viernes, 23 de diciembre de 2011

LA OTRA ASTURIAS


Tras la Asturias más emblemática y publicitada, grabada en el subconsciente colectivo, hay otra que guarda muchos otros tesoros, pero que aún son desconocidos. Paisajes, monumentos y tradiciones se revelan al viajero para que pueda diseñar un viaje diferente por las verdes tierras del Principado.
En cualquier dirección a la que se dirija uno, Asturias tiene mucho que mostrar, más allá de los buques insignia como el santuario de Covadonga, Picos de Europa, las playas, el bosque de Muniellos, el Centro Internacional Niemeyer, el arte prerrománico, la Senda del Oso...
Poco a poco, los secretos comienzan a salir a la luz, como sucedió en 2008 cuando la UNESCO reconoció como Patrimonio Mundial de la Humanidad, las cuevas asturianas de Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales) y El Pindal (Ribadedeva), junto con otras nueve del resto de la cornisa cantábrica. Ellas forman parte del medio centenar de cavidades asturianas en las que hay alguna forma de arte rupestre.
Hasta entonces pocos eran los que sabían que la región cuenta con cuevas con pinturas prehistóricas que se pueden igualar a Altamira en espectacularidad y conservación. Y así sucede con muchos otros recursos que recorren diversas épocas históricas y rincones de la costa a la montaña, así como museos, sendas y tradiciones. Todas ellas siguen preservando la pureza de su origen, debido precisamente a la falta de visitas masivas, que han traído hasta el presente casi intactos estos recursos turísticos.
En Asturias hay por ejemplo, muchos ejemplos de castros, túmulos y dólmenes de las civilizaciones prehistóricas, así como algún ejemplo de estela discoidea. Sólo en el occidente de la región, entre el río Eo y el Navia se han contabilizado más de setenta castros o recintos fortificados. El de Coaña es el más conocido, pero también los hay al descubierto en Taramundi o en Boal.
Los caminos de antaño que comunicaban entre pueblos se han recuperado, no sólo por la historia que encierran sino por una cuestión práctica, que es mantener las sendas para que no se pierdan entre la maleza por falta de uso. Muchas de ellas pasan por cascadas, molinos o mazos excelentemente conservados. Porque la etnografía es uno de los elementos asturianos más queridos y que suscita más interés entre los paisanos que desean profundizar en los secretos de su tierra, y los foráneos con ganas de conocer piezas que no tienen en su lugar de origen. La profusión es tal que en Asturias hay contabilizados unos veinte mil hórreos.
También ha comenzado a ponerse en valor el patrimonio industrial asturiano, edificios y construcciones sobre los que se levantó la economía regional y cuya recuperación recuerda el ingenio de esos constructores, pero también el esfuerzo y sacrificio de tantos trabajadores.
En referencia a los museos, los hay de todo tipo encabezados por los tres más visitados: el MUMI, Museo de la Mina en San Martín del Rey Aurelio, el MUJA, Museo del Jurásico Asturiano en Colunga y el Museo de la Prehistoria de Teverga. Siguiendo su estela, pero con características únicas están otros dedicados a la pesca, los belenes, la etnografía, los calamares gigantes, la automoción y los instrumentos musicales como Alfercam de Avilés, o incluso Africa en el concejo de El Franco. Algunos más publicitados y otros menos, lo cual garantiza una visita sin masificaciones y asegura la sorpresa.
Por último hay que señalar que el creciente turismo gastronómico obtiene también respuesta en la región. Más allá de la fabada y el pote asturiano, cada zona tiene sus recetas ancestrales e incluso cultiva diferentes especies de legumbres, hortalizas y frutas. De la montaña al río y de ahí a la costa, las especialidades van desde la caza al cordero, de la ternera asturiana al gochu asturcelta, de los pescados y mariscos a las especies de río. Más que cocina de vanguardia, en el Principado se suelen rehacer y modernizar los platos de antaño, lo que asegura que la tradición prevalezca en cada receta.
Asturias es tan plural y variada, que hay para todos los gustos y estados de ánimo. Por eso, aunque se ofrecen sugerencias para abrir boca, no todo está en las guías. Hay lugares que sólo se descubren caminando sin rumbo y sin más límite de tiempo que el que marcan el cansancio y el hambre. Asturias está repleta de posibilidades, todas cercanas y accesibles, sólo es preciso tener ganas de conocerla.
Escrito por Fusión Asturias.

Fuente visitada.
fusionasturias.com

3 comentarios:

  1. Cuando me den de alta me voy a poner morado.

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  2. Me encantan los ánimos con que vuelves.

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  3. Hay muuucha Asturias, y muy desconocida, fuera de los habituales circuitos turísticos. Y hay sitios que es mejor así, que muchas veces, en cuanto algo se masifica, se fastidia.

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