El azabache (impropiamente llamado ébano fósil) es una variedad de lignito. De color negro brillante, procede de una familia de árboles jurásicos que se extinguieron hace unos 60 millones de años, al mismo tiempo que los dinosaurios, según datos del primer estudio científico sobre el origen de este fósil de alto valor económico.
Hasta hace poco tiempo se creía que el azabache provenía exclusivamente de una especie de Araucaria, pero recientes estudios paleobotánicos realizados por la Universidad de Oviedo han concretado que realmente procede de varias especies, no solamente de las Araucaráceas sino también de las Protopináceas. De tener que compararla con un árbol de nuestros días su equivalente sería parecido a un Ciprés.
De conformación compacta, suave al tacto, ligero y bastante duro (entre 3 y 4 en la escala de Mohs), tiene fractura concoidea y color de raya pardo oscuro. Arde produciendo mucho humo, despidiendo olor bituminoso y a veces fétido. Su densidad oscila entre 1,2 y 1,3 g/cm³.
Es un material muy frágil, por lo que su extracción siempre ha sido artesanal, siendo de talla difícil cuando se intenta esculpir figuras con abundantes detalles y calados.
Esta circunstancia ha dotado al arte de la azabachería de escasos márgenes expresivos. Se trabaja con lima y torno, adquiriendo mediante una pulimentación adecuada un brillo intenso que no decrece con el paso del tiempo.
El nombre español azabache es de origen árabe. En Asturias se le llama acebache o azebache. En Galicia, acebiche o acibeche. En Euskera, atxabitxi. En catalán, gaieta (derivado de Gagas) y también atzabeja. En Aragón se le llama azabaya.
Uso en restos neolíticos, en túmulos y bajo dólmenes; en algunos de ellos se recuperaron más de cien cuentas de azabache lo que confirma que esta madera fósil era una posesión de mucho valor al que atribuían un innegable carácter protector ya hace varios miles de años.
Las joyas de azabache fueron muy apreciadas por los Egipcios, Fenicios, Etruscos, Romanos y los Vikingos, aunque la cuenta más antigua aparece en un colgante de azabache en la -Cueva de las Caldas- en Oviedo-, en un nivel perteneciente al Solutrense Superior, fechable en torno al 17.000 BP -antes del presente-, o sea 15.000 años antes de Cristo.
El mejor azabache del mundo, junto con el de Whitby, es el de Asturias, España. Con un color negro intenso, textura y dureza incomparable, es extraído en la zona denominada la Marina, en la Costa Jurásica Asturiana, entre Gijón y Ribadesella, en la zona de Oles, Villaviciosa, desde donde hace más de cien años se exporta a Inglaterra. Ha sido el Principado el mayor suministrador de la península de material en bruto a lo largo de los siglos.
Recientes estudios llevados a cabo por un equipo de investigación de la Universidad de Oviedo demuestran que el azabache español procede de una familia de árboles jurásicos, extinguida hace 65 millones de años, las protopináceas, además de las araucarias.
La zona costera que va desde Gijón hasta Colunga es la que guarda mayores depósitos e, históricamente, donde se concentraron casi todas las explotaciones. Conocida hoy como la "Costa de los Dinosaurios", es un terreno jurásico con abundantes muestras de la fauna y flora de esta era. El azabache es el material fósil de origen vegetal más importante y representativo de toda ella. Fue, sin duda, el mejor de los españoles y de todo el continente europeo e igual al afamado de Whitby: ambos, el inglés y el asturiano, los mejores del mundo.
La bondad del material fue preocupación constante de los artífices a lo largo del tiempo. No todo él es apto para la talla y mucho menos cuando ésta alcanza una regular dimensión.
El excavador conoce bien, dándole suaves golpes, si el trozo obtenido está vetado interiormente y, por el peso, sabe si contiene la más mínima porción de materia extraña.
El azabache superior o bueno debe, pues, presentarse como bloque compacto, sin vetas y limpio de toda impureza. Admite cualquier tipo de talla, durante varios siglos fue la única calidad buscada. Hoy escasea en los viejos yacimientos, prácticamente agotados, y el que aparece es de pequeño tamaño.
Por último, el azabache malo o “carbón” apenas sirve para nada pues en él aparecen todo tipo de inconvenientes; se resquebraja al secar, desmenuza ante la simple presión de los dedos y las impurezas le afectan casi por completo. No obstante a veces pueden ser aprovechadas pequeñas porciones sanas con las que únicamente se fabrican objetos de muy pequeña longitud (hasta dos centímetros).
Abunda a nivel de superficie, en terrenos de arenisca blanda y en la zona costera.
Fuente visitada.
Wikipedia.
Azabachería Asturiana - Valentin Monte Carreño.
Muy bueno
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