viernes, 5 de agosto de 2011

EL FRANCO


Púrpuras, blancos y malvas en las hortensias que jalonan las entradas de las fincas. Turquesas y zafiros serenos que se tornan bravos grises en el mar. Verdes, rojos y naranjas en las productivas huertas. Dorados en la arena de la playa y el cielo que atardece. El Franco nos anima con su particular color terapia.

Los habitantes del concejo saben dónde las características del entorno se conjugan para formar un lugar mágico, ése en el que no cuesta esfuerzo sentirse fuera del tiempo. Allí, las luces y las sombras dan lugar a diversas tonalidades de color, combinadas con una belleza única del paisaje. Eso sucede por ejemplo en el Valle Feliz, ubicado en las Cuevas de la Andina. El visitante que conoce el camino encuentra en este lugar cuevas horadadas por los romanos en busca de oro y ruinas de una antigua fortificación. Entre las maravillas del concejo, otra de las zonas preferidas es Porcía. También aquí es tenue el velo entre la realidad y el paraíso. Lo más emblemático es su playa con forma de concha: brillantes azules, verdes y grises de diversos tonos nos invitan a bañarnos en las tranquilas aguas que descansan sobre la arena blanquecina. Este parque-playa cuenta con nuevos servicios, como 190 aparcamientos, sendas peatonales y un área recreativa. Pero el entorno de Porcía se completa con una alameda y un río sobre el que los árboles de la ribera descuelgan sus ramas, permitiendo que sus hojas acaricien la superficie del agua. Pesca, natación, playa, música y romerías se suceden aquí a lo largo del verano.

Hacia el interior, los grises y ocres de los molinos, cabazos y casas típicas de piedra, se pierden entre los intensos verdes del prado, salpicados por flores multicolores y sobre todo productivas huertas.
Cansados de fijar la vista en lo concreto, quien desea relajarla en el horizonte dispone de los acantilados de Cabo Blanco y el Mirador de la Atalaya, para sentirse en otro lugar fuera de esta tierra.

Los colores que dibujan los contornos del concejo de El Franco son toda la gama de los verdes y los azules, que definen sus bosques y sus playas. Aquí la naturaleza no es un escenario sino la protagonista de los paseos.

A los ojos de quien lo ve por vez primera, El Franco sorprende por su belleza natural. Incluso las construcciones se integran en el paisaje, como sucede con los molinos, calieiros, fuentes, pozos, cabazos y casas tradicionales. Entre los pueblos típicos cabe señalar Viavélez, cuyas casitas marineras colgadas de las paredes se despliegan suavemente hasta llegar a las orillas del puerto. También atractivos son San Juan de Prendonés y La Braña.
Los bosques y la costa de El Franco son en sí mismos monumentos naturales que requieren una mención aparte. Un paseo único puede ser recorrer el curso del río Porcía, que está protegido a nivel europeo y considerado Lugar de Interés Comunitario. Sus aguas cristalinas son el hogar de nutrias y salmones, y a sus orillas se asoman fresnos, alisos, laureles, avellanos, sauces y helechos. La tranquilidad de este lugar sólo es comparable a la que se siente en Boimouro, un paraje a orillas del río Mazo que hace años fue una herrería. Otros monumentos naturales son las Cascadas de Penadecabras, o las Cuevas de la Andina.
Si hablamos de costa, El Franco tiene mucho que decir. Posee playas recogidas como la de Pormenande, playas paradisíacas de fina arena y aguas turquesa como la de Porcía, y acantilados escarpados como los que conforman Cabo Blanco. En este lugar se encuentran restos de un asentamiento castreño, y una vista espectacular de la costa.
Muy cerca de aquí, el Mirador de la Atalaya era el lugar desde donde los antiguos franquinos avistaban tanto a enemigos como a las ballenas. Si deseamos conocer todos los secretos de la costa, lo mejor es seguir el rastro de la Senda Costera, que nos lleva por toda la orilla.
Descubrimos varios de los tesoros de El Franco, que esconden historia en cada una de sus piedras. La mayoría son una combinación de naturaleza y la mano del hombre, que dan lugar a espacios sorprendentes.

Cabo Blanco-
Podemos llegar partiendo de Valdepares por un camino, o a través de la Senda Costera. Sin duda es fundamental elegir un día soleado para acercarse, puesto que la visión que ofrece Cabo Blanco de la costa cantábrica es de quitar la respiración. Los acantilados son abruptos, coronados por una alfombra de verde hierba en la que sentarse a contemplar las vistas. Este fue el lugar elegido por antiguos pobladores para instalarse, como dejan patente los cuatro recintos castreños que se conservan, cada uno de ellos defendido por un gran foso excavado en la roca que se aprecia a simple vista.

Monumento Natural de As Covas da Andía-
Este monumento natural procede de la acción conjunta de la naturaleza y las labores mineras sobre roca caliza que los romanos efectuaron en los siglos I y II d.C. en busca de oro. Actualmente los socavones han sido invadidos por una exuberante flora, y al lugar sólo se puede acceder mediante visita guiada. Hasta el 30 de septiembre hay rutas organizadas de martes a domingo en los siguientes horarios: 11 h., 12.30 h., 16 h. y 17.30 h. Para información y reservas hay que llamar al 985 478 601 ó 619 368 169.

Iglesia de Miudes-
La sobriedad de este edificio coronado con una bella espadaña, esconde una gran historia. Es parte de una iglesia románica tardía (s. XIII) de la que sólo se conserva el ábside semicircular cubierto con bóveda de horno. El cuerpo de la iglesia se reedificó en 1707, dando lugar a una planta basilical de tres naves, la central más ancha y culminada por un arco de triunfo de medio punto y el altar mayor. Destaca la talla en madera policromada de origen gótico e influencias nórdicas, en la que la Virgen María enseña a leer al Niño.

Fuente de La Braña-
El núcleo rural de La Braña cobija la iglesia del siglo XVIII dedicada a Nuestra Señora de La Braña, que atrae a muchos fieles en toda la comarca debido a la fama de sus milagros. La romería tiene lugar el 15 de agosto y es costumbre que los romeros vayan caminando y pasen por el manto de la Virgen un ramo de tejo adornado con rosquillas y caramelos. Pero lo que más destaca es la Fuente de La Braña, un manantial con propiedades curativas situado a 200 metros del santuario en cuyo entorno se celebran comidas y meriendas familiares.

FUENTE VISITADA:
fusionasturias.com

4 comentarios:

  1. Todos los días, antes de ir a dormir, tengo que venir a dar el último paseo por Asturias.

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  2. QUE DIFICIL ME LO PONES MARISA. ¿PODRIAS DARME MAS INFORMACION DE VALLE FELIZ?

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  3. El Monumento Natural de Las Cuevas de Andina se localiza muy cerca del pueblo Andina nombre en el concejo occidental de El Franco. A dicha localidad se accede tomando desde la N-634, entre Navia y Tapia de Casariego, la local FR-5 hasta Arancedo y desde allí por la FR-6 hasta el pueblo de Andina.

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