sábado, 19 de noviembre de 2011
FÁBRICA DE LOZA DE SAN CLAUDIO
En 1901, y siguiendo la tradición alfarera de la zona, que venía desde antiguo, Senén María Ceñal abrió la Fábrica de Loza de San Claudio, en el lugar del mismo nombre de la parroquia de Oviedo.
Alcanzó gran popularidad por la elaboración de loza feldespática, similar a la loza inglesa, y por utilizar distintas técnicas de decoración de cerámica bajo esmalte que garantizan la calidad y perdurabilidad de sus colores. También contaba con una fábrica de vidrio. A lo largo de su historia ha conseguido abrir mercados no sólo en España si no también en lugares tan dispares del mundo como Chile, Marruecos o Finlandia.
En el año 2007, se inició expediente para su declaración como Bien de Interés Cultural por ser un importante ejemplo de la historia industrial de la región. La documentación de su archivo, las piezas antiguas, sus instalaciones, tienen un elevado interés para el Patrimonio Histórico. Se conserva una antigua chimenea de fines del siglo XIX que pertenecía a la fábrica de Cerámica Asturiana, anterior a la de loza. También son destacables el almacén general y las naves del taller de elaboración y de otro taller donde aún se guardan unas máquinas, de principios del siglo XX, para la fabricación de pastas. También sobresalen dos hornos cuya construcción se remonta al año de apertura de la fábrica. Uno de ellos se conoce como “horno de botella” por su forma. Realizado en ladrillo macizo refractario, era donde se transformaba el flint (o cuarzo) en cristobalita. En el otro horno, construido con el mismo material que el anterior, se fundía el esmalte y tenía una chimenea de sección cuadrada de gran altura. Junto a dichos hornos hay otra chimenea para aspirar el polvo de lija de las piezas. También son de interés tres edificios dedicados a oficinas (algunos de ellos también con función residencial) y las conocidas como Casas del Monte, próximas a la fábrica, que se construyeron hacia 1902-1903 para los obreros.
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1 de febrero del 2.010
Oxidándose y llenándose de hierbajos bajo la lluvia. La Fábrica de Loza de San Claudio, que cerró completamente sus puertas el pasado 30 de junio tras más de un siglo de actividad, está considerada bien de interés cultural en la categoría de monumento, pero eso no parece servirle de nada. No sirvió para evitar el cierre, ni el paro de sus trabajadores, y tampoco para evitar que el abandono se adueñe del recinto.
La vieja locería está cerrada, las ramas crecen sobre el horno -una construcción barriguda, de ladrillo, como una enorme tinaja que sale de la tierra- y los tejados junto a las chimeneas se desmoronan. Al otro lado de la carretera que va desde San Claudio a Sograndio, y que bordea la fábrica, se alzan las Casas del Monte, las únicas viviendas obreras que construyó la Fábrica de Loza, y que datan de cuando se inició su actividad, en 1903. Un grueso tronco de castaño impide el paso a las casas, quizá para evitar que alguien las utilice como refugio. Alguien muy necesitado, porque realmente están que dan miedo, al borde de la ruina total. Estas casas forman parte de la declaración de bien de interés cultural que afecta a la locería, una resolución de la Consejería de Cultura, que fue solicitada en su momento por el Pleno del Ayuntamiento y que ha llegado a los tribunales. El propietario de la Fábrica de Loza, Álvaro Ruiz de Alda, ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra esta declaración, que torpedea cualquier intento de aprovechar el solar.
El Ayuntamiento de Oviedo no comparte el rechazo del propietario a la declaración de BIC, pero sí cree que hay que modificar la delimitación «y hacer algo positivo para que este patrimonio no se pierda.
La Fábrica de Loza fue el primer patrimonio industrial asturiano declarado Bien de Interés Cultural. El Principado, que inició este expediente por iniciativa del Pleno del Ayuntamiento de Oviedo, destaca el valor de la factoría para documentar «la tradición científico-técnica y de las artes industriales asturianas, que se remonta al siglo XVIII».
Entre los elementos más significativos, Cultura destaca el taller de elaboración, el almacén general, el horno de flint -de 1901, llamado «horno de botella» por su forma de tinaja-, el horno de frita -de chimenea cuadrada, también de 1901-, el taller de elaboración de pastas, de principios del siglo XX, las oficinas de 1903, que albergaron en su momento viviendas y la casa del director, y las Casas del Monte, para obreros. También están protegidos los restos de las antiguas oficinas y la chimenea de Cerámica Asturiana, contiguas a la locería. El archivo y las colecciones de piezas históricas también se incluyen en la protección.
BIC:
Los elementos protegidos.
El taller de elaboración. El almacén general. El horno de flint o de botella, construido en el año 1901.
El horno de frita con su chimenea cuadrada, también de 1901.
El taller de elaboración de pastas, de principios del siglo pasado.
Las oficinas, construidas en 1903 y que en su día fueron viviendas y residencia del director de la locería.
Las Casas del Monte, que fueron residencia de los obreros de la fábrica.
Los restos de las antiguas oficinas.
Las colecciones de piezas históricas.
Fuentes visitadas.
el.tesorodeoviedo.es
lne.es
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Somos un desastre
ResponderEliminarQue lástima !!
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