La minería del carbón.
Las dos energías tradicionalmente más utilizadas, los cursos de agua y la madera, presentaban el inconveniente de no ser acumulables o transportables y, dado el nivel técnico disponible, tampoco podían ser transformadas en otras energías que reunieran aquellas ventajas.
La madera era el recurso energético por excelencia. A las desventajas de su escasa capacidad calorífica y reducido volumen de reservas, se contraponía la posibilidad de ser un recurso renovable siempre que se equilibrasen consumo y repoblación.
A finales de siglo, las posibilidades de mantener o ampliar la producción de, quedaron limitadas al hallazgo de una alternativa energética al carbón vegetal. Poco después, las transformaciones técnicas ofrecidas por la máquina de vapor, capaz de operar el paso de energía térmica a motríz, se subordinaban igualmente al uso de nuevo combustible.
Según G.Schulz, los terrenos del carbonífero asturiano tenían una extensión estimada de
270.000 ha., 65.000 de las cuales eran de utilidad comercial. En principio, este hecho ponía a la región en condiciones de desempeñar un protagonismo industrial de gran alcance.
De los distintos afloramientos y tramos hulleros, los más notables se agrupaban en las cuencas del Nalón- Langreo, San Martín del Rey Aurelio y Laviana - del Caudal - Mieres, Figaredo - y valles del Turón y del Aller; de menor importancia eran las cuencas del Narcea, Teverga, Quirós
y Arnao. En muchos yacimientos, el número de capas de carbón llegaba a 45, pero presentaban el inconveniente de estar poco concentradas y de abundar el terreno en fallas que afectan tanto a la continuidad de los filones como a la consistencia del carbón.
Aunque las noticias históricas datan el descubrimiento del carbón en el siglo XVI, su uso no comienza a hacerse sistemático hasta finales del siglo XVIII. En este siglo, el carbón de afloramientos superficiales era explotado por los vecinos para cocer cal y para los hornos de fraguas y herrerías. A partir de 1.765, los protocolos notariales registran las primeras escrituras de contratos de arrendamientos mineros así como de asientos de carbón con destino al Ferrol y La Cavada.
Don Antonio Carreño y Cañedo, permite conocer en sus memorias de 1.787 el estado de la minería a finales del siglo. Se explotaban minas de los concejos de Siero, Langreo y Bimenes por los propios vecinos, sin empleo de entibaciones ni de principio alguno de "arquitectura subterránea". Las fallas y buzamientos provocaban frecuentes desmontes y accidentes; la falta de técnicas apropiadas multiplicaba el ya crónico desmenuzamiento de los carbones asturianos.
Transportados al puerto de Gijón, se vendían a los asentistas de la Marina. El trasporte en carros desde bocamina representaba un 87,5 por ciento del coste final en el punto de embarque.
En el periodo de 1.769-1.786 las exportaciones alcanzaron un promedio de 383 tn/año a La Cavada y de 521 tn/año al Ferrol; había envios esporádicos a Cartagena.
Las minas explotadas en 1.787 ascendían a 100, llegando a 500 si se contabilizaban las explotaciones abandonadas. Para los labradores próximos a las minas la actividad extractiva constituyó una fuente de ingresos complementaria.
Por último, hay que destacar igualmente las iniciativas surgidas de la Secretaría de Marina. Por estos años, don Antonio de Valdés y Bazán iniciara un plan de modernización de los establecimientos públicos en el que se incluía el recurso al carbón de piedra asturiano.
--Estimado Faustino Antuña--y tú sabes que es verdad--leí con interés tus artículos sobre la minería y, sobre todo el que trata de La Campurra, en donde encontré algunos errores de poca monta. Por ejemplo, la fecha de la Inauguración de del trenillo de Laviana a Rioseco, en alguna parte tengo registrado que se inauguró en 1920.Hay algunos otros puntos que no son del todo exactos. De todos modos,es un trabajo digno de agradecerte.Y de aplaudirte.
ResponderEliminarSi me permites, no por tí, sino por tanta gente de esta zona,que siendo de Laviana,parecen asombrarse de lo que cuentas.Precisamente en la revista que fue mía, se han publicado varios reportajes y curiosidades de La Campurra, nombre que le venía por ser su fundador, Cándido Blanco Varela, del Campurru, caserío de Tiraña.
En cuanto al astillero que hacía las barcazas para transportar el mineral de carbón, estaba instalado en Ribota,por ser zona de abundante riqueza maderera.
El propósito de extender el servicio de La Campurra hasta El Entrego fue posterior a la puesta en funcionamiento del "Tren de Vapor de Laviana a Rioseco", que tal era el nombre oficial.
A ver cuando tratas--si es que no lo has hecho ya--sobre el otro tren que no llegó a culminarse pero que está en una canción asturiana: "Hay una línea trazada".
Saludos afectivos y mis felicitaciones por tus averiguaciones sobre la historia minera.
Albino Suárez