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miércoles, 20 de febrero de 2013

LAS CASTAÑAS



En Asturias, cuando llega el otoño no sólo caen las hojas. Por numerosas carreteras comarcales y por infinidad de caminos vecinales y senderos mal trazados, un fruto acorazado cual erizo, cargado de espinas defensivas, duerme plácidamente en el suelo mientras continúa madurando y abriéndose en dos. Sus púas se muestran más abatidas, relajadas. De el verde pasa al marrón y en sus entrañas espera la rica castaña, la que nos reconforta el cuerpo en los meses más fríos del año.


Nutritiva y sabrosa, del tamaño de la nuez, la castaña, ya sin el manto espinoso, sigue siendo tímida e introspectiva, y se protege todavía con una cáscara correosa de color pardo oscuro que cuando se ha secado al humo se la denomina “pilonga”. En este estado puede ser almacenada todo el año.

Hace ya tiempo que ha convertido la castaña en objeto de culto gastronómico sacándola de su ostracismo y de los vericuetos. Todos los años, a mediados de noviembre, organiza el popular Festival de la Castaña. El “castañazu”, como algunos lo conocen en relación sobre todo al ambiente nocturno de ese fin de semana festivo, congrega durante el día multitud de aficionados desde hace 12 años.


Unas cuantas toneladas de sabrosas castañas se venden en este certamen. Se trata de una de las escasas versiones comerciales de un ritual: el de la recolección de la castaña, que apenas ha perseguido otros mercados potenciales que los del consumo casero. En realidad, en la región no hay productores, sino recolectores. Estos últimos abundan por doquier, puede serlo cualquiera. Todo el aficionado a este fruto sabe dónde ir a buscarlo en temporada. Ir a la gueta es ir a “apañar” castañas del suelo por los caminos o caleyas, o los castañeos próximos a las fincas amuralladas. El rito de la castaña comienza en un lugar común, es de todos, y finaliza de forma común también, en consumos públicos y populares.

Existen iniciativas, casi de corte experimental, que tratan de enfocar el cultivo del castaño a una futura economía, sustentada en la comercialización rentable de la castaña. Así ocurre en el centro de La Toya, en el mismo Parres, donde se trata, en primer lugar, de estudiar las enfermedades prolijas que afectan al castaño y a su cosecha posterior. El mercado al que se aspira comienza cuidando y conociendo el árbol, subsanando las epidemias comunes que se ceban en él, tal y como décadas antes comenzó a hacerse con el manzano.


Sea como fuera, y a la espera de que los aspectos fitosanitarios se consoliden y la economía coja la batuta, la castaña ha sido y sigue siendo una disculpa preferencial para actos sociales o rituales del otoño astur. Los famosos amagüestos llevan celebrándose en todas las quintanas y aldeas asturianas desde tiempos inmemoriales. El castaño llegó con los romanos a Asturias, y durante mucho tiempo, antes de la llegada de la patata americana, era el principal nutriente calorífico durante el invierno. Algo tan importante en la dieta pasada no puede pasar desapercibido en los tiempos modernos por muy variada que sea la alimentación. En torno a la castaña se celebran verbenas, alguna misa y panderetas, gaitas y trajes regionales. Un tributo que les sale del alma a los asturianos.

Tradicionalmente las castañas se calentaban sobre una plancha de hierro, antes servían a este propósito la plancha de las cocinas tradicionales, que además solían consumir troncos del propio castaño. Los amagüestos en casa se acompañan con sidra, normalmente dulce. Esta tradición castañera ha dejado huella, además de en Parres, en otros numeroso pueblos y municipios asturianos como Candamo, Navelgas, Llanes, etc, etc.

La esencia de esta afición hay que ir a buscarla al meollo mismo del fruto, a sus cualidades intrínsecas. Cualidades que son numerosas y buenas para el organismo: alto contenido de carbohidratos (40%), poca grasa (2-3%), alta calidad de proteínas (5-10%), y sin colesterol. Todas las asociaciones y organismos interesados por la salud pública la recomiendan en la dieta.


La castaña española, y con ella la asturiana, es una de las más apreciadas de todo el mundo por su sabor. A pesar de que continentes enteros como Australia hace ya tiempo que se han especializado en su comercialización, puede decirse que lo han hecho a fuerza de hacerlas menos sabrosas, empleando técnicas de conservación un tanto artificiales y alejadas del truco de la pilonga, citado aquí.

La gastronomía asociada a la castaña supera también la sencillez casi rudimentaria de los amagüestos y la convierte en reina de platos exquisitos que llevan su nombre. Sopa de castañas, por ejemplo, donde se mezclan con caldo de pollo, apio, sal y pimienta, limón… macarrones con castañas. Como postre dulce: compota de castañas.

Sea en estado puro o en platos sofisticados, la castaña atesora un alto valor nutritivo y un valor social que en regiones como Asturias sirven para perpetuar la amistad y los lazos vecinales con los estómagos satisfechos.


Fuente visitada. desdeasturias.com

martes, 9 de octubre de 2012

EL CASTAÑO Y SU FRUTO



En Asturias, dentro del aprovechamiento de frutos destaca la castaña que durante siglos ha sido un ingrediente básico de la dieta asturiana, valorado por sus cualidades culinarias y nutritivas.

 Un castañar bien cuidado puede producir de tres a diez toneladas de castañas por hectárea. Algunos castaños, excepcionales, pueden llegar a producir ellos solos más de 500 kilos de castañas al año. Las castañas se pueden consumir de diversas formas, ya sea en fresco o transformadas en mermeladas, purés o como marrón glacè.  En Asturias la comercialización de castañas es local.

La recolección de la castaña se suele hacer con mano de obra familiar. En los últimos años están surgiendo iniciativas empresariales en el Principado que tienen como materia prima la castaña. Antiguamente se almacenaban para su consumo durante todo el año en unos corrales de piedra que se conocen con el nombre de “corras”.

 

sábado, 27 de agosto de 2011

EL CASTAÑO


En Asturias es un árbol bastante abundante, constituye junto con el roble la esencia del bosque mixto asturiano, aparece frecuentemente como único ejemplar debido a la tala de las otras especies a través de los siglos, el castaño era muy apreciado por su fruto y a la hora de cortar árboles para combustible u otros usos se elegían robles, abedules o fresnos dejando el árbol de mayor aprovechamiento. La altitud en que se encuentra es muy variada ya que lo encontramos a nivel del mar y está presente hasta los puertos de montaña donde deja paso al bosque de hayas.

El árbol es de gran porte, hasta 35 metros de altura, la copa es esférica si se encuentra solo y alargada en busca de la luz si se halla en bosques. El tronco es grueso y recto, en el caso de los castaños cultivados e injertados, ramificando desde bastante abajo; en los silvestres apenas tienen ramas de gran porte siendo el tronco más delgado, por lo dicho su crecimiento es vertical. Su crecimiento es relativamente rápido, dependiendo de el uso que se dé su tala se realiza entre los 20 y los 40 años, los ejemplares viejos aparecen con el tronco totalmente hueco, la madera en descomposición que aparece el centro del árbol se utiliza en jardinería al ser un sustrato muy nutritivo. La corteza es pardo-rojiza y lisa en los ejemplares jóvenes, el los castaños viejos presenta grietas longitudinales a lo largo del tronco volviéndose grisácea, fue utilizada en el curtido de pieles.
Después de talado el castaño comienza a rebrotar.

Hoy se enfrenta a una enfermedad que en muchos casos provoca su muerte, la "tinta del castaño", es causada por el hongo phytophthora cambivora.
Las hojas son caducas, grandes, entre 15 y 20 centímetros de largo y 6 a 9 de ancho, son alternas, con un pecíolo corto, lustrosas, aserradas a lo largo de toda la hoja y de forma elíptico-lanceolada. Los nervios se marcan por el envés. Las yemas son ovoides, pardo-rojizas y con pocas escamas.
La floración acontece entre Junio y Julio, aparecen unos largos amentos en las axilas de las hojas que en Asturias se denominan panochu o riestru, a lo largo de ellos se disponen las flores masculinas que poseen largos estambres de color amarillo, en el extremo se sitúan las flores femeninas en pequeño número, entre una y tres.

El fruto es la muy conocida castaña, están recubiertas de una envoltura pardo-rojiza lustrosa, que antes de madurar es de color blanco. Entre los meses de Octubre y Diciembre el suelo del bosque aparece repleto de los erizos, que son la envoltura de las castañas, rodeados de espinas punzantes que alojan en su interior entre uno y tres de estos frutos. Cuando el erizo contiene una castaña, esta es de caras convexas y de un tamaño grande, en caso de contener tres son más pequeñas teniendo la central las dos caras planas y las otras dos planoconvexas. Para recoger los erizos se utilizaba la morgaza que era un utensilio realizado en madera de raíz de castaño con forma de u alargada, al modo de unas pinzas, con él se recogían y se amontonaban en las corras, pequeños cercados hechos de piedra de una altura aproximada de un metro y donde iban secando muy despacio pues se tapaba con helechos, luego de unas semanas el erizo abre por dehiscencia en 2 o 4 valvas dejando acceder a el fruto con facilidad.

Las principales variedades de castañas que hay en Asturias son: baldunas o chanvergas, fornieges, palacianes, ordaliegas, pelonas, carandonas, verdeñas,... Se comen asadas (son junto a la sidra dulce, que coincide en la misma época del año, el ingrediente de los magüestos o amagostos asturianos), secas mayucas o pilongas, cocidas, o formando parte de numerosos platos y postres. Poseen un alto valor alimenticio, en fresco tienen un 40% de glúcidos, un 20% de grasas y una pequeña proporción de proteínas además de agua.

La madera.
El color de su madera es marrón pálido con anillos de crecimiento muy marcados que dan el aspecto característico de esta madera en el corte longitudinal, posee una albura o sagamo escaso, de color blanquecino que contrasta con el color del duramen.

Tiene una densidad media, en torno a 600 Kg./m3. Considerada blanda, la velocidad en el secado es lenta dando lugar a hendiduras. Salvo la albura es resistente a hongos y a insectos, la mayoría de las casas tradicionales asturianas siguen mantenidas por sus vigas y tijeras de castaño, igualmente las colondras de hórreos y paneras, que están hechas con esta madera, resisten el paso de los siglos. También es resistente a la humedad y la intemperie, por lo que se emplea para el cierre de los prados.
En Asturias se utilizo de siempre en la fabricación de muebles, si bien no tiene el acabado fino de otro tipo de maderas; por su resistencia a la intemperie, además de para cierres, se emplea para confección de puertas y ventanas, para realizar corredores (en buena parte torneados) y galerías, en construcción tradicional para vigas, pilares y suelos de tablas machihembradas o tablillas, para la confección de barricas y toneles que parafinados se usan el la elaboración de la sidra y otros muchos usos. En resumen para los asturianos fue tradicionalmente una madera esencial.
En nuestra opinión el castaño, al ser una madera blanda, es buena para la talla sobre todo si va a estar a la intemperie, a veces se "deja" tallar mal debido a lo irregular del grano y a tener minúsculos huecos que dejan el corte irregular, no toda la madera de castaño es igual. Al torno se comporta bien pero requiere mucha lija en el acabado al ser una madera fibrosa.

Fuente visitada.
usuarios.multimania.es

jueves, 25 de febrero de 2010

EL CASTAÑO



Los plantíos de castaños,los injertos,la apropiación de los árboles cuando estaban en terreno comunal permitieron,con su fruto,ahorrar el pan necesario para los meses del final del año agrícola,y subsistir a las familias que no cosechaban suficiente maíz para el consumo.La cosecha de castañas podía llegar a ser equivalente a media de maíz.Se consiguieron variedades de castañas con sabores y características diferentes (de lloriga,arnesas,pravianas,valdunas,gallegas,de xema...)
Las castañas llamadas valdunas,esta variedad superior a todas,"Un gusto delicado,mucho más azucarada y farinácea"y de "Color rojo claro vistoso y fino."
Las castañas "crespas"eran las más parecidas a las valdunas.Sin embargo,contenían
"mucha más parte leñosa"y no daban "tanta utilidad"ni podían "conservarse frescas o verdes mucho tiempo"las llamadas en el concejo de Las Regueras,"bravonas"y "regoldanas" en otras provincias,eran también inferiores,como las "pelonas"a pesar de que su sabor fuese parecido,quitándoles con cuidado "la túnica interior." Las llamadas baragañas,aunque eran las mayores de todas,se consideraban de tal "insipidez" que se juzgaba que había "Bellotas de encina de mejor gusto".La madera de los castaños valdunos era "parecida a la de nogal".Se utilizaba su madera en todas las obras,y,con sus hojas y erizos,se hacía "mucho y buen abono para sus tierras".De sus flores sacaban "las abejas las primeras materias para la miel y cera".Asturias podría ser la tierra que, a finales del siglo XVIII y a comienzos del XIX tuviera"en proporción,más castañedos o castañares".
Los erizos que envuelven las castañas empiezan a abrirse,en otoño.Se realizaba entonces en todos los rincones de Asturias,el vareo de los árboles,aunque todavía no las recogida del fruto:antes de ser recogidas,las castañas aún habían de permanecer una temporada dentro de su casa,depositadas en "la corra",una construción circular y cercana al "castañeu" en la que se metían los erizos y que se cubría luego con artos y maleza para cerrarla,dejándolos allí hasta que el fruto estuviera bien "hecho"y bien maduro.
Al cabo de un par de meses ya podía abrirse la corra y ya podían ser recogidas las castañas,con "morgaces"(tenazas de madera en forma de horquilla) o a mano.Y ya podía celebrarse entonces,con "sidra nueva","l´amaguestu"
...Tras la recolección,las castañas, extendidas en el sardu,en lo alto del "llar",para que el humo las curara,y preparadas de distintos modos- esmondias,
pulguines,corbates,mayuques,del fornu,del tambor,amagostáes...-cubrirían,durante todo el invierno,una parte fundamental de las necesidades alimenticias.

(TRADICIONES ASTURIANAS)