martes, 7 de diciembre de 2010

EL MAESTRO DE ESCUELA


El maestro hablaba asturiano en la escuela, era pobre y los vecinos le ayudaban: (“Pasa más hambre que un maestro de escuela”), era un dicho muy común y muy expresivo de la situación del maestro. Esta era “la escuela vieja”, A partir de los años sesenta del siglo pasado aparece “la escuela nueva” (la de ladrillo rojo), con vivienda arriba, pues el maestro “viene de afuera” y reside en la escuela; pero poco a poco comienza a ir y venir.
La asistencia a la escuela era muy irregular, casi anárquica; muchos no iban, otros lo hacían de noche un par de inviernos para aprender algo. Durante la recolección de las castañas (el mes de octubre, sobre todo), por citar un ejemplo, se solían cerrar las escuelas por el gran absentismo, pues los chiquillos iban a recoger castañas a los montes desde el amanecer. Pero los niños tenían que realizar otras labores durante todo el año, que les impedían asistir a la escuela.
Los maestros eran personas integradas en el pueblo y solían permanecer muchos años en el mismo lugar. En algunos casos, no eran titulados; los vecinos llamaban a alguna persona más instruida para que fuese a “poner escuela”, pagada por los padres de los niños.
Este hecho, según algunos informantes, aparece recogido en un libro de lecturas sobre Asturias que había en las antiguas escuelas allá por los años cuarenta del siglo pasado. Pero muchas personas conocen estos datos que circulaban entre la población. Los informantes son naturales de Tineo, Allande, Cangas del Narcea, Miranda y hasta de Somiedo:
( "En esa feria había otra clase de trato. Era el de los maestros babianos, que eran contratados para dar clases durante el invierno en aquellos pueblos que no tenían escuela, o les quedaba distante, tal como en las brañas de vaqueiros de alzada. Estos doctos que venían de las Babias en grupos, y, para ser distinguidos fácilmente, todos vestían traje de pana, y llevaban una mochila en la que traían los pocos enseres que necesitaban para ejercer la profesión: tal vez alguna libreta, un manuscrito con algunos de los tipos de cartas para, cuando se fuese por el mundo o a la mili, saber ponerse en contacto con los familiares. Cuando los “trataban”, normalmente se reunían los de cada pueblo para negociar con el que iban a llevar: le preguntaban cuánto les iba a cobrar por la temporada, y los conocimientos de los que disponía. Él les decía que sabía leer y escribir al dictado, las cuatro reglas, y el problema de las sardinas, que muy solícito les explicaba cómo era el famoso problema, que dice así:
“¿Cuánto valen tres sardinas y media a real y medio cada sardina y media?”. Los paisanos aquellos se quedaban boquiabiertos, mirando los unos para los otros, mientras se decían entre sí: “¡Dimos con un gran talento!”. Para rematar les decía el cazurro que también sabía tocar el acordeón; esto era casi indispensable para las brañas, porque en las noches de invierno había “xaréu” que era lo que les interesaba a los mozos y mozas. Después de concretar todas estas cualidades, cerraban el trato, el apretón de manos, y a tomar la robla, que eso venía a ser la rúbrica de que el trato ya estaba hecho; terminados todos estos trámites, marchaban para el pueblo, paisanos y maestro”).
Luis Bello hace referencia a la feria de maestros de Cangas de Tineo, en la que las comisiones de los pueblos contrataban a los maestros babianos desde diciembre a marzo por treinta o cuarenta duros. Estos maestros se comprometían a poner escuela por la noche a los adultos. Dormían y comían un día en cada casa, particularidad por la que se les llamaba “catapotes”. No obstante, Luis Bello no concreta más sobre la feria de los maestros.
Estos maestros solían dar clase por el día a los niños y por la noche a los “guilopos” (chicos jóvenes). En las brañas vaqueiras de invierno no solía haber escuelas, como tampoco había capillas, y la escuela “se ponía” en una casa particular, y los maestros dormían y comían por las casas de los alumnos. En las brañas vaqueiras de la franja occidental se contrataban de desde noviembre a mayo, aproximadamente, coincidiendo con el tiempo de estancia en las brañas de abajo. En la franja oriental, en cambio, se solían contratar desde marzo a noviembre para las brañas de verano, que era el periodo que estaban los vaqueiros en estos lugares.

Antropología de Asturias.

2 comentarios:

  1. Creo que esta visión de las escuelas de Asturias es un poco irreal, a no ser que hablemos de pueblos perdidos por las montañas. Yo conocí por los veranos una escuela de aldea - incluso asistí a ella - porque durante el mes de junio o julio todavía había clases, en el siglo "pasado", al que pertenecemos todos prácticamente, y era una escuela muy normal, incluso me atreverá a decir que realmente buena. Y el maestro una persona amable y culta. Saludos.

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  2. Ahora no puedo decírtelo con certeza, yo creo que habla de primeros del pasado siglo, así y todo a los que se refiere, es a los vaqueiros de alzada. No soy de tan atrás y siempre asistí al colegio de Laviana. Aún así conocí de entrar en casa a dos maestros que ejercían dando clases en aldeas cercanas y los pobres hacían gala al dicho “Pasa más fame que un maestro escuela”.

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