martes, 31 de agosto de 2010

Ordenanzas Municipales de 1.684 - CANDÁS -


Por ellas es posible tener conocimiento de los variados aspectos de la vida del concejo, tanto de la mar como de tierra, los diversos oficios y ocupaciones, la disciplina ciudadana, moralidad, juegos prohibidos, normas comunitarias, sextaferias, audiencias públicas, en definitiva, la palpitante realidad del pueblo.

<“En conformidad con la costumbre antigua apercibimos y mandamos a todos los vecinos de esta villa y concejo que éste se haga notorio saquen los ganados de las erías comuñeras y no los vuelvan a entrar hasta recoger los frutos”.

“ Y asimismo dentro de tres días cierren las sebes, así comuñeras como particulares porque los ganados no hagan daño”.


“Y dentro de dicho término aderecen los caminos reales, puentes y fuentes y corten las ramas de los árboles que impiden los caminos. Y dentro de dicho término los que tuvieren cabras y lechones los pastorien y torguen. Y a su tiempo prendan los lebreles por cuanto que no hagan daño en el maíz. Y para el miércoles primero que se contarán doce del corriente mes todos los vecinos de esta villa y su arrabal asistan a aderezar los caminos de la entrada de esta villa sí de un lado como del otro en la parte que tienen costumbre de hacerlo”.

“y los maestros de cantería dicho día miércoles vayan con porras, azadones y fesorias a aliñar los caminos que fuere necesario y dicho día a las ocho de la mañana dichos canteros se hallen en dichos puestos que sus mercedes asistirán a lo ver ejecutar. Y lo mismo a los demás caminos reales y entradas a esta villa. Y una y otra lo cumplan lo atrás referido so pena de doce reales cada uno y de prisión y que además se procederá a lo más que haya lugar en derecho”.

“Y asimismo apercibimos y mandamos a todos los vecinos de esta villa y concejo, se aquieten y no anden de noche por esta villa con espadas desnudas, ni otras armas ofensivas o defensivas, ni tampoco anden de noche haciendo bureos ni danzas, ni dancen ningún género de personas después de haber tocado el Avemaría, por la inquietud que se sigue a los vecinos y daños que se pueden seguir. Y asimismo no traigan puñales ni dagas, ni espada, ni palo en la mano de cualquier calidad que sea, si no es que sea algún viejo impedido y no entren en esta villa con escopetas ni pistolas cargadas, ni las lleven a ninguna romería, ni palo que suba de cinco cuartas arriba”.

“Y asimismo mandan que las panaderas hagan pan de a cuarto, cuartillo y medio real para los forasteros que vinieren a esta villa. Y ninguna persona si no es que sea pobre o viuda, no trate de panadear, ni las forasteras lo vendan por los caminos ni en el cementerio de la Iglesia ninguna cosa, ni los vecinos lo compren sino es en la plaza pública de esta villa”.

“Y no vendan ni compren el pan maizo y más frutos por cestos mollas y lo midan, compren y vendan por el copino de esta villa”.

“Y los sastres, zapateros, tejedoras, taberneras, molineras, cordoneros, tenderos y traperos, dentro de tres días de como éste se haga notorio que se contarán doce del corriente mes, aparezcan ante sus mercedes a exibir sus títulos y a ferir varas, pesas y medidas y no viniendo dicho miércoles primero, se le llevará el doble de lo que se acostumbra y cualquier persona que tenga pesos y copinos parezca a las aferir dentro de dicho término”.

“y asimismo apercibimos y mandamos a los vecinos Mareantes de esta villa, el que no saquen ningún género de pesca de Las lanchas sin que se haga precio. Y a los vecinos de esta villa y concejo se les de por el mismo precio del mercado y no conforme lo compran las mozas para llevar a vender a otras partes y dichas se les de antes a los vecinos que al mercader y a las mozas”.

“Y asimismo apercibimos y mandamos a todos los vecinos Mareantes que ninguno sea osado cercar en alto y en bajo hasta el primero de octubre como está mandado por el señor Gobernador de este Principado a pedimento del Gremio y no echen la treta hasta S. Miguel de setiembre, como es uso y costumbre por la inquietud y alboroto que se hace a la pesquería de que se puede seguir mucho daño al común”.

“otrosí mandamos que ningún vecino de dicho Gremio deje dispuesto cuando va para la mar el tomar lugar para tender las redes, sino cuando viniere del mar y ninguno afinque su chalupa por el medio de otras, sino que vaya tomando lugar cuando fueren viniendo del mar. Y uno y otro lo cumplan así todos los de atrás referidos, pena de doce reales cada uno y serán presos y castigados conforme a derecho”.

“otrosí mandamos que las tenderas de esta villa dentro del segundo día parezcan ante sus mercedes a dar cuenta de las mercancías que tienen en sus tiendas y venden por menor, de hilo, seda, listones y otros cualesquiera géneros, para que se les de postura y tasa, mediante son informados venden a la mitad más que en otros lugares de este Principado y lo cumplan pena de mil maravedís y que serán castigados a lo más que haya lugar en derecho”.

“Y mandamos que no sean osadas las mujeres casadas ni solteras a jugar con naipe ni de otra manera prohibida, causando mal ejemplo en ello con votos y juramentos y otras circunstancias originadas de lo mismo, dignas de remedio, pena de mil maravedís por la primera vez cada una y la segunda la pena doblada y ocho días de cárcel. Y lo mismo guardaren y cumplan los hombres. Ni se juntan a este ejercicio en las iglesias, ni lugares sagrados ni sus contornos, en manera alguna”.

“Que se hagan audiencias públicas en el cuarto bajo de las Casas de Ayuntamiento de este Concejo, cada día martes y sábado de cada semana, a la cual asistan y concurran todos los escribanos de este Concejo, procuradores y partes, comenzando a las nueve de la mañana hasta el tiempo necesario. Y en todas se guardan las leyes de este Reino y Ordenanzas de este Principado, que así conviene a la utilidad pública, buen gobierno y administración de justicia”.

“Que ninguna persona de esta villa, noble ni de cualquier calidad que sea, traiga palo alguno, ni vara en la mano por los riesgos e inconvenientes que se puedan causar, pena de tres mil maravedís y cárcel y que además se procederá a lo que haya lugar en derecho”.

“Otro mandamos que ninguna persona sea osada a jurar el nombre de Dios Nuestro Señor ni de su Madre Santísima, ni a sus Santos, pena de seis reales por la primera vez de prisión y las demás serán conformes a las leyes de este Reino según está dispuesto por órdenes que vinieron a este Concejo y lo cumplan así todo lo atrás dicho, debajo de las penas puestas”.

“Fecha en Candás a nueve del mes de julio de mil y seiscientos y ochenta y cuatro años. Fernando de Prendes. Francisco Martínez”.
“Por mandato de sus mercedes, Martín Martínez de Lauz. Escribano”.

A continuación de las firmas de jueces y escribano en el documento referido, hay una nota que dice: “…que ningún vecino de cualquier calidad que sea, entre en la iglesia con el cabello atado, ni antes que los señores jueces”.

“ Guía del Concejo de Carreño”.-Marino busto-.

lunes, 30 de agosto de 2010

SENDA DEL ARCEDIANO

el Camino del Almagre, mas tarde conocido por Senda del Arcediano, que a través del concejo de Amieva pasaba a la provincia de León, y por el cual los arrieros transportaban el almagre, de la zona de Labra en Cangas de Onís a Sajambre, y de aquí, los arrieros de esta comarca, llegaban a Segovia con su mercancía, regresando cargados de vino y paños de calidad de Segovia,Salamanca, Zamora, Palencia, que sevenderán en los mercados y ferias. Otro camino era el abierto desde Sobrefoz en Ponga, a través del paso de Ventaniella, hacia León y Valladolid, y de regreso, además de vino y harinas, traían, asimismo, paños y calzado, bisutería e instrumentos útiles para el trabajo.
Llegaron a la comarca, sobre todo en ferias y mercados, vendedores ambulantes, procedentes del Pas y LaLiébana. Y, ya a fines del mismo siglo, se habían establecido en los capitales y pueblos importantes de los concejos, Cangas de Onís, Corao, Ribadesella, Cuadroveña, Arriondas, Llames de Parres, Sames, Beleño y Benia, comerciantes fijos, de "paños, de bisutería, de paquetería, y quincalla", procedentes de San Pedro del Romeral, Potes, Cabezón de la Sal, San Vicente de la Barquera, entre otros lugares, que con los procedentes de Pola de Siero y de Avilés, crearon un tipo de comercio que hizo cambiar la vida social.
Hay que añadir a este comercio, los géneros que arriban por mar a Ribadesella y Llanes. Según Madoz en los años 1844 y 1845, por el puerto de Ribadesella, se importan 986 libras de quincalla (joyas baratas); 4.472 varas de tejido de algodón; 5.998, varas de tejido de hilo; 11.327 varas de tejido de lana, y 560 pañuelos de seda. Al puerto de Llanes en el mismo espacio de tiempo llegan 1.170 libras de hilo; 1.392 pares de calcetas; 8.786 pañuelos de varias clases; 2.331 libras de quincalla y 114.737 varas de distintos tejidos.

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Fue un trazado utilizado por Roma para someter a cántabros y astures, después se convirtió en vehículo de romanización entre las dos vertientes del puerto, sirvió a la invasión musulmana y a la posterior reconquista. Durante el Medievo se usó para “transportar” la doctrina del monasterio de Sahagún. A finales del primer milenio se habla de "via saliamica" (sajambrina) y de "carrera maiore" (camino mayor o real).

En la Edad Media fue paso obligado de arrieros. Una clásica ruta de paso de viajeros y trasiego de mercancías que duró varios siglos. Por ella discurrían buena parte de los productos del oriente asturiano que se llevaban a vender a tierras meseteñas, como el almagre, pigmento rojizo obtenido de un óxido de hierro, muy demandado tierra adentro y que dio un nuevo nombre a la ruta: el Camín del Almagre. Los sajambriegos usaban la vía en recorrido inverso para «ir a campos», abasteciendo a la zona asturiana de productos que no existían en sus contornos, como el trigo o el vino. También fue un paso básico para la emigración estacional de los tejeros llaniscos hacia tierras leonesas.

Es un recorrido excepcional por la belleza del paisaje -conservado intacto a lo largo del tiempo- y también por su inteligente trazado y por las obras de ingeniería de su calzada. Es a mitad de recorrido cuando mejor se observa la calzada original y cuando la senda atraviesa una zona de extensos prados, rodeados de bosques de hayas y montañas. Esta gran pradera es aún conocida como La Suelta, pues antiguamente era el lugar donde se «soltaban» y cambiaban los bueyes de las carretas para afrontar la dura subida del puerto.
(Desdeasturias.com)

domingo, 29 de agosto de 2010

CUENTOS EN LA TRADICIÓN ORAL DE ASTURIAS


EL DINERO TRAE LA TRISTEZA AL ZAPATERO

(Lugar Aller)

Yo acuérdome de un zapatero una vez que cantaba mucho bien. y taba machacando las suelas y pasaban unos señores y sentíanlo, cantaba que daba gracia. Díjole ella al marido:
-Oye, vamos a dale una propina buena a éste polo bien que canta.
Y, coño, diéronle una buena propina. ¡Al carajo, paró de cantar! Pasaban por allí más días y nada.
-¡Cuoño, vamos a preguntale a ver qué fuei lo que le pasóu. ¡Pero, hombre!, usté desde que le dimos aquella propina que cantaba tan bien y taba tan contento...
Y diz él:
-Pués mire usté, desde que me dieron aquello toi intranquilo, que me los van a robar y no volví a cantar. Así que téngalos. ¡No los quiero pa nada!
Volvióule el dinero ya siguíu cantando.

EL ÚNICO TRUCO DEL GATO
Lugar: Premoñu, LES REGUERES

Había uno de la raposa, que madrugó a cazar y se encontró con un gato. Y dice:
- Buenos días, amigo.
Diz él:
- Buenos días.
El raposo yá creía que tenía el gato seguro,y empezó a toma-y el pelo.
Dice él:
-¿Cuántas "zunas" sabes pa tú ganarte la vida?
Diz el gato:
-Una sola. ¿Y tú?
Diz el raposo:
- Doscientas.
Diz el gato:
- ¿Aver la primer tuya?

Y empezó el raposo a andar al rededor a coger la cola. Y mientras tanto el gato, ¡plum!, pegó un salto y subió al árbol. Y el otro, desque cansó de dar vueltas, miró y dice:
- Coño, ¿dónde estás?
Diz el gato:
- ¡Oh, cien "zunas"! ¡Vale más una mía que to´las tuyas!

LA MANTA PARTIDA
Lugar: Premoñu , LES REGUERES

Era un paisano viejo, y resulta que querían echalo de casa. Y entonces diz el padre al nieto:
- Vete arriba y dale una manta a tu abuelo pa que se marche pol mundo.
Y bajó-y una buena. Diz el (padre):
- No, había allí una más ruina.
Diz él: - No, ésa la dejo pa usté, pa cuando sea como él.
Y entonces diz el padre:
- ¡No,no,lleba las dos p´arriba!.

(Cuentos Medievales en la Tradición Oral de Asturias). Jesús Suárez Lopéz.

viernes, 27 de agosto de 2010

PRINCIPIOS DE LA MINERÍA ASTURIANA



En la década de los cuarenta del siglo diecinueve decía Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas y, como veremos, personaje destacado en la historia de la industrialización asturiana, que donde había carbón había de todo. Asturias tenía este mineral así como agua y madera, otros recursos naturales fundamentales para el proceso industrializador. Desde fines del siglo XVIII la conveniencia de emplear el carbón de piedra como sustitutivo del de leña en diversos procesos industriales controlados por el Estado, principalmente las fábricas de armas, era valorado en dos direcciones: por un lado, como modernización de las técnicas de fabricación y, por tanto, como mejora de su capacidad productiva; por otro lado, como incentivo a la apertura de nuevos establecimientos transformadores que, beneficiando las riquezas patrias, indujeran a una industrialización de España a la manera de otros países del continente. Pero la puesta en explotación de los yacimientos carboníferos planteaba complejas cuestiones jurídicas que debían conciliar posturas absolutamente opuestas: por una parte la opinión de Jovellanos (comisionado para inspeccionar las minas asturianas entre 1790 y 1797 que fue nombrado Ministro de Gracia y Justicia), que defendía el carbón como un recurso cuya explotación debía ser libre y, de otra parte, la posición de la Armada que deseaba ver satisfechas sus demandas de mineral sin tener que recurrir constantemente a proveedores externos. Intentando llegar a una postura difícilmente intermedia se constituye en 1792 la compañía de las Reales Minas de Langreo que reservaba para la Marina la explotación de los carbones de las dos laderas del río Nalón a su paso por Langreo. Pero pronto el problema del transporte del carbón hasta el mar con destino a los arsenales de la marina se convierte en un intenso debate entre, nuevamente, Jovellanos que era partidario de una carretera desde Langreo a Gijón y Fernando Casado de Torres, Ingeniero Militar puesto al frente de las minas, que apostaba por canalizar el río Nalón entre Sama y su desembocadura en San Esteban de Pravia. La historia acabó dando la razón al ilustrado gijonés pero el presente, sin dudas, fue de Casado de Torres: realizó las obras de canalización (la Empresa del Nalón como se llamó) por la que a partir de 1793 empezaron a descender chalanas cargadas de mineral que eran fabricadas en unos astilleros Reales creados al efecto en el Alto Nalón, montó un horno de coque y eligió el emplazamiento de la fábrica de armas de Trubia de la que fue nombrado primer director y que recibiría el carbón a través de las barcazas de la Empresa del Nalón. Pero como previera Jovellanos la canalización del río fue titánica, costosa y, finalmente, una riada desbarató la obra en 1801 tras lo que dos años más tarde se abandonaron también las Reales Minas de Langreo cuyos costes de explotación y transporte arrojaban unas ruinosas cuentas.

La idea es crear un complejo industrial que beneficie los carbones asturianos para utilizarlos en un establecimiento metalúrgico a pie de yacimiento y, también, para suministrarlos a las Reales Fábricas de Armas como las de La Cavada y Liérganes. Para ello se ofrecen excelentes condiciones en relación con las concesiones mineras que llegan a extenderse a media Asturias.
Nace así en 1833 la que luego será la Real Compañía Asturiana de Minas (en adelante RCAM) con capital mayoritariamente belga. Las labores mineras se inician en la zona continental de la concesión prestando una hasta entonces inusitada atención a cuestiones como la planificación del yacimiento (planos de labores, estudios geológicos), las galerías de arranque (relleno, entibación), la ventilación (hogares y chimeneas), la tracción (máquinas de vapor, caballerías) o el transporte (en 1834 comienza a funcionar un ferrocarril con tracción a brazo que conecta la mina con un pequeño embarcadero también en Arnao).

la necesidad de comunicar la cuenca del Nalón no era vista en un principio como una base sobre la que crear un proyecto industrial regional sino más bien con la intención de dar salida a los carbones langreanos con destino a diversos puntos de consumo exterior. En esta línea, el antiguo proyecto de Jovellanos de una carretera entre Sama y Gijón consigue retomarse, no sin dificultades, de la mano de uno de los hombres más carismáticos del proceso industrializador asturiano: Alejandro Aguado. Como en el caso de alguno de los inversores españoles en el proyecto de la Real Compañía, Aguado había tenido que exiliarse a Francia donde había fundado una de las empresas financieras más importantes de su tiempo, la casa Aguado, que llegó a realizar empréstitos al gobierno de Fernando VII. Esto le valió el nombramiento como Marqués de las Marismas del Guadalquivir y la posibilidad de volver a España donde fundó la sociedad Aguado, Muriel y Compañía para explotar el carbón de una mina cercana al valle principal de la cuenca del Nalón en Asturias. Es entonces cuando percibe la necesidad de una carretera que comunique Langreo con Gijón para desarrollar convenientemente la industria hullera y, recibiendo como subvención los impuestos sobre la sal y el vino de Asturias durante veinte años además de la posibilidad del cobro de un peaje por la utilización de la vía, inicia las obras que quedaron concluidas en 1842. Pero el proyecto industrial de Aguado iba mucho más allá. Consciente del papel del carbón como factor de localización y de la importancia de las infraestructuras de transporte, registró nuevas minas, fundó una nueva Sociedad, la de Minas de carbón de Siero y Langreo, planteó la construcción de unos altos hornos e incluso una nueva y moderna salida al mar en el Musel, en Gijón. Alejandro Aguado hizo renacer las esperanzas de un nuevo progreso sin fin desde su llegada a Gijón.

Dos años más tarde de la muerte de Aguado se obtenía la concesión para proyectar un ferrocarril carbonero desde Langreo a Gijón que acabará cristalizando en el Ferrocarril de Langreo, un proyecto con fuertes apoyos gubernativos y Reales, que empezará a dar servicio en 1852 llegando a Sama en 1856. El Ferrocarril de Langreo supuso el estímulo definitivo para el aprovechamiento de las reservas hulleras de la cuenca del Nalón abriéndose numerosas minas en sus márgenes y siendo el acicate para la aparición de la siderurgia langreana de la Sociedad Duro y Compañía. A partir de este momento el desarrollo minero e industrial de la cuenca del Nalón empieza a tomar rápidamente forma en mayor medida que la del río Caudal donde, pese a la existencia de prometedores referentes anteriores, la ausencia de vías de comunicación demora el afianzamiento de un proyecto industrial capitalista en torno al yacimiento hasta los años setenta del siglo XIX cuando se construye la línea de los Ferrocarriles del Noroeste entre Lena- Oviedo y Gijón (principio del ferrocarril a Castilla).


Scripta Nova
REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES

(Faustino Suárez Antuña)

jueves, 26 de agosto de 2010

LA TABACALERA DE GIJÓN

Fundada en 1822, a iniciativa del Ministro Canga Argüelles, en el Palacio de los Marqueses de Casa Valdés, es una de las muestras más tempranas de la industrialización gijonesa. La fábrica se restableció en 1837, tras diversos avatares, y se instaló definitivamente en el antiguo convento de las Agustinas Recoletas, en el Barrio de Cimadevilla, donde mantuvo su actividad tradicional desde 1842 hasta su clausura, austero e imponente, fue levantado bajo la dirección de los maestros canteros Ignacio de Palacio y Juan San Miguel,terminándose en 1679. La Capilla fue rematada en 1684 y en 1733 se añadió una nueva planta a lo construido anteriormente. La capilla sirvió de almacén hasta el sorprendente cierre de laFábrica en el año 2002, con restos de frescos en sus paredes y un microclima original albergaba los fardos de tabaco, que luego se transformaban y manufacturaban en productos como el popular farias o los más distinguidos cigarros puros suministrados a la Casa Real Española.

Durante sus primeros años de actividad la fábrica gijonesa se dedica a la elaboración de cigarros hasta que en 1874 se instalan las primeras máquinas picadoras de tabaco.
En 1887 el Estado arrienda el monopolio a la Compañía Arrendataria del Monopolio de Tabacos y se inicia un plan de modernización que conlleva la ampliación del centro gijonés y sus gamas de fabricados que pasan a incluír los cigarros tipo faria y las labores de cigarrillos. Se instalan nuevas máquinas virutadoras para aprovechar productos residuales y maquinaria hidroextractora de secado y en 1899 se electrifican las instalaciones Un escrito de la época ya nos habla de que existían 1.200 operarias. Y que se elaboraban 32.000 libras de cigarros mensualmente. Empaquetado manual de picaduras. Las cigarreras y sus auxiliares, las cuartilleras, pusieron su impronta al barrio de Cimadevilla. Se habla de leyendas . De fantasias, que afirmaban que vagaba por el edificio el alma de una religiosa y de tesoros que nunca se encontraron.
el abandono definitivo de las actividades en el edificio de las Agustinas, fue en octubre de 2002, y el traslado de las instalaciones a Santander. En el mes de abril de dicho año.






("Las excavaciones arqueológicas comenzaron en octubre del 2007 y se desarrollaron en tres fases sobre una superficie de 1.350 metros cuadrados del antiguo edificio
Aparte de los vestigios romanos, los profesionales de Terra Arqueos han desenterrado también un trozo de calle empedrada del siglo XVIII. La traza de este antiguo vial de la época de Jovellanos fue descubierto entre el talud del cerro de Santa Catalina y el propio solar de Tabacalera.

Pero no se han quedado ahí los hallazgos. También se han hallado restos óseos humanos, tal y como adelantó EL COMERCIO, en una fosa encontrada en una esquina de la antigua iglesia barroca del convento, utilizada asimismo durante décadas como secadero de tabaco en la época de Tabacalera
Los arqueólogos han llegado a la conclusión de que la fosa fue reutilizada para varios enterramientos, toda vez que se han encontrado huesos de entre dos y tres personas distintas, que se remitirán para su estudio al departamento de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid. Uno de los esqueletos se ha podido recuperar prácticamente en su totalidad. Correspondería con el de la última inhumación que se realizó en ese rincón del templo, ya que era costumbre de la época ir sustituyendo de forma periódica los cadáveres más antiguos, que se sacaban de la tumba y se solían trasladar a osarios. En cualquier caso, hasta que no se lleven a cabo los mencionados análisis en el laboratorio no se podrán conocer con certeza cuestiones como la edad o el sexo de las personas a las que pertenecen esos restos óseos.
No obstante, se da casi por segura su vinculación con la comunidad de religiosas de clausura que vivió en el edificio de Cimadevilla hasta la desamortización eclesiástica a mediados del siglo XIX. De hecho, los arqueólogos han podido documentar en fuentes escritas de la época el entierro en ese emplazamiento de la madre María de Santo Tomé, fundadora de la congregación de las Agustinas Recoletas en Gijón. Sor María de Santo Tomé fue una hija de ilustres llaniscos afincados en Villalón de Campos (Valladolid) cuyo empeño hizo posible primero la creación del convento barroco que las Agustinas fundaron en la villa de Llanes en 1662. Poco después, en 1668, la religiosa decidió extender su congregación a Gijón, en el solar de Tabacalera

Los expertos creen que a modo de reconocimiento póstumo las compañeras de vocación de la madre fundadora la enterraron en la iglesia del convento de Cimadevilla, construido medio siglo más tarde que el propio edificio conventual, cuya inauguración está fechada en 1680.
Monedas y cerámica
Durante el desarrollo de las excavaciones de Tabacalera, el equipo de arqueólogos se ha encontrado con más curiosidades. Por ejemplo, maravedís de cobre de la época de Felipe III. Aunque su reinado es anterior a la época en que se erigió el convento, estas monedas eran de curso legal cuando las monjas se instalaron en el solar del barrio alto de la ciudad. Los profesionales de Terra Arqueos también han recuperado abundantes muestras de cerámica vidriada del siglo XVIII, además de toparse con zapatas y rellenos enormes, de más de dos metros de profundidad, de la propia época del cenobio").
(El Comercio Digital)


miércoles, 25 de agosto de 2010

LA LLAMADA A XUNTA O CONCEYU

Los pueblos tenían unas infraestructuras para uso común de todas las casas que sufrían un deterioro normal y, a veces, inesperado. Estos bienes de uso común eran las fuentes, los lavaderos, los abrevaderos, los caminos, los puentes, los molinos “de vecera”, los cerramientos, los montes comunales, etc. Su conservación y reparación era responsabilidad de todas las casas.
En ciertas épocas del año, sobre todo en aquellos que había menos faenas, el alcalde de barrio llamaba a “xunta o conceyu”(reunión) y organizaba los trabajos. Se solía “ir a camín” los sábados por la tarde. Cada casa mandaba a una persona, pero no servían mujeres ni niños, salvo en casos excepcionales. Cada uno llevaba una herramienta y hacía aquel trabajo para el que estaba más capacitado. Durante los trabajos solía reinar la concordia y hasta un cierto ambiente festivo.

El agua tenía múltiples usos en la sociedad rural asturiana: servicio doméstico, para el ganado, para el riego. Las fuentes, lavaderos y abrevaderos que salpican nuestros pueblos; en estos casos el agua era de uso libre. Sin embargo, el agua para el riego y el agua como fuerza motriz estaba regulada según turno o vez. Los prados de regadío tenían ciertas horas o días semanales de riego. Asimismo, los molinos, pisones, mazos etc., también solían estar sujetos a la vez o turno de agua. La “vecera del agua” o “agua calendada” originaba frecuentes disputas, sobre todo durante los meses más secos, según parece, las casas fuertes tenían más tiempo de agua.


LAS OVEJAS
Muchas casas asturianas tenían un pequeño rebaño de ovejas. Todos los días a primera hora, se juntaban LOS CERDOS todos los animales a la salida del pueblo e iba de pastor una persona, cada día uno de cada casa, Tenía que ser un adulto, y si iba un anciano tenía que acompañarle un niño.
En muchas zonas de Asturias, después de recoger las castañas, muchas casas llevaban los cerdos para “los castañeos o soutos”. Durante un mes o incluso más, los animales se alimentaban y pernoctaban en el monte en unas toscas construcciones, que se denominaban “curteyos” en algunas zonas occidentales. Para vigilar la piara iba por turno una persona cada día.

EL MELANDRU, EL XABARIL Y EL OSU
Casi todas las casas de Asturias sembraban maíz. Este cereal era muy apetecido por muchos animales salvajes: pájaros, perdices y, sobre todo, por el “melandru”(tejón), el “xabaril”(jabalí) y el osu. Hace algunas décadas no se conocía ningún remedio eficaz para ahuyentar a estos depredadores, sólo la presencia humana podía salvaguardar las cosechas. Por esta razón, se instituyó la vecera o calenda. Es decir, cada noche iban, por turno y vez, uno o dos vecinos a cuidar el maíz.

LOS ENFERMOS, EL MAESTRO Y LOS POBRES
La fórmula de la vecera se extendía también a otros planos de la vida tradicional.
Cuando un vecino se ponía enfermo o cuando en una casería ocurría una desgracia y no podían cuidar su hacienda, las demás casas iban por turno a ayudarle, estas situaciones podían prolongarse durante semanas, meses o años.
Igualmente ocurría, con cierta frecuencia en algunas zonas de Asturias, que las casas que tenían niños pagaban a un maestro para que les pusiese escuela. Cada casa, por turno y vez, asumía la manutención y el alojamiento del maestro.
Respecto a los pobres y vagabundos que iban pidiendo por los pueblos sucedía algo similar. Cuando llegaba un pobre al pueblo y tenía que pernoctar allí, el alcalde de barrio le asignaba por turno una casa para pasar la noche.

La casa Tradicional Asturiana.(CajAstur)

martes, 24 de agosto de 2010

HERRAMIENTAS DE TRABAJO -CASA ASTURIANA -

Cada casa, como pequeña empresa que era y con una tendencia a la autosuficiencia, poseía también las herramientas indispensables para realizar las diferentes tareas productivas, así como los medios técnicos básicos para procesar los diferentes productos.
Respecto a las herramientas, cada casa tradicional asturiana, disponía, por regla general, de un equipo técnico que podríamos clasificar en tres grupos: instrumentos y herramientas, medios de transporte y arreos para los animales, además de una serie de utensilios de cocina y otros para elaborar el pan, hacer el samartín, procesar la lana etc.
Entre las herramientas indispensables de una casa cabría citar, entre otras, las siguientes: el “llabeguín”, “llabiegu”, “vara tazar”, “furón o selloriu”(arado de madera), el “llabegón” (arado de vertedera), la “gra o grade”, picas, picones, palas de dientes, pala de tierra, “fesories” o azadas, “hachos”(hachas), “fouz”(hoz de mano), “gadaños” o guadañas, “garabatos, garabatas o angazos”(rastrillos de madera), “maniegos, goxos y goxes (cestos de madera de varios tamaños), “fierros o ferros de cabruñar”(yunque y martillo), “tronzador o tronzón” (sierra para
dos personas), “segote” o serrucho de mano, etc.


Respecto a los medios de transporte, cada casa disponía de un “carru pa vacas o carru´l país”.El carro tenía una estructura básica, y según lo que fuese a transportar se equipaba con accesorios distintos. Si era para tierra o estiércol se ponían “lladrales”(unas tablas laterales o adrales) o “esquirpias” (un trazado de varas de avellano), si era para hierba, leña, roza o pan, “estadoños, estendochos o fumeiros”(palos verticales con punta).


En la zonas de montaña había “ramos o rametos” para caballos y para vacas, “corzas, carreñas o carriellas” (especie de trineos para usos distintos). Con frecuencia, muchos productos se transportaban a lomos de bestias y , en estos casos se utilizaba la albarda y las parihuelas.


Finalmente, cada casa disponía también de una serie de arreos para los animales. Así, la bestia o animal de carga necesitaba albarda, “cincha, parigüelas, serón, banastras (dos cestas unidas que se colocaban sobre la albarda). La pareja necesitaba “ubos o xugos (yugos), mullies o mullidas (especie de cojines que se colocaban sobre la testuz), cubiertas (dos trozos de piel para cubrír las “mullidas”), las “cornales”(correas para sujetar el yugo a la cabeza del animal), además de diversos sistemas de enganche, según fuese el carro, el arado, la “grade”, la cadena. Las casas fuertes solían tener caballo de montura y silla de montar.

La mayoría de estas herramientas las hacían los artesanos de la zona – los carpinteros , los herreros, el “goxeru”, maconeru o manegueiro” (hacía los cestos) etc. Cada miembro de la familia asumía diferentes funciones, según el sexo, la edad y el rango.

(La casa tradicional Asturiana)

HISTORIA DE LA CALLE CORRIDA











El pavimento no es un prodigio de calidad ni tiene idea de siquiera del cemento o del asfalto. Pura tierra batida. Y un alumbrado que se limita a muy pocos y muy tristes faroles de gas, de los que en 1.881 sólo existían cuatro para todo el bulevar. Reminiscencias. Reminiscencias de las “Balbonas” y de las “Ramoniegas”, aquellas mujeres valerosas y luchadoras que, desde los vecinos concejos de Langreo y de Siero, venían cabalgando en humildes rucios en busca del sabroso pescado del Cantábrico, y que solían descansar de la fatiga de la marcha al llegar a la Puerta de la Villa y proximidades. Desde allí, contemplando la longitud de la calle, alguna de ellas contesta a la que pregunta: “¿Dónde está el cay?”, lo de “Allí, al terminar esta calle toda corrida…”. Y en efecto, al final de esta calle toda corrida estarán las lanchas marineras, con el producto plateado balanceándose sobre el mar.
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Todo pasa todo se transforma. Aquél empedrado engarzado en la tierra pisada ya había desaparecido. Arrancados, pues, los cantos por los que se deslizaban las aguas y los carros, quedó la calzada convertida en un barrizal cuando llovía, y en arenal seco y polvoriento los días de sol y sequía. Todo esto lo solucionó el asfalto. Y al cambiarse el alumbrado por el de gas. Y tras derribado el Arco del Infante, cerca de allí, al final del trazado viario, sólo quedan casas modestas, tiendas de ultramarinos y la popular Confitería de la Casilda, cuyos pasteles endulzaban la vida de los gijoneses Ahora, casi recién iniciado el siglo, se pone a la venta en todas las librerías de Gijón una magnífica colección de tarjetas postales de las principales calles, paseos, monumentos, edificios públicos… La colección ha sido editada en Alemania, a todo lujo, por cuenta de Miguel Palacios. Ahí está EL Café Colón. Recorren la calle berlinas, cestas, landós. La diligencia de Antonio Lavandera sale para Ribadesella y el precio de tan largo viaje es de siete pesetas y media. También aparecen los coches de punto, coches de punto como el de Juan Somonte, frente a La Peña; el de Máximo Sánchez, frente al comercio de Manuel Menéndez, y otro en la esquina del Carmen. La carrera cuesta una peseta y el traslado a las aldeas vecinas se contrata a dos pesetas la hora.
Aledaños del Café Colón, a la izquierda, aquel viejo reloj que recogió, minuto a minuto, los latidos de una época. Señoras con quita soles, carros, niñas y niños con sus correspondientes pamelas. El reloj pauta las horas, encaramado en su columna de hierro. Proliferan las gentes en las cercanías del Café Colón. Hay vendedores para todos los gustos. Ya por entonces, como quién no quiere la cosa, se llama la atención a los munícipes por la proliferación de organillos callejeros tocando a diario y a todas horas, pues se hacen insoportables cuando se estacionan junto a las oficinas y comercios. Hay quien pide suprimirlos, como, al parecer, se ha hecho en Madrid. Y el señor Alcalde, muy en lo suyo, dirige al inspector interino de la Guardia Municipal una comunicación manifestando que, en virtud de las quejas recibidas, ha acordado prohibir la circulación de pianos de manubrio – organillos – por las calles de esta villa, ínterin sus dueños no se provean del permiso necesario por la Alcaldía.
También, sugeridor, el carrito de la castañera de turno que, por el momento, no tiene
competencia, aunque entre ellas se llevasen a matar. Cada una tiene su grito de guerra: ¡Ay que castañes más riques, allí les podres – por las de la competencia – aquí les sanes! Un suma y sigue en que se entremezclan nombres y apellidos. Y unas actividades comerciales que lo abarcan casi todo.

( Crónica de la calle Corrida-Patricio Adúriz)

domingo, 22 de agosto de 2010

EL PROCESO DEL PAN EN ASTURIAS
















El término pan, en la casa tradicional asturiana, incluía varios productos – el trigo, la escanda, el centeno y , en ocasiones también el maíz – y, además, tenía connotaciones muy amplias. En el pasado, las casas pobres, que eran muchas, hacían pan de todos los cereales mencionados, mientras que las casas fuertes sólo lo hacían de trigo y escanda. En el proceso del pan se pueden distinguir dos momentos. El primero dura casi diez meses, que es el tiempo que se requiere para cultivar y recoger el cereal. El segundo se prolonga a lo largo de un año, es decir, entre una cosecha y otra. Una vez el pan ya estaba recogido, era el ama de casa la que administraba este producto básico para la dieta diaria y festiva de la casa. Pero el ama no sólo tenía que administrarlo, sino que tenía que procesarlo. Cada quince días, más o menos, el ama de casa preparaba la ”cebera” o “la fornada”, es decir una cierta cantidad de grano para ir a molerlo al molino hidráulico – entre 30 y 40 kg – ya fuese de “maquila” (de un particular que cobraba en especie por moler) o de “vecera” o “calenda” (de varios vecinos que molían por turno, según los derechos que tenía la casa). El elevado número de miembros de la familia, el alto consumo de pan – se comía a todas horas, sólo o con otros alimentos - y la escasez de tierra obligaba al ama de casa a administrar meticulosamente el pan, y un ejemplo ilustrativo lo tenemos en algunos dichos y refranes muy conocidos en Asturias:

Pola candelera, medirás la cebera
Si tienes como tenías, comerás como solías
Si nun hai faría nel fole
Riñen a muyer y l´home.

En algunas casas, el ama se veía obligada a recurrir a fórmulas duras para disminuir el consumo de pan, tales como amasar cuando aún quedaba bastante pan de la hornada anterior´pues así la familia comía el pan siempre de varios días y por tanto se consumía menos, pues, “A pan tiernu, mal gobiernu” o “El pan mole al ricu fai probe”, rezaban algunos adagios populares.
El ama de casa fijaba el día que iba a amasar, y la víspera preparaba el “furmientu” (fermento) y la leña para “arroxar o roxar el fornu” (cocer o calentar el horno). El día que amasaba, la mujer se arreglaba y se aseaba más, se ponía ropa limpia y una pañoleta, y la familia, por su parte, la liberaba de sus tareas habituales, puesto que estaba en juego el pan de casa de quince o veinte días. Asimismo, la mujer no podía estar menstruante, pues existía la creencia de que la masa no fermentaba si la tocaba una mujer en esa situación.
La mujer preparaba la pasta en la “masera”o “artesa”(recipiente de madera) mezclando agua, harina, fermento y sal, y empezaba a sobar la pasta con sus manos, una tarea pesada y laboriosa que duraba más de media hora sin descanso. A continuación, la pasta se cubría con una sabana y una manta, era la “cama” del pan, y se dejaba “lleldar” o “vir” (fermentar). Mientras tanto la mujer “arroxaba´l fornu” (calentaba el horno), de manera que el horno debía de estar preparado para cuando la pasta estuviese “lleldada”. La mujer hacía las “fogazas”(panes), barría el horno y “enfornaba” con la pala o “paira del forno”, haciendo una cruz sobre cada pan antes de meterlo en el horno. Cuando todo el pan estaba en el horno, la mujer solía rezar algunas plegarias:

Dious delante, ya San Antonio me lu coza,
Ya la Virgen nun me lu queime.
A San Xustu, pa que de lu poucu me saque muitu.

De vez en cuando, la mujer “aballaba” las fugazas con el “rodo”, “traedor”,”badillu”, “rodalo” o “rudabiellu”( movía los panes con el traedor) para ver si estaban cocidas.
El día que se amasaba, en casa había un cierto aire festivo, pues el pan caliente y el bollo preñado rompían la monótona dieta diaria. El pan se consumía a todas horas, pero con cierto tono de sacralidad. Así, era el ama de casa quien partía el pan, no se daba pan a los animales, excepto a las vacas cuando parían, el pan no se podía tirar, si a alguien se le caía un trozo al suelo, lo recogían y lo besaban. Así, se decía a los niños:

Nun tires el pan, nin lu des al perru, ¡nin!
Qu´ía pecáu, el pan ía de Dious.

(Casa tradicional Asturiana) Adolfo García Martínez.

sábado, 21 de agosto de 2010

LA CASA DE MIO PADRE




DEFENDERÍA
LA CASA DE MIO PADRE
CONTRA LOS LLOBOS
CONTRA LA XUSTICIA
CONTRA LA USURA.
PERDERÍA
LA FACIENDA Y EL MONTE SI PUDIERA
DEFENDIENDO LA CASA DE MIO PADRE
COLES MANES.
EN QUITÁNDOME LES MANES,
COLOS BRAZOS,
COL SANGRE
Y COLA VIDA
DEFENDERÍA LA CASA DE MIO PADRE.
Y MORRERÍA
PERDERÍA L´ALMA
PERDERÍA EL MIO FRUXE
PERO DE PIES
LA CASA DE MIO PADRE
SIGUIRÍA.
DEFENDERÍA LA CASA DE MIO PADRE
AUNQUE FUERA
UNA CASA BARATA
FECHA CON USURA,
UNA COLOMINA
QU´UN CHAMIZU HA ARGAYAR.
DEFENDERÍA
LA CASA DE MIO PADRE
DE NUN SER
QUE PADRE LA VENDIO
PA QUE YO FUERA
DALGO PELA VIDA.

(Antón García)

CANGAS VINO Y ORO




Cangas del Narcea se encuentra encuadrado en un entorno natural privilegiado plagado de valles, ríos, bosques y montañas que, en la mayoría de los casos, se conservan intactos con el paso del tiempo. Contamos, además, con uno de los bosques de robles más importante de Europa como es la Reserva Natural de la Biosfera de Muniellos, que se encuentra dentro del Parque de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, en el cual también se encuentra la Reserva del Cueto de Arbas.
Toda esta zona cuenta con una importante población faunística en la que destacan animales como el oso, el lobo, las aves rapaces, etc.
El Patrimonio histórico-artístico de Cangas del Narcea es muy rico y variado. En la villa de Cangas se puede disfrutar de un bellísimo casco histórico. Destaca, además del casco antiguo, la Basílica de Santa María Magdalena, del siglo XVII, declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional, y los numeroso palacios, entre los que sobresalen el Palacio del Conde Toreno, de 1701, actual Ayuntamiento, el de Omaña, del siglo XVI, y el de Pambley, del siglo XVI, entre otros. En el tradicional barrio de Entreambasaguas podemos visitar un puente medieval, cerca de la Capilla del Carmen.
También fuera de la capital se pueden visitar numerosos atractivos monumentales. Destaca por encima de todos el Monasterio de San Juan Bautista de Corias, a tres kilómetros de la villa y futura sede de un Parador Nacional. Conocido como “El Escorialín” asturiano por su parecido estructural con el Monasterio del Escorial, pero mucho más antiguo, concretamente del siglo XI, fue el más importante cenobio asturiano de la Edad Media.

Es el edificio más notorio del Concejo, tanto por su monumentalidad como por su historia y está declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional. Su origen se remonta al siglo XI, año 1.022, fecha de su fundación por los condes Don Piñolo y Dña. Aldonza. Poco después, en el año 1.044, se estableció en él una comunidad de benedictos. De esta primera construcción se conservan algunos restos románicos. En el Siglo XVI, la iglesia románica es reemplazada por un gran templo renacentista, de estilo herreriano , realizado por Domingo de la Montera. A lo largo del siglo XVII las capillas, el coro, el presbiterio y la sacristía se van llenando de tallas de madera, retablos, sillerías y órgano, dando lugar a uno de los más destacados logros del barroco asturiano. En una de las capillas laterales se conserva el Cristo románico del siglo XII, conocido popularmente como "de la cantonada" y considerado una talla sobresaliente del románico asturiano. En el año 1.763, tras un incendio el monasterio fue reconstruido. Se levantó entonces el actual monasterio de estilo neoclásico, de planta rectangular y cuatro alturas. El arquitecto Miguel Ferro Caaveiro, maestro de obras de Santiago de Compostela, dirigió las obras de construcción. Destaca también el bello claustro, del que se conserva en sus jardines la exótica araucaria, ejemplar único traído de América.
Pueden contemplarse en el concejo un número considerable de iglesias del románico. Muchas de estas iglesias, aunque hoy son parroquiales, formaron parte antaño de monasterios, de los cuales no queda ya ruina. Sobresalen la iglesia de San Vicente de Naviego, Santiago de Cibea, San Pedro de Bimeda, San Salvador de Cibuyo, Santa María de Monasterio de Hermo, Santa María de Carballo, San Martín de Besullo, etc. Especial interés merece la ermita del Acebo, de gran veneración popular y que, después de Covadonga, es el santuario más importante de Asturias, cuya romería, el 8 de septiembre, atrae a numerosos romeros y peregrinos de toda la región y concejos vecinos de Babia, Laciana y Palacios, en León.
También en Cangas del Narcea, en un pequeño pueblo llamado Xinestoso, encontramos la elaboración de uno de los quesos más apreciados de Asturias, el queso de Xinestoso. Se trata un queso de sabor intenso, ligeramente ácido y corteza enmohecida, elaborado con leche de vaca.
Este queso antiguamente de cabra y oveja se fabrica hoy en día con leche de vaca. La leche recién ordeñada se sala y se le añade el cuajo. Tras haber cuajado se corta y se introduce en los moldes. Pasados tres días se rectifica de sal y se amasa la pasta resultante. Una vez amasado se prensa lateralmente durante otros tres días. Una vez acabado el prensado se le pone a curar en un ambiente seco de tres a cuatro semanas.
La producción de este queso hoy en día está casi desaparecida si bien la consejería de agricultura ha presentado un plan para la dinamización del sector. Su producción se remonta a la trashumancia que se hacía en la zona hacia Castilla y Extremadura. Estaba elaborado por los pastores con el queso de sus ovejas y cabras si bien hoy en día está fabricado con leche de vaca. Es un queso graso y semiblando de forma tronconiforme con los laterales cóncavos de tamaño inferior al kilo. En la zona occidental destaca el Xinestoso, que debe su nombre a que originariamente procede del caserío de Xinestoso en el concejo de Cangas del Narcea
La cuajada, formada después de varias horas, se deposita en recipientes de plástico agujereados, que sustituyen a las antiguas vasijas de barro de Llamas del Mouro. Al cabo de un par de días, se introduce en las pleitas de esparto, a fin de que al mismo tiempo que escurre el suero se produzca el moldeado. El queso de Xinestoso es hoy por hoy una auténtica reliquia del pasado, se realiza a más de mil metros de altitud, en Xinestoso.
Fueron pastores castellanos y extremeños los que aportaron las pleitas, aros de esparto trenzado que servían para moldear el queso por ellos elaborado, y cuya técnica fue asumida por los habitantes de Xinestoso y transmitida de padres a hijos.
Este queso antiguamente de cabra y oveja se fabrica hoy en día con leche de vaca. La leche recién ordeñada se sala y se le añade el cuajo. Tras haber cuajado se corta y se introduce en los moldes. Pasados tres días se rectifica de sal y se amasa la pasta resultante. Una vez amasado se prensa lateralmente durante otros tres días. Una vez acabado el prensado se le pone a curar en un ambiente seco de tres a cuatro semanas.
La producción de este queso hoy en día está casi desaparecida si bien la consejería de agricultura ha presentado un plan para la dinamización del sector. Su producción se remonta a la trashumancia que se hacía en la zona hacia Castilla y Extremadura. La zona de elaboración de este queso se reduce casi exclusivamente al pueblo de Genestoso o «Xenestoso» en el concejo de Cangas del Narcea.


En Cangas del Narcea se tiene constancia de la existencia de viñas desde épocas romanas. Hasta finales del siglo XX la producción estaba dedicada al consumo propio básicamente, y es en esa época en la que surgen las bodegas que ahora mismo conforman la I.G.P.
El origen del viñedo de Cangas del Narcea puede remontarse hasta hace dos mil años, antes de la romanización. Desde el S. IX está documentado el cultivo de la vid en la zona. Su expansión se produjo con la fundación del Monasterio de San Juan Bautista de Corias por los monjes benedictinos
en la parroquia del mismo nombre. El viñedo sufrió las crisis de la filoxera, y otros males en la segunda mitad de S. XIX. Técnicos franceses vinieron a la zona para ayudar a combatir estos males y para reconstruir el viñedo, trayendo además de sus conocimientos posiblemente otras variedades de vid como “Cabernet sauvigñon” a Cangas.
La primera piedra de la andadura del enoturismo se observa en el núcleo de Santiso, que está afuera de la villa de Cangas del Narcea. El núcleo cuenta con nueve bodegas para preparar vino y algunas siguen preparándolo con un método artesanal (“vino de romanos”).

EL CARCABÓN
el pueblo de San Félix, en el margen izquierdo del río Arganza. A 700 metros de iniciado el itinerario nos encontramos a nuestra izquierda un camino que representa una interesante alternativa como complemento a nuestra ruta, ya que nos permitirá ver de cerca los restos de la explotación romana de oro.
Desviándonos por este camino, y a unos 500 metros, podemos encontrar perfectamente visible y a la derecha la entrada de una galería, que los romanos excavaron como prospección (terbagi). La galería tiene unos 2 metros de alto y se adentra un centenar de metros en la montaña. Volviendo sobre nuestros pasaos, a unos 200 metros a nuestra izquierda, podemos coger un sendero que nos sube hasta el 'Carcavón', resto de la corta que dejaron las explotaciones.
Podemos ver el impresionante aspecto que ofrece la montaña literalmente 'comida'. El sendero nos sube hasta la cresta del corte y se pierde, pero podemos sin mucha dificultad continuar monte raso arriba, recorriendo el espectacular tajo, o descubrir los resto de lo que fueron los depósitos (hondonadas que hoy se encuentran cubiertas de arbolado). Vueltos al punto donde nos habíamos desviado de la ruta principal, continuamos el paseo. Además de los bellos paisajes del valle de Las Montañas, también podemos observar en las laderas de enfrente restos visibles de explotaciones, sobre la carretera a Las Avelleras.

viernes, 20 de agosto de 2010

SOBRESCOBIO--LADINES--

LADINES
























Dentro de la época de dominación romana, se sabe que estos entraron en el concejo por la ruta del Tarna con el fin de conquistar la región, construyendo en el mismo la fortaleza de Aceales, también conocido como el castillo de Villamorey. Los orígenes de este castillo datan de la época romana sufriendo posteriores reformas y construcciones. La primera reconstrucción importante data de la época de Alfonso I siendo la primera referencia escrita el legado de Fernando II a la orden de los Caballeros de Santiago en 1185, propiedad que se mantuvo hasta el año 1565. El castillo aparece hoy en día en el escudo del concejo de Sobrescobio. que significa sobre el escobio o desfiladero y que hace referencia a la situación del concejo dentro de la cuenca del Nalón De dicha época proviene la denominación de Sobrescobio, que deriva de «super scolupum», Este castillo, situado en un cerro que domina la parte alta del embalse de Rioseco, está hoy en día casi en ruinas.
La primera noticia documentada del concejo proviene de la donación efectuada por la dama Ildoncia en el año 980 al monasterio de Sahagún de una villa en el territorio de Submancia, valle de Flavania en el lugar de Aubiniana (Oviñana). En 1185, el monarca Fernando II cedió a la orden de Santiago el castillo de Sobrescobio con todas sus pertenencias y derechos. Varios fueron los encomendadores que rigieron el poder del concejo por gracia de la iglesia de Santiago, como Núñez Froilaz en el siglo XII y el poderoso Rodrigo Álvarez de las Asturias en el siglo XIV, quien cedió el poder al hijo bastardo de Alfonso XI, Enrique II. Precisamente durante el reinado de Alfonso XI, en 1344, éste otorga la Carta Puebla al municipio estableciéndose el núcleo poblacional en el Coto de Oviñana.
En 1504, todavía bajo dependencia de la Orden de Santiago, el territorio adquiere la condición de Municipio. En 1528 las gentes de Sobrescobio protestan ante los representantes de la férula Santiaguesa porque personas de concejos limítrofes de realengo entraban en su territorio a dejar sus rebaños a pacer, cortar leña de sus árboles y apoderarse del poder piscícola. Así el monarca Felipe II pone en venta, mediante el sistema de pública subasta, el coto de Sobrescobio. Las gentes de Sobrescobio elegirían como representantes para tal subasta a D. Pedro Díaz del Prado y Diego Fernández de Ladines, siendo el sistema de subasta utilizado, realizar ofertas de compra mientras dure una vela encendida. El poderoso Pedro Solís, regidor de la ciudad de Oviedo, inicia con 600.000 maravedíes la primera puja, a la que van sucediéndose varias alzas en la oferta hasta llegar a los 800.000 maravedíes ofrecidos por el Señor Solís que hace enmudecer a la sala y pensar que esta sería la última oferta que se realizaría por el municipio, con lo que el terreno pasaría a depender de alguien nuevamente. Pero cuando la vela estaba llegando a fundirse definitivamente, representantes vecinales aumentaron en 10.000 maravedíes la oferta, negándose el Señor Solís a aceptar dicho resultado y apelando al rey, que en 1568 concede al municipio independencia y autonomía propia. Desde 1598 Sobrescobio forma parte de la Junta General del Principado, ocupando el asiento número 45 y perteneciendo al partido de la obispalía, que incluía a los concejos redimidos del poder eclesiástico.

jueves, 19 de agosto de 2010

ONÍS QUESO DE GAMONEDO




La economía del concejo es fundamentalmente ganadera y pastoril. Durante varios meses las familias y los pueblos se dividen, enviando aquéllas a alguno de sus miembros a las majadas estivales, con el ganado mayor y menor, hasta el mismo corazón de los Picos de Europa.
La excelencia de los pastos comunales en los puertos (majadas) y la programación de la paridera del ganado menor (la reciella) permiten producir un queso de gran calidad, conocido como "quesu Gamonéu". El ciclo reproductivo ganadero tiene unos hitos que corresponden con el ciclo festivo; es la manera tradicional de medir el tiempo: "De la Esperanza p´arriba (fiesta de mediados de septiembre) se echa el carneru y el castrón". Las hembras están cinco meses preñadas, pariendo en enero y febrero. Éste se considera el mejor ganado; los nacidos en mayo, después de que canta el cuco, no valen: "mátalu el zurru o piérdese". En junio el ganado se desteta "Por San Antonio ya-yos quitan los corderos..., pa mecer, pa jacer el quesu".
El queso se elabora, con mezcla de tres leches-vaca, cabra y oveja-, al igual que el llamado queso de Cabrales, del que se diferencia, no obstante, en ciertos momentos del proceso de producción, lo que afectará a su sabor y presencia. Se produce únicamente en el periodo estival, aprovechando la trashumancia estacional. El ganado pasta libremente y al amanecer y al atardecer se ordeña. Mezclada la leche de las dos horas, se calienta al fuego del hogar y se le añade el cuajo. Se prensa la cuajada para lograr una masa compacta, si bien el propio tamaño grande del queso contribuye a ello. El desuerado ha de hacerse en tres o cuatro días, para que la masa sea firme. Luego se sala permaneciendo durante tres o cuatro semanas en la cabaña, ahumándose hasta que se transporta a cuevas donde madurará por un tiempo no mayor de dos meses. Las cuevas, húmedas, con corriente de aire, permitirán la completa maduración del queso que se verá levemente afectado por el hongo "Penicilliun Roquefortii", que le proporcionará unas vetas verdosas. Además de las cuevas, el queso también madura en bodegas hechas a tal efecto.
El queso de Gamonéu se elabora en las majadas del Cornión por los vecinos de Onís, fundamentalmente en Benia, la capital del concejo, se celebra desde 1.980 un certamen el tercer domingo de octubre; allí los artesanos venden directamente sus quesos y se premia al de mejor calidad. Este queso de masa compacta, gran tamaño, forma cilíndrica, de cinco a siete kilos de peso, curado al humo, madurado en cuevas, de corteza natural, con ligeras vetas verdosas, que se desmenuza al partirlo,es, por su calidad y escasez, el más caro de todos los asturianos.

-Asturias concejo a concejo-

miércoles, 18 de agosto de 2010

GIJÓN PUERTA DE LA VILLA

Estaba la vieja Puerta de la Villa en medio del arenal de la Trinidad, por donde discurrían las aguas del mar hasta alcanzar muchas viviendas del casco urbano. Otra vez es Jovellanos quien, con sus sueños de modernidad, contemplará unas mejoras que se van a llevar a efecto. Porque muchos gijoneses, y más hoy, se muestran extrañados cuando oyen hablar de la Puerta de la Villa, siendo necesario aclarar la cita nombrando la plaza Seis de Agosto, donde se eleva la estatua de Jovellanos, inagurada en 1.891. Y se llamó siempre así, porque sólo por el Arco del Infante se entraba y salía cuando Gijón estaba amurallado. A este respecto, conviene aclarar que las últimas murallas derruidas, cuyas ruinas todavía se levantaban en 1.921 sobre los terrenos que ocuparían las edificaciones en construcción de la Cocina Económica y la Casa del Pueblo.
Pero sigamos con el Arco del Infante, que se levantaba frente a la calle Corrida. Sobre el sillar central de la coronación del Arco, destacábase en pronunciado relieve la arrogante figura de Don Pelayo, blandiendo la tajante espada. Abajo, en el entrepaño que formaba la columna que dividía el gran Arco y una de las pequeñas puertas laterales, había establecida una industria que parecía un apéndice de éste, nada menos que el popular puesto de la Carnera, donde acudía a surtirse de frutas toda la barriada, especialmente de castañas cocidas y asadas, que tenían fama en el por entonces mínimo pueblo de Gijón.
Tras el Arco, obviamente, la Plazuela del Infante, sombreada por copudos árboles y rodeada de bancos de piedra, donde esperaban a diario oír la campana, para entrar al trabajo, los obreros de la también desaparecida Fábrica de Vidrios y de la otra, la de la Fundición, que dio nombre a la calle que, a no mediar esta nota aclaratoria, no nos explicaríamos su razón de ser, y más tarde convertida en el dique del Natahoyo, tras ocupar inicialmente los terrenos donde hoy se asienta el Mercado del Sur. Aquí, muy a cuento, lo del remolcador local "Grillo", construido en 1.880 y que fue llevado desde estos talleres sitos en la Puerta de la Villa hasta el mar, teniendo que atravesar un dédalo de calles entre las que se encontraba la calle Corrida. Y en su expedición nocturna en busca de las aguas, interrumpió el sueño de los vecinos, derribando trozos de esquina y nada menos que dos balcones, siendo necesaria la inmediata intervención de una brigada de albañiles para remediar los desperfectos.
Por otra parte, los bancos de los que hablamos servían también de mesa a los obreros que residían en la aldea, pues en ellos realizaban su refacción de doce a una de la tarde. Servía también la Plazuela del Infante, de mercado para algunos productos del campo, especialmente de las sábanas con hojas de maíz y del alcacer que venía en cargas, traídas a hombros desde las más apartadas aldeas del concejo. Allí iban los "galopines"a surtirse de "zamploñes" que hacían con las hojas más gruesas, formando después, calle Corrida adelante, las más extrañas orquestas.
Por el oeste de la Plazuela, en línea circular, levantábanse unas cuantas chavolas de madera, dedicadas a ferrar zuecos y madreñes, destacándose por ser la primera y más popular, la del zapatero remendón "Peluca". Y ocurría con él que, siendo el Ayuntamiento pobre en recursos, le tenía encomendada la vigilancia del abrevadero y la "fuente vieja", que estaban emplazados en una plazoleta anterior, entre las actuales calles de la Libertad y Corrida, y que atalayaba perfectamente desde su taller el precitado zapatero remendón y celador honorífico. Peluca cuidaba de abrevadero y fuente, sólo que la "gandallina", al provocarle todo el día, no le daban vagar para arreglar los zapatos. No era cosa más que, sencillamente, andar a "follerazos"(pellas de barro) con el abrevadero para que Peluca saliese a perseguirlos. El mismo que, andando los años, acabó pidiendo por las calles gijonesas con un enorme cesto colgado del brazo.
Colocada la primera piedra el 15 de diciembre de 1.782, allá por 1.885, en sesión municipal del 30 de marzo, empezó a iniciarse el proceso de un verdadero atentado histórico. Porque ocurre que los vecinos de la Puerta de la Villa pidieron al Ayuntamiento el derribo del Arco del Infante, sin otra razón que"porque ya casi quedaba dentro del pueblo". Y los concejales de entonces, ayunos de sentido artístico, acordaron el derribo en Sesiones del 4 y 11 de octubre de 1.886.
Para consumar el "arquicidio", contribuyeron los vecinos con 1.640 pesetas, que se emplearon en los trabajos de derribo y en los de arreglo de la plazoleta, consistentes, más que en otra cosa, en la tala de los más robustos árboles allí plantados más de un siglo atrás.
Y lo de siempre. Desconocedores los ediles de la Historia de Gijón, donde consta que ese Arco se había trasladado, por iniciativa de Jovellanos, desde la entrada del Arenal de la Trinidad al extremo de la calle Ancha de la Cruz, no se les ocirrió llevar el Arco del Infante al alto de Pumarín, que hubiese quedado convertido en una nueva Puerta de la Villa. Es más lo único que se les ocurrió fue el acordar "que se conservasen en sitio adecuado las piedras que tenían en relieve la efigie del infante Don Pelayo e inscripciones conmemorativas, así como cualquier otro recuerdo histórico que se encontrase".
Esas piedras desaparecieron. Quedó lo contenido en la cajita de plomo que se había enterrado debajo de la primera piedra del Arco del Infante. La crónica de EL COMERCIO, allá por el mes de noviembre de 1.886, es explícita en torno "al tesoro" recuperado: ("Se extrajo de los cimientos del Arco del Infante la caja que hace días se buscaba. Apareció en la parte Oeste, incrustada en la piedra, y dentro contenía otra de madera que guardaba un cilindro de plomo perfectamente soldado de 17 por 12 centímetros, y en él los siguientes objetos del año 1.782: una moneda de diez reales del mismo año y otra de cuatro; una moneda de dos reales de 1.780; otra de dos reales de 1.773; una de a real de 1.781, dos monedas de dos cuartos de 1.781; una de un cuarto de 1.780 y otra de un ochavo de 1.778. "La Guía de Forasteros"de 1.782; una reseña histórica de Gijón; certificación del día que se bendijo y se colocó la primera piedra; una revista titulada "Mercurio histórico y político del año 1.782; dos Gacetas oficiales de 1.782. La "Guía de Forasteros tiene la siguiente dedicatoria de puño: ("La dio para colocar en el cimiento de la Nueva Puerta, don Miguel de Jovellanos")
Final para el Arco del Infante. Final para la Puerta de la Villa

Patricio Adúriz. (Crónica de la calle Corrida).

martes, 17 de agosto de 2010

LA MUJER EN LA CASA TRADICIONAL ASTURIANA


En el seno de la familia asturiana tradicional, el amo y el ama, o sea el matrimonio de más edad, ostentaban la máxima autoridad y responsabilidad, el amo hacia fuera y el ama de puertas adentro. El hijo y la nuera estaban en proceso de transición.
La autoridad del amo no se cuestionaba, y las relaciones realmente conflictivas se daban entre el ama y el hijo, el ama y la nuera y todo ello repercutía en las relaciones entre los dos cónyuges, lo resultante de estas difíciles relaciones es que quien salía peor parado era la nuera.
La nuera tenía como principal responsabilidad engendrar hijos para que continuase la casa. Si eran varones mejor, no había que darles dote y si quedaban solteros eran excelentes criados sin sueldo. Frente a la nuera estaba la suegra o ama , entre las que reinaban unas relaciones de oposición. El ama de casa ostentaba un poderoso estatus basado en el hecho, por un lado, administrar, manipular y distribuir las reservas alimenticias de la casa a través de la cocina y la mesa diaria y festiva.
El ama era quien amasaba el pan, dirigía las tareas para preparar el embutido de la matanza, cuidaba los animales domésticos, decidía y preparaba el menú diario y festivo, etc. La cocina era un medio de dar vida a los miembros de la familia. Todos los grandes acontecimientos se sellaban con una mesa festiva, en síntesis, todos los planos y actividades de la casa estaban implicados en la dieta alimenticia; en cierto modo , todo empezaba y terminaba en la cocina.
Repasemos a modo de ejemplo la dieta diaria predominante en una casa media:
*- Almuerzu:
Papas, fariñes, farrapes o pulientes (harina de maíz tostada y cocida con agua o leche y sal) con leche, grasa o miel, o patatas con leche, o pan y leche.
*- Xanta, xinta, almorzo, o comida de medio día:
Potaxe o pote o caldo (cocido basado en patatas, sal, alubias, o berzas, con un poco de carne de la matanza) o caldo de verduras. Se repartía la carne y después se tomaba la leche con pan.
*- Merienda:
En algunas zonas no se merendaba o se comía pan seco, excepto durante el mes de la hierba
*- Cena:
Pote o potaxe del mediodía al que se añadía, con frecuencia, sopas de pan o harina de maíz y un refríto de tocino (grupu) y detrás leche con pan. En la época de las castañas, se comían con cocidas con leche después del pote.
El pan era un alimento central de todas las comidas y era, igualmente, el alimento que se consumía entre horas.
*- Los días de fiesta:
Carnaval, el día de la "mayada", el día de la "matanza", el día de fiesta patronal, el día de Nochebuena, es decir todos los grandes momentos o ritos de paso del ciclo vital o anual eran días de fiesta porque se acompañaban con una mesa festiva y con gente de afuera.
La mesa festiva era excepcional y abundante, al mismo tiempo, y aunque algunos productos se compraban, la mayoría eran productos de casa guardados con celo por el ama para ese día:
- Sopa
- Garbanzos con mucha carne de matanza
- Arroz con pitu de casa o cordero de casa.
- Guisado de carne.
- Arroz con leche.
- Pan blanco, bebidas y café.
"CajAstur"-Adolfo García Martínez.

domingo, 15 de agosto de 2010

LEYENDAS DEL CUÉLEBRE


Santa Eulalia de Abamia

Un castañedo más que centenario precede el puente sobre el Güeña y la pista que sube hasta la antigua y solitaria iglesia.
Nos encontramos en un inmemorial lugar sagrado centro de cultos precristianos. Cerca del frondoso y milenario ‘texu’ se localizó un dolmen cuya cobertera graba un antropomorfo.
En conmemoración de una victoria sobre Munuza ‘in loco Olaliense’ Pelayo hizo de Santa Eulalia su basílica.
Poseedora de los títulos de primera iglesia monástica de la monarquía asturiana y de primer panteón real, sucesivas reformas y casi un siglo de abandono desfiguraron poco a poco su primitiva fábrica, y compusieron, en una suma de cambios y añadidos, esta misterio románico de transición al gótico.
La Portada del Infierno esculpe escenas del Juicio Final, de la Resurrección y de la condenación: un dragón, muertos saliendo de los féretros, pecadores dentro de calderas puestas al fuego, cabeza pendiendo de una soga, un alma arrastrada hacia el infierno por los cabellos.
El pueblo vió en esta última representación al obispo visigodo don Oppas, rival de don Rodrigo y aliado de los musulmanes.
El interior apenas descubre, iluminados por la ventana ojival de arcos geminados y rosa sextapétala de la cabecera, los ricos frescos de otrora. También quedan frescos en la sacristía, además de un lar y una chimenea.
Pelayo y Gaudiosa reposaron aquí hasta que Alfonso X el Sabio, mediado el siglo XIII, ordenó trasladar los restos regios a la gruta de Covadonga. Quedan dos amplios arcosolios. En uno, el mudo sarcófago talla una significativa espada; el otro inscribe «Hic Iacet Gaudiosa uxor (esposa) Pelagii».
Hay cerca de los pies de la nave otro sepulcro más reciente y entrañable, el de Roberto Frassinelli, trasladado en 1977 desde el contiguo y lovecraftiano cementerio contiguo de la eternidad y el olvido.

La cueva del cuélebre-
En un prado de los alrededores, abre un saliente rocoso esta cueva legendaria donde Frassinelli encontró diversos materiales prehistóricos y que conserva, transformada en gabinete acogedor y natural, la mesa de piedra donde el alemán solía trabajar en sus escritos y dibujos.
La cueva tuvo en tiempos pretéritos, y no hay por qué dudarlo, un inquilino enorme y voraz: un cuélebre, asturiano dragón alado y serpentiforme. El Cuélebre de Abamia raptaba doncellas por los alrededores y luego, sin ningún reparo, las devoraba.
Pero los oscuros mitos, lejos de alejar a Roberto Frassinelli de la cueva, lo sedujeron y allí, “como acogedor y natural gabinete”, el alemán estableció su estudio.

LEYENDAS DE CUÉLEBRES

En la Fuente de la Vega, en Caravia, habitaba un cuélebre tan grande como el timón del arado. Junto al castillo de S. Martín (Soto del Barco) en el llamado cañu del charcu, en las proximidades de la desembocadura del Nalón, hubo un cuélebre con grandes alas al que un día arrastró la corriente. En Jenoyal, cerca del pueblo del Carmen (Ribadesella) vivía otro cuélebre comía rapazos, en Buelnes. Distintas representaciones de este animal mitológico en el arte asturiano pueden verse en la sillería del coro de la Catedral de Oviedo, en la iglesia de Santa María de Celón ( Allande ), en la iglesia de San Emeterio de Sietes ( villaviciosa ), así como en los escudos de armas del palacio de Mon ( San Martín de Oscos ) y del linaje de Labra ( Cangas de Onís ) y en algunos hórreos y paneras de estilo Villaviciosa, del siglo XVI.

"El cuélebre, tal y como ha llegado hasta nuestros días, es, por lo general, una serpiente alada, que vive en los bosques, en las simas, en las cuevas y en las fuentes y demás zonas húmedas, como los recodos de los ríos y los arroyos. Su aliento es fétido y venenoso, y su espeluznante silbido se percibe a gran distancia. Tiene como misión, casi siempre, custodiar fabulosos tesoros ―que no tienen por qué ser únicamente de tipo material― o personas sometidas a encantamiento ―la mayoría de las veces, princesas de belleza arrebatadora―. Por este motivo, no dudan en atemorizar, atacar y devorar a aquellos individuos o animales que se acercan a sus dominios, con frecuencia atraídos por los lastimeros cánticos de sus prisioneras o por la codicia que suscita su tesoro. Los cuélebres son, por tanto, terriblemente dañinos para las personas que habitan en el entorno de sus madrigueras, que, conociendo su carácter, suelen alimentarlos a base de bien para que el animal no los devore o para que no saquee los cementerios, en busca de cadáveres. Para colmo, el cuélebre crece de manera incesante, y, a medida que se va haciendo viejo, las escamas de su piel se vuelven más grandes y más duras, hasta el punto de que rechazan todo tipo de proyectiles; entonces, la única manera de acabar con semejante fauna es herirles en los ojos o en la garganta, que son sus únicas partes vulnerables. Porque el cuélebre no se muere de viejo; aunque, durante la noche de San Juan, pierde sus poderes y queda como aletargado. Entonces es cuando sus hermosas prisioneras ―que en Asturias se denominan Ayalgas o Atalayas― pueden huir, llevándose, si lo desean, sus fabulosos tesoros. Debido a su crecimiento continuo, llega un momento en que las dimensiones del cuélebre son tan considerables que su guarida no puede contenerlo. Cuando esto ocurre, no le queda más remedio que partir hacia la Mar Cuajada con su tesoro, de ahí que el fondo de este mar almacene infinidad de riquezas: montañas y montañas ―submarinas― de tesoros, que, sin embargo, resultan inalcanzables para los humanos, debido al número ingente de estas criaturas que nadan alrededor de ellos. A veces, la envergadura del cuélebre es tan grande que incluso le cuesta volar, de ahí que a más de uno las alas se le hayan quedado enganchadas entre los árboles, provocándole la muerte por inanición, en medio de agónicos y espantosos bramidos.
En Asturias son famosos, entre otros, los cuélebres de Brañaseca (Cudillero), Perllunes (Somiedo), Bisecas (Cangas del Narcea) y Salinas (Castrillón), así como el cuélebre del convento de Santo Domingo, en Oviedo, que moraba en una cueva adyacente e iba devorando uno a uno a los monjes, hasta que un día el fraile encargado de la cocina le dio a comer un pan relleno de alfileres y que le supuso la muerte".
(Colectivo Cultural “La Iguiada”).


En Asturias, el cuélebre ha dejado numerosas leyendas y algunos rastros en la toponimia. Así, La Cueva del Cuélebre, en Noriega ( Ribadesella ); las Cuevas del Cuélebre, en Mestas de Con ( Cangas de Onís ), el Pozo del Cuélebre, en Cuerres ( Cangas de Onís ), la Fuente'l Cuélebre, en Intriago ( Cangas de Onís ), la Ramada del Cuélebre, en Sobrefoz ( Ponga ) y en Pandefresnu ( Caso ); la Peña'l Cuélebre, en Miera ( Salas ) o la braña de Valdecuélebre ( Somiedo ). Entre los relatos mitológicos, cabe destacar la leyenda del culebrón del convento de Santo Domingo, en Oviedo, que habitaba en una cueva detrás del convento e iba devorando los frailes uno a uno, hasta que un fraile cocinero le dio a comer un pan relleno de alfileres que le ocasionó la muerte. Similares a ésta, se cuentan otras leyendas tradicionales como la del cuélebre de Brañaseca ( Cudillero ), al que los vecinos tenían que alimentar con borona y pan de centeno para que no devorase sus ganados y al que finalmente dieron muerte arrojándole una piedra calentada al rojo vivo, al grito de : ¡Abre la boca, culebrón, que ahí te va el boroñón ¡. Otros cuélebres asturianos fueron muertos por los vecinos de Perllunes ( Somiedo ), mediante una rueda de carro al rojo vivo; por los vecinos de Biescas ( Calgas del Narcea ), con una rueda de carro al rojo vivo; mientras al cuélebre que habitaba en una cueva de Salinas ( Castrillón ) se le intentó dar muerte de la misma forma, pero éste se arrojó al mar y enfrió la piedra que había tragado. También se cuentan numerosas leyendas acerca de cuélebres que salieron volando en dirección al mar, pero quedaron enganchados con sus enormes alas entre los árboles, donde murieron de inanición. Así, por ejemplo, los cuélebres que habitaban en sendas cuevas de Casazorrina y Figares, en el concejo de Salas.

(EL COMERCIO DIGITAL)

sábado, 14 de agosto de 2010

REFRANERO ASTURIANO


-"Cuando'l carru canta, el güe rabia"
- "Dígotelo Xuan, pa que lo entiendas, Pedro"
- "Faiste de miel y cómente les mosques"
- "Fay más el que quier que el que pue"
- "Quien nun se decide, nun pasa la mar"
-"Reunión de pastores, oveya muerta"
- "Dixo-y la sartén al cazu: quítate pallá que me manches"
- "La muyer viste pe la cabeza; el paisano, pe los pies".
- "En casa'l probe siempre ye de noche"
- "Enero bueno, lo demás invierno; enero malo, lo demás verano"
- "Año de nieves, año de bienes"
- "Cuando la corneja va rasante, ponte bufanda y guante"
- "Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo"
- "Xineru nevosu, febreru xelosu, marzo ventosu y abril lluviosu fayen un mayu floríu y hermosu"
- "Flor de febrero no llega al frutero"
- “Ca cosa nel so tiempu, y les castañes n’avientu”
- “Las castañas que tan nel sotu, igual son pa mí que pa otru”
- "Quien se atecha baxo la fueya, dos veces se mueya"
- "Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena"
- "Cuando el cielo ta panza burro, nieve seguro"
- "Navidaes al sol, Pascues al fogón"
- "Tocar y andar a la procesión nun lo fay más que el gaiteru"
- "Y en mio casa mando yo..., cuando la muyer nun tá"
- "La trampa rescampla"
- "Lo bien fecho, bien paez"
- Si la envidia fuera tiña, munchos tiñosos habría".
- "El que comió la carne, que roya los güesos"
- "En febrero, las berzas saben mejor que el cordero"
- "Pal probe, to ye limosna"
- ""Pan tierno y vino añejo, dan la vida al viejo"
- "Muncha llonganiza, empapiza".
- "Na casa en sin panchón, toos riñen y toos tienen razón"
- "Nesta vida caduca, el que nun trabaya nun manduca"
- "Si quies morrer sin saber de qué mal, bebe agua al dite a acostar".
- "Si tienes vino, tienes vecino"
- "Barriga llena, no cree en hambre ajena"
- "Comer y arrascar, nun ye más que empezar".
- "Setiembre, o seca las fuentes, o lleva los puentes"
- "Si las nubes van pal mar, cueye l'aráu y ponte a arar; si las nubes van pal puertu, cueye l'aráu y ponte a techu"
- "Pa quien tien llena la panera, diciembre ye primavera".
- "Pa una boca, una sopa"
- "Dixo la nieve a la xelada, vete tú hoy que yo voy mañana"
- "Dichosu mes que empieza por Toslosantos y termina por Sanandrés"
- “Nel tiempu les castañes, el que la paña la paña
- “Relámpagos per San Xuan, les castañes lo pagarán
- "La comía, que sea güena, pero al cena, pequena"
- "La comía, reposá; la cena, paseá"
- "Per Santa Lucía mengua la nuiche y crez el día, pero al pasu la gallina".
- "Quien come mucha fruta, de larga vida disfruta"
- "Amigu de un día, enemigu pa to la vida"
- "Como te veo, te trato, trapo"
- "Predicar nun ye dar trigo"
- "Puntás en sin filu, pocas"
- "Cuando nun había qué comer, podía comelo; y ahora que hay abondo, nun pueo"
- "La obligación del cristiano ye oir misa y almorzar; y, si l'almuerzu cuerre prisa, almorzar y dir a misa
-“Per San Cipriano, castaña en mano”
- "Díxolo Blas, puntu reúndu"
- "Para vivir largos años, poca cama, poco plato y mucho zapato"
- "Pita en casa, pica y pasa"
- “Les castañes quieren en agosto arder, y en setiembre beber”
- "Nun hay atayu sin trabayu"
- "Con borona y pan caliente, fay dañu l'agua la fuente"
- "Con pan y vino se anda el camino"
- "Nun te pido que me deas, pero dime ónde lo haiga" .
- "Pal que nun quier ná, tengo yo muncho"

viernes, 13 de agosto de 2010

La casería como unidad de explotación en Asturias


La casería estaba formada por una casa, corral, pajar o tenada, una panera u hórreo, o parte de los mismos y la superficie utilizada para huertos, tierras de cereal, prados y montes. Esta descripción coincide esencialmente con la realizada por Prieto Bances aplicada a Asturias en general. «La casería —escribe— en Asturias es un complejo formado por una casa, un hórreo o panera, uno o dos huertos, tierras de labor, praderías, un pedazo de monte, una parte de río.»
La casa es el elemento central de referencia en cuyas inmediaciones, generalmente en frente o al lado se encontraban los otros anexos para la actividad agrícola y ganadera, caso de la cuadra o del hórreo. El resto de las fincas vinculadas a la misma se encuentran dispersas por el territorio, comunicadas por caminos y caleyas, estando la mayoría cerradas sobre sí mismas.
La mayoría de las fincas se encontraban cerradas sobre sí mismas bien con un cierre vegetal, de piedra o de madera. El vegetal, popularmente las sebes, podía ser de espino, de sanjuaninos o de avellanos.
Hay dos citas muy interesantes referidas a las medidas utilizadas antes de la generalización del sistema métrico decimal: los días de bueyes y las fanegas. El primero es una unidad de superficie, teóricamente la superficie que araría una pareja de bueyes en una jornada de trabajo; se suelen diferenciar mayores y menores, pero la superficie correspondiente es pocomás de 12 áreas.
Se estima que la superficie de la que disponían las caserías era muy pequeña; esta dimensión oscilaba entre las 2,5 y 3,5 hectáreas según cálculos realizados para Asturias, siendo esta superficie total muy uniforme . Era capaz de lograr, no sin apreturas, el autoabastecimiento de una unidad familiar. Hemos de tener en cuenta que esta área era el total, incluidos los montes y las zonas menos rentables desde el punto de vista cerealístico. Lo reducido de las superficie obligó a las Ordenanzas de la Junta General del Principado a prohibir la partición de las mismas. Si bien con el desarrollo minero y las migraciones cambiaron las circunstancias no siempre se podía vivir sólo con las tierras. Las caserías, al igual que las tierras, se encuentran desperdigadas; sin embargo, «en algunos casos varias de ellas se construyeron juntas, dandolugar a pequeñas agrupaciones de una media docena de casas que constituyen nuevos barrios de aldea». Así ocurría con las casas de Riaño, cinco casas agrupadas, pared con pared alineadas, enfrente de las cuales estaban los hórreos, cuatro, ya que dos casas se servían de la misma panera dividida en dos partes con dos puertas independientes. Canella lo confirma en la siguiente descripción de la vivienda rústica asturiana: «El hogar y el llar, ennegrecidos por el humo, sin la salida propia de posterior chimenea, constituyen el principal departamento de la casa para la comida, reunión

LA CASA

La casa se arrendaba junto con el resto de la casería, si bien en aquellos casos en que experimentó una partición, debida a la presión familiar y demográfica, si era hecha a expensas del llevador estaba exenta del pago en el monto total de la casería. «No paga por la casa al haberla hecha a sus expensas». La casa más habitual estaba constituida por «piso terreno y principal» según reza en los libros de caja. La descripción que de las casas y su distribución son muy exactas y responden perfectamente al modelo constructivo tradicional de planta, piso y desván. La casa vivienda era pobre, vieja y no muy amplia. Sin embargo, tenía lo que presta a las casas de los labradores asturianos mucho atractivo, una solana cuadrada abierta solamente por uno de los lados. Esta es siempre una pieza agradable . No podemos dejar de incluir la cita del escritor relativa a la cocina de Juan Quirós en la que manifiesta la inexistencia de chimenea propiamente dicha porque los humos ascendían libremente para poder ahumar algunos productos de la matanza. Se refiere al mobiliario formado por la espetera para los platos, el escaño como mesa y la masera; obsérvese que si bien hay piezas de barro y metal muchos de los enseres domésticos son de madera y elaborados artesanalmente. Las mismas ferradas son de madera, aunque reforzadas por aros de hierro, eran la fuente estanca, una vez habían servido para transportar el agua sobre la cabeza de las mujeres, desde la fuente.
La gran cocina tenía un lar que levantaba medio metro desde el suelo. Encima de él, a bastante altura, había un techo formado por varas de avellano entretejidas, llamado sardo, en el cual se colocaban las castañas para secarse y hacerse pilongas. Como el horno no tenía otro escape que el de las rejillas del sardo, a menudo la cocina se llenaba de él y se hacía insoportable para quien no estuviese acostumbrado. Había una espetera con pobre y ordinaria vajilla de barro y cacerolas de hierro y hoja de lata, con cucharas y tenedores de madera de boj. Una enorme masera donde se amasaba el pan y la borona y después se guardaba. A un lado se abría el boquete del horno para cocer el pan, pues para la borona se seguía otro método: despuésde amasada, previamente limpio y arrojado el lar, se colocaban sobre él las boronas en forma de grandes quesos, se las cubría de hojas de castaño y sobre ellas una capa de ceniza enrojecida.

LAS TIERRAS

A mediados del siglo XVIII la mayor parte de la superficie de cultivo la destinaban a cereales, con los que pagaban las rentas y aseguraban su dieta alimenticia.
Se practica un cultivo rotativo, y aunque no se especifica en la documentación manejada, se utiliza el estiércol como elemento clave del abonado, al igual que se hace en el resto de Asturias. Hay un refrán asturiano que dice así: «Dios y el cucho pueden mucho, pero, sobre todo, el cucho». En los diarios de Jovellanos se indica cómo estas tierras -se refiere a Pajaresen concreto- dan a fuerza de abonar. Todas estas tierras están cerradas, salvo algunas excepciones raras, limitadas por sebes, formadas por arbustos y matorral y en las que frecuentemente están interpolados árboles, especialmente avellanos.

LOS PRADOS

Todos los prados son de «guadaña y producen yerba y pación de primavera y otoño». La pación se utiliza como forraje en verde. La yerba se deja curar o secar al sol en los meses de estío, antes de almacenarlas en las tenadas o al aire libre en varas de hierba, características del paisaje asturiano. Al igual que las tierras, la gran mayoría de los prados aparecen «cerrados sobre si mismos».
El prado aparece como dominante. Las huertas recuperan su importancia Y las tierras quedan relegadas, dedicándose al cultivo del maíz, habas, patatas, nabos y remolacha forrajera. Es decir, que la orientación de las tierras no es solo para el consumo humano. Plantas forrajeras como el maíz, que puede ser consumido en verde, como Indicamos con anterioridad, los nabos o las remolachas forrajeras que se Utilizarán como alimento para el ganado en la época invernal.

(Alberto José Rodríguez-Felgueroso)