EL PRERROMÁNICO EN ASTURIAS

En la subida hacia el monte Naranco, en Oviedo, se encuentran dos de las mejores muestras del prerrománico en Asturias; San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco ambas construidas en siglo IX.

La iglesia de Santullano, también un exponente del mismo arte se encuentra al oeste del centro urbano, en medio de un parque que lleva su nombre.
San Miguel de Lillo
Hoy solo queda la tercera parte del edificio original, construido hacia el año 848 por orden de Ramiro I y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. El vestíbulo y el comienzo de las tres naves es lo que queda de la primitiva planta después de que un corrimiento de tierras que tuvo lugar entre los siglos XIII y XV destrozara el resto.

Esta singular muestra del arte prerrománico sirvió de capilla real, por ello esta tan solo a 200m de Santa María del Naranco. Diversos estudios apuntan a que el edificio original constaba de tres naves separadas mediante columnas.
Destaca la originalidad de su decoración escultórica con animales, figuras humanas, elementos geométricos, y las escenas de circo talladas en las jambas de la puerta de entrada. Tiene también unas interesantes pinturas que se encuentran bastante deterioradas con el paso de los años.
La iglesia está situado en un entorno natural y agradable, por ello algunos ovetenses y visitantes aprovechan para darse un paseo por el monte Naranco desde el que se tiene una gran vista de la ciudad de Oviedo y la Sierra del Aramo.
Santa Maria del Naranco
Es uno de los principales muestras de prerrománico europeo que mejor se conserva. Pertenece al conjunto de monumentos de Oviedo y declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Fue ordenada construir por el Ramiro I hacia el año 848 a modo de palacio real, junto con la cercana capilla de San Miguel de Lillo en un entorno con abundante caza. Parece ser que un corrimiento de tierras destruyó gran parte de San Miguel de Lillo. Por ello, entonces, el palacio se convirtió en una iglesia.
La edificación es de planta rectangular, con techo a dos aguas y dos pisos, cada uno con un cuerpo central y dos laterales. El altar, situado en el exterior aún conserva una inscripción del año 848.

El interior, en el primer piso, una cripta con bóveda de cañón y el segundo con un salón abovedado, abierto al exterior mediante miradores en forma de arco tenía una decoración pictórica de la que hoy nada queda.

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02/08/2011 00:00 / Alexia E. Martín Oviedo
¿Es necesario blindar el entorno de los monumentos prerrománicos del Naranco de actuaciones urbanísticas? La pregunta surge a raíz de la sentencia que el letrado Gerardo de la Iglesia hizo pública hace unos días y que permite al propietario de una vivienda en ruinas la rehabilitación de la construcción, que sólo mantiene sus paredes de piedra.
Dos estudiosos del prerrománico, el profesor de Historia del Arte Lorenzo Arias y el presidente del comité científico de itinerarios culturales de Icomos, Víctor Fernández Salinas, analizaron ayer las causas y las consecuencias de la futura intervención en la citada vivienda.

El profesor Arias lo tiene claro. La magistrada del juzgado de lo contencioso-administrativo número dos de Oviedo dio la razón al propietario de la finca porque la ley está de su parte. “El Plan General de Ordenación Urbana recoge que es posible rehabilitar construcciones”, indica. Y advierte de los efectos de la obra si no se acomete ajustándose a la normativa vigente. Para evitar amenazas de este tipo, o posibles construcciones de nuevas viviendas en el entorno próximo a Santa María del Naranco (hace años un juez autorizó levantar una chalé a 89 metros del templo) Arias urge “que se dé rango de protección jurídica al plan director y que, a continuación, se modifique el PGOU para incluir estas directrices”.
De lo contrario, Lorenzo Arias opina que en cualquier momento Santa María puede volver a estar en el punto de mira. “A unos 150 metros del monumento está la casa sacerdotal, cubierta por la maleza y podrida por dentro; si un día surge la posibilidad de recuperarla surgiría un nuevo problema”, apunta.
En su opinión, la mejor opción pasaría por “blindar el entorno de Santa María de edificaciones”, incluso recurriendo a la expropiación, aunque en esta coyuntura económica todo lo que conlleva más gastos se aparta a un lado.

No obstante, el profesor cree que “es mejor” que el propietario de la vivienda en ruinas la rehabilite y que no quedé en las condiciones que ahora presenta. “Quedará mejor si se cubre con una teja adecuada; el problema es que se pretenda ampliarla porque dudo que sea habitable por su reducido tamaño”.
El presidente del comité científico de itinerarios culturales de Icomos, la entidad que asesora a la Unesco en temas de patrimonio, Víctor Fernández Salinas, también defiende la rehabilitación del inmueble. Aunque debe ser una intervención realizada con luz y taquígrafos. “Si se trata de una construcción tradicional, el dueño tiene derecho a mantenerla sin variar su volumetría y su tipología original”, afirmó ayer. Esta obra es, a su juicio, “absolutamente lícita”. Y lo que no aprueba Fernández Salinas es “que el PGOU permita otra forma al edificio diferente al actual”.

La edificación en ruinas que ya cuenta con la autorización de la jueza Pilar Martínez Ceyanes para su rehabilitación se encuentra en suelo no urbanizable, según el PGOU. En este tipo de suelos están permitidas las obras de rehabilitación de edificaciones existentes, nunca construir viviendas nuevas. Sin embargo, la polémica surge ante la pregunta: ¿Se trata de una rehabilitación o de la reconstrucción de un edificio? Ante este dilema, los expertos abogan por garantizar la protección de los monumentos para no dejar lugar a dudas. Y Lorenzo Arias insiste: “Hasta que el plan director no tenga rango jurídico y el Plan General recoja las obras que se permiten o no, el asunto seguirá sin resolverse”.
El ayuntamiento anunciará en los próximos días si recurre o no la sentencia judicial.

FUENTES VISITADAS:
lavozdeasturias.es

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