domingo, 21 de agosto de 2011

EL RÍO CARES


La Garganta del río Cares (según la llamó el Marqués de Santa María del Villar: "La Garganta Divina") es sin duda alguna el desfiladero de más belleza y envergadura de toda España. Asimismo es la excursión montañera y el lugar natural más visitado de toda Asturias y de todos los Picos de Europa.

El río Cares nace en las Fuentes de Frañana, entre los puertos de Pandetrave y de Panderrueda, siendo en Posada de Valdeón donde toma su nombre, pues hasta entonces son varios arroyos los que van aportándole agua de las montañas circundantes. Aunque, son sus afluentes a lo largo del valle de Valdeón, los que le conforman verdaderamente como el gran río que es.

El Cares desde que nace en los altos de Valdeón y hasta que se une al río Deva, recorre algo más de medio centenar de kilómetros, por lo general en medio de grandes foces (Foz de Caín, Garganta del Cares, Foz de la Rumiada o Rumiá , Canal Negra, el denominado Desfiladero del Cares y la Foz de Trescares) Son unos 17 kilómetros desde su nacimiento hasta Caín, atravesando el valle de Valdeón; otros 10 son por la Garganta del Cares; unos 5 por la Canal Negra (entre Poncebos y Arenas de Cabrales) y unos 20 kilómetros por el Desfiladero del Cares (entre Las Arenas y Abándames).

Lógicamente la travesía del gran cañón natural, conocido como la Garganta del Cares, se puede hacer por cualquiera de sus extremos, aunque el más usuales desde la zona Sur. Si partimos de Caín (después de haber dejado a tras Posada de Valdeón, Cordiñaes y Corona), por la senda trazada en plena roca viva, nos adentraremos en este bellísimo desfiladero, tras cruzar por dos curiosos puentes, uno de ellos sobre una presa preparada para que puedan remontar los salmones el río. Después se camina por túneles excavados en la roca, en una zona de gran hermosura.

Esta senda fue construida a principios de los años cuarenta, sirviendo de comunicación entre tierras asturianas de Cabrales y leonesas de Valdeón. Siendo una ingente obra de ingeniería. La senda es de unos dos metros de ancho. Los precipicios pueden ser de unos 800 metros.
Después de pasar los citados túneles llegaremos al poco tiempo al puente de Los Rebecos. Para seguidamente encontrarnos en otro recodo del camino con el puente Bolín, de estructura también metálica (y que antes fue de madera y otrora de hormigón y se le conocía por el de Trea, pues allí desciende la canal de ese nombre). Desde allí se llega en corto espacio de tiempo a Culiembro, donde se puede considerar que estamos a mitad de la travesía.

Después se continua entre tierras asturianas y leonesas, con el límite administrativo en un túnel. El panorama es maravilloso. Con altas cumbres, el profundo desfiladero, el color esmeralda del río al fondo y aire purísimo. En el cielo se pueden ver buitres o águilas y en las rocas las cabras o rebecos.
Un poco antes de llegar al final, cerca de una antigua casería, en el lugar de La Viña, se ve que tenemos que empezar una subida, que nos puede desmoralizar algo, dado que hasta aquí, las dos horas largas desde Caín fueron por terreno llano. La subida tenemos que afrontarla con mucho ánimo y sin prisa, contemplando el paisaje (y sin tomar atajos). Enseguida estaremos en el alto de Los Collados y desde allí descenderemos suavemente a Poncebos en una media hora, como final de ruta (aunque el comienzo podría haber sido allí).

Fuente visitada-
descubreasturias.com

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