martes, 31 de enero de 2012

Hermanos Guilhou


El Café Anglais, en París, fue uno de los restaurantes más elegantes en la Francia del Segundo Imperio y a él acudían los aristócratas a presumir y los banqueros a cerrar negocios de alto nivel. Una noche cenaba en el suntuoso local el duque de Abrantes, todavía joven e impetuoso, cuando observó que al comensal de al lado le servían unos riñones «a la brochette». Inmediatamente hizo notar su disgusto ordenando al camarero en voz alta para que todo el mundo pudiese oírlo que le cambiase a otra mesa «alejada de aquel señor que es capaz de comer eso a la hora de cenar». El cliente pareció no sentirse ofendido y siguió dando buena cuenta del plato de vísceras, luego pidió su cuenta y al salir se acercó a la mesa del duque insolente: «Señor, usted no come riñones, pero seguro que se quiere batir conmigo por la mañana». Todas las miradas se posaron en el retado que no pudo hacer otra cosa que aceptar.

El de los riñones resultó ser un experto duelista y al amanecer no tuvo problema en atravesar al duque de Abrantes con una estocada que le mantuvo tres meses apartado de la circulación. Pues bien, la anécdota define a uno de los personajes que mantuvieron estrecha relación con Louis Guilhou y su hermano Numa antes de que éste se decidiese a adquirir las obsoletas instalaciones de Mieres para transformarlas en su fábrica.

La biografía de Numa Guilhou, aún pendiente de un trabajo serio, está llena de sorpresas. Casi siempre se resuelven sus orígenes comentando en dos líneas que procedía de una familia de comerciantes de lana de Mazamet, una ciudad cercana a Toulouse y se da a entender que labró poco a poco su fortuna, pero se olvida que tanto él como su hermano Louis llegaron a España poseyendo ya una enorme fortuna heredada. En 1848 Louis, que había fundado en Madrid su propia compañía de negocios, era capaz de adquirir una gran extensión de terreno en la zona de Chamartín, convencido del futuro de la zona, y abrir varios establecimientos comerciales, entre ellos una tahona y una fábrica de curtidos en la calle Platerías, en pleno centro de la capital, mandando construir de paso su espléndida residencia ajardinada, la llamada «Quinta San Enrique», que hoy es propiedad de la ONCE.

El 28 de enero de 1856, unos meses antes de que Numa consiguiese hacerse con las instalaciones de Mieres que transformaría en su fábrica, se promulgó la ley de Sociedades Anónimas permitiendo la entrada en España de las compañías de crédito extranjeras. Fueron cuatro las que aprovecharon la oportunidad y en todas había capital francés. Entre ellas estaba la Compañía General de Crédito en España, un proyecto muy ambicioso en el que colaboraron los Guilhou desde un principio, figurando en su primer consejo de administración, que celebró el 30 de mayo del mismo año su junta constituyente, contando con la asistencia del gobernador de la provincia de Madrid. El consejo quedó presidido por el duque de Abrantes y en él figuraba Louis Guilhou como administrador y director de otros veinte consejeros entre los que se encontraban un príncipe, cuatro condes, dos marqueses, políticos y varios banqueros galos, uno de ellos el propio Numa Guilhou.

La Compañía General de Crédito abrió pronto sucursales en varias capitales españolas y también en La Habana y París y mantuvo negocios tradicionales como las finanzas, las aseguradoras y las minas, junto a otros más modernos, con grandes posibilidades, pero mucho más arriesgados: los ferrocarriles y las fábricas de gas. Adquirió yacimientos minerales de plomo en Jaén, Granada y Córdoba, y de carbón en León y Palencia, llegando a participar en el préstamo de importantes sumas al Gobierno de la nación, pero su mayor apuesta fueron las vías férreas a las que se destinaron grandes sumas para la línea andaluza de Sevilla a Jerez y las catalanas de Tarragona-Reus-Montblanc y posteriormente Lérida-Reus-Tarragona.

El capital social de esta línea era de 8.550.000 pesetas dividido en 18.000 acciones de 475; la Compañía General adquiría desde el principio 6.000, otra sociedad regional, Borrás, Canals y Cía., se quedaba con 1.000 y un tercer bloque de 800 era asumido personalmente por Louis Guilhou. También en el primer Consejo de la Sociedad del Ferrocarril de Sevilla a Jerez, que se amplió más tarde con otra vía de Puerto Real a Cádiz, estaban los dos hermanos. Su presidente era el marques de Alcañices, pero Louis Guilhou volvía a figurar como director y Numa ejercía la representación en París.

Y éstas no eran su únicas relaciones con el mundo del ferrocarril, ya que los dos banqueros controlaban en Francia la denominada «Compagnie des Chemins de fer des Charentes» mediante su propia empresa «Les fils de Guilhou jeune». Respecto al nombre de esta empresa, se ha escrito a menudo «jeunes» (jóvenes) lo que se traduciría como «jóvenes hijos de Guilhou», pero realmente en los documentos de la época la palabra se escribe siempre en singular, por lo que sería más correcto «hijos del joven Guilhou».

Volviendo a su preferencia por las vías férreas, ésta fue precisamente la causa de su ruina, ya que les hizo ir más allá de sus posibilidades, asumiendo unos riesgos que llevaron a la sociedad a la suspensión de pagos. Las primeras dificultades serias aparecieron a mediados de 1862 y pudieron sortearse con altibajos hasta que finalmente en septiembre de 1864 se tuvo que declarar la quiebra que incluyó el episodio de la huida del responsable financiero Alfred Prost, un notable al que se le había concedido en mayo de 1856 la Orden de Isabel la Católica por haber aportado 42 millones de reales de su propio capital en uno de aquellos préstamos al Estado que cité más arriba.

Desconozco el motivo por el que los Guilhou quisieron o tuvieron que hacerse cargo del ruinoso negocio, pero me consta por las noticias que fue publicando sobre el asunto «Le Journal de Toulouse» que dos años más tarde aún mantenían el litigio con los accionistas en los juzgados parisinos.

Un aspecto que resulta interesante es el sistema de financiación mixto desarrollado por los dos hermanos en sus empresas, muy similar en todos los casos y que también fue el que emplearon para adquirir y renovar la fabrica de Numa en Mieres. La Compañía General de Crédito se había fundado con un capital social elevadísimo para la época, 399 millones de reales, repartido en 210.000 acciones de 1.900 reales cada una, aunque realmente nunca se llegaría a desembolsar más de un tercio de esa cantidad; pero para los ferrocarriles andaluces habían preferido dividir el capital inicial en acciones y obligaciones de dos tipos, unas reembolsables a 47 años y otras a 97 que producían un generoso interés anual. Así la Compañía de Crédito y «Les fils de Guilhou jeune» garantizaban solidariamente 48.125.000 francos que se completaban con una subvención estatal.

Siguiendo este sistema, la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Asturias, que luego se convertiría en Fábrica de Mieres, nació legalmente el 11 de mayo de 1861 en el despacho de los notarios parisinos Rousset y Simón con la suma del capital repartido en ocho millones de francos en acciones y 7 millones en obligaciones de 250 francos. La sociedad se constituía por 90 años y la suscripción la abrían directamente «Les fils de Guilhou jeune» desde sus oficinas bancarias del número 50 de la rue de Provence en París.

En este caso las obligaciones eran reembolsables en 47 años a partir de 1865 al doble de su valor y entre tanto daban un interés anual de 15 francos, lo que las convertía en muy interesantes; la publicidad de la empresa se encargaba además de adornar el proyecto, que en este caso y afortunadamente para los mierenses tuvo éxito. La Sociedad Hullera partía de varias propiedades repartidas por las Cuencas: en Mieres estaban las forjas, un alto horno y las minas de carbón que lo abastecían, formando un conjunto que según los cálculos expuestos por Numa Guihou había cerrado el ejercicio de 1859 con un beneficio de 250.000 francos; también se contaba con las minas de Siero y Langreo, que habían pertenecido a las antiguas concesiones Aguado y las acerías de Lena. Eran un total de 50 concesiones hulleras repartidas en 4.000 hectáreas a las que había que sumar otro paquete financiero de nuevo vinculado al mundo de los trenes: nada menos que 10.467 acciones del ferrocarril de Langreo que en aquel momento les daban el control de más de la mitad de la empresa.

Fuente visitada.
.lne.es/secciones/noticia

lunes, 30 de enero de 2012

ASTURIAS RUTAS CON SABOR


LAS CARNES DE LAS MONTAÑAS Y LOS VALLES-
La raza vacuna asturiana es excepcional porque tiene la posibilidad de proporcionar una carne compacta, perfectamente infiltrada de grasa yde un sabor intenso y al mismo tiempo elegante. Son espectaculares las piezas de la variedad de “los valles” por su forma, tamaño, textura y color que acompañan perfectamente al resto de sus propiedades gustativas, pero los matices sápidos que pueden encontrarse en los ejemplares “de las montañas” son incomparables por su personalidad, influida por la impronta de los pastos de altura. Un chuletón de buey con su grasa de cobertura, de tres dedos de espesor, hecho lentamente, a la brasa, acompañado de la porción alta de la costilla, y con la sola ayuda de unas escamas de sal, de un vaso de buen vino tinto y de un pan de escanda es el plato soñado por los verdaderos entusiastas de la carne.Pero hay muchas formas más de comer la carne de vacuno asturiano, como por ejemplo la carne gobernada o morrina, que exige una cuidada elaboración, citada con cierta frecuencia por Palacios Valdés como plato de lujo. Tienen personalidad el chamuco (morcillo) guisado, la cazuela de rabo, la carne rellena con huevos cocidos y jamón (cachopo) y las preparaciones que se hacen con vísceras, como la lengua estofada, el hígado encebollado, los riñones, los morros o los callos. Con la carne de cerdo, que casi en su totalidad se destinó siempre a la elaboración de chacinas, se hacen unos excelentes lomos, con puré de castaña o con “patatines” y con la vulva de la cerda se hace una especialidad denominada “páxara”, que hoy ya casi es imposible encontrar.

Los embutidos asturianos son especiales y tienen una gran personalidad. La morcilla tiene un punto de curación que le da textura y la hace muy jugosa y sabrosa. Los chorizos son buenísimos y, con la chacina anterior, imprescindibles en cualquier fabada de calidad que se precie. El chosco de Tineo, el sabadiego de Noreña, el farinón de Candás, la andolla, el lacón e incluso algunos ejemplares de jamón, que todavía se curan en las zonas más altas, son auténticas joyas.

LOS INTERESANTES POSTRES-
No hay mucha fruta, pero la que hay es excepcional. Comenzando por la manzana mingán, seguramente la más sabrosa de todas las que ofrece la naturaleza; los nisos (ciruelas) de pequeño tamaño, que destacan por su sabor intenso, aroma y textura; los también reducidos piescos(melocotones), de sabor concentrado y olor profundo. De las avellanas asturianas se dice que son las mejores del mundo.

De entre todos los postres merece destacarse el arroz con leche que, por supuesto, no es exclusivo de Asturias pero sí es en donde se hace mejor, porque la leche es muy buena, porque se cuece muy lentamente y porque las recetas, transmitidas a través de generaciones, han hecho posible que los asturianos tengan “una mano” especial para obtener una joya culinaria, a la que a veces se le agregan unas gotas de anís.La repostería es variada y entre ella destacan los carbayones, los casadielles, de hojaldre, los suspiros de Cudillero, los frixuelos, los formigos, los turrillos, los manolitos, los quesos de almendras y los carajitos del profesor de Salas.

QUESOS Y PRODUCTOS DEL MAR-
Asturias, primer reino cristiano de la península, es hoy, como atinadamente reza el eslogan turístico, paraíso natural y uniprovincial delimitado por los ríos Eo y Deva, en el que fluyen sin transición aparente litorales lisos con playas amenas y pueblitos pintorescos, suaves serranías, montañas abruptas y escarpadas, valles de profundo lirismo, bosques de brezos, castaños, hayas, nogales o robles, ríos bravos y amansados, huertas generosas y otros mil subpaisajes y microclimas que, al estilo de Pla, se van reflejando y tomando cuerpo en las cazuelas, potes y platos. De manera formal, Asturias puede conformarse en torno a cuatro subregiones geográficas: litoral, zona central, occidente interior y oriente interior, y a su vez en cuatro elementos que dan vida y sentido sumo a su culinaria: la potente fabada; el gochu o cerdo (que por otra parte es compañero inseparable del anterior porque “fabada sin gochu es como lagar sin techu”; queso, con una variedad artesanal que supera la veintena y que se constituye en la mayor concentración quesera artesana de toda Europa, y fresca sidra, obtenida de las menudas pero incomparables manzanas asturianas.

La fabada, santo y seña regional, se hace con alubias o fabes de La Granja o del Cura, chorizo y morcilla asturianos, codillo de jamón añejo, tocino, rabo, oreja y manos y morro de cerdo, aunque ya es frecuente que las fabes se combinen también con almejas, perdiz o setas. Al plato insignia se suma una gran variedad de potes de berza, repollo o nabos, que para muchos son más representativos de lo asturiano que la propia fabada.
Otros significativos platos de carne son el solomillo al cabrales, la carne gobernada, tan sencilla como eficaz y a base de morcillo, cebollas y ajos, las costillas de cerdo con castañas, los callos a la asturiana y el cachopo, que es una carne rellena de huevos cocidos y trocitos de jamón.

De la mar llega la caldereta marinera, que antaño fue de pescado residual con mucha espina y ahora incluso lleva marisco; la crema de andaricas o nécoras; las mil y una preparaciones del pixín o rape; las almejas a la marinera; la merluza a la sidra; la lubina a la asturiana, con patatas o rellena de setas; la ventresca de bonito asada; el sargo o chopa al horno, o el besugo al ajo.En dulcería domina el inefable arroz con leche y los frixuelos, que son crepes de harina, leche, huevo y canela.

RUTA DE OCCIDENTE-
La ruta se inicia en la muy rural Salas, donde brillan con luz propia el pote de berzas, la menestra con la típica carne asada de Salas y los ricos bollos preñaos. Postres típicos, para degustar in situ y para llevar en el morral, son las bollinas y los carajitos del profesor, un delicado dulce de avellana que se ha convertido en el bandera gastronómica del concejo.

De Salas a Luarca, bellísimo enclave de tradición ballenera de cuyo recuerdo conserva los barrios de pescadores el Caramba, la Peña y la Carril. Interesante su Aula del Mar, que alberga la mayor exposición de calamares gigantes de Europa, y su cementerio, literalmente colgado sobre el mar, y como de menos nos hizo Dios, en su momento hay que tomar asiento y degustar su calderada de salmonetes guisados con patatas, sus sardinas, parrochas, bocartes y los calamares en su tinta. A los postres o para el viaje un queso artesano recuperado, el valdesano, junto al memorable requesón vaqueiro.

Siguiente parada en Castropol, en la ría del Eo y en la frontera con Galicia, que es lugar de encuentro entre mar y montaña, de lo que se deriva una gastronomía de fusión con especial interés en las fabes con almejas, las patatas con cabeza de merluza, empanadas de agüillolos, de almejas y de arenques. A los postres, arroz con leche y cereixolos, típicos de carnaval.

Final de trayecto en Santa Eulalia de Oscos, donde llama la atención la vivienda típica, perfectamente integrada en la tipología del concejo, con pizarra en los muros externos y los tejados, y la madera en vigas, ventanas y puertas, además de otras edificaciones de uso agropecuario, como hórreos, cabazos, cabanón y cuadras. Por su inmediatez a Galicia, el pote es uno de los manjares tradicionales más característicos de la zona. También los grelos y el botelo, butelo o butielo, similar
al botillo, las filloas de sangre, los frixuelos de harina de trigo y las empanadas. Provisión del queso artesanal de los Oscos, visita a las ferrerías y mazos, y recalada final en un magnífico mesón, La Cerca, donde aún pervive lo más genuino de la gastronomía de esta tierra del fin de Asturias.

Fuente visitada.
munimerca.es/mercasa/alimentos

sábado, 28 de enero de 2012

AZABACHE ASTURIANO


El azabache (impropiamente llamado ébano fósil) es una variedad de lignito. De color negro brillante, procede de una familia de árboles jurásicos que se extinguieron hace unos 60 millones de años, al mismo tiempo que los dinosaurios, según datos del primer estudio científico sobre el origen de este fósil de alto valor económico.
Hasta hace poco tiempo se creía que el azabache provenía exclusivamente de una especie de Araucaria, pero recientes estudios paleobotánicos realizados por la Universidad de Oviedo han concretado que realmente procede de varias especies, no solamente de las Araucaráceas sino también de las Protopináceas. De tener que compararla con un árbol de nuestros días su equivalente sería parecido a un Ciprés.
De conformación compacta, suave al tacto, ligero y bastante duro (entre 3 y 4 en la escala de Mohs), tiene fractura concoidea y color de raya pardo oscuro. Arde produciendo mucho humo, despidiendo olor bituminoso y a veces fétido. Su densidad oscila entre 1,2 y 1,3 g/cm³.

Es un material muy frágil, por lo que su extracción siempre ha sido artesanal, siendo de talla difícil cuando se intenta esculpir figuras con abundantes detalles y calados. Esta circunstancia ha dotado al arte de la azabachería de escasos márgenes expresivos. Se trabaja con lima y torno, adquiriendo mediante una pulimentación adecuada un brillo intenso que no decrece con el paso del tiempo.
Está formado por una mezcla heterogénea de material carbonáceo orgánico y materia mineral, constituida principalmente por vitrinita, compuesto orgánico que deriva de la lignina, la celulosa y otros, presentes en las plantas vasculares con semillas.

El azabache en el mundo antiguo-
En el mundo antiguo se lo llamó succinum nigrum, equiparándosele al ámbar o succino, con quien aparece asociado frecuentemente. También se le llamó Lapis Gagates, denominación utilizada entre otros por el naturalista Plinio el Viejo y por San Isidoro, autor que, en su obra Las Etimologías, aclara la razón: “Gagates es una piedra hallada primeramente en Licia, Asia Menor (Turquía) que es arrojada a la orilla por el río Gagas, y de ahí le viene el nombre; hay muchas en Bretaña. Es una piedra negra, plana, suave y arde aplicada al fuego. No se borran los escritos hechos con el barro de esta piedra...”

El nombre español azabache es de origen árabe. En Asturias se le llama acebache o azebache. En Galicia, acebiche o acibeche. En Euskera, atxabitxi. En catalán, gaieta (derivado de Gagas) y también atzabeja. En Aragón se le llama azabaya.
Uso en restos neolíticos, en túmulos y bajo dólmenes; en algunos de ellos se recuperaron más de cien cuentas de azabache lo que confirma que ésta madera fósil era una posesión de mucho valor al que atribuían un innegable carácter protector ya hace varios miles de años. Las joyas de Azabache fueron muy apreciadas por los Egipcios, Fenicios, Etruscos, Romanos y los Vikingos, aunque la cuenta más antigua aparece en un colgante de azabache en la -Cueva de las Caldas- en Oviedo-, en un nivel perteneciente al Solutrense Superior, fechable en torno al 17.000 BP- 15.000 años antes de Cristo.

Procedencia-
El mejor azabache del mundo, junto con el de Whitby, es el de Asturias, España. Con un color negro intenso, textura y dureza incomparable, es extraído en la zona denominada la Marina, en la Costa Jurásica Asturiana, entre Gijón y Ribadesella, en la zona de Oles, Villaviciosa, desde donde hace más de cien años se exporta a Inglaterra. Ha sido el Principado el mayor suministrador de la península de material en bruto a lo largo de los siglos. Recientes estudios llevados a cabo por un equipo de investigación de la Universidad de Oviedo demuestran que el azabache español procede de una familia de árboles jurásicos, extinguida hace 65 millones de años, las protopináceas, además de las araucarias.

La zona costera que va desde Gijón hasta Colunga es la que guarda mayores depósitos e, históricamente, donde se concentraron casi todas las explotaciones. Conocida hoy como la "Costa de los Dinosaurios", es un terreno jurásico con abundantes muestras de la fauna y flora de esta era. El azabache es el material fósil de origen vegetal más importante y representativo de toda ella. Fue, sin duda, el mejor de los españoles y de todo el continente europeo e igual al afamado de Whitby: ambos, el inglés y el asturiano, los mejores del mundo.

Fuente visitada.
wikipedia.

viernes, 27 de enero de 2012

POR LA COSTA DE VILLAVICIOSA


Cerca de la sin par Villaviciosa se encuentra la hermosa ría del mismo nombre, lugar de invernada de numerosas aves acuáticas migratorias. Junto con la ría del Eo es uno de los paisajes naturales costeros más importante de Asturias. Toda la costa de este bello concejo tiene gran encanto, desde La Ñora a la punta de Les Llastres o La Busta.

Se puede recorrer la costa de Quintes y Quitueles ("y de Quintueles a Gijón...", como dice la canción), la "costa maliaya", o "La Marina" de Villaviciosa, por acantilados, roquedales o hermosas playas (La Ñora, España o Merón) así como por la zona de La Busta o Puenta de Les Llastres, aunque el entorno de la Ría de Villaviciosa es, quizás, más cómodo para un simple paseo, en especial si se quieren ver rastros de dinosaurios, por ejemplo en las proximidades de Tazones o de Rodiles... Los senderos son muchos y los verdes campos donde pasta la rica ganadería, las cuidadas fincas de labor, las "pumaradas" de viejos manzanos o los típicos hórreos o paneras, se complementan ahora con maravillosas casas de aldea, bien restauradas, con acierto y buen gusto. Posiblemente gracias a los excelentes canteros de la zona y, como no, a los afamados "Gemelos" de Quintueles (Teodoro y Gerardo Moris Costales)... Lo cierto es que en Villaviciosa, sea en la parte costera o en el interior, todo es belleza natural a raudales.

La Ría de Villaviciosa se encuentra en el centro-oriental de la región y en ella desemboca el río Valdebárcena o de La Ría, nombres que corresponden a los dos pequeños ríos que se juntan cerca de Amandi, a las puertas de la hermosa villa. La ría esta rodeada de los varios núcleos de población: Abayu, La Viesca, Bedriñana, Pentanes, Tristán, San Martín del Mar, Fuentuca, Requejo, El Puntal, Liñero, La Rebollada, La Atalaya y las cercanías de Tazones, en su margen izquierdo... En su margen derecha, están, además de la propia población de Villaviciosa, Carda, Muslera, Sello, Onón, Villaverde, Espina, La Calle, Vega, Selorio, Torienzo, Tapia, Misiego, El Olivar y Rodiles. Y flanqueada por los cabos Punta de la Mesnada y Punta de Rodiles. Algo más alejadas quedan la ensenada La Conejera, Punta de Lastres y puerto de Tazones. Junto a ella hay playas como Misiego, El Puntal y Rodiles. Lugares ideales para pasear.

En la bajamar quedan descubiertos en plena ría algunos areneros y pequeñas islas, con abundante vegetación. Este bello ecosistema costero se puede visitar por cualquiera de los lugares reseñados y está declarado espacio natural protegido, por su interés ecológico, especialmente como refugio de la avifauna salvaje que en ella vive, o pasa largas temporadas en época de migraciones. Y como refugio de aves acuáticas tiene veda permanente. Eso tendrá que ampliarse asimismo a los de peces y moluscos.

Una excursión fácil por esta ría se puede hacer partiendo de Selorio por "caleyes" y senderos que pasan por los caseríos de Tapia (o La Calle), para llegar a Misiego en una media hora. Después se puede seguir por El Olivar, o pasar el muro que va a Rodiles. En bajamar, los itinerarios posibles son para todos los gustos.

La fauna de vertebrados terrestres de esa zona es comparable a la de cualquier lugar costero asturiano de características similares, pero sí es especial la vida animal ligada al estuario, de modo particular la avifauna acuática. El gran interés de la Ría de Villaviciosa, conocido desde antiguo por los ornitólogos y amantes de la Naturaleza, trascendió a nivel oficial gracias a la Asociación de Amigos de la Naturaleza Asturiana (ANA).
Siendo una de las características más destacables de la avifauna de la ría su estacionalidad, pues el estuario es utilizado por las aves como zona de invernada y, especialmente, de reposo, durante la época de migraciones, siendo poco frecuentes las poblaciones nidificantes. Así sucede también en otros lugares naturales de Asturias, por ejemplo en varios lagos, embalses o parques... Otro aspecto destacable es su importancia para la supervivencia de estas aves durante las olas de frío, ya que grandes contingentes de ellas procedentes de países europeos septentrionales, buscan refugio en estuarios cantábricos, entre ellos esta ría, regresando a sus lugares de origen cuando cesan las condiciones adversas. El número de especies de aves acuáticas registradas supera el centenar.

Fuente visitada.
descubreasturias.com

jueves, 26 de enero de 2012

EL OSO EN ASTURIAS


El oso presenta una vista pobre, son más bien miopes, pero poseen un fino olfato y un buen oído. Su cráneo y dentición son los de un carnívoro, pero en los osos pardos las muelas son planas, lo que demuestra que su dieta es principalmente vegetariana. Posee almohadillas plantares, el Oso pardo, plantígrado, apoya toda la superficie al andar. Posee también unas poderosas uñas no retráctiles que, salvo en las contadas ocasiones que mata a una presa, le sirven para desenterrar setas, raíces y bulbos, abrir colmenas o atacar a sus contrincantes en la lucha territorial.

El oso ha sido perseguido muchas veces debido a un ridículo temor que casi lo ha llevado a su completa extinción. En la actualidad, la caza ha pasado a un segundo plano, aunque aún se dan casos de furtivismo. Pero el problema más importante, que viene dado por la mano del hombre y sus construcciones, tales como carreteras, embalses o repoblaciones forestales con especies no autóctonas. Como consecuencia de esto los escasos ejemplares que aún nos quedan se han visto obligados a un aislamiento que no hace sino empeorar su situación. Por un lado, es muy difícil el encuentro entre unos ejemplares y otros que están demasiado alejados entre sí. Por otro lado los habitantes de un mismo monte se ven obligados a reproducirse año tras año con parientes muy cercanos, aumentando la consanguinidad y los efectos negativos sobre la población.

*************************************************

El Cercado Osero se encuentra frente a la Casa del Oso, al otro lado del río Trubia, en la ladera opuesta del valle, en el lugar conocido como Monte Fernanchín. Se accede, a pie o en bicicleta, por la Senda del Oso, ya sea desde la villa de Proaza (Puente de Villamejín, recorriendo un kilómetro de Senda), o bien desde el Área Recreativa de Buyera (recorriendo quinientos metros de Senda).

El Área Recreativa de Buyera, ubicada en el punto kilométrico 12,3 de la carretera de Trubia a Proaza, cuenta con amplio aparcamiento, zona de juegos y área de reposo. Es la entrada más próxima al Cercado Osero.

Los lugareños llaman Monte Fernanchín a la ladera situada junto a la entrada a la Foz del Picarós, en el límite de los concejos de Santo Adriano y Proaza, sobre la que se desarrolla un extraordinario encinar de carrascas (Quercus rotundifolia). El sustrato rocoso de caliza de montaña ofrece a este tipo de encinas el ambiente seco que les permite desarrollarse en un clima tan húmedo como el de Asturias.

Estos montes, abruptos e impenetrables, han sido desde siempre zonas de mucha querencia para el oso, por encontrar en ellos alimento y refugio. Por esta razón, ante la necesidad de buscar un lugar para albergar a Paca y a Tola (dos hembras de Oso Pardo Cantábrico, rescatadas de furtivos y de imposible reintroducción en el medio natural por estar habituados a la presencia humana), se construyó un cercado que rodea una superficie de monte de más de cuatro hectáreas.

La valla, de gran resistencia, se halla electrificada (mediante pastores eléctricos) para evitar que las osas se acerquen a ella. Para mayor seguridad existe una segunda valla externa, más sencilla (malla cinegética), que evita que los visitantes se acerquen a la reja principal.

El borde inferior del cercado limita con la Senda del Oso, muy frecuentada por amantes del paseo a pie y del ciclo turismo.

En la parte baja del cercado, Paca y Tola disponen de un pequeño estanque para beber y bañarse, así como de la jaula-comedero, donde se les da de comer hacia las doce del mediodía, salvo en periodo de hibernación. A esta hora suelen acudir los visitantes para contemplar de cerca a las dos osas y conversar con su cuidador. El resto del día no hay garantía de poder verlas, dado que se internan entre el arbolado de la zona alta, moviéndose a su antojo por todo el Cercado y dejándose ver de manera esporádica e imprevisible.

DATOS DE PACA Y TOLA

HISTORIA: Unos furtivos mataron a su madre y ocultaron a las dos crías. Pocos meses más tarde fueron recuperadas por el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA), gracias a la colaboración del FAPAS (Fondo asturiano para la protección de los animales salvajes). Permanecieron primero en las instalaciones del FAPAS en Llanes, luego en Vic (Barcelona) y más tarde en El Hosquillo (Cuenca), pues en Asturias no existía un cercado adecuado para ellas. El Principado de Asturias construyó el actual Cercado Osero en el Monte Fernanchín (Santo Adriano), con una extensión de casi cinco hectáreas. Paca y Tola tomaron posesión de este cercado el 26 de mayo de 1996.

HIBERNACIÓN: El período de hibernación de las osas Paca y Tola se inicia a finales de noviembre, prolongándose hasta los primeros días de marzo. Permanecen en ese estado de letargo invernal tres meses aproximadamente (diciembre, enero y febrero), tiempo durante el cual están ocultas en sus oseras, sin comer ni beber. Aunque salen ocasionalmente de su refugio invernal, para dar pequeños paseos cerca de la osera, lo normal es que los visitantes no puedan ver a las osas durante este período de hibernación.

Fuentes visitadas.
uco.es
osodeasturias.es

miércoles, 25 de enero de 2012

CASONAS DE INDIANOS-VILLA EXCELSIOR


Podía entrar quien quisiera. «Villa Excelsior», un de las casonas de indianos con más renombre de Valdés, fue lugar para extraños en las últimas dos décadas. Los vecinos de esta gran casona de Barcellina solían comprobar cómo en su interior se adentraba gente, impresionada por las características de la casa. Y también por su abandono. Nadie decía nada. Más que una propiedad privada parecía un lugar de visita obligada para aquellos que desconocían este edificio de 1912 y su gran jardín, aunque todo estuviera al borde del ocaso. Muchos visitaron el inmueble y con cámara en mano retrataron lo que quedaba de esta mansión. Pero eso ahora no es posible.

La vivienda está cerrada a cal y canto. Fue adquirida por una empresa a la familia a finales de 2010. Su portón luce un gran candado. La casona está ahora en plenas reformas y, de momento, se desconoce oficialmente su futuro, si bien hay quien apunta que «Villa Excelsior» podría convertirse en un hotel.

Hubo una época en la era habitual entrar sin permiso y comprobar el estado de esta gran obra del arquitecto Manuel del Busto, señera en la época y que albergaba muebles importados de Londres en barco. Tras la muerte de la última hija del matrimonio, la que vivía en «Villa Excelsior», Esther Méndez de Andés, el abandono fue a más. La casa fue desvalijada por los ladrones, que escenificando una mudanza se llevaron parte de los tesoros que todavía guardaba en su interior. Todavía hoy se desconoce el botín. Años más tarde, muchos se acercaron al jardín, a la vivienda de indianos que nadie custodiaba y que estaba a merced del tiempo y de las visitas de extraños.

La casa que mandó construir el indiano Manuel Méndez de Andés tiene sus secretos. Cuentan los vecinos que el piano del indiano sonaba por todo el pueblo. Eran melodías que reafirmaban la presencia de la casa, la riqueza de la familia, su ostentación. Protegida por una gran muralla, y comunicada con la carretera del faro de Luarca por una pequeña caleya, nunca estas historias de «Villa Excelsior» dejaron de formar parte de las que contaban los abuelos de Barcellina y Villar contaban a sus nietos.

La gran casona tenía billar, todo un símbolo de riqueza indiana en la época. Tampoco faltaba una cuadra para los caballos (Manuel Méndez de Andés era un gran aficionado a los caballos de carreras). Ni, por supuesto, un piano. En «Villa Excelsior» todo era riqueza. Con una planta de unos treinta metros de largo por veinte de ancho, la casa se integró en el paisaje de Barcellina y Villar de Luarca. «La casa de cúpula verde», se conoce entre el vecindario.

Esther Méndez de Andés, que enviudó poco después de casarse, fue la última inquilina que habitó «Villa Excelsior». Ahora ha sido comprada por una empresa y aunque no hay confirmación oficial, parece que se estudia convertir la vivienda en un hotel. En Barcellina y en Luarca, aquellos que vivieron la historia de «Villa Excelsior» se alegran. La casa que fue símbolo de riqueza y que acabó en la ruina volverá a lucir en todo su esplendor. De momento, se ha revisado el estado de la estructura y se ha limpiado, en parte, el entorno.

Construida en 1912, es uno de los conjuntos más señeros de Valdés. Se dice que el propietario ordenó al arquitecto no reparar en gastos y hacer de su casa un palacio. No sólo lo consiguió por su estructura, por sus muebles traídos de Londres o por la exquisita decoración, también por el jardín, que dicen que tenía palmeras del Sahara, de América y un cedro del Líbano.

Con «Villa Excelsior», son dos las casonas de indianos que se han recuperado en el entorno de Luarca. También «Villa Argentina», construida en 1899, corrió la misma suerte. Hoy es un hotel.

Las grandes casonas de los indianos que en un día volvieron a su tierra procedentes de ultramar y cuyas casas destacaban sobre las del resto de los pueblos vuelven a escena. Rehabilitadas como hoteles, o simplemente como casas particulares, vuelven a recordar la vida de personajes acaudalados que con sus viviendas-palacio querían mostrar el final feliz de su historia de emigrantes.

Las paredes de «Villa Excelsior», tantos años calladas, volverán en el futuro a recordar aquella vida de principios del siglo XX.



Fuente visitada.
lne.es

martes, 24 de enero de 2012

EL CONCEJO DE CABRALES




Es el corazón de Asturias. No en vano guarda en su interior dos de los rasgos más reconocibles de la región: el Naranjo de Bulnes o Pico Urriellu, escenario de grandes gestas del montañismo, y el queso de Cabrales, que ha llevado la gastronomía asturiana más allá de nuestras fronteras. Entre las míticas cimas de los Picos de Europa y las cuevas donde madura el queso, Cabrales tiene un paisaje propio con gastronomía típica, costumbres ancestrales y deportes de aventura.

El paisaje impresiona: más del cincuenta por ciento del territorio de Cabrales pertenece al Parque Nacional de los Picos de Europa. Así que nos encontramos con una estampa típica de montaña, donde las cumbres se despliegan ante los ojos. Son picos con nombre propio: el Naranjo de Bulnes se lleva gran parte de la fama, pero también Torrecerredo, con 2,648 metros de altitud es objetivo de muchos montañeros, al ser el más alto de la Cordillera Cantábrica.
El Macizo Central de los Picos ofrece posibilidades para todos los niveles: desde el más experimentado hasta el que busca una ruta sencilla de senderismo. Sin ir más lejos, la Ruta del Cares es la más recorrida de toda la región, tanto por su escaso desnivel y su accesibilidad, como por la espectacularidad del recorrido, en la garganta del río Cares. No se puede olvidar, sin embargo, que estamos en alta montaña y hay que tomar todas las precauciones recomendadas que las guías turísticas se encargan de recordar.
Tampoco los aficionados a los deportes de agua quedan decepcionados: los ríos permiten el descenso de canoas y la práctica del rafting. El panorama deportivo se completa con BTT, parapente, excursiones a caballo o quad, y la pesca, principalmente de salmón y trucha.

Y si las montañas rompen récords hacia el cielo, también lo hacen mirando a la tierra. En el concejo se encuentran cuatro de las diez simas más profundas del planeta, lo que hace las delicias de los aficionados a la espeleología, que encuentran en el sistema kárstico de la zona una intrincada red de cuevas que explorar. Y es que las cuevas son fundamentales para conocer el concejo a fondo, y con ellas se han relacionado los cabraliegos incluso antes de tener ese nombre. Las pinturas rupestres de La Covaciella están consideradas como Patrimonio de la Humanidad, y también las de El Bosque y Los Canes son de interés especial. Y hay otras cuevas: las que se usan para madurar el queso de Cabrales, una de las joyas gastronómicas del Principado, con renombre internacional. Una de ellas está abierta al público en la Cueva Exposición Cabrales, que permite conocer en profundidad los secretos de la elaboración de este manjar, su historia y su influencia cultural y gastronómica. Precisamente el último domingo de agosto se celebra el Certamen del Queso de Cabrales, donde cultura y gastronomía se dan la mano en una fiesta típica que atrae a miles de visitantes cada año. Es una buena excusa para conocer el concejo, aunque una visita en condiciones requerirá de unos cuantos días más.

Fuente visitada.
fusionasturias.com

lunes, 23 de enero de 2012

CONCEJOS DE GOZÓN Y CARREÑO


Tanto Carreño como Gozón cuentan con una amplia oferta gastronómica en la que conviven los productos del campo con los del mar.
La gastronomía en el concejo de Carreño se basa también en los productos del mar y la huerta. Podremos degustar en cualquiera de los restaurantes de la zona una exquisita merluza a la cazuela, una paella de marisco o la típica fabada asturiana. Son típicas del concejo las berzas con fariñón, compuesto de harina de maíz, sangre, grasa y especias, cocido a fuego lento junto con las berzas. Además del arroz con leche, el postre por excelencia son las marañuelas. Todo ello regado por la bebida más tradicional de nuestra región: la sidra.
Luanco, capital de Gozón, como puerto pesquero que es, nos sugiere los pescados y mariscos más frescos. Destacan la calderada de pescados, sardinas, lubina, pixín...

De los productos de la huerta, preparan un exquisito pote asturiano, la fabada, la fariñona, elaborada a partir de harina de maíz, sangre y grasa de cerdos y especies.

Para los postres, además del arroz con leche, Gozón es la patria de las marañuelas. Son pastas a base de azúcar, yemas y manteca que ya eran tradicionales en el siglo XVIII, coincidiendo con la Pascua, aunque actualmente se pueden degustar todo el año.
Menús clarinianos
La estrecha relación que Clarín tuvo con el concejo de Carreño queda patente en la multitud de referencias que el ilustre escritor ha hecho en su obra. Manuel "Manín" y su esposa Juliana fueron los caseros de Clarín. Ambos residían en La Rebollada. Un nieto suyo, Víctor, que aún vive y cuya casa se conoce en la zona como "Casa´L Caseru" recuerda: "Cuando le llegaba la inspiración al señorito decía: ¡Juliana! voy a la caseta a escribir un artículo que me va a dar buenas pesetas... Otras veces le mandaba que cuando cocinase berzes pusiese un plato para él." Clarín compartía mesa con los caseros cuando había berzas.
El Autor plasma los hábitos y modas del yantar en obras como La Regenta, Boroña, Manín de Pepa José, El cura Vericueto, Benedictino, Su único hijo o Zurita.
Por lo que se refiere a las bebidas, Clarín habla de la sidra pero, sobre todo, de los vinos y del licor Benedictine.
Y, ¿a qué huelen, a qué saben, qué se bebe en los relatos literarios de Leopoldo Alas? A una variedad de aromas y sabores múltiples, tan diversa y diferenciada como la sociedad asturiana de finales del siglo XIX: pícaros desclasados, paisanos y lugareños, clérigos, las sufridas clases medias, la aristocracia y la nobleza urbana.

DOS PLAYAS DE ESTOS CONCEJOS***********************

Playa de Bigara / Cristal:
Para llegar tomaremos el mismo desvío que para ir a la playa de San Pedro de Antromero; al llegar a la pequeña plaza ha de tomarse el camino de la izquierda, en el que figura un cartel de carretera sin salida. Tras continuar unos cien metros llegaremos a un aparcamiento que se encuentra sobre la playa, el que, gracias al tipo de pavimento y de la valla no ha alterado el paisaje.

La mayor rareza de esta playa, que mide unos ciento cincuenta metros de largo, es el material de que está compuesta: vidrio de colores. Al ser esta playa utilizada hace unos años como vertedero, el vidrio roto de las botellas fue erosionando por los cantos rodados debido al flujo y reflujo del mar.
Por ello, ahora en los días de sol, se puede asistir a un paisaje poco menos que sorprendente al ver que la "arena" es verde, marrón, azul o transparente.
Tras la punta que cierra la playa por el oeste, llamado Punta del Cabrito, o, también Punta Del, se localiza la Isla de Antromero.
El nombre original de la playa, el Bigaral, procede de la antigua abundancia en el lugar de bígaros.

Playa de El Tranqueru
Entre Xivares y la Ciudad de Vacaciones de Perlora se localiza la Playa del Tranqueru, uno de los parajes más singulares de la costa carróñense, playa de arena y roca, poco frecuentada, con un rasgo llamativo: la presencia de la antigua caja del trazado del ferrocarril de FEVE, ahora reconvertida en una Vía Verde de inigualable valor botánico y panorámico.
El acceso más directo a la Playa del Tranqueru se realiza desde la Ciudad de Vacaciones de Perlora (AS-239), tomando la pintoresca senda que se inicia en las inmediaciones del aparcamiento de la Playa de Carranques. Tras recorrer unos 500 metros y pasará por dos túneles y una trinchera, un estrecho camino nos conduce a la playa El Tranqueru, cerrada en su parte occidental por la Punta de Aviao y el Pico El Castiellu, acantilados especialmente frecuentado por pescadores.
Este promontorio sobre el Cantábrico es también un recinto arqueológico de interés, ya que en este lugar se localizaba una torre-vigía medieval que protegía la costa de este municipio frente a los ataques piratas e incursiones nórdicas de las que se tiene constancia histórica desde finales de la época romana hasta la baja Edad Media.La cadena de vigilancia y protección hacia los valles interiores de Carreño se completaba con las torres de Prendes y de Yavio (Perlora), de las cuales se conservan restos de cierta entidad.

Fuente visitada.

domingo, 22 de enero de 2012

EL VALLE DE LOS CUNQUEIROS


En Tablado, la belleza de su paisaje se mezcla con las antiguas tradiciones de los Cunqueiros, oficio hoy ya abandonado pero que en otras épocas, aún no lejanas, fue fuente de vida para esta pequeña comarca, a caballo entre los concejos de Ibias y Degaña.
El valle recibe el nombre de valle de los Cunqueiros porque antiguamente sus vecinos durante nueve meses al año, de Septiembre a Mayo, iban a Andalucía, Barcelona, Aragón, Vizcaya y Galicia a vender vasijas de madera tales como cuencos, platos, etc.
En el pueblo no quedaban más que las mujeres y los niños. Las mujeres, mientras tanto, cuidaban de los hijos, labraban la tierra, cuidaban de sus ganados y hacían todas las labores agrícolas, prueba de la robustez y fortaleza que en esta región se hallaba no solo en los varones sino también en las mujeres.
La Comarca de los Cunqueiros, por donde fluye el río de la Collada, situado entre los concejos de Degaña e Ibias, abarca los pueblos de Tablado (Trabao), Sisterna (Astierna), El Bao (IL Bau) y El Corralín (El Curralin). Toma este nombre del perdido oficio de los Cunqueiros, los fabricantes de concos o cuencos de madera.

Estos artesanos tallaban la madera mediante un torno a pie, fabricando escudiellas, barberas, cachus para el vino, fiambreras con tapa, artesas y otras piezas diversas. Utilizaban la madera de fresno, sauce, y castaño, secada durante una temporada y curada al humo.
Trabajaban en grupo, a base de “cuadrillas o compañías”, con 2 o 3 “sacadores”, que cortaban los árboles y preparaban la madera y un maestro que trabajaba el torno.


“San Bartolo ya pasóu,
San Francisco va vinindu,
¡Vámonos indu, cunqueirus,
cunqueirus, vámunus indu!”.


En los otoños, al acercarse la festividad de San Bartolo, los hombres se dirigían al sur, llegando a Extremadura y Andalucía, donde vendían su producción, y volvían en primavera con aceite y otros productos: Poseían un jerga o dialecto gremial propio: la Tixileira o Tixileiro, que empleaban entre sí con el fin de no ser entendido por los demás. Joseph A. Fernández (1960) en el estudio lingüístico “El habla de Sisterna” define la palabra Tixela como vajilla de madera y a los que hacían tixelas se llamarían Tixileiros.La artesanía de los cunqueiros se circunscribía a los pueblos de Tablado y El Corralín, que fabricaban toda la vajilla de madera mediante un primitivo torno de pedal y herramientas de corte manuales e incluso llegaban en sus desplazamientos a la Meseta, Extremadura y Andalucía.

Esta gente tenia un espíritu de gremio tan fuerte que llegaron a poseer un habla jergal propia llamada la Tixileira, que empleaban entre sí en los tratos con el fin de no ser entendidos y que ha sido estudiada detenidamente por Aurelio de Llano en su trabajo titulado "Vocabulario de la Tixileira" publicado en Oviedo en el año1894. Aparece como una mezcla del bable, influenciado por la diptongación gallega, con gran numero de palabras importadas de distintas regiones y transformadas con el acento y la pronunciación especial que se le ha dado a través de los años. Otras teorías piensan que el nombre que se daban a sí mismos estos habitantes era el de Tixileiros porque hacían Tixelas (vajillas) de madera y que el nombre de Cunqueiros es el que le daban los habitantes de los pueblos de alrededor.

El Tixileiro es una jerga profesional que empleaban los Cunqueiros para que no se les entendiera cuando viajaban fuera de su región. El intento de recoger tal vocabulario presenta enormes dificultades, pues a veces no es fácil determinar si cierta palabra pertenece a la jerga o es propia del dialecto. Esto ocurre porque, aunque efectivamente sea un lenguaje más o menos inventado por los hombres, hay bastantes palabras que han entrado en el habla de la comarca. Este lenguaje contiene formas etimológicas que, no obstante, hay que considerar macuneiras por haberse perdido en el habla corriente, existiendo solo como palabras jergales.
El Macuneiro es la denominación que se daba a la forma propia de hablar en Trabao y se sustrae en muchos casos a las tendencias del dialecto.

Fuente visitada.
amimadresofia.com

sábado, 21 de enero de 2012

LA COMARCA FUENTES DEL NARCEA


Además de la villa tranquila y recogida que es la capital de Cangas del Narcea, una visita por el concejo abre la puerta a la exhuberante naturaleza del bosque de Muniellos o el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.
La comarca Fuentes del Narcea, formada por esos tres concejos, ofrece una escapada por una Asturias orgullosamente rural, que se ha ido modernizando sin perder su naturaleza tranquila y su peculiar forma de ver la vida.

Planteando la visita sobre el mapa, lo primero que llama la atención es la enorme mancha verde que ocupa casi toda la comarca. El patrimonio natural es especialmente fértil y bien conservado, de modo que en algún momento llamará al paseo o a la contemplación. Si hay posibilidad, no debe uno perderse el Bosque de Muniellos, una masa mestiza de hayas, robles entremezclados con abedules, avellanos, fresnos, tejos milenarios y acebos. Tiene el título de la UNESCO de Reserva de la Biosfera, y el acceso está restringido a un máximo de veinte personas diarias, por lo que es necesario solicitar permiso antes de planear una excursión. Se puede hacer en el 012 o en la web www.asturias.es
La visita a la comarca no es completa si uno no se detiene a conocer también a la gente que la habita.

La Reserva Natural de Muniellos se engloba dentro del Parque Natural, el de mayor extensión de Asturias, que ocupa gran parte del territorio de la comarca y que cuenta además con otro espacio protegido: la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbás, que toma su nombre del pico más alto de la comarca, y es un ejemplo de área montañosa de origen glaciar. Los bosques son especialmente llamativos en este espacio natural, ya que son ricos y variados en flora y fauna. En estas tierras se pueden encontrar dos especies emblemáticas de la fauna asturiana, el oso pardo cantábrico y el urogallo, además de ríos trucheros de aguas limpias y entorno cuidado. Por eso es también destacable la red hídrica, ya que a los distintos ríos que surcan el paisaje se unen lagunas y turberas.

PATRIMONIO HUMANO-
La visita a la comarca no es completa si uno no se detiene a conocer también a la gente que la habita. Ellos han modelado el entorno durante siglos, y por ello vale la pena buscar construcciones tradicionales como hórreos o paneras, y también molinos, cortinos o corripas, que aún se pueden encontrar con la tipología original. La casa tradicional es de planta circular, tierra apisonada para el suelo, muros de mampostería y cubierta de pizarra o paja, de ahí que en ocasiones se le llame palloza. Aún se conservan en la comarca algunas en perfecto estado.
En Cangas del Narcea aún se pueden ver artesanos trabajando, como madreñeros, cesteros o alfareros de la cerámica negra.
Precisamente desde el Grupo de Desarrollo Local Alto Narcea Muniellos se está trabajando en un proyecto denominado “Soluciones constructivas para la rehabilitación del patrimonio arquitectónico rural”. En él se procura aportar soluciones concretas a los problemas con que se encuentran las empresas o personas a la hora de afrontar una rehabilitación o construcción, respetando la arquitectura tradicional, sin perder de vista criterios de funcionalidad y economía. Para ello se están preparando materiales informativos como un cuaderno sobre arquitectura rural, un inventario de las brañas de la comarca, o un estudio sobre el paisaje tradicional de viñedo, entre otras acciones.

El aislamiento que caracterizó a esta zona durante mucho tiempo ha tenido su lado bueno en la extraordinaria conservación de los pueblos, culturas y tradiciones. Especialmente en Cangas del Narcea aún se pueden ver artesanos trabajando, como madreñeros, cesteros o alfareros de la cerámica negra de Llamas del Mouro. Entre las romerías populares destaca la de la Virgen del Acebo, en la parroquia de Linares del Acebo, que se celebra el 8 de septiembre y atrae a miles de visitantes entre devotos de la Virgen, aficionados a las fiestas “de prao” y amantes de la cultura popular, que en esta zona está más viva que nunca.

Escrito por Fusión Asturias
Fuente visitada.
fusionasturias.com

jueves, 19 de enero de 2012

EL HÓRREO BEYUSCO


Este tipo de hórreo, con su característica cubierta a dos aguas y caja de moderado volumen, es un pequeño compendio de la geografía y de la historia de Los Beyos, estrechos y precipitados valles cuyas breves tierras de labor difícilmente pudieron haber producido cosechas de envergadura.

Otra seña de esta singular arquitectura es la desigual composición y dimensiones de pegollos y muelas, unos de piedra, otros de madera y varios de ellos mixtos, con arranques y basamentos de diferente factura, y de labra irregular. Siendo hórreos de montaña, y debiendo ajustarse por tanto a planos repentinos, es habitual la asimetría de sus pies, aupándose muy poco del suelo el par que se arrima al talud. En algún caso, esa misma disposición del terreno puede ocasionar la aparición de tres aguas en la cubierta, como de otro modo es general en el caserío.

La ausencia de corredores y el esquematismo en las tallas da cuenta también de la austeridad general de estas construcciones de madera, anteriormente techadas en tabladillo, piedra o de cubierta vegetal, y tejida de zardo su caja. Hoy sólo quedan en pie diecisiete hórreos beyuscos de un total cercano al centenar, atestados en tiempos de nueces, avellanas, castañas o flores de tila, entre la apreciada cosecha de sus pequeñísimas erías.

Gonzalo Barrena y Gerardo López.

Fuente visitada.
losbeyos.net

martes, 17 de enero de 2012

CAMINOS HISTÓRICOS ASTURIANOS


Algo más de 172 Km. de caminos históricos surcan la totalidad del territorio comarcal, desde el propio Camín Real de La Mesa proveniente de Asturica Augusta (Astorga) y la Vía de la Plata, o el Camín Real de Ventana, por el que llegaron de Jerusalén las Reliquias del Arca Santa, tras su paso por Toledo, para ser depositadas posteriormente en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo, a la Senda del Oso que recorre los Valles del Oso sobre la caja de un antiguo ferrocarril minero de montaña, con numerosas correspondencias a lo largo ancho de sus trazados con vías, sendas y rutas, todas ellas con usos documentados históricamente de la más variada inspiración temática cultural. Una red que forjó la historia de la Comarca, drenando durante veinte siglos (al menos) flujos de personas y mercaderías entre Asturias y La Meseta, entre los pasos de la Cordillera y el Mar Cantábricos, pero también rutas de pastores trashumantes de Extremadura y Vaqueiros de Alzada de Las Asturias.

Por ella transitaron y guerrearon con los indígenas los romanos y los visigodos, para ser posteriormente, en dos momentos del siglo VIII, los caminos en los que perecieron el gobernador árabe del Norte de Hispania Munuza (derrotado por el Rey Pelayo en la batalla de Val de Olalíes -Valdolayés, Santo Adriano- en el año 724) y el General omeya Abd-el-Malik (derrotado en la Batalla de Lutos -Los Llodos, Grado- por el Rey Alfonso II El Casto, en el año 794). Su importancia estratégica atestiguada por estos hechos, entre otros, recobraría decisiva importancia durante la Guerra Civil, albergando una batalla crucial para la suerte del Frente Norte, en los frentes de El Escamplero (Las Regueras y Candamo) y del llamado pasillo de Grado.

.......................................................

Senda del oso-

La Senda del Oso es una pista peatonal y cicloturista habilitada sobre la antigua caja de un ferrocarril minero, que circuló por los valles de la Cuenca Hidrográfica del Río Trubia a comienzos del siglo XX, entre la localidad de Trubia y el pueblo de Santa Marina (Quirós), con una derivación hasta las explotaciones mineras teverganas, concretamente hasta el núcleo de Entrago (Teverga).
El primer tramo de esta infraestructura verde pensada para el uso y disfrute de la ciudadanía, cubrió la distancia comprendida entre el área recreativa de Tuñón (Santo Adriano) y la Villa de Proaza, y fue inaugurado y puesto en servicio en Mayo de 1995, con una longitud de poco menos de 6 Km. Posteriormente, a partir del verano de 1996 se irían poniendo sucesivamente en funcionamiento los subsiguientes tramos de Caranga (Proaza) a Entrago (Teverga), y a Santa Marina (Quirós).
En el año 2003, se inauguró su conexión con la Senda Oviedo-Fuso de la Reina, entre ésta última localidad y el punto de inicio de la Senda del Oso en Tuñón (Santo Adriano), con lo que desde el centro mismo de la Capital del Principado de Asturias, concretamente desde el Parque de Invierno, quedaba abierta una senda de casi cincuenta km. de longitud, pionera en España por sus características.
Presenta una pendiente media aproximada del 1,5 %, lo que la convierte en una ruta apta para todos los públicos, ya que no reviste dificultad alguna, al discurrir sobre una cota mínima de 50 m. sobre el nivel del mar, por el fondo del valle rodeado de abigarradas montañas, entre una exhuberante vegetación atlántica: encinas (en las crestas calizas de las vertientes de solana), robles, castaños, nogales, avellanos, abedules, tilos, madroños, álamos, cedros, sauces, alisos, fresnos, acebos, manzanos (de mesa y de sidra), cerezos, etc., atravesando parajes de extraordinaria belleza, que la han convertido en un icono de referencia del senderismo de baja dificultad en España.
Parte del mencionado pueblo de Tuñón, río arriba, discurriendo por Villanueva, y tras cruzar la carretera comarcal AS-228, se interna en El Sabil, para pasar frente al famoso Cercado de las Osas Paca y Tola, en el límite con el Concejo de Proaza. A partir de la Villa de Proaza, el valle va estrechándose paulatinamente, encajonado entre paredes de imponentes calizas de montaña, hasta su máxima angostura en el Desfiladero de Peñasjuntas. Desde allí sigue ascendiendo suavemente hasta arribar a la localidad de Caranga, en la que se halla la bifurcación en la que tomaremos dirección Teverga por el impresionante desfiladero de Valdecerezales, o hacia Quirós, por el hermosísimo valle que da nombre al Concejo.

•Localización: Concejos de Teverga, Proaza, Santo Adriano y Quirós.
•Longitud total de la ruta: 19,953 Km. entre Tuñón y Entrago , y 12,812 Km. la derivación a Santa Marina desde Caranga.
•Punto de Inicio: Tuñón, mientras que la derivación a Santa Marina se inicia en Caranga.
•Punto de fin: Entrango y la derivación finaliza en Santa Marina (Quirós).
•Dificultad de la ruta: baja.

........................................................

EL DESFILADERO DE LAS XANAS-

El Principado de Asturias, a través de la Consejería de Medio Ambiente, por medio del DECRETO 40/2002, de 4 de abril, procedió a la declaración como Monumento Natural del desfiladero de Las Xanas, calificándolo como "enclave de gran interés natural, paisajístico y didáctico", y que "por su notoria singularidad requiere la compatibilización de la conservación de estos ecosistemas con los aprovechamientos agrícolas tradicionales y con las actividades recreativas, turísticas o socioeconómicas que se establezcan en el marco de un desarrollo sostenible para el espacio natural y su entorno".
En consonancia con esta declaración, el Ayuntamiento Santo Adriano acometió una iniciativa tendente a potenciar aún más esta auténtica joya paisajística y medioambiental.
Se trazó un recorrido perimetral que arranca de la culminación del desfiladero en el lugar de Las Xanas, en su entronque con la carretera AS-360 (La Arquera ? Las Xanas) que comunica el caserío homónimo con Tenebreo, Llavares y el Concejo de Ribera de Arriba. A 450 metros del punto de partida se encuentra el acceso al desfiladero, y 460 metros más arriba abandona la carretera para tomar el sendero que asciende por el valle de Valdolayés (2.235 metros de longitud) hasta las inmediaciones del núcleo de Dosango, tomando durante 625 metros la carretera asfaltada hasta esta población, que atraviesa en su totalidad, para continuar por el camino antiguo de conexión 1.750 metros) con el núcleo de Pedroveya (Quirós), en cuya Iglesia se sitúa el punto de salida de la ruta de Las Xanas propiamente dicha, que discurre por la cuenca de su río del mismo nombre hasta la parroquia de Villanueva (Santo Adriano), en un trazado de 3.445 metros.
Se completa, de esta forma, un recorrido con una longitud total de 8.965 metros, de dificultad baja, que discurre por el área delimitada como Monumento natural, así como por su ámbito de influencia, con un especial interés histórico-geográfico por sus potencialidades didácticas relacionadas con el paisaje: ganadería extensiva y relación con la red histórica de caminos de Asturias que explica, por otra parte, el desarrollo de la batalla de Valdolayés, en la que el Rey Pelayo derrotó al gobernador árabe Munuza, en el año 724.

•Localización: Concejos de Santo Adriano y Quirós
•Longitud total de la ruta: 8,965 km.
•Punto de Inicio: Las Xanas.
•Punto de fin: Las Xanas.
•Dificultad de la ruta: baja.
•Tipo de trazado: circuito.
•Tiempo estimado de su recorrido a pie: 5 horas.

Fuente visitada.
caminrealdelamesa.

domingo, 15 de enero de 2012

LA HERMOSA “RUTA DE LOS MOLINOS”


Asturias atesora infinidad de posibilidades para disfrutar de una naturaleza , cambiante en cada estación. adentrarse en los caminos rurales, es saberse dueño del propio tiempo, y ¿quién sabe?....que puede suceder, cuando detrás de cada recodo , de cada árbol, de cada valle, y cada puente, surge una nueva sensación.
La Ruta Mariñana de los Molinos comienza a la entrada de Tazones, donde se puede observar el Molín de Kiku, restaurado conservando la tradición molinera. Bajaremos a continuación hasta el puerto, donde podemos ver faenar a los pescadores. A la derecha del puerto, un panel informativo del Jurásico Asturiano nos invita a descubrir huellas de dinosaurios en el «pedreru» de la playa. Desde el puerto de Tazones, en el barrio de San Roque, el camino sigue hacia el Oeste por una senda muy empinada. Después de una fuerte ascensión, en Villar podemos acercarnos al faro y disfrutar del espléndido paisaje costero hacia el este, con el Cabo Lastres y la Sierra del Sueve.

Nuestra ruta sigue al lado del segundo panel informativo del Jurásico, en dirección Noroeste, por un camino que nos llevará hacia los acantilados, donde aparecieron icnitas de dinosaurios. La ruta sigue paralela a la costa hasta la Punta l'Olivu entre pinos, eucaliptos y pastizales costeros con «les muries» de piedra características del paisaje «mariñán».
Desde la Punta l'Olivu se pueden observar La Cruz de Ureta, testimonio del naufragio de unos infortunados pescadores de Gijón, y hacia el Oeste, la línea tortuosa de acantilados perdiéndose en el horizonte del Cabo Peñas.
La ruta se aleja de la costa, asciende suavemente hacia la iglesia de San Félix d'Oles. A partir de ahí nuestra ruta coincide con el antiguo Camín Real que comunicaba Tazones con Gijón. Seguimos en dirección Suroeste atravesando Oles, podemos descender al arroyo de Oles, donde están las antiguas minas del azabache, y junto al río, los tres antiguos molinos de la zona, el Molín d'Arriba, el del Medio y el d'Abajo junto a los impresionantes acantilados de l'Escañón.
Desde casa Tomás Noval, el Camín Real atraviesa los barrios de Les Areñes, Miénagos, pasa por delante de la casa de Samuel González, un joven azabachero, y sigue por La Lloraza, donde podemos visitar la iglesia románica de Santa Eulalia de La Lloraza, del siglo XII-XIII, de planta rectangular, cabecera cuadrada, con muro de mampostería revestido de sillares. En el exterior la decoración se concentra en la portada Oeste. Conserva los canecillos del tejaroz, todos antropomórficos, y decoración en la ventana del testero, que es de arco de medio punto.

Después de La Lloraza, se deja el Camín Real para descender por un camino a la izquierda, dirección Sur y SO, pasando al lado de la Carbayera de la Lloraza hacia el cauce del río Merón. El camino sigue dirección Oeste hasta Puente Robléu, donde iniciamos la senda por los márgenes del río. A lo largo de este Camín de los Molinos que nos llevará hasta la playa de Merón, se pueden observar una decena de esos ingenios hidráulicos que desgraciadamente ya no gozan de un buen estado de conservación. Unos pocos fueron restaurados con diversos fines, pero la mayoría sólo nos permite observar algunos mecanismos o simplemente parte de la fachada.
El primero, el Molín de Modesto el Tánganu, muy degradado, tiene como detalle singular la disposición lateral de la rueda, cuando habitualmente el «rodendu» se encuentra debajo del edificio y de la «muela». A continuación cruzaremos el río por el puente de acceso al Molín de l'Aturiellu, del año 1787 y restaurado en 1987. Luego, el Molín de Perote, que aún conserva el «rodendu», la «muela» y la «moxeca». El Molín de Requexáu fue el último que molió en el río Merón. Aún conserva su maquinaria y el dueño actual no descarta ponerlo a funcionar algún día. En los prados existentes junto a este molino también se pueden observar algunos caballos de raza asturiana, los asturcones.

Un poco más adelante, nos cruzaremos de nuevo con el Camín Real a su paso por el río Merón en lo que fue el Puentón de la Grúa, actualmente derruido, que comunicaba los pueblos de Argüeru y Careñes. Más abajo pasaremos junto a las ruinas del Molín del Campu, y el Molín de Ferbeyón, del que dicen era el que mejor molía. Antes de llegar al siguiente, el Molín de Cerilo, cruzaremos la espectacular presa de este interesante edificio de dos plantas, que tenía vivienda y corredor de madera mirando al sur. El molinero cobraba por el sistema de «maquila» cuando en los demás, de tenencia vecinal, cada uno molía por turno. El siguiente, el Molín de la Carbonera también era de dos plantas y tenía vivienda. A continuación, el Molín del Vayu, erigido en un hermoso paraje y cerca de un puente de piedra que comunica Argüeru con Careñes, ha sido restaurado como segunda residencia.

Desde el Molín de Cerilo hasta el Molín de Vayu se puede hacer un recorrido alternativo, ascendiendo fuertemente desde el río hasta el barrio de Abedules, donde reside Néstor Corrales, artesano tradicional del azabache y último inquilino del Molín de Cerilo. Un poco más arriba pasaremos por la casa de Avelino Solares, también artesano y azabachero, y por un camino en dirección Oeste volveremos suavemente hacia el río, pasando antes por casa de Gerardo Ordieres, que también fue afamado azabachero de la comarca. El camino desciende fuertemente hasta el Molín del Vayu.
Siguiendo el río de nuevo encontraremos el Molín de Posada, bello edificio con arco, en medio de un frondoso paisaje de ribera con alisos, laureles, fresnos, castaños, avellanos y rosales silvestres. Los dos siguientes, el Molín Nuevu y el Molín de la Peña, están cercados y en estado ruinoso. El segundo está integrado en el mayor salto de agua del río Merón. Y ya antes de llegar a la playa, el Molín d'Hevia, el Molín de Bastiana y el Molín de Merón apenas conservan restos más allá de la memoria oral de los mayores de la zona.
La ruta finaliza en la playa de Merón, pequeño estuario de conformación dunar y última playa natural del concejo de Villaviciosa.

Fuente visitada.
el-caminoreal.com

jueves, 12 de enero de 2012

LA PEÑA DE LOS CUATRO JUECES


La histotia -o leyenda- dice que entrada la primavera se reunían en este lugar los alcaldes y vecinos de los concejos limítrofes para tratar asuntos de su competencia, fundamentalmente lindes y zonas de pastoreo; y jugar a la brisca, celebrándose animadas romerías. Los alcaldes, según parece, se sentaba cada uno en terrenos de su jurisdicción, en torno a una peña plana (posiblemente un antiguo dolmen)que servía de mesa, por lo cual se le denominó también "Mesa de los Cuatro Alcaldes", aunque su nombre originario es "Peñe de los Cuatro Jueces", desde que se juntaron en la más remota antigüedaden ese lugar cuatro sabios o "jueces" para delimitar los territorios (que entonces posiblemente aún no eran concejos).

En este lugar hay ahora una especie de mesa o peña dolomítica, en recuerdo de lo que había antaño, y cuatro grandes piedras, una en cada extremo, y en territorio de cada concejo, así como cuatro árboles autóctonos, plantados por los respectivos ediles. Este punto geográfico se encuentra a 662 metros de altitud sobre el nivel del mar y, como decíamos, es la cota más alta de Gijón. Situada por encima del pueblo de "Argañosu", en el lugar donde confluyen las sierras o cordales de Peón y Baldornón-Deva, con la Llomba de Rioseco, muy próximo al "Picu Fariu".

Los accesos para llegar a esa montaña son muchos, por ejemplo destacamos el del collado La Fumarea, situado en la carretera local que va por Peón a Sariego y Pola de Siero (AS-331); en este collado hay ahora un ramal que va hasta el repetidor de teléfonia y al Picu Fariu. Desde ese lugar se puede ir paseando, en una media hora. Por Argañosu (AS-331), pueblo perteneciente a la parroquia de Candanal, parte una pista que asciende al alto de La Llomba; arriba se pueden tomar varios ramales de la pista, uno va al Sur, a la "Peña de los Cuatro Jueces". Por Caldones o Baldornón
(AS-248) a través de pequeñas carreteras o pistas que suben, al Este y al Sur; por el valle de Rioseco (y alto de Les Bobies), se puede ir también a la famosa peña.

Desde ese lugar y desde el Picu Fariu se contempla una excelente panorámica de la zona central de Asturias, como bien describe Jovellanos en su Diario del 20 de octubre de 1.790.

Fuente visitada.
Jovellanos y la Naturaleza.
José Miguel Caso González-Bernardo Canga Meana-Carmen Piñán.

LA FIESTA LOS NABOS-MORCÍN-


En el concejo, hablar de fiestas es hablar de gastronomía. Los eventos festivos guardan siempre un lugar de honor para los productos emblemáticos de Morcín, capitaneados por el queso Afuega’l Pitu y los nabos.

En enero, San Antón, nabos y queso-
El año morciniego comienza con las Fiestas de San Antón, que tienen lugar cada 17 de enero. Unidas a esta emblemática celebración, nacieron otras posteriormente que inician el calendario con buen pie. Desde tiempo ancestral, por San Antón se comía el pote de nabos y había un gran baile, pero como cada vez se perdía más la tradición, un grupo de amigos decidió en 1981 crear un complemento a esta fiesta. Así nació el Certamen del Queso Afuega’l Pitu. “Posteriormente, tras conseguir el Premio Pueblo Ejemplar de Asturias para La Foz de Morcín, se decidió reforzar este mes con otro acto, así que se formó la Cofradía de los Amigos de los Nabos y empezamos a hacer los Capítulos el sábado anterior al 17 de enero o el mismo 17 si recaía en sábado”. Así lo explica Pepe Sariego, miembro de la Cofradía, y gran impulsor de estos eventos; de modo que este mes en Morcín se celebra la Fiesta de los Nabos el día 14, las Fiestas de San Antón el 17 y el Certamen del Queso Afuega’l Pitu el 22.
La Fiesta de los Nabos tiene este año su punto fuerte en el VIII Gran Capítulo y la confraternización con la Cofradía de Nabos e Companhia, cofradía portuguesa hermanada con la de La Foz de Morcín. Con ellos se visitará el local social, se degustarán productos agroalimentarios de la zona y por último habrá un almuerzo en el edificio de Servicios Múltiples municipal de La Foz, con animada sobremesa. El precio del menú son 45 € y tras unos completos y variados aperitivos incluye pote de nabos de San Antón con compango, y lomos de merluza del pinchu en salsa verde con langostinos y patatas panadera. De postre, casadielles caseres, quesos de Afuega´l Pitu y cazoletinas de arroz con leche al caramelo; café e infusiones, vinos y licores Monasterio de Corias.

El siguiente día grande está dedicado al patrón y comienza a las diez de la mañana con pasacalles; toma el relevo a las doce la procesión de San Antón y la Misa Solemne, tras cuya finalización tiene lugar la puya del ramu y la ofrenda de productos del campo. A la una y media se entrega el premio del III Concurso de Casadielles y hay degustación popular del pote de nabos a cargo de la Cofradía. A las seis de la tarde llega la animación con la “Toná po los chigres”, donde dos o tres cantantes asturianos van de chigre en chigre entonando canciones populares.
El mes se cierra con el Certamen del Queso Afuega’l Pitu, que congrega a todos aquellos que desean comprar quesos de la mejor calidad de esta variedad. El día anterior tienen lugar “Los bailes de Afuega’l Pitu. El domingo da comienzo el Certamen con un completo programa, y el reconocimiento a los queseros de la zona.

Escrito por Fusión Asturias
Fuente visitada.
fusionasturias.com

miércoles, 11 de enero de 2012

WAMBA LA CAMPANA MAS ANTIGUA


campana "Wamba" de la Catedral de Oviedo, fundida en el año 1219, es señalada por los expertos como la más antigua datada y en uso de todas las inventariadas en templos de España
Cada hora suenan en Oviedo, sin que nadie se dé cuenta, ecos del siglo XIII en una percusión metálica. Wamba , una de las siete campanas del conjunto de la catedral ovetense ha sido declarada como la más antigua en uso de todo el país. Al menos, hasta que se cierre de manera definitiva le inventario encargado por el Ministerio de Cultura a los expertos encabezados por Francesc Llop, antropólogo y restaurador de campanas, además de presidente de la Asociación de Campaners de la Catedral de Valencia que ya ha inventariado los instrumentos de templos en Aragón, Navarra, País Vasco, Asturias, Cantabria, Cataluña, Castilla y León, Galicia, además de la misma Valencia. Los resultados de esta investigación pueden consultarse en la página web www.campaners.com .
Allí puede conocerse todo detalle acerca de Wamba , salvo el por qué de ese nombre (que antes fue de rey godo). Así, se indica que la campana fue fundida 1219, por orden de un tal Pedro Pelayo Cabeza, canónigo, en honor del Santísimo Salvador; o que su peso ronda los 833 kilos.
La campana catedralicia más antigua de España conserva los agarres medievales que, según los expertos, conservan íntegra la instalación original. "El conjunto de yugos y de herrajes es, en casi todos los casos, anterior a las campanas y denota una manera medieval, y por tanto muy antigua, de tocarlas", indica la web respecto las campanas de Oviedo.

Wamba , cuyas asas tienen forma de "cabezas monstruosas" tiene en su parte superior una inscripción característica de la época que reza en latín: "De manera piadosa y voluntariamente, sueno en honor de Dios y para liberar mi patria". Además tiene otras invocaciones --en griego y en latín-- que los expertos traducen por "Cristo truena, Cristo suena, Cristo reina, Cristo impera". Imprecaciones que los mismos expertos asocian tanto al "Dios vencedor" cristiano como a "Júpiter Tonante, que en su aparición se rodea de truenos y sonidos potentes".

Los expertos alaban en su estudio la forma en la fue mecanizado el conjunto de campanas de Oviedo en 1970, aunque advierte de que pasado el tiempo necesitan renovarse.

ORDÓÑEZ, Luis.
************************************************************

La Wamba suena desde el siglo XIII en Oviedo. Es la campana más antigua de España en uso.
Su tañido se oye en Oviedo desde antes de que la Catedral gótica estuviese en pie.
Fundida en 1219, la Wamba pesa 833 kilogramos y comparte la sala de campanas de la torre de la Catedral con la Santa Cruz (fundida en 1539 y la de mayores dimensiones, 1.384 kilos), la Santa Bárbara (1818 y 116 kilos) y el Esquilón (1678 y 481 kilos de peso).
Es historia de la ciudad y única; por eso el experto del Ministerio de Cultura, Francisco Llop, propone declararla monumento.
Considera necesario también retirar los mazos eléctricos que impiden el vuelo de la campana y sustituir el badajo, por demasiado corto.
En el cuerpo de la Wamba se lee «XPS SONAT» (en latín, «Cristo suena») y «HONOREM SALVATORIS» («En honor del Salvador»).
Las inscripciones que mandó el canónigo Pedro Peláez Cabeza, quien la encargó hace casi 800 años.
R.A.

Fuente visitada.
campaners.com

martes, 10 de enero de 2012

POR EL PUERTO DE PAJARES


En su caminar hacia el "dulce retiro" de Gijón, bajo la sombra de un camuflado destierro, Jovellanos se acerca a la montaña leonesa: Villamanín, Busdongo, Arbás, estamos a 5 de septiembre de 1.790:

("Salimos de Villamaín; vega agradable a la izquierda; en ella el lugar de Ruidiezmo, cabeza de concejo de La Tercia, realengo, patria de los Freyres Rodríguez de Robles. Más cerca Ventosilla, también a la izquierda del camino, y luego en él Villanueva, anejo de Ventosilla. Tierra firme y llana,a orilla del río de Busdongo; montañas de tierra y peña a la derecha. Algo retirado Camplongo, lugar ruín y humilde; a las dos leguas, Busdongo, menos malo, pero mucho. Empieza la subida a Pajares, que ni es agria ni larga; tiene sus rellanos; media legua a la Perruca; poco antes Arbás, a dos tiros de fusil, compuesto todo este camino por los canónigos (de la Colegiata de Arbás). Empieza la bajada, reparada desde el 82, pero sin más utilidad que estar algo más franca. No estan tomadas las aguas en cantarillas; por esto y por no estar corriente la limahoya de las laderas, se vienen sobre el camino, le roban, y saliendo por él, le destruyen. Es preciso franquearla hasta 40 pies, coronarla de petriles, tirarla más suavemente, multiplicar las cantarillas, hacer algunos paredones, buenas limahoyas, árboles fuera de ella, escarpes, zanjas, recodos, piso igual y firme.

De Villamanín a Busdongo, dos leguas; a la Perruca, media; a Pajares (el pueblo), media, llegamos a dormir: buena mañana, tarde clara y algo fría hasta Arbás; niebla fría hasta cerca de Pajares. Posada del Gallo, mala casa, buena gente; cuarto alto con tres camas, poco aseado. Hecho el camino, se podría sustentar una buena posada. ¡Que delicioso país al continuar la bajada que sigue hasta Campomanes!")

DEL AYER AL HOY-
Por los altos de Pajares, entre Asturias y León, hay sierras o puertos de pastoreo de gran belleza paisajista, entre ellos destacan los de Arbás y Busdongo, por donde había antaño (antes de Jovellanos y después) rutas de peregrinos y arrieros. Desde luego era una verdadera aventura ir por ellos.
Por las cercanías de Pajares discurrió una novedosa actividad del programa Naturaleza y Cultura, el domingo 14 de agosto de 2.005, en recuerdo de Jovellanos. La misma cruzó por donde se cree iba antaño la Ruta de La Plata, tras relegarse a segundo plano el trazado original de esa vía histórica (el Camín Real de La Mesa). Esa famosa calzada, como ocurre ahora con las carreteras, autopistas y vías férreas, cambió su trazado varias veces con el paso de los siglos.
En Pajares había una renombrada calzada romana (La Carisa) y un ramal por el valle y bosque de Valgrande, después fue Camino de Santiago y ahora es la carretera N-630.
Pero también había un ramal más alto, aunque más bajo que el de La Carisa, que iba por la zona cumbreña de los montes payariegos, o de Torones, o de Ranéu, o de Arbás, o de Busdongo. Esas sierras o puertos de pastoreo no son muy frecuentados actualmente.
Suponemos que pocas personas escucharon (y por supuesto desconocen) los nombres de montes como El Cellón (o Ceyón), La Pájara (o Páxara), Cueto Polledín (Cuetu Poyedín), Puertos de Ranedo (Ranéu), Torones, Mazariezas, Cellanca, Rasón (o Ronsón), Cerro de La Cierva, Solsierras,Muriosa, La Muela, Folléo,(Foyeu)o Collado de Capozos y Puerto de Busdongo. Estos montes están entre los pueblos de Pajares, Arbás del Puerto y Busdongo de Arbás, por la zona occidental; y de Camplongo, Tonín y Pendilla de Arbás, por la parte Oriental. Cerca de ellos se encuentra, por ejemplo, el Brañacaballo o el Tres Concejos, así como la collada o alto de Propinde, por donde va la Vía Carisa, o calzada de La Carisa.

En esta amplia zona hay restos de antiguos caminos históricos, viejas explotaciones mineras, también hay muchas pistas forestales, así como verdes prados, profundas gargantas, esbeltos picos, típicas majadas de pastoreo o centenarios bosques de especies autóctonas, donde aún sobreviven animales silvestres como el urogallo, oso, lobo, rebeco, corzo, ciervo, jabalí, nutria o ardilla, ademas de aves rapaces.

Fuente visitada.
Jovellanos y la Naturaleza. José Miguel Caso González. Bernardo Canga Meana. Carmen Piñán.

domingo, 8 de enero de 2012

JOSÉ GONZÁLEZ “EL PRESI”


Nació en Gijón el 9 de diciembre de 1908, pero puede decirse que llevaba raza urbana asturiana por parte de madre y de padre: su padre, de la calle del Rosal de Oviedo, y su madre, del barrio de Cimadevilla de Gijón. Y Asturias está presente, de manera constante, en las canciones. Cantó mucho, muchísimo, no sólo asturianada: y en buen número de sus canciones nombra a la tierra natal o a algunos de sus lugares más representativos: «Cuando yo salí de Asturias», «Dos cosas hay en Asturias», «Si vuelves de Asturias» (con letra de Alfonso Camín), «Soy de Gijón», «Soy de Lastres», «Recuerdos de Oviedo», «Subo La Espina cantando», «Desde Laviana la Oscura», «Sidrina la de Contrueces», «A Xuaco el de Sama», «Las cuatro Polas», «Soy de Pravia», «Puente de Ribadesella», «Villaviciosa no es villa», «De Covadonga», «El chorar de una canguesa», «La payariega», «Allande»... Casi un tratado de geografía sentimental y un recorrido lírico por la región.
El Presi, que era todo un caballero impecable, siempre con su buen traje, su camisa blanca, su corbata bien colocada, no necesitaba hacer desplantes ni demagogias cuando se dirigía a su público, y eso que se trataba de un público eminentemente popular, a diferencia de los políticos socialistas, que cuando van a un mitin parece que van de campo, o de los del PP, que se quitan la corbata para guardarla en el bolsillo de la americana, de manera que, acostumbrados a andar de corbata, siempre producen la impresión de estar disfrazados. El Presi, como era un señor, respetaba a su público, vistiendo como habitualmente lo hacía: como Frank Sinatra, que también salía al escenario vestido de calle y con pulcritud.

Su apodo de «el Presi», por el que era conocido en los cinco continentes en los que alienta el espíritu de Asturias, pudiera interpretarse como una señal de respeto, como el reconocimiento de alguien a quien se situaba un punto por encima de los grandes intérpretes de la tonada. Si Juanín de Mieres era «el Almirante», el Presi era el Presidente, de la misma manera que en el Hollywood dorado, cuando verdaderamente era fábrica de sueños, Clark Gable era «el Rey», John Wayne «el Duque» y los Barrymore, la «Familia Real».

El apodo no obedecía a esta razón, un tanto rebuscada, sino a que había sido presidente de un club de fútbol juvenil, del que el presidente era tan joven o más que los propios futbolistas, ya que a los quince años el Presi se retiró del fútbol para dedicarse a la canción. Mas le quedó el apodo para siempre.

En la biografía del Presi abundan las casualidades y los detalles que luego se convierten en definitivos. En cierta ocasión emprendió una gira por América que esperaba fuera breve, y se quedó allá catorce años, cantando principalmente en México y La Habana. Durante muchos años fue el intérprete de la asturianada más internacional: más incluso que el Gaiterio de Libardón, de quien se cuenta que, habiéndose perdido en cierta ocasión en Nueva York, se puso a tocar la gaita esperando que acudiera en su auxilio algún asturiano que pasara por allí y aparecieron escoceses que no pudieron entenderse con él, porque ni el de Libardón (que no era de Libardón, sino de Arroes) sabía inglés, ni los compatriotas de sir Walter Scott español. Pero de alguna ayuda le servirían, porque lo cierto es que el famoso gaitero regresó a su tierra. Después de esta larga estancia triunfal en las Américas españolas, el Presi hizo fructíferas giras por la Europa de la emigración: Bruselas, Lieja, Alemania y Suiza. Tanto fue su éxito americano y «europeo», que a lo largo de su carrera llegó a grabar trescientos discos, buena parte de ellos para la casa Columbia, contando con un disco de oro. Sin embargo, y a pesar de este éxito internacional, nunca fue del todo valorado en Asturias, donde los puristas le reprochaban sus innovaciones e incluso que cantara con acompañamiento de guitarra. ¡Qué dirían aquellos puristas hoy de la gaita de Hevia, que suena como si fuera una armónica! Pero ahora lo que domina el cotarro es una cosa rara que llaman «marketing», que no tiene absolutamente nada que ver con el arte musical ni de ningún tipo, sino con la sección de ventas, mientras que en los tiempos del Presi, para ser un buen cantante había que subir al escenario y cantar.

Siendo el cantante de asturianada más internacional, el Presi nunca tuvo en Asturias el reconocimiento merecido, de lo que ya hace muchos años se quejaba su representante artístico, Belarmino Prada, que le confió a Oscar Luis Tuñón y Ángel Martínez Suárez: «Asturias y Gijón han sido los lugares donde más ha costado que cantase José», a lo que añaden los autores de «Recuerdos de la canción
asturiana»: «Quizá porque nadie es profeta en su tierra, la voz y la figura del Presi han tenido durante años más resonancia en el extranjero que en su patria chica».

Fuente visitada. lne.es

viernes, 6 de enero de 2012

LOS PRIMEROS FAROS ASTURIANOS








Al desarrollarse la vida marítima en el Cantábrico durante la Monarquía asturiana, se inició la instalación de faros, aunque sólo deberían lucir ocasionalmente. Esto se explica porque los cristianos procuraban navegar siempre de día, los riesgos de la oscuridad a dar con los faros segura orientación a los feroces piratas, primero nórdicos y luego moros. Cuando en el siglo XII se descartaron tales riesgos, el servicio de faros debió intensificarse como todo lo relacionado con la navegación.

Los primeros faros asturianos fueron simples hogueras que se encendían en algunas colinas bien visibles desde la mar. Otras veces consistían en altos postes, en cuyo extremo se colocaba un fueguino, donde se hacía la luz nocturna y la "fumada" diurna. Desde un principio, fueron los gremios de pescadores los que se hicieron cargo del servicio de los faros de sus puertos, que de día se utilizaban para llamar a los agremiados cuando se presentaban ballenas, utilizando la columna de humo,"fumada", de la hoguera. para su sostenimiento solía destinarse una parte del producto de la pesca. Según las Ordenanzas de 1.468 de la Cofradía de Luarca, se equiparaba esta obligación a las de beneficencia y socorros mutuos: ("et para facer las fumadas et luces de la atalaya..."). En los puertos de gran tráfico, los cabildos municipales contribiían a veces a estos gastos.

También se utilizaban las "fumadas" diurnas y las "fogueras" nocturnas para avisar la presencia de naves enemigas o sospechosas o comunicarse importantes noticias de interés público. Para ello había siempre leña preparada en las atalayas, seca para la foguera y verde para la fumada, y un centinela o vigía que según las Ordenanzas gremiales luarquesas, debería ser un "mozo de longa vista".
Con este telégrafo se ponía rápidamente en alarma toda la costa, del Eo al Deva. La presencia de cetáceos o de enemigos encendía los fuegos; inmediatamente las campanas de todos los templos y capillas y los cuernos sonoros avisaban a los vecindarios, y enseguida las tripulaciones balleneras o las milicias concejiles, ocupaban los puestos previamente señalados.
Así todo el litoral asturiano, esperanzado o temeroso, vivía pendiente de la mar, esta organización medieval subsistió con leves modificaciones hasta la creación del Ministerio de Marina en el siglo XVIII, el cual fomentó la construcción de algunas torres con apoyo de los "Consulados" de comerciantes en puertos o lugares de importancia para la gran navegación. Pero la inmensa mayoría siguieron subsistiendo con los modestos medios gremiales y locales. A lo más, se sustituyeron las "fogueras" y fuenguinos con modestos reverberos de aceite. En el siglo XIX se alzó un clamor entre la gente de mar pidiendo mejoras en esto.

El faro gremial de Luarca dejó de lucir cuando la Desamortización traspasó a los ricos capitalistas los bienes de la Cofradía. Y así, desde 1.837 hasta 1.859, se contaron allí veintidos años de auténtico "obscurantismo" que dio lugar a varios naufragios con las consiguientes víctimas humanas.

Fuente visitada.
Asturias y la Mar.-Jesus Evaristo Casariego.

miércoles, 4 de enero de 2012

AÑOS DE HAMBRUNA PARA OVIEDO


Aparte de la orden de leva del 23 de octubre de 1520 por la que Asturias hubo de aportar 2.000 hombres, principalmente ballesteros, a la lucha contra los comuneros, lo más destacado de la Historia moderna de la ciudad fue el incendio que sufrió en 1521 y que destruyó gran parte de Oviedo.

En la Nochebuena 1521 se produjo un gran incendio en la ciudad, al parecer por culpa de un brasero utilizado en una casa. Del desastre apenas se salvó el Palacio de la Rúa. También seísmos y desbordamientos de ríos fueron protagonistas en los años sucesivos. Para intentar paliar las consecuencias de estos desastres Carlos I concede a Oviedo, en 1525, un mercado de los jueves libre de todo impuesto. La ciudad es reconstruida, remodelándose y aprovechándose la circunstancia para acometer una serie de obras no relacionadas con la catástrofe como la construcción del Acueducto de los Pilares, la conclusión de la torre de la Catedral y la construcción del monasterio de los dominicos, fuera de la muralla, y el de los jesuitas, fundado ya en la segunda mitad del siglo, muy próximo a la muralla, en la zona del Fontán. La segunda mitad de siglo traerá hambrunas y pérdida de cosechas.

En 1598 tiene lugar un episodio de peste, como había sucedido ya en el siglo XIV.
Administrativamente, el siglo XVI supuso la formación de una circunscripción homogénea, eliminando cotos señoriales pertenecientes a la Mitra, Bendones, Cerdeño y Paderni, al Cabildo, Cagigal y Naranco. Felipe II ordena la desamortización de todas la jurisdicciones eclesiásticas emplazadas en el concejo, con la autorización de una bula papal, que son compradas por la corporación municipal entre abril y junio de 1581. También adquiere la corporación el concejo de Llanera. Otro dato a destacar de la historia de Oviedo durante este periodo es la apertura de la primera imprenta hacia el año 1556.


Fuente visitada.
el.tesorodeoviedo.es