jueves, 10 de enero de 2013

HIGIENE POPULAR EN ASTURIAS


muy numerosos son los refranes asturianos entorno a la higiene y cuidados personales, de forma que a través de ellos podemos recoger una idea bastante aproximada de la cultura que las gentes poseían a este respecto y que aconsejaban poner en práctica para evitar la enfermedad, ya que ("el mal entra luego y sal muy mal"), o lo que es lo mismo es mejor prevenir que curar, pues ("quien bien se percura non i fai falta cura").

De siempre se aconsejó el no sestear bajo la sombra de un nogal (" Debaxo del nozal, non te pongas a pigaciar"). Es esta una superstición muy generalizada. La sombra de este árbol no es beneficiosa y puede ser causa de mal según las gentes, sobre todo si no se tiene la precaución de arrancar unas cuantas hojas para tirarlas al suelo. Recordemos como también  a las aguas que se filtraban o surcaban por debajo de estos árboles se les atribuyó la causa del bocio.


La benéfica acción que sobre la salud ejerce la alegría, el optimismo y la alta moral, se intuye en aquella sentencia que ("el que canta sus males espanta").

el ajo, bien conocido por sus propiedades terapéuticas (tónicas y estimulantes), se utilizó como condimento en la alimentación y verosímilmente con finalidades higiénicas, tal como reza el refrán: ("las sopas de ajo ponen guapo") (fuerte).

Se creía que comiendo castañas se tendrían piojos, pero así mismo se admitía, con igual convencimiento, que tomando castañas secas o "mayolas" el día primero de año, se conseguiría el evitar las picaduras y hasta incluso no tener "miseria" y también se prevendrían las picaduras de los mosquitos.

La práctica de la ebullición del agua, especialmente en casos de epidemia, se intuyó desde hace muchas centurias por el pueblo, si bien tal costumbre no se generalizó hasta finales del XIX. Igual pudiera decirse de la leche, cualquiera que fuese el estado sanitario del ganado, pues de antiguo se aconsejaba que ("la lleche hay que bebela al pie a la vaca, o´ena cuadra").


Es tradición muy higiénica muy antigua en la región aconsejar la ingestión de una manzana cruda por las noches antes de acostarse, pues favorecía a la piel y la conservación de la dentadura, ayudando al mismo tiempo a la digestión.

La preocupación higiénico-sanitaria es antigua en nuestro medio, ya recogida en las Ordenanzas municipales que se establecieron en el concejo de Oviedo en 1274 en relación con diversos alimentos, para que ("non tenga el Pescado enna villa maes de dos dies en verano, et tres en envierno") u ordenando a las panaderas, pues por entonces el pan lo fabricaban las mujeres, so pena de multa, señalen todas las piezas elaboradas con su marca o señal (" de guisa que se lea bien"), para así facilitar la misión inspectora.

Por las actas municipales ovetenses sabemos de las preocupaciones de los antiguos ediles para evitar que los excrementos e inmundicias humanas fuesen vertidas a la vida pública. De forma que ("ninguno vierta agua sucia de las ventanas, nin ensucie las calles con orines, nin aguas podres"), bajo pena pecuniaria de cien maravedís por cada infracción o falta de colaboración en la denuncia cuando se tuviese conocimiento del hecho.

Igualmente se prohibía, especialmente a los niños, el hacer las fisiológicas necesidades en las calles y para evitar las que se produjeran en el silencio, oscuridad y soledad de la noche se ordenaba ("a todos los vesinos de la dicha ciudat que de mañana en amanesciendo fagan barrer sus puertas e alimpiar las suciedades"), que delante de sus inmuebles existiesen bajo pena de diez maravedís ("a cada uno que no tuviese su puerta limpia y barrida quando tocare la campana de prima de la iglesia mayor...")


La purificación ambiental de cámaras y aposentos se llevaba a cabo con yerbas y plantas aromáticas (romero, espliego, laurel, etc.)
No se olvidó tampoco en épocas de pestes y epidemias el aspecto psicológico de las gentes, proscribiéndose el toque de campanas y el consiguiente toque de difuntos y aún más llegó en este campo el municipio ovetense cuando acordó que saliesen ("los instrumentos de gayta y atabales y música a dar las alboradas") con lo que nuestros municipios se anticipan al uso de la música en sus efectos psicoterápeuticos.

Fuente visitada.
Medicina Popular en Asturias. E. Junceda Avello.


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