, cerca ya de los Picos de Europa, encontramos numerosas aldeas cabraliegas como Ortigueru, Pandiello, Puertas, Asiegu, Arangas… en todas ellas encontraremos reconfortantes casas rurales y buen alimento para realizar excursiones camino de las cumbres asequibles del Cuera.
El Pico Turbina, con 1.315 metros de altitud es la cota más alta de esta pequeña cordillera y quizás la ruta a pie más apetecible. A continuación os proponemos unas cuantas excursiones por el Cuera incluyendo la ascensión al Turbina.
(Información de interés)
Todo el perímetro de la Sierra es recorrido por carreteras de cierta importancia: al Norte la N-634, que recorre la rasa llanisca, y al Sur la Regional AS-114, que recorre el valle del Cares. Las comunicaciones transversales se limitan a la N-621 que une por el Este los concejos de Ribadedeva y Peñamellera Baja, y la Regional AS-115 que por el Oeste comunica Llanes con Cabrales a través del Altu de Ortigueru.
Arangas - Turbina – Arengas
Duración aproximada: 6 horas.
Desnivel:950 metros.
Dificultad: media. Se puede realizar en cualquier época del año aunque es preferible evitar la niebla y los días de lluvia.
La subida más corta a Turbina, que no la más sencilla, comienza en el collado Cruz o De la Mina del Oso (400 m.), en la carretera que enlaza Arangas y Peñamellera Alta. Desde este punto asciende una pista minera ancha y de pendiente considerable que nos lleva hasta la cabaña, prado y fuente de Trebes (45’). La pista termina frente a la boca de la mina del Oso o del Francés. Era subterránea y producía hierro y manganeso.
Dejamos Trebes y seguimos la antigua calzada que llega al collado Sellón (1h.10’). Allí se une con la pista que sube de Arangas para internarse en la canal de Gobiu. La ascensión finaliza en el collado de Concha Gobiu (2h.20’), a los pies de Peña Llacia (1.228 m.). Éste es un excelente mirador del Macizo Central de Picos, entre cuyas cimas destaca claramente la silueta del Naranjo de Bulnes.
Continuamos por una senda (derecha) que nos conduce a la braña Piedra del Oso(2h.35). Es una zona de prados salpicada de hayas y con vistas al valle del Cares. Encontramos numerosas cabañas, algunas habitadas durante la mayor parte del año, y una fuente.
La mejor manera de afrontar desde aquí el Pico Turbina y su gemelo Terenosu es un sendero bien marcado que nos permite superar un collado y entrar en una zona desarbolada. La subida final es cómoda y se realiza por sendero hasta la doble cima
(3h.20’). En el alto encontramos una cruz, un vértice IGN, una caseta, una antena alimentada con paneles solares y un mojón de piedras que hace las veces de buzón. Las vistas vuelven a ser excelentes, especialmente de la costa de Llanes, que está a nuestros pies. El retorno se hace por el mismo camino utilizado en la subida (6h.20).
Fuente visitada.
desdeasturias.com
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