domingo, 14 de noviembre de 2010

LAS SIDRERIAS

La sidra, beber sidra es placer y tambien mito. no se puede beber sidra si no se dan unas condiciones especificas. beber sidra , es eso, beber sidra , no importa si una , dos ,tres ... botellas o cajas, que mas da ,si tenemos tiempo, el alma serena, la mente alegre y los amigos de siempre alrededor de una mesa, con sabor y olor de asturias ...


Beber sidra es compartir amistad y alegría de vida. botellas y un solo vaso. Botella izada en lo alto de la que mana, hábil equilibrio, el líquido que será recibido, allá en lo bajo, en el mismo borde del vaso amplio que lo acoge. Vaso amplio y de paredes finas que permitirá un tentador abanico de espuma.
La cantidad servida (el culín o culete) ha de ser la justa (cinco o seis culinos por botella, mas la del suelu que tamién bebe), ni escasa ni abundante, para ser consumida en una sola etapa de ingestión. No valen pausas ni respiros. Y el final, el sobrante, (porque siempre ha de quedar un sobrante), tendrá como misión limpiar el borde del vaso.
A la sidra le va el frescor del rocío o del agua que brota de un manantial. No gusta ni del hielo ni del frigorífico. Tampoco de los calores. Por eso ha de ofrecerse fresca, con esa temperatura alegre que no enmascare aromas y sí enaltece los que la Naturaleza le regaló
Es prácticamente imposible disociar la relación que existe entre la manzana y su producto fermentado la sidra; de la propia historia del Principado de Asturias. Una y otra forman un todo, un conjunto inseparable


Se tiene constancia ya, de remotísimos tiempos de la existencia de "bebidas embriagadoras" como los egipcios las denominaban, aunque en principio ellos utilizaban peras en la fermentación alcohólica.
Otros pueblos, celtas, hebreos, romanos, griegos dejaron muestras del uso y costumbres de la época en cuanto al consumo de la sidra. Diversos estudios atestiguan como la primera referencia de la palabra sidra del griego "sikera".
Los romanos utilizaban la palabra "pomus", para referirse a los árboles con manzanas. El testimonio más antiguo del que constan diversas pruebas escritas citan la palabra sidra, en el año 60 AC cuando Estrabón se refiere a la palabra "zytho" como una bebida fermentada de manzanas.
En Asturias la más antigua referencia hacia tal término corresponde a la fundación del Monasterio de San Vicente fechado hacia el año 781. El testamento de Fakilo (793) es el pergamino mas antiguo del archivo Catedralicio Ovetense donde se hace referencia a la existencia de pomaradas en el territorio de Colunga. Durante el siglo VIII y IX son abundantes los documentos existentes que se refieren a la sidra y los pomares.

Todavía hay muchos rincones del territorio astur que continúan elaborando sidra al estilo más tradicional. Algunos de los vetustos llagares se han transformado en pequeñas empresas familiares, pero no por ello han dejado de utilizar métodos tradicionales de elaboración. Eso sí cuidando al máximo las condiciones higiénico-sanitarias del producto.
El mes de septiembre da el pistoletazo de salida a un nuevo ciclo de producción. Es el momento de empezar y de que todo el núcleo familiar se vuelque en recoger (apañar) las manzanas en la pumarada. Las primeras manzanas caídas, las llamadas tempranas no se utilizan para hacer la sidra pues se considera que no son lo suficientemente buenas. Las siguientes se guardan en sacos o recipientes como maniegos o macones para ser trasladadas al lagar (llagar) donde se lavarán y se seleccionarán según su variedad y calidad. A las que permanecen en los árboles, habrá que darles un pequeño empujón, y hacerlas caer sacudiendo (solmenando) el manzano con ambas manos y utilizando una pértiga (llimir) para la cual hace falta tener una buena dosis de maestría.
Con toda la producción en el lagar, normalmente ya en el mes de octubre, empieza una frenética actividad de carga y descarga, con el ronroneo de los tractores cargados de manzana de fondo. Llega también el momento de realizar una exhaustiva limpieza de los toneles de castaño, ya que de ellos dependerá en buena medida la calidad del producto final.

("La sangre de Asturias no es roja sino dorada. Circula por toda la región sin dejar ni un solo rincón sin su aroma, sin su aporte de vida. Su bombeo llega a todos los corazones desde una cierta altura, creando un estilo y llenando de orgullo a los que presumen de asturianía. Ella, la sidra, el mosto fermentado de manzana, es mucho más que una bebida. Tomarla no es sólo un rito placentero, es una forma de compartir amistad y crear lazos de unidad. Por eso entusiasma a gentes de todas las edades y honra con su presencia a toda fiesta asturiana que se precie").


LA SIDRA Y LAS MANZANAS

Nunca insistiremos bastante , en que la diferencia de una sidra buena , y una mala es que la sidra buena apetece beberla, y beberla , sabe bien, ... y esto no es solo problema de la sidra , sino de como fue cuidada, del entorno, de la compañia, y del alma ... cuando todo esto se conjunta, se convierte en algo unico de una calidad superior.
Las manzanas muy maduras tienen poco tanino lo que contribuye al ahilado o "filado". Como se puede comprobar en la elaboración de la sidra natural; elaborada por procedimientos tradicionales; el proceso no es nada fácil, y cualquier imprudencia puede dar al traste con toda una llagarada; decir tambien, que los azúcares proporcionan y transforman el alcohol y el anhídrido carbónico produce la espuma en la sidra.


Las manzanas dulces por lo general dan poco zumo, sin embargo las ácidas dan mucho jugo y producen una sidra marcadamente ácida, no existe o es muy rara, una variedad que contenga casi todas las exigencias de una buena sidra, el secreto está en una buena elección y mezcla de las variedades existentes. La época de la primera recogida o "pañada" de la manzana se efectúa hacia la primera quincena de Octubre, siendo ésta la de más baja calidad ya que corresponde a la que se coge del suelo; suele estar dañada debido a su caida del arbol, o que esté muy deteriorada debido a las inclemencias del tiempo ( humedad, calor, lluvia) y el contacto de la manzana con el suelo. A ésta sidra así recogida y elaborada se la llama "sidra del sapu" y también se suele consumir la primera. Hasta el día de hoy existe disparidad de criterios en la conveniencia de lavar o no las manzanas, las dos posibilidades tienen sus pros y sus contras. Lo verdaderamente esencial es lavarlas solamente cuando contengan restos de tierra, y desechar las hojas y hierbas que se adhieren junto a las manzanas.


El contenido de vitaminas de la manzana es abundante. A-B1-B2-C-D PP ,su densidad es 1,04-1,06 kg/dm3. y los siguientes ácidos: málico, cítrico, láctico, quínico y clorogénico. El ph es 3,5. Posee diversos minerales tales como: aluminio, calcio, hierro, potasio, magnesio y sodio. El principal problema que se presenta en la cosecha, es la alternancia bianual, esto es así porque en los primeros momentos de la formación del fruto se produce también la inducción floral, posteriormente la flor y luego el fruto. Un año de buena cosecha con un gran número de frutos en los años impares, seguirá otro de débil floración continuando así de forma cíclica.
Los años de escasa producción, el número de hojas por fruto es muy elevado, lo que lleva a la formación de muchos inicios florales para el año siguiente y un fuerte desarrollo de los brotes. Esto es lo que se denomina VECERIA. Los remedios para paliar éste desfase de cosecha pueden pasar por: 1º) La fertilización anual suficiente para evitar la escasa alimentación del manzano (abonos fosfórico-potásicos). 2º) Poda hecha de tal modo que los años de cosecha se reduzca la formación de botones florales. 3º) Aclareo manual de frutos, si son abundantes reducir a una cantidad deseable. (debe efectuarse cuando el tamaño del fruto es pequeño 8-10 m/m).Deberíamos hacer un apartado y hablar de las 270 clases aproximadamente de manzanas asturianas que existen actualmente, pero ello nos llevaría mucho espacio.

asturias.grao.net

sábado, 13 de noviembre de 2010

HIPOTESIS DEL ORIGEN DE PELAYO





















Nacimiento ¿? - ¿Asturias? (Es la hipótesis más compartida, pero también se le atribuye un origen godo u otros)
Fallecimiento - 737 Cangas de Onís, Asturias
Entierro - Santa Cueva de Covadonga
Sucesor - Favila I
Consorte - Gaudiosa
Descendencia - Favila I, rey de Asturias, Ermesinda
Casa Real - Dinastía Astur-Leonesa
Padre - Duque Favila
Madre - ¿?

Según la leyenda, Pelayo era un noble visigodo, hijo del duque Favila. Debido a las intrigas entre la nobleza visigoda, el rey Witiza conspiró para asesinar a su padre. Pelayo huyó a Asturias, donde tenía amigos o familia. Posteriormente, al sentirse inseguro en la Península, marchó como peregrino a Jerusalén. Allí permaneció hasta la muerte de Witiza y entronización de Rodrigo, del que era partidario. Con éste, ocupó el cargo de conde de espatarios o de la guardia del rey y como tal combatió en la batalla de Guadalete en abril o mayo del año 711. Tras la batalla se refugió en Toledo y, a la caída de la ciudad (714), mientras otros escapaban a Francia, él volvió a Asturias, supuestamente custodiando el tesoro del rey visigodo.
Las primeras incursiones árabes en el norte fueron las de Muza entre los años 712 y 714. Entró en Asturias por el puerto de Tarna, remontó el río Nalón y tomó Lucus Asturum (Santa María de Lugo de Llanera) y luego Gijón, donde dejó a cargo al gobernador Munuza. Las familias dominantes del resto de las ciudades asturianas capitularon y probablemente también la familia de Pelayo.
En 718 tuvo lugar una primera revuelta encabezada por Pelayo (al parecer porque Munuza se había casado por la fuerza con su hermana Adosinda), que fracasó. Pelayo fue detenido y enviado a Córdoba. Sin embargo, consiguió escapar y volver a Asturias, donde encabezó una segunda sublevación y se refugió en las montañas de Covadonga y Cangas, donde se mantenía la resistencia.
En 722 Munuza envió a un general, Al Qama, a someter a los sublevados. Al Qama se dirigió hacia Bres (Piloña), donde se encontraba Pelayo. Éste se dirigió huyendo hasta el monte Auseva, en el valle de Cangas y allí, en la Batalla de Covadonga, aniquiló al destacamento de Al Qama que venía de la península para ayudar a aniquilar definitivamente la resistencia en las montañas.
Posteriormente a esta batalla, el gobernador militar al mando de la mitad norte de la península Ibérica, Munuza, que tenía como base Gigia (actual Gijón), intentó escapar de Asturias y alcanzar la seguridad de sus posiciones en la meseta, pero fue dado alcance y dado muerte junto con su séquito y sus tropas en un valle del centro de Asturias.

El posible origen astur de Pelayo

La crónica de Alfonso III, en su versión Rotense, dice que los árabes colocaron gobernadores al frente de todas las provincias: «Per omnes prouincias Spanie prefectos posuerunt». Munuza fue el prepósito puesto al frente de la Asturiensis.
La existencia de este ducado es aceptada desde hace ya tiempo por los historiadores del reino visigodo, la novedad ahora es que Pelayo podría ser hijo del Dux Asturiensis, Faffila: la Crónica Albeldense, crónica redactada en Oviedo en tiempos del rey asturiano Alfonso III el Magno, dice que el Dux Faffila —o Favila— era el padre de Pelayo y que fue muerto a manos de Witiza en tiempos del rey godo Égica.
De esta forma se explicarían muy satisfactoriamente muchos particulares acerca del origen del reino de Asturias y acerca del propio Pelayo. Se sabe que los duques eran, en los últimos tiempos del reino visigodo, «cabezas de redes de dependencias protofeudales en sus ducados». Así se explica por qué Pelayo buscó refugio en Asturias, entre la clientela de su padre, cuando Vitiza, el asesino de Favila empuña el cetro real. Debe recordarse que la Crónica Albeldense consigna que Pelayo buscó refugio en Asturias, huyendo de Vitiza, no de los musulmanes: «Pelayo reinó el primero en Asturias, en Cangas, dieciocho años. Este, como arriba dijimos, expulsado por el rey Vitiza de Toledo entró en Asturias». También se entienden las propiedades fundiarias de Pelayo en Tiñana, que constan en el testamento de Alfonso III, así como la del lugar en Brece donde se hallaba cuando los enviados de Munuza tratan de apresarlo (Crónica Rotense). Se comprende mejor también el hecho de que Munuza deseara a la hermana de Pelayo como esposa (Crónica Rotense): de esa forma entroncaría con la descendencia de la última autoridad legítima en Asturias, la del Dux Favila.
Cuentan las crónicas que, tras la derrota de Covadonga, Munuza salió huyendo con sus fuerzas, probablemente por temor a que la gente de Gijón se uniera a la revuelta, o por miedo a que las tropas asturianas que habían derrotado a sus propias tropas le dieran alcance en la ciudad. Tras abandonar la ciudad, Munuza intentó salir de Asturias por el puerto de la Mesa, mientras que las tropas victoriosas de Covadonga hacían marchas forzadas para cortarle la huida hacia la meseta, siendo Munuza y sus tropas nuevamente derrotadas y muerto Munuza en Olalíes, actual concejo de Santo Adriano. El caso es que Pelayo se apoderó de Gijón sin mayor esfuerzo, una vez que las tropas musulmanas y Munuza habían intentado huir y habían sido aniquiladas en el intento. Al divulgarse por tierras musulmanas la noticia de la toma de Gijón, muchos cristianos se unieron al ejército de Pelayo. Esto desalentó a los musulmanes de intentar retomar Gijón y la zona que esta ciudad controlaba, aunque en realidad el reino de Asturias tuvo como primera capital Cangas de Onís y como segunda Arriondas, para pasar a ser Oviedo la capital bajo el reinado de Alfonso II.
Sin embargo otras crónicas posteriores citan que Munuza consiguió escapar con vida y le sitúan con bastante seguridad puesto a cargo de las tropas bereberes en las zonas fronterizas y de igual geografía montañosa en los Pirineos orientales. Tratados y enlace parecidos con el duque aquitano le llevarían a casar con la hija del duque.

Muerte y sepultura de don Pelayo

El rey don Pelayo falleció en Cangas de Onís, donde tenía su corte, en el año 737. Después de su defunción, su cadáver recibió sepultura en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, situada en la localidad asturiana de Abamia, en la que previamente había sido sepultada su esposa, la reina Gaudiosa. En el lado del Evangelio de dicha iglesia, se conserva en la actualidad el sepulcro, vacío, que contuvo los restos del rey, y enfrente colocado en el lado de la Epístola, se encuentra el que contuvo los restos de la esposa de don Pelayo. El cronista Ambrosio de Morales dejó constancia en su obra de que Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, ordenó trasladar los restos del rey don Pelayo y los de su esposa a la Santa Cueva de Covadonga.
Wikipedia.

viernes, 12 de noviembre de 2010

LOS ASTURIANOS SEGÚN LAURENT VITAL


Laurent Vital, Cronista Oficial del emperador Carlos I, nos dejó uno de los documentos más significativos sobre este tema de la indumentaria, al ir describiendo precisa y minuciosamente la llegada del Emperador a Asturias, y el desembarco en Villaviciosa.

El Emperador llegó a España en septiembre de 1517 para tomar posesión de la corona española como heredero, por la muerte de su abuelo Fernando. Nunca había estado en España pues residía en Flandes. No sólo la corte flamenca era muy rica, el país contaba con una burguesía muy poderosa, una de las más importantes de Europa, que comerciaba con todo el mundo, y el puerto de Amberes era por entonces un emporio cuyo movimiento daba fe de la riqueza y el bienestar de aquella tierra.

Con estas premisas, no es de extrañar lo pobre e inhóspito que les tuvo que resultar al rey y a su comitiva el país en donde desembarcarían diez días más tarde.

Las tripulaciones estaban formadas en su mayor parte por vizcaínos, que querían desembarcar en Vizcaya pero, por error, lo hicieron a un cuarto de legua de Tazones. Como el pueblo era demasiado pequeño para tanta gente, remontaron en lanchas de remos la ría de Villaviciosa. La lancha del Emperador llevaba el pendón de Castilla y gracias a eso no fueron atacados por los asturianos que, al ver tanta gente, creyeron que se trataba de un ataque pirata y no es de extrañar, pues eran cuarenta, las naves que formaban la comitiva real.

Podemos considerarnos afortunados al disponer de una crónica como la que nos legó Laurent Vital, cronista de Carlos I, sobre el aspecto de los asturianos en 1517. Encontramos en ella no sólo la descripción de la llegada, sino también las impresiones de una persona extranjera, completamente ajena a nuestras costumbres, que describe aquello que le llama la atención, lo distinto, pero también lo cotidiano; y, ¿qué es lo que más destaca? pues justamente las cosas que más pueden interesarnos, es decir: el lugar donde desembarca, cómo es de pequeño el pueblo, cómo viven sus habitantes, la pobreza que observa, si son amistosos o no, qué tipo de traje llevan hombres y mujeres, cómo van calzados, qué tocados usan, de qué manera celebran la llegada del Emperador, cómo organizan la fiesta para agasajarlo, etc., etc.
Las descripciones son muy detalladas, a veces resulta curioso que entre en detalles tales como las arrugas que tenían las mujeres en sus medias, pero gracias a esto tenemos una visión bastante aproximada de la indumentaria que llevaban los asturianos del siglo XVI.

El 18 de septiembre uno de los vigías de la nave real divisa tierra y creyendo que estaban en Vizcaya se lo comunica al rey pues éste les había prometido un premio al primero que divisara tierra española, pero el piloto de la nave deshace el error confirmando al emperador que son las costas de Asturias y no las de Vizcaya, y dice el cronista que: “se sentían desilusionados comprendiendo el desacierto en que habían incurrido llevando a tan noble y poderoso príncipe a un país como abandonado e inhabitable y adonde jamás llegó príncipe alguno”.

Laurent Vital, al escribir sus impresiones, dice que en estas tierras no se cultiva más de lo necesario para subsistir porque son hidalgos, (y como tales no podían ni debían trabajar el campo) pero a pesar de esta nobleza, son muy pobres y la mayoría van descalzos.
Los hombres dice que eran “con los extranjeros bastante rudos y poco corteses”. Las mujeres: “más corteses y tratables aunque fuesen en general poco o nada agradables”.

Pero lo que le llama poderosamente la atención es la manera de vestir de las mujeres y nos lo cuenta así: “Los hombres, las mujeres casadas y las muchachas jóvenes van ordinariamente sin calzas, no se si es la costumbre o porque el paño les resulta demasiado caro…

…Las mujeres de esas comarcas van sobriamente vestidas de paño delgado, y las más de las veces sus trajes no son más que de tela y su atavío y adorno de cabeza son extraños, y tan altos y largos que en el tiempo pasado solían ir las damas y damiselas con sus altos tamboriles, y no son tales; pero sus adornos están hechos como respaldos y cubiertos por debajo de tela, bastante a la moda pagana. Sus adornos son penosos y muy pesados de llevar por la gran cantidad de tela que emplean, que les cuesta tanto como el exceso de sus vestidos. En mi opinión, no sabría comparar mejor esos adornos que como a esas aldeanas que se han cargado sobre sus cabezas ocho o diez pértigas con bandas de tela cubiertas con un trapo, o como si una mujer se hubiese plantado sobre su cabeza, una gran cesta de cerezas: tan altos y anchos por encima son esos adornos. Van allí las mujeres, como los hombres, la mayor parte del tiempo sin calzas: y si las llevan, son anchas y rojas, llenas de pliegues, a causa de que no llevan ligas. He visto algunas que llevaban altas botas, como hasta media pierna, y creo que a la mayor parte de esas mujeres no les hace falta peine ni cordeles para atar sus cabellos, porquedebajo de esos adornos está todo lleno de negras y grises horquillas; también las mujeres y las jóvenes son poco o nada hermosas; parecidamente las muchachas casaderas van allí pobremente vestidas, la mayor parte con telas o un delgado jubón sin mangas y con el pelo corto, y la mayor parte de ellas tienen las orejas agujereadas; pero en los días de fiesta, cuando van a divertirse, llevan a un tiempo cruces pequeñas de plata pendientes y otras chucherías a gusto suyo; llevan alrededor del cuello, a manera de argolla, paternostes de azabache, a veces de ámbar o coral; también llevan cordones llenos de nudos para dar lustre a sus pechos morenos, de cuyos collares cuelgan y sujetan gran cantidad de chucherías y otras menudencias; los días de trabajo van con los pies descalzos y arregladas más sobriamente, por lo cual no se muestran tan guapas como si se arreglasen mejor”.

Prosigue después el rey viaje desde Colunga a Ribadesella y nos cuenta Vital: “y fue allí donde por primera vez vi a las mujeres, ataviadas con los adornos de tan extraña manera; porque parecía que se hubiesen plantado sobre sus cabezas fárragos de cosas o golillas, o, hablando más clara y honestamente, esas cosas con las que los hombres hacen los niños y es el más endiablado adorno de mujeres que jamás se haya visto; porque así como las locas se encasquetan el gorro hasta las orejas y por encima de la forma y pelo ponen una cabeza de un gallo, que les llegue hasta debajo de la frente, así las mujeres casadas de esta provincia llevan un adorno de tela blanca o crepé hecho a manera de golilla, con un palo de grosor de medio palmo de vuelta, tan rizado y cosido sobre su cabeza, que el extremo de esa linda golilla íbales a descansar cerca de la parte superior de la frente. Pero las más gentiles y guapas llevaban el palo tan firme, rígido y estirado, que habían de cuidar mucho el tener la cabeza erguida, y era el extremo de otro color de tela que el palo; de tal modo, que, cuando los palos de sus golillas eran de tela blanca, ponían el extremo de tela amarilla, y «ex inverso » el palo amarillo y la cabeza blanca; y no hay manera, siendo la primera vez, cuando no se está acostumbrado, de que esos adornos no hagan recordar la dicha gentil golilla”.

“Las mujeres solteras, en cambio, llevaban el pelo corto, mientras que las viudas llevaban las tocas desmochadas, es decir sin aquellos altos adornos”.
En cuanto a los hombres cuenta cómo llegó una compañía que después de desfilar y hacer escaramuzas para distraer al rey: “se pusieron sobre los riñones dos largos jubones con altos gorros, sin calzas, con la espada al costado, los cuales sin agarrarse por las manos, bailaban lo mejor que podían, y cantaban tanto y cuanto; luego agitaban los dedos, y golpeando sus zapatos el uno contra el otro, hacían ruido a su manera”.

Parece que las mujeres llevaban con disgusto aquellos tocados debido a su gran coste, por la gran cantidad de tela que se necesitaba, y a la incomodidad de su uso, sobre todo en tiempos calurosos. Hasta tal punto que pidieron a Laurent Vital su mediación para solicitar del rey el cambio por otro tipo de adornos: “Hablando de esa materia, el rey y los señores se echaron a reír, diciendo que los adornos resultaba alegres y nuevas maneras, y que cuando los viesen en Brabante, Flandes o en sus alrededores se reirían mucho”. Ante su insistencia, parece que les recomendó paciencia hasta que lo pusiera en conocimiento de sus consejeros de Castilla.

Sabemos que no sólo sufrían las asturianas aquellos incómodos atavíos sobre sus cabezas, pues también en Cantabria, País Vasco y Francia llamaron la atención de los escasos viajeros de otros países, que en la misma época los visitaron, y tendrán que transcurrir más de 150 años para que las mujeres se vieran libres de tan engorrosos tocados, pues todavía en el siglo siguiente, el año 1661 hay un “expediente promovido a instancia de Pedro Gurrea y Melchor Díaz de Posada vecinos del valle de Celorio, solicitando que se reformaran los tocados de las mujeres de aquel valle por su gran coste y perjuicios que se seguían a sus haciendas, por ser cortas sus facultades para hacer estos gastos y porque era motivo de envidia para las demás; que dichas tocas se habrán de reformar como las que se usaban en la villa de Llanes, por cuanto las mujeres casadas de Celorio las traían largas de veintiuno a veintidós varas de lienzo fino sin tejeduría de seda y que cada una tenía por lo menos tres”. De todo esto quedó el siguiente dicho que llegó hasta nosotros: “Las mujeres de Posada, como gastan tanta ropa, parecen abregantines navegando viento en popa”.
Y veinte años más tarde visita el obispo la parroquia de Santa María de Viabaño en el concejo de Parres el 19 de octubre de 1685 y dice: “Otrosí manda su merced, que por cuanto está informado, las mujeres llevan monteras a la iglesia y mientras los oficios divinos las tienen en la cabeza, se las quiten; entrando pena de 10 reales por la primera vez aplicados para las luminarias del Santísimo, y por la segunda vez el cura les evite y de aviso al tribunal”.

Parece claro que a lo largo de este siglo ¡por fin! las asturianas habían conseguido librarse de aquellos famosos tocados que tanto impresionaron a Vital y usaban tan sólo la toca barbillera y una sencilla montera.

REVISTA DE FOLKLORE
Caja España
Fundación Joaquín Díaz
www.funjdiaz.net

jueves, 11 de noviembre de 2010

EL "GOCHU" ASTURCELTA


Solo quienes peinan viejas canas y gracias a la perdurabilidad de la memoria gustativa, guardan el recuerdo de aquellos enormes y suculentos jamones y embutidos que en general complementaban el sustento de las economías rurales. Procedían de cerdos autóctonos que hozaban libremente en prados y bosques comiendo lo que encontraban: setas, avellanas, bellotas, castañas… que se complementaban en el cubil con productos de la huerta: nabos, patatas, tucos de berza, maizones… que junto con sus características genéticas, les conferían unas cualidades organolépticas muy diferentes a las de los cerdos comerciales que ahora consumimos.
La tarea recuperación se inicio sobre todo, en los municipios de Allande, Illano, Cangas de Narcea y Belmonte de Miranda. Se partió de tres cerdas y un verraco. En 2.002 se fundó ACGA. (Asociación de Criadores de Gochu Asturcelta).


LOS ORIGENES


La historia del cerdo está íntimamente ligada a la del hombre. Procedente del jabalí fue domesticado hace 5.000 años y extendido por todo el mundo.
Los dos primeros serían los introducidos en España por los fenicios, y mezclados con los jabalís autóctonos dieron lugar respectivamente a las razas celtas, extendidas por el norte y las ibéricas, predominantes en la mitad meridional de la península.
El cerdo ha sido parte fundamental en la dieta del asturiano. En las excavaciones del asentamiento de la Campa Torres se encontraron restos correspondientes a 65 ejemplares de porcino. Los celtas utilizaban el cerdo en numerosos oficios de culto y era para ellos un sustento básico en su dieta.
Existen numerosos escritos que hacen referencia al “Gochu del país”, el de la “oreya llarga”. Se exportaba en grandes cantidades al País Vasco y Galicia.


CARÁCTERÍSTICAS


Su morfología presenta rasgos peculiares, en las que a primera vista destacan sus orejas largas, caídas y dirigidas hacia adelante y rabo muy largo sin enroscar, con cerdas en el extremo. Cabeza grande, ancha y alargada, de perfil subcóncavo. Ojos pequeños, hocico apretado y cóncavo, con la jeta ancha, y cuello estrecho y largo. El tronco presenta una línea dorso-lumbar algo arqueada y estrecha; anca caída, costillar aplanado y vientre recogido. El color es blanco, negro o con manchas. El peso de un ejemplar adulto está entre 130 y 200 kilos. Alcanza los 80 cm. De alzada y la longitud de la nuca al nacimiento del rabo llega al metro y medio.
La carne presenta un color rojo oscuro. Semimagra, de sabor intenso y peculiar, tiene un alto valor proteico, poca grasa, con predominio de insaturadas.
El goghu asturcelta está incluido en “ El arca del gusto” del movimiento internacional Slow Fooz al cumplir sus requisitos principales: “sano, limpio, justo y de calidad”, sumándose a la sidra de manzana seleccionada y faba verde, la oveja xalda y el pan de escanda.

Gastroastur-Jorge Ignacio Sánchez-

miércoles, 10 de noviembre de 2010

PUENTE LOS FIERROS

Puente de los Fierros se encuentra al lado de una antigua calzada romana, calzada que más tarde se aprovechó para construir, aprovechando algunos de sus tramos, el Camín Real de Castilla. Ambas rutas fueron la base para la carretera Nacional de Castilla, futura N-630 que se comenzó a construir a finales del siglo XVIII.

El conjunto patrimonial de Fierros (España), está integrado por la iglesia de San Martín, la casa rectoral y un puente, vinculándose directamente a la ruta de comunicación entre Asturias y la Meseta a través de Pajares.
Los actuales edificios parecen datar del siglo XVII-XVIII, existiendo, no obstante, datos que permiten apuntar a la existencia de construcciones previas, entre las que se encontraría el primitivo hospital de peregrinos de los Fierros o una iglesia de estilo románico antecedente directa de la actual capilla. El puente podría ser el elemento más antiguo del conjunto, pudiendo ser datable en el siglo XVI, aunque seguramente su origen sea bastante anterior.

Fue un enclave importante para el ferrocarril en Asturias, ya que en un principio operó como base de transbordo de mercancías y luego como punto de partida para la construcción del Puerto Pajares (1880-1884). El día 15 de Agosto de 1884, con presencia real, se inauguró el trayecto Puente de Los Fierros-Busdongo, que atravesaba, por fin, el Puerto de Pajares, con lo que el Ferrocarril del Norte enlazaba ya Gijón, Oviedo y León.
Como anécdota, los trabajadores en la construcción de esta obra pusieron como condición no comer salmón más de dos veces a la semana, debido a la gran cantidad de pesca en la zona. Tras la grave contaminación por carbón de la mayoría de los ríos de la región, se está produciendo una recuperación de los mismos y de la pesca del salmón desde 1989.
A partir de los años 60, comenzó a perder importancia su actividad ferroviaria y con ello comenzó el declive del pueblo.

LA BANDERA DE ASTURIAS

La crisis que supuso la invasión musulmana dio al traste con la monarquía visigótica, pero no fue óbice para que continuasen usándose algunos de los símbolos anteriores, entre los que destacan la cruz y el color rojo. No existe documento que precise cual fue la enseña enarbolada por Pelayo (722-737) en la batalla de Covadonga (718). Parece ser que las armas del primer rey de la Reconquista estaban constituidas por un león rojo sobre campo blanco. Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) supone que fue una cruz roja, pero la tradición secular prefiere relatar que Pelayo alzó ante sus tropas una cruz de madera de roble, llamada de la Victoria. Esta cruz fue recubierta de oro por Alfonso III "el Magno" en el 908 y expoliada de la catedral de Oviedo en 1977.

La cruz, signo de los cristianos y de color rojo, bandera real de Ramiro I (842-850), utilizada en la batalla de Clavijo, parece ser la más antigua clasificada. Se encuentra representada como tal en el Tumbo A de la catedral de Santiago, en la misma pintura aparecen también con idénticos signos otras banderas de forma cuadrada que se suponen eran las que hacían ondear las tropas.


Bandera Real de Ramiro I (842 - 850).

La bandera del Principado de Asturias es la tradicional, rectangular con la Cruz de la Victoria en amarillo sobre fondo azul, según se establece en el Estatuto de Autonomía para Asturias, en su artículo 3.1. De los brazos de la Cruz cuelgan las letras griegas alfa mayúscula y omega minúscula, que significan el principio y el fin (la infinita extensión de Dios). La letra omega es minúscula y no mayúscula, porque así se encuentra en las ilustraciones más antiguas que se conocen, como las pinturas de San Julián de los Prados.
El eje vertical de la Cruz de la Victoria está a una distancia de la vaina de media anchura de la bandera. En su forma de gala o respeto, la bandera se confecciona con tafetán de seda con la Cruz de la Victoria de oro y piedras preciosas, mientras que en los demás casos se hace con tejido fuerte de lanilla o fibra sintética, llevando la Cruz de la Victoria estampada o sobrepuesta. En la versión de la bandera "para uso distinto de su colocación en mástil", la Cruz de la Victoria se sitúa en el centro.
El origen de la bandera, aunque no está documentado, se remonta a la época de la invasión napoleónica, cuando la Junta General del Principado de Asturias se declara soberana y crea un ejército para responder a los invasores.
En la Ley 4/1990, de 19 de diciembre se desarrolla la legislación relativa al uso de la bandera, así como sus dimensiones oficiales, lugar de colocación en ceremonias públicas, colores, etc.

Bandera de Asturias "para uso distinto de su colocación en mástil", con la Cruz de la Victoria en el centro, según la ley 4/1990 del Principado.

Bandera de Asturias "en su forma de gala o de máximo respeto, se confeccionará en tafetán de seda [...]", según la misma ley.

Wiquipedia

martes, 9 de noviembre de 2010

HISTORIA DE LOS CEMENTERIOS DE GIJÓN


En el cementerio de la Visitación (que también se llamo de la Atalaya y de Las Cruces, estaba junto a la iglesia Mayor de San Pedro, fueron enterrados mienbros de la clase más pudiente de Gijón, pertenecientes a familias como Alvargonzález, Kelli. Laviada... en nichos y mausoleos, en algunos casos sin distintivo religioso alguno, como prueba de evidente proceso de
secularización, motivado por la procedencia extranjera de algunos pioneros de la industrialización de la ciudad.

En el Libro de Actas Municipales correspondientes al día 4 de agosto de 1.854, que se conserva en el Archivo Municipal de Gijón, vemos la inscripción en latín que figuraba en la puerta del cementerio de La Visitación, se podría traducir por: "Hijo, sobre el muerto derrama lágrimas. Y no desprecies su sepultura". Un aspecto de este cementerio se puede contemplar en una maqueta (reconstrucción ideal de lo que debía ser el Gijón amurallado de mediados del XIX), cuyo original se conserva en el Museo del Ejercito en Madrid. El diario El Comercio del día 27 de marzo de 1.966 reproduce en varias fotografías esta maqueta, donde se distingue el cuadrado cercado del campo santo, junto a la iglesia de San Pedro, en el lugar hoy ocupado por parte de la calle llamada "camín de la fontica" o avenida de La Salle, y por el Centro de la Tercera Edad Cimadevilla (Antiguo Cine San Pedro) en la plaza del Arcipreste Ramón Piquero. Una copia fideligna y muy bien conservada de esta maqueta la podemos ver en la sede de "Gigia", asociación de vecinos de Cimadevilla.

Julio Somoza criticó desde "El Productor Asturiano" (27 de septiembre de 1.875 y 13 de diciembre de 1.976) las malas condiciones de este cementerio, y el hecho de que las familias pudientes de Gijón quisieran ser enterradas en él, a pesar de existir ya el de Ceares.

Fue clausurado definitivamente en 1.893, a los 17 años de entrar en enconamiento - en el lugar llamado "Llosa de los Valientes" - el nuevo y hasta diciembre de 1.999 último cementerio de Gijón: "El Suco". Antes había existido en Gijón el cementerio situado a la sombra de la iglesia de San Pedro, y antes aún, como consecuencia de una epidemia de cólera, otro provisional en lo alto del Cerro, junto a la capilla de Santa Catalina, la más antigua de Gijón y derribada en 1.898.

El cementerio de El Suco, o El Sucu, en Ceares fue inagurado oficialmente el primero de enero de 1.876 - aunque el primer proyecto era de diez años antes, obra de Cándido Fernández - coincidiendo con el despegue industrial de Gijón y su expansión demográfica. Al principio, la superficie de El Sucu era de quince mil metros cuadrados, pero no pasaron muchos años hasta que su extensión se duplicó. Desde el inicio contaba ya con una parcela dedicada a Cementrio Civil, con una tapia de separación y entrada independiente, donde fueron enterrados gijoneses ilustrados, masones, protestantes, republicanos y liberales ( junto a los ajusticiad os, amancebados,suicidas y niños sin bautizar) . Incluso la capilla que en 1.894 se construyó, con planos de Mariano Medarde, y da muy simbólicamente la espalda a esa parcela cívica y heterodoxa secularmente descuidada. Tuvieron que llegar tiempos , relativamente recientes, de libertades para que fuera derribada en Gijón la tapia que separaba los dos cementerios, al menos en parte.

CEMENTERIOS

1.798- Cementerio Antiguo de los rodeos de la iglesia.
1.840- Cementerio Provisional de Santa Catalina.
1.843- Nuevo Cementerio de la Visitación en el Prado de los Llanos.
1.876- Cementerio de Ceares o de El Suco.
1.999- Cementerio de Deva.

El primer documento que se conserva sobre la construcción de cementerios es un voluminoso expediente que data del año 1.821.
Esta pudiera ser la cronología, más o menos exacta, de inaguración de los cementerios que en Gijón hubo, y que puede ser estudiada parcialmente a través de los fondos depositados en el Archivo Municipal de Gijón.

Biblietaca Gijonesa Del Siglo XX- Luis Miguel Piñera.