jueves, 2 de diciembre de 2010
“LA CAMPURRA”, ENTRE LAVIANA Y SOBRESCOBIO
En los concejos centro orientales asturianos de Laviana y Sobrescobio, de 130’99 y 63’43 km2 de superficie respectivamente, buena parte de las minas de hierro y carbón diseminadas por su geografía hallaron respuesta a esta demanda en un trenillo a vapor que durante casi cincuenta años, en la época de mayor apogeo de la minería, desarrolló labores de arrastre mecanizado aunque rudimentario, y con el que se suplieron los acarreos por tracción animal, usados hasta entonces; los traslados con mulos y caballos que tiraban de carretas de rayos o de vagonetas a través de raíles en estado muy deficitario no pudieron
competir con el transporte ferroviario, una de cuyas instituciones en el ámbito comarcal fue el tranvía que las gentes bautizaron bien pronto como “La Campurra”. En 1927, el tratadista José Mª Jove y Canella informaba que «Laviana lanza al mercado nacional 210.000 toneladas de hulla al año y que este producto da ocupación a 1.170 obreros».
El trenillo a vapor o tranvía Laviana-Rioseco, ya que también trasladaba a las personas cuando no existía en la zona transporte de viajeros por carretera por sistema de automoción (la constitución de la empresa de autobuses “El Carbonero”, que conectaba los concejos de Sobrescobio y Caso con el de Laviana mediante un servicio regular, data de 1927), recibió como sobrenombre el de “La Campurra” en virtud del topónimo del que procedía el industrioso emprendedor don Cándido Blanco Varela (1878-1945), artífice y sufragador en sus orígenes de la línea, el cual era oriundo de la casería lavianesa de El Campurru, lugar hoy deshabitado y sito en la parroquia de Tiraña, enclavado a 400 m. de altitud sobre el nivel del mar.
El empresario Blanco Varela había logrado con anterioridad, al menos una concesión que iba a enlazar Laviana con el concejo de San Martín del Rey Aurelio, concesión que no pasaría de esta fase inicial, y que nunca se llevaría a efecto.
Lo que el Ministerio de Fomento sí le adjudicó en julio de 1917 fue un
«tranvía de sangre desde la estación de Laviana al camino de Lorío», con el que Blanco, socialmente avecindado en Gijón, trasladaba el carbón que extraía de sus minas en elconcejolavianés.
Ubicadas fundamentalmente en la parroquia de Lorío, hasta los lavaderos que en el barrio de la capital polesa denominado “Fontoria” poseía la compañía francesa Charbonnages de Laviana.
A Cándido Blanco pertenecían minas como las denominadas:
“Fernandina”, “Vega la Muela”, “Bella”, “Discreta”, “El Puente”,
“Recatada”, “Otro desengaño”, etc.
Este tranvía de tracción mular que mencionamos vio suspendido su tráfico de forma repentina el 23 de abril de 1919. A la suspensión temporal del servicio respondería el empresario elevando el 30 de mayo de 1919 un escrito al Gobernador civil de la entonces provincia de Oviedo, en el que se calificaba la medida de «obstruccionista a la industria», y pidiendo la revocación del acuerdo municipal ya que «paralizará la explotación de la hulla en varias minas, dejando sin trabajo y pan a más de 300 familias»3. Unos días antes, esto es el 26 de mayo, Blanco Varela ya había solicitado «autorización para sustituir el motor de sangre por el de vapor».
“La Campurra” acabó perteneciendo, a finales de la década de los años veinte, a la empresa barcelonesa Cementos Fradera S.A., con sede en Vallcarca, cuando adquiere en un mismo paquete las minas propiedad de Blanco Varela.
Con la entrada de capital no asturiano, el tranvía a vapor será conocido entre la población, además de por el citado alias de “La Campura”, por el de “Catalana”. Aunque el trenillo se adscribía administrativamente a lacompañía cementera, a la que servía prioritariamente, lo cierto es que éste va a gozar de una relativa autonomía. realizaba de modoindependiente al de las demás actividades carboníferas de Fradera.
“La Campurra” se inauguró el 15 de agosto de 1921. El 21 de diciembre de ese mismo año el Gobernador civil de Asturias autoriza al adjudicatario a «abrir al servicio público de viajeros y
mercancías el tranvía a vapor de Laviana a Rioseco», pero siempre y cuando se cumplieran una serie de requisitos como «establecer como mínimo dos trenes diarios descendentes y dos ascendentes que enlacen en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde con los correspondientes del Ferrocarril de Langreo que salgan y lleguen a Pola de Laviana»; y que se habilitaran «tres vagones como máximo» y que su «velocidad no pase de 8 kilómetros/hora».
“La Campurra” cumplió a rajatabla esta exigencia y realizaba diariamente dos servicios de traslado de viajeros, que conectaban con el ferrocarril de Langreo de las 8 de la mañana y las 14:20 horas de la tarde. Durante el período estival, esta norma se flexibilizaba en los días festivos para favorecer el acceso de los vecinos a las zonas de recreo de los concejos altonalonianos, llevándose a cabo más servicios. La velocidad de “La Campurra” oscilaba siempre entre los 8 y los 10 km/h, lo que alargaba considerablemente los viajes. El precio del billete por persona entre Pola de Laviana y Rioseco rondaba, en sus inicios, la peseta. Cuarenta y siete años después de iniciar su andadura, esto es el 30 de octubre de 1968, se dio por clausurado el tramo, cuando tras el cese de las extracciones hulleras de Fradera, el trenillo no pudo sobrevivir
José Luis Campal Fernández,
Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA)
www.docutren.com/
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Algo habia escuchado de la boca de mi abuelo,siendo niño.
ResponderEliminarMi abuelo no era minero,pero al trabajar en la estacion de feve,seguramente sabria mucho de este tema.
Saludos
Manu sabía que te iba a gustar. Un saludo
ResponderEliminarYa sabes cómo son los pueblos. En la fotografía de mi padre siempre paraba mucha gente de tertulia,en el año 57 siendo chiquilla conocí a muchos ferroviarios, maquinistas revisores,todos paraban allí a echar una
ResponderEliminarparrafada… vivíamos muy cerca de la estación. Saludos
Hace muchos años, de chaval, en Rioseco por San Gines, habia la costumbre de liar alguna broma por la noche. La nuestra fue coger los carros de las cuadras y ponerlos en la plaza de ayuntamiento en fila como un tren con el cartel: " A los heroes del Campurru " dedicado a los que habian trabajado en las minas y cargadero de mineral. Por entonces todavia existia en una casa a la entrada del pueblo un cartel donde paraba el tren que ponia "Rioseco"
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