martes, 31 de julio de 2012

LLANES





Presume de ser uno de los destinos turísticos más deseados de Asturias. Y con razón, porque llegada la época estival la población se multiplica. Sus playas son uno de los reclamos más atractivos, así como su gastronomía, el calor de sus gentes, y el reposado ambiente marinero que respira la villa. No en vano Llanes siempre ha estado profundamente ligado al mar y todo lo que éste representa.

 Durante el siglo XVI y XVII fue posiblemente el puerto más boyante del norte de España, con una flota especialista en la pesca de ballenas. Así lo atestigua también la existencia del Gremio de Mareantes, cofradía cuya fundación se remonta diez siglos atrás. Pero el Llanes de hoy, aun conservando el sabor marinero tradicional, es mucho más. Ha sido declarado, merecidamente, Municipio de Excelencia Turística.

La villa conserva cierto aire de distinción, fruto de una tradición histórica de elevado abolengo. Una visita es suficiente para llenarse del espíritu llanisco, repleto de tradición y a la vez contagiado del cosmopolitismo de una villa acostumbrada a abrirse al mundo y a ser lugar de paso de gentes de toda condición. El verano es sin duda la mejor época.
Los viajeros que llegan hasta estas tierras encontrarán temperaturas suaves, pero nunca sofocantes. Así se puede disfrutar en las mejores condiciones posibles del abanico de fiestas y folclore que Llanes reserva para las fechas comprendidas entre mayo y septiembre. Si no en un lugar, en otro, no hay semana que no se pueda disfrutar de una romería, un festejo local o cualquier otra actividad organizada por las distintas cofradías, que compiten entre sí en organización y colorido, en la riqueza de sus trajes -de llanisca, de porruano- y en canciones y bailes.

Aunque hay otras, es necesario nombrar la fiesta de Santa María Magdalena a finales de julio, con una tradicional procesión marítima que es un espectáculo para los sentidos, no en vano ha sido declarada de Interés Turístico. Además, San Roque a principios de agosto y la Virgen de la Guía y Nuestra Señora, en Andrín, en septiembre. Además de la villa de Llanes, no se pueden dejar de visitar otras localidades más pequeñas, pero no por ello menos importantes. Hablamos de Nueva, de Andrín, de Naves, de Posada.
También de Barro, Balmori, Poo o Celorio y sus playas, además de decenas de pueblos más pequeños que conservan todo el encanto de la zona. Llanes en su conjunto tiene mucho que ver.

Desde la vanguardia artística que representan Los Cubos de la Memoria hasta la tradición secular de sus procesiones. Gastronomía tradicional, en la que merecen mención aparte los frutos del mar; ambiente joven en las noches de verano; maravillas naturales, como los bufones o los espectaculares acantilados; huellas artísticas de nuestros antepasados... Y hasta "bromas" de la naturaleza, como la playa sin mar de Gulpiyuri. Una cala en medio de un prado, a la que llega el agua del mar a través de una estrecha cueva subterránea. Y si se quiere variar, siempre queda la montaña. La sierra del Cuera, imponente, cubre las espaldas del concejo y lo separa de la Asturias interior. En Llanes, todo son posibilidades.


Fuente visitada. revistafusion.com/asturias

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