lunes, 5 de marzo de 2012
LOS BOSQUES DE ASTURIAS
Aunque cualquier estación es buena para tomar contacto con el patrimonio natural de los bosques asturianos, os recomendamos el otoño. Es precisamente la segunda quincena de Octubre y la primera de Noviembre cuando el bosque astur alcanza cotas insospechadas de belleza, cuando el reino de la mitología entra a formar parte de su condición caduca, silenciosa y nostálgica. La foresta asturiana nos tiene reservadas cientos de excursiones.
Más del 30 por ciento del territorio del Principado está cubierto por bosques. Un buen número de éstos son autóctonos, y en la mayoría de los casos presentan un grado de conservación y regeneración notables.
Asturias tiene el privilegio de poseer todavía bosques de extraordinaria belleza y enorme riqueza biológica, poblados por árboles centenarios, osos o urogallos.
Entre las masas forestales más representativas de nuestra comunidad, descubrimos hayedos, robledales, abedulares, carbayeras, encinares, bosques de ribera o alcornocales.
No debemos desanimarnos ante la niebla o el orbayu, ni siquiera ante el aspecto fantasmagórico que a menudo presentan estos lugares, pues un bosque sin humedad ni silencio no podría llamarse así. Su encanto radica en su climatología propia, en su aislamiento. Lo mejor es usar ropa y calzado adecuado para recorrerlos, incluido un chubasquero, y así conocer de primera mano el reino de busgosu, el espíritu del bosque, que según la representación tradicional tiene dos cuernos retorcidos en la cabeza y patas de cabra. Vaga a través del bosque, nos acompaña, y de paso hace las veces de protector de árboles y animales, llegando a protegerlos de cazadores, leñadores o turistas temerarios. Pero por si acaso Busgosu no está todo lo atento que debiera, nosostros, los excursionistas, debemos respetar una máxima en nuestra visita: dejarlo todo como lo hemos encontrado. Los bosques asturianos son enormes museos pero no tienen alarmas antirrobo ni detectores de humo, así que la responsabilidad es absolutamente humana.
También conviene aprender a disfrutar de lo que nos rodea; no tener prisa y observar las copas de los árboles, ramas, líquenes, hongos y pequeños detalles en lo inmediato: rastros de animales, sonidos… Mucha gente termina la excursión sin apenas haber levantado la vista del suelo, más pendiente de no tropezar que de la belleza que le rodea a cada paso, pero conviene hacer algún descanso y disfrutar del entorno.
A continuación os proponemos visitar cuatro de los bosques más populares de Asturias. En desdeasturias.com nos ponemos como reto ir completando poco a poco esta sección, añadiendo más bosques representativos de nuestra comunidad.
“Bosque de Muniellos”: Es la masa forestal más extensa de Asturias, el mayor robledal de España con más de 5.000 hectáreas, y uno de los bosques atlánticos mejor conservados de toda Europa. En el año 2000 fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y actualmente es el espacio natural más protegido de todo el Principado.
El “Parque de Redes”: se le ha otorgado el título de Reserva Natural, también el de Reserva de la Biosfera, y es que sus impresionantes arboledas, su naturaleza virgen, y la inapreciable manipulación del medio por los hombres y mujeres que lo habitan, bien merece un galardón así. Su superficie es de 376,2 Km2.
El “Hayedo de Peloño”: las 200.000 hayas del bosque de Peloño, en el municipio de Ponga, se visten a la moda, de verde intenso durante la primavera y de un sobrio color pardo en la temporada otoño-invierno. Sus 15 kilómetros cuadrados de vestimenta están protegidos (Reserva Natural Parcial) y lo convierten en un espacio único en España, un enorme parasol que contiene la humedad atmosférica como en pocos lugares.
El “Bosque de Pome”: es el mayor hayedo del macizo occidental de los Picos de Europa, e internarse en él supone una experiencia exclusiva: densidad forestal, ramas, copas, hojarasca, fauna, silencio. El bosque es espeso, alto, musgoso, con espigados acebos y árboles caídos y añosos. En su interior se observan claros abiertos por antiguos aprovechamientos forestales que nos permiten parcelarlo, diversificarlo y posicionarnos en medio del laberinto.
El “Jardín Botánico Atlántico y la Carbayera del Tragamón”: es un espacio vivo, recreado pero natural a más no poder, que ocupa 15 hectáreas de terreno perfectamente diseñadas y se convierte en un gran expositor, un microcosmos verde y florido en el que crecen más de 15.000 plantas y árboles, especies vegetales de ambos lados del Atlántico, incluyendo un bosque autóctono: la Carbayera de Tragamón.
Fuente visitada.
desdeasturias.com
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¿donde esta el hayedo de Pome? Tenemos pendiente una visita al J.B.A.
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