martes, 29 de junio de 2010

EL "SAMARTÍN"



El cerdo es sacrificado al comenzar los fríos del invierno. Años ha, ninguna casa particular de mediana posición dejaba de hacer el correspondiente Samartín o Samartino. Las operaciones del mondongo, con su variedad de embutidos (morcillas, chorizos, salchichas, longanizas), su decocción de grasa, envasada en vejigas y ollas, y complementado con turriones, tortas y pantrucos; su clasificación de carne para comer en fresco, a partir del "lomo de entrada", y la amplia campana de la cocina alimentada con leña y apropósito para la "cura"; las "duernas y arcones", de tosca piedra o gruesos "chaplones" de madera, donde se encamaban las anchas hojas de tocino, los perniles y "llacones" forrados de sal; las oscuras y frescas bodegas o despensas con su techo salpicado de garfios de hierro para la cuelga, eran accesorios inexcusables en el hogar doméstico.


EL SEGUNDO "SANMARTÍN"


Es el Antroxu asturiano época de buena manducatoria que en algunas zonas del centro de la región llega a denominarse "segundo Sanmartín", porque se vuelve a matar un cerdo. Se consumen los productos ya curados de la matanza de noviembre o incluso algunos frescos del más reciente sacrificio del gochu.

La carne, que va a ser prohibida durante la Cuaresma por mandato de la Iglesia, es la reina de los platos carnavaleros y del "pote d´antroxu", el menú festivo por excelencia. Se cocinaba el "panzón"- o el "xuanicu", que dicen en otras zonas -, una enorme morcilla embutida en el estómago del cerdo sacrificado, donde se introducen - bien picados, adobados y curados al humo de la lumbre - lenguas, riñones y corazones del cerdo. Otros embutidos típicos del Carnaval de pueblo eran el "pínfanu"y el "butiello".

Y a los postres, "bollinas o casadielles, frisuelos", orejones, torrijas y picatostes. En todas las casas del Antroxu rural permanecía siempre a la vista un plato bien lleno de dulce exquisito, los típicos "fayuelos", como aguinaldo para los "mazcaritos" que reclamaban su botín festivo aporreando las puertas de las casas. Como no hubiera postre, los críos la emprendían a huevazos a poder ser "podres", contra las ventanas del mal vecino.


La dificultad en recopilar datos fidelignos sobre las costumbres Carnavalescas reside en la falta de documentación, en la desaparición de la tradición oral y en que no se trata de una doctrina oficial, sino un fenómeno social más difícil de cuantificar.


( La Nueva España.)

2 comentarios:

  1. Tu blog es una mina, chica. Es como la Enciclopedia Asturiana. Me gustaría que pusieses algo de lo que nos cuenta Palacio Valdés en Sinfonía Pastoral sobre la cocina asturiana, el llar, las camas, la casa y todo eso. Me pareció cuando lo leí un documento muy valioso. Yo lo podría hacer también, claro, pero tendría que copiarlo de la novela. A lo mejor tú tienes más recursos... O más criterio para seleccionar los textos. Saludos.

    ResponderEliminar
  2. Te prometo que intentare documentarme, me pillas un poco en Babia. Un saludo.

    ResponderEliminar