viernes, 26 de julio de 2013

SANTA CRISTINA DE LENA


La iglesia de Santa Cristina de Lena se encuentra a unos 35 kilómetros al sur de Oviedo y a unos 5 aproximadamente de Pola de Lena, muy cerca del caserío de Vega del Rey y estratégicamente situada coronando una colina junto a la que, tanto desde el Medievo como en la actualidad, constituye la principal vía de comunicación entre Asturias y la Meseta Castellana a través del Puerto de Pajares.

Se trata de una de las obras más señeras del arte prerrománico asturiano, encuadrándose su erección dentro de la llamada etapa ramirense, en la cual, bajo el reinado de Ramiro I (842-850) y de su hijo y sucesor Ordoño I (850-866), la arquitectura del Reino de Asturias alcanzó su fase de mayor brillantez gracias a obras como la propia Santa Cristina de Lena y, sobre todo, al conjunto palatino suburbano del Monte Naranco, compuesto por la iglesia de San Miguel de Lillo y el pabellón de Santa María del Naranco.


Magníficamente conservada gracias a acertadas restauraciones a finales del siglo XIX y en los años 30 del XX, Santa Cristina de Lena fue declarada Monumento Histórico Artístico nada menos que en 1885, siendo distinguida, justo un siglo después (1985) y junto a otros edificios prerrománicos asturianos, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


 La total ausencia de documentación conservada referente a la iglesia de Santa Cristina ha motivado que este singular edificio lenense haya sido una de las construcciones asturianas sobre las que más se haya debatido entre historiadores y especialistas en arte medieval, habiéndose podido esbozar su dilatado devenir histórico sólo a base de teorías y conjeturas que, más o menos razonadas y razonables, no dejan de carecer de un respaldo o constatación documental como para ser tomadas como categóricas.


 Por esa razón, los orígenes de Santa Cristina de Lena son bastante confusos, existiendo quien la atribuye un origen visigótico del siglo VII al identificarla con una primitiva fundación documentada bajo el nombre de San Pedro y San Pablo de Felgueres que, en el hipotético caso de ser la matriz original del templo que nos ocupa, sería profundamente reformada durante los siglos de la Monarquía Asturiana.


 Este extremo, aún imposible de contrastar a día de hoy, no sería descabellado ya que la no coincidencia en la advocación no deja de ser algo anecdótico debido a que la actual dedicación de la iglesia a Santa Cristina (mártir italiana sin tradición alguna durante la Monarquía Astur), pudo ser cambiada siglos después, siendo además numerosas las piezas visigóticas que pueden apreciarse reaprovechadas en la propia iglesia.


 En cuanto a la finalidad original de la construcción, son también diversas las hipótesis que se han manejado, existiendo quien la ha relacionado con la iglesia de una pequeña fundación monástica, y quien se decanta por atribuirle un origen como capilla de un complejo palatino suburbano para el recreo de la familia real, teoría esta última que podría verse reforzada por la existencia en el interior del templo de una tribuna regia, así como por diversos topónimos del entorno que connotan presencia -o al menos influencia- de la corona en la zona, como por ejemplo Vega del Rey.


Para encontrar las primeras referencias documentales explícitas e inequívocas sobre el templo, al menos bajo su actual advocación de Santa Cristina, hay que esperar nada menos que las primeras décadas del siglo XVII, aunque su verdadera puesta en valor se remonta ya a los años finales del siglo XVIII cuando, entre otros, Gaspar Melchor de Jovellanos visitó Santa Cristina de Lena. 


Lo primero que llama la atención de Santa Cristina de Lena es la absoluta y perfecta simetría de sus volúmenes cúbicos exteriores, los cuales, unidos a los contrafuertes prismáticos que articulan sus muros exteriores, justifican al cien por cien el popular apelativo de "la iglesia de las esquinas" con que es conocida.


Sin duda, la pieza más singular de Santa Cristina de Lena es la arquería transversal que, a modo de iconostasio tras el último tramo de la nave, delimita jerárquicamente, de acuerdo con la liturgia imperante en el momento, el espacio destinado a los fieles respecto al de los oficiantes, el cual, además, queda dispuesto a una altura considerablemente superior, siendo solo accesible a través de dos escaleras dispuestas en los extremos adosadas a los muros laterales.


 En el espacio bajo el arco central del iconostasio fue colocado, a modo de barrera litúrgica de separación entre la zona de fieles y oficiantes tal y como marcaba la liturgia de la época, un gran cancel constituido por tres piezas monolíticas visigóticas reaprovechadas y decoradas a base de clípeos y fórmulas vegetales de buena labra.

En la parte superior de cada una de las tres piezas ensambladas pueden apreciarse otras tantas inscripciones en caracteres visigóticos que, leídas en conjunto, dan como resultado el siguiente mensaje: "El Abad Flaino lo ofrece en honor de los apóstoles del Señor Pedro y Pablo", lo que vendría a confirmar la existencia -sino en mismo lugar sí en las cercanías- de una primitiva fundación visigótica.

 (Autor del texto del artículo/colaborador de ARTEGUIAS: José Manuel Tomé) Fuente visitada. .arteguias.com

3 comentarios:

  1. Un magnifico reportaje para un sitio maravilloso y emblemático en Asturias, aunque haya muchos asturianos que no lo conozcan.

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  2. Lo malo de este lugar es que está pésimamente señalizado para llegar a el.

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    1. ¿Qué está bien señalizado en Asturias? los campos de fútbol y le confiteries, lo demás na de na

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