viernes, 3 de julio de 2015

HISTORIA DE CUDILLERO


El hecho más trascendente del siglo XIII es la aparición de la primera noticia acerca de la existencia de la hoy villa de Cudillero, en la donación efectuada por Arias González Valdés al monasterio de Obona (concejo de Tineo, Asturias), en 1285, de «un suelo en el puerto de Cudillero, donde pudieran vender pan, y una cabaña con salida al mar sin que ningún señor se lo estorbase».


Agustín Bravo (Roque), cualificado autor de Cudillero (t. 3 de la obra «Asturias» dirigida por Bellmunt y Canella y publicada en 1900), supone que los primeros pobladores de la villa-capital eran pescadores procedentes de otros puertos de la costa cantábrica o de mares más alejados y escapados de los normandos, que se instalaron aquí por la fácil entrada y la situación resguardada del puerto, dándole el nombre de Codillero (quizá proveniente de «codo» o «codillo», en alusión a la forma del puerto), así llamado en el siglo XIII. Cabe otra interpretación: que dicho topónimo derive de la palabra latina cos-cotis («piedra»), concretamente de cotellum-cotellarium, [en castellano] «pedrero, playa de guijarros» (Álvarez del Busto). Estas gentes tenían modos de vida distintos a los de los labradores de la zona, por lo que tardaron mucho tiempo en entremezclarse.


Si los habitantes del concejo reciben el nombre de cudillerenses, los de la villa son conocidos como pixuetos, en clara correspondencia con la actividad dominante de la pesca, pues pixueto tiene su origen en el vocablo latino piscis y la terminación germánica ottu (Álvarez del Busto). En Cudillero vivían en barrios separados lospixuetos, instalados éstos en las proximidades del mar, y los caízos o terrestres, en el barrio de La Cai, a los que los primeros ignoraban por completo, manteniéndolos discriminados.


Gran parte del concejo de Cudillero estuvo bajo el poder feudal de los Omaña durante cerca de trescientos años (del XIII al XVI). A pesar de no tratarse de un coto jurisdiccional, A. J. de Banzes alude a las vejatorias imposiciones de esta poderosísima familia: «Los señores de la Casa de Omaña [...] tenían extraordinarias regalías, que es de tradición las perdieron por un litigio. No se podía poner fuego, abrir puerta ni ventana, antes que ellos lo hiciesen, en casa alguna del pueblo; y sin su licencia, ni se fabricaba alguna de nuevo. Tenía un pez de cada barco, que valía en la concha; y puerta particular para entrar en la iglesia...». Esta denigrante situación propició frecuentes enfrentamientos con los disconformes pixuetos, recurriéndose a armas y, mayormente, a pleitos para zanjar diferencias.


El Palación o Castiallu, nombre de la casa feudal de los Omaña, estaba instalado en el solar donde se levantó el Ayuntamiento en el s. XIX, junto a la iglesia. Imponía su posición, altiva, sobre una roca en el fondo del pequeño abrigo costero, dominando el puerto. Se trataba, según Fortunato Selgas, de «un edificio de planta irregular, debido a las desigualdades de la roca en que se sustentaba; y sus muros, de estructura incierta, trabajados de fortísima argamasa, tenían gran anchura, especialmente en los sitios más fáciles de expugnar». Por su parte, A. Bravo lo describe como «fuerte, con saeteras, almenas y torre del homenaje, con chimenea-anuncio para encender los hogares de las demás casas».


A pesar de todo, Cudillero se convirtió en un famoso centro pesquero, que en el siglo XV solicitó la concesión del privilegio del alfolí (almacén) de la sal, petición, al parecer, no concedida nunca. Durante la etapa feudal, los pescadores formaron su gremio. De aquí salieron, otrora, intrépidos pescadores hacia las costas de Flandes, Inglaterra, Escocia o Portugal, y fueron muchos los que participaron en el cerco a Gibraltar y en las campañas de conquista de Sevilla y La Florida.


La Edad Moderna confirma a la villa pixueta como uno de los principales centros pesqueros del frente marítimo asturiano. Las obras de remodelación del puerto comenzaron en 1787 y, según Jovellanos, costaron 400.000 reales. Sin embargo, pese a los trabajos realizados en el transcurso del siglo XIX, en las postrimerías de esa centuria A. Bravo denuncia que la infraestructura portuaria resulta insuficiente para enfrentarse a la intensa actividad que en ella tiene lugar... 

Fuente visitada www.cudillero.es/historia

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