jueves, 10 de febrero de 2011

ISABEL II EN GIJÓN


Es el verano de 1.858. El 5 de agosto, al aparecer SS.MM. (escribía en aquellos días el corresponsal de La Época) las salvas de artillería de la plaza y de los buques de guerra surtos en el puerto, y los miles de cohetes que salían de todos los edificios públicos y de muchas casas particulares, no eran bastantes para apagar los gritos y aclamaciones de la muchedumbre que venían en tropel rodeando los carruajes de la comitiva regia. La comitiva seguía su curso en medio del clamor general de los gijoneses, inundándose la carretela descubierta de versos y flores, mezclados con infinidad de palomas que salían de todos los balcones lujosamente colgados. La Reina, desde luego, está sorprendida. Ya hay quienes comentan que están seguros de que S.M. no olvidará jamás su paso por la calle Corrida. Se alberga en el palacio de San Esteban o de Revillagigedo. Allí, muy cerca, de la playa de Pando proporcionará los mejores solaces a doña Isabel II.

Más ahora que los dejamos debidamente instalados, Gijón, convertido en Corte, les obsequia con brillantes iluminaciones, espectáculos marítimos, funciones teatrales, paseos por la población y alrededores. Gijón, por entonces, poco más de diez mil vecinos. más lo que ha de seguir, si cabe, será más interesante. El problema del puerto local clamaba por soluciones urgentes, dado el incremento del tráfico a que se vio sometido desde lo del ferrocarril de Langreo. Cada uno iba a desempeñar su papel. El pueblo batiendo palmas y a la espera de milagros, en tanto los otros, los dirigentes indígenas y los de Madrid, estructuraban, sobre el tablero de ajedrez de nuestro muelle, las posibles soluciones que diesen satisfacción a los más.
Isabel II a las altas horas del día 17, otorga su beneplácito. Y dirigirá a las autoridades estas ya clásicas palabras:

"pero no habéis perdido la fe, que es el mayor capital que pueden poseer los pueblos; y cuando las reformas son necesarias, cuando verdaderamente las reclama el país y el siglo, no hay dificultades que no se venzan ni empresas que no se tornen fáciles. Entre las muchas mejoras que con la ayuda de Dios hay que llevar a cabo en España, es una de ellas el ensanche y mejora de este puerto; y cuando la Reina se complace en asociarse a esta idea, y tiene unos consejeros responsables tan decididos a secundar esta clase de reformas, todo es fácil y hacedero".

Gijón es, por unos días, remedo de la capital de las Españas, con la ventaja de mar y puerto en los que evolucionan o fondean algunos de los mejores navíos de la escuadra. El 23 de agosto, por fin, parten SS.MM. Se cerraba un nuevo ciclo en lo que a nosotros respecta. Y aquí agradecidos, se le dedica una calle con motivo de la visita que someramente acabamos de describir.

Crónica de la calle Corrida.
Patricio Adúriz.

1 comentario:

  1. Tengo el libro de Adúriz, gracias a él aprendí muchas cosas de nuestro Xixón, además las fotos son muy bellas y curiosas, como esa del arco de triunfo que levantaron en honor de Isabel II en plena calle Corrida... ¡Dónde está toda esa gente ya!
    Saludos.

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