martes, 8 de junio de 2010

LOS TESOROS ESCONDIDOS


Les "ayalgues", "chalgas" en el Occidente asturiano, no son otra cosa que tesoros ocultos que según la tradición, fueron abandonados por los moros o los antiguos. El hecho de que alguno de estos tesoros fuese la dote de alguna princesa pudo haber inducido a la invención poética.
La fiebre de buscadores de tesoros fue un auténtico fenómeno social, no queda concejo asturiano en el cual no se hayan buscado y rebuscado esas ayalgues antiguas, en algunos casos con ayuda de los llamados libros de San Ciprián que contenían los conjuros precisos para conjurar a los demonios guardianes. Pero lo más popular fueron "les gacetes" o "liendas", libros manuscritos forrados en pellejo donde venían los lugares que ocultaban dichas riquezas. Estas "chalgas" podían ser gallinas con su pollerada, vacas, cabras, toros y carneros, todo ello de oro, potes de oro molido, en polvo, pellejos de buey llenos de monedas de oro, bolos de oro, etc...
Multitud de estos tesoros se hallaban próximos a castros, túmulos o viejos torreones, por lo que el expolio del patrimonio arqueológico fue enorme. A veces los hallazgos casuales fomentaban aún más la creencia en tales tesoros ocultos. Por ejemplo, el tesoro oculto de la Cueva de Chapipi (Grau) consistente en monedas de oro romanas vino a confirmar para la gente de los pueblos limítrofes la leyenda en torno a una "ayalga", las monedas de oro también de época romana encontradas fortuitamente en la Cantera de Coyanca (Carreño) en los años 60 vinieron a aumentar y dar "veracidad" estas "gacetas".
Resulta interesante comprobar cómo objetos arqueológicos de orfebrería son reinterpretados a la luz de su descubrimiento en el imaginario popular. Así los torques castreños, collares rígidos característicos de la Edad del Hierro fueron interpretados por los labradores que los hallaban como picaportes o tiradores de arcones.
(Tal fue el caso de los torques de Nieres en Villabona (Tineo) o el del Castro de Doña Palla (Pravia) entre otros)
Las hachas de bronce de talón y anillas eran tomadas por bolos (caso del yacimiento del Castro de Alaba (Salas) y algunos tipos de arracadas, pendientes amorcillados en forma de media luna, fueran en oro o en bronce sugerían ser narigones que llevarían los míticos moros en sus narices.
Algunas de estas leyendas referidas a tesoros llegaban pretendidamente a ser referencia toponímica de algunos pueblos, por ejemplo, se suponía que Pieloru (Carreño) provenía de un tesoro oculto a la altura de un pie, el tesoro estaba enterrado y debía ser buscado con "reya o pata d´oveya".
En el monte Areo (Carreño) donde se halla un complejo tumular Neolítico de gran importancia se decía que había enterrado en uno de aquellos dólmenes una gallina y su pollerada en oro. Y que los moros al marchar habían dicho: "Monte Areo, Monte Aroa, Tierra rica, Xente boba".
El listado de tesoros y lugares sería interminable ya que abarcarían toda la geografía asturiana.
Alberto Alvarez Peña.

3 comentarios:

  1. Entre mi pueblo y el de Chanuces hay un monte, San Xuan, que esconde los restos de un castro y una ermita románica arruinada en la cumbre. Había un antiguo cantar que decía "En la peña de la Escrita/mirando a San Juan que llora/hay el tesoro de un Rey/y las arrecas (aderezos) de una mora".

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  2. Vivo frente al monte Areo ¡Quién sabe si un día encuentro a la gallina con sus pollos!

    El refrán es el que no favorece nada a los vecinos…
    Saludos.

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  3. Bueno, si encuentras a la "pita", acuérdate de mí y repartimos la ganancia. ¿Para qué quieres tanto oro?
    Aunque la verdadera riqueza es la buena gente, siempre.
    Saludos.

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