Diariamente después de cada comida, el ama de casa lavaba los utensilios. Para ello solía colocar un recipiente con agua sobre la cocina, que siempre estaba prendida , y utilizaba como detergente ceniza de lumbre. Igualmente, en la mayoría de las familias la bebida habitual era el agua. Por todo ello, en cada casa había una "ferrada" (recipiente de madera) con aros de latón, un "canxilón" (cacillo) de porcelana o de cobre y una "escudieya" (cuenco de madera); en otras casas, el agua se tenía en un caldero de hierro esmaltado. Era la mujer la que transportaba desde la fuente, generalmente sobre la cabeza con una "corra" debajo del caldero.
En la mayoría de las casas, desde principios del siglo XIX, se empezó a introducir el "palancanero" (palanganero), formado por un espejo, la palangana y una jarra con el agua para el aseo diario de los miembros de la familia.
Las mujeres de la casa lavaban con regularidad la ropa de la familia. Esta tarea se realizaba en los lavaderos o pozos de lavar públicos, o en los arroyos y ríos. No obstante, en muchos casos, el ama de casa hacía primero la colada o colaba la ropa en casa, para lo cual se requerían varios utensilios: un cubo de cinc para el agua caliente, un "cenizeiro" (colador de paño) en el que se colocaba la ceniza, que servía de jabón, y si era de roble mejor ("La ceniza hace colada, y no la moza galana"), una "queisiel.l" o arna de abedul o de serval en forma de cilindro-en otras zonas se usaba un "trobo o truébano" (tronco de madera hueco) o un tejido con "blindas" (tiras finas de madera)- donde se introducía la ropa, un entremiso "bogadeiro o dala" de madera o de piedra sobre el que se colocaba la "queisiel.la o arna", con un reborde y una especie de caño para desalojar el agua, y un caldero de hierro para recogerla. La operacón de colar la ropa consistía en ir echando calderos de agua de tres entres y cada vez más caliente, segun la siguiente fórmula, aunque existían otras similares en la región:
tres calentinos
tres calentando
tres espumientos
tres tresbulgando (hirviendo)
La ropa se dejaba reposar en la "queisiel.la" y posteriormente se lavaba y se aclaraba en el río o en el lavadero. El lavadero era uno de los lugares donde las mujeres tenían relaciones sociales, en especial las jóvenes. Allí se hablaba de todo y allí se informaba de las novedades de la comunidad. Los lavaderos y las fuentes públicas, juntos, dieron lugar a la aparición de una arquitectura popular, en ocasiones de grán belleza, y en la actualidad, algunos concejos de Asturias los están recuperando, pues constituye, sin duda , un elemento más del patrimonio cultural de nuestra región. Muchas de estas construciones forman un conjunto- fuente, lavadero y abrevadero- y parte de él está cubierto- la fuente y el lavadero.
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