lunes, 25 de abril de 2011

EL BOSQUE ASTURIANO


Aspectos generales.-
El monte, que en el lenguaje de los campesinos asturianos es sinónimo de bosque, ocupa unas 700.000 hectáreas de las poco más de un millón que constituyen el total de la superficie de la región. Pero un tercio de esa superficie se encuentra sin plantar. De las especies, las más abundantes son el castaño y el eucalipto, con 70.000 hectáreas cada una. Los hayedos ocupan 56.000 hectáreas. La especie quercus (carbayo, roble albar, rebollo y encina), unas 43.000. El abedul crece en una superficie de 17.000 hectáreas.

De los frutales, el manzano es el más ampliamente representado. El pino y, sobre todo, el eucalipto, tienen una fuerte presencia en la franja del territorio más próxima a la costa. El castaño y el roble están asentados en los valles interiores. Y los hayedos colonizan las zonas altas próximas a la cordillera.
La mayoría de los hayedos, entre ellos algunos tan extensos como los bosques de Peloño y Redes, se encuentran en zonas de alta protección medioambiental. Lo mismo ocurre con algunos grandes robledales, como Muniellos.
Unas 285.000 hectáreas del monte asturiano son de propiedad privada, por lo general, minifundista, y unas 165.000, de propiedad pública. De todas ellas,
unas 300.000 son monte comunal, con la peculiaridad de que coexisten básicamente dos regímenes: en el Occidente de la región predominan los montes vecinales en mano común mientras que en el Centro y en el Oriente lo habitual es que los montes comunales sean de propiedad municipal.

Producción.-
El bosque asturiano produce entre 700.000 y 900.000 toneladas de madera
al año, de las que 650.000-750.000 corresponden al eucalipto, de 100.000 a 150.000, al pino y 50.000 al castaño. 220 empresas trabajan en el sector, ya sea en trabajos propiamente forestales, en industrias dedicadas a la primera transformación de la madera o en fábricas de muebles o similares Entre todas dan empleo a algo más de 2.000 personas.

La polémica del eucalipto.-
La alarma sobre la excesiva proliferación del eucalipto no es exclusiva de Asturias, pero está ya tan arraigada como este árbol que llegó en el siglo
XIX como especie ornamental y que se extendió de forma extraordinaria a partir de la segunda mitad del siglo XX, a favor de las excepcionales condiciones climáticas que le ofrece Asturias, contribuyendo a cambiar –en general, deteriorándolo--, el paisaje de amplias zonas de la región.
Los ecologistas han contribuido a sensibilizar a la población sobre sus efectos perniciosos.
Pero las críticas han surgido también de otros ámbitos. Así, Gonzalo Anes, director general de la Academia de la Historia y uno de los más destacados
historiadores de la agricultura española, mantiene desde hace tiempo una posición radicalmente contraria a la proliferación de este cultivo, que ha llegado a calificar como “el cáncer de la flora y la fauna asturiana”, al tiempo que asegura que sólo es rentable en la primera corta y que tiene alternativas claramente favorables como el manzano, el cerezo maderero y el nogal americano.
Desde el ámbito de las empresas del sector forestal se quita dramatismo a la proliferación del eucalipto –el árbol que, con notable diferencia sobre los demás, produce más madera en Asturias-- con el argumento de que aquélla está ya doblemente limitada. Por una parte, por la normativa del Principado, que exige la obtención de permiso para poder plantar. Y, por otra, la inviabilidad del propio árbol en altitudes superiores a los 400 metros.

Eucalipto y castaño, productos estrella.-
El eucalipto proporciona, con gran diferencia, la mayor cantidad de madera que se obtiene en Asturias. Contestado socialmente, ha consolidado una gran importancia económica, derivada de su excepcional adaptación a las condiciones climáticas de Asturias, que permiten que su ciclo de desarrollo se reduzca a quince años.

Desde el punto de vista de la calidad, el principal activo del bosque asturiano es el castaño. Asturias produce el 75% del castaño español y España es el primer productor de Europa. Se trata de una madera muy estimada, con gran prestigio en el mercado internacional, en el que, por su durabilidad y belleza logra mayor valoración que el iroko o el roble americano. Se adapta a todos los usos, tanto para la construcción como para la industria del mueble. Pese a ello, es un árbol poco cuidado en Asturias. Su estado fitosanitario es preocupante, por la proliferación de enfermedades, como el chancro, que comprometen su futuro.

Aprovechamiento de los frutos del bosque.-
En Asturias, al contrario de lo que ocurre en otras regiones, no hay datos estadísticos sobre la producción de frutos del bosque. Sencillamente, no se les reconoce valor. De ser, en tiempos no muy lejanos, un componente esencial de la dieta de los asturianos la castaña ha pasado a convertirse en un producto sin
interés económico, cuando es susceptible de ser consumida en fresco o, sobre todo, de ser utilizada como materia prima para productos de repostería con gran valor añadido, como el marrón glasé. El abandono del castaño como frutal –por ejemplo, hace ya mucho tiempo que ha dejado de injertarse-- se está traduciendo en la pérdida de clases de castañas y, en general, en la degeneración del fruto. La avellana es otro fruto, muy abundante, que se da de forma espontánea y apenas se recoge.
compromisoasturiasxxi.es

2 comentarios:

  1. Muy interesante y como siempre muy didáctico. Nunca he ido, por una causa o por otra, a Muniellos, espero que pueda ir pronto. Gracias

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  2. Muy buen post, con muchos datos y completado con el video. Por el puerto del Conio pasé hace muchos años, cuando todavía los hombres eran hombres... Es una forma de decir que entonces no había tantas complicaciones para ver lo que te diera la gana. Ciertamente me admiró el bosque. Era primavera y para remate al bajar hacia Cecos, creo recordar, nos cogió una tormenta de las de antes. Vamos, de película... Saludos.

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