La casería estaba formada por una casa, corral, pajar o tenada, una panera u hórreo, o parte de los mismos y la superficie utilizada para huertos, tierras de cereal, prados y montes. Esta descripción coincide esencialmente con la realizada por Prieto Bances aplicada a Asturias en general. «La casería —escribe— en Asturias es un complejo formado por una casa, un hórreo o panera, uno o dos huertos, tierras de labor, praderías, un pedazo de monte, una parte de río.»
La casa es el elemento central de referencia en cuyas inmediaciones, generalmente en frente o al lado se encontraban los otros anexos para la actividad agrícola y ganadera, caso de la cuadra o del hórreo. El resto de las fincas vinculadas a la misma se encuentran dispersas por el territorio, comunicadas por caminos y caleyas, estando la mayoría cerradas sobre sí mismas.
La mayoría de las fincas se encontraban cerradas sobre sí mismas bien con un cierre vegetal, de piedra o de madera. El vegetal, popularmente las sebes, podía ser de espino, de sanjuaninos o de avellanos.
Hay dos citas muy interesantes referidas a las medidas utilizadas antes de la generalización del sistema métrico decimal: los días de bueyes y las fanegas. El primero es una unidad de superficie, teóricamente la superficie que araría una pareja de bueyes en una jornada de trabajo; se suelen diferenciar mayores y menores, pero la superficie correspondiente es pocomás de 12 áreas.
Se estima que la superficie de la que disponían las caserías era muy pequeña; esta dimensión oscilaba entre las 2,5 y 3,5 hectáreas según cálculos realizados para Asturias, siendo esta superficie total muy uniforme . Era capaz de lograr, no sin apreturas, el autoabastecimiento de una unidad familiar. Hemos de tener en cuenta que esta área era el total, incluidos los montes y las zonas menos rentables desde el punto de vista cerealístico. Lo reducido de las superficie obligó a las Ordenanzas de la Junta General del Principado a prohibir la partición de las mismas. Si bien con el desarrollo minero y las migraciones cambiaron las circunstancias no siempre se podía vivir sólo con las tierras. Las caserías, al igual que las tierras, se encuentran desperdigadas; sin embargo, «en algunos casos varias de ellas se construyeron juntas, dandolugar a pequeñas agrupaciones de una media docena de casas que constituyen nuevos barrios de aldea». Así ocurría con las casas de Riaño, cinco casas agrupadas, pared con pared alineadas, enfrente de las cuales estaban los hórreos, cuatro, ya que dos casas se servían de la misma panera dividida en dos partes con dos puertas independientes. Canella lo confirma en la siguiente descripción de la vivienda rústica asturiana: «El hogar y el llar, ennegrecidos por el humo, sin la salida propia de posterior chimenea, constituyen el principal departamento de la casa para la comida, reunión
LA CASA
La casa se arrendaba junto con el resto de la casería, si bien en aquellos casos en que experimentó una partición, debida a la presión familiar y demográfica, si era hecha a expensas del llevador estaba exenta del pago en el monto total de la casería. «No paga por la casa al haberla hecha a sus expensas». La casa más habitual estaba constituida por «piso terreno y principal» según reza en los libros de caja. La descripción que de las casas y su distribución son muy exactas y responden perfectamente al modelo constructivo tradicional de planta, piso y desván. La casa vivienda era pobre, vieja y no muy amplia. Sin embargo, tenía lo que presta a las casas de los labradores asturianos mucho atractivo, una solana cuadrada abierta solamente por uno de los lados. Esta es siempre una pieza agradable . No podemos dejar de incluir la cita del escritor relativa a la cocina de Juan Quirós en la que manifiesta la inexistencia de chimenea propiamente dicha porque los humos ascendían libremente para poder ahumar algunos productos de la matanza. Se refiere al mobiliario formado por la espetera para los platos, el escaño como mesa y la masera; obsérvese que si bien hay piezas de barro y metal muchos de los enseres domésticos son de madera y elaborados artesanalmente. Las mismas ferradas son de madera, aunque reforzadas por aros de hierro, eran la fuente estanca, una vez habían servido para transportar el agua sobre la cabeza de las mujeres, desde la fuente.
La gran cocina tenía un lar que levantaba medio metro desde el suelo. Encima de él, a bastante altura, había un techo formado por varas de avellano entretejidas, llamado sardo, en el cual se colocaban las castañas para secarse y hacerse pilongas. Como el horno no tenía otro escape que el de las rejillas del sardo, a menudo la cocina se llenaba de él y se hacía insoportable para quien no estuviese acostumbrado. Había una espetera con pobre y ordinaria vajilla de barro y cacerolas de hierro y hoja de lata, con cucharas y tenedores de madera de boj. Una enorme masera donde se amasaba el pan y la borona y después se guardaba. A un lado se abría el boquete del horno para cocer el pan, pues para la borona se seguía otro método: despuésde amasada, previamente limpio y arrojado el lar, se colocaban sobre él las boronas en forma de grandes quesos, se las cubría de hojas de castaño y sobre ellas una capa de ceniza enrojecida.
LAS TIERRAS
A mediados del siglo XVIII la mayor parte de la superficie de cultivo la destinaban a cereales, con los que pagaban las rentas y aseguraban su dieta alimenticia.
Se practica un cultivo rotativo, y aunque no se especifica en la documentación manejada, se utiliza el estiércol como elemento clave del abonado, al igual que se hace en el resto de Asturias. Hay un refrán asturiano que dice así: «Dios y el cucho pueden mucho, pero, sobre todo, el cucho». En los diarios de Jovellanos se indica cómo estas tierras -se refiere a Pajaresen concreto- dan a fuerza de abonar. Todas estas tierras están cerradas, salvo algunas excepciones raras, limitadas por sebes, formadas por arbustos y matorral y en las que frecuentemente están interpolados árboles, especialmente avellanos.
LOS PRADOS
Todos los prados son de «guadaña y producen yerba y pación de primavera y otoño». La pación se utiliza como forraje en verde. La yerba se deja curar o secar al sol en los meses de estío, antes de almacenarlas en las tenadas o al aire libre en varas de hierba, características del paisaje asturiano. Al igual que las tierras, la gran mayoría de los prados aparecen «cerrados sobre si mismos».
El prado aparece como dominante. Las huertas recuperan su importancia Y las tierras quedan relegadas, dedicándose al cultivo del maíz, habas, patatas, nabos y remolacha forrajera. Es decir, que la orientación de las tierras no es solo para el consumo humano. Plantas forrajeras como el maíz, que puede ser consumido en verde, como Indicamos con anterioridad, los nabos o las remolachas forrajeras que se Utilizarán como alimento para el ganado en la época invernal.
(Alberto José Rodríguez-Felgueroso)
La casa es el elemento central de referencia en cuyas inmediaciones, generalmente en frente o al lado se encontraban los otros anexos para la actividad agrícola y ganadera, caso de la cuadra o del hórreo. El resto de las fincas vinculadas a la misma se encuentran dispersas por el territorio, comunicadas por caminos y caleyas, estando la mayoría cerradas sobre sí mismas.
La mayoría de las fincas se encontraban cerradas sobre sí mismas bien con un cierre vegetal, de piedra o de madera. El vegetal, popularmente las sebes, podía ser de espino, de sanjuaninos o de avellanos.
Hay dos citas muy interesantes referidas a las medidas utilizadas antes de la generalización del sistema métrico decimal: los días de bueyes y las fanegas. El primero es una unidad de superficie, teóricamente la superficie que araría una pareja de bueyes en una jornada de trabajo; se suelen diferenciar mayores y menores, pero la superficie correspondiente es pocomás de 12 áreas.
Se estima que la superficie de la que disponían las caserías era muy pequeña; esta dimensión oscilaba entre las 2,5 y 3,5 hectáreas según cálculos realizados para Asturias, siendo esta superficie total muy uniforme . Era capaz de lograr, no sin apreturas, el autoabastecimiento de una unidad familiar. Hemos de tener en cuenta que esta área era el total, incluidos los montes y las zonas menos rentables desde el punto de vista cerealístico. Lo reducido de las superficie obligó a las Ordenanzas de la Junta General del Principado a prohibir la partición de las mismas. Si bien con el desarrollo minero y las migraciones cambiaron las circunstancias no siempre se podía vivir sólo con las tierras. Las caserías, al igual que las tierras, se encuentran desperdigadas; sin embargo, «en algunos casos varias de ellas se construyeron juntas, dandolugar a pequeñas agrupaciones de una media docena de casas que constituyen nuevos barrios de aldea». Así ocurría con las casas de Riaño, cinco casas agrupadas, pared con pared alineadas, enfrente de las cuales estaban los hórreos, cuatro, ya que dos casas se servían de la misma panera dividida en dos partes con dos puertas independientes. Canella lo confirma en la siguiente descripción de la vivienda rústica asturiana: «El hogar y el llar, ennegrecidos por el humo, sin la salida propia de posterior chimenea, constituyen el principal departamento de la casa para la comida, reunión
LA CASA
La casa se arrendaba junto con el resto de la casería, si bien en aquellos casos en que experimentó una partición, debida a la presión familiar y demográfica, si era hecha a expensas del llevador estaba exenta del pago en el monto total de la casería. «No paga por la casa al haberla hecha a sus expensas». La casa más habitual estaba constituida por «piso terreno y principal» según reza en los libros de caja. La descripción que de las casas y su distribución son muy exactas y responden perfectamente al modelo constructivo tradicional de planta, piso y desván. La casa vivienda era pobre, vieja y no muy amplia. Sin embargo, tenía lo que presta a las casas de los labradores asturianos mucho atractivo, una solana cuadrada abierta solamente por uno de los lados. Esta es siempre una pieza agradable . No podemos dejar de incluir la cita del escritor relativa a la cocina de Juan Quirós en la que manifiesta la inexistencia de chimenea propiamente dicha porque los humos ascendían libremente para poder ahumar algunos productos de la matanza. Se refiere al mobiliario formado por la espetera para los platos, el escaño como mesa y la masera; obsérvese que si bien hay piezas de barro y metal muchos de los enseres domésticos son de madera y elaborados artesanalmente. Las mismas ferradas son de madera, aunque reforzadas por aros de hierro, eran la fuente estanca, una vez habían servido para transportar el agua sobre la cabeza de las mujeres, desde la fuente.
La gran cocina tenía un lar que levantaba medio metro desde el suelo. Encima de él, a bastante altura, había un techo formado por varas de avellano entretejidas, llamado sardo, en el cual se colocaban las castañas para secarse y hacerse pilongas. Como el horno no tenía otro escape que el de las rejillas del sardo, a menudo la cocina se llenaba de él y se hacía insoportable para quien no estuviese acostumbrado. Había una espetera con pobre y ordinaria vajilla de barro y cacerolas de hierro y hoja de lata, con cucharas y tenedores de madera de boj. Una enorme masera donde se amasaba el pan y la borona y después se guardaba. A un lado se abría el boquete del horno para cocer el pan, pues para la borona se seguía otro método: despuésde amasada, previamente limpio y arrojado el lar, se colocaban sobre él las boronas en forma de grandes quesos, se las cubría de hojas de castaño y sobre ellas una capa de ceniza enrojecida.
LAS TIERRAS
A mediados del siglo XVIII la mayor parte de la superficie de cultivo la destinaban a cereales, con los que pagaban las rentas y aseguraban su dieta alimenticia.
Se practica un cultivo rotativo, y aunque no se especifica en la documentación manejada, se utiliza el estiércol como elemento clave del abonado, al igual que se hace en el resto de Asturias. Hay un refrán asturiano que dice así: «Dios y el cucho pueden mucho, pero, sobre todo, el cucho». En los diarios de Jovellanos se indica cómo estas tierras -se refiere a Pajaresen concreto- dan a fuerza de abonar. Todas estas tierras están cerradas, salvo algunas excepciones raras, limitadas por sebes, formadas por arbustos y matorral y en las que frecuentemente están interpolados árboles, especialmente avellanos.
LOS PRADOS
Todos los prados son de «guadaña y producen yerba y pación de primavera y otoño». La pación se utiliza como forraje en verde. La yerba se deja curar o secar al sol en los meses de estío, antes de almacenarlas en las tenadas o al aire libre en varas de hierba, características del paisaje asturiano. Al igual que las tierras, la gran mayoría de los prados aparecen «cerrados sobre si mismos».
El prado aparece como dominante. Las huertas recuperan su importancia Y las tierras quedan relegadas, dedicándose al cultivo del maíz, habas, patatas, nabos y remolacha forrajera. Es decir, que la orientación de las tierras no es solo para el consumo humano. Plantas forrajeras como el maíz, que puede ser consumido en verde, como Indicamos con anterioridad, los nabos o las remolachas forrajeras que se Utilizarán como alimento para el ganado en la época invernal.
(Alberto José Rodríguez-Felgueroso)
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