viernes, 30 de septiembre de 2011

GIJÓN LA CREACION DEL GREMIO DE MAREANTES


un medio de vida de la gente de mar, consistía en acudir rápidamente al encuentro de los buques que se acercaban a Gijón para proporcionarles personal experto y conocedor de la costa que les facilitara la entrada en el puerto, sin peligro alguno. Quien primero se aproximara al barco, se aseguraba una muy apreciable ganancia, pues los buques pagaban con largueza, además de la buena guía y practicaje, el servicio de remolque que les prestaban desde el momento en que las velas no les eran necesarias. Era una faena que daba lugar a verdaderas regatas entre las pequeñas embarcaciones gijonesas.

EL GREMIO DE MAREANTES-
Consecuencia natural de estas actividades pesqueras, han sido las organizaciones que vinieron a poner freno a las libertades y apetencias despertadas en torno al negocio y fijaron normas para una explotación racional. por los siglos 1.200 a 1.500, en casi todo el litoral peninsular, tenía jurisdicción la "Hermandad de las Marismas", de la que dependieron las Cofradías de Mareantes, que adquirieron gran preponderancia, principalmente en los siglos XIII y XIV, y que se regían por un reglamento, común a todos los pueblos del Cantábrico.Creada la de San Sebastián en la centuria últimamente citada, bajo la advocación de Santa Catalina, supónese que de ella fue imitada la fundada en nuestra villa con el nombre, también, de "Cofradía del Gremio de Mareantes de Santa Catalina".

Larga historia es la de este Gremio, tanto por la complejidad de su funcionamiento y Ordenanzas como por la participación que tuvo en la vida oficial de la villa durante muchos años. Por eso hemos de limitarnos a recoger algunas de sus actuaciones.

Realizábase la pesca de la ballena en época próxima al invierno. Salían los arponeros unos ocho días antes de la festividad de Todos los Santos, y se prolongaba su labor por los meses de diciembre, enero y febrero. De la habilidad de los pescadores en el manejo de arpones y sangraderas dependía, naturalmente, la mayor cantidad de apresamientos, lo que daba ocasión a que algunos exigieran mayor pitanza, dando lugar a escisiones, pleitos y multas. Según rezan antiguos papeles, de un ballenato podían sacarse hasta doscientas arrobas de aceite, destinado a usos domésticos y grasas para diversos fines; de sus huesos se hacían muebles y arcos para puertas, y de sus vértebras, sillas y otros pequeños muebles. Venían luego el remate y reparto de las piezas apresadas, operación en que intervenían el propio apresador y un diputado, nunca otra clase de justicia, observándose este acuerdo con tal rigurosidad, que comprobada la existencia de cualesquiera representates de ajena justicia, la operación era declarada nula.En el reparto, la cuarta parte de lo apresado se destinaba a los armadores; el vientre de la ballena, a la capilla de Santa Catalina, patrona del Gremio, como es sabido; un ala era para el pescador y otra para la comunidad, cumpliendo así una costumbre antiquísima. El resto se distribuía en soldadas entregadas a cuantos habían intervenido en las faenas bonándose una soldada entera a los balleneros ancianos y media a las viudas de los marineros agremiados.

Llegó el Gremio a ser una fuerte organización que contaba con un vicario, un médico, mayordomos, diputados, etc., con influencia, además, cerca de los Poderes Públicos, nada propicios en aquel tiempo a amparar en sus derechos a los Ayuntamientos.
Al publicarse una Real Cédula del primer Rey de la Casa de Borbón, Felipe V, implantando las matrículas de mar en todas las costas españolas y disponiendo que se matriculara toda la gente que usara en ellas del arte y oficio de marineros, para servir a los buques de la Armada nacional. Comisionando el cabildo municipal para divulgar la real disposición, salieron pregonero y tambor y se enviaron copias a cada una de las parroquias del concejo. Pusieron los del Gremio el grito en el cielo y se produjo tal alboroto y confusión, que llegó un momento en que se mezclaron grupos de uno y otro bando-agremiados y no agremiados-y todo el barrio se convirtió en campo de batalla, resultando totalmente inútil la intervención de los cuadrilleros de la justicia. Muchos vecinos salieron heridos entonces, lo mismo que en las muchas trifulcas que cada dos por tres se suscitaban.

Reorganizados por los Reyes Católicos en 1.489 y desaparecida la "Hermandad de las Marismas" en 1.511, los Gremios de Mareantes continuaron funcionando durante tres siglos, hasta que se extinguieron en 1.868.

Fuente visitada.
Biografía de la Villa y Puerto de Gijón- Joaquín A. Bonet.

jueves, 29 de septiembre de 2011

TIEMPO DE REPRODUCCIÓN DEL UROGALLO, EL OSO Y DEL TEJÓN


EL UROGALLO:
El urogallo (Tetrao urogallus cantabricus) de nuestra región es el de menor tamaño de los que viven en Europa y una autentica reliquia del periodo de glaciaciones. Su existencia, antes fuertemente castigada por una caza abusiva (afortunadamente hoy prohibida),se ve, en la actualidad, amenazada por el creciente aumento de zorros y jabalíes.
La vida del urogallo en los bosques de alta montaña está supeditada a las condiciones climáticas que imperan en las diferentes estaciones. En el invierno, el alimento disminuye drásticamente y de no ser por el acebo (de cuyos frutos se alimenta y en cuyo follaje se guarece de las ventiscas y de los depredadores) difícil lo tendrían para sobrevivir.

Con la primavera, la vida vuelve a resurgir, la nieve se retira y el alimento del suelo empieza a sustituir al árbol. El arándano reemplaza el acebo y, junto con los brotes, las hojas tiernas y los helechos, forman su dieta durante toda la estación.
Es ahora cuando el Urogallo manifiesta todo su esplendor. Con el celo, los machos exhiben su cola abierta, a la vez que cantan en su territorio, subidos de la rama de un árbol y, luego, en el mismo suelo, con el fin de atraer a las hembras a su cantadero.
Estas exhibiciones, que comienzan al amanecer, se repiten durante 6 u 8 horas diarias, y de forma metódica, en los mismos lugares. Paradójicamente, esta manifestación de amor, destinada a perpetuar la especie, estuvo a punto de acabar con su existencia, ya que, en el momento de ejecutar su canto, alcanza una especie de clímax en el que no presta atención alguna a lo que sucede a su alrededor; así, cuando su caza estaba permitida, el más incompetente de los cazadores podía abatirlo fácilmente, disparándole varias veces, si no acertaba a la primera. Afortunadamente, su caza se prohibió y, poco a poco, la especie se va recuperando.
Alcanzan el celo por fotoperiodo. Independientemente de las condiciones climáticas que reinen, lo que realmente influye en su ánimo es la presencia de las hembras en el cantadero, y cuando esto ocurre, poco importa que nieve o granice: nuestro galán arrebatado cantara hasta la extenuación.
Los combates en las zonas de los cantaderos son frecuentes; antes de tener lugar éstos, se produce una exhibición de pavoneos y reverencias que, si no tiene exito, acaban en fuertes peleas a picotazos y con ambos combatientes seriamente heridos, sobre todo en la cabeza.
La hembra asume, en este periodo, todas las responsabilidades de la reproducción. Mientras que el macho es todo colorido y exhibición, la hembra es todo lo contrario: su plumaje es pardo, marrón y sumamente críptico, ideal para pasar desapercibida.
Los pollos son nidífugos y, a las 24 horas de nacer, abandonan el nido siguiendo a su madre, que los conduce a los prados alpinos, donde crecen los piornos y los rododendros que utilizan para esconderse, a la menor sensación de peligro, clavándose materialmente en el suelo.

El otoño es una época de transición, aunque presenta la curiosidad de que los urogallos, con su plumaje recién estrenado, entran en celo. En este periodo no se han observado copulas y las hembras parece que no se prestan demasiada atención a estas exhibiciones; sin embargo, a nosotros nos sirven para no olvidarnos de uno de los espectáculos más extraordinarios de nuestros bosques: el canto de ultimo romántico, el urogallo.

EL OSO:
Lo Primero que llama la atención, aparte de su extraordinaria fortaleza, es la pequeñez de sus ojos, al menos en comparación al tamaño de su cabeza. Después sus orejas cortas y redondeadas, y por ultimo sus fuertes garras y poderosos colmillos. Su peso en los ejemplares adultos, puede llegar fácilmente a los 180 Kgs y su altura a los 2 ms. Con estas condiciones se entiende que no tenga enemigos naturales, salvo el hombre.
Al ser omnívoro, su alimentación es rica y variada, pero de algún modo, también le obliga a buscar un hábitat donde el alimento sea abundante, por lo que prefiere los bosques espesos y tranquilos, en los que recorre decenas de Kilómetros para encontrar los frutos, bayas, setas, insectos anfibios, pequeñas aves, miel, incluso carroña, que suelen componer su dieta. También es por todos conocida su habilidad para pescar, sacando con gran maestría las truchas y salmones a la orilla de un zarpazo, si bien en nuestra región no es frecuente poder observar en tal menester. Su sentido más agudo es el olfato, que compensa su corta vista. Su oído es notable y, a decir de los pastores, su memoria es formidable. Durante los meses de Junio y Julio, la hembra entra en celo y los machos, atraídos por su olor, disputan fuertes peleas por su posesión, en las cuales, uno o ambos combatientes, pueden resultar con grandes heridas, o bien acabar con la muerte de uno de ellos.

Una vez terminado el combate, el macho persigue a la hembra; sin embargo, esta no siempre acepta al pretendiente de buen grado, por lo que con gestos y amenazas le obliga a cortejarla, las más de las veces, durante varios días. Después de las cópulas, que se llevan a cabo en una semana, el macho abandona la hembra ésta en solitario, se alimenta copiosamente, buscando le mayor aporte de grasas. Con las primeras nevadas del otoño, la osa buscara una cueva, normalmente poco profunda, que recubrirá de musgo y hojas secas, y allí pasara el invierno, aletargada, alimentándose de las grasas acumuladas, y parirá una cría, por lo general, aunque pueden tener hasta tres. La cría nace sin pelo y totalmente desvalida, si bien coge peso rápidamente y, cuando llega la primavera, ya acompaña a su madre, abandonando la protección de la cueva, para enfrentarse a un futuro muy incierto.

EL TEJON:
Conocido en Asturias como melendru , EL TEJON (Meles meles ) es uno de los mustélidos más singulares de nuestra fauna . Perseguido durante mucho tiempo por su piel y por los destrozos que causa (sobre todo en los maizales), su población actual ha mejorado notablemente dado el progresivo abandono del campo y la proliferación de fibras sintéticas que reemplazan los usos de su piel.

De tamaño mediano (entre 10 y20 Kg. de peso y unos 80 cm. de largo), su aspecto es pesado y torpe, aunque no lo sea en absoluto. Su cabeza triangular, de color blanquecino, está adornada con dos listas negras que le cruzan los ojos a modo de antifaz. Sus ojos y orejas son pequeños ( son animales que viven subterráneos) y su piel está cubierta de un grueso pelo color grisáceo, largo y fuerte( con él se hacían antes las brochas de afeitar).Las patas, mas, negras tienen unas uñas fortísimas con las que excava complicadísimas madrigueras. Con estas uñas, y con una dentadura más que notable, apenas tiene enemigos naturales, lo que le hace muy rutinario cuando sale a buscar su alimento: raíces, frutos, lombrices, insectos, roedores, pequeñas aves y huevos.
Tiene un gran poder para acumular grasas, lo que le permite permanecer en la madriguera grandes temporadas, al menor indicio de peligro o cuando los campos están nevados.

Los amores de los tejones comienzan con el inicio de la primavera y siempre van acompañados de fuertes peleas, ya que la hembra rara vez se presta con facilidad a los galanteos del macho. Las crías, en numero de 2 a 5 ,Nacen después de una gestación de 7 semanas, siendo amamantadas durante algo más de 2 meses, tiempo en el que la hembra no abandona ,prácticamente, la madriguera. Pero si nos detenemos a pensar en este ciclo, veríamos que las crías nacerían en el verano, y que, durante el invierno, justo en la época de su vida en la que más alimento necesitan para desarrollarse, difícilmente podrían encontrarlo. ¿Entonces como se resuelve este problema ?La solución que aporto la naturaleza fue la implantación diferida. Es decir, el óvulo fecundado no se implanta en el útero hasta el momento oportuno, pudiendo retrasarse incluso un año, hasta que las crías puedan nacer en la primavera, cuando el alimento es más abundante, para crecer y convertirse en los enmascarados de nuestros bosques.

Fuente visitada.
asturiasnatural.com

martes, 27 de septiembre de 2011

EL PAN EN ASTURIAS


la panificación o forma de hacer el pan ha venido conservando su carácter primitivo desde épocas muy remotas. La harina o "farina", una vez había sido peñerada con el "cedazo" se depositaba sobre la "artetsa"; se hacía un hueco en el centro del montón a guisa de cráter, la "corra", y se echaba agua templada o "quebrada" sobre la misma, con un tiento ya requerido, desliendo en ella la sal y el "furmientu" o levadura. El agua no debía estar más caliente de lo aconsejado pues "rabiaba" la levadura y por tanto su fermentación se haría incompleta. Si la cantidad de agua vertida era insuficiente, la harina se decía que "amazacotaba".

Después se iba amasando lentamente hasta que empezaran a salirle burbujas o "vexigas". Se decía que el pan, entonces, estaba "ciscando". La masa resultante de este amasado o "pastón", se dejaba fermentar o "cheldar", junto al calor del "llar" en la cocina, cubriéndola totalmente con una manta. Cuando la masa "levantaba" comenzaba a abrir o "arregañar" Se decía entonces que estaba a punto el "clelde". Se cortaba la masa en trozos y se les daba la forma requerida. Eran las "fogazas" u hogazas. Se colocaban sobre el extremo de la pala, con un mango largo y una tabla en su extremo bien adosada, y se introducían en el horno o "fornu" que estaba ya a punto para recibir la masa. Siempre se iniciaba este proceso, por su parte más externa o posterior, "lo cabrero". Periódicamente o transcurrido un tiempo, por la panadera considerado como el prudente, se iban las panchas cambiando de lugar y se les daba la vuelta con una pala "forcona". Al conjunto de estas panchas o panes se le conocía como una "fornada". El horno o "fornu", no debía estar ni poco ni muy "arroxau" (caliente) ya que el pan podía entonces cocer o quemar ("entetomar"), según el caso.

Se rezaban, antes de meter los panes en el horno, un padrenuestro y un avemaría y se recitaban conjuros a los santos como el siguiente: "que Dios lo poco lo Güelva muncho" y "a San Floirán, pa que saque bonu´l pan". Después se volvía a rezar otro padrenuestro, otra avemaría y una salve.

Si el pan era de harina de escanda se le llamaba "pan d´escanda" o de "sucu", y según la forma y tamaño del mismo se le denominaba:
"Bolla": Que era un pan de forma aplastada y redondeada a un tiempo. También era conocida por este nombre, la rosca amasada con harina y mantequilla.
"Pegarata" o "bolla": Hecha con huevos cocidos se solía hacer durante los días de la "Pascua".

"El bollu Preñau": Se amasaba y cocía con tajadas de carne, tocino y chorizo en su interior.

"El Bollu" o "bullu": Era un pan que tenía tres o cuatro prominencias salientes.

"La Pamesta". Era un pan de baja calidad; se le daba al ganado.
El pan de maíz era conocido como "La Boroña" o "Borona". También eran muy frcuentes los "tortos de maíz". Para prepararlos se colocaban éstos a raíz, sobre los ladrillos del hogar del "fornu" y sobre los "tortos" se iban colocando hojas de berza húmeda, hojas de castaño, retazos de hierba verde y sobre todo ello se vertía la ceniza. Con el calor del hogar y el producido por los demás comburentes, la torta se iba cociendo lentamente o "zumbando", permaneciendo en este estado durante seis u ocho horas. (O bien desde la noche hasta el amanecer)

Otro de los platos que se consumían con la harina de maíz eran las conocidas "fariñes", "farrapes" o "papas". (Estas últimas, eran así conocidas en Cangas del Narcea Y otros concejos del occidente asturiano). Se iba hirviendo la "fariña" con la "cuchar" de "facer les fariñes", y revolviendo su masa hasta que está no tuviera grumos. Se vertía sobre un plato o cuenco y se le echaba, para condimentarlas, bien mantequilla, grasa de cerdo o aceite o leche de vaca. Raramente se le añadía o echaba azúcar, producto éste muy escaso y costoso. En los puertos y brañas se cocía sólo con leche y eran conocidas como "el cuizu" (La miel sustituía al azúcar en la inmensa mayoría de los casos).

Fuente visitada.
Asturias desde el recuerdo- Miguel Ángel García Lado.

lunes, 26 de septiembre de 2011

LA FÁBRICA DE MIERES-1.884-


FÁBRICA DE MIERES: En el extremo Norte de la vega, en una angostura que los montes forman y á unos tres kilómetros de la estación de Mieres, inmediato á la de Ablaña, se alza, en la orilla derecha del rio, el gran establecimiento industrial, que ha hecho famoso el nombre de la villa y que se llama Fábrica de Mieres. Todos los viajeros de Asturias, los de las antiguas diligencias ayer, los del tren hoy, recuerdan y ponderan aquel espectáculo fantástico que la fábrica ofrece por la noche, cuando de repente y desde lejos se ven fulgurar hileras de grandes luminarias en la ribera y en los hogares del cok, en los colosales hogares de los talleres y altos hornos y en las cimas de las empinadas chimeneas, relampagueando entre nubes de vapor y de humo. Pero tan pasajero recuerdo nada significa, comparado con el de la visita á la renombrada fábrica. Puede esta efectuarse, ó desde Mieres, subiendo la pintoresca carretera, ó desde Ablaña, pasando el puente. La vía férrea, de iguales dimensiones que la general, circunda y sirve con sus carriles á todo el establecimiento. En su magnífico conjunto, extendido por el negro suelo, al pié de las verdes laderas de Las Piezas que hoy sustentan todo un pueblo de obreros llega el curioso á ver, á la izquierda, entrando desde Mieres, las oficinas, la dirección, la sala de dibujo y museo de proyectos y obras; á la derecha, los tres altos hornos cilíndricos de 18 metros de altura, rodeados en su base de una corriente constante de agua, las poderosas máquinas soplantes, estufas y bombas y los pisos de obtención del hierro moldeado. Al frente, la primitiva y curiosa casa de la máquina soplante; á su izquierda el gran taller de pudlado, con 28 hornos del sistema Boetius; más adelante los talleres de refinos y laminación, con seis hornos y tres poderosos trenes, grande, mediano y chico. En frente á ellos, los bien ordenados almacenes de toda clase de efectos para la fábrica y los obreros, y que contiene existencias por valor de más de cuarenta mil duros; al lado opuesto la carpintería y el Museo de modelos, admirable y riquísima colección de ejemplares, que por sí solo forma una verdadera escuela de tipos de fundición; los tres extensos talleres de fraguas y ajuste; enfrente, el taller de montaje de puentes y calderas; el curioso aparato de remachar, de agua comprimida, las calderas; la dinamo Gramme para el alumbrado eléctrico de los talleres; la fábrica de ladrillos refractarios; la capilla; los aparatos lavaderos del carbón, de diversos sistemas, y en fin, en el extremo de la fábrica los dos grupos de hornos de fabricación del cok, 40 del antiguo sistema Smet y 30 del sistema Ibran, en medio de grandes montones de combustible ya fabricado.

Supónganse todos estos centros en continuo atronador é infernal movimiento, imagine el lector mil doscientos obreros agitándose entre este encendido telar de fuego, trabajando sin cesar de noche y de día y llegará á formarse una confusa idea de lo que la fábrica es en realidad. Aquí no caben estéticas descripciones. La poesía de la industria son los números. He aquí, pues, condensado una parte del poema de Mieres:

La fábrica ocupa una superficie de 240.000 metros cuadrados; tiene 24 máquinas de vapor, con 38 calderas y 750 caballos de vapor de fuerza. Consume 35.000 toneladas de carbón, 25.000 de cok, 16.000 de fundentes y 33.000 de mineral de hierro. El carbón procede de las minas Nicolasa, Mariana y Corujas, del concejo de Mieres; de la de Santo Firme, concejo de Llanera, y de las de Sama, Candín, y Llascaras del concejo de Langreo y Siero, que ocupan 5.772 hectáreas y que producen 144.000 toneladas. El hierro se extrae de las minas de Villaperez, Naranco, Boquerón y Grandola, próximas á Oviedo, y de la de Aguilero en Aviles, siendo la primera la que da mayores cantidades para el consumo. Todas son propias de la Sociedad, la cual compra además unos siete millones de kilogramos de hierros, procedentes de Vizcaya, de Somorrostro y Ollargan. Produce la fábrica: 10.500 toneladas de hierros laminados; 300 de martillados; 12.500 de lingote, y 13.300 de hierros bastos. Ha construido en 1882, 29 puentes, y ocupa en sus minas y fábricas 2.300 operarios.

Fue creado este establecimiento en 1848 bajo la dirección de M. T. Lambert; pero la falta y dificultad de las comunicaciones, y la pobre explotación que se hacía de hierros y carbones, hizo malograr los primeros trabajos, en los que se emprendió la tarea nueva en España de obtener la fundición de hierro por medio del cok. Veinte años después el entendido y emprendedor hombre de negocios Don Numa Guilhou se hizo cargo de ella, desarrolló en grande su marcha industrial, y, gracias á la apertura de la vía férrea de Lena á Gijon logró ponerla en grandes condiciones de producción. Para que estas arraigaran y tomasen verdadera importancia, constituyó en 1878 la Sociedad Fábrica de Mieres, cuya presidencia lleva. Entonces empezó una gran campaña científico-económica, que triplicó los productos, que unió todos los criaderos de carbón y hierro con la vía general, que consiguió utilizar equitativamente la mala calidad de los hierros silíceos asturianos y que metodizó la extracción y uso de los carbones, según su diversa calidad, tarea esta última no muy difícil, dada la variedad y riqueza de los yacimientos en cuyo centro está la fábrica emplazada.

Fuente visitada.
xtec.es

domingo, 25 de septiembre de 2011

EL ORIGEN DE LA GAITA


No se conoce con claridad el origen de la gaita, el conocimiento que tenemos de su aparición es anterior al cristianismo. También se cree que, posiblemente, tuvo su origen en un ambiente pastoril, al añadir a una flauta o caramillo un odre de piel de cabrito, cordero u otro animal. La definición del vocablo “gaita”, viene del gótico gaits, que significa cabra, ya que de la piel de este animal se realiza el fuelle de dicho instrumento (aunque el término aún no está muy demostrado).

Las primeras representaciones de la gaita asturiana que se conocen en Asturias son las de un capitel de la iglesia de Plecín, el la localidad de Alles (siglo XIII), y en un capitel de la iglesia de Santa María de la Oliva, en Villaviciosa (siglo XIII).
En el Libro de la Regla Colorada, que se encuentra en la catedral de Oviedo y data del siglo XVI, aparece una miniatura con un conejo tocando la gaita. También, en la sillería gótica del coro de dicha catedral (siglo XV) están representados otros animales gaiteros, como caballos o jabalís.

En Asturias la gaita se empleaba, primero para festividades y celebraciones paganas y posteriormente, con la llegada de cristianismo, la iglesia asimiló los elementos musicales de la cultura autóctona y los introdujo en la liturgia, como acompañamiento en misas, procesiones e incluso entierros.

Ya a partir del siglo XVI hay gaiteros profesionales, constatado por los Libros de Fábrica de las parroquias de Asturias. Finalizado el siglo XIX, la gaita adquiere un gran auge. Surgen los gaiteros más famosos en la memoria de mucha gente: Aladino’l d’Amandi y el Gaiteru Llibardon. Este último participó en la Exposición Universal (EXPO) de París en 1889 representando a España en su pabellón, y más tarde grabó en Milán el primer disco de Gaita Asturiana conocido.
En el presente siglo la gaita perdió paulatinamente su importancia y sólo se mantuvo gracias a la afición y a la vocación de unos cuantos gaiteros. Entre ellos podemos citar a José Remis Ovalle, que obtuvo el título del Gaitero Mayor de España (Titulo que concedía el Rey de España al mejor gaitero del país en su época) o a José Antonio García Suárez, el Gaiteru Veriña.

Contra lo creído por mucho tiempo los gaiteros en Asturias no eran pocos a lo largo del siglo XX, sino que había pocos gaiteros de renombre, se contabiliza de uno a dos gaiteros por pueblo.

La gaita Asturiana de hace un siglo tiene multitud de formas, en función del constructor, pero la gaita de la cual la gran mayoría de las actuales copian la estética y afinación, es la de Cogollu.
La gaita asturiana tiene una variante en la zona occidental de Asturias, la cual es una mezcla entre la gaita gallega y la asturiana.
A comienzos de los años 80 un resurgir hizo recuperar y que la gaita asturiana llegase a su máximo esplendor, gracias a gaiteros como Xuacu Amieva y Pedro Pangua. Se construyen gaitas con nuevas técnicas, entre ellas la utilización de Gor-Tex, sustituyendo el fuelle de cabritu, esto es utilizado por algunos de los constructores de hoy en día. Aparecen las bandas de gaitas, se introduce el solfeo en el aprendizaje, aparecen Métodos de aprendizaje, grupos Folk.

Fuente visitada.
viajaraasturias.com

viernes, 23 de septiembre de 2011

EL DULCE OTOÑO DE ASTURIAS


Escrito por Luis Antonio Alias:

Entra y nos trae pomaradas y viñas con el fruto en sazón, pescados que sustituyen honrosamente al bonito y la sardina, matanzas provisorias, magüestos festivos, huertas densas y mesas opulentas

Hoy entró oficialmente el otoño.
Pero llevamos unas cuantas semanas sintiéndolo: los días se acortan, las noches se prolongan, la luz solar se torna oblicua y picajosa y la manga larga impone su presencia. Estamos, igual que con la primavera, en una estación vital, fértil, renovadora y de transición; si aquélla va del frío del invierno al calor del verano despertando los sentidos, ésta pasa del calor del verano al frío del invierno dándoles su mejor sazón.

Una representa la juventud, otra la madurez; una la fuerza, otra la sabiduría; una el derroche, otra el ahorro previsor; una el rosa verdeante, otra el amarillo dorado; una la siembra y la poda, otra la siega y la vendimia: «Mucha flor en primavera, buen otoño nos espera» –dicen los agricultores, estableciendo así un puente sobre la calima veraniega.

El calendario agrícola del Panteón Real de León, cenit de la pintura altorrománica europea, representa al mes de septiembre con un vendimiador cosechando uvas, al de octubre con un ganadero recogiendo bellotas para su piara y al de noviembre con un carnicero ejecutando la matanza; diciembre queda reservado para banquetes y fiestas: cuatro escenas vigentes mil años después. Los asturianos recogemos en otoño el maíz, enriestramos panoyes en alegres esfoyazas y amasamos ricas boroñas. Al mismo tiempo, vareamos y guetamos castañas que protagonizarán magüestos asadas en tambor o sartén. Y la sidra del duernu anunciará el inicio de una nueva y prometedora temporada, mientras los carros de bueyes, transformados en camiones, viajan de las pomaradas a los llagares, intensamente arrumados con perfume de magaya. Y en el suroccidente, entre el Narcea y el Navia, la nueva vendimia avanzará remocicamientos y refinamientos a su vino monástico.

En otoño el corral –pites, pollos, pichones, pavos, capones pulardas– pide desplume y guiso. Por las cuadras de los valles y de las montañas los gochos, xatos, vacas y corderos andan en su mejor sazón. Las escopetas cobran corzos, jabalíes, codornices, perdices y becadas. Los rastrillos, pinzas, picos, ganchos, cuerdas y nasas para recoger ostras, almejas, mejillones, langostas, langostinos, centollos y percebes se mueven ligeros y productivos. Y las rulas exponen, en cambiantes proporciones según la jornada y la marejada, pixínes, besugos, merluzas, meros, salmonetes, barbos, rayas, lenguados, rodaballos, peces espada, bacalaos, chipirones, calamares, pulpos y un largo etcétera marinero.

¿Y la huerta? De la rama al surco la tierra estalla en generosidades: manzanas, peras, melocotones, plátanos, granadas, kiwis, naranjas, mandarinas, limones, membrillos, frutos del bosque, almendras, las señaladas castañas, nueces, avellanas, lechugas, tomates, cebollas, pimientos, grelos, coles variadas, berenjenas, nabos, puerros, zanahorias, patatas, y el retorno pujante y eufórico de las también primaverales setas. En definitiva, el otoño «si enllena la masera y enllena la panera faenos pasar l’ inviernu de la meyor manera».

Higos Miguelinos:
Los trae San Miguel Arcángel. Atentos a su breve plenitud. Si se cogen inmaduros, así quedan, mientras que pasados pudren de inmediato. Tres detalles delatan la sazón: cuello de ahorcado, ropa de pobre y ojo de viuda, lo que significa un rabo seco, una piel arrugada o rasgada (aquí el defecto es virtud) y una gota de látex quita verrugas rezumando en la base. Grandes, carnosos y melosos, ganan en popularidad a los sanxuaninos, de menor tamaño y dulzor.

Piescos:
Melocotones pequeños, feos, manchados, irregulares y deliciosos que nos llegaron del Oriente en tiempos remotos: dícese que deben su nombre a Perseo de Macedonia, rey que mandó plantarlos por todo el Mediterráneo. Los que del Levante hispano saltaron a los valles de los astures terminaron creando una variedad propia y única que en boca o aplicación dulcera literalmente embelesa. Y en vez de cultivarlos y darles denominación, los ignoramos.

Castañas:
El veranillo de San Martín, hacia el 11 de noviembre, coincide con el ‘vientu les castañes’. Hay que ir a la gueta, vareales, pañales, apilales en corrinos de piedra para que salgan del punzante oriciu, pelales y mayucales al calor del llar; que sequen y nos engorden potes, leche y fariñes, o elaboremos purés, cremas, mermeladas, dulces y el regio marrón glacé. Eso sí, recién recogidas y asadas convocan magüestos festivos con sidra del duernu, gaiteros y mucha folixa.

Manzanas:
No sólo sidreras, también de mesa. «Cenar una manzana con monda da sueños agradables y cura el histerismo», decía el sabio Padre Feijoo. ¡Que la carapanón, la tartalla, la reineta, la mingán, la garciasol, la chata, la pumarón, la esperiega, la florina o la rosalisa, entre otras que aruman, colorean y doblan nuestras pomaradas, retornen al frutero, al horno, al dulce y a la tarta. Por una de ellas perdimos el paraíso, pero por todas ellas vivimos en el Paraíso.

Setas:
Los asturianos, desde hace dos o tres décadas, tenemos superado en negro capítulo de nuestra tradicional micofobia. ¡Neñu, non toques eso que ye cagayón de diañu! –nos gritaban cuando veíamos boletus edulis. Ahora, sean níscalos, trompeta de los muertos, senderuelas, pleurotus ostriformes, rebozuelos y el resto de suculencias nacidas al calor del sotobosque y las hojas muertas, seducen a la plancha, la sartén, la cazuela, el revuelto y la guarnición. O en fabada.

Tomates:
En septiembre y octubre dan lo mejor de sí mismos. Al menos los de huerta asturiana, que salen grandones, irregulares, con lóbulos y brotes en forma de verruga. Ya sabemos que las huertas llariegas no se esmeran en estéticas y presentaciones. ¡Pero en sustancia y sabor dan lo mejor! Grandes, carnosos, de pulpa encendida, más ácidos que los meridionales, aunque con golosos dulzores sublimando el resultado, en nada envidian a los aristocráticos kumato o raf.

Avellanas:
No había romería sin la vieyina que vendía cucuruchos de avellanas. Y con avellanas se elaboran los famosos Carajitos del Profesor, que han dado fama repostera y literaria a la villa de Salas, además de sopas, pastas, rellenos, dulces, licores... Hasta las exportamos por toneladas a británicos y holandeses, por lo que nos alimentaron con sus aceites esenciales y sus divisas. Entonces, ¿por qué aparte de la fiesta que celebra Piloña en octubre también las olvidamos?

Lubinas:
Salvajes, por supuesto, que las de piscifactoría sólo se parecen. Aunque bastante caras, siempre las comimos, y si la economía flaqueaba los panchinos, sus hermanos pequeños nadaban al alcance de cualquier bolsillo. Pero en los años ochenta del siglo pasado, al volvernos gastrónomos exigentes y cosmopolitas, se hizo plato de pasión y codicia. Pues según las temperaturas bajen, aumentará su apetito, su capa grasa, su peso y su jugosa y blanca finura.

Salmonetes:
El de fango posee atractivos más que suficientes, y hay quien aprecia el residual gusto a mofu. Pero para la mayoría el perfecto –suave, jugoso y amariscado– debe ser de roca, pescado a palangre, vivo de colores (tierra y rosa fuerte) con banda rojo oscuro del ojo a la cola y tres líneas amarillas en los lomos. De grasa azul, la mejor, no puede faltar en las calderetas de Don Calixto, o con fritura sabia de oliva, si bien el arroz que apadrinan pasma y subyuga.

Queso Gamonéu:
El gamonéu es superlativo. Pena que su proyección y demanda se vea frenada por una producción necesariamente limitada y un precio lógicamente elevado. En las vegas y majadas de los Picos de Europa pertenecientes a Onís y Cangas, la leche de casinas y carreñas, en mezcla con la de cabras y ovejas, están ahora mismo tornándose cilindros de de pasta blanca y ahumada con vetas verdiazules de penicilium que llegarán al mercado al caer las primeras heladas en las cumbres.

Fabas:
Aunque cada cosecha marca sus propias normas según el tiempo rija su desarrollo, la excepcional faba vernácula se planta en primavera y se recoge en otoño. Claro que al tomarla oreada y seca, nunca falta el saquín que nos permite, según la acertada definición de Antón Rubín, cocerlas y echarles un cerdo encima. O unas almejas, un corzo, una gallina, un rabo de toro, marisco o cualquier otra herejía, que fabada solo hay una.

Matanza fresca:
San Martín, el 11 de noviembre, iniciaba la matanza del gochu. Un trabajo en el que cada familia contaba con el resto de la aldea para el sangrado, eviscerado, picado y despiece del animal que proveía carne salada y ahumada todo el invierno, del jamón al unto y del chorizo a la uña. Tras la ingrata labor, los anfitriones celebraban y agradecían el buen fin con picadillo de chorizo y lomo o adobo fritos. Y, además, tortos de maíz y sidra asgaya.

Cebollas rellenas:
Están las de San Andrés del 30 de noviembre en El Entrego, que movilizan a toda la cuenca minera y comarcas vecinas. Y están las que podemos hacer con algo de maña y paciencia en la cocina propia con las otoñales, prietas, picajosas y salutíferas cebollas patrias. Al ahuecarlas, rellenarlas de bonito o carne migados, sofritos y sazonados, taparlas y guisarlas lentamente se convierten en esferas tiernas, claras, melosas y gozosas.

Turrexes:
Un dulce primordial en Todos los Santos, fiesta siamesa de los Difuntos (1 y 2 de noviembre) que recuerda a los muertos y endulza a los vivos. Y un dulce económico y delicioso cuya base, pan reaprovechado, ofrece con otras llambionas presencias otoñales (borrachinos, escaldao, miñuelos) una muy interesante alternativa para estos tiempos de crisis y ahorro. Y que no falte el chocolate de chocolatera, al revés que la verdad bien espeso.

El desarme:
Cada 19 de octubre celebra un ritual la capital del Principado que ha terminado extendido por toda Asturias. Incluso Gijón ha olvidado rivalidades ante los suculentos garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche. Si un menú tan descomunal permitió a los liberales desarmar a los carlistas ‘fartones’ y adormilados, ahora, quienes aún tengan trabajo, planifiquen la efusión calórica, que la siesta es imprescindible.

Fuente visitada.
gastronomia.elcomercio.es

jueves, 22 de septiembre de 2011

EL REINO DEL CALAMAR GIGANTE



El misterio anida en el reino del calamar gigante, pero los científicos del buque oceanográfico Vizconde de Eza han hecho su aportación para descifrarlo. El barco del Ministerio de Medio Ambiente acaba de finalizar el mapa de las depresiones del cañón submarino de Avilés, que llegan a alcanzar profundidades de hasta 4.800 metros. “Es como El Colorado sumergido en el mar”, afirma con un ejemplo gráfico Javier Cristobo, investigador que participó en la exploración de este enigmático espacio subacuático en el que habita el tenebroso cefalópodo y especies animales desconocidas aún para los biólogos.
Esta descomunal depresión constituye uno de los ecosistemas más extraordinarios de la plataforma del mar Cantábrico, donde se encuentran ambientes esenciales para los reproductores de importantes especies de interés comercial, como la merluza y el rape, que soportan las pesquerías en los caladeros situados en la plataforma circundante.

Antes del Vizconde Eza otras misiones probaron también suerte. La expedición Kraken trató de localizarlo y de filmarlo vivo, sin éxito. “Incluso National Geographic ha hecho algunas incursiones en otras partes del mundo pero sin resultados, y sigue siendo una gran incógnita científica”, afirma Cristobo, quien destaca que, pese a todo, “ésta es una de las zonas donde los calamares gigantes suele aparecer con más asiduidad, flotando en las aguas cuando se mueren o varados en las costas”.
“Un río submarino” “Pero no basta con tener la logística y la tecnología; dar con él es casi como buscar una aguja en un pajar”, añade Cristobo, que además de investigador científico es director del Oceanográfico de Gijón.
“El cañón de Avilés hay que entenderlo como el lecho de un río submarino. Para hacernos una idea sería como el Gran Cañón del Colorado, pero hundido a distintas profundidades. La cabecera del cañón tiene unos 200 metros de profundidad, pero a medida que avanza hacia el noroeste va hundiéndose más con distintos canales y ramificaciones y en la desembocadura de esa especie de río, ya en la plataforma abisal, llega a los 4.800 metros”, explica.
“Se trata de una orografía espectacular porque a pocos kilómetros de la costa ya nos encontramos grandes llanuras abisales de 4.500 metros de profundidad”, destaca.
Por otra parte, el litoral asturiano concentra la mayor biodiversidad de cetáceos del Cantábrico, siendo las especies más abundantes los delfines común, listado y mular y el calderón común, cuyas principales poblaciones habitan en las profundidades del cañón de Avilés, donde comparte hábitat con el emblemático calamar gigante.

Abordo del Vizconde de Eza han estado quince biólogos de los centros oceanográficos de Gijón, La Coruña y Santander (todos ellos del Instituto Español de Oceanografía), que acaban de finalizar una exploración en este buque, en la que han cartografiado todo el Cañón de Avilés para configurar un mapa de la orografía de esta gigantesca depresión submarina que comienza a unos 15 kilómetros de la costa avilesina y cuya máxima profundidad se alcanza a unos 35 kilómetros.
Ésta es la tercera campaña científica que se realiza en este singular paraje, tan rico en biodiversidad que se convertirá en una de las áreas marinas protegidas de España. El Vizconde de Eza lo ha explorado a fondo para captar sus dimensiones exactas, sus recovecos, y para buscar nuevas especies que lo habitan. Para recoger toda es esta información, los científicos han utilizado entre otros artilugios un trineo fotogramétrico, capaz de grabar imágenes a un metro del suelo y tomar fotos cada 30 segundos.

También utilizan redes para capturar especies del fondo, que luego analizan en los laboratorios del barco. Los suelos arenosos y los fangos se extraen con “una draga que baja en vertical para coger pequeñas muestras” y para las rocas se utiliza otro aparato específico, pormenoriza Cristobo, que participa también en el proyecto Indemares, en el que una decena de entidades de referencia en el ámbito marino estudian un total de 10 áreas costeras en España. El objetivo es completar la identificación de la Red Natura 2000.
En el cañón de Avilés, el Vizconde de Eza ha terminado su misión. Los científicos elaborarán con los datos recogidos un mapa de su morfología, de los ecosistemas submarinos que hay en cada zona de la gran depresión y las especies que lo habitan, pero de momento, no podrán desentrañar el enigma sobre el misterioso inquilino de sus profundidades.

Fuente visitada.
lavozdeasturias.es

EL CAÑON DE AVILÉS


El denominado Cañón de Avilés es un valle sumergido descomunal, que atraviesa transversalmente la plataforma y el talud, situándose de forma oblicua a la línea de costa y a poco más de 7 millas marinas (menos de 15 Km.) mar adentro desde la bocana de la ría de Avilés. Podemos encuadrarlo entre el Cabo de Vidio, concejo de Valdés, y el Cabo de Peñas, perteneciente al de Gozón. Se sumerge hasta cerca de 5 k. de profundidad y es el más profundo del mundo, avanzando desde los 140 metros sobre la plataforma, hasta los 4.750 metros en la base del talud. Está considerado a nivel mundial, como el tercero más importante, situado en las cercanías de la costa. Su anchura es de 32 kilómetros y se formó a consecuencia de la influencia de la la falla «Ventaniella», línea abierta que viene del Puerto Ventana, situado en la cordillera Cantábrica, y que se desdibuja en las profundidades marinas del golfo de Vizcaya. En esta falla se pueden provocar movimientos tectónicos y por tanto es una zona considerada sísmicamente activa. En el mismo Avilés los seísmos apenas alcanzan el grado 3 de la escala de Richter, esto quiere decir que son prácticamente imperceptibles.

HÁBITAT, ESPECIES Y PRESIÓN PESQUERA.

La influencia de esta falla se hacen patente al llegar al mar, dadas sus connotaciones… a apenas 200 metros del final de la plataforma continental comienza el descenso hacia la llanura abisal y, a ocho millas de la entrada de la ría, se alcanzan profundidades de 4.000 metros. Así pues la luz desaparece a tan solo cincuenta metros de profundidad, la zona afótica. En esta zona, a consecuencia de las singulares corrientes marinas que se generan, a consecuencia de este cañón, se genera una cadena alimentaria más que interesante, llamada a la que acuden los cachalotes (concentra la mayor biodiversidad de cetáceos del Cantábrico) y en la que se desarrollan los denominados kraken o calamares gigantes (Architeuthis Dux y Taningea Danae), Calamar gato (tiene uñas en lugar de ventosas y dos órganos fotóforos) y otras raras especies extraídas como rapes albinos, bogavantes de tres pinzas o tiburones anguila... verdaderos monstruos marinos. Corales y flora marina que difícilmente se encuentran en otras latitudes se hacen aquí presentes. Actualmente sólo tres puntos del planeta son referencia de avistamientos de estos monstruos marinos, Nueva Zelanda, Japón y la costa asturiana. Son más que abundantes los avistamientos de delfines comunes, listados y mulares, zifios, rorcual aliblanco, cachalote pigmeo, así como la presencia del calderón común.

La propia geografía a alterado la hidrodinámica en esta zona, ya que las corrientes marinas de Avilés son muy distintas de las de Gijón, sirva como ejemplo. En invierno las corrientes en el Cantábrico toman como dirección Francia y, en verano, sucede lo contrario; parten de Francia y se dirigen al océano Atlántico. Lo habitual es que durante la época estival se agoten los nutrientes, sin embargo, cuando se alcanza el cañón de Avilés no sucede esto. Se ha observado que aquí se mezclan las distintas capas con suma facilidad y se genera una cadena trófica más rica. A consecuencia de esto se diversifica la floración de algas y la presencia de numerosos nutrientes convirtiendo esta zona en uno de los ecosistemas más extraordinarios de la plataforma del Mar Cantábrico. Aquí se ubican los hábitat necesarios para la reproducción de importantes especies de interés comercial, como la merluza y el rape. El fondo abisal sigue siendo una incógnita.

Todas las características anteriores hacen que esta zona sea objeto de una intensa actividad pesquera, especialmente dañina en el caso de la pesca de arrastre, que es practicada de forma habitual en aguas del cañón de Avilés y en los fondos aledaños de la plataforma asturiana. La cercanía a la costa hace que sea especialmente sensible a hechos como la ampliación del puerto de Avilés, posibles contaminaciones por vertidos de aguas residuales urbanas e industriales y la degradación costera a causa de un desarrollo industrial, urbanístico y turístico desmedido, junto a un habitual e intenso tráfico marítimo. A pesar de las buenas intenciones ministeriales, se señala la pesca como uno de los obstáculos para declarar el cañón de Avilés como zona protegida. La cercanía con la costa propicia que los pescadores de arrastre frecuenten sus aguas, así como la de los de superficie, aunque sus capturas se limitan a sardina y bacaladilla. Para que el cañón sea declarado zona protegida debería haber una regulación pesquera en la que no se prohíba la pesca, sino que se concreten tiempos de veda y se disminuya la presión que podría desembocar en que muchas de las especies que actualmente viven en sus aguas huyan a otras zonas más benévolas.

En el Cañón de Avilés hay unas ochocientas especies de organismos bentónicos, muchos tan importantes y emblemáticos como los de El Cachucho; el problema del Cañón es que las aguas son del Principado y del Estado y existe competencia pesquera. Hay que pensar también que toda área protegida conlleva costes de mantenimiento, pues cada tres o cuatro años se deben demostrar las ventajas de la declaración, efectuar una monitorización, guardas, etc. En el cañón de Avilés, además, existe el problema de que hay muchos barcos faenando.

El 7 de Julio del año 2008, el buque Oceana Ranger, mediante la utilización de un robot submarino capaz de descender a 600 m. de profundidad, descubrió un rico ecosistema de colares, corales negros, gorgonias y esponjas, entre los que destacan los corales blancos y las esponjas de cristal. Casi el 50% de estos ecosistemas han desaparecido de aguas europeas, dato que tiene especial relevancia, ya que actualmente la mitad de los arrecifes europeos ya han desaparecido; algunas formaciones coralinas han sido datadas en más de 8.000 años. Estos corales blancos de aguas profundas y frías, entre los cuales se han llegado a contabilizar más de 800 especies diferentes, pueden formar uno de los ecosistemas más importantes de Europa. Estudios recientes han estimado que casi la mitad de los arrecifes de coral de profundidad de Europa han desaparecido, en especial, a causa del uso de técnicas de pesca destructivas como el arrastre de fondo. Es de destacar que el 90% de las especies alóctonas de la península Ibérica habitan aquí, en el Cañón de Avilés.
Antes del 2010, todos los países europeos deben presentar una lista de espacios protegidos marinos de acuerdo con la Convención OSPAR para la conservación del Atlántico Nordeste. Y para 2012, al menos el 10% de la superficie marina del mundo debe estar ya protegida para cumplir con los objetivos del Convenio de Biodiversidad de Naciones Unidas.

Fuente visitada.
asturiassalada.com

lunes, 19 de septiembre de 2011

QUESO-AFUEGA`L PITU


Las producciones lechera y quesera están íntimamente ligadas a la historia de Asturias. A falta de testimonios anteriores el queso Afuega'l Pitu aparece recogido en la documentación escrita al menos desde el siglo XVIII como moneda de pago de impuestos, aunque hasta el siglo XIX, nombrándolo como queso de puñu o queso de Afuega'l Pitu. Félix Aranburu y Zuloaga lo califica a finales de la misma centuria como el "primitivo queso de puñu o de Afuega el Pitu que es corriente en casi todos los consejos de Asturias". En fechas aproximadas la obra Asturias de Octavio Bellmunt y Fermín Canella vuelve a insistir sobre la extensión de estos quesos, nombrándolos como "los corrientes en todas partes llamados de Afuega el Pitu o con otros nombres".

La etimología del nombre que se le ha dado a esta variedad de quesos resulta sugerente por incierta. Transcrito literalmente "Afuega'l Pitu" viene a significar en castellano "ahogar el pollo", un nombre curioso al que se le han buscado múltiples interpretaciones. Desde la alusión al estrangulamiento del cuello de la bolsa donde desuera (fardela), a las dificultades que puede ofrecer en algunos casos para ser ingerido.

En las comarcas ribereñas del Narcea y del Nalón, donde es más abundante, se conocen como Afuega'l Pitu un conjunto de quesos de características y peculiaridades bastante heterogéneas tanto en formas como en tiempos de maduración o sabores. De manera general, se podrían señalar en esta área dos variedades fundamentales de Afuega'l Pitu, definidas por el tipo de cuajada (primera fase de elaboración del queso) y el tiempo de maduración de cada una de ellas.

Forma:
TRONCOCÓNICA o de CALABACÍN.
TRONCOCÓNICA:
Esta forma característica es adquirida por los quesos, dado que la forma de los moldes es la de un cono truncado.

CALABACÍN:
Debido a que el molde utilizado es una gasa que se ata en la parte superior por sus extremos y quedan dibujados en la superficie del queso los pliegues de la misma.
Altura: Entre 5 y 12 cm. aproximadamente para ambas formas.
Peso: de 200 a 600 gramos.
Diámetro: Entre 8 y 14 cm., el diámetro se mide en la base.
De corteza natural, consistencia variable dependiendo del grado de maduración del queso y de la adición de pimentón.
La consistencia de la pasta, dependiendo de su maduración es más o menos blanda, si es fresco se puede untar, a medida que su maduración es más notoria deja de poder untarse, siendo una de sus características más notables la imposibilidad de realizar un corte limpio, ya que se desmenuza con gran facilidad.
Su color puede ser blanco con tendencia al amarillento, dependiendo de su grado de maduración, o bien rojo anaranjado si se le añade pimentón.
El sabor de los quesos es ligeramente ácido, poco o nada salado, cremoso y bastante seco, en los quesos rojos este sabor se acentúa en fuerto y picante.
Resulta pastoso y astringente a su paso por la garganta ("Pitu" término coloquial asturiano con el que se conoce a la faringe), dando fiel cumplimiento a su denominación.
Su aroma es suave, característico y aumenta con la maduración.

La zona geográfica delimitada mediante la constitución de la Denominación de Origen Protegida "Afuega'l Pitu", es el escenario natural que se articula en torno a dos ríos; son los mayores de Asturias, el Nalón y el Narcea junto con la Sierra del Aramo cuya pendiente cae sobre dos pequeños ríos, el de Morcín y el de Riosa (Afluentes del Caudal, que lo es a su vez del Nalón).


Los municipios que integran esta zona son: Morcín, Riosa, Santo Adriano, Grado, Salas, Pravia, Tineo, Belmonte, Cudillero, Candamo, Las Regueras, Muros del Nalón y Soto del Barco.
Es un queso graso que puede ser fresco o madurado, elaborado con leche entera pasterizada de vaca, de pasta blanda obtenida por coagulación láctica, de color blanco o bien anaranjado rojizo si se le añade pimentón. No obstante lo anterior, los quesos que tengan un período de maduración de 60 días, no será requisito imprescindible la pasterización de la leche.

La leche utilizada para la elaboración de los quesos protegidos será la obtenida de vacas sanas de la raza Frisona y Asturiana de los Valles y sus cruces.

Fuente visitada.
doafuegalpitu.org

sábado, 17 de septiembre de 2011

EL PERSONAL FEMENINO EN LA TABACALERA


Los sistemas de ingreso en la fábrica del personal femenino quedaron regulados a principio del siglo XX manteniendo las prerrogativas tradicionales a favor de las hijas o de las nietas de las cigarreras, o sea, priorizando los derechos de herencia sobre cualquier otro concepto. La reducción sistemática de la plantilla a lo largo del siglo XX y la nula incorporación de personal en las primeras décadas del mismo, forzó la elaboración de un Reglamento que precisara claramente los criterios de ingreso, estableciendo como prioridad para el ingreso como aprendizas a las huérfanas mayores de 18 años, seguidas de las huérfanas menores de edad y de las hijas y nietas de las operarias mayores de 18 años, quedando las hijas y nietas de entre 14 y 18 años en el último escalón. La inscripción de las solicitantes se podía realizar desde los 4 años de edad de la aspirante, aunque la edad de ingreso mínima era de 14 años y la edad máxima de entrada (salvo traslado)eran los 35 años, aunque se hacían excepciones puntuales.

Como el número de solicitantes sobrepasaba con creces el de las plazas era necesario realizar un sorteo público, previa elaboración de las listas correspondientes que corría a cargo del personal obrero, ya que la Dirección asumía sus acuerdos. los sorteos estaban fijados cada 5 años y el cúmulo de aspirantes en la Fábrica de Gijón era tal que, en el año 1.926 después de varios años de incorporación de personal femenino, la lista de solicitantes superaba las 510 muchachas y mujeres.

Tal como hemos descrito la incorporación de todas las operarias a las faenas Auxiliares implicaba su permanencia en la fábrica hasta su fallecimiento, por lo que ésta resulta ser la principal causa de baja laboral.

LA PRODUCTIVIDAD Y LOS SALARIOS-
En los períodos en que la Arrendataria quería mejorar la producción, establecía premios por ranchos, según la cantidad y calidad, que servían para superar los mínimos establecidos y favorecían la asistencia y productividad de las operarias. Menos la picadura, el resto de las labores eran manuales por lo que las cigarreras, adquirían una habilidad especial tras muchos años de trabajo que las llevaba a competir, impulsadas por los premios de la empresa, hasta conseguir auténticos records de producción que,en la fábrica de Gijón, alcanzaban las siguientes cifras: 360 cigarros puros en el taller de Peninsulares por una sola operaria en un día laboral, 900 cigarros Comunes diarios logró la más destacada de este taller, 4.000 cigarrillos Superiores y 5.000 finos diarios habían logrado sendas cigarreras en sus respectivos talleres, entre las funderas la más laboriosa había producido 14.000 unidades en un solo día y en el empaquetado de picadura una operaria había llegado a las 4.000 cajetillas. También había un registro del máximo de producción diaria en los momentos de auge de la factoría que llegó a producir, a finales del siglo XIX y en un solo día 900.000 cigarros de Marca Chica, 3.000.000 de Cigarros Comunes Fuertes, 20.000.000 de cigarrillos Superiores y el mismo número de cigarrillos Finos y 4.000 kilos de Picados Finos y Comunes en paquetes de 155 gramos.

a partir de 1.920 se eliminó la obligación de la asistencia diaria a la fábrica y las ancianas recibían mensualmente el salario de 35 pesetas sin ninguna contraprestación, dando orogen a una especie de jubilación encubierta que distorsionaba las cuentas de la Compañía reduciendo la productividad por trabajador. Cuando en 1.919 se estableció el Retiro Obrero obligatorio, la Compañía, a petición de las operarias, no integró en el mísmo a sus cigarreras ancianas ya que les acarreaba una pérdida significativa respecto al salario que recibían en los Talleres Especiales. Las subidas salariales también afectaron a las ancianas operarias de las Faenas Auxiliares que, desde 1.929, recibieron 75 pesetas mensuales, multiplicando por tres la cantidad que recibían doce años antes, y en 1.923 pasaron a 90 pesetas, sin tener la obligación de presentarse en la fábrica a diario desde comienzos de la década de los veinte. Con la nueva legislación republicana se estableció definitivamente una juvilación propia para los empleados de la Compañía, que no habían querido adscribirse al Retiro Obrero de 1.919 porque no igualaba los sueldos que hasta entonces disfrutaban.En febrero de 1.934 se estableció el pase a personal pasivo de los trabajadores y operarias de más de 67 años con un sueldo de 150 pesetas para las cigarreras, de 260 para los mecánicos y del 75% de la última nómina para el resto del personal de plantilla
El establecimiento del Retiro Obligatorio para las cigarreras se retrasó hasta el 2 de julio de 1.936 y su aplicación para las mayores de 67 años se aplicó tras la guerra civil.

Fuente visitada.
Liadoras, Cigarreras y Pitilleras. La Fábrica de Tabacos de Gijón (1.837-2.002)
Luis Arias González-Angel Mato Díaz.

viernes, 16 de septiembre de 2011

FÁBRICA DE TABACOS(GIJÓN)LAS CIGARRERAS


La tradición preindustrial y la organización tradicional del trabajo eran factores de peso en la selección del nuevo personal, con la consiguiente incorporación laboral de las propias hijas de las cigarreras como aprendizas a muy temprana edad, para asegurar el puesto de trabajo, iniciarse en las labores prácticas y, por parte de la empresa ahorrarse los gastos de formación del personal. en algunos casos, las recién ingresadas conocían bien el recinto fabril y las prácticas laborales por haber permanecido durante los años de la niñez junto a sus madres en los talleres de elaboración de las distintas labores, tal como se permitió a lo largo del siglo XIX. Con todo, sorprende la edad de incorporación al trabajo, es de suponer que en condición de aprendizas, pues más del 10% de esta muestra de la Segunda Generación de Cigarreras ingresaron con menos de 10 años y hay un caso en que la incorporación se hace con sólo 7 años. La mayoría de las operarias (62,77%) son admitidas en la fábrica con menos de 15 años, con porcentajes similares en los distintos tramos de edad de la infancia (el 16,66% tienen 10-11 años, el 18,47% están entre 12 y 13)y de la pubertad (el 17,06% con 14-15 años), aporta sólo el 21,67%, una quinta parte del total, y por encima de esta edad sólo lo hacen el 16,05% de las trabajadoras.

En 1.890 figuraban en plantilla 1.914 trabajadores y trabajadoras, de los que sólo 39(2,1%)procedían de fuera de Asturias (destacando el caso de Madrid, de donde se habían trasladado 12 operarias) mientras los 1.875 restantes (el 97,9%) provenían de los distintos concejos de la región, con predominio claro del de Gijón (1.533 operarias, el 80,10%), aunque con presencia de trabajadoras de su zona de influencia: Villaviciosa (76 operarias), Oviedo (46), Candás (37) y Luanco (25). El reparto de las trabajadoras Gijonesas otorga una clara mayoría a las procedentes del casco urbano (1.099 operarias, el 57,4% del total) correspondiendo el resto a las principales parroquias del de la zona rural: Somió (90 operarias), Ceares (69), Tremañes (66), Granda (35)y el resto en menor número.
La preferencia de las trabajadoras autóctonas sobre las foráneas, que habría que relacionar con la tradición artesanal, con la transmisión generacional del oficio de madres a hijas.

El modelo organizativo de la Fábrica de Gijón a mediados del siglo XIX era claramente preindustrial, artesanal e intensivo en mano de obra, ya que la producción de cigarros estaba en directa relación con la contratación de numerosas cigarreras, entre 1.600 y 1.700 a mediados de siglo, organizadas en talleres, compuestos por ranchos de seis a diez personas bajo la vigilancia de una maestra o ama que controlaba la calidad del cigarro y las técnicas manuales de elaboración del mismo. Estaba estipulado que las operarias habían de aportar los útiles para realizar el trabajo (la silla, las tijeras, los paños para humedecer y el engrudo o pegamento para la perilla del cigarro), obligación que había desaparecido en 1.887, al establecerse la Compañía Arrendataria de Tabaco (la CAT). Otra característica claramente preindustrial consistía en la flexibidad de horarios de entrada y salida (adaptados a las labores domésticas) y en la ausencia de un control rígido de asistencia, ya que el pago de jornales se realizaba a destajo, según el número de cigarros elaborados y admitidos por la maestra del rancho, que los registraba en un cuaderno personal de cada cigarrera para el pago quincenal de los jornales correspondientes.

Fuente visitada.
Liadoras, Cigarreras y Pitilleras. La Fábrica de Tabacos de Gijón (1.837-2.002)
Luis Arias González-Angel Mato Díaz.

CARREÑO


EL ESCUDO DE CARREÑO:
El escudo de armas del concejo de Carreño es de forma cuadrilonga, alargada la punta en su base. Sus blasones: en campo verde águila real coronada, tendidas las alas pintadas de negro, verde y rojo, posando las garras sobre dos ruedas de carro, de oro, con ocho rayos rojos cada una y, en el jefe, dos flores de lis doradas. Tiene bordura roja en la que figuran ocho aspas de oro y, por divisa, "Muy leal y fiel".
El Rey de Castilla y León, Alfonso XI, "El Justiciero", le dio el dictado de leal, por haber combatido los de Carreño, bajo la bandera de Gijón, en la célebre batalla del río Salado, año 1340. La concesión honorífica tuvo lugar diez años más tarde,1.350.

El título de fiel, le fue conferido y otorgado por Felipe V (primer Rey de los Borbones) en premio a la fidelidad a su persona y causa durante la Campaña de Cataluña (Guerra de la Sucesión) el año 1717.
Las ocho aspas: A don Álvaro de Carreño, uno de los principales caballeros soldados que con don Lope de Haro lucharon al lado de don Fernando III "El Santo", en la conquista de Baeza y victoria de Úbeda el día de S. Andrés de 1237, "le dio el Rey las ocho aspas de oro que orlan sus escudos de armas y las del concejo de su nombre".

El escudo fue tomado de los blasones de la familia de su mismo nombre, con notoria nobleza y solar conocido por haberlo habitado desde tiempos inmemoriales sus antecesores en la parroquia de Santa María la Real de Logrezana, Regidores durante siglos de los destinos del Concejo, como Jueces del Estado Noble, Regidores Alféreces Mayores y "demás oficios de república"; bien fuesen los Carreño Alas, los Moñices Carreño de Guimarán- El Valle o Carreño Miranda y Busto Carreño de Logrezana; Moñices Carreño del Cueto, de la villa y puerto de Candás; los Carreño de Oviedo (después Gastañaga), Alféreces Mayores de la Ciudad o los de Bernardo de Quirós Carreño de Carrió, Marqueses de Campo Sagrado desde el siglo XVII y otros muchos.
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Ruta clariniana:
El concejo de Carreño fue residencia veraniega de Leopoldo Enrique García-Alas Ureña, "Clarín", durante casi toda su vida.
Motivo inspirador de una considerable parte de su producción literaria.
La presencia de Carreño en la narrativa de Leopoldo Alas es bastante abundante.
Hasta un total de catorce obras distintas ostentan dichas referencias: una novela, La Regenta; dos novelas inconclusas, Palomares y Cuesta Abajo.
Una obra crítica desarrollada con talante narrativo, las "Notas en prosa clara", de A 0,50 poeta.
Tres novelas cortas, Doña Berta, Cuervo y El cura de Vericueto, y siete cuentos, ¡Adiós, "Cordera"!, Boroña, El Quin, Viaje redondo, La trampa, Snob y El sombrero del señor cura.
La Ruta Clariniana es una experiencia literaria-turística única en España.
Por primera vez la narración se encuentra inmersa en el paisaje, en el escenario donde acontecen los hechos.
Tres son las obras y, por tanto, tres los tramos de la Ruta Clariniana: Doña Berta (3,5 kms, Viaje Redondo (8,3 kms) y Boroña (2,2 kms).
Donde Clarín nos muestra el entramado socio-económico y la arquitectura de los valles de Carreño, ese mundo rural que tan bien conocía.
Así, con Doña Berta paseamos por Piedeloro; Viaje Redondo nos lleva por Logrezana y Guimarán, y el protagonista de Boroña descubre al caminante-lector las parroquias de Prendes y Albandi.
Estos escenarios vivos están salpicados de elementos singulares y únicos, como las iglesias románicas, casas de indianos, paneras decoradas al estilo Carreño, la Quinta de Clarín, casonas, palacios, restos medievales, molinos, fuentes, caserías...
Dificultad: Media (Accesible)
Recorrido: 14 km.

Camín de les Muyeres de la Paxa:
Ruta que recorre el camino tantas veces efectuado por les sardineres candasines, que día tras día recorrían el concejo de Carreño y los pueblos limítrofes llevando sobre sus cabezas las "paxas" (especie de cestas planas) repletas de pescado que vendían al amanecer en la Plaza del Fontán de Oviedo.
El trayecto parte desde la villa candasina, siguiendo el Camino Real Candás–Oviedo, por las alturas del Monte Areo, hasta la Ermita de Los Remedios que alberga la imagen de la Patrona Celestial de Carreño, y única Virgen asturiana coronada canónicamente, junto con la de Covadonga. En Los Remedios las sardineras candasinas hacían un alto en su camino para descansar y orar.
Esta ruta discurre por valles interiores del concejo, en la que se pueden, para finalizar en la falda del Monte Areo.
Dificultad: Media
Recorrido: 8,6 km.

Ruta arqueológica del Monte Areo:
Ruta señalizada en la que se pueden contemplar dos campos de túmulos identificados: Cierru Los Llanos y Huelgües de San Pablo, dos miradores naturales: Peña´l Carru y Peña Tocente y una zona de humedal: Los Bayos de Selmo. Dispone de área recreativa.
El Monte Areo -justo en la línea divisoria con el vecino concejo de Gijón, contiene excelentes ejemplos de arquitectura megalítica: túmulos construidos con capas alternas de tierra y piedra, que ocultan en su interior la cámara sepulcral.
El Areo es una de las mayores y más extensas necrópolis de Asturias, que incluye en poco más de 4 km túmulos de distintas épocas y modalidades constructivas. Está declarado Bien de Interés Cultural.

Fuente visitada.
ayto-carreno.es

jueves, 15 de septiembre de 2011

EL DESARME EN OVIEDO


El desarme es una fiesta tradicional que se celebra Oviedo, cada 19 de octubre sus restaurantes presentan el cartel anunciador: ¡Hay desarme¡.
La exitosa fiesta gastronómica ofrece invariablemente, en restaurantes y casas particulares, el suculento menú especial formado por garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche.

Tras la muerte de Fernando VII, que abolió la Ley Sálica, se produce una división entre la hija y hermano respectivamente del fallecido monarca. Los carlistas apoyaban los derechos al trono del príncipe Carlos, partidario de mantener el régimen absolutista y los fueros, mientras los isabelinos defendían un régimen liberal y la legitimidad de la hija de Fernando VII. Comienza así la Primera Guerra Carlista, que fue una guerra civil desarrollada en España entre 1833 y 1840.
En este contexto existen tres teorías principales para establecer las raíces de esta celebración que seguramente adoptó parte de todas ellas.

•Desarme de voluntarios realistas en 1833
El 1 de noviembre de 1833, los liberales desarmaron a los voluntarios realistas en la plazuela del Real Castillo (Fortaleza de Oviedo sobre la que se construyó la antigua Cárcel Correccional de Oviedo), después de haberles servido un rancho, por lo que, para comer desembarazadamente, dejaron las armas en pabellón, que les fueron retiradas.

•Batallones carlistas en Llanera en 1856
El 6 de julio de 1856 varios batallones carlistas establecidos en Lugo de Llanera esperaban órdenes para caer sobre Oviedo. Lo formaban milicianos de Oviedo, Avilés, Gijón, Proaza, Pola de Siero, Noreña y Mieres. Los vecinos, defensores liberales, no ofrecieron resistencia. Planearon preparar un rancho abundante de garbanzos con espinacas y bacalao, sumado a enormes cacerolas de callos, todo ello con abundante vino de acompañamiento. Los batallones ante tal banquete poco habitual disfrutaron de una profunda siesta, momento en que los vecinos aprovecharon para requisarles el armamento. Coincide este testimonio en el menú de lo que más tarde se llamó «desarme» aunque no su fecha.

•Batalla de Oviedo el 19 de octubre de 1836
La ciudad de Oviedo se declaró partidaria de Isabel II, mientras la Iglesia estaba más próxima al carlismo. Se repartieron armas a grupos de ciudadanos reclutados para mantener el orden ante posibles brotes o ataques carlistas, eran las llamadas milicias nacionales. El 19 de octubre de 1836, la columna del carlista Sanz (Pablo Sanz y Baeza) entra en Oviedo. Fueron unos fuertes enfrentamientos con fusil y bayoneta que llegó hasta la calle Magdalena ocasionando la muerte, en distintos puntos de la ciudad, de renombrados defensores comandados por el coronel Pardiñas. La batalla causó las muertes de los nacionales Antonio Canella, capitán de granaderos; Pedro Aguirre, gastador; Miguel Grana, granadero, y Francisco Quiñones, nacional de caballería. Pese a ello, la resistencia triunfó, haciendo olvidar a Pardiñas su derrota al mando de una columna en el puente de Soto del Rey. Se escribió en el escudo de Oviedo el título de Benemérita. Los soldados fueron agasajados con una copiosa comida, que con el tiempo conmemoraría la victoria de las tropas isabelinas sobre las columnas del general Sanz durante la guerra Carlista. Este hecho coincide en la fecha pero no en el menú de la celebración.

Desde hace más de un siglo se celebra tradicionalmente en Oviedo el día 19 de octubre el Desarme. Invariablemente el menú está formado por garbanzos con bacalao y espinacas, callos y arroz con leche. Exalta las generosidades otoñales de los productos del campo y mar asturiano. Los restauradores ovetenses ofrecen ese día más de 20.000 menús en todos sus establecimientos uniendo tradición e historia en torno a la buena mesa ante la que se convocan grupos de familias, amigos, compañeros de trabajo y visitantes en los distintos restaurantes para degustar tal suculento menú.

Fuente. Wikipedia

martes, 13 de septiembre de 2011

LA ALBORADA CANDASINA


La gente duerme, pero un nuevo amanecer se abre en la mañana del Cristo por la mar y el cielo. Un nuevo amanecer, una Alborada Marinera, suave al principio, morada y rosa, pintando el aire hasta dorar con él la Furada, el monte de las hogueras en los remotos días de galerna, San Antonio balcón del oleaje, bosque y brazo de piedra vigilante, y las arenas de canela de nuestras playas; toda la costa con sus blancas casas y sus verdes alamedas.La línea pura del horizonte trae recuerdos antiguos de traineras, de boniteros, de mujeres y hombres candasinos cuyos ecos queremos escuchar en este amanecer del Cristo. Y recordar, con nuestra presencia, nuestros cantos y oraciones sus nombres ya casi olvidados. En cada nueva alborada, bajo el soplo de la amanecida, la voz de la mar, antigua morada nuestra, nos llega profunda, honda, calida, como la voz de una madre, al corazón.Y la Marinera que Antón (ya cien años) regaló a este pueblo. La Marinera en la misma orilla, mirando, clamando a la lejanía desde su bronce de carne y sangre, es carne y sangre nuestra, estremecida, rota y amada.La gente duerme, pero Candás siempre, ¡¡siempre! entonará en cada Alborada del Cristo un canto evocador, dulce, entrañable y marinero que le recuerde, y no olvide nunca, que la mar fue lo primero.
Texto de J.M.G.
Fuente visitada.ayto-carreno.es

ALGUNAS VÍRGENES ASTURIANAS


La Virgen del Carmen, es una de las más representativas, no solamente en Asturias, sino en toda España. La virgen del Carmen se festeja en Cangas de Narcea, con procesión desde la capilla de Ambas Aguas, hasta la colegiata de Santa María Magdalena, consumiendo una gran traca de cohetes, tras realizar una misa solemne; por la tarde, se procedía con el recorrido a la inversa, atravesando la cabalgata, el puente romano que cuando se encuentra en su centro, comienza la descarga, denominada así la manifestación organizada con potentes voladores y bombas detonantes.

En la villa gijonesa, en 1.605, se construyó una capilla, en la esquina del Carmen, con Álvarez Garaya, transferidos la talla de la Virgen del Carmen, a la próxima iglesia de San José, cien metros hacia el oeste. Fue edificada por canteros montañeses, de la escuela del arquitecto Herrera, que trabajaban en la ciudad, en un terreno atestado de prados y árboles frutales (la totalidad de la acera de Álvarez Garaya era una finca dedicada al cultivo de “figos”) y que posteriormente en torno a la ermita dedicada a la Virgen del Carmen, se edificó un popular barrio, que ostentó el nombre del Carmen, meollo del casco urbano.

En el concejo de Piloña, en la población de Ques, a la salida de Infiesto, en dirección a Campo de Caso, existía una capilla desde 1.534, ubicada en el interior de una gruta, dedicada a la Virgen de la Cueva, con una talla policromada, del siglo XVII, de 45cm. De altura, con corona de plata; en el año 1.706, se rehace la ermita, evocando a la Virgen del Carmen, decayendo el auge del sagrado lugar y en el siglo XIX, se permuta con la exaltación de San José, conteniendo las imágenes de Santa Lucía y Santa Apolonia, adjuntando un hospitalillo adosado con cuatro habitaciones. En 1.923, se realizan nuevas obras, pero durante la guerra civil, se instala en la oquedad una fábrica de pólvora, siendo la festividad el ocho de septiembre, precedida de una novena; el domingo anterior al 15 de octubre – Festival de la avellana – en el tiempo de Santa Teresa, se realiza un ofrecimiento de las primicias del fruto del avellano, con gran raigambre en la región.

La villa gijonesa, plaza fuerte, populosa, protegida, fuera del alcance de los bandidos y asaltantes, población ubicada en la ruta costera del camino a Santiago, poseía una malatería (Ruedes), un hospital (Cimadevilla) y un largo número de capillas dedicadas a la Virgen. Emplazada sobre un campamento romano en La Venta de Veranes, parroquia de Cenero, donde se ubicaba la considerada primera basílica de Asturias, datando del siglo VII, anterior a la invasión de los árabes.
En Cimadevilla (Gijón), situada ante la casa natal del insigne Jovellanos, a la que pertenece y un restaurante donde se emplazaba el hospital de “Los Corraxos” – así denominados los peregrinos que transitaban por la villa – existe una pequeña capilla, dedicada, como en Carreño, Teverga, Piloña, Nava y tantas otras poblaciones, a la Virgen de los Remedios, derruida en 1.598, reedificada unos años después por el ayuntamiento, restaurada en dos ocasiones más y actualmente en muy buenas condiciones. Su festividad, se conmemora en septiembre, lo mismo que la muy cercana de la Soledad, sede del gremio de mareantes, duplicado español de la Dolorosa, devoción predilecta de la gente marinera del Barrio Alto, edificada en el siglo XVIII, accesibles ambas a los fieles, durante muy pocos días al año.

En el concejo de Carreño, está la parroquia de San Esteban de Guimarán, en la falda del monte Areo, se santifica a la patrona de Carreño. A seis km. De Candás.

En el concejo de Valdés, se consideran dos Vírgenes, la Virgen de la Riégala, patrona del concejo, santa protectora de Cadavedo, más conocida con el nombre de la Regalina. En el santuario donde está emplazada, se denomina la Garita, la fiesta, el último domingo de agosto, con ofrendas de flores y carros del país engalanados. En San Martín de Luiña (Cudillero) y en la localidad de Lamuño, se encuentra la Virgen de la China, tallada en marfil, de 34 cm. De altura, con rasgos orientales. Según la epopeya, fue encontrada junto con un Cristo, también de marfil, flotando dentro de un arcón cercano a la Concha de Artedo.

La festividad mayor del concejo de Pola de Laviana, se celebra el 15 de agosto, en honor de la Virgen del Otero, patrona de la parroquia de Santa María de Laviana. La historia nos ha testado el pleito sustentado entre los vecinos pudientes y los modestos para la edificación de una iglesia, en el centro de la villa o en un cerro que dominaba la población, denominado Otero. Construida en 1.680, fue templo parroquial hasta principios del siglo XX; la talla de la misma fecha está vestida al estilo asturiano, el día anterior a la solemnidad, se organiza una procesión al oscurecer desde la capilla hasta la iglesia titular donde permanece hasta el domingo siguiente cuando retorna al santuario.

Fuente visitada.
Mitología, Medicina y Devoción popular Asturiana. (Toño)

domingo, 11 de septiembre de 2011

LA MÚSICA DE SAN ISIDORO-OVIEDO


La iglesia formaba parte en su fundación del desaparecido colegio de la orden de los Jesuítas de San Matías. Fundado por orden de Magdalena de Ulloa, viuda de Luis Méndez Quixada, en 1576 su construcción se finalizó en 1587.
El colegio fue demolido en 1873 para la construcción del mercado del Fontán anexo a la iglesia quedando de esta forma la iglesia como único testigo del anterior complejo.
El 2 de junio de 1645 el arzobispo de Granada que anteriormente había sido obispo de Oviedo, Martín Carrillo Alderete que se encuentra enterrado en la iglesia, suscribe el documento de fundación del Colegio de San Matías.
El complejo se construyó durante el siglo XVII siendo entre los años 1646 y 1681 la época de mayor trabajo. En 1681 las obras son concluidas siendo inaugurada la iglesia.
Los trabajos de construcción de la iglesia fueron dirigidos por varios arquitectos de los que se puede destacar al arquitecto avilesino Francisco Menéndez Camina.
La iglesia posee nave única con planta en cruz latina y única torre exterior si bien en el proyecto inicial eran dos.
Es monumento Histórico Artístico

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11/09/2011 00:00 / Nacho G. Pandavenes Oviedo
Oviedo es una ciudad de tesoros escondidos. Una urbe con ese toque provinciano que hace de lo viejo algo malo y lo relega a esquinas oscuras donde no moleste. Ese mismo defecto se transforma en virtud cuando reaparece el recluido, lo que ocurre más veces de lo que se piensa en la capital asturiana cuando se trata de arte sacro. Eso es lo que ha pasado en San Isidoro.
El altillo de la céntrica iglesia ocultaba un órgano mohoso escondido bajo capas de titanlux marrón, un trasto inútil que a nadie importaba. Pero al rascar había algo más. La pastosa pintura ocultaba un mueble del siglo XVII, el segundo más antiguo de Asturias tras el de Puerto de Vega, con un órgano romántico mecánico en su interior, único en el Principado. Hoy, esa pieza se está intentando sacar a la luz. Hace nueve meses que se trabaja en su reparación y la vuelta del aire a sus tubos es sólo cuestión de tiempo.
“Estamos hablando de una joya”, explica su restaurador, Jorge Méndez, que ha tenido mucho trabajo desde que se encontró el instrumento casi caído a un lado, con decenas de manos de pintura e incluso con molduras de madera y escayola cubriendo su aspecto original.
La pieza apenas aparece referenciada en archivo alguno, pero tras investigar un poco, averiguaron que el órgano era el original de la catedral de Oviedo y que se trasladó a San Isidoro en el XVIII, cuando se adquirieron otros dos más pomposos y de mayor tamaño, más acordes con el primer templo de Asturias. La pequeña pieza barroca se llevó a San Isidoro y allí se guardó. Durante años, sus casi mil tubos hicieron vibrar las paredes pétreas de la iglesia fundiéndose con la mágica luz que la hizo famosa en su día, pues otro de los secretos de San Isidoro es que los rayos de sol inciden en el retablo a determinadas horas del día resaltando las figuras principales, como la del cáliz con la sagrada forma que reluce al medio día.
Una vez metidos en faena, los investigadores, como José Luis Felgueroso, uno de los mayores expertos en historia de Oviedo, el párroco de San Isidoro, José Luis Alonso Tuñón, o el propio Méndez, en calidad de restaurador y de organista, descubrieron historias ligadas al órgano más allá de su traslado desde la catedral. Una de esas anécdotas habla de uno de los últimos organistas, un oficial del cuartel de El Milán que en los años 40 obligaba a los soldados a acompañarlo a misa en calidad de folladores. Su misión era mover el fuelle que hacía que el órgano sonara, dos pedales de madera de factura imposible que cuelgan de un lateral del mueble y cuyo tacto es agotador. Hoy ya tiene instalado un motor que envía aire a los tubos. Otra historia habla de su constructor, un artesano de Pravia llamado Forcinas, supuestamente por proceder de dicha localidad, lo que convertiría él instrumento en una obra netamente asturiana.
Después de minuciosos trabajos espátula en mano, Méndez espera poder tener listo el órgano en pocos días y llenar de nuevo la iglesia con el aire de sus tubos. “Estas piezas, cuanto más antiguas son, mejor suenan. Este es una obra de arte por su sonido y por la policromía del mueble barroco”, asegura orgulloso.

Fuentes visitadas.
Wikipedia.
lavozdeasturias.es

viernes, 9 de septiembre de 2011

EL TRANVÍA DE GIJÓN-LA LÍNEA DE SOMIÓ


Esta línea estuvo marcada, desde sus orígenes, por una acusada estacionalidad, de suerte que los meses de julio, agosto y setiembre eran siempre los de más tráfico. Estacionalidad disimétrica en relación al resto de los meses del año, porque en tanto que desde la primavera al verano el aumento de movimiento se iba haciendo gradual, la llegada del equinoccio de otoño traía consigo una mengua radical del movimiento. El acortamiento sensible del número de horas de luz, y lo desapacible del tiempo, disuadían de la utilización de la línea, salvo a los residentes en Somió. En 1.930, el año de más tráfico, la diferencia entre el mes de menos movimiento, diciembre, y el de más agosto, fue de casi 200.000 billetes. Por otra parte, entre setiembre y octubre hubo una diferencia de 55.000 billetes a favor del primero, en tanto que esa diferencia fue de sólo 18.000 entre junio y julio.

La estacionalidad de la línea había sido provocada desde sus orígenes, y desde luego se siguió reforzando tiempo después. Se ha indicado ya que la primera parte de esta línea se ejecutó en 1.890 en relación con la promoción de un espacio de ocio, formado por los Campos Elíseos y la plaza de toros, en un momento que el tranvía era todavía un lujo para porcentajes masivos de la población.
Prolongada la línea hasta Villamanín, se siguió propiciando la existencia de lugares de parada que justificasen la realización del viaje para sectores numerosos de población que desde luego no tenían en Somió su residencia; o se potenció los ya existentes, como había ocurrido en 1.899 con la celebración de la Exposición Regional en los Campos Elíseos, o como ocurriría entre 1.924 y 1.930 con la ejecución de las Ferias Regionales de Muestras en el mismo recinto. Con todo, a la Compañía de Tranvías le interesaba más desplazar al usuario hasta el final de la línea, con el objeto de percibir la tarifa más alta.
Razón por la que, llegado el estío, anunciaba a bombo y platillo en las plataformas de sus coches la celebración de las benéficas giras de Paz y Caridad en los jardines de la quinta de Peláez, posesión de 2,49 has. situada muy cerca del final del trayecto, flanqueada por el camino de Villamanín a la iglesia parroquial de Somió y por la carretera del Piles al Infanzón,entonces camino vecinal.
Esta quinta había sido comprada en 1.867 al marqués de la Ribera del Tajuña por un indiano originario de Cangas de Onís, Ramón Pelaéz Parres, cuya familia, desde la primera década de siglo y dos veces al año abría graciosamente las puertas de su posesión en pro de los dolientes y para público solaz, siguiendo acaso los benéficos usos y costumbres de la aristocracia británica.

lo cierto es que la institucionalización de estas giras, que reunían a lo más y menos granado del veraneo local, acabó desembocando en 1.926 en el arrendamiento de gran parte de la finca para dedicarla a merendero, siendo bautizado con el nombre de Somió Park. Se abría el establecimiento el domingo de Resurrección y se clausuraba en la fiesta del Rosario, que en Somió se celebraba el segundo domingo de octubre; de suerte que entre el equinoccio de primavera y el de otoño, por el precio de una peseta los caballeros y gratís las señoras y los niños, el pueblo de Gijón podía disfrutar de un hermoso parque inglés que, faltando en la ciudad, estaba emplazado sin embargo al final de la línea del tranvía.

En Somió Park se siguieron celebrando hasta la guerra civil las giras de Paz y Caridad, amén de otras celebraciones y festejos, como la verbena del Carmen, que eran reclamo de numerosa y variopinta clientela.
Esta finca, parcelada no hace mucho, marcaba así la vida cotidiana de la población durante el verano, y se convirtió en el motor del tráfico mayoritario de la línea de Somió. Pués el restante, como se ha indicado, era un movimiento de residentes, que fue creciendo con cuentagotas a medida que aumentaba el número de quintas y chalets construidos en las inmediaciones de la línea del tranvía.

Fuente visitada.
LOS TRANVÍAS DE GIJÓN- (Ramón María Alvargonzález)

jueves, 8 de septiembre de 2011

DECADENCIA DEL TRANVÍA DE GIJÓN


En 1947 D. José Luis Alvargonzález cedió a los deseos de un grupo de accionistas y creó un servicio de autobús paralelo a los tranvías entre Gijón y Somió por el puente del Piles, servicio que puede considerarse como la primera línea regular de autobuses de Gijón. La línea de autobuses estuvo funcionando entre el 1 de junio y el 30 de septiembre, produciendo un déficit de 48.459,73 pts.
En sus intentos de desplazar el tranvía de las calles más céntricas de Gijón, el Ayuntamiento llegó a un acuerdo con la Cia. por el cual ésta se comprometía a levantar sus vías de las calles de los Moros y Corrida, para rectificar el trazado que iría de la calle Jovellanos hasta la plaza del Marqués a lo largo de la calle del Instituto, a cambio de la prórroga de las concesiones de La Guía y Somió hasta 1955. A este acuerdo se opusieron desde un principio los comerciantes de las calles Munuza, Corrida y Jovellanos.

Como la intención del Ayuntamiento siempre fue la de eliminar los tranvías, en 1948 elaboró un anteproyecto de bases para la ordenación tranviaria con la Compañía de Tranvías. En él se recogía que en un principio se debía continuar la explotación con tranvías de las líneas ya existentes, al tiempo que se crearían nuevas líneas para ser explotadas por trolebuses o autobuses. En una segunda fase, se procuraría sustituir paulatinamente los tranvías por los vehículos elegidos. Este anteproyecto tampoco pasó del papel.
En 1949 se produjo el primer descenso de viajeros desde 1938. Ante esta coyuntura, la Cia. solicitó autorización para elevar el precio del billete.
El 1 de junio de 1950 se autoriza a la Cia. el aumento de las tarifas, lo que ayudó un tanto a la maltrecha economía tranviaria.

DECADENCIA Y CIERRE DE LAS LINEAS 1951-1964

La última subida de tarifas pronto se reveló insuficiente. El 18 de julio de 1951 se aprobó una reglamentación laboral que absorbió en su totalidad el aumento de recaudación originado por la elevación del precio de los billetes. Se hacía necesario, pues, una nueva subida, que se llevó a cabo el 1 de febrero de 1952, produciendo un aumento en la recaudación de un 18% con respecto al año anterior. Sin embargo, la afluencia de viajeros comenzó a descender en el mes de abril y continuó con la misma tónica hasta fin de año.

Idéntico panorama se registró en 1953, lo que unido al continuo aumento de gastos puso la situación un tanto delicada.
En ese año, el Ayuntamiento puso en circulación 3 autobuses por el interior de la ciudad que, en contra de lo que en un principio pudiera parecer, no quitaban viajeros a los tranvías, sino que los complementaban sirviendo aquellos puntos a los que la red tranviaria no llegaba, e incluso les acercaban viajeros de lugares apartados. El Ayuntamiento no se atrevía a entrar todavía en competencia directa con los tranvías. Aprovechando esta circunstancia, la Compañía de Tranvías aplaudió la iniciativa municipal de ocuparse del transporte público, al tiempo que solicitaba que tal servicio no permaneciese indefinidamente en manos privadas. Evidentemente, la situación se tomaba cada vez más difícil y la salida que aquélla veía como más favorable para todos era la municipalización del servicio de tranvías. El Ayuntamiento hizo, de nuevo, oídos sordos a tal propuesta.

En 1955 se registró un ligero aumento de los ingresos, destacando que el día de mayor afluencia de público, el 15 de agosto, se transportaron 72.000 personas. No obstante, la Cia. no se llamaba a engaños. En la memoria correspondiente al año 1955 se volvió a hacer hincapié en la necesidad de rescatar las explotaciones tranviarias de manos privadas y convertirlas en municipales al objeto de conseguir una red de transporte urbano moderna y eficaz.
El Ayuntamiento, mientras, seguía con su intención de desmantelar la red. El 29 de septiembre de 1956 se creó la comisión para tramitar la solicitud del Ayuntamiento para subrogarse en los derechos del Estado en las concesiones de líneas de tranvías.
Durante los años 1957 y 1958 se diversas circunstancias condujeron a la disminución del movimiento de viajeros en la línea de Somió. Por este motivo la Compañía decidió solicitar a la Dirección General correspondiente la reversión de dicha línea por estar caducada ya hacía algunos años.
El descenso del número de viajeros se vería agravado por la aparición de otros medios de transporte, empeorando aún más la situación, cuando se tuvo que proceder a un nuevo aumento de tarifas para compensar los aumentos salariales. Como consecuencia de esta calamitosa situación, la Comisión Municipal Permanente designó una comisión especial de transportes que el 2 de julio de 1960 elaboró un informe sobre la reversión de los tranvías.

Sentadas ya las bases para la desaparición de los tranvías, parecía que su fin era ya inminente. No sería así. A pesar del acuerdo aprobado, el Ayuntamiento se desentendió totalmente de la Compañía de Tranvías, y en un pleno municipal convocado con 5 horas de antelación se decidió sustituir las líneas de tranvías de Gijón a Somió y Gijón al Natahoyo por autobuses, dejando a los tranvías prestando el servicio en las líneas del Llano y Natahoyo a Musel.

El cierre de las líneas citadas tuvo lugar el 25 de agosto de ese año inaugurándose al día siguiente las líneas de autobuses. Este servicio fue contratado con la empresa ovetense TRAVAL y según los cálculos previos, del propio Ayuntamiento, estas líneas de autobuses partían ya con un déficit de 50.000 pts por vehículo. Como se ve, una sustitución muy beneficiosa para el erario público gijonés.
La gran visión de los responsables municipales al suprimir los tranvías entre Gijón y El Natahoyo quedó patente el 2 de agosto de 1961 cuando la Compañía de Tranvías se vio obligada a reanudar el servicio en la línea citada, sustituyendo a los autobuses. Los viejos tranvías seguían ganando batallas ya moribundos.
No obstante, la situación económica de la compañía, con un coeficiente de explotación en ese año del 141% era ya desesperada. Debido a tal circunstancia, comenzó a tramitar la reversión de las líneas del Musel y del Llano.

Si bien en 1962 la recaudación experimentó un ligero aumento, en el año siguiente el déficit alcanzó las 902.870,30 pts. Ante lo insostenible de la situación la Compañía de Tranvías arrojó definitivamente la toalla y, tras llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, el 10 de mayo de 1964 circularon por última vez los tranvías por las calles gijonesas.
Ni una noticia en la prensa, ni la más humilde de las despedidas acompañaron a los entrañables coches en su postrera singladura. Sencillamente, el día 11 de mayo no salieron de sus cocheras. Triste pago el que Gijón daba a quienes durante 75 años habían transportado a sus habitantes y forasteros hacía sus trabajos y sus diversiones y habían llevado la prosperidad a numerosas zonas de la ciudad.

Fuente visitada.
telecable.es