viernes, 14 de octubre de 2011

VILLAYÓN


Villayón continúa siendo un concejo desconocido para muchos asturianos. Comenzó su andadura como municipio independiente en 1868, porque hasta esa fecha perteneció al concejo de Navia. Actualmente son dos concejos separados por 18 km. de carretera que en los últimos años -para alivio de sus vecinos- ha mejorado notablemente. De esta forma la belleza natural de este rincón asturiano está ahora más al alcance de la mano.
Un impresionante paisaje montañoso, cuya cota más alta es de 1.220m., espera al visitante que llega a este concejo. De ahí que esté muy frecuentado por grupos de montaña de la zona. Desde el Pico Panondres la vista panorámica es de impresión, el pico Carondio (1.222m.), y el Gargalois (1.165m.), son también objetivos de los amantes de este deporte.

Paraíso entre cascadas.
Hablar de Villayón es hablar inevitablemente de las cascadas de Oneta, son las grandes embajadoras de este concejo. La mayor y la más conocida es la llamada Firbia. El agua cae desde una altura de 32 metros dando lugar a un paraje de gran belleza, especialmente frecuentado en verano por los turistas. La cascada de Méxica en Ponticiella fue descubierta en los últimos años pero iguala en belleza a las anteriores. Próximo a ésta se encuentra el embalse de Arbón, un paraje de gran valor paisajístico. Es único por sus condiciones naturales para la práctica de deportes acuáticos.
Tierra de tradiciones centenarias. Algunas de las costumbres más antiguas se han perdido, como "los filazones", que reunía a las mujeres para hilar la lana o lino en las noches de invierno. Otras, como "los esfoyones" -que consistía en juntarse para deshojar las mazorcas de maíz y colocarlas a secar en los cabazos- intentan mantener su vigencia. Los magostos, sin embargo, es una de las costumbres populares que tras una larga temporada está reviviendo con fuerza llegado el otoño.
Actualmente existen varios artesanos en el municipio, madreñeros, cesteros, pero no se encuentran en activo. Por desgracia sólo es posible verlos trabajar en demostraciones que se organizan en el concejo.
Antiguamente en todas las casas había una fragua con un mazo o machuco con el que laminaban el metal. Navajas, cuchillos, hoces, útiles de cocina, etc., elaborados en Villayón abastecían a los pueblos asturianos y gallegos. La industria de la ferrería que caracterizó a esta zona se fue perdiendo con el tiempo.

Gastronomía.
Con la llegada del frío se prepara la matanza del gochu. Los habitantes que durante varios meses del año han criado y alimentado con mimo a este animal obtendrán de él embutidos de gran calidad. El chorizo, el jamón, el lomo embuchado, las morcillas se elaboran todas ellas con ingredientes naturales.
El moscancio o moscaricio, morcillas elaboradas con la sangre del cordero son también típicas de esta zona, así como el relleno, un postre dulce elaborado a base de manteca, pan, huevo y azúcar, cocido todo ello en una vejiga de cerdo.
En el concejo todavía son pocos los locales que sirven comidas, pero los que lo hacen tienen clientes llegados de diferentes lugares, incluso de fuera de Asturias.
Fuente visitada.
revistafusion.com

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