viernes, 14 de octubre de 2011

LAS ROMERÍAS ASTURIANAS


En el texto de F. de Paula Mellado se recogen todas las características definitorias de esta fiesta tradicional:(hacia 1.848)

("Los mercados y romerías, que son muy frecuentes en Asturias, presentan un tipo particular y el más variado y pintoresco cuadro. Celébranse generalmente en derredor de una iglesia bizantina o de un palacio señorial que suele contener sepulcro o algún otro recuerdo de nuestros pasados héroes. Allí en un frondoso bosque o risueña pradera comienza la función desde la víspera con la gran foguera, compuesta de haces de árgoma, ramas de pino etc., fuegos artificiales, cantos, bailes, gaita y tamboril. La iglesia está por lo general iluminada con faroles de colores, y al mismo tiempo brillan multitud de luces en las tiendas de bebidas, comestibles, frutas y dulces, y en las tabernas portátiles de vino y sidra consistentes en una gran pipa o tonel sobre un carro de bueyes. El estampido de los escopetazos y cohetes se mezcla con el rústico sonido de la gaita y el monótono y antiquísimo canto de los romances con que se acompañan divididos en dos coros, los que toman parte en la danza prima. A la lanza que llevaban los asturos han sustituido los asturianos un palo largo, arma temible en sus robustas manos, y para que la semejanza sea completa con la danza primitiva, suele terminarse con una refriega a veces reñida que empieza por los vítores que cada bando contendiente da a su respectivo concejo, así se oye en medio de la pelea: ¡Viva Carreño! ¡Viva Gozón!")

Todo el ceremonial y la sociabilidad festiva que se desarrolla con ocasión de la romería queda magníficamente sintetizado en este episodio de Camín:

("Terminada la procesión, ya Santa Ana quieta en su altar, llegaba el espectáculo de los gigantones, que luego no vi en otras romerías. Eran unos muñecos cabezones, del tamaño de una persona, con los vientres y los carrillos llenos de pólvora. Les prendían fuego en una mecha, lanzándolos al aire desde una especie de tribuna.

En esta y otras romerías, pues casi todas son iguales, con mayor o menor gentío, redoblaba el tambor, sonaba la gaita de airosos flecos, bailaban los mozos y las mozas, imcluso las parejas de alguna edad, ya con hijos o nietos, recordando sus mocedades, y se bebía la sidra al pie de la pipa o del tonel enramado. Cantaban mozos y viejos al son de la gaita:

¡Arrimadito a la pipa
y arrimadito al tonel,
a mí no me rinde el sueño
viendo la sidra caer!

Aún no primaban las xarrés con los barriles de cerveza, que vinieron más tarde a explotar los negociantes y señoritos de la villa. En algunas romerías había más de cuarenta carros de bueyes, enramados con el tonel o la pipa de sidra, el carro quieto, espitando la sidra por la parte trasera. Y se tendían en el viento muchas barracas de lonas blancas, en las que se despachaban, casi siempre por mujeres frescas, alegronas, rollizas y arremangadas de brazos, gaseosas, refrescos y esponjados.
La principal atención de los muchachos eran las vendedoras de dulces, de nueces y avellanas. Apenas nos daban los parientes o invitados a la fiesta unas "perronas", corriamos adonde estaba la avellanera, la vendedora de rosquillas...

A la romería de Roces acudía mucha gente de la villa, invitada a comer por parientes y amigos. Ese día la tarde olía toda la quintana a "fabada" y a arroz con leche. Comenzaba el baile con la atardecida y era cuando empezaban los palos entre los mozos
y la intervención de la Guardia Civil")

Fuente visitada.LAS REPRESENTACIONES DE LA SIDRA- El contexto social de la sidra a través de la literatura y la pintura asturianas (1.850.1.939) Luis Benito García Álvarez.

3 comentarios:

  1. ¡¡Eses fiestes de prau, como presten!!
    Ay, quiero que llegue otra vez el veranín pa empezar otra vez la ruta de les romeríes.
    Un abrazu

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  2. Me ha encantado tu post, especialmente la cita de De Paula Mellado. Esos romances se perdieron luego, pero todavía se bailaban y cantaban hace cincuenta años. Yo los canté de la mano de mi madre. Y lo de las vísperas también lo conocí en los pueblos, con la salve cantada en la Iglesia. Las vísperas tenían un sabor especial. Son cuadros hermosos. Saluodos.

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  3. Recuerdos y añoranzas de nuestra juventud.

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