sábado, 11 de diciembre de 2010

LA SANTA CUEVA DE COVADONGA


En el año 718 Pelayo es el conductor de los, hasta entonces dispersos guerrilleros. El es el aglutinante necesario para la coordinación y mayor efectividad de la empresa. Viven camuflándose en los pliegues de la montaña, para salir disparados a dar el aguijonazo centelleante; al ejército musulmán. Los arrinconaron en Covadonga. Allí hay un monte, el Auseva, y en él una cueva; ella da nombre al lugar; dicen Covadomina; otros Cova –longa.
Empenachando al Auseva está la vega de Orandi y en ella hay una cueva por la que se zambulle el río Diva para bucear las entrañas del Auseva y luego salir, respirando hondo, bajo la gruta covadonguina.

No sabemos las modificaciones que este paso subterráneo puede haber tenido con el tiempo transcurrido, ni hasta qué punto era fácil lo que hoy es difícil, o imposible. El serio testimonio del padre Carbayo da fe de lo que ocurría en su tiempo – (*1.570-+1.630). La comunicación de las dos cuevas, ¡cuántos misterios explicaría sobre la capacidad de Covadonga!; el número de guerreros allí guarecidos ya no serían treinta ni trescientos, podían pasar de los tres mil; sus intrigantes desapariciones; sus posibilidades de alimentación, ya no se compondría sólo de miel, teniendo a mano y sin peligro la vega de Orandi.


“Santa María de Covadefonga”, alguien escribió en una vitela del siglo XVIII. “Cueva de onga”, la llama la crónica de Alfonso X. El pueblo la llamó “Covafonda” y Covalonga, y D. Constantino Cabal dijo de ello (La Divina Peregrina I.D.E.A. 1.948) que no era ésta la explicación, entre otras razones, porque la cueva no tiene nada de larga. Salvo, digo yo, que la cueva comunicara con la de Orandi; porque el P. Luis Alfonso Carballo manifiesta en una obra de principios de siglo XVII, “que desde la primera boca de la cueva se podía entrar a otra boca interior y de ella, a otras concavidades que hacía diversas mansiones. En una de ellas – sigue diciendo – su capacidad se puede calcular para doscientas personas y en otra para unas veinte. Estas concavidades cogen agua del torrente que se arroja en la entraña del Auseva desde la cima del monte y por donde cruza cabe la posibilidad de que baje una persona desde la cima a la cueva y torne a subir a las cumbres sin mucha dificultad. Así lo han hecho gentes de aquel sitio, según a mí me informaron”.Así lo vio el P. Carballo y ello daría a la cueva una profundidad y longitud que explicaría lo de Cova-longa

Tirso de Avilés, a mediados del siglo XVI, describe así a Covadonga: … harto alta de la raíz está la cueva, de la misma manera que en una alta pared o muro, está una ventana sin haber subida para ella, era guiándose de alguna forma que para ello debían de tener fácil (acaso la entrada de Orandi) porque la subida que ahora tiene, está hecha por manos del hombre, harto alta, parte de piedra y parte de madera hasta llegar a la cueva, en la entrada de la cual está ahora el templo de Nuestra Señora, hecho con tal artificio que lo más de él sale fuera de la peña. Y Ambrosio de Morales, el cronista de Felipe II, en el relato de su Viaje Sacro, dice:
“Del pie de la peña hasta una vara o poco más del llano, se descuelgan dos chorros derechos de agua con gran ruido, y de otro lado sale otro con gran golpe de agua, que juntándose con los chorros en una balsa, sale de ella el pequeño río Diva, que entonces, como el Arzobispo D. Rodrigo encarece, creció y se hizo grande con la sangre de los moros, durándole muchos días el correr muy teñido con ella.
Así estaba entonces la cueva, habiendo yo querido describirla en su natural para que mejor se entienda como esta agora. Para hacer iglesia en la misma cueva, porque el suelo era muy pequeño (habiendo hecho las escaleras ya dichas de piedra y madera para la subida) encajonaron en la peña vigas, cavando agujeros, las cuales vuelan tanto sin ningún sostenimiento, que parece milagro no caerse con todo el edificio, y de esto tiene temor quien mira abajo. Quedó ya así suelo, parte de la peña, y parte de esta madera, para hacer una iglesia que no tiene aún treinta pies de largo, porque aunque la cueva es aun tanto más , no toda tuvo altura bastante y hay cavaduras y otras entradillas, que no quisieron picar, a lo que yo creo, por dejar lo mas que se pudiese de lo natural.
La composición de éste antiguo templo en la gruta se debe, según unos al propio Pelayo; según otros, a su yerno Alfonso I. Otros lo llevan hasta Alfonso II y, otros, hasta el III.

Arte en Asturias
Magín Berenguer

3 comentarios:

  1. ¡que grande eres¡ puxa tu y puxa asturies. un besin de esta asturiana que se encuentra orgullosa de ser tu paisana.

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  2. Algo habia leido de la comunicacion de las dos cuevas,eso lo explicaria todo,pero como siempre nos quedan muchas lagunas.
    Leyenda o verdad,para mi ya sabes que es verdad,
    Saludos

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  3. Hay quien dice que lo de Cova-donga deriva del nombre de alguna divinidad pre-cristiana, porque se cree que aquel fue lugar de culto desde tiempo inmemorial, no es casual la presencia del agua tan vinculada, en ríos, arroyos y fuentes, a santuarios paganos que posteriormente fueron "cristianizados".

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