sábado, 12 de enero de 2013

LOS DENTISTAS SACAMUELAS AMBULANTES


la labor odontológica fue llevada a cabo inicialmente por el barbero sangrador, que además de sus otros cometidos cumplía el de sacamuelas, "el oficio más maldito del mundo", como diría Quevedo, pero sí con el beneplácito de las gentes. Y en este menester ejercido en las calles, plazuelas y feriales por charlatanes, pícaros y truhanes, simples atrevidos prácticos, que ejercían al margen de toda ciencia.

este ejercicio gritesco y espectacular, casi folklórico, de los dentistas sacamuelas ambulantes, se prohibe en España a partir de la Real Orden del 28 de Mayo de 1876, si bien es cierto que la total erradicación de los charlatanes sacamuelas aún costó muchos años.

existen noticias de algunos de estos famosos que pasaron por nuestra región, como Eduardo Ciutti, apodado "el italiano"; "Manolo, "el de la chaqueta apretá", valenciano de origen y conocido como "el dentista de la serpiente", por utilizar un aceite de tal reptil para cohibir la hemorragia post-extracción.

Feijóo aconsejaba  la limpieza de los dientes con frecuencia y con polvos de xibia, o con los de pan quemado, o con sal común. En las enfermedades de los dientes se usaron procederes de magia simpática y así fue común la utilización de amuletos diversos, como dientes de lobo, jabalí etc. En los niños los dientes de leche no solían tirarse en cualquier lugar, por temor a que se derivasen males para el niño. Lo común era, y aun es, que, al menos en algunos lugares, para conseguir que la segunda dentición salga bien a un infante, que aquellos se arrojen a un tejado o al mismo cementerio.

Contra los dolores de muelas aconsejaron enjuagues con aguardiente o con infusiones de hierbas (beleño, acónito, tabaco, etc.). En Tereñes (Ribadesella) el saúco se utilizaba contra los dolores de muelas y se cantaba de esta forma.

"La flor de saúco, madre,
ya la tengo recogida,
del sereno de San Juan
que sirve de medicina"

Esta hierba, de flor de saúco, se hervía en una pequeña cantidad de leche y de este modo preparada se bebía en ayunas. también se aconsejó machacar la "hierba del sapu" y a guisa de cataplasma colocarla sobre la mejilla dolorida. El ajo fue utilizado, igualmente, en similar aplicación.
Otros procederes fueron la "camisa de la culebra, colocándola alrededor de la cabeza o la utilización de hojas de laurel , formando una cruz, en la planta del pie.
En Gijón se combatió el dolor de muelas untando las encias con la "grana" de una planta llamada "racimu de culebra", cuyos frutos rojos o "boles de culebra" se recogen en las sebes rurales.

pero sin duda, el más eficaz remedio contra el dolor de muelas fue la extracción. De ahí que se dijese: "al que le duele la muela, que se la saque". Y para combatir la hemorragia subsiguiente se hacía enjuagar con agua negra obtenida del pilón de piedra de la fragua, donde el herrero templa sus herramientas y que se admitía como beneficiosa, por su efecto hemostático y riqueza en hierro.

El mal estado de la dentadura en los habitantes de la región, aparte de otras razones higiénicas y alimenticias, la achacaba el vulgo en el pasado a que "el asturianu pierde los dientes por beber la sidra fría y comer les castañes calientes".

Fuente visitada.
Medicina Popular en Asturias.- E. Junceda Avello.

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