En la etapa de la monarquía Asturiana ya se empieza a tener un referente histórico importante. La Iglesia de Santo Adriano de Tuñón tiene un origen prerrománico, y se cree que fue fundada en el año 891 bajo el amparo del rey Alfonso III el Magno y su esposa Doña Jimena, estando presente en el acto los obispos de Oviedo, Coímbra, Iria y Astorga. No obstante, son varias las dudas que recaen en este acontecimiento, dudándose de su autenticidad ya que el documento había salido del obispo Pelayo, cuya obra más conocida era la falsificación de datos.
El levantamiento en contra del monarca Alfonso VII en el siglo XII, protagonizado por el conde Gonzalo Peláez, en toda la zona del valle del Trubia también tiene su incidencia en el territorio municipal, al amotinarse éste en un castillo del concejo, concretamente en el de Buanga.
En el siglo XIII, es cuando podemos hablar sin ningún tipo de dudas de la historia del monasterio de Santo Adriano en Tuñón. Toda la etapa bajomedieval está relacionada con la influencia en la vida del concejo, de la dependencia obispal de Oviedo, que tenía el control sobre la zona, nombrando para controlar la zona, a parte de la nobleza que se encargaba de mantener el orden y preservar los bienes obispales. Uno de estos nobles que se encargaría de cuidar la tierra sería Gonzalo Bernaldo de Quirós, al que nombraría el obispo Alfonso Peláez.
Como ocurrió con todos los bienes de la mitra ovetense, la desamortización llevada a cabo por el monarca Felipe II bajo gracia Papal, produjo la venta al pueblo de todos los bienes en poder de la iglesia, formando Santo Adriano ayuntamiento independiente y con jurisdicción propia en el año 1589 y nombrando como capital del mismo a la localidad de Villanueva, que todavía perdura en la actualidad.
A finales del siglo XVIII, el concejo sufre un incendio devastador que destruye gran parte de Villanueva y la vecina Proaza. El siglo XIX es importante para la vida del concejo, ya que tiene lugar una reorganización territorial, al integrase los cotos jurisdiccionales en los concejos. De este modo el coto de Llinares se integra en Proaza, el de Las Morteras en Ribera de Arriba y el de Llavares, pasa a formar parte de Santo Adriano. En 1859 las localidades de Proacina y Caranga que pertenecían al concejo, se unen a Proaza. Ya en el siglo XX San Adrianu´l Monte, muy unido al monasterio pasa a depender del concejo de Grado. En este siglo XX la ausencia de una industria fuerte y competitiva en la zona, hace que se produzcan unas salidas migratorias hacia los centros industriales de la región y de Europa, que afecta a la vida social de Santo Adriano.
Fuente. Wikipedia
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