miércoles, 9 de junio de 2010

LA CASA CAMPESINA POR DENTRO


La austeridad más absoluta,y casi siempre la pobreza, son los signos externos visibles en la estructura y el ordenamiento de la casa campesina, donde la utilización tradicional de los enseres, las características de éstos y el espíritu casi ritual con que se allegan y se conservan, se acomodan a las costumbres de los antepasados, incluso anteponiendo en muchos casos a este sustentamiento el carácter incómodo o escasamente provechoso de algunos de ellos.

En la zona central o de montañas y valles altos, la puerta de la casa está hecha de madera de haya o de castaño, de una sola hoja dividida en dos: la parte superior es de cuarterón, y la inferior, la puerta propiamente dicha. Se cierra con una "tarabica", zoquetillo de madera giratorio.

Pasado el umbral, aparece el "estragal" o zaguán, espacio de piso terreno del que arranca la compartimentación de la planta baja, que suele estar dividida en tres dependencias, particularmente en la zona oriental de Asturias; a la izquierda, un espacio abierto como vestíbulo; al fondo, el "cuartixu", donde se guarda la "duerna" de salar la carne del cerdo y algunos aperos de labranza propios del interior y no del tendejón o de la parte baja del hórreo. En algunas partes del Principado, como en aldeas del occidente próximas a Galicia, la planta baja de la casa está ocupada por la cuadra o "corte" y en la planta alta, accesible regularmente por una escalera de piedra, se hallan la cocina y el dormitorio colectivo o -escasas veces- los dormitorios independientes.

LA SALA
En la segunda planta de la casa, el recinto llamado sala consiste en un pequeño espacio intermedio entre el final de la escalera que es parte del "estragal" o zaguán, y se abre al corredor y los dormitorios. El reducido ámbito de la sala es un lugar de poca vida, cuyo dinamismo queda limitado a servir de nexo respecto a las piezas mencionadas. Sólo la sala adquiere cierto protagonismo cuando hay un difunto en la casa, cuando llega la visita del médico o el viático del cura o el día que se celebra la romería del pueblo: es entonces cuando el exiguo mobiliario de la estancia -un aparador, dos sillas, un arcón a veces tallado con sabor antiguo- recupera cierta compostura y los retratos de los abuelos, enlutados y lejanos en la soledad de la pared recién enjalbegada, presiden el ajetreo circunstancial; es entonces cuando las manos apresuradas del ama de casa van hacia los desusados cajones del aparador de roble y desdoblan la toalla de felpa que no se ha tocado desde muchos meses atrás, o toman la sopera y los platos de loza, o repasan con un paño pardillo el lustre boqueado de las cucharas de alpaca reservadas para la ocasión, que es oportunidad de arrinconar las de madera, de uso ordinario, en su puesto del pollo o anaquelería de la cocina.
LOS DORMITORIOS
Y en las pequeñas alcobas -a veces sólo una- la rústica cama de madera; hasta finales del siglo XIX no llegarían a Asturias las camas de hierro. La ropa de la cama es sobria, excepto la colcha de flecos si se trata de alguna celebración; el colchón ("sergón") está hecho con hojas secas de las mazorcas de maíz, y sin bastas. La mesilla de noche tiene su cajón de tirador de lata o de madera y, en el armarito de la parte inferior, se guarda el orinal para las urgencias nocturnas.
Los tabiques del dormitorio eran de sardo adobado (varas entretejidas con mortero), y el suelo de madera de castaño. Los vanos o ventanas, escasos o pequeños, y la ventilación prácticamente nula. Hasta el siglo pasado fue frecuente que no hubiera separación entre los dormitorios, sino que eran seguidos, y separados del lecho conyugal por algún tipo de cortinaje. Los niños, hasta muy avanzado el siglo actual, dormían en un solo dormitorio.
EL DESVÁN
Un espacio importante de la casa campesina es el desván, que se utiliza para almacenar, aireados y dispuestos según las necesidades domésticas a lo largo del año, determinados productos de la cosecha -patatas, cebollas, ajos y hasta la hoja seca del maíz que se usa en los jergones-, así como para dar cobijo a trastos desechados.
La mayoría de los desvanes son abuhardillados y, por lo general, el suelo es de madera de roble;la techumbre, casi siempre a teja vana, es capaz de resistis los embates invernales de lluvias y nieves.
La Voz de Asturias.

6 comentarios:

  1. Aunque la casa de mi abuelo era distinta, el desván está reflejado aquí. Recuerdo las patatas en el suelo de madera, la teya vana, los baúles, las cajas de jabón, el polvo navegando por los rayinos de sol…

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  2. La casa de mi güela está en un ligero desnivel, por un lado tiene planta baja con la cuadra y una "corripa" y por los demás lados tiene solo una planta accediéndose a ella por una puerta de "cuarterón" a nivel de la calle. Hay un pequeño pasillo, la cocina, un cuarto "oscuro" que hacía de despensa, la escalera del desván, la sala y las dos habitaciones. Desde la sala se accede al corredor que no es volado sino que va entre cortafuegos.
    Menudos buenos ratos me he pasado allí...

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  3. Una gran idea la tuya. Además te felicito por ser de la tierra de Palacio Valdés, al que he leído mucho. Sus novelas son también una mina de información sobre la casa, las costumbres y al gente de nuestra Asturias. Saludos. :) Mario.

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  4. Alfredo seguro que aparte de esos recuerdos que perduraran siempre . Si cierras los ojos seguro que también llegaras a percibir los aromas de aquella infancia
    Vazquez menudo tesoro poseéis ¡que no daría yo por tener un rincón donde poder sentarme y volver a revivir los tiempos de güaje!
    Gracias Mario reconforta ver que hay gente que aprecia nuestras costumbres, yo me niego a perderlas. Saludos para todos.

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  5. Muy buenas,al leer tu relato e visto la casa de mis abuelos,en Pola de Laviana.Mi historia es muy parecida a la tuya,pero al reves,Naci en Laviana pero a los 9 meses vine para Gijon.
    Muy nostalgica este post,hasta e olido las manzanas en el desvan.
    Un saludo desde Gijon

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  6. Gracias Manuindiana fueron 14 años los que viví en la Pola y no paso sin visitarla como mínimo 2 veces al año, pase toda mi infancia y los mejores recuerdos siempre pertenecen a ese tiempo. Saludos.

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