martes, 17 de mayo de 2016

MONASTERIO DE SAN PEDRO DE VILLANUEVA (Cangas de Onís)



La fundación de este monasterio se debe, según la tradición, a Alfonso I (739-757), casado con la hija del Rey Pelayo y sucesor de su cuñado Favila. Incluso se creía que para esta fundación se aprovechara un palacio o residencia real anterior. Lo cierto es que en las excavaciones llevadas a cabo durante la reforma para acondicionar el edificio como Parador (1994-1998), se han encontrado restos arqueológicos que demuestran la existencia de una construcción habitada ya en el S.VIII.

- EL BESO DE FAVILA


Los capiteles de la portada principal de la iglesia de San Pedro componen el mayor tesoro artístico del monumento, el conjunto de la izquierda, según algunos historiadores, narra la tragedia del segundo rey astur, Favila, que sólo portó la corona dos años, al ser despedazado por un oso durante una cacería, cerca de Cangas.
Este “cómic” de piedra antaño tapada y descubierta en el S.XIX, según la tradición muestra a Favila a caballo, con un alcón en la mano, despidiéndose de su esposa Froiluba con un beso, antes de salir de caza.


El primer capitel, que ha perdido la columna, refleja otro beso de la pareja, con su palacio de fondo.


En la otra cara, parcialmente destruida, el mortal combate entre Favila y el oso, donde Froiluba, con los brazos en jarras, lamenta la muerte del rey y rememora su marcha.


La secuencia concluye con el tercer remate, donde de nuevo aparece favila en brazos de ángeles alados, que combaten por su alma frente a un demonio en forma de dragon.


Los ábsides de la iglesia de San Pedro, fueron construidos entre finales del S.XII y principios del XIII. Forman conjunto de tres. El mayor atractivo de los ábsides radica en la sucesión de figuras que adornan las ménsulas de la corona.



Calificadas de obscenas y sacrílegas en el pasado, representan a hombres, animales y seres fantásticos, que algunos exhiben su sexo. La presencia de estas tallas es frecuente en el románico, pues tenían como objetivo personificar los vicios y pecados de la humanidad.

1 comentario:

  1. No sólo en el románico, aun en el gótico se reproducían escenas de la mayor procacidad. Me ha encantado la secuencia amorosa de los besos entre Favila y Froiluba.
    Un saludo.

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