Hemos de tributar los elogios que son de justicia a la gran variedad de peras que aquí se conoce, singularmente desde que a las clases indígenas, algunas inmejorables por su jugo y aroma, se adjuntaron las francesas importadas con buen acuerdo; a los melocotones, piescos y pavías, que dan nombre a Candamo y otros puntos, a los albaricoques crecidos y dulcísimos, las cerezas negreras y rojas, las ciruelas de albaricoque, capa de rey y claudias, con su séquito de nisos y prunos; a los higos miguelinos y de San Juan recogidos por la fresca, las fresas, las naranjas y limones.
Ahí están en verduras y legumbres las variedades de coles desde la más común hasta el repollo, la lombarda, la coliflor y el bróculi; las cebollas y los ajos en copiosas riestras, los guisantes o arbejos, que si proceden de los Llanos de Somerón llevan la palma, los tomates y pimientos, de la vega de Grado, la calabaza ordinaria, la propia para el dulce de (cabello de ángel) y los tiernos calabacines, los suaves fréjoles y los nabos finos; sin que falten los espárragos, ni la seta, la zanahoria, la alcachofa, la berenjena, las espinacas, el apio, etc. ahí están las preferidas judías, nuestras características " fabes", en todos los tamaños, formas y colores prietas, blancas y pintas, redondas y largas, grandes y menudas.
En cuanto a cereales, el maíz empezó a cultivarse en Asturias desde principios del siglo XVII.
Asturias, sin sus vegas cubiertas de esta vegetación espléndida, sin sus hórreos ceñidos por colgaduras del dorado fruto, sin sus alborotadas esfoyazas, sin sus fariñes y su boroña, perdería mucho de su fisonomía distintiva y de sus hábitos más arraigados. El labrador apenas comprende que pueda pasarse sin un vegetal que le permite interpolar, mientras está en pie, las habichuelas trepadoras y que , permaneciendo poco tiempo en la tierra, da espacio para una segunda cosecha de otros frutos; que le proporciona alimento para su familia y para su hacienda (cerdos, gallinas,etc.), mullido para su lecho con las hojas secas que cubrieron la panoja, combustible a su hogar con los tarucos que dejó la esbilla, estro y aun cebo para sus vacas con el narvaso reunido en " pabellones ".
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