sábado, 17 de diciembre de 2011

EL BALAGAR Y LA FACINA


Hasta hace dos décadas al viajar por Asturies se apreciaba su paisaje salpicado de balagares, también llamados varas de herva (hierba) o facines, usados para almacenar la hierba a la intemperie. Miles de balagares se podían ver desde el extremo más occidental al más oriental. Hay algunos concejos que no tienen hórreos, pero en todos nuestros concejos, año tras año, se realizaban varas de hierba durante los meses de Julio y Agosto.

Muchas personas nacidas antes de los años setenta, al ver este pequeño espacio dedicado al balagar pensaran ¡qué tontería!, sin embargo hoy es difícil verlos y nos tememos que desaparezcan de nuestro paisaje en poco tiempo. Es posible recorrer muchos kilómetros por la Asturies rural y no ver más que una sucesión de plásticos de diferentes colores utilizados para ensilar la hierba.

Los ganaderos afirman que el ganado la come mejor, conserva sus propiedades nutritivas y su realización es menos laboriosa al ser ensilada con maquinaria agrícola. Una vez más el campo asturiano gana efectividad con las nuevas técnicas aunque a cambio pierde uno de sus valores estéticos y etnográficos, hay que entender que los tiempos cambian y es necesario trabajar con el apoyo de nuevas tecnologías.
********************************************************
La facina alta es una forma de almacenar hierba cuando existe años de gran producción de ella. Una vez completado todo el pajar con hierba, la sobrante debía ser apilada a la intemperie. Para ello, cerca de una cuadra o cabaña se plantaba en la tierra un poste de madera, enterrado un metro en el suelo. Alrededor de él se colocan ramas gruesas, una encima de la otra con el fin de evitar que la humedad del suelo afecte a la hierba que se amontona encima. La hierba se va apilando en redondo y mientras una persona hace esta función otra la va pisando y repartiendo alrededor de la vara con el fin de compactar el montón. La montaña de hierba va reduciendo su diámetro a medida que crece, formando un cono que permite que el agua de la lluvia resbale desde su parte superior hasta caer al prado. De esta forma solo la hierba que esté en contacto con el agua se estropeará, mientras la que esté en el interior del montón permanecerá en perfectas condiciones para alimento del ganado. La hierba es peinada con un rastrillo en sentido longitudinal para facilitar que el agua resbale. Antiguamente, la parte superior, es decir, únicamente aquella al exterior pegada al poste, era rematada por hierba retorcida que evitaba la entrada de agua a lo largo de la madera. Hoy en día es común utilizar un plástico. Durante el otoño y el invierno, la hierba almacenada en verano es utilizada para dar de comer al ganado. En la hacina alta esta hierba seca es cogida por abajo y poco a poco el montó decrece por el peso.

Fuentes visitadas.
villaviciosahermosa.com
Wikipedia.

6 comentarios:

  1. Qué razón tienes, querida amiga. El campo ha perdido una de sus clásicas señas de identidad. Yo también mencioné esto una de mis primeras entradas en mi blog. El ensilado de la hierba parece ser que conserva mejor sus propiedades y el ganado la come mejor, pero qué triste es no ver una vara de hierba en un prau para quienes estábamos acostumbrados a ello. El progreso es así.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Yo también las recuerdo por los campos asturianos y me llamaron mucho la atención. Al haber tanta abundancia de hierba era un método tradicional perfecto para guardarla. En Lanuza pisábamos la hierba ya seca dentro de las cuadras, afuera era impensable por la nieve. Era bonito ver los campos asturianos.

    ResponderEliminar
  3. Yo de crío tengo muchas veces pisado para hacer el balagar

    ResponderEliminar
  4. En mi pueblo concejo de Salas, el balagar era el que tenía una vara, sin ella era facina

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues en Gijon el balagar era el que no tenía vara, y solían hacerse balagares para después echarlos al carro o al tractor.

      Eliminar
  5. Yo siempre la conocí como FACINA y la verdad es que me da mucha pena no verlas en nuestra querida Asturias. Lo más triste es que supongo que en poco tiempo no quedará gente que sepa hacerlas.

    ResponderEliminar