De la unión del mar y los montes, que apresan las nubes y revuelven los vientos, resulta el clima asturiano: 163 días de cielo cubierto de promedio al año y abundantes lluvias.
La lluvia en el Principado perfuma los bosques, da brillo de esmeralda a los prados y pone ritmo al cantar de los arroyos. Casi nunca diluvia; las más de las veces el agua cae mansamente, con parsimonia. En ocasiones ni siquiera cae; unas gotas finísimas como las de un espray llegan de todas las direcciones y se posan tenues sobre uno; casi se puede asegurar que llueve hacia arriba: es el "orbayu", apenas una ligera niebla, meteoro que cala muy hondo, además de en la tierra, en el alma de los asturianos.
Los habitantes del Principado no sólo no temen al agua sino que, a lo largo del tiempo, han ido poblando las brumas, las nieblas, los ríos y los manantiales del país de seres fabulosos: el "Nuberu", las "Xanas", el "Cuélebre" o los "Trasgos".
En Asturias el agua que viene del cielo no paraliza el trabajo ni suspende la fiesta, porque los asturianos han aprendido a defender sus cosechas de la humedad levantando hórreos y a tener siempre los pies secos y calientes dentro de las madreñas.
Quienes ligan la lluvia al frío deben corregir tal asociación en Asturias. El Principado es ciertamente una tierra húmeda, más no fría. Se registran 13,9º de temperatura media anual en la costa, y en los meses de diciembre y enero las temperaturas medias de Gijón son como las de Barcelona, en el Mediterráneo. no hay en los inviernos más de cuatro días en que el termómetro baje de cero y en los veranos no se rebasan los 34º: es lo que se llama un clima templado. Mucha gente ignora que Asturias fue la mayor productora de naranjas de España.
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La mejor época para recorrer Asturias es el verano, de días más largos y temperaturas más altas. Pero los penúltimos meses del año, cuando los bosques amarillean y los helechos secos alfombran de rojo las laderas, es un buen momento para recorrer el Principado con sosiego.
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Las lluvias y las nevadas, al deslizarse desde la cordillera hacia el mar, esculpen desde millones de años el relieve asturiano.Según Ortega y Gasset.
("¡Oh admirable unidad del valle - razona poéticamente el filósofo -, pequeño mundo completo y unánime, que se reconcentra para escuchar una carreta lejana, los ejes de cuyas ruedas cantan por los caminos!... Ese angosto recinto unánime es Asturias. Si salimos de él habremos de entrar en otro parejo. Cada uno de estos valles es toda Asturias y Asturias es la suma de todos estos valles.")
Ciertamente, cada cuenca, cada valle asturiano tiene su personalidad, sus tradiciones, sus costumbres, su cultura. Al recorrer el Principado de este a oeste, o de poniente a levante, un viajero atento advertirá enseguida las diferencias entre uno y otro. En este valle, por ejemplo, a las hojas les dicen "jueyas", y en el vecino, "fueyes". Los tejados de las casas son de cerámica en esta cuenca; en la de más allá, de pizarra. Aquí se juega a los bolos de una manera; tres kilómetros más adelante, en el pueblo siguiente, de otra. La Asturias verde, pequeña y plural, resulta así sorprendente, rica, variada y amena como si de cien regiones se tratara.Es muy posible que, tras una visita a Asturias, usted llegue a comprender por qué a un recio asturiano se le llenan los ojos de lágrimas con sólo oír una gaita. Si llega el caso, no intente consolarle. no trate de mitigar su añoranza recordándole lo que usted vio y sintió ante las montañas bravías, al cruzar los puertos luminosos, al pasear bajo las hayas umbrías o los castaños en flor. no le hable de los valles, embueltos en mágicas brumas, ni de las canciones que brotan de los prados. No le traiga al recuerdo el fresco murmullo de los manantiales, ni el fragor del mar salobre golpeando en los acantilados. Aleje de él el recuerdo del perfume de la hierba recién segada, el humo de los fogones en la aldea. Resístase a todo lo que le sugieran los sentidos al pensar en Asturias porque, si sigue por ese camino, lejos de mitigar la pena de su compañero, usted también necesitará consuelo.
(Descubra España Paso a Paso.)
Asturias- Pedro Páramo.
una magnifica selección. En una ocasión, viniendo en tren de Madrid, nada mas superar el Pajares, le oí decir a una señora, refiriéndose a las maravillosas tonalidades de verde, lo siguiente: LO QUE MAS ME MARAVILLA ES LO BIEN REGADO QUE LO TIENEN. Era la primera vez que veía Asturias.
ResponderEliminarA todo el que nos visita, le llama enormemente la atención nuestro verde paisaje
ResponderEliminarCasía . Tienes razón vivimos en una tierra privilegiada. Saludos
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