sábado, 19 de enero de 2013
ARCHIVO DE INDIANOS-MUSEO DE LA EMIGRACIÓN
La fundación Archivo de Indianos-Museo de la Emigración, ubicado en la localidad de Colombres, en el concejo de Ribadedeva, es a buen seguro una muestra perpetua y muy completa de este pasado migratorio, en el que el visitante con interés descubrirá suficientes motivos para entender cómo numerosas edificaciones, incluso actos sociales y parte del folclore actual de Asturias son deudores de aquellas familias que cruzaron el charco.
La casa donde se ubica el archivo-museo fue construida por el que fuese emigrante a México Iñigo Noriega Laso, que volvió a su tierra cargado de dinero y con la intención de construir todo un recinto señorial en el quedase constancia de su fortuna.
El edificio data de 1906 y lleva el nombre de Quinta Guadalupe en honor de la esposa del fundador. Este palacete, un claro exponente de la arquitectura indiana, pasó sin embargo por varios usos antes de llegar al actual. Fue Casa de Reposo y Hospital de Sangre después de que su primer propietario falleciese en México. Más tarde, sería adquirido por el estado español y reconvertido en centro de Auxilio Social hasta 1986. Al año siguiente, por iniciativa del Principado de Asturias, Caja de Asturias y la Universidad de Oviedo, se destinó a sede de la Fundación Archivo de Indianos.
Su interior es absolutamente elocuente, habla por sí solo de una estética única, la indiana, que refuerza los sentidos con la solidez que aportan los mejores y más exóticos materiales de construcción. En esto eran muy perseverantes los indianos, llegándose a extremos de barcos cargados de madera cruzando el Atlántico por encargo, para construir una casa en Asturias con la madera más joven del trópico. En el museo se han reconstruido algunas dependencias con mobiliario de la época. El resto del edificio está ocupado por una exposición permanente sobre los distintos aspectos de la emigración: desde billetes que hablan de la salida de los emigrantes y los puertos de destino, hasta los grandes centros sociales de la emigración española que hoy en día tienen una gran actividad y que surgieron décadas después de que se adquiriesen aquellos billetes, y no con poco esfuerzo, por una buena parte de la clase campesina de Asturias. De esta forma, los recuerdos y objetos de aquella partida tienen tanto peso como el sentido de morriña que marcó al asturiano emigrante durante décadas en su exilio.
La fundación posee una biblioteca especializada y un importante archivo documental sobre los centros asturianos de México, Buenos Aires, Cuba y otros centros y sociedades asturianas y españolas en América. En su labor de investigación y documentación se preocupa por ser fiel a los motivos y las circunstancias que marcaron el viaje de ida, la estancia y la vuelta, y persigue la creación de una gran base de datos capaz, a su vez, de generar investigaciones de múltiple signo, relacionadas con la emigración a América durante los siglos XIX y XX.
Pasear por la casa es como pasear por la historia y el sentimiento de nostalgia de muchos. No faltan referentes historiográficos que contrastan esta primera impresión. La Fundación cuenta con un salón de actos que anualmente convoca a una serie de estudiosos del tema. De sus reuniones han salido ya numerosas consideraciones de peso y conclusiones sin margen de error, en muchos casos casi obvios pero con el respaldo preciso de datos y hechos.
Se sabe, por ejemplo, que la emigración asturiana fue más tardía que la del resto de Europa. Se comenzó a emigrar de forma notoria a comienzos del siglo XX, mientras que los flujos migratorios desde Europa ya se producían a lo largo del XIX y antes. Otra nota característica es la predilección de los asturianos, al igual que los españoles en general, por los países americanos, con la exclusión de los Estados Unidos, lugar que eligieron italianos, ingleses y alemanes en su mayoría, pero nunca los españoles como primer destino, pues tenían enormes trabas legales para instalarse allí. En su contra se palpaba toda una legislación que les marginaba y no alentaba el viaje a esas tierras. Hay que tener en cuenta, claro está, que España acababa de tener un conflicto bélico con los estadounidenses.
El grueso de los que se iban estaba formado por gente joven y solteros. También, y en general como en el conjunto del estado, se trata de una emigración en la que existe una mayor proporción de personas que pagan sus pasajes de forma más o menos voluntaria, bien con medios propios o sufragados por empresas o familiares de los lugares de destino. El emigrante siempre contaba con el respaldo de una familia, de unos parientes, que le invitaban y colaboraban económicamente en la emigración. En otros países, al contrario, se daban más los agentes de reclutamiento que enrolaban a la gente de pocos recursos y prácticamente les obligaban a emigrar.
Se sabe también que la expresión “hacer las américas” traduce la impresión, por parte de los que se quedan, de que los que se han ido han mejorado económicamente, de que han aprovechado las circunstancias de esos países al máximo. También es cierto que hay que combatir la idea de que todos tuvieron éxito en su viaje. No todos lo lograron, pero sí una mayoría, y esto se mide en las regiones de origen donde el prestigio de los retornados, los indianos, fue muy alto.
Esta circunstancia se puede observar sin ir más lejos en la localidad de Colombres, donde se encuentra el Archivo, pues se respira incluso un aire latinoamericano, con un ayuntamiento y una plaza circular que bien podría ser la réplica de un espacio público mexicano.
fuente visitada. desdeasturias.com
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