miércoles, 25 de enero de 2012

CASONAS DE INDIANOS-VILLA EXCELSIOR


Podía entrar quien quisiera. «Villa Excelsior», un de las casonas de indianos con más renombre de Valdés, fue lugar para extraños en las últimas dos décadas. Los vecinos de esta gran casona de Barcellina solían comprobar cómo en su interior se adentraba gente, impresionada por las características de la casa. Y también por su abandono. Nadie decía nada. Más que una propiedad privada parecía un lugar de visita obligada para aquellos que desconocían este edificio de 1912 y su gran jardín, aunque todo estuviera al borde del ocaso. Muchos visitaron el inmueble y con cámara en mano retrataron lo que quedaba de esta mansión. Pero eso ahora no es posible.

La vivienda está cerrada a cal y canto. Fue adquirida por una empresa a la familia a finales de 2010. Su portón luce un gran candado. La casona está ahora en plenas reformas y, de momento, se desconoce oficialmente su futuro, si bien hay quien apunta que «Villa Excelsior» podría convertirse en un hotel.

Hubo una época en la era habitual entrar sin permiso y comprobar el estado de esta gran obra del arquitecto Manuel del Busto, señera en la época y que albergaba muebles importados de Londres en barco. Tras la muerte de la última hija del matrimonio, la que vivía en «Villa Excelsior», Esther Méndez de Andés, el abandono fue a más. La casa fue desvalijada por los ladrones, que escenificando una mudanza se llevaron parte de los tesoros que todavía guardaba en su interior. Todavía hoy se desconoce el botín. Años más tarde, muchos se acercaron al jardín, a la vivienda de indianos que nadie custodiaba y que estaba a merced del tiempo y de las visitas de extraños.

La casa que mandó construir el indiano Manuel Méndez de Andés tiene sus secretos. Cuentan los vecinos que el piano del indiano sonaba por todo el pueblo. Eran melodías que reafirmaban la presencia de la casa, la riqueza de la familia, su ostentación. Protegida por una gran muralla, y comunicada con la carretera del faro de Luarca por una pequeña caleya, nunca estas historias de «Villa Excelsior» dejaron de formar parte de las que contaban los abuelos de Barcellina y Villar contaban a sus nietos.

La gran casona tenía billar, todo un símbolo de riqueza indiana en la época. Tampoco faltaba una cuadra para los caballos (Manuel Méndez de Andés era un gran aficionado a los caballos de carreras). Ni, por supuesto, un piano. En «Villa Excelsior» todo era riqueza. Con una planta de unos treinta metros de largo por veinte de ancho, la casa se integró en el paisaje de Barcellina y Villar de Luarca. «La casa de cúpula verde», se conoce entre el vecindario.

Esther Méndez de Andés, que enviudó poco después de casarse, fue la última inquilina que habitó «Villa Excelsior». Ahora ha sido comprada por una empresa y aunque no hay confirmación oficial, parece que se estudia convertir la vivienda en un hotel. En Barcellina y en Luarca, aquellos que vivieron la historia de «Villa Excelsior» se alegran. La casa que fue símbolo de riqueza y que acabó en la ruina volverá a lucir en todo su esplendor. De momento, se ha revisado el estado de la estructura y se ha limpiado, en parte, el entorno.

Construida en 1912, es uno de los conjuntos más señeros de Valdés. Se dice que el propietario ordenó al arquitecto no reparar en gastos y hacer de su casa un palacio. No sólo lo consiguió por su estructura, por sus muebles traídos de Londres o por la exquisita decoración, también por el jardín, que dicen que tenía palmeras del Sahara, de América y un cedro del Líbano.

Con «Villa Excelsior», son dos las casonas de indianos que se han recuperado en el entorno de Luarca. También «Villa Argentina», construida en 1899, corrió la misma suerte. Hoy es un hotel.

Las grandes casonas de los indianos que en un día volvieron a su tierra procedentes de ultramar y cuyas casas destacaban sobre las del resto de los pueblos vuelven a escena. Rehabilitadas como hoteles, o simplemente como casas particulares, vuelven a recordar la vida de personajes acaudalados que con sus viviendas-palacio querían mostrar el final feliz de su historia de emigrantes.

Las paredes de «Villa Excelsior», tantos años calladas, volverán en el futuro a recordar aquella vida de principios del siglo XX.



Fuente visitada.
lne.es

3 comentarios:

  1. Menos mal que algo se reconstruye

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  2. Me gustaría que se mantuvieran y se recuperaran todas. Y también que se les diera un uso adecuado y "honesto"

    Un saludo.

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  3. ¡Coño, vaya choza! Me alegro de su recuperación.
    Yo también tengo algo de este arquitecto: http://xurderadio.blogspot.com/2011/07/castillo-de-la-zoreda.html
    Ese tío era un artista.

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